Inimaginable, un juego de béisbol en las pirámides de Giza en Egipto

Quien quiera destacarse en cualquier deporte
está obligado a entrenar regularmente.”
Frank Robinson (ex pelotero, mánager y ejecutivo en la MLB)

Por Esteban Romero

He visitado Egipto varias veces por razones de trabajo. Cada vez que he tenido tiempo después de la jornada laboral me he escapado a visitar las pirámides escalonadas de Saqqara, la más antigua del mundo, y luego las de Giza. Llegar a esos lugares es como para transportarse milenios atrás. En este blog se describen estas pirámides, así que basta con buscar el artículo para su lectura: (https://deportescineyotros.com/2015/11/29/las-siete-maravillas-del-mundo-antiguo-la-gran-piramide-de-giza/).

Jamás habría pensado que allí se había efectuado un juego de béisbol el 9 de febrero de 1889, donde aparte de los pocos árabes que observarían extrañados este difícil juego de entender, estaría la figura gigante de la Esfinge tratando de adivinar que estaban haciendo esos “locos” en sitios sagrados para los antiguos egipcios.

Tampoco colega egipcio me comentó algo al respecto, mucho menos los ancianos que se ganan la vida como guías en esos lugares. Se lo saben todo, lo describen de forma amena y uno así aprende de la historia. Ah, pero si le pregunto a uno de ellos por juego de béisbol en Giza, seguro que ni lo sabe, ni se lo imagina.

Las trasmisiones de la MLB.tv a partir de la temporada de 2023 ha comenzado a dar información histórica de béisbol, mucha de la cual se encuentra en el Salón de la Fama de Cooperstown, lugar que visité hace ya seis años, pero no vi nada sobre este juego. Es probable que le haya pasado por un lado a la información y no me haya detenido en ella. Una de las informaciones en esas trasmisiones versa sobre un recorrido de una veintena de peloteros estadounidenses por varias partes del mundo, entre ellas Inglaterra, Escocia, Francia e Italia en Europa, Egipto, la India, Australia, Nueva Zelanda y Hawái. La secuencia del recorrido la desconozco, pero se sabe que los peloteros llegaron al Cairo procedentes de la actual Sri Lanka (Ceylán), por lo que se puede intuir que salieron de la India de regreso, con rumbo al Cairo.

El recorrido fue organizado y pagado por Albert Goodwill Spalding, dueño de la empresa de artículos deportivos, la que en ese entonces radicaba en Chicago, Illinois. Su sede actual es en Bowling Green. Supongo que la idea de Spalding era la de promover el béisbol y así también poder vender todo aquello que hace falta para jugar pelota. Dice el artículo de Bill Feber que, Spalding perdió unos 40 mil dólares en ese recorrido. Realmente los perdió. A mi entender, con un juego de exhibición en esos lugares no se promueve nada, pues entender al béisbol no es tan fácil, sobre todo en aquellos países acostumbrados a un deporte menos complicado en reglas como lo es el fútbol. Si lo que deseaba era promover, el objetivo inicial debió haber sido menos ambicioso, por ejemplo, organizar varios juegos en un mismo país y explicar sus reglas. Reino Unido era el país adecuado para este empeño.

Albert Spalding

Lo que sucedió ya sucedió, y vamos a Giza nuevamente. No me imagino realmente cómo pudieron jugar pelota en ese lugar. Es llano, pero con mucha arena y piedra también. Es posible que se haya alejado parte de la piedra pagándole a los locales por el servicio. Aun así, cualquiera se habría podido torcer un pie, nada de deslizarse en bases y mucho cuidado con los elevados a los jardines, los que hay que fildear yendo hacia atrás.

Felber (2013) nos ofrece el nombre de los participantes de los dos equipos: White Stockings (Medias Blancas): los lanzadores Mark Baldwin y John Tener, en la receptoría Tom Daly, en la inicial el famoso HOF (miembro del Salón de la Fama) y amigo íntimo de Spalding, Adrian “Cap” Anson, en la intermedia Fred Pfeffer, en la antesala Tommy Burns, en el campo corto Ed Williamson; y Martin Sullivan, Jimmy Ryan, and Robert Pettit como jardineros. El rival fue el conjunto All Americas, el que presentó a John Healy y Cannonball (Bala de Cañón) Ed Crane como lanzadores, Billy Earle fue el receptor, G.A. Wood en la inicial, Fred Carroll en la intermedia, Jimmy Manning en la antesala, John Montgomery en el campo corto, y James Fogarty, Ned Hanlon y Tom Brown patrullando los jardines.  

Todos esos peloteros fueron desde Cairo a las pirámides montados sobre asnos o dromedarios. En aquella época no había bus ni autos que los llevaran. Casi hora y media de recorrido sobre esos animales, en coche hasta Giza lleva algo más de media hora en la actualidad.

Dice Anson que todos los asistentes eran árabes, no dijo nada nuevo, y que les costaba recuperar la pelota que cayera de foul en el público. Menos mal que ninguno intentó ponerle la cabeza al foul, algo que he visto en otros lugares, donde el béisbol no es conocido.

El marcador final del partido fue de 10-6 a favor del conjunto All Americas, resultado seguramente bendecido por la Esfinge. No más detalles, quien desee más, les invito a que lean el artículo de Bill Felber (2013) o el de Matt Monagan (2018), ambos aparecen en las fuentes consultadas.

Fuentes

Felber Bill. 2013. February 9, 1889: A Wondrous Ball Park: The Pyramid Game in Giza, Egypt. SABR.https://sabr.org/gamesproj/game/february-9-1889-a-wondrous-ball-park-the-pyramid-game-in-giza-egypt/

Monagan Matt. 2018. The surreal afternoon a baseball game was played among the great Egyptian pyramids. Cut24. https://www.mlb.com/cut4/nearly-130-years-ago-there-was-a-baseball-game-played-amongst-the-pyramids-in-eg

2 mayo de 2023

Adolis García, recordista cubano en total de bases en juego de la MLB

Hago el swing lo más fuerte que puedo y trato de chocar
la pelota… Cuanto más fuerte agarres el bate, mejor swing y
contacto tendrás, y la pelota más lejos irá.”
Babe Ruth

Por Esteban Romero

El 22 de abril de 2023 el cubano José Adolis García acumuló un total de 16 bases con sus batazos en juego contra los Atléticos de Oakland. La reacción lógica del que suscribe fue ver cuál es el récord actual, quién lo logró, aparte de conocer qué latinos están entre los primeros en TB en un juego.

La lógica aritmética nos indica que para lograr 16 o más bases se necesita batear varios extrabases (XBH). Aquellos pocos que han bateado 4 jonrones en un desafío son los que clasifican sin dificultad en ese renglón, para lograr más hay que batear, aparte de los 4 jonrones, un extrabase para llegar a 18 o un sencillo para terminar con 17.

Bien, el avileño Adolis, un hombre que se ha superado temporada tras temporada en la MLB, el que ya posee un mayor peso corporal y musculatura, se ha convertido de bateador de sencillos y hombre rápido en las bases, en todo un slugger. La secuencia para llegar a los 16 fue la siguiente, tres jonrones, cada uno de ellos con un hombre en circulación, seguido de un doble con dos a bordo, y otro doble más sin nadie en las almohadillas. Así, llegó a 16 (12 por jonrones + 4 por dobles) y empujó 8 carreras en la paliza de su equipo, los Vigilantes de Texas, sobre el muy desmejorado equipo de los Atléticos de Oakland.

Ningún cubano había llegado a esa cifra de 16 antes en la MLB. Así que fue récord para un bateador cubano en ese circuito, pero el récord de todos los tiempos pertenece a un pelotero de mucho tacto y poder, el bateador zurdo Shawn Green vistiendo el uniforme de los Dodgers de Los Ángeles el 23 de mayo de 2002 en juego contra los Cerveceros de Milwaukee.

Green en ese partido conectó 4 jonrones, un doble y un sencillo, para poner el listón del total de bases en un juego en 19, una barbaridad, la que rompía el viejo récord de TB 18 del inicialista Joe Adcock de los Bravos de Milwaukee en juego contra los Dodgers de Brooklyn el 31 de julio de 1954. Adcock, bateador derecho, sonó cuatro cuadrangulares y un doble ese día. A esa cifra de 18 solo ha llegado otro pelotero, el fornido y alto jardinero central de los Vigilantes de Texas, Josh Hamilton, el que lo logró el 8 de mayo de 2012 en juego contra los Orioles de Baltimore. Como se ve, Adolis estableció récord para bateadores cubanos en la MLB, pero ese no rompió el récord anterior en su franquicia, el que está en mano de Hamilton, quien bateó lo mismo que Adcock ese día.

Tres peloteros han alcanzado TB 17, ellos son el inicialista de los Dodgers Gil Hodges en 1950, el antesalista de los Filis Mike Schmidt en 1976 y el defensor de la segunda base Scooter Gennett del Cincinnati en 2017. Todos ellos conectaron 4 jonrones y un sencillo.

Junto con Adolis, con TB 16, hay un total de 18 peloteros. El primero en llegar a esa cifra fue Ty Cobb de los Tigres Detroit en 1925, cuando bateó 3 jonrones, un doble y dos sencillos. Le siguió otro de los grandes, Lou Gehrig en 1936 al disparar cuatro para volar las cercas. En esa misma temporada Jimmie Foxx de los Atléticos de Filadelfia bateó idéntico a Adolis para llegar a 16. Cuatro años después el gran Chuck Klein de los Filis disparaba cuatro jonrones y empataba en esa cifra. Luego continuó la seguidilla de bateadores de cuatro cuadrangulares, Pat Seerey de los Medias Blancas en 1948, Rocky Colavito del Cleveland en 1959 y Willie Mays de los Gigantes en 1961. Fred Lynn con los Medias Rojas en 1975 alcanzó la cifra bateando lo mismo que Adolis. Bob Horner de los Bravos en 1986 y Mark Whitten de los Cardenales en 1993 volvieron a botar la pelota cuatro veces. Y llegó el primer latino, el venezolano Edgardo Alfonzo de los Mets en 1999, el que bateó lo mismo que Adolis. Mike Cameron del Seattle en 2002 y el boricua Carlos Delgado de los Azulejos en 2003 dispararon cuatro jonrones en juego. Kris Bryant de los Cachorros en 2016 conectó lo mismo que Adolis, mientras que el tejano Anthony Rendón de los Nacionales en 2017 bateaba 3 cuadrangulares, un doble y dos sencillos, y en esa misma temporada el cubanoamericano Julio Daniel Martínez del Arizona se anotaba cuatro jonrones. La lista concluye antes de llegar a Adolis con Matt Carpenter de los Cardenales en 2018 y Alex Dickerson de los Gigantes en 2020, los que ligaron de igual manera a lo alcanzado por Adolis.

Por lo reseñado, Adolis es el tercer latino, sin considerar a JD Martínez y a Rendón, en lograr TB de 16. El cubano empujó 8 carreras, pero la mayor cantidad de impulsadas para un pelotero de TB elevado fue la de Mark Whitten con 12, seguido de 10 por Fred Lynn, Anthony Rendón y Scooter Gennett. Llama la atención que Shawn Green, el recordista solo impulsó 7 carreras. En ese juego, el que concluyó 16-3, Green alineó como tercero. Hamilton fue también tercero y sólo impulsó 8 en juego con anotación final de 10-3, y Adcock fue quinto, por detrás de Eddie Mathews y Hank Aaron, impulsó 7, con marcador de 15-7, todo un juego de batazos, donde la voz cantante de los derrotados Dodgers la llevó el matancero Edmundo Amorós con 3 imparables incluido triple.

Fuentes

Anon. 2023. Shawn Green has the most total bases in a game, with 19 bases versus the Brewers on May 23, 2002. Statmuse. https://www.statmuse.com/mlb/ask/most-total-bases-in-a-single-game

Baseball-reference.com

27 abril de 2023

Mayor cantidad de peloteros cubanos en juegos de Grandes Ligas

El sueño de todo pelotero es el de jugar en las Grandes Ligas,
y yo quiero también ser parte de la mejor liga del mundo.”
Alexei Ramírez (ex pelotero cubano en la MLB)

Por Esteban Romero

En este artículo se exponen, de manera resumida, los juegos en la MLB, en los que han participado cinco o más peloteros cubanos. La cifra mínima de cinco fue establecida a criterio del que suscribe. Aquí se muestran los totales de estos partidos por temporadas y ligas. Separadamente debajo de la tabla aparecen datos sobre los dos juegos con 7 peloteros y otro con 8, así como los cuatro de interligas.

Cantidad de juegos con mayor participación de peloteros cubanos en las Grandes Ligas

*Agregar el primer juego con 7 peloteros cubanos, 14 julio 1955, en la Liga Americana (LA).
** Agregar el segundo juego con 7 peloteros cubanos, 20 mayo 1967, en la Liga Nacional (LN), y el primero con 8 peloteros, 27 agosto 1967, en la Liga Americana.
***Agregar el primer juego interliga, 2 junio 2014, en el que jugaron 5 peloteros cubanos.
“En el 2020 hubo tres juegos interligas, con 5 peloteros cubanos en cada partido.

Los equipos que más veces han jugado con una cantidad apreciable de cubanos en partidos de este tipo son los Mellizos de Minnesota (39), Rojos de Cincinnati (37), Medias Blancas de Chicago (36), Filis Filadelfia (33), Angelinos California (17), Atléticos KC y de Oakland (13+1), y Senadores Washington (7). De esta manera, los juegos con más peloteros cubanos resultan de los enfrentamientos entre Cinci y Filadelfia, Medias Blancas y Atléticos KC, y Mellizos y Atléticos KC. Ahora se hacen populares los partidos entre los Medias Blancas con los Astros e igualmente con el Tampa Bay.

Los peloteros de campo que han jugado en más partidos de este tipo son Zoilo Versalles (37), Tony Oliva (35), Leonardo Cárdenas (32), Tony Taylor (30), Tany Pérez (29), Octavio Rojas (29), Tony “Haitiano” González (29), José Abreu (27), Hilario Valdespino (27), Hiraldo Sablón (23), Yoán Moncada (20), Yasmani Grandal (19), Jacinto Hernández  (17), José Cardenal (16), Luis Robert (15), Joaquín Azcue (14), José Tartabull (12), Yulieski Gurriel (11), Yordan Álvarez (10), Orestes Miñoso (9) y Bert Campaneris (9).

Entre los lanzadores sobresalen Camilo Pascual (19), Orlando Peña (10), Luis Tiant Jr. (6), Pedro Ramos (6), Sandalio Consuegra (4), Miguel Fornieles (4) y Diego Seguí (3).

En el juego del 14 julio de 1955, por los Senadores de Washington jugaron 5 cubanos: Carlos Paula, Juan Delís, José Valdivielso, Camilo Pascual y Pedro Ramos. Fue la primera vez que un conjunto puso a jugar la mayor cantidad de cubanos. Los Mellizos de Minnesota, la continuación, a partir de 1961, de la franquicia de los Senadores de Washington en su primera versión, fue nuevamente la que puso a jugar a cinco peloteros cubanos en el partido del 27 agosto de 1967, ellos fueron Zoilo Versalles, Tony Oliva, Jacinto Hernández, Enrique Izquierdo e Hilario Valdespino. Ese ha sido hasta la fecha el único juego con la participación de 8 peloteros cubanos. El rival de los Mellizos fueron los Indios de Cleveland, en los que jugaron el receptor Joaquín Azcue, y los lanzadores Luis Tiant Jr. y Orlando Peña.

Interesante que, en el segundo juego, el 20 mayo de 1967, con siete peloteros cubanos, uno de los que jugó nuevamente fue el lanzador Pedro Ramos, esta vez vistiendo la franela de los Filis de Filadelfia.

La tabla presentada anteriormente es una muestra del apogeo que poseían los peloteros cubanos a mediados de la década de los 60 que, después decayó notablemente en los 70. El último juego con cinco o más cubanos tuvo lugar el 5 septiembre 1970 entre los Angelinos California y los Mellizos Minnesota. Hubo que esperar hasta el 2 de junio de 2014, juego interliga entre los Medias Blancas Chicago y los Dodgers de Los Ángeles, para ver participar a cinco cubanos en un partido de la MLB. No obstante, ya se comienza a apreciar una mayor cantidad de cubanos en equipos tradicionales como los Medias Blancas de Chicago, así como en los Astros de Houston y los Rays de Tampa. De hecho, el primer juego inaugural con mayor participación de pelotero cubanos tuvo lugar el 30 marzo de 2023 en Houston, partido disputado por los locales Astros y los Medias Blancas de Chicago, en el que jugaron seis peloteros cubanos. El tren ha echado a andar y ahora no habrá quien lo detenga.

Fuentes consultadas

Toda la información de peloteros por equipo/temporada se extrajo de los archivos propios del autor, mientras que los box scores y fechas de esos ha sido un trabajo de muchas horas de consulta en Baseball-reference.com.

12 abril 2023

1929, Segunda serie Co-Criolla (play off) de los campeones de las Ligas Nacional Amateur y la Inter social en Cuba

Si queremos ganar un Campeonato, comencemos por
interiorizar que no somos tan buenos como creemos ser.”
Casey Stengel (mánager de NY Yankees y Mets en el pasado)

Por Esteban Romero

La tercera edición de la Liga Inter-Social se inició el domingo 28 de abril de 1929 en el terreno del Víbora Park, justa en la que participaron los equipos del Teléfonos, Hershey Club, Círculo de Artesanos, Víbora Tennis, Santos Suárez, Seguros Club y Juventud Cultural de Regla. Con una semana de antelación, el 9 de setiembre el Teléfonos vencía ampliamente al Santos Suárez (14-1) y se llevaba el segundo banderín consecutivamente de esta Liga.

Por su parte, en la Liga Nacional Amateur concluía la seguidilla de campeonatos consecutivos obtenidos por el Vedado Tennis al imponerse el equipo de la Universidad con ventaja de 7 juegos sobre el Loma Tennis, ocupante del segundo lugar. Los marqueses esta vez cayeron a la cuarta posición. Este campeonato terminó días después que concluyera el de la Liga Inter-Social.

Así que todo quedaba listo para jugar la segunda serie co-criolla, así era llamada, lo que para mí no es más que un play off con nombre cubano. Estas series fueron organizadas en el pasado con los enfrentamientos entre el campeón de la Liga Nacional Amateur y el de la Liga Social, cuya última edición tuvo lugar en 1921 entre el Fortuna y precisamente los Caribes de la Universidad. El Teléfonos repetía y casi con la misma nómina, mientras que le tocaba a los Caribes sacar la cara por la vieja Liga. El primer campeonato de la liga Inter Social se lo habían llevado los Hermanos Maristas en 1927, mientras que el segundo y el tercero fueron victorias del Teléfonos.

