“Los atletas nacen ganadores, nadie nace perdedor
y cuanto antes comprendas esto más rápido puedes
adoptar una actitud ganadora y tener éxito en la vida.”
Charles R. Sledge Jr. (autor de un manual sobre béisbol)

No recuerdo equipo de béisbol tan mal dirigido y que haya ganado un torneo, obviamente gracias a la calidad de sus peloteros. Digo lo que vi entonces, nadie sabía quién era el que mandaba en esa selección nacional cubana, ¿Higinio Vélez como director o el técnico principal Miguel Valdés? cuyos errores fueron muchos. Vélez se ganó el puesto de director gracias a la victoria alcanzada por el equipo Serranos en la selectiva de 1987, mientras que Miguel Valdés era una herencia de la época de Servio Borges. No le quito mérito a ninguno, pero ya lo dije, la dirección no estuvo al nivel requerido.
Veamos la selección de este equipo Cuba:
Receptores: Juan Castro y Pedro Medina
Designado: Orestes Kindelán
Cuadro: Alejo O´Reilly, Antonio Pacheco 2B, Giraldo González SS, Omar Linares 3B, Luis Ulacia, Lázaro Vargas.
Jardineros: Víctor Mesa, Luis Giraldo Casanova, Lourdes Gurriel y Jorge García.
Lanzadores: Pablo Miguel Abreu (LZ), Omar Ajete (LZ), Jorge Luis Valdés (LZ), Rogelio García Alonso, Luis Tissert, Euclides Rojas y Lázaro de la Torre.
Como se ve, era un equipo con muchas figuras jóvenes y establecidas. La época de los Capiró, Isasi, Marquetti, Wilfredo Sánchez y otros integrantes casi permanentes del equipo Cuba había terminado. Antonio Muñoz todavía estaba activo, pero ya sus mejores momentos habían pasado.
Lo lógico en este conjunto era utilizar a O´Reilly como inicialista, posición natural del villareño, hombre de poder y aceptable defensa, eso es lo que todos pensaron pero no así el cuerpo de dirección. El invento fue poner a Medina o Casanova en primera, ambos excelentes bateadores, no se pone en duda, pero defensivamente no mejores que O´Reilly en la inicial. La posición del campo corto era para utilizar al muy ofensivo Ulacia y en las postrimerías reforzar la defensa con Giraldo González, aquí tampoco se siguió esa lógica.
Si se llevan siete lanzadores es para utilizarlos a todos, eso es lo razonable, pero no fue así. En realidad trabajaron en exceso cuatro lanzadores, los zurdos y el derecho Rogelio García. El relevista Rojas casi no lanzó, igual fue el caso de Luis Tissert, y de la Torre se fue sin actuación en este torneo.
El rival más difícil de los cubanos era el equipo estadounidense, veamos su composición:
Director: Ron Fraser (de la Universidad de Florida)
Auxiliares: Brad Kelley, Joe Ketchum, Jim Morris, Barry Moss, Jim Walker y Jerry Weinstein.
Receptores: Scott Servais, Larry Gonzales
Cuadro: Tino Martínez, Ty Griffin, Ed Sprague Jr., Steve Hecht, Larry Lamphere (OF), Scott Livingstone, Dave Silvestre.
Jardineros: Mike Fiore, Ted Wood, Rick Hirtensteiner, Donald Guillot.
Lanzadores: Jim Abbott, Chris Carpenter, Gregg Olson, Joe Slusarski, Clyde Keller, Jim Poole y Chris Nichting.
Muchos de estos jugadores universitarios fueron después destacados peloteros en la MLB a partir de 1991. Si no llegaron antes fue precisamente por el hecho de ser mantenidos, varios de ellos, para las Olimpiadas de Seúl (1988).
El resto de los equipos: Aruba, Antillas Holandesas, Canadá, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela. Llama la atención que Aruba haya venido sola y no integrando el equipo de Antillas Holandesas como siempre hizo.
