Hola Amigos

Los cubanos llamamos paquete a aquellas escenas fílmicas que no son reales, como puede ser una mujer o un hombre dando un salto alto o largo increíble, cayendo de hasta 100 metros de altura y sobreviviendo, en fin, todo eso ficticio que, nadie se lo cree. Ahora en Cuba el gobierno ha hecho otro movimiento, el que para casi todos los cubanos es más de lo mismo. No hace tanto que el gobierno habló de medidas de ordenamiento económico, las que han resultado, en términos beisboleros, todo un foul a las mallas. La inflación se ha disparado al extremo que en el día de hoy un euro equivale a 300 pesos en el mercado informal y amenaza con seguir subiendo diariamente. Por regla natural los precios crecen, y los salarios y pensiones como promedio no llegan al equivalente de 15 dólares mensuales. Ahora viene un nuevo paquete de medidas, la gente le llama paquetazo, pero los mandamases se enojan con ese calificativo. Ni para Uds. ni para nosotros, le podemos llamar paquete, pues eso es lo que es un paquete como el salto de Tarzán del Puente de Brooklyn en 1942. Ahora nuevamente promesas de erradicar las distorsiones, correcto, pero ¿Quién inventó esas medidas provocadoras de esas distorsiones no hace ni dos años? No fue el pueblo, fue la cúpula gobernante los que cocinaron el conjunto de medidas que no ha llevado al país a ningún lado, excepto más pobreza, hambre y necesidades. Los hospitales en muchos casos están en un estado pésimo, los médicos no cuentan con los recursos requeridos para poder hacer su trabajo, la población carece de muchos medicamentos, en fin, pero el culpable esta vez no es el totí, pues es blanco y de pelo rubio, el culpable eterno el llamado bloqueo americano. La escasez de alimentos fue tal que cuando llegó el barco con el pollo de casa del “enemigo blanco”, toda Cuba se convirtió en una especie de barrio habanero, donde todo el mundo grita “llegó el pollo” a su arribo al mercado. Luego aparece en pantalla un ente del MINAL, no sé si era su ministro, para decir que no hubo pollo en meses anteriores por causa del bloqueo americano. No voy a negar que existan algunas limitaciones producto del embargo, pero se puede afirmar que el asunto se ha ido relajando, pues varios vendedores de alimentos para Cuba cobran sin problema alguno con cartas de crédito norteamericanas. Leídas las regulaciones, el país puede comprar e importa alimentos y medicinas en casa del “enemigo”. Es verdad que no hay crédito, hay que comprar pagando en el acto. Darle crédito al país sería un problema con o sin “bloqueo”. La improductividad es evidente, sobre todo en la agricultura, el turismo no está dando, conozco de personas que han visitado el país recientemente y hablan horrores del servicio en los hoteles, que no pueden salir a la calle, pues afuera no hay nada para comprar. Así ¿con qué dinero van a pagar un crédito que siempre viene acompañado de intereses? No hablen más de inversiones, hablen de abrir el mercado, hablen de producir, nada se hace cuando el que supuestamente más manda, no hace nada para estimular la producción agrícola, la cañera, la cafetalera, la ganadera, eso sí, se da el lujo de hablar de hervor por enojo al ver que los agricultores no cultivan. Incentivos, Sr., apréndase eso, sin incentivos nada prosperará. La economía va tocando fondo, pero tocando roca madre o manto freático, por ahí para abajo no queda más. Las tarjetas de crédito no dejan de aparecer, esas inventadas para secuestrar toda la divisa que entre en el país. Tarjeta de un lado, de otro, toda una competencia por los billetes hace reír y llorar a la vez. Los chivos expiatorios, como era de esperar, no han faltado. Recordemos la década de los 80 y el llamado proceso de rectificaciones, ¿a quién defenestraron? Al presidente de la Junta Central de Planificación, Humberto Pérez González en 1986. Todos los problemas de manejos en la economía los cargó este hombre. Seguramente cometió errores, pero los de arriba, ¿Dónde estaban, en la URSS o en China? No puedo terminar sin pedir una vez más libertad para los cientos de cubanos que están presos por solo haber criticado o haber pronunciado las palabras libertad o patria y vida, Lucirá paradójico, pero así es. Esa gente no tenía más armas que su pensamiento y expresión, ellos no fueron los que usaron palos y cabillas el 11 de julio de 2021, fue la misma policía y los cuerpos represivos los terroristas reales sobre una manifestación espontánea y pacífica. 

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