Lo curioso de esta serie co-criolla es que fue la última vez que el Teléfonos lo hizo como equipo miembro de la Liga Inter-Social. Previamente  a esta serie, este conjunto había formalizado su pase para jugar en 1930 en la Liga Nacional Amateur.

El domingo 24 de noviembre dio inicio la serie de siete juegos, a ganar 4, en el estadio de la Universidad de la Habana. Llama la atención que no se hayan escenificado los juegos en el recién estrenado parque de la Tropical, el que quedó inaugurado El 10 de octubre de ese año. con los enfrentamientos entre el Teléfonos vs Universidad de la Habana, ambos campeones de sus respectivas ligas. Los árbitros fueron Tatica Campos, Chacón, Hernández y Mendoza.

La Universidad vino con un equipo muy balanceado y dirigido por el Dr. Oscar Ortiz. Sus receptores fueron José Antonio Reguera y Rafael Córdoba; en el cuadro Perico Dórticos 1B, Sergio Macías 2B, Miguel Morera SS y E. Cubillas 3B. Cubrieron los jardines Joaquín Bernal LF, Víctor “Vitico” Muñoz LF-RF, Porfirio “Bambino” Espinosa CF, Antonio “Tonilo” González RF, Roberto Esnard RF-3B, José A. García RF-P. Los lanzadores fueron Juan Mendizábal, Leonel Ruisánchez, Pepe Guasch y J. Bénitez. El orden al bate de ambos equipos lo encontrarán en los box scores de cada juego.

El Teléfonos, dirigido por el experimentado mánager-árbitro Octavio Diviñó, trajo en su nómina a Francisco Espiñeria y Alberto Dobarganes como receptores. El cuadro tenía a Oscar Reyes 1B, hombre que ganara por segundo años consecutivo el título de bateo en la Liga Inter- Social, además de Roberto Uriza y Colinó en 2B, Ramón Pajares 3B, Antonio Palencia SS. Los jardines fueron defendidos por Luis Romero LF-2B, Matías Flores LF, C. Lugo CF, A. Nodarse RF, Fernando Alonso RF, Pedro Echezábal CF y Eduardo de las Casas. Los bultos postales fueron lanzados por el zurdo Narciso Picazo, el versátil y buen bateador Manuel Domínguez y Agustín Cordeiro.

El primer juego concluyó con marcador de 5-3 y victoria para el Teléfonos y el lanzador Manuel Domínguez. El Teléfonos marcó primero mediante base a Pedro Echázabal, hit and run con batazo de hit del lanzador Domínguez, mientras Echázabal anotaba por error en tiro a primera. Los Caribes ripostaron para empatar el juego a 1 en ese mismo inning por hit del receptor Reguera, avance hasta tercera con dos outs intercalados y error nuevamente en tiro de Colinó a primera. Teléfonos se fue arriba con 2 anotaciones por jonrón de Pajares con Colinó a bordo en la cuarta entrada. En el sexto, los Caribes marcaron por intermedio de hit de Macías por el área del lanzador, Domínguez se apresuró, tiró mal y Macías llegó a tercera para anotar por sacri fly de Porfirio “Bambino” Espinosa. El empate a 3 se concretó la octava entrada por jonrón de línea de Bernal. Macías bateó doblete, pero Domínguez se creció para dominar a los bateadores siguientes. Las dos de la victoria llegaron en la parte alta del noveno mediante infield hit de Nodarse, error en tiro a primera del ingeniero Macías sobre batazo de Dobarganes, sustituido por el corredor emergente Matías Flores, el que anotó con lineazo del lanzador Domínguez.

El siguiente juego tuvo lugar el domingo 1 diciembre, partido que finalizó con empate a 8 carreras en 8 entradas luego que los Caribes lograran el empate. No obstante, ni Narciso Picazo, ni Manuel Domínguez pudieron dominar a la ofensiva de los Caribes. El Teléfonos marcó 4 en el inning de apertura gracias a par de errores del antesalista Cubillas, pero los Caribes ripostaron con 3 en el segundo sobre los envíos del zurdo Picazo. Vitico Muñoz defendió el jardín derecho y el cambio resultó, ya que fue el que encendió la mecha con doblete en ese segundo episodio, seguido de imparables de Espinosa, el lanzador Leo Ruisánchez y Morera, suficiente para aplicarle la grúa a Picazo y traer a Domínguez, lo cual no detuvo la ofensiva universitaria, la que anotó otras 4 en la cuarta entrada producto de 3 dobles, jonrón del receptor Reguera y sencillo de Dorticós impulsor de carrera. Domínguez dio paso al novato Agustín Cordeiro, un desconocido en ese momento, pero el hermano de Reinaldo lo hizo bien en lo sucesivo. En el sexto los inalámbricos anotaron una más por sencillo de Pajares y en el séptimo se fueron arriba en el marcador con 3 anotaciones realizadas después de 2 outs en el pizarrón. Espiñeira y Reyes batearon de hit, Palencia y Colinó entregaron intercaladamente los outs, mientras que Dobarganes, de emergente por Pajares, llegó quieto a primera cuando el lanzador no llegó a tiempo a primera para recibir el tiro de Dorticós, situación bien aprovechada por Nodarse, el que en conteo de 3-2 disparó doble que limpió las bases. El empate vino en el inicio del octavo por hit de Morera, doble de Bernal, base a Macías y rolata de Espinosa que forzó a Macías en segunda, lance en el que Morera anotó. El tercer out lo entregó el emergente Felo Córdoba, el que bateó en sustitución de Cubillas. El Teléfonos amagó en la parte baja del octavo al llevar 2 corredores a las bases, pero Oscar Reyes fue víctima de un buen fildeo de Morera, y con eso terminó el juego por oscuridad. Los Caribes quisieron continuar el partido, pero el árbitro principal, Tatica Campos, dijo que No es No.  

El tercer juego, el 8 de diciembre, fue victoria para los Caribes cuando nuevamente le batearon a Picazo, al que el mánager Octavio Diviñó no lo sustituyó. Ya eso sabemos que pasó en la serie co-criolla de 1928, era como si Diviñó le dijera a Picazo: “Aguanta ahí como todo un hombrecito”. Aun así, el juego fue emocionante hasta el final, con marcador de 5-4, ya que el Teléfonos anotó todas sus carreras en la novena entrada. oriundo de Banagüises, Colón, Juanillo Mendizábal se mantuvo hasta la novena en que necesitó de la ayuda de Leo Ruisánchez, lanzador de cuatro dedos, por sí no lo saben. El Leo tampoco se presentó en forma y los del Teléfonos estuvieron a punto de empatar. El veterano Pepe Guasch entró al rescate y con sus mañas logró cerrar el inning con la carrera de la ventaja y la victoria para su equipo. En esa difícil entrada para los Caribes, Manuel Domínguez disparó cuadrangular.

Una semana después el Teléfonos se iba arriba logrando su segunda victoria en un juego de mucho pitcheo, en el que Domínguez se llevó la sonrisa y Guasch la derrota. Hubo relevo del atleta Mendizábal cuando el mal estaba hecho. La anotación final fue 4-2. El Teléfonos bateó 11 imparables, ofensiva liderada por Oscar Reyes, el que disparó par de triples e impulsó 3 carreras.

El quinto juego, el 22 de diciembre, se fue a extrainning, valga que hubo claridad para llevarlo a cabo. Fueron 12 entradas y marcador de 5-4 favorable al Teléfonos nuevamente. Diviñó abrió con Cordeiro y Ortiz con Ruisánchez. Picazo relevó a Cordeiro, quien se presentó flojo. Los Caribes batearon, pero su mal corrido de las bases frustró varias anotaciones. Anotaron una en el primero, mientras el Teléfonos anotaba dos carreras en la parte baja de ese inning. Empate en la tercera entrada, racimo de dos del Teléfonos en el quinto producto de marfilada de “Tonilo” González sobre batazo a la corto del derecho de Oscar Reyes que habría sido el tercer out de esa entrada. Empate a dos en el sexto cuando dos outs, Morera disparó sencillo, Macías recibió base, “Bambino” Espinosa conectó sencillo al central, Morera anotó la tercera. Dorticós no se quedó atrás y sonó otro imparable que trajo a Macías con el empate. Buen cachumbambé, abrazaditos se fueron hasta el duodécimo capitulo, entrada iniciada por Oscar Reyes con hit (como bateaba este hombre, era una regadera de hits y extrabases), Vitico Muñoz le partió mal al batazo, la bola se fue hacia atrás y Reyes llegó a tercera con triple para anotar por fly de sacrificio de Matías Flores, carrera decisiva a la postre. El Teléfonos llegó a llenar las bases después de esa carrera, pero el emergente Manuel Domínguez roleteó al cuadro para forzar a Narciso Picazo en segunda. Los Caribes no se dieron por vencidos, Bernal y el receptor Reguera batearon de hit, con línea de out intercalada de Juanillo Mendizábal, pero Leo Ruisánchez y Uriza fallaron en rolatas dentro del cuadro.

El día de navidad, 25 de diciembre, se jugó el sexto partido, en el que los Caribes jugaron mejor para anotar 9 carreras y llevarse la victoria, marcador de 9-5, con pitcheo de Mendizábal. En el juego Miguel Morera se fue de 3-3 y José Antonio Reguera disparó un cuadrangular. El Teléfonos volvió a depender de Picazo, el que había lanzado 3 días antes. No se entiende esa insistencia de Diviñó con Picazo cuando podía haber utilizado a Domínguez, comentario de mi parte, enojado por algo sucedido hace 95 años. Los Caribes anotaron dos en el primer inning, pero el Teléfonos respondió con 3, pero luego el partido se fue de un solo lado con eficiente ofensiva de los Caribes. 

El partido final tuvo lugar el 29 de diciembre. Nuevamente Ortiz dependió de Mendizábal, mientras que Domínguez se hizo cargo del montículo del Teléfonos. Fue un juego de ofensiva de ambas partes, donde el vencedor fue nuevamente el Teléfonos con anotación de 9-8, partido decidido por doblete de Uriza. No obstante, los universitarios también sonaron a Domínguez al extremo de tener ventaja de 6-2 en la séptima entrada, pero el matancero Mendizábal comenzó a flaquear con su pitcheo, y al Teléfonos no se les podía dar un dedo, ya que te cogían la mano. Así las cosas, el Teléfonos marcó dos por intermedio de error de Morera en batazo de Colinó, base a Francisco Espiñeira, robo de tercera por Colinó, base a Nodarse, hit de Oscar Reyes impulsor de Colinó. Fue solo una anotación, pero en el octavo cayeron 2 más por bases a Echezabal y Uriza, la grúa llegó para sacar a Mendizábal, sustituido por Ruisánchez, pero Domínguez disparó triple limpiador de las bases. Llegó el noveno y la última desgracia de los Caribes, Reyes siempre Reyes, hit iniciando la entrada, Dobarganes corrió por Reyes, hit de Matías Flores, el corredor emergente llegó a tercera, Espinosa hizo el tiro a la antesala lo que ayudó a que Flores se metiera en la intermedia. Echezabal recibió base intencional y Uriza conectó doble que limpió las bases y con el tiró mal pensado a las bases, Uriza no paró hasta tercera para anotar con otro imparable de Domínguez. Siete carreras fabricadas en el último tercio de juego por los telefónicos. Los Caribes con desventaja de 3 no se dieron por vencido en la parte baja del noveno. Parece que quisieron rememorar lo que realizaron en 1921 cuando enfrentaron en otra serie co-criolla al Fortuna, al que finalmente lograron vencer. Esta vez guapearon anotando dos carreras, donde hubo boleto a Dorticós, hits de Felo Córdoba y Reguera, pero Leo Ruisánchez se ponchó con hombres en tercera y primera, cayó el out 27 y por segunda serie consecutiva el Teléfonos se llevaba el banderín de la serie.

La bibliografía consultada fue toda la disponible en la prensa cubana de 1929 sobre los campeonatos de ambas ligas y la serie aquí reportada.

27 marzo de 2023

Impresiones sobre el Clásico de Béisbol en 2023 y el equipo Cuba

Es mejor decir la verdad que duele y luego sana,
que inventar mentiras, que consuelan y luego matan.
Vieja frase popular

Por Esteban Romero

Terminó un Clásico de buena calidad, al menos en sus etapas de cuarto de final, semifinal y final, pero muy rápido. Es una lástima no haber podido ver más juegos de algunos equipos sobresalientes, como lo fueron Japón, EE. UU. y México, la gran sorpresa de este evento, enfrentados entre sí.

De la calidad hablan los juegos de cuartos de final, semifinal y final. Observemos que con la excepción de los juegos Italia vs Japón y el de Cuba vs EE. UU., todos los demás partidos se jugaron como dice la canción, a lo cortico. De hecho, los rivales más débiles fueron aquellos que salieron del grupo A, Cuba e Italia, pues el resto demostró estar en condiciones de discutir hasta el último out.

Para el 2026 deben evitarse grupos fuertes y débiles, como fueron el caso del grupo donde jugaron Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana en cuanto a fortaleza se refiere, y el A que agrupó novenas de poco empuje. Si Cuba e Italia hubieran quedado fuera, no creo que Holanda y Taipei lo hubieran hecho mejor. Por lo tanto, mejor balance en los grupos es recomendable. El que desee clasificar que se la juegue como México.

Todo el mundo esperaba una final a base de EE. UU. contra República Dominicana o contra Japón o de este último contra República Dominicana, pero una cosa son los nombres y otra los hombres jugando en el terreno, como muy bien afirmara el ex-bigleaguer dominicano Luis Polonia. Así las cosas, el conjunto dominicano decepcionó. Era el favorito del que suscribe, no le faltaba nada al bate y en pitcheo, pero no hubo ejecución. Felicito al coach del Tampa Bay y mánager del conjunto dominicano, Rodney Linares, al asumir toda su responsabilidad en esta derrota, pero creo que jóvenes como Julio Rodríguez deben empeñarse más. No le vi con el mismo brío, con el que jugó en la post temporada con el Seattle.

Un clásico hay que tomárselo todo muy en serio y perder es un lujo que ningún equipo se debe permitir por lo breve del torneo. Así las cosas, uno de los tres equipos fuertes caribeños quedaría eliminado y esto le tocó al que peor jugó y ejecutó. Vi a un equipo venezolano fuerte y entusiasta en el terreno, su pitcheo fue su lado flaco, ya que bateo le sobraba para ganarle a Walter Johnson si resucitaba. Los boricuas en lo de siempre, salen al terreno a jugar sin importarles si es King Kong el rival. Realmente Puerto Rico sabe hacer su juego y merecen una felicitación. Ni de Carlos Correa se acordaron, ¿para qué? La eliminación de los boricuas fue a manos de un conjunto muy inspirado como México y por la mínima. El pinareño Randy Arozarena les hizo daño ofensiva y defensivamente. El hombre de Arroyos de Mantua hizo fildeos de maravilla en varios juegos y bate en mano, por lo que lo considero como uno de los tres mejores en este clásico al mismo nivel que ese nuevo slugger de nombre Trea Turner y Shohei Ohtani.

Los de Japón, como había dicho antes, vienen con conjuntos muy acoplados y pitcheo de altura. Ya esta vez no hubo toques de bola con un out, todo lo contrario, batearon a la hora buena y no hubo rival que les venciera a lo largo de la justa. Shohei Ohtani demuestra que es un fuera de serie, versátil y efectivo, sea bate en mano, en el corrido de las bases o pitcheando. Es maravilloso verlo jugar.

Los inventores del béisbol trajeron un equipo muy ofensivo. Una tanda a base de Mookie Betts, Mike Trout, Paul Goldschmidt, Nolan Arenado, Kyle Schwarber, Tim Anderson, Trea Turner, Kyle Tucker, Cedric Mullins y otros más, es como para meterle miedo a Godzilla y King Kong juntos, pero su pitcheo no fue el mejor. Me extraño ver pitchers como Kendall Graveman y Nick Martínez en esa nómina. Tampoco Lance Lynn es que estuviera en forma, algo usual para él durante el entrenamiento primaveral como al inicio de temporada. El resto de los lanzadores no es que sean estrellas. EE. UU. tenía más pitcheo en casa y de haber traído cuatro abridores de puntería habría arrasado. Así y todo, la ofensiva compensó bastante, aunque contra México no pudieron imponerse en la fase eliminatoria, incluso fueron aventajados por siete carreras.

La semifinal tuvo un buen partido entre Japón y México, en el que los nipones lograron ganar a última hora cuando Ohtani encendió la mecha y el bateador zurdo Munetaka Murakami la llevó lo suficiente lejos para dejar a los mexicanos al campo. Fue realmente un partidazo. Un desafío comparable a caminar sobre la cuerda floja, en la que si pierdes el equilibrio te va la vida, en este caso este juego crucial.

Ni remotamente se pareció el de EE. UU. vs Cuba al anterior. Una pateadura en toda regla. Los pitchers cubanos no sabían qué hacer, solo lograron darles un escón a los americanos. Era demasiada la superioridad de un conjunto con respecto al otro. No tengo idea cuál fue el comentario de los expertos cubanos. Tal parece que hubo victoria, pues al otro día fue que, todos los estudiantes en la Habana fueron convocados a hacer bulto a lo largo de la avenida Boyeros a recibir a los “campeones”, una verdadera ridiculez.

Muy picua estuvo la entrevista que concedieron de manera conjunta Mandy Johnson y Liván Moinelo, en la que alababan a la MLB, algo que todos sabemos, pero con intenciones muy claras y teledirigidas por la federación nacional en su intento de lograr un acuerdo de $$$ con contrataciones concertadas con la MLB. Pienso que Armando Johnson es una buena persona, pero está muy lejos de tener calibre para dirigir incluso un equipo de clase AA. En cuanto a Moinelo, basta que saque visa para Estados Unidos, se monte en un avión desde Tokio y vea las posibilidades en el béisbol profesional de la organización que alabó en esa entrevista, la que fue catalogada hace décadas en Cuba, al igual que al resto del béisbol profesional, como pelota esclava. Moinelo no necesita de la federación para dar el salto, algo que Oscar Colás entendió en su momento.

23 marzo de 2023

De los juveniles a la profesional: Osmaro Blanco sí, Lino Donoso no

«Vamos (los peloteros negros) por la vida caminando
sobre la cuerda floja para evitar demasiadas desilusiones.«
Jackie Robinson

Hay peloteros cubanos que se conocen poco o no se conocen. Ese es el caso de Osmaro Blanco, un muchacho de pequeña estatura, menos de 175 cm, el que se desenvolvía en el campo corto en las filas juveniles. Sus dos nombres son José Osmaro, supongo habanero, nacido en 1926, el que jugó en 1943 y 1944 para el Deportivo Tacón en la justa juvenil de la Dirección General Nacional de Deportes (DGND).