El primer juego del equipo cubano – todos escenificados en el Bush Stadium de Indianapolis, que no deben confundir con el Busch Stadium de St Louis- fue contra Antillas Holandesas, el cual terminó por KO cuando los criollos anotaron 12 carreras. Precisamente De la Torre fue llamado para lanzar la séptima entrada de ese desafío y el habanero se negó, lo que le valió la sanción de no lanzar más en el torneo. No estoy seguro que haya sido enviado de vuelta a Cuba inmediatamente, lo cierto es que no lanzó. El otro aspecto de este juego es tener una “afición” cubana, en las gradas, contraria y ofensiva con los peloteros cubanos. Ya anteriormente he hablado de este tema, y no comparto esa actitud. Son peloteros, no políticos, son también paisanos, por lo tanto, no le veo la ganancia a este show. Esa fue una constante a lo largo de la primera vuelta de este torneo. En la segunda vuelta, esos aficionados tuvieron que calmarse, ya que las autoridades estadounidenses hicieron lo justo, o sea llamarlos al orden.
El siguiente partido fue un tremendo duelo entre el boricua Héctor Gutiérrez y el zurdo Pablo Miguel Abreu. En la misma primera entrada el camarero Antonio Pacheco disparó largo jonrón por el jardín central, única carrera de todo este desafío. En la novena entrada Víctor Mesa hizo un engarce de película, la pelota se lo llevaba claramente, pero corriendo a más no poder le llegó con su guante en mano izquierda extendida. Vale la pena destacar que la curva en la esquina de afuera de Gutiérrez fue un verdadero calmante para los bates del equipo Cuba.
Los criollos fueron ganando partido a partido hasta que llegó el sábado 15 de agosto, todo el mundo pendiente del enfrentamiento de cubanos contra EE.UU. Ese día Medina jugó primera, mientras que Juan Castro estuvo en la receptoría y Giraldo González como torpedero. El abridor fue el zurdo Jorge Luis Valdés. El equipo Cuba llevaba 33 victorias consecutivas sobre el de EE.UU. en juegos panamericanos. Su última derrota, ya lo describí en otro artículo, fue en Winnipeg (1967).
Los EE.UU. lograron fabricar dos carreras sobre los envíos de Valdés en el primer tercio del partido, el que fue relevado por el derecho Rogelio García, el que lanzó 7 entradas permitiendo 4 imparables y 2 carreras. El equipo norteño abrió con el derecho y futuro bigleaguer Gregg Olson de la Universidad de Auburn, al que Linares y Kindelán castigaron con sendos y largos jonrones, a más de 400 pies, lo que proporcionó ventaja de 4-2. El de Kindelán fue conectado en el cuarto inning y el del Niño en el quinto. Llegó el séptimo inning y EE.UU. fabricó una por jonrón de Ty Griffith, pelotero del Tecnológico de Georgia, al que sus compañeros llamaban Wily Cat (Gato astuto). Griffith le había pedido al director Fraser que lo situara tercero en el orden al bate, pero el timonel le respondió que él estaba para embasarse siempre como primer bate. La realidad es que este pelotero afro-estadounidense fue de lo más dañino que se pueda ver contra sus rivales, y cosas de la vida, él fue uno de los pocos de ese equipo que no llegó siquiera a jugar en triple A o Grandes Ligas, lo hizo en clases A y AA desde 1989 hasta 1997.
Llegó el octavo, ventaja para el Cuba de una sola carrera, la entrada fue iniciada por Tino Martínez de la Universidad de Tampa con doblete, vino al bate Mike Fiore, pelotero de la Universidad de Miami, otro que no llegó a AAA y Grandes Ligas. Fiore sorprendió a todos con toque por primera, Rogelio y él llegaron casi al mismo tiempo a la almohadilla de primera, se cantó out, el auxiliar de primera Jerry Weinstein protestó la jugada, Rogelio había caído, no se cantó tiempo, Tino entonces anotó. Falló la dirección del Cuba que no reclamó esa jugada, ya que una vez que Weinstein había entrado al terreno, el árbitro estaba en la obligación de parar las acciones. El mismo director Fraser luego dijo que nadie pidió el famoso time. De esa manera se empató el juego a cuatro. Si bien no hubo protesta cubana en la jugada, no es menos cierto que tanto en este juego como en el de la final, hubo más de un árbitro estadounidense impartiendo “justicia”, algo que no se debió permitir o de lo contrario, fifty-fifty, árbitros de ambos países rivales en el partido.
