Hola Amigos
Los incendios forestales son una verdadera desgracia derivada de un fenómeno que todavía muchos niegan sin argumentos científicos al efecto. La vida va evolucionando y la naturaleza tiene sus formas de demostrar que agredirla no es nada aconsejable. Lo cómico del asunto es que esos negacionistas hablan de apoyar a la agricultura y la ganadería, sin saber que para poderlo hacer hay que proteger el medio ambiente, lo que incluye la biodiversidad, el suelo y las aguas entre otros. Europa arde, incendios muchos de carácter natural, aunque no faltan aquellos provocados intencionadamente. Una enorme masa de rastrojo seco viene a ser el perfecto combustible para que arda el bosque y su entorno. Hay agricultores y pastores que ven en la ganadería ovina una posibilidad real para reducir esos rastrojos. Por un lado, ovejas y corderos se benefician, por otro la masa susceptible a arder disminuye considerablemente. Puede haber más opciones, pero lo que no puede ser que los gobiernos locales y nacionales se acuerden de las posibles curas cuando el mal ya está hecho. Tampoco es justo que no se les den todos los medios necesarios a los bomberos para su trabajo, además de condiciones apropiadas para su descanso y salarios que paguen su esfuerzo. Su trabajo salva vidas y evita males mayores en el ambiente, por lo que deben ser bien remunerados. Ellos exponen su vida y salud para salvar al resto de la comunidad, por lo cual merecen una consideración moral y material acorde con su esfuerzo.
Una guerra de cinco meses y con consecuencias desastrosas. No puedo estar de acuerdo con una periodista, la que hace algunas semanas repetía una máxima de Marco Tulio Cicerón: “la mala paz es mejor que cualquier guerra”. De acuerdo a ese pensamiento en este momento, habría que ceder para que el Kremlin venga a coger mangos a la mano. Si existiera una intención real de paz, el dialogo sería lo más aconsejable, pero es que se trata de un agresor sin razones, el que incluso no reconoce toda la destrucción que hasta ahora ha provocado y sigue provocando, con un absoluto menosprecio a la opinión de sus vecinos. El Kremlin tiene la razón y los demás están equivocados, así es como la piensan desgraciadamente los mandamases moscovitas. No deja uno de asombrarse cómo Europa se enredó con el petróleo y gas de Rusia. Que recuerde, esa dependencia no existía en la época de la URSS. Pasa igual con la producción de fertilizantes y una parte importante del grano. La lección ya está impartida y es menester buscar alternativas. ¿Lograrán los 27 países de la UE resistir toda esta escasez energética y toda esta inflación? Mejor pensar de forma positiva, aunque hay alguna que otra nube oscura en el Este del continente que uno se pregunta que hace dentro de la UE. La guerra es directamente contra Ucrania e indirectamente contra la UE, Reino Unido y los países de América del Norte.
El grano es importante para todos. Positivo que exista un acuerdo para poder poner el grano ucraniano en el mercado, aunque los misiles lanzados sobre Odessa dejan una interrogante. Hoy se firma una cosa y mañana se hace otra contraria a lo que se firmó. África necesita de ese alimento, así que el acuerdo, por malo que sea, vale para paliar la situación de hambre y desnutrición que sufre esa parte del mundo. Sin embargo, ese cereal, una parte se obtuvo antes de la guerra, y otra durante el conflicto bélico, el que cada día se ha agravado más. ¿Podrá Ucrania producir ahora en las condiciones actuales de guerra? Es posible que una parte se pueda lograr, pero no toda. Las bombas caen en campos de cultivos, por lo que ni el más audaz de los agricultores arriesgará su vida en esas condiciones. Con esto sugiero que se debe ir pensando en otras tierras para cultivar trigo sea en Europa como en países americanos. Esa dependencia debe reducirse y solo restablecerse en caso de una paz sólida, o sea cuando la llamada Operación Especial del Kremlin (así llaman a esta guerra en Moscú) concluya para el bien de toda la humanidad.
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