Algo le debe haber visto Joe Cambria al contratarlo en 1944, casi un par de semanas después de iniciado el campeonato juvenil. Salió del Tacón y se montó en avión rumbo a Williamsport para jugar en la Liga Oriental (clase A), equipo en el que jugó en 15 partidos con ofensiva débil, promedio de ,175, tres empujadas y ningún XBH. Defensivamente sólo cometió un error y su promedio fue de ,971.

Osmaro Blanco ex juvenil y ya vestido de profesional en 1944

Osmaro continuó jugando en las ligas profesionales de EE. UU. hasta 1952. En 1946 jugó con los Flamingos de Miami Beach y con los Havana Cubans en la Liga Internacional de la Florida, cuyas estadísticas no están disponibles. Luego jugó para las Abejas de Bridgeport en la Liga Colonial, donde logró promedio ofensivo de ,278 en la temporada de 1948. Pasó a jugar hasta el final de su carrera en la Liga Sooner State (clase D) sin logros al efecto, ni siquiera jugó en la liga profesional cubana, pero sí tiene en su aval el de haber saltado de los juveniles a la profesional sin pasar por las filas amateur.

Por el contrario, se ha afirmado que el estelar lanzador zurdo de Puentes Grandes, la Habana, Lino Donoso había hecho un salto similar, lo que no es cierto. Donoso lanzaba en los juveniles en 1944 para el conjunto Estrellas León. El habanero vino encendido, lanzó 2 juegos de 0 hits 0 carreras, en uno de ellos propinó 21 chocolates. Archivó 3 victorias y su única derrota fue con anotación de 2-1 contra el Rufino. Así y todo, los rufineses saborearon 19 ponches en 10 entradas que duró ese desafío el jueves 27 de abril de 1944.

Donoso les dio el adiós a los juveniles una semana después y se fue a jugar con el Sancti Spíritus de la Liga Amateur Inter provincial, donde nuevamente lanzó como todo un coloso, aunque su equipo en 3 ocasiones le falló defensivamente, uno de ellos fue con el Cromo B.B.C. de Camagüey, derrota costosa de 3-0, la que les quitó la posibilidad de discutir el campeonato con el Vertientes, a la postre campeón de esa lid.

Lino Donoso en 1944

Lino fue campeón en juegos ganados (8) y su promedio de victorias y derrotas fue de ,667 en la interprovincial amateur de 1944. No poseo datos de su carrera en 1945 por ahora. Debe haber jugado amateur o semipro hasta debutar en la profesional cubana en 1946 con el Marianao. Fuera de Cuba debutó con los New York Cubans, campeones de la Liga Nacional Negro II y también vencedores en la Serie Mundial de ese circuito, temporada en la que ganó 5 y perdió 3.

Por ser pelotero negro, Donoso debutó en las Mayores en 1955 cuando ya tenía 33 años. Se puede decir que sus mejores años estuvieron algo desperdiciados. El ilustre comentarista deportivo Pedro Galiana consideraba a Donoso al mismo nivel que Agapito Mayor, Daniel Parra y Adrián Zabala entre los lanzadores zurdos cubanos. Galiana abiertamente escribía en el periódico Crisol sobre las facultades de Donoso y consideraba una injusticia el que no pudiera lanzar en la Liga Nacional Amateur.

Pero como se dice en français, c´est la vie, Monsieur. A Blanco por ser blanco le tocó la buena, y a Donoso, por ser negro, tuvo que pulirla para poder lograr éxitos en Cuba y en otros circuitos profesionales. Lino, de hecho, fue una estrella, sobre todo con los Rojos del Águila de Veracruz en la Liga Mexicana, con el que ganó 39 juegos incluido 9 lechadas en 4 temporadas.

5 marzo de 2023

Pronóstico para el V Clásico mundial de Béisbol (2023)

«Los ganadores nunca se rinden y
los que se rinden nunca ganan».
Vince Lombardi

Por Esteban Romero

A pocas horas de comenzar el Clásico de béisbol, me tomo el trabajo de ver las nóminas finales de los equipos y dar mi modesta opinión de quienes deben discutir el título y quién probablemente sea el vencedor.

Anticipo a los lectores que no soy de mucha suerte a la hora de los pronósticos, pero gusto de hacer alguna predicción y ver luego lo que resulte. Al menos eso sirve de aliciente para este aficionado.

Ver las nóminas en este momento es sensato, ya que es cuando se sabe quienes realmente jugarán en cada equipo. Semanas atrás veíamos venir un King Kong de conjunto estadounidense y otro por el estilo dominicano, pero muchas de esas estrellas, inicialmente previstas, no estarán. Unos por una razón, otros por otra. En fin, lo mismo de siempre.

El Clásico de Béisbol dista mucho de ser algo como la Copa Mundial de Fútbol, en la que sí juegan todas las estrellas. Es impensable en un torneo de esa calidad no ver a figuras como Messi, Mbappé, Neymar, Griezman y muchos otros más. Tampoco se le ocurre al Paris St Germain, al Barça, al Real Madrid, a la Juventus, al Manchester United y otros destacados conjuntos prohibirles jugar a sus figuras en el evento cumbre futbolístico.

En este evento de béisbol no es así, las franquicias pueden prohibirles a sus jugadores no participar. En algunos casos por razones de salud y para evitar una lesión, lo cual no es justificable si volvemos a compararlo con la copa de fútbol. Otros jugadores no sienten esa necesidad de competir, nuevamente evitando lesiones, pero hasta tenemos un equipo, como el cubano, que escoge a sus jugadores no por su rendimiento sino por otros aspectos que nada tienen que ver con el béisbol.   

Vayamos al Clásico de 2023, para abreviar, creo que hay cuatro equipos con nóminas muy completas. Ellas son las de República Dominicana, EE. UU., Venezuela y Japón. Teóricamente entre esos cuatro conjuntos debe estar el campeón. Sin embargo, una cosa es la lista en el papel y otra es el juego en el terreno.

Basado en lo anterior uno no debe descartar a Corea del Sur. Los países asiáticos vienen con fuertes selecciones y salen al terreno en búsqueda de la victoria. Tienen paciencia suficiente para revertir cualquier marcador, a veces haciendo cosas que desbaratan cualquier librito, p.ej. toques de sacrifico con un out en la entrada, robos inesperados y otras cosas más. Hay pragmatismo en su estrategia.

Un equipo que siempre ha dado batalla ha sido Puerto Rico, y puede darla de nuevo, pero le veo algo flojo en el pitcheo, mientras que la ausencia de Carlos Correa se puede hacer sentir.

Venezuela tiene equipo ofensivamente muy completo, con figuras estrellas en las Mayores, pero si su pitcheo no les funciona a la par, no creo que lleguen a la gran final.

Tanto República Dominicana como EE. UU. traen equipos muy completos, pero los norteamericanos no tienen pitcheo superior al dominicano. Ofensivamente tienen hombres capaces de poner la pelota a viajar y aportar muchas carreras. Para ganarles se necesita un contrario con pitcheo. Para mí es el de República Dominicana, cuya ofensiva no es segunda de nadie, por lo que veo al conjunto de la tierra de Máximo Gómez con grandes posibilidades de llevarse su segundo título en los Clásicos.

Es una lástima que José Ramírez, a quien veo como uno de los mejores bateadores en la MLB en la actualidad, no sea parte del equipo dominicano. Ramírez es versátil como infielder, batea eficientemente con ambas manos, tiene poder, corre velozmente y es un peligro en bases por ser un buen robador. Él es quien le daría el toque de monstruo a la selección dominicana, la que así y todo cuenta con un cuadro de espanto y bateadores que pondrán la bola a bailar merengue, y del bueno. Su cuerpo de lanzadores también tiene dos ausencias, el derecho Luis Castillo y el zurdo Framber Valdez, pero es de esperar que hombres como Johnny Cueto, pitcher con un COrazón muy grande, Cristián Javier y Sandy Alcántara pongan mucho de su excelencia siempre ayudado por el mejor cuerpo de relevistas del torneo. Así que pienso que la final será entre República Dominicana y EE. UU. o Japón.

El tema de Cuba lo he dejado para el final. Creo que puede dar batalla para superar la primera fase. Contra los Países Bajos y Taipei deberán jugar su mejor béisbol. Si Moncada, Luis Robert Jr., Céspedes y Despaigne le rinden al bate y su cuerpo de lanzadores responden decentemente, el Cuba puede dar pelea incluso en la segunda fase.

El conjunto cubano es una mezcla de algunos peloteros MLB, otros de Ligas Menores, de Ligas de Japón y muy contados de series nacionales. Es una nómina muy mejorada en comparación a la anterior edición, pero el triunfo que se alcance tendrá repercusión en la pelota dentro de Cuba. Me explico, si los peloteros cubanos de adentro ven que incluso los destacados en series nacionales o ahora en series Élite no hacen selección nacional, el éxodo aumentará al no haber aliciente para jugar en los torneos nacionales. Esta situación no se resolverá con medidas prohibitivas, por lo que la mejor opción es abrir las puertas a todo aquel que quiera y pueda jugar profesional, dando igualmente a ellos la posibilidad de jugar en los eventos invernales nacionales. Tampoco piensen que el negocio con Japón resuelva el problema, ya que este tiene un carácter muy limitado. Así que con dar la libertad sin condiciones pueden avanzar.

No sigan con eso que los peloteros han sido formados allá y que hay que pagar a la Federación. Eso de formación no es argumento, pongo de ejemplos a la mayoría de los peloteros cubanos que llegaron a las Mayores hasta la década de los 60. ¿Quién los formó? Tenían libertad de jugar donde se les permitiera. Ningún equipo amateur o de liga profesional cubana o federación podía ponerles trabas. Los peloteros buenos en Cuba crecen solos como el marabú, y son los que triunfan.

6 marzo de 2023

Ángel Scull, el pelotero cubano injustamente nunca ascendido a las Mayores

Fue una figura excelsa del centro de los jardines; sustituyó
al tradicional Sam «Sambo” Jethro en El Almendares.”
Jesús Varona (comentarista cubano y ex-pelotero amateur)

Hablaré aquí de un pelotero muy conocido por la afición cubana de la década de los 50, se llamaba Ángel Scull Sáez, oriundo del Central Mercedes, luego 6 de Agosto (Manguito, provincia Matanzas), ingenio fundado en 1855, capaz de moler 325 000  arrobas de caña diariamente.

Jugó en la Liga Pedro Betancourt como jardinero desde 1949 y por su excelencia fue escogido para integrar el equipo Cuba a los VI Juegos Centroamericanos y del Caribe (1950), integró el equipo como jardinero derecho regular, ya que el central fue patrullado por el liniero Antonio Chacón, otro destacado de la Liga Pedro Betancourt.

Su buen juego le hizo ganarse otro puesto en el equipo Cuba que compitió en los I Juegos Panamericanos en Buenos Aires (1951), esta vez como patrullero central. Aquí se despachó a sus anchas ofensivamente, ya que resultó co-líder en jonrones (3) con Frank Wehner de EE. UU., y líder en impulsadas (11) y bases robadas (4).

En el invierno, Scull, el llamado negrito del batey, apodo que se utilizó de siempre en los circuitos profesionales para el cubano, debutaba con el Almendares en la fuerte Liga Profesional Cubana, participando en 8 desafíos, casi siempre a la defensiva, ya que compareció 8 veces al bate y no produjo imparable. Sus resultados en ese equipo en la temporada de 1952-53 no fueron notables (Prom. 231, Slug. 295, XBH 3). Previamente había jugado para el Fort Lauderdale y luego con el Havana Cubans de la Liga Internacional de la Florida (clase B), campaña en la que promedió ,278 y slugging de ,359.

Ya para la siguiente temporada Scull fue contratado por Joe Cambria y pasó a jugar con los Senadores de Charleston de la Asociación Americana (AAA), filial del Washington de la Liga Americana. Hasta una postal de Scull fue puesta en venta vistiendo el uniforme de los Senadores, pero una lesión limitó su ascenso a las Mayores. Con el Charleston, Scull volvió a mostrar su valor al promediar 286-337-349 con 29 bases robadas, una especialidad de Scull a lo largo de su carrera.

De ahí saltó a los Cubans de la Liga Internacional (AAA). Fue por 1955 que empecé a verle jugar, con uso de razón y entendimiento de la pelota, sea con los Cubans en el verano como con el Almendares en el invierno. Era un pelotero muy peligroso, entraba en circulación con mucha frecuencia, robaba demasiado, producía batazos extraviados, los que convertía en triples, jugaba el jardín central con soltura, varias veces le vi correr y dar la vuelta para atrapar un enorme batazo por su territorio. Scull era bajito, pero había algo que me llamaba la atención y que aún recuerdo, parecía como quererse enterrar en la caja de bateo, se afincaba bien, bateaba y salía del supuesto hueco como una flecha a primera.

No entiendo porque el Cincinnati y Bobby Maduro se deshicieron de Scull, hombre que bateó sobre los .300 en sus cuatro temporadas con los Cubans. Menos se entiende que algún equipo de Liga Grande no se haya interesado para ascenderlo. Es cierto que el no era un slugger, pero es que ponía la bola en juego y anotaba, un buen primer bate en cualquier alineación.  La temporada de 1957 fue la última con los Cubans, equipo donde fue el que más robó (72), el que más triples conectó (23), el que más anotó (246) y el que más imparables disparó (495) en la historia de una franquicia que duró hasta 1960.

De los Cubans pasó a jugar con el Toronto primero y luego con los Reales de Montreal (sucursal de los Dodgers de Los Ángeles). En 1959 pude ver un doble juego dominical del Montreal contra los Cubans en el Estadio del Cerro. Los Reales pusieron a dos cubanos como primeros bates de su equipo, Scull (CF) y Amorós (LF), el público les llamaba los guerrilleros, era mucho el daño que esos matanceros hacían a los lanzadores de los Cubans. Por suerte, su ofensiva no sobrepasó a la de los Cubans, los que se llevaron las dos victorias ese día.

Scull en 1958 con el Toronto bateó para promedio de ,283 y para los Reales en 1959, ,293. Con estos últimos estuvo en 1960 y luego pasó al Syracuse, equipo que regresaba a la Liga Internacional después de haberla abandonado en 1956. En 1962 compartió labores en los Crackers de Atlanta, entonces nuevo equipo en la Liga Internacional, y con los Mounties de Vancouver en la Liga de la Costa del Pacifico (AAA). Su promedio en ocho temporadas en la liga internacional fue de ,287 (3479-997). Todo eso logrado jugando la mayor parte de los juegos de su equipo, lo cual igualmente denota salud. Ahora cualquier pelotero se enferma y se pierde un tercio o más de la temporada en la lista de los lesionados.

Toda esa etapa en la Liga Internacional coincidió con la invernal en las filas del Almendares, donde fue jardinero central regular. En 10 temporadas promedió ,277 con XBH 120, de ellos 31 triples, y 87 bases robadas (séptimo de todos los tiempos en la liga), fue cinco veces líder en estafas en la Liga. Fue campeón de bateo (,370) en la temporada de 1954-55.

Asistió a dos series del Caribe (1954 y 1959), en la de 1954 fue líder en anotadas (5), imparables (9) y dobles (3). Era un pelotero que aportaba mucho con su bateo y su velocidad en bases, muy valioso, el cual el Almendares nunca quiso canjear.

Con la muerte de la pelota profesional en Cuba, le perdí el rastro a Scull, como se lo perdí a muchos otros buenos peloteros. Sin embargo, ahora veo que Scull se fue a jugar a México, donde igualmente triunfó jugando para los Petroleros de Poza Rica a partir de 1963 hasta 1968, temporadas en las que bateó para promedio de .342 (1963), 331 (1964), .311 (1965), .294 (1966), .309 (1967) y finalmente .262 (1968). En esos cinco campeonatos bateó para promedio de .314, con XBH 210, de ellos 44 triples.

El destacado pelotero igualmente incursionó en el circuito invernal venezolano, con el Valencia de la pelota invernal de Venezuela en la temporada de 1962-63 y bateó para ,359 en 39 juegos. Igualmente jugó con los Piratas de Campeche de la Liga del Sudeste de México en las temporadas de 1968 y 1969, en esta última, su despedida, bateó para ,325 en 120 desafíos.

Veía hace unos días un corto norteamericano de peloteros de EE. UU. que no llegaron injustamente a jugar en la MLB, y me acordé del Picua (así le llamaban en su lugar de origen), o también llamado Angelito Negro o Negrito del Batey, al que, por razones que no llego a saber, nunca ascendió a las Mayores. Como habrán visto, sus numeritos denotan eficiencia y durabilidad en el ámbito de clase AAA, no saben lo que se perdieron y lo que le hicieron perder a este inolvidable pelotero.  

Fuentes consultadas

Baseball-reference.com. https://www.baseball-reference.com/register/player.fcgi?id=scull-001ang

Figueredo, Jorge S. 2003. Who´s who in Cuban Baseball 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson-North Carolina-London, pp. 194-195.

Grillo Morales M. 2016. Ángel Scull. La G del Grillo. http://lagdelgrillo.blogspot.com/2016/03/angel-scull.html

Pelotabinaria.com.ve. https://pelotabinaria.com.ve/beisbol/mostrar.php?ID=sculang001

Romero Esteban. 2020. Torneo de béisbol de los I Juegos Panamericanos (1951). https://deportescineyotros.com/2020/05/14/torneo-de-beisbol-de-los-i-juegos-panamericanos-1951/

Romero Esteban. 2022. Ángel Scull Sáez. Destacados del Béisbol Cubano. https://destacadosbeisbolcubacom.wordpress.com/angel-scull-saez/

Rubio Jesús Alberto. 2009. Ángel Scull, el angelito negro. http://elchiltepin.mx/columna.php?idcol=9&idnota=429

Esteban Romero
21 febrero 2023

Asombroso y vergonzoso: la paliza de los Leones de Caracas, Venezuela, sobre los Agricultores, Cuba

La victoria tiene muchas madres. La derrota es huérfana.”
Aristóteles

Por Esteban Romero

Vaya, vaya, ¡¡qué resultado ese de 20-3 en la serie del Caribe de 2023!! Una clara victoria venezolana sobre el maltrecho equipo Agricultores, flamante campeón de la recién estrenada Serie Élite del Béisbol Cubano. Fueron 20 carreras y 25 hits de los vencedores, una verdadera práctica de bateo

Lógicamente, no me gustó el resultado, pero menos me gustaron las declaraciones del mánager del equipo Agricultores, Carlos Martí. Habría sido mejor no hablar, ya que en realidad no se le entendía nada de lo que decía, ni tampoco tenía idea de la justificación a dar. Son los nervios y no es para menos.