Vino el noveno y entonces el lanzador era Pablo Miguel, quien debió abrir este partido, pero que Vélez se lo guardó a los americanos para el juego decisivo, al parecer, pero no fue así, lo trajo y sacó dos outs, se embasó uno de los bateadores, Larry Lamphere por discutido pelotazo, aprobado por el árbitro boricua Aníbal Rosario. Le llegó el turno al Gato Astuto, bateador ambidextro, por lo que esta vez se paró a la derecha, esperaba recta cuando le vino una curvita elegante que no tardó en enganchar y largar enorme jonrón que decidió el juego a favor de su equipo 6-4. La derrota cayó mal en las filas del equipo cubano. Lourdes Gurriel comentó que todavía quedaba otra vuelta, mientras que el director Fraser dijo que solo se había ganado un juego, buena reflexión. Los peloteros cubanos en acto de cortesía fueron al dugout del equipo adversario para felicitarlos por su victoria, por lo que Fraser dijo: “eso si es clase”.

Júbilo del banco estadounidense con la victoria sobre el Cuba en el primer juego entre ambos equipos
El torneo tenía dos vueltas de todos contra todos y luego los cuatro primeros conjuntos toparían en un breve play off, el primer lugar contra el cuarto y el segundo contra el tercero. Los equipos a enfrentarse fueron Cuba vs Puerto Rico y EE.UU. contra Canadá.
Ese juego contra los Boricuas, el Cuba lo sacó del refrigerador. Puerto Rico llevaba ventaja de 5-4 en lo que sería el final de ese juego, vino fly a los jardines y al jardinero derecho se le cayó la bola inexplicablemente, y ese error fue mortal, el Cuba aprovechó y logró anotar empate y ventaja para llevarse el triunfo 6-5. Lázaro Vargas, a quien tampoco se le dio mucho juego, pudo robar la tercera en ese partido, lo que le abrió luego las puertas para anotar carrera importante para su equipo. Tampoco a los estadounidenses les fue fácil, ya que le ganaron por un pelito a los canadienses, 7-6.
En la disputa de la medalla de bronce, Puerto Rico apabulló 12-2 al equipo de Canadá. Los boricuas contaron con el pitcheo de Wilfredo Vélez, quien ganó 3 juegos y tuvo PCL de 0.86, además de Jesús Feliciano, 2 ganados y 1 perdido, y PCL de 1.80. Ofensivamente Efraín García se encargó de batear a sus anchas, promedio de .500, cuatro jonrones y 16 empujadas.
Llegó el decisivo, Cuba vs EE.UU. Los norteamericanos comenzaron agresivos y anotaron 2 carreras en la misma primera entrada. Cuba no se quedó atrás y descontaba, mientras que sus lanzadores no aguantaban. A la altura del quinto EE.UU. sacaba ventaja de 8-5, llegado el octavo inning el marcador era de 9-8, fue entonces que trajeron al lanzador Cris Howell Carpenter de la Universidad de Georgia (no confundir con otro lanzador, Chris Carpenter que debutó en la MLB en 1997), el que recibió castigo de cinco anotaciones decisivas, con las que Cuba ganaba el desafío 13-8 y el torneo también. En este juego merecen mencionarse otro jonronazo de Kindelán, par de líneas sonadas por Alejo O’Reilly, quien al fin fue utilizado, bateo de Luis Giraldo Casanova y hit de oro de Víctor Mesa que produjo dos carreras en la entrada del castigo a Carpenter. El juego fue ganado por el zurdo Omar Ajete. A pesar de la derrota de Carpenter, se le entregó el MVP de la justa por sus resultados en la eliminatoria. Carpenter terminó con 3 y 1, uno salvado y 0.90 de PCL.