Desde que los equipos cubanos han regresado a las Series del Caribe, excepto en el 2015 cuando Vegueros viniendo del fondo se superó para llevarse el triunfo, no han tenido resultados que uno pueda aceptar y menos alabar. No llevo una cuenta precisa de lo ocurrido con los equipos cubanos desde 2014 en cuanto a juegos ganados y perdidos, pero si puedo afirmar que todos, sin excepción, han estado muy lejos de las representaciones cubanas en las primeras 12 ediciones de estos torneos entre 1949 y 1960. Quien lo dude, puede consultar el libro del que suscribe, donde se detallan como fueron esos torneos y el comportamiento de los equipos, sobre todo los de Cuba.

Ante el desastre del 4 de febrero de 2023, me di a la tarea de consultar el libro de referencia y buscar juegos en los que Cuba hubiera sido vapuleado. Encontré que el 22 de febrero de 1951 los Cangrejeros de Santurce vencieron a los Leones del Habana 13-1. Un día después el Spur Cola de Panamá le ganaba al Habana 12-2. Dos juegos consecutivos con marcadores de muy señor mío, y la tropa de Miguel Ángel González por el suelo. No hubo más, el Habana ganó cuatro juegos consecutivos y se llevó el segundo lugar de esa serie.

Los equipos panameños pagaron por ese juego de 12-2. El 26 de febrero de 1952 los mismísimos leones del Habana apabullaron al Carta Vieja de Panamá 11-2. Un año después, el 19 de febrero de 1953, los mismos leones se fumaban 13-0 al Chesterfield.

No obstante, ese mismo Chesterfield se anotó victoria de 18-0 sobre el Valencia venezolano, dirigido por el cubano Regino Otero, el 15 de febrero de 1956. Una ventaja de 18 es mayor que una de 17, ¿de acuerdo? Lo digo para aquellos que no se hayan dado cuenta. Los representantes del Istmo conectaron cinco cuadrangulares dentro los 16 indiscutibles conectados en ese partido. Los jonrones fueron dos del inicialista Elías Osorio, uno del antesalista Clyde Parris, otro del entonces defensor de la intermedia Héctor López (jugo luego la antesala y los jardines), mientras que el quinto fue obra del jardinero Danny Schell.

Al fin y al cabo, lo que valen son las victorias, cualquier equipo puede tener un mal día, lo que no puede ser que ese mal día se repita de manera parecida o que las derrotas caigan como un aguacero. Por lo que prefiero hablar del comportamiento de los equipos representativos de Cuba en las primeras 12 series.

La peor performance de un equipo cubano en Serie del Caribe entonces fue en 1955 cuando los Alacranes sólo lograron 2 victorias de 6 posibles, pero no hubo marcador abultado en ningún caso.

A partir de esa serie no hubo más campeón que los equipos representativos de Cuba, los que lograron cinco títulos consecutivamente. En varias oportunidades esos conjuntos lograron marcar dos dígitos de ventaja en sus juegos repetidamente, mientras sus adversarios salían con pocas carreras o lechada. Busquen los box scores y sus resultados y ya verán.

Cuba jugó para ,583 en esas doce series, siete campeonatos y tres subcampeonatos (1951, 1953 y 1954). Para lograr eso hay que tener peloteros profesionales, conocedores de la pelota en ese momento.

Disfruté las Series del Caribe desde 1955 hasta 1960 cuando desaparecieron por un rato, por lo que me permito recordar a los más jóvenes que, en esas primeras series jugaban peloteros de alto calibre. Estamos hablando de Camilo Pascual, Pedro Ramos, Juan Pizarro, Miguel Fornieles, Miguel Cuellar, Ramón Monzant, Vic Power, Héctor López, Roberto Clemente, Willie Mays, Rocky Nelson, Orestes Miñoso, Tony Taylor, Tony “Haitiano” González y Leo Cárdenas, entre otros tantos. Eran estrellas de Grandes Ligas, las que ahora no veo en las actuales series. Con esto solo quiero reafirmar el valor que tenía una victoria en aquella primera etapa de las series del Caribe.   

Los cubanos llevan el ADN del béisbol, lo que significa biológicamente almacenar conocimientos, codificarlos y replicarlos para que el buen hábito y la costumbre no se pierdan. Indudablemente, esto último, la replicación, se tronchó hace algunas décadas a causa del perjudicial gigantismo de los que han dirigido la pelota. Se creían sabios y no eran más que improvisados, sea en el béisbol como en el resto de los deportes.  

Los buenos entrenadores heredados de la pelota profesional e incluso de las Ligas Amateur fueron, por reglas de la vida, desapareciendo. Murieron los Gilberto Torres, Juan Delis, Asdrúbal Baró, Orlando Leroux, José Miguel Pineda, Roberto Ledo, Conrado Marrero y otros tantos más. Otros se macharon del país como Ramón Carneado y Fermín Guerra. Tampoco se interesaron en utilizar los servicios de hombres como Silvio García y Alejandro Crespo, por solo mencionar dos grandes olvidados, los que murieron en Cuba.

No crean los de Cuba que este resultado en serie del Caribe me alegra, todo lo contrario, siento vergüenza. Si de algo los cubanos siempre nos hemos sentido orgullosos ha sido de nuestro beisbol, pero el declive comenzó hace mucho, nadie se imagina como paradójicamente el segundo lugar en el I Clásico perjudicó a la pelota del país. Creerse reyes sin serlo. Aquel resultado elevó a la enésima potencia la falsedad que éramos los mejores. Supongo se haya creído que la selección nacional fuera capaz de vencer al campeón de la Serie Mundial del momento. La realidad es otra, fuimos los mejores después de los estadounidenses hasta finales de la década de los 60 en el mundo profesional, cedimos ese lugar tranquilamente a los hermanos dominicanos y venezolanos, los que han podido disfrutar de academias de béisbol de alto nivel, incluso con entrenadores cubanos, mientras que nosotros disfrutábamos de las masacres de las llamadas selecciones amateur de series nacionales sobre otros conjuntos amateur más débiles, con menos recursos y juegos de temporada.

Es cierto que Cuba pudo tener potentes selecciones nacionales, capaces de vencer a conjuntos profesionales de Venezuela o a los mismos Diablos Rojos de México en las décadas de los 70 y 80. Eran equipos formados con peloteros entrenados por esos difuntos profesionales o amateur. Vinent tiraba slider porque Marrero se le enseñó a lanzar, Casanova, Juan Castro, Urquiola, Julio Romero, Rogelio García y otros pinareños más tuvieron las enseñanzas de Pineda. Los Orientales crecieron bajo la guía de Ledo. Los de Sancti Spíritus con la ayuda de Cándido Andrade, y así sucesivamente. Esa valiosa asistencia de entrenadores experimentados se fue perdiendo con el tiempo y los resultados comenzaron a convertirse en derrotas, una detrás de otras.

Tan pronto se oficializó el profesionalismo en el béisbol olímpico, se acabaron las masacres y los cubanos empezaron a ver que los peloteros de clase AA tienen más maña y técnica que los de series nacionales. Ese problema persiste en la actualidad, no se ha resuelto. Vean al tercer y cuarto bates del Cuba haciendo swing a cualquier cosa, los pitchers adversarios los vacilan, mientras que los serpentineros cubanos sufren con sus rivales cuando sus rectas por debajo de 90 MPH son rechazadas con fuerza.

Pensar resolver el asunto enviando 4-5 jugadores a jugar al Japón no es la solución. Tampoco lo es que se les dé entrada selectiva a peloteros cubanos profesionales en equipos de series nacionales, cuya selectividad estriba en la política y no en el mismo deporte, aspecto que demuestra que la Federación Nacional de ONG no tiene nada y de estatal mucho.

Siempre lo he dicho y lo repito ahora, la pelota en Cuba está como la producción de azúcar, la que no llega ni a medio millón de toneladas en la actualidad. El azúcar está perdida igual que las victorias en la pelota o el de los grandes velocistas de 100 metros planos.

Hay material humano de sobra en el país para convertirlos en excelentes peloteros. El asunto ahora parece complicado, pero no lo es si en algún momento se deciden a cambiar el rumbo de la economía del país, ya que alimentación, salud, educación y deportes son enteramente dependientes del estado de la economía de cualquier nación.

No digo más, soy de la misma opinión de todos aquellos que han criticado el resultado de ese juego, pero lo que más preocupa es que las derrotas sigan lloviendo y al paso que va, no parece haber medidas a la vista para corregir el curso.    

7 febrero 2023

Fuente principal consultada: Romero Esteban. 2022. Las primeras 12 series del Caribe de Beisbol (1949-1960). (Deportiva RELR), 187 p.
https://www.amazon.com/primeras-Caribe-1949-1960-Deportiva-Spanish-ebook/dp/B0BNGK3B2X/ref=sr_1_1?crid=27MMA8FMC3VTH&keywords=Las+primeras+12+series+del+Caribe+%281949-1960%29&qid=1675784671&sprefix=las+primeras+12+series+del+caribe+1949-1960+%2Caps%2C487&sr=8-1

Rafael Ávila, un verdadero promotor del béisbol

«Un hombre realmente se determina a sí mismo por lo que hace
Vin Scully (narrador y cronista de los Dodgers)

La noticia llegó de parte del cronista Ken Gurnick de la MLB.com sobre el deceso, el lunes 31 de enero de 2023, del famoso cazatalento y promotor camagüeyano de béisbol Rafael Ávila, también conocido como Ralph, hombre que ayudó muchísimo
en la captación de peloteros que luego brillaron en las filas de los Dodgers.

Su trabajo de promoción consistió igualmente en la creación de una academia de béisbol en República Dominicana como vía de desarrollo de peloteros de ese país y futuros regulares en las filas de la franquicia de los Dodgers. Ávila llegó a ser vicepresidente de ese centro de formación.

En sus inicios Ávila recibió ayuda de parte del greco-norteamericano Alessandro o Al Campanis, quien dirigió al Cienfuegos en la temporada de 1953-54 en la Liga Profesional Cubana, el que fungía como gerente de los Dodgers para América Latina en 1966.

La lista de peloteros estelares firmados por Ávila es extensa, entre ellos Pedro Martínez, su hermano Ramón, Adrián Beltré, Raúl Mondesi, Rick Rhoden, Mariano Duncan, Juan Guzmán y Alejandro Peña.

Según reporta Gurnick, Ávila fue el primer ganador del Premio Scout Internacional del Año en el 2006 y fue exaltado al Salón de la Fama de República Dominicana (1996), el Salón de la Fama de Latinoamérica (2003) y el Salón de la Fama Cuba Sports of Miami (2003).

Rafael Ávila es el padre de Al Ávila, el que ha fungido como gerente en el béisbol en varios equipos, además de su nieto, el receptor Alex Ávila.

Rafael es un hombre que todos los cubanos amantes del béisbol debemos conocer. Seguro estoy que muchos no le conocen y dudo que se mencione su nombre en los medios de prensa en Cuba por razones que ellos conocen bien.

En conclusiones, este hombre fue toda una leyenda del béisbol profesional y merece nuestros honores por su fecunda carrera.

 

1928, primer Play off de los campeones de las Ligas Nacional Amateur y la Inter social

He estado en parques de pelota por 17 años y no he recibido
más que amabilidad y apoyo de ustedes, los aficionados.”
Lou Gehrig

Por Esteban Romero

La Liga Nacional Amateur cubana venía funcionando desde 1914. Hubo otras ligas, la oficial que duró sólo en 1914, un año después hizo su estreno la liga social, de la que hablaré en otro momento, ya que la información en mi poder es aún incompleta. En 1924 y 1925 funcionó la Liga Federal. En 1927 se creó la liga inter social, amateur en toda regla, en la que participaron varios equipos, algunos muy vencedores como fue el caso del Teléfonos.

Por el interés existente de los aficionados por el juego de las Ligas Nacional y la Inter social, se decidió organizar un play off entre los campeones de ambos circuitos en 1928. Para comenzar les describo algo de los campeones, sus nóminas y cómo vencieron en sus respectivos torneos.

En la Liga Nacional el vencedor fue el Vedado Tennis Club, el cual finalizó la temporada con balance de 17-4 (,810) superando al Fortuna con ventaja de dos juegos y medio. Era el cuarto banderín consecutivo de este equipo bajo la guía del experimentado bigleaguer Rafael Almeida.

Los marqueses del VTC contaron en sus filas con el bateo despiadado de un “semipro” como Ramiro Seiglie, el que resultó campeón de bateo (,400) y de bases robadas, unido al pitcheo del zurdo Joaquín Ravena, el que archivó 12 victorias y solo 2 derrotas (,857). El VTC también contaba con los servicios de Alfredo Consuegra como su receptor principal, el experimentado Jorge René Gallardo en la inicial, Gustavo Gómez Calvo en la intermedia, el muy ofensivo Gustavo Alfonso como antesalista, Jorge “Profesor” Consuegra, hermano de Alfredo (Palito) defendió el campo corto, a veces secundado por el jardinero Manuel Sotolongo, mientras que los jardineros fueron el también tenista Ricardo Morales, A. “Chichio” Bruzón, Joaquín de Calvo y Ramiro Seiglie. Además de Ravena, el VTC contó al inicio y al final del torneo con el derecho Héctor Rocamora y con J. Vázquez. Observen que cuatro integrantes del equipo Cuba a los Juegos Centroamericanos (Mexico 1926) formaban parte del conjunto de los marqueses, como fueron Alfredo Consuegra, Gustavo Alfonso, Jorge Consuegra y Joaquín de Calvo.

Por la seguidilla de banderines y la experiencia de sus jugadores, el VTC se pintaba como vencedor del play off, al menos eso pronosticaban los expertos de la época.

En la Liga Inter Social su segunda temporada concluyó el 23 de setiembre, en la que el Teléfonos (apareció en ese campeonato como Cuban Telephone Company) le sacó 4 juegos de ventaja al Vasallo Barrinaga y Bárcena, y 5 a los Hermanos Maristas, campeones en la justa de 1927.

El Teléfonos venía dirigido por el experto y también árbitro Octavio Diviñó, uno de los hombres que mejor conocía la pelota en aquella época. La nómina del equipo presentaba a Francisco “Machito” Espiñeira como receptor, un pelotero que golpeaba bien la bola, Oscar Reyes defendió la inicial, Eugenio Costa la intermedia alternando con Roberto Uriza y con el también lanzador Manuel Domínguez o con José Ventura 2B. Ramón Pajares se encargó de la antesala y Antonio Palencia del campo corto. Los jardineros fueron Matías Flores, Conrado Lugo, Adolfo Febles, J. González y L. Romero. El lanzador principal fue el zurdo Narciso Picazo secundado por Manuel Domínguez a ratos.

En los terrenos del VTC, el 7 de octubre comenzó la serie, también bautizada como Serie Miguel Mariano Gómez, alcalde de la Habana ¿habrá jugado alguna vez pelota este político?

Los árbitros en esta serie fueron Valentín González, Kiko Magriñat, Raúl Atán, Eustaquio Gutiérrez, Chacón y Hernández.

Las alineaciones para el juego inaugural fueron las siguientes:

VTC

Ramiro Seiglie RF
Gustavo Alfonso 3B
Joaquín de Calvo CF
Gustavo Gómez 2B
Chichio Bruzón LF
Alfredo Consuegra C
René Gallardo 1B
Joaquín Ravena P

Teléfonos

Conrado Lugo CF
Eugenio Costa 2B
Francisco Espiñeira C
Oscar Reyes 1B
Antonio Palencia SS
Adolfo Febles RF
Ramón Pajares 3B
Matías Flores LF
Narciso Picazo P

También participaron Manuel Sotolongo por el VTC y Manuel Domínguez por los inalámbricos. En el desafío el antesalista y muy renombrado Gustavo Alfonso cometió 2 costosos errores, los que le proporcionaron carreras a su rival, mientras que el “Profesor” Consuegra no se quedaba atrás y cometía otro error sobre un lance fácil en batazo de Lugo, el que luego anotó también. El juego llegó a la novena entrada con anotación de 8-5 a favor del Teléfonos, pero el VTC reaccionó y anotó 2 carreras, las que pusieron a todo el mundo a pensar en un empate, el que al final no sucedió. Juego ganado por Narciso Picazo y derrota para Joaquín Ravena. El receptor Francisco Espiñeira bateó 3 sencillos y un doble, siendo el mejor a la ofensiva en este juego, además robó su primera base en su carrera como pelotero. El Teléfonos cometió 3 errores también, pero sin graves consecuencias.

El 12 de octubre se jugó el segundo juego, el que concluyó con otra victoria para el Teléfonos con anotación de 6-3. Lugo y Pajares fueron los mejores al bate por el Teléfonos, cada uno con par de imparables, Gustavo Alfonso se fue de 5-2, Jorge “Profesor” Consuegra conectó triple en 3 veces al bate, su hermano Alfredo se fue de 3-2, al igual que el inicialista René Gallardo, los mejores al bate por los perdedores. Perdió Héctor Rocamora y ganó Manuel Domínguez. La defensiva en este juego fue de las peores, los marqueses cometieron 6 errores por cuatro del Teléfonos. A la desgracia del VTC hay que sumar las 8 bases por bolas concedidas por Rocamora.

La prensa dio desde un inicio al VTC como vencedor y los resultados mostraban que esos periodistas poco conocían a los peloteros del Teléfonos.

El tercer juego tuvo lugar el 14 de octubre con los mismos lanzadores abridores del primer juego, Picazo y Ravena. Esta vez la sonrisa fue para los marqueses al derrotar al Teléfonos 5-4. Con este resultado la prensa no dudó en afirmar que este había sido el mejor juego de la serie. José Ventura jugó la segunda base del Teléfonos en este desafío. El desafío se decidió por imparable de Gustavo Alfonso, robo de segunda base y otro hit de Joaquín de Calvo impulsor de la decisiva en la novena entrada. El VTC bateó 11 imparables por 7 de los perdedores, mientras que defensivamente el VTC se comportó inmaculadamente por 3 errores de los vencidos. Ganó Ravena y perdió Picazo. El cronista Pedro Galiana estaba de fiesta con esta victoria.  

El cuarto juego se disputó el domingo 21 de octubre, en el cual el Teléfonos venció con una estupenda demostración de su estrella Narciso Picazo, el que pintó de blanco a su rival. La anotación final fue de 2-0. Vázquez fue un digno rival de Picazo al permitir 7 imparables de los bateadores del Teléfonos. Esta vez el también lanzador Manuel Domínguez jugó la intermedia del Teléfonos. Los mejores bateadores de los vencedores fueron el jardinero izquierdo Matías Flores (2-2) y el inicialista Oscar Reyes (3-2). Las dos carreras fueron anotadas en el mismo lucky seventh cuando Oscar Reyes la inicio con sencillo, out forzado por batazo de Pajares (no cogió las señas de sacrificio), el lanzador Vázquez le dio base por bolas a Manuel Domínguez, le siguió Matías Flores con machucón por tercera que Vázquez quiso fildear y erró. Con las bases llenas y un out, cuadro cerrado, Picazo conectó rolata mansa que forzó a Pajares en home, jugada muy discutida de aquellos que la vieron. Acto seguido Lugo sonó imparable al derecho impulsando a Domínguez y Flores. Este resultado puso al VTC al borde del precipicio. Nuevamente la prensa afirmó que este había sido un juego aún mejor que el anterior y comenzó a quitarse el sombrero con el Teléfonos.

Con la serie 3-1 a favor del Teléfonos, todo el mundo pensó en una derrota final del VTC. Sucede que poner a un mismo lanzador repetidamente no siempre da resultado. Eso fue lo que sucedió al ser Picazo bateado por parte de la tanda ofensiva del VTC en juego del domingo 28 de octubre. El desafío concluyó con pateadura de los marqueses de 10-3, donde hubo triples del jardinero “Chichio” Bruzón y del inicialista Gallardo. Por el VTC, Jorge Consuegra conectó 3 incogibles, mientras que Ramiro Seiglie, Bruzón, Gallardo y Joaquín Calvo conectaba dos per cápita. Esta vez Vázquez se llevó la victoria al sólo permitir 4 imparables al Teléfonos. La prensa pro VTC, la mayoría, estaba eufórica con este triunfo y ya hablaban de la remontada.

El sexto juego se disputó el 4 de noviembre, el que concluyó con empate a 4 carreras. El Teléfonos volvió a depender de Picazo, su brazo de hierro, el que permitió solo 4 imparables, mientras que Ravena de relevo (iniciado por Vázquez) lo hizo por el VTC y permitió 8 incogibles, incluido doble de Oscar Reyes. Bruzón conectó de jonrón en este partido. El empate se produjo por temprana oscuridad. Este resultado obligaba a un juego más en caso de que el VTC ganara el siguiente, o sea el séptimo.

La euforia creció cuando el VTC derrotó 3-2 al Teléfonos y así empató la serie. Nuevamente Picazo fue el derrotado, mientras que Héctor Rocamora se llevaba la victoria. Juego reñido con bateo muy parejo por ambos equipos. Los vencedores conectaron 8 imparables, entre ellos triple de Gustavo Alfonso y doble de Bruzón, por 9 de sus adversarios, pero VTC jugó sin errores al campo, pero el torpedero e inicialista del Teléfonos no les fue del todo bien y eso se paga caro en juegos de este tipo.

El 18 de noviembre se jugó el partido decisivo. El mánager Octavio Diviñó insistió con su mejor carta, el zurdo Picazo, y finalmente logró la victoria y llevarse el triunfo en esta serie de play off. Fue un juego de altos quilates, con marcador de 1-0, única carrera anotada en la misma primera entrada por el receptor y segundo bate del Teléfonos, Francisco Espiñeira, llegado a primera por pelotazo, para finalmente anotar por Texas de Oscar Reyes, batazo que se convirtió finalmente en triple. El rival de Picazo fue Héctor Rocamora, el que nuevamente lanzó buena pelota al sólo permitir 6 imparables. Picazo permitió uno más que Rocamora, ambos no poncharon y otorgaron un boleto. Cabe señalar que el VTC llenó las bases en la primera entrada y Picazo logró dar el escón. Otro detalle fue que Bruzón en este juego no le pudo batear a Picazo.

Viendo un poco de lejos, no es errado opinar que el VTC o bien fue a esta serie algo cansado, lo que se puede poner en duda, ya que entonces se jugaba una vez semanalmente, o que se hayan confiado en los inicios del play off. Lamentablemente no hay a quién preguntarle.

El famoso cronista deportivo Pedro Galiana felicitaba a los vencedores y lamentaba la derrota del equipo que él realmente quería que ganara. En este giro de cronista/periodista deportivo, entiendo que se debe ser imparcial. No creo que a los simpatizantes del Teléfonos les haya gustado algunos de sus comentarios o relatos siempre sobre el juego desarrollado por el VTC. Como quiera que sea, no lo vi, pero lo he disfrutado. De hecho, se enfrentaron dos campeones y a uno le tocaba las de perder y al otro las de reír. 

Como de costumbre, la información consultada es la prensa de fines de semana y lunes desde inicios de octubre hasta el 19 de noviembre de 1928.

Los que deseen conocer más detalles sobre el VTC y el Teléfonos, les invito a leer:

Romero E. 2021. El Vedado Tennis Club en la pelota de la Unión Atlética Amateur cubana. https://deportescineyotros.com/2021/05/29/el-vedado-tennis-club-en-la-pelota-de-la-union-atletica-amateur-cubana/

Romero E. 2021. El equipo Teléfonos en la Unión Atlética Amateur de Béisbol en Cuba. https://deportescineyotros.com/2021/05/18/el-equipo-telefonos-en-la-union-atletica-amateur-de-beisbol-en-cuba/

1 febrero de 2023

1914, año de ajetreo beisbolero en Cuba

El béisbol es algo bueno. Siempre
lo ha sido y siempre lo será”.
Stephen King (escritor)

Aunque este escrito es sobre el béisbol, entiendo aconsejable decir como andaba Cuba en 1914. Primeramente, he de decir que la peste bubónica o peste pulmonar afectaba a la población del país en alguna medida. Como muchos de los lectores conocen que, esta enfermedad bacteriana es provocada por el patógeno Yersinia pestis, el cual se origina por picaduras de pulgas que se alimentan de roedores infectados o por personas que han entrado en contacto con esos animales. Para combatirla se usaba un desinfectante de nombre comercial Chloro Naphtoleum aplicado a baños, suelo y paredes.

Del lado económico, la nación era dependiente de la agricultura, sobre todo la cañera. El precio del azúcar FOB (libre a bordo) no pasaba de 2,5 centavos por libra, a veces decaía hasta menos de 2 centavos. Sin embargo, la I Guerra Mundial estalló el 28 de julio de ese año y en el mes de agosto el azúcar se pagaba a US$ 0,0366, lo cual contribuyó a elevar los niveles de producción hasta 2,6 millones de toneladas, lo que representaba el 15,6 % de la producción a nivel mundial.

A eso sumemos la producción de café, la que alcanzó medio millón de quintales, muy por encima de los 230 mil logrados en 1910. En ese entonces, Cuba era uno de los mayores exportadores de café y se beneficiaba económicamente, ya que la libra estaba a un precio que oscilaba entre 20-25 centavos. A su vez, se sacrificaban 350 cabezas de ganado diariamente, de ello más de un 60 por ciento de ganado vacuno. La población cubana era algo más de 2,2 millones de habitantes.

En el orden político, el presidente era el Ingeniero matancero, graduado en EE. UU., Aurelio Mario García Menocal del partido conservador, un hombre con ansias de poder a largo plazo. Durante su mandato, la industria azucarera tuvo progresos, así como el ferrocarril para el transporte de la caña, además de aprobarse la ley del divorcio.

Un repasito a estas cosas conviene, miseria productiva no existía, que conste, pero lo interesante es que en 1914 se jugaba mucha pelota en Cuba. Había torneos locales en Remedios, Sagua la Grande, Santa Clara, Camagüey, Matanzas, en Oriente y, por supuesto, en la Habana. De Oriente a Occidente se jugaba béisbol.

Los profesionales usualmente jugaban en invierno en Cuba, luego se iban a competir en el Norte, bien integrando equipos independientes como los Cuban Stars o participando en las ligas existentes. Los blancos podían jugar en las Menores y los mejores en las mayores. Los de piel oscura, producto de la discriminación existente, competían en las ligas Negro o también llamadas de color.

En 1914 debutaron tres peloteros cubanos en Grandes Ligas: el gran Adolfo Luque, Manuel Cueto y Ángel “Pete” Aragón. Ellos se sumaron a otros tres que habían debutado en temporadas antes: el reglano Miguel Ángel González, Armando Marsans y Baldomero “Merito” Acosta. Había muchos más jugando en otras ligas.

Cuando llegaba la primavera inexistente en Cuba y su caluroso período estival, todo el mundo deseaba disfrutar pelota también, por lo que surgieron las ligas amateurs.

Se ha escrito y descrito sobre la creación de la Liga Nacional Amateur en 1914, circuito que incluía en ese momento a cuatro equipos: los marqueses del Vedado Tennis Club (VTC), los estudiantes del Instituto de la Habana (IH), la Sociedad de Marianao y el Atlético de Cuba.

Este primer campeonato tuvo una aceptable duración, un total de 17 juegos por equipo, un poco más de cuatro semanas. El 2 de agosto concluyó el torneo, en el que los marqueses se dieron temprano banquete, no era para menos. En sus filas jugaban los tres hermanos Casuso, entre ellos Antonio, buen lanzador y bateador, por lo que alternaba jugando la inicial y los jardines cuando no pitcheaba. También estaba la pareja de hermanos Obregón, en la que sobresalía Bienvenido como receptor y jardinero, un hombre muy hábil a la hora de batear. La nómina de ese equipo aparece a continuación:

Manager: Guillermo F. de Zaldo
Receptor: J. López
Cuadro: Guillermo Villalba 1B, Jorge Casuso 2B, S. Casuso 2B, José Emilio Obregón 3B, Carlos de Zaldo SS
Jardineros: Frank Lavandeira LF, Mario Mendoza LF, José Sabí CF, F. Martínez CF, Bienvenido Obregón CF, Francisco Santa Cruz, Mario Castañeda
Lanzadores: Antonio Casuso (RF), Guillermo Portela

Antonio Casuso

Los ocupantes del segundo lugar fueron los del IH, el mejor centro de estudios de bachillerato en Cuba hasta 1960, institución donde también estudió el que aquí suscribe. El IH logró ganar juegos importantes y se convirtió en una pesadilla para los protestones de la Sociedad de Marianao, equipo que protestó 5 juegos, de nada les valió al quedar en tercer lugar, mientras el frio sótano quedó en manos del Atlético.

El equipo del IH tuvo en sus filas al receptor Salvador López, en el cuadro a A. Ituarte 1B, S. Solar 2B, Rafael Marrero 3B y su mejor bateador, Ramiro Seiglie como SS. Los jardineros fueron M. Párraga, A. Maura y M. Hoyos, mientras su lanzador casi permanente fue José Luis Cruel, el que tuvo buena performance.

Ramiro Seiglie

Los marianenses contaron con los servicios del jardinero Julio “Camarón” Vazquez, todo un destacado en lides amateur, además de Pablo Palmero, el hermano del bigleaguer Emilio, como lanzador de puntería.

El Atlético, a pesar de haber navegado mal, presentó al muy ofensivo Manuel Lara en su alineación, pero la labor de Perico Rodríguez como lanzador no fue la mejor.  

Liga Nacional Amateur, estado de los equipos el 7 julio de 1914.

No se sorprenda, este no fue el campeonato amateur más seguido por la prensa. La preferencia fue para el torneo de la llamada Liga Oficial de Amateurs, presidida por el doctor Moisés Pérez., cuya temporada se inició el domingo 26 de abril en el Almendares Park. El señor Massaguer, presidente de la Asociación de Cronistas de Sport, ocupando el box, lanzó la primera bola de la justa.

Nuevamente cuatro conjuntos: Liceo (de Jesús del Monte), Atléticos Medina, Marianao y Litográficos. El primer juego fue entre Atléticos Medina contra Liceo (de Jesús del Monte), el que concluyó 9-2 con victoria para los Atléticos. En el segundo juego los litográficos vencieron 3-2 al Marianao.

Este campeonato duró más que el de la Liga Nacional Amateur, ya que concluyó el 27 de septiembre con victoria para el Liceo en reñida pelea con los Atléticos Medina (ver abajo tabla final de posiciones del 6 de agosto). Este triunfo se debió en buena medida al pitcheo de Guillermo Pareda, de F. Morín y de Valdés Pérez.

El Medina dependió de la ofensiva de los hermanos Montejo, Ramón y Carlos, así como el pitcheo de Montes de Oca, Oscar Fernández y A. Sansirena, mientras que los Litográficos, ocupantes de la tercera posición, no quedaron muy distantes de los Atléticos y habrían podido tener mejor resultado de haber contado en sus filas con el hombre goma, José Rodríguez, el inicialista y futuro bigleaguer.

El béisbol amateur no concluyó, ya que le siguió un atractivo torneo triangular, el llamado Campeonato Inter-Bancos o Premio Bancario, en el que participaron los conjuntos del Banco Nacional, el Banco Español y el Trust Company. La temporada se inició el 30 de agosto con juego entre el Banco Español vs el Trust Company. La primera bola fue lanzada por el presidente de esta justa, el Sr. Porfirio Franca. El primer juego concluyó con victoria del Trust Company 7-5.

La justa se extendió hasta el 27 de diciembre, en la que resultó vencedor el Banco Español, equipo que traía en su nómina a los hermanos Seiglie, Mario y Ramiro, además del infielder Julio Bardina y el lanzador Pablo Palmero.

1914 era una evidencia de cómo el béisbol desplazaba al fútbol, deporte que entonces se practicaba y no poco en el país, pero las bolas, los strikes, los jonrones y otras cositas dre la pelota se iban convirtiendo en parte del pasatiempo nacional, lo que ha perdurado hasta hoy día, eso muy a pesar de los pesares, que todos sabemos cuáles son.

No olvidemos que se jugaba también el torneo de la pelota profesional en el invierno, así que pelota hubo todo el año como azúcar y café.

Una curiosidad, Ramiro Seiglie, pelotero oriundo de Sagua la Grande, jugó también en esa temporada con el equipo Habana en la profesional cubana, en la que rompió la bola al batear por encima de .300. Era una época en que no se diferenciaba mucho aquello de amateur y profesional. Ramiro continuó su carrera en los amateurs y fue figura importante de las victorias del VTC en la década de los 20. Fue preseleccionado para integrar el equipo Cuba a los I Juegos Centroamericanos (México 1926) y fue dejado fuera. Probablemente el hecho de haber jugado profesional brevemente haya tenido que ver con su no integración en la selección nacional.

Este artículo ha sido posible al revisar información de Cuba en 1914, disponible en biblioteca digital de España.

Esteban Romero
24 enero de 2023

La serie especial de béisbol de 1970

Por Esteban Romero

Había terminado la IX Serie Nacional (1969-70), en la que el conjunto Henequeneros, dirigidos por Miguel Ángel Domínguez, se alzó con el triunfo, primer banderín de un equipo matancero en series nacionales, en los que registró 50 victorias y 16 derrotas, para así aventajar a los Mineros por 1,5 juego. El héroe indiscutible de esa victoria yumurina fue Wilfredo Sánchez, el que lideró los departamentos de hits (98), carreras anotadas (46), bases robadas (34) y bateo (,351), además del excelente pitcheo del entonces joven Alfredo García, el que lideró el departamento de juegos ganados (12).

La justa invernal beisbolera había terminado unas semanas antes del inicio de los XI Juegos Centroamericanos y del Caribe, los que tuvieron lugar en Panamá del 1 al 13 de marzo de 1970, lo que lógicamente implicaba una preparación y selección cubana de béisbol para participar en ese certamen.

Por primera vez la preparación fue casi pública, en la que participaron muchos peloteros de todas las provincias. De esta manera, la afición reunida a diario en el Latinoamericano disfrutaba de los partidos y se iba haciendo una idea de quienes debían ser los integrantes de la selección final.

Como producto de ese entrenamiento, Manuel Hurtado, al que nunca se le había llevado a evento oficial como integrante del equipo nacional, fue escogido bajo la presión de la afición, la que gritaba una y otra vez: “Que lo lleven, que lo lleven”. Algo parecido sucedió con el legendario Urbano González, el que no llegó a hacer la selección al Mundial de Santo Domingo (1969), pero que esta vez, por sus resultados tan evidentes en el entrenamiento, mereció gritos similares de parte de la afición. Por primera vez Wilfredo Sánchez y Armando Capiró integraron esa selección, la que regresó a la Habana con la victoria después de haber ganado 7 y perder un solo partido, en el que Gregorio Pérez como abridor y Braudilio Vinent como relevista no llegaron a cumplir con los resultados esperados en ese partido.

La llegada a la Habana de la delegación fue por todo lo alto, Cuba había obtenido primer lugar por naciones, con un total de 210 medallas, de ellas 98 de oro. Esa victoria era un buen estimulo en plena zafra, la que buscaba llegar a los 10 millones de toneladas de azúcar. El discurso triunfalista habitual no faltó como bienvenida a los atletas. De paso se anunció que se desarrollaría un campeonato extra de béisbol, el que se llamaría “Serie de los 10 millones” y comenzaría en abril con duración hasta mediados de julio. Serían seis equipos, uno representando a cada provincia, enfrentados en 90 juegos, con series particulares de 18 partidos.

Desde un inicio fueron dos los superfavoritos, Habana, por el trabucón que traería, y Oriente, equipo que sería un Mineros muy reforzado. En la lista de favoritos no faltaba Matanzas por contar con buena ofensiva y un pitcheo mejorado. Menos esperanzas le daban a las Villas, Camagüey y Pinar del Río. Veamos las nóminas de cada conjunto:

Pinar del Río

Director: Ismael Salgado.

Auxiliares: José R. Castillo, Félix Miranda, Marcos Páez.
Receptores: Arturo Díaz, Efraín Hernández, Isbel Chamizo, Julio Sosa.
Cuadro: Adalberto Suárez, Lázaro Cabrera, Felipe Álvarez, Roberto Zayas, José Schueg, Juan Díaz Fuentes, Santiago León.
Jardineros: Héctor Mena, Miguel López, Tomás Valido, Fidel Linares, Osvaldo Cruz, Bernardino Priel, Nilo Delgado, Reinaldo Oliva.
Lanzadores: Florentino González, Emilio Salgado, Raúl Álvarez, Domingo Pérez, Emilio Rodríguez, Raúl Martínez, Raúl Santos, Pedro Pérez, Arcadio Martínez, Osvaldo Priel, Servando García, René Zas, Ciprián Padrón.  

Habana

Director: Humberto Arrieta.

Auxiliares: Eugenio Wilson, Francisco Valdés y José A. Alpízar.
Receptores: Lázaro Martínez, Ernesto Cobas, Gerardo Egues.
Cuadro: Agustín Marquetti, Arturo Linares, Urbano González, Rodolfo Puentes, Antonio González, Félix Rosa, Ubaldo Álvarez, Leonardo Fariñas, Germán Águila, Leopoldo Márquez.
Jardineros: Eulogio Osorio, Raúl Reyes, Armando Capiró, Antonio Jiménez, Reinaldo Linares, Julián Mederos.
Lanzadores: Manuel Hurtado, Santiago Mederos, Walfrido Ruíz, Rigoberto Sánchez, Rigoberto Betancourt, Antonio “Boricua” Jiménez, Andrés Liaño, Oscar Martínez, Pedro Izquierdo, Pablo Pozo, Ihosvany Gallegos, Maximiliano Reyes.  