Jonrón de Kindelán en el juego decisivo, Ulacia y Luis Giraldo lo saludan a su llegada a home
Líderes de bateo (resultados de la etapa clasificatoria)
C |
14
|
Ty Griffin |
EE UU |
H |
16
|
Efraín García |
Puerto Rico |
2B |
6
|
Bill Bickovski |
Canadá |
3B |
2
|
Omar Linares |
Cuba |
|
|
Grez Duce |
Canadá |
HR |
7
|
Orestes Kindelán |
Cuba |
CI |
19
|
Tino Martínez |
EE UU |
|
|
Orestes Kindelán |
Cuba |
BR |
5
|
Rick Hirtenstener |
EE UU |
Ave. |
.533
|
Efraín García |
Puerto Rico |

Ajete festeja la victoria
Líderes de pitcheo
PCL |
0.00
|
Cris Carpenter |
EE UU |
%Ganados |
1000
|
Cris Carpenter |
EE UU |
|
|
Joe Slusarski |
EE UU |
El equipo estadounidense mostró su tremenda calidad ofensiva y defensiva, además de buen pitcheo. Dave Silvestri brilló en el campo corto. Ty Griffith no se cansó de batear y correr, anotó 14 carreras en la clasificatoria; Tino Martínez empujó 19 carreras durante la fase clasificatoria, Mike Fiore bateó .444 y Rick Hirtensteiner para .409. En el pitcheo destacó el zurdo Jim Abbott, 2 ganados y 0 de PCL, Joe Slusarski ganó 3 y PCL de 2.75. Esta fue la base del equipo que para el siguiente año se fortaleció y ganó el torneo de exhibición en las Olimpiadas de Seúl (1988), no sin antes haber perdido nuevamente contra el equipo cubano en la Copa Intercontinental en Parma (1988).
Por los cubanos se destacaron, Omar “Niño” Linares, quien quedó muy cerca del campeonato de bateo .529, con 5 jonrones y 14 anotadas; Kindelán no se quedó atrás, .486, con 8 fuera del parque y 23 impulsadas; L.G. Casanova con .433, 4 jonrones y 12 anotadas; Antonio Pacheco, .429, 3 jonrones y 14 anotadas y Luis Ulacia con .406. En el pitcheo se destacó Pablo Miguel con 2-1, PCL de 1.08, Ajete 2-0 y PCL de 1.10.
Al equipo cubano le sobró calidad, peloteros jóvenes con experiencia que hacían vibrar el aluminio con sus conexiones. Los lanzadores con muchas condiciones, pero todos ellos susceptibles de mejorar en sus presentaciones. La dirección peor no pudo ser. Fue por ello que al regresar a Cuba, la comisión nacional destituyó a Vélez y le entregó la rienda del equipo a José Miguel Pineda, luego sustituido también por Jorge Fuentes. Por cierto, la prensa nacional no tuvo esta vez piedad ninguna con la dirección de este conjunto. Las críticas, todas justas, llovieron y tuvieron su resultado pocos días después en la VIII Copa Intercontinental, organizada en la Habana (1987), de la que hablaremos en otro artículo.
Fuentes
Anon. 1987. Palco 211, Bohemia, ediciones del 14, 21 y 28 de agosto.
Harvey Randy. 1987. The 1987 Pan American Games: United States Snaps Cuban Baseball Team’s 33-Game Win Streak. LA Times, 16 Aug. https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1987-08-16-sp-1894-story.html
Higgins Will. 2017. Brawlers, provocateurs, even assassins: How Indy became a sports town. IndyStar, Aug 6. https://eu.indystar.com/story/life/2017/08/06/brawlers-provocateurs-even-assassins-how-indy-became-sports-town/463857001/
Escrito por Esteban Romero, 23 julio de 2019