Matanzas

Director: Miguel Ángel Domínguez

Auxiliares: Daniel Menéndez, Félix Gómez, Luis Menéndez.
Receptores: Evelio Hernández, Guillermo Herrera, Arnoldo Rodríguez.
Cuadro: Tomás Soto, Félix Isasi, Antonio Sánchez, José Morgan, Lázaro Peñalver, Rafael Herrera, Lázaro Madan, Roberto Sotolongo.
Jardineros: Wilfredo Sánchez, Rigoberto Rosique, Rigoberto Estrada, Erwin Walter, Francisco Calvo, Reinaldo Isasi, Orestes Baró.
Lanzadores: Alfredo García, Luis Fernández, Jesús Torriente, Gaspar Pérez, Manuel Rojas, Alberto Vera, Ernesto William Alfonso, Jesús López, Reinel Rodríguez, Rolando Tamayo, Orlando Albelo, Luis Lima, Juan Martínez.

Las Villas

Director: Servio Borges

Auxiliares: Juan Gómez, Arnaldo Raxach, Juan Suárez, Reynaldo Díaz y Clodomiro Valdés.
Receptores: Lázaro Pérez, Edgar Domínguez, José Gómez y Miguel Díaz.
Cuadro: Jesús Oviedo, Emilio Madrazo, Osvaldo Oliva, Owen Blandino, José Pérez, Julio Soto, Rigoberto Rodríguez.
Jardineros: Silvio Montejo, Enrique Oduardo, Antonio Muñoz, Juan Díaz, Jorge Estrada, Luis Vara, José Zamora.
Lanzadores: Aquino Abreu, Rolando Macías, José Antonio Huelga, Gaspar Legón, Román Águila, Rodoberto Pan, Carlos Gálvez, Eleuterio Molina, Enrique Crespo, Ronel Sardiñas, Orestes Miranda, Pablo Ubein Sánchez, Aniceto Montes de Oca, Leonel García.

Camagüey

Director: Mario Salas

Auxiliares: Jorge Hernández, Fernando Fernández y Reynaldo A. Puig.
Receptores: Pedro Cruz, Santiago Hernández y José Ramos. 
Cuadro: Felipe Sarduy, Francisco Bolaños, Vicente Díaz, Omar Fraga, Rolando Valdés, Omar Cuesta, Eduardo Cuesta.
Jardineros: Miguel Cuevas, Félix Herrera, Sandalio Hernández, Ángel Galiano, Eusebio Cruz, José Prado, Asterio Záldivar, Antonio Eugellés.
Lanzadores: Lázaro Santana, Oscar Romero, Gregorio Pérez, Yoire Fombona, Juan Pérez Pérez, Elpidio Jiménez (OF), José Cruz, Juan de Dios Calderón, Manuel Llera, Guillermo Rancel, Santiago Campanería, Pedro González y Roberto Meireles.

Oriente

Director: Francisco Escaurido

Auxiliares: Rafael Suárez, Martín Ferrer y Antonio Sánchez.
Receptores: Ramón Hechavarría, Erol Correa, Miguel Martínez Cuellar, William Mendoza.
Cuadro: Juan Serrano, Andrés Telémaco, José García, Agustín Arias, Guillermo Hernández, Armando Calzadilla, Edilberto Albuerne, Rigoberto Rodríguez, Norge Sandó.
Jardineros: Fermín Laffita, Elpidio Mancebo, Luis Mesignak, José Dranguet, Miguel Telémaco, Jorge Francis, David Borrayo.
Lanzadores: Braudilio Vinent, Roberto Valdés, Orlando Figueredo, Jorge Franco, Mario Ferrer, Gonzalo Castillo, Rolando Castillo, Gonzalo López, Luis M. Verdecia, Gaspar Morales y Norge Santana.

Se escogieron 12 árbitros, los que impartirían justicia en los juegos de provincia, dos en cada juego y el resto serían designados por la provincia. Esos árbitros con categoría nacional fueron Iván Davis, Juan Izquierdo, Alejandro Montesinos, Antonio Ferrer, Francisco Belén, Pedro Prats, Valentín Pestano, Fernández Cotón, Alfredo Paz, Julio Ramón Véliz, Rodríguez y Vázquez. Ninguno de ellos recibió pago por su trabajo en esos juegos, según la prensa, decisión tomada por los ampayas voluntariamente.  

El primer juego tuvo lugar en el Latinoamericano el 1 de abril, en el que jugaron Matanzas y Habana, donde Changa Mederos demostró sus condiciones para dominar a la escuadra de los tres mosqueteros y “D´Artagnan” Tomás Soto. En esa inauguración se desplegó una coreografía que concluía con la palabra MITAD, lo que significaba que se habían sobrepasado los 5 millones de toneladas. No era ningún logro, por cierto, debido a que a partir de mayo la caña de azúcar tiende a rendir menos pol (contenido de sacarosa en jugo), mes en que las temperaturas suelen elevarse y comienzan las lluvias. Así que llegar a la mitad de la producción prevista en abril no era un buen presagio.

Los pronósticos beisboleros no se cumplieron desde la primera semana. El conjunto oriental jugó muy desalmidonado. Su ofensiva no funcionaba y sus lanzadores no lograban los resultados esperados. Roberto “Jabao” Valdés había venido de una rehabilitación, Así y todo, tuvo que lanzar no pocas veces, unas con éxito y otras no, ya que la ofensiva no es que funcionara. Fermín Laffita y José Dranguet fueron los bateadores más eficientes de este conjunto, mientras que, de Mancebo, Arias, Hechavarría y Telémaco no era mucho lo que aportaron ofensivamente.

El Habana cumplió su rol de favorito, pero no hubo despegue importante. Peloteros de experiencia y eficiencia ofensiva como Arturo Linares y Félix Rosas tuvieron que conformarse con ver a su equipo jugar desde la banca. Agustín Marquetti resucitó como el temible jonronero, además del aporte de Armando Capiró, a quien le vi dar un batazo por el left center del estadio del Cerro, el que parecía iba a las nubes. Capiró les hizo la gracia a los camagüeyanos en reñido juego hasta la séptima entrada. El batazo inclinó la balanza a favor de los habaneros. Santiago Mederos vino en forma para esta serie, su curva le rompía debidamente. En un juego sabatino contra Oriente, estuvo a dos outs del cero hits cero carreras, el que se malogró cuando Laffita le conectó incogible. Otro lanzador destacado del Habana fue el reglano Manuel Hurtado, el que recién también regresaba de participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá.

Dos equipos no incluidos en la lista de los favoritos resultaron ser la sorpresa. Camagüey inició haciendo las cosas distintas a los orientales, o sea bateando mucho, ofensiva encabezada por Felipe Sarduy, Vicente Díaz y batazos de largometraje por parte de Don Miguel Cuevas, el que ya tenía cuatro jonrones en las primeras 3 semanas de campeonato. Las víctimas de estos jonrones fueron José Antonio Huelga, el matancero Ernesto William Alfonso, el zurdo Maximiliano Reyes y el pinareño Emilio Salgado. Huelga llevaba 282,1 innings sin permitir jonrón hasta que Don Miguel le hizo la gracia. El pitcheo camagüeyano descansó en las faenas de Oscar Romero, Gregorio Pérez y Juan Pérez Pérez, el que no siempre resultó efectivo. La receptoría era defendida por Pedro Cruz, pero Santiago Hernández recibió una oportunidad que no desperdició al convertirse en un eficiente receptor en la captura de robadores de base. En el primer mes le salieron 11 al robo y enfrió a 8. En juego de Camagüey contra Matanzas, Santiago enfrió a Rigoberto Rosique en intento de robo en la primera entrada, a Félix Isasi en la séptima y a Wilfredo Sánchez en la octava. Chago estaba que cortaba.

Las Villas, sin formar mucha bulla, presentó un juego muy acoplado en las tres áreas: pitcheo, ofensiva y defensa. El jardín derecho de este equipo era defendido por Juan “Canillita” Díaz y el joven gigante Antonio Muñoz, ya que el veterano Jesús Oviedo era el inicialista regular del equipo.

Matanzas marchaba por debajo de lo previsto, aunque Wilfredo Sánchez tenía 12 robadas en el primer mes, aparte de continuar bateando con la eficiencia conocida. Como en esa época debía moverme de la Habana a provincia y trabajar fuera de casa por semanas, coincidió este movimiento a Matanzas en el mes de mayo. Recuerdo un juego entre Matanzas y Pinar del Río en el nada apropiado terreno de Bolondrón, en el cual lanzaba Emilio Salgado por los Vegueros, donde pude presenciar uno de los toques de bola más precisos que haya visto. Lo ejecutó Wilfredo, toque por tercera, parecía como si hubiera puesto la pelota con la mano. José Schueg nada pudo hacer para sacar en primera. Igualmente presencié otro juego, esta vez en el parque de Jovellanos, donde los yumurinos pusieron toda su carga de velocidad para vencer a los villareños.

El equipo de Pinar del Río hizo su esfuerzo, pero era entonces mucho pedir ante otros conjuntos más experimentados.

Concluido abril, se habían lanzado 18 lechadas y se habían escenficado 11 extrainnings, lo que denotaba la calidad de la serie. Camagüey increíblemente ocupaba la cima seguido de Las Villas y a continuación por Habana, Oriente, Matanzas y Pinar del Río.

A mitad de mayo, concretamente el 19 de mayo, hubo una enorme manifestación. Gran parte del pueblo habanero fue movilizado por sus centros de trabajo y sindicato. Se trataba de protestar por el apresamiento de varios pescadores cubanos por parte de los EE. UU. Hubo varios discursos, pero las palabras conclusivas las dio la máxima autoridad, la que no dejó de condenar a los EE. UU. por este hecho, pero a la vez aprovechó para anunciar que los 10 millones de toneladas de azúcar no se lograrían, después de lo cual no quedaba otra que cambiarle el nombre a la serie de béisbol, la que en lo sucesivo sería serie especial y no de los 10 millones. En ese momento Camagüey iba delante gracias a su ofensiva, habían disparado sus regulares 19 jonrones, pero el pitcheo no era que ofreciera gran cosa. Así que a fuerza de batazos los de la tierra de los tinajones iban delante.

Llegado al mes de junio, la tabla de posiciones para ese entonces era con las Villas en la cima, con un juego de ventaja sobre el Habana y 2,5 sobre Camagüey. A la altura de la primer semana de junio, los camagüeyanos cayeron a 6,5 juegos de las Villas, ocupante del primer lugar. El Habana estaba pegadito, a solo medio juego. La ofensiva camagüeyana comenzó a reducirse y su pitcheo no siempre pudo con los adversarios. Orientales parecía despertar, pero eran ilusiones de un juego ganado y luego a perder nuevamente.  

Changa ya tenía entonces 6 lechadas. En menos de dos meses, se habían lanzado 41 lechadas, lo que mostraba la calidad del pitcheo de este evento. Los lanzadores derechos se encargaron de lanzar 31 y el resto quedó a cargo de los zurdos.

Arrieta, mánager del Habana, en el afán de victoria, optó por usar tres abridores en cada juego, una copia de lo que hacía el mánager del Deportivo Matanzas, Tomás “Pipo” de la Noval, en la Liga Nacional Amateur cuando usaba a Sandalio Consuegra, a “Limonar” Martínez y a Ángel “Catayo” González. Se puede decir que la jugada le salió bien durante un buen tiempo. El Habana tenía un cuerpo de lanzadores impresionante, donde, además de Changa, sobresalió la figura de Antonio “Boricua” Jiménez como cerrador hermético. Así el Habana logró dos lechadas a tres manos antes que finalizara mayo. La primera estuvo a cargo del trío de Rigoberto “Bulto” Sánchez, Oscar Martínez y Manuel Hurtado, lanzada frente a los bateadores pinareños. La otra fue obra de Pedro Izquierdo, Manuel Hurtado y Changa Mederos frente al Matanzas. Hubo una tercera, esta vez villareña, Gaspar Legón, los zurdos Román Águila y Ronel Sardiñas le hacían la gracia al conjunto camagüeyano. Hasta 10 de julio se habían escenificado 40 juegos de extrainning.

Humberto Arrieta

Con la caída de los camagüeyanos, la disputa se concentró entre Habana y las Villas. El dúo Huelga-Macías había vuelto por las suyas, ambos con tremenda eficiencia, a los que se unió el brazo del veterano Aquino Abreu. Por su parte, Antonio Muñoz proporcionó bateo de extrabases, no entonces de jonrones, pero sí de dobles y triples, necesarios para impulsar carreras. Una semana antes de cerrar el telón el Habana marchaba arriba, pero resbaló algo y las Villas lo desplazó, al extremo de llegar con un juego de ventaja sobre el Habana en el juego 89, partido de vida o muerte para el Habana ya que, de ganar, tendría que haber juego o serie de desempate.

El dominio del pitcheo villareño superó al no menos estelar del Habana. El marcador final fue de 2-1 para las Villas, juego donde Antonio Muñoz se lesionó y abandonó el juego llorando. No obstante, sus compañeros supieron anotar a la hora buena y llevarse el banderín. La posición de los equipos aparece abajo.

Después de la tabla de posiciones y antes de dar los nombres de los líderes ofensivos y de pitcheo, quisiera escribir algunos hechos de esta serie, todos ellos reportados por el difunto Edel Casas, una verdadera enciclopedia del béisbol cubano y de otros lares, incluido el de la MLB.

Hubo juego donde el Habana propinó paliza a Camagüey, el marcador final 17-6. En la misma primera entrada los capitalinos cayeron sobre los envíos de Oscar Romero por triple de Rodolfo Puente, y hits consecutivos de Eulogio Osorio y Urbano González. Romero fue relevado inmediatamente por Yoire Fombona, al que le siguieron Santiago Campanería, Manuel Llera, Pedro González, Juan D. Calderón, José Cruz y Roberto Meireles. En ese partido Agustín Marquetti compareció al bate cuatro veces iniciando inning, en una de esas conectó jonrón. Los habaneros conectaron 21 imparables en este desafío. En el siguiente juego Juan Pérez Pérez recibió igual dosis de 3 imparables consecutivos de parte del Jabaito, Osorio y Urbano. Mes y medio después en junio, Oscarito se desquitó al lanzarle lechada al equipo Habana, primera que recibía este equipo en esa temporada.  

Sucedido en juego entre Matanzas y Camagüey, los yumurinos al frente 3-2, José Prado de Camagüey en segunda base, ¡la dirección de los matanceros ordenó base intencional a Felipe Sarduy para lanzarle a Don Miguel Cuevas! De película, para suerte del Matanzas Cuevas se embasó por interferencia del receptor Evelio Hernández. Las bases se llenaron, pero Sandalio Hernández no produjo y entregó el tercer out. Eso es tener suerte y nada más.

Los pinareños robaron 6 bases en una entrada frente a la defensiva matancera. Hubo un primer doble robo, Lázaro Cabrera a home y Tomás Valido a segunda, José Schueg recibió base, nuevamente doble robo, Valido a tercera y Schueg a segunda. Con Efraín Hernández al bate, nuevo doble robo, esta vez Valido se robó el home y Schueg llegó a tercera. Así que los 6 robos incluyen dos de home algo inédito en cualquier pelota.

Oscar Romero resultó ser todo un verdugo para los bateadores orientales, a los que les ganó 6 juegos a Oriente. La serie particular, lógicamente, favoreció a los camagüeyanos sobre los orientales. El primer equipo fue sorpresa, el otro una gran decepción.  

Wilfredo Sánchez

En el orden ofensivo, Wilfredo Sánchez estuvo como de costumbre, desbordado. Líder en hits, carreras anotadas y bateo (ver tablas abajo), pero no pudo aventajar en bases robadas al maestro de esa jugada, Antonio “Ñico” Jiménez. Miguel Cuevas, como siempre, máximo empujador y Marquetti líder en los cuatriesquinazos (12). Muñoz lideró en triples, si a alguien le preguntan ahora, jamás podría imaginarse que un hombre tan corpulento como el Gigante del Escambray, lograra ese registro, donde hay que correr. Vicente Díaz no dejó de rendir. Se puede decir que él fue uno de los hombres claves en la ofensiva camagüeyana.
Felipe Álvarez de Pinar de Río jugó las 796 entradas de su equipo (88 juegos), otro hecho destacado y ejemplo de laboriosidad.

El área de pitcheo mostró lanzadores muy trabajadores, como fue el caso de Ernesto William Alfonso. Alfredo García, Juan Pérez Pérez, Gregorio Pérez, Oscar Romero, Florentino González y Roberto Valdés, pero en lo que a eficiencia se refiere, hay que quitarse el sombrero con Changa Mederos, autor de 7 lechadas, Antonio “Boricua” Jiménez con sus 36 juegos salvados, Rolando Macías con un PCL increíblemente bajo y José Antonio Huelga en el % de juegos ganados/perdidos.  

Fue una serie con calidad concentrada, en la que hubo resultados excepcionales en la pelota aficionada cubana. No es errado afirmar que estaban por encima del nivel amateur. Me pregunto por qué no se continuo con un formato como este y no el adoptado en la VII Serie (1967-68) con 12 equipos. Esa mentalidad de gigantismo es la única explicación. Al final, las series selectivas vinieron un quinquenio después, torneos que mejoraron la pelota cubana ostensiblemente.

Fuentes

Prensa cubana entre marzo y agosto de 1970, sobre todo los artículos aparecidos en Bohemia escritos por Rubén Rodríguez y Edel Casas.

23 diciembre 2022

Bronca entre dos directores de equipo en la pelota profesional cubana

Con competidores apasionados y despiadados que
luchan constantemente por esa pulgada adicional, solo se
pueden esperar combates cuerpo a cuerpo llenos de adrenalina.”
Zack Pumerantz (cronista deportivo Bleacher report)

Por Esteban Romero

En béisbol es muy usual ver broncas entre peloteros de ambos equipos. A veces se crean rivalidades absurdas, una de las más recientes ha sido la que tuvieron al lanzador Madison Bumgarner y el cubano Yasiel Puig. Cuando los Gigantes de Bumgarner jugaban contra los Dodgers de Puig, es seguro que muchos asistían para ver alguna bronquita entre ambos, peloteros peleones por naturaleza.

Cucchiara (2013) reportó las 10 broncas más sonadas en la historia de la MLB, pero creo que hay muchas más, las que el periodista no vio, sobre todo aquellas protagonizadas por el camarero Billy Martin e incluso el lanzador cubano Raúl “Salivita” Sánchez.

También se han sobrado broncas entre peloteros y árbitros. Ya he mencionado algunas, donde Raúl “Chino” Atán doblegaba a algún que otro pelotero o director que se haya querido enredar con él. De siempre se ha hablado de la trompada que le dio Roberto Ortiz al árbitro Bernardino Rodríguez. En la actualidad el torpedero de los Medias Blancas Tim Anderson no sale de una bronca en otra con árbitros. Las suspensiones no se han hecho esperar. En la MLB se prohíbe que el pelotero toque con agresividad a un árbitro, pues a Anderson eso no parece interesarle. La última vez se le encimó al ampaya de mala manera, hecho desagradable e irresponsable. ¿Qué ganó con eso? Una suspensión que afectó a su equipo directamente.   

No obstante, no encontré nada de bronca de dos directores de equipos como protagonistas, excepto una que recuerdo en mi niñez. Sucedió en la temporada de 1955-56, fue una tarde dominical. Como había dicho en otros artículos, los juegos de la liga profesional los domingos eran casi siempre Cienfuegos vs Marianao a primera hora y los eternos rivales, Habana vs Almendares en el segundo turno. Ese orden variaba cuando uno de los equipos iba en primer lugar, o sea si los elefantes iban delante, podía haber juego de ellos contra el Almendares a segunda hora, mientras Habana y Marianao jugaban en el partido inicial. Nunca vi al Almendares, así estuviera en el sótano más frío del mundo, jugando en un partido dominical de apertura. El resto si podían alternar.

Lo que les relato ocurrió en juego inicial dominical entre Cienfuegos y Marianao. En aquella temporada el dúo Camilo Pascual y el novato Pedro Ramos estaban encendidos, conduciendo a la nave verde por el camino de la victoria ante la resistencia de los leones del Habana, encabezados por el pitcheo del zurdo Wilmer “Vinagre” Mizell y el bateo de Edmundo Amorós; y también de los Tigres de Marianao, los que poseían a un Miñoso en forma y apogeo, además de otros muy útiles como el novato Tony Taylor, los jardineros Asdrúbal Baró, Juan Delís, y el inicialista Julio Bécquer.

En esa temporada debutaban tres directores a tiempo completo, eran ellos Conrado Marrero con el Almendares, Oscar Rodríguez con el Cienfuegos y Napoleón Reyes con el Marianao. El Habana era dirigido por el muy experimentado Adolfo Luque, cosas de la vida, en su última temporada en esas funciones.

Aclaro lo de tiempo completo. Napoleón había dirigido al Marianao por un tiempo a este equipo en sustitución de Fermín Guerra en la temporada anterior (1954-55). También venía con experiencia de dirección del Pastora de la Liga Invernal Venezuela en la temporada de 1953-54, mientras que al Cienfuegos lo dirigió el siempre auxiliar del equipo Oscar Rodríguez, quien ya había estado dirigiendo a este conjunto en la temporada de 1952-53 en sustitución de Billy Herman. Para el Premier fue su primera experiencia, lamentablemente desastrosa.

A partir de las dos primeras semanas de enero 1956 el Cienfuegos comenzó a dar tropiezos, las cosas no salían como antes, la ofensiva de Ultus Álvarez, Archie Wilson, Bob Boyd entre otros, había mermado algo. Cuando un equipo entra en slump, el animo decae y solo la ruta de la victoria puede ayudarle a recuperar el entusiasmo algo perdido. Eladio Secades afirmaba que la moral del equipo no había caído, solo un poco de pánico al ver que aventajaban al Habana por sólo 3,5 juegos cuando semanas antes la diferencia fue de 9 juegos.

El domingo 15 de enero de 1956 jugaron Marianao y Cienfuegos. Oscarito Rodríguez no era amigo de poner a Camilo Pascual a lanzar en jornadas diurnas, tendría sus razones.  Lo habitual era poner a Sandalio Consuegra o uno de los lanzadores norteamericanos, sea Gene Bearden o el italo Marino Pieretti. A la memoria, el abridor del Marianao fue el derecho Bob Harrison, el que se había ganado el apodo de domador de elefantes. El juego fue peleado, Cienfuegos no quería perder, pero Marianao no era fácil de vencer. El partido estuvo empatado hasta llegado el último tercio del juego. El antesalista Milton Smith llegó a tercera con la carrera de la ventaja e intentó anotar con un fly nada largo a los jardines. Era un out de calle, pero el moreno se lanzó como si fuera el Chiclayano alzando sus spikes sobre el pecho del receptor Mario Díaz, el que lo esperó como si no fuera a suceder nada. El otrora cátcher del Casino Español recibió una seria lesión, salió de juego en camilla y más nunca fue el pelotero de antes. Out la jugada y hubo una ligera bronca por la actitud agresiva de Smith.

Mario Díaz no suelta la pelota y Milton Smith es out en home

A eso hay que añadir que Humberto Fernández, el torpedero del Cienfuegos había protestado una decisión del árbitro de primera Bernardino Rodríguez, lo que le valió una expulsión. La decisión de ese reñido partido llegó cuando Orestes Miñoso conectó y envió la bola por encima de las cercas, con eso terminaban las hostilidades, bueno, las del juego, pero no la que faltaba. Napoleón había sacado a su mejor abridor, a Miguel Fornieles, en funciones de relevista, lo que la nave de los elefantes debe haber entendido como ensañamiento.

Napoleón estaba en la caja de coach de tercera. Antes no existía siempre esa comodidad de los directores de estar en la cueva. La mayoría rendían faenas en la caja de tercera. Bien, por ahí pasaba Oscar Rodríguez. Vaya Ud. a saber que le dijo a Napoleón, el que reaccionó de inmediato dándole un fuerte empujón a Oscarito, el que cayó de espalda sobre el césped. De inmediato vino el show, Oscarito a levantarse para ripostar y Napoleón, como de costumbre, a ponerle más emoción a la bronca. Ni uno, ni otro se pudieron acercar, sus peloteros evitaron males mayores sujetándoles fuertemente.

Oscar Rodríguez después del empujón

Napoleón fue suspendido, no recuerdo si fue por uno o más juegos. Ninguno de esos directores se vio más en juego discutiendo las reglas del partido a iniciar. Sin embargo, pasada la tormenta, ambos asistieron a un programa radial en el que declaraban haber hecho las paces y que lo ocurrido era parte de la historia. Claro que lo es, pero alguien tenía que contarlo 66 años después.

Napoleón Reyes después del empujón, dispuesto a «comerse hasta un elefante».

Ah, antes que se me olvide, Cienfuegos ganó finalmente el campeonato, su tercero entonces, para ir a la Serie del Caribe en Panamá, vencer e iniciar la seguidilla de victorias cubanas en estos torneos hasta 1960.

Fuente

Cucchiara D.A. 2013. The 10 Most Vicious Brawls in Major League Baseball History. Bleacher Report, 19 mayo. https://bleacherreport.com/articles/1644916-the-10-most-vicious-brawls-in-major-league-baseball-history.

Secades Eladio. 1956. Tres verdades- el berrinche de Oscar Rodríguez. Bohemia, 22 enero, pp. 67 y 77.

14 diciembre de 2022

Juegos selectos de la post temporada de 2022 y la belleza del béisbol

«El béisbol es un juego diseñado para ser saboreado.”
Bill Veeck (promotor del béisbol)

Por Esteban Romero

Si hay deporte interesante, no lo dude, ese es el béisbol. Cuando la eminencia de Albert Einstein conoció de este deporte y sus complicadas reglas, enseguida manifestó. “Dios no juega a los dados con el mundo… pero sí juega béisbol”.

El béisbol ha evolucionado con el tiempo, sobre todo sus reglas, algo que se ha abordado en otro artículo en este blog (2). Una evolución lógica por ser necesaria. Sin embargo, en los últimos tiempos han aparecido algunas nuevas reglas dudosas, las que nada tienen que ver con el béisbol. Se han diseñado para satisfacer las demandas de los canales televisivos y así acortar los juegos. La tendencia fue iniciada por la Federación Internacional, antes amateur, ahora cualquier cosa, de manera de encajar los partidos en los juegos olímpicos.

Fue así como apareció la Schiller para aniquilar los extrainnings, cuyo contagio llegó a la MLB. Así tenemos que en vez de poner dos hombres en primera y segunda, se acordó poner un hombre en segunda iniciando cualquier entrada a partir del décimo inning.

Realmente no hay porque ver con buenos ojos esa medida, pero es lo que hay. Resulta difícil entender la lógica de aplicar esta regla en vez de establecer el KO cuando uno de los adversarios logra ventaja de 10 o más carreras terminado el séptimo inning. Ilógico llegar a un octavo o un noveno inning con jugadores de cuadro o jardineros en funciones de lanzador. Esta temporada de 2022 vio lanzar a decenas de peloteros no lanzadores. Por los montículos desfilaron figuras como Josh Harrison, el dominicano Hansel Alberto, el inicialista Anthony Rizzo, el jardinero Brett Phillips, al que Anthony Rendón choteó al pararse a la zurda y dispararle jonrón, y otros más. ¿Es acaso calidad de béisbol ver lanzar a improvisados y más tratándose de las Grandes Ligas?

Hay que pensar en estas cosas y en favor de la belleza del béisbol. El deporte no debe salir perjudicado en modo alguno. Por suerte, la semi Schiller no se aplicó en la post temporada. No saben que alegría me invadió, pero aún más viendo juegos de elevada calidad en extrainnings.  

El primero de ellos fue el que escenificaron los Guardianes de Cleveland contra los del Tampa Bay, que tuvo lugar el 8 de octubre de 2022 en el parque del Progressive Field en Cleveland. Quince entradas, los dos conjuntos fajados a cero, en los que los vencidos conectaron 6 imparables por 5 de los vencedores. No hubo error, una defensa impecable.

Por los de Cleveland, desfilaron por la lomita un total de 8 lanzadores. El abridor Triston McKenzie cubrió los primeros seis innings y luego llegaron los relevistas. Después que Emmanuel Clasé, el eficiente cerrador del conjunto, fue sustituido, cualquiera habría pensado que la debacle para el Cleveland se avecinaba, lo cual no fue así. El manager Terry Francona movió sus fichas con sabiduría hasta que no le quedó más remedio que decirle a Sam Hentges que hiciera todo lo posible para no permitir libertades al adversario.

El derecho Tyler Glasnow fue el abridor del Tampa, una apuesta temeraria del manager Kevin Cash, ya que el lanzador en cuestión había recién salido de su proceso de rehabilitación, pero respondió, lanzó 5 entradas, ponchó a 5 y permitió 2 imparables. Le siguieron otros siete lanzadores, algunas de escasa o ninguna experiencia como relevista, como fue el caso del último lanzador, el estelar abridor Corey Kluber. Cash le había entregado la bola pensando que el juego podía durar mucho más aún, por lo que era como lanzar juego nuevo.

Como dice un viejo y sabio adagio en el béisbol, los juegos prolongados de extrainning y con dominio del pitcheo se deciden por un error o por un jonrón. Eso mismo fue lo que sucedió casi llegando a las 5 horas de juego, un jonrón y conectado por el novato dominicano Oscar González, conexión que se fue largo por el left-center. Un batazo que alzó en peso a toda la fanaticada de Cleveland y dejó a los de Tampa con el mal sabor de la derrota y la eliminación.  

Oscar González sentenció al Tampa

¿Fue bello o no? bellísimo, me importa poco que tales juegos no encajen en olimpiadas, pues donde deben encajar es en el béisbol. Los movimientos de los peloteros y lanzadores, la hermética defensa y el dominio de los lanzadores es como una obra de arte.

Esta post temporada nos guardó otro juegazo, incluso más prolongado que el de Cleveland y Tampa. El regalo vino de parte de los equipos de los Astros de Houston y los Marineros de Seattle.

Igual que le sucedió al Tampa, contra la pared en el segundo juego por uno de los comodines de la Liga Americana, Seattle había caído dos veces frente a los Astros, en ambas ocasiones hubo un villano de nombre Yordan Álvarez, el que produjo batazos decisivos en esos dos partidos en Houston.

La fiesta se fue a Seattle, lugar donde hacía rato los aficionados al béisbol no disfrutaban de un juego de post temporada. Ellos muy optimistas, como era de esperar, estimularon a sus Marineros, mientras que Houston, con mucha lógica, quería terminar con pollona esta serie.

El desafío tuvo lugar el 15 de octubre en el terreno de T-Mobile Park, con una asistencia superior a los 47 mil aficionados. Hubo que esperar 18 entradas para ver entrar a la primera y decisiva carrera del juego.

Por los Astros abrió el derecho Lance McCullers, otra apuesta temeraria, esta vez del piloto de los Astros, Dusty Baker. McCullers había salido de rehabilitación unas semanas antes, pero el serpentinero respondió a la confianza en él depositada, lanzó 6 entradas, permitió dos imparables y dos bases por bolas, a la vez que repartió 7 ponches. A partir de ahí comenzó el desfile de relevistas hasta la décimo cuarta entrada, en la que entró el abridor venezolano Luis García. Lo único que Seattle pudo hacer fue la conexión de un doble del novato dominicano Julio Rodríguez sobre los lanzamientos de su paisano Rafael Montero en la octava entrada. De ahí en lo adelante, fuerte cerrojo a la ofensiva de los Marineros.

El Seattle abrió con George Kirby, el que lanzó bastante bien en siete entradas, en las que permitió 6 imparables y recetó 5 chocolates a sus rivales, sin base por bolas. El manager Scott Servais comenzó a mover su bull pen a partir de la octava entrada y llegó a utilizar nueve relevistas. Él comprendía que no podía darse el lujo de permitir la más mínima libertad ofensiva a los Astros, pues por ahí se le iba todo y quedaba su equipo eliminado. Así que el esfuerzo estaba justificado.

Nuevamente el adagio ya mencionado se hizo valer. El derecho Penn Murfee del Seattle lanzaba desde el décimo sexto inning, sacó el primer out de la décima octava entrada y se enfrentó a otro novato, por coincidencia, dominicano, el torpedero Jeremy Peña, hijo del también pelotero Gerónimo Peña. Murfee le lanzó una slider, la que quedó justamente donde a Jeremy le gustaba para largar jonrón por el jardín izquierdo, el que fue como un balde de agua fría sobre toda la afición en Seattle. Scott Servais no perdió tiempo en aplicarle la grúa a Murfee para traer al experimentado zurdo Robbie Ray a fin de evitar males mayores de parte de Yordan Álvarez y Alex Bregman. Ray cumplió su rol como relevista, pero la carrera decisiva estaba ahí. El venezolano Luis García dominó en la parte de baja del décimo octavo inning, de hecho, lanzó una pelota de altos quilates, dos hits y 6 ponches en 5 entradas completas.

Jeremy Peña decidió con su tablazo

El juego transcurrió con defensa inmaculada por ambas partes. Los Astros conectaron 11 imparables por 7 de los derrotados. La duración del partido fue de 6 horas y 22 minutos, los que valieron la pena. Fue otra verdadera joya de juego de béisbol.

El deporte de las bolas, bates y guantes tiene su encanto, en el que se combinan rapidez de las extremidades, reflejos para batear y fildear, fuerza de manos y brazos, además de la necesaria inteligencia de los peloteros al campo y de su mentor. Cuando se entiende a este deporte es cuando se le llega a querer y se desean ver juegos una y otra vez más.

Fuentes

1.      Baseball-reference.com.

2.      Romero E. 2021. Alexander Cartwright, las primeras reglas del béisbol y su evolución. https://deportescineyotros.com/2021/04/24/alexander-cartwright-las-primeras-reglas-del-beisbol-y-su-evolucion/

1 diciembre de 2022

Recuerdos de la labor del director de equipos de béisbol, José Miguel Pineda

Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición.”
Napoleón Bonaparte

J.M. Pineda en 1961

Por Esteban Romero

Hace unas semanas leía una entrevista muy amena con un pelotero estelar habanero, en la cual se mencionaron varios nombres de peloteros y directores de equipos. Como siempre, trato de verificar sí lo dicho era exacto, la memoria a veces falla. Pues, fue bastante exacta, solo que Tomás Creo, lanzador avileño jamás integró equipos Cuba a eventos oficiales. Es posible que el entrevistado lo haya confundido con el cienfueguero Octavio Gálvez.

El otro nombre que se movió en la entrevista fue el de José Miguel Pineda Álvarez, a quien va dedicado este artículo, donde se reflejará lo visto por el que suscribe en la carrera del excelente manager de béisbol.

Pineda nació el 10 de setiembre de 1941. Supongo que se haya criado en el actual Municipio de Arroyo Naranjo, suposición basada en el hecho que la familia Pineda tenía una parcela grande, ubicada en la esquina de avenida Porvenir y calle San Leonardo, Reparto Apolo, llamada la finca de los Pineda de siempre. Una amistad de la localidad me informó que los dueños eran padre y hermanos Pineda, entre ellos José Miguel. Allí aquella parcela enorme se convirtió en huerto urbano y realmente ignoro en qué situación ahora está.  

La primera referencia beisbolera encontrada de Pineda es de 1959 cuando jugaba con el Bancario de la Liga Nacional Amateur. Lanzador zurdo, el que dos años después integró el equipo Cuba al campeonato mundial de Costa Rica (1961), donde resultó líder en PCL (.50) y obtuvo dos victorias. Al terminar esa justa con triunfo para el equipo cubano, cuatro peloteros firmaron como profesional, entre ellos Pineda, quien regresó a Cuba y nunca llegó a jugar como profesional. Las razones no las conozco, supongo que pudo haber sentimientos de no abandonar a la familia o de que su brazo no haya respondido como él esperaba. El caso fue que se incorporó a trabajar como entrenador e hizo su debut en series nacionales, en la VII serie (1967-68) al frente de los Industriales, en cuya selección tuvo peloteros como sus ex–compañeros de equipo en el Cuba de 1961, como Urbano y Mario González, Jorge Trigoura, Ricardo Lazo y Alfredo Street. En esa temporada los azules quedaron en la segunda posición a 5 juegos de diferencia del campeón Habana dirigido por Juan “Coco” Gómez.

Un año después volvieron los azules a quedar en segundo lugar compartido con el Habana y a un juego de diferencia del campeón Azucareros. Precisamente fueron los Industriales responsables de que el Habana no haya podido ganar, ya que en juego decisivo el entonces novato, oriundo de Güira de Melena, Oscar Martínez Cabrera, se encargaba de ganarle al Habana, lo que resultaba en una carambola, Industriales aseguraba el empate en segundo lugar y Azucareros de Servio Tulio Borges se llevaba el triunfo.

Si analizamos, esas dos incursiones de los Industriales fueron satisfactorias, pero en la Habana pasa lo mismo que en Nueva York con los Yankees. Si no hay victoria de campeonato, eso no es un buen resultado al final, por lo que decidieron cambiar de manager en el equipo de los azules y reforzarlo debidamente. Industriales debía venir, de entonces y en lo adelante, más fuerte que el campeón de provincia. El nuevo agraciado fue Eugenio Wilson con un señor trabuco ofensivo, defensivo y con pitcheo. El tiro le salió por la culata, los azules cayeron al cuarto lugar superado por el campeón Henequeneros, Mineros y Azucareros en segunda y tercera posición, respectivamente. Los Industriales quedaron a 6.5 del primero, mientras que el campeón Habana quedó en quinto lugar con 15 de diferencia. La movida le salió malísima a la comisión provincial, por lo que algo había qué hacer, lo primero traer a Pineda nuevamente y reforzar aún más a Industriales, amen.

El equipo al campo era del gusto de Pineda, sobre todo por la presencia de Leonardo Fariñas, a todas luces de lo mejor alrededor de segunda, sea como camarero o torpedero, en Cuba. Fariñas era un excelente defensor en cualquiera de las dos posiciones, su ofensiva radicaba mucho en su tacto al bate y velocidad, capaz de llegar a primera con una rolata al cuadro, luego volver loco a lanzadores y receptores con sus robos. El otro del gusto de Pineda era Julián Villar, al que situó como antesalista y tercer bate en un equipo donde jugaban Agustín Marquetti, Armando Capiró, Eulogio Osorio y Raúl Reyes entre otros. En la inicial alternó con Marquetti y Héctor Despaigne, pero el hombre de Alquizar jugó más en los inicios como jardinero derecho, mientras que Osorio patrullaba el izquierdo. Lanzadores de alto nivel tuvo ese equipo, como Santiago Mederos, Antonio “Boricua” Jiménez, Ramón Villabrille, Rigoberto “Bulto” Sánchez, Julio Rojo, Maximiliano Reyes, Andrés Liaño y Oscar Martínez. Su lado flaco fue la receptoría ofensivamente. Ese conjunto era tan fuerte que el recordado Bobby Salamanca lo dio como su favorito para triunfar en esa serie, pero una cosa es en los papeles y otra en el terreno. No se equivocaba Salamanca, aquellos azules comenzaron devorando a cuanto adversario se enfrentaban. Pineda en situaciones de inminentes rallies, sustituía al receptor del día, sea Gerardo Egües o Jesús Juffré, por un emergente de fuerza. Fariñas hizo de las suyas y fue tanto su juego, que Pineda lo pasó al campo corto y a Rodolfo Puente a la segunda. De buenas a primera y a la hora buena, los Industriales comenzaron a resbalar. Al acecho estaban Azucareros, Granjeros y el Habana dirigido por Pedro Chávez. Algo no estaba funcionando como al inicio, y Fariñas y Héctor Despaigne desaparecidos en la última semana, la decisiva. No era lo mismo Ubaldo Álvarez o Roberto Cruz que Fariñas al campo, aunque Ubaldo luego se reveló como un gran infielder. Al final Azucareros se llevó el banderín, con 1,5 de ventaja sobre el Habana y 2,5 sobre Granjeros e Industriales. La era Pineda en la capital terminó aquí en esa X Serie Nacional. Al final se informó que Fariñas y Despaigne habían sido suspendidos de por vida al haber hecho apuestas con los juegos de su equipo. De Fariñas muchos no se acuerdan, una lástima, era una ardilla en el terreno, muy eficiente como pelotero. Supongo que a Pineda no le debe haber gustado nada ese final.  

Hay un detalle, como Pineda había firmado como profesional, a él no se le permitía salir al terreno de juego. Era una regla estricta establecida por la Federación Internacional para todos los que hayan firmado o jugado como profesionales. Eso nos privó de ver a Pineda salir al montículo para hablar con su lanzador de turno. Tampoco podíamos verlo protestando con algún árbitro. En fin, no conocíamos el carácter de José Miguel en esos momentos.

El regreso de este timonel tuvo lugar en tierras camagüeyanas, cuando dirigió a Granjeros por tres temporadas entre 1972-75. En la de 1972-73 su equipo ocupó el octavo lugar. Su mejoría fue sustancial al ocupar Granjeros el cuarto lugar en la XIII Serie Nacional, lugar que repitió en la XIV Serie y con una pequeña diferencia de 2 juegos con el campeón Agricultores.

Por ese buen desempeño, Pineda fue el primer manager del equipo Camagüey a la I Serie Selectiva (1975), justa en la que terminó a un juego del campeón Orientales. El conjunto camagüeyano trajo un staff de lanzadores impresionante: Omar Carrero, Juan Pérez Pérez, Oscar Romero, Lázaro Santana, Gaspar Legón y José Sánchez, además de una mezcla de jóvenes y peloteros experimentados, entre ellos Felipe Sarduy, Sandalio Hernández, Eusebio Cruz, los hermanos Cuesta, Pedro Cruz entre otros. Pineda supo armonizar el juego de todos ellos y quedaron a muy poco para hacerse de la victoria. Fue lo último que hizo Pineda en la tierra de los tinajones.

Pineda se integró al béisbol pinareño en la Serie Nacional en 1976-77. Los Vegueros, dirigidos por Ismael “Gallego” Salgado habían mejorado a partir de la X Serie Nacional (1970-71), al ocupar el séptimo lugar. A partir de 1971-72 los dirigió Francisco Martínez Osaba, temporada en la que Vegueros repitió en séptimo lugar, luego fue noveno en las dos series siguientes (1972-73 y 1973-74), subió a un segundo lugar en 1974-75 y a un tercero en 1975-76. Pineda condujo a Vegueros nuevamente al segundo lugar en la XVI Serie Nacional (1976-77) y quedaron a 1,5 de diferencia del campeón Citricultores.  

En los Vegueros de Pineda jugaban regular hombres jóvenes como Juan Castro en la receptoría, Alfonso Urquiola en la segunda, Luis Giraldo Casanova, Giraldo Iglesias, Tomás Valido y Bienvenido Castanedo en los jardines, mientras que los lanzadores eran Julio Romero, Jesús Guerra, Rogelio García, Adalberto Herrera y Félix Pino entre otros.

En la Serie XVII, la segunda de Pineda como manager de los Vegueros, el equipo se llevó su primer banderín aventajando a Industriales por 1,5 juego. El zurdo Maximiliano Gutiérrez estuvo inmenso, Rogelio García ponchó a 120 bateadores, Adalberto Herrera no perdió juego alguno y al grupo de jardineros se integró el eficiente Fernando Hernández. Ya se sabía que con Vegueros había que contar desde antes, pero ahora era realidad. Pineda dirigió al Pinar del Río de la IV Serie Selectiva, donde este equipo terminó abrazadito en el lugar de honor con Las Villas. No pudo ser por culpa de un jonronazo de película de Pedro José Rodríguez frente a un envío de Rogelio García, pero la escena quedaba preparada para la siguiente selectiva, en la que Pinar del Río logró vencer y aventajar a los Orientales por 6,5 juegos.

En la Series XIX (1979-80), Vegueros quedó en tercer lugar compartido con Forestales, a 2 juegos del campeón Santiago de Cuba mientras que en la XX Serie (1980-81) se llevó nuevamente el banderín con 3 juegos de ventaja sobre Villa Clara y Citricultores. En la selectiva de 1981 Pinar del Río quedó en cuarto lugar, algo decepcionante si tomamos en cuenta su performance en las dos últimas series. Ese fue el final de Pineda en Pinar, su puesto fue ocupado por su pupilo Jorge Fuentes, el que siempre ha afirmado que mucho de lo que sabe, se lo debe a Pineda.

Hubo una pausa hasta que Pineda fue designado director del equipo Ciego de Ávila, al que dirigió de 1981 a 1984, o sea tres series. Las dos primeras fueron mejor para olvidar, mientras que la de 1983-84 Ciego quedó en penúltimo lugar. Se puede considerar que su trabajo no logró los éxitos que, seguramente Pineda esperaba. En ese período jamás fue invitado a dirigir el equipo de los Camagüeyanos en Series Selectivas. Consideraron meior darle las riendas del equipo, primero a Miguel Cuevas y luego al entonces joven Miguel Borroto.

Pineda regresó a sus lares y se hizo cargo del equipo Habana en la serie de 1984-85, en el que jugaban los peloteros de la nueva provincia Habana, ya que la capital era también provincia y tenía dos equipos aparte. En esa XXIV Serie, el Habana quedó en tercer lugar compartido con Citricultores, a 11 juegos del campeón Vegueros y por debajo de Camagüey, y logró aventajar a equipos como Santiago de Cuba e Industriales. En la XI Selectiva tuvo que dirigir al Habana, esta vez integrado por los peloteros de la capital, los de la Isla y los de Habana interior, tareíta nada fácil cuando hay peloteros de distintos lugares. Para su suerte, él conocía ya a los de su equipo y también parte de los capitalinos. Hubo batalla y quedó en un segundo lugar a 1 juego del campeón de Las Villas.

Para la siguiente selectiva en 1986 se creó una nueva estructura con ocho equipos. Los capitalinos tendrían equipo aparte, los orientales vendrían en dos conjuntos, Mineros y Serranos, mientras que los de Habana y la Isla formaban el llamado Agropecuarios. Los equipos de Pineda no lograron título alguno, pero sí dieron batalla en casi todas las series. En su equipo estaban figuras como el receptor Pedro Luis Rodríguez, el inicialista Juan Carlos Millán, los infielders Oscar Macías, Juan Carlos Calvo, Manuel Morales, luego Alexander Ramos, y los jardineros Romelio Martínez, Gerardo Miranda, Luis Cuesta. Dentro de los lanzadores estuvieron Rafael Collazo, José Ibar, José Manuel Pedroso, Carlos Yanes y Ariel Prieto entre otros. El equipo Agropecuarios no ganó campeonato, pero se convirtió en uno de los más temidos ofensivamente bajo el mandato de Pineda. Tener una alineación con Pedro Luis, Romelio, Millán, Luis Ignacio González, Gerardo Miranda, uno detrás de otro, era poner en dificultad al mejor de los lanzadores en Series Selectivas.

Pineda se mantuvo al frente de estos equipos hasta 1992, luego dirigió el conjunto Habana en las series XIX y XX, en la que logró un segundo lugar en la XIX, a 1 juego del conjunto Orientales. En la XX el Habana cayó al tercer lugar, a 8 juegos del campeón Occidentales. Esta fue la última vez que dirigió en Series Nacionales y Selectivas. Sus totales fueron G-P 796-522 (.604) en Series Nacionales, y de 463-457 (.503) en Selectivas.

Ya en la década de los 80 Pineda se dejaba ver en el terreno, la regla de ausencia de los managers y auxiliares profesionales al campo había sido suprimida por la Federación Internacional. Eso dio pie a que los aficionados se metieran con Pineda alguna que otra vez cuando iba rumbo al montículo. Eso lo pude ver en juegos en la Habana y Ciego de Ávila. Decían que era un adicto para beber, algo que no puedo corroborar, pero bastaba ese rumor para que le gritaran frases despectivas al respecto, siempre en tono de broma. Pineda miraba con no buena cara a parte de esa afición, cualquier otro habría hecho lo mismo. No obstante, a pesar de la burla. la afición siempre estuvo de acuerdo en que Pineda era uno de los mejores managers en Series Nacionales y Selectivas.

Es obvio que dirigiera a selecciones de Cuba a eventos internacionales. Su primera incursión fue a la Copa Intercontinental en Bélgica (1983), donde el Cuba se alzó con el triunfo con 6 ganados y 1 perdido (.857). Ese conjunto iba muy completo, pero poco después tenía que asistir a los Juegos Panamericanos en Caracas, y el panorama de la selección se puso feo, ya que dos pilares ofensivos como Luis Giraldo Casanova y Pedro José Rodríguez no pudieron hacer el equipo por razones de salud.  Así y todo, se armó una selección competitiva, Ramón Otamendi ocupó el puesto de Pedro José en la tercera, Fernando Hernández jugó en lugar de su coterráneo L.G. Casanova. Pedro Medina y Amado Zamora fungieron como designados según el pitcher, los lanzadores de puntería fueron Braudilio Vinent, Julio Romero y Rogelio García. Al final el Cuba ganó invicto y dejó atrás al equipo estadounidense. Como anécdota, poco gustó el hecho que Pineda fumara durante una entrevista en el mismo terreno en espera de la ceremonia de premiación en Caracas. Realmente no es el único que lo hacía o lo hace, una práctica reñida totalmente con el deporte, pero delante de las cámaras de la TV no debió presentarse así.

Su otra incursión como manager en evento internacional fue en la copa intercontinental en Edmonton (1985). La selección cubana fue tempranamente a Estados Unidos para su dual meet con su similar norteamericano, y luego a esa ciudad de Canadá para entrenar bajo la guía del mismo Pineda. Un pelotero de sus simpatías fue siempre Pedro Luis Rodríguez, quien no estaba en la pre-selección. Unos días antes se supo que Víctor Mesa se había lesionado y no podría hacer el equipo, ya se manejaba que el matancero Lázaro Contreras sería el sustituto, como así fue. Pineda mandó de vuelta a Pedro Medina, decisión que no gustó nada a la afición. Le faltaba un cátcher, ya se sabía quién era el sustituto, no contó que Pedro Luis fuera sancionado en aquellos momentos. La prensa habló de indisciplina y nada más. Sin más remedio, Kindelán fue llamado como segundo receptor del equipo. Faltaba un lanzador y se escogió a José Luis Alemán, otra decisión que no fue muy popular. Recordemos que antes del evento Albertico Martínez y Pedro José Rodríguez habían sido sancionados por tenencia de divisa extranjera. Igual que el título de la polémica película de Sergio Leone, “Por un puñado de dólares”.

Dicho lo anterior, en esa Intercontinental en Edmonton el equipo Cuba estrenó a Omar Linares en la tercera base, Contreras en el central, y aunque el pitcheo era a base de verdaderos estelares, no todos estuvieron a la debida altura, sobre todo contra equipos asiáticos. El Cuba terminó la primera fase con registro de 6 victorias y 1 derrota, y pasó a la semifinal acompañado de Japón, Taipei y Corea del Sur. El primer juego fue contra Taipei, un equipo dificilísimo para los cubanos. En ese conjunto estaba una verdadera llovizna de bateador, Ch. Tai Chuang, líder en la justa en hits (17), anotadas (12) y promedio ofensivo (.517). Los chinos se la pusieron dura al Cuba y se fueron delante en el marcador. La ofensiva fue aplacada a partir de la entrada del santiaguero Luis Tissert, pero en cuanto flaqueó, lo relevó otro santiaguero, José Luis Alemán, el pitcher que no querían en el conjunto, no así Pineda. Alemán limitó de lleno la ofensiva sudcoreana y dejó todo listo para que hombres como Juan Castro y Lourdes Gurriel produjeran batazos claves para el empate y la carrera de la victoria. El resultado de 8-7 más elocuente no puede ser, pero quedaba el juego del siguiente día contra Corea del Sur, equipo que había vencido a Japón 4-3. No se asombren, Alemán le pidió la pelota a Pineda para lanzar, en el juego anterior había trabajado en las dos últimas entradas. Pineda confió en él. Los coreanos comenzaron agresivos y marcaron 2, pero el grifo se cerró por buen rato, lo suficiente para que Cuba fabricara 4 carreras y se llevara el triunfo. El equipo cubano bajo las riendas de Pineda siempre jugó buena pelota y hubo buena sintonía entre los jugadores del equipo y su mentor. No había nada perdido, así Taipei o Corea del Sur hubieran arrancado en punta, es como decía Berra, esto no se acaba hasta que no acaba. Hasta al out 27 no había nada decidido contra la tropa de Pineda.

Considero que Pineda está entre los mejores cinco managers en Series Nacionales y Selectivas. Siempre ayudó con su experiencia a los jóvenes valores, sobre todo en el pitcheo, e igualmente desarrolló a otros más en áreas del cuadro y los jardines. Su mentalidad era la de ganar y no siempre lo logró. En la X Serie Nacional no se alzó con el triunfo por razones impredecibles. Se fue de la Habana, pasó por Camagüey y triunfó en Pinar, luego ayudó en parte al desarrollo de la pelota en Ciego de Ávila. Su regreso a la provincia Habana, excluida la capital, fue exitoso. Habana y Agropecuarios se convirtieron en rivales de cuidado en Serie Nacional y Selectiva, respectivamente.

Después de 1994 hubo rumores de esto y aquello otro, que sí estaba loco, que si bebía. Eran bolas, las que uno no tenía forma de corroborar. Falleció el 27 de abril de 2008 a la temprana edad de 57 años. Mis respetos para Pineda y mis mejores recuerdos de lo que aportó en vida a la pelota cubana.

18 octubre de 2022   

Fuentes: Todos los datos utilizados aquí son parte de los archivos personales del autor.

Recuerdos sobre Gerardo Simón Limonta Duvergel

Yo amo al béisbol, pero no regreso”.
Simón a su retiro como entrenador en 2013

Por Esteban Romero

Triste saber cuándo se va de este mundo una figura que en algún momento se destacó y también ofreció alegría a su afición con su juego, defensiva y ofensiva. Ese es el caso del guantanamero Gerardo Simón, quien falleciera el 12 de setiembre de 2022 en su ciudad natal, donde había nacido en 1954, en el barrio San Justo. Su madre, al él nacer, falleció, lo cual nos informa Lianet Escobar (2013).

Simón desde temprana edad sintió deseos, como le ha sucedido a muchos cubanos, de jugar el béisbol, deporte que practicó y lo llevó a debutar en la XIII Serie Nacional (1972-73) con el también equipo debutante Serranos dirigido por el gran Roberto Ledo. Era la primera serie con 14 equipos, en la que cada provincia vino con dos equipos, excepto Habana y Oriente, los que se presentaron con tres conjuntos cada una. Por Oriente fueron, en este caso, Mineros, Oriente y Serranos. En este último equipo debutaron algunos peloteros guantanameros, los que se destacaron en sucesivas Series Nacionales como fueron Agustín Lescaille y Wilfredo Hernández, donde Gerardo Simón se incluyó en las postrimerías de la temporada, en la que tuvo cinco veces al bate, conectó dos imparables y anotó una carrera.

Simón no llegó a jugar en la XIV Serie, pero sí lo hizo en la XV Serie (1974-75) con el debutante Cafetaleros dirigidos por Pepín Carrillo, que no era más que el Oriente de las XIII y XIV Series Nacionales. El cambio de nombre de ese equipo y otros más se produjo debido a que en 1975 se jugaría la I Serie Selectiva, por lo que Oriente u Orientales sería el nombre de la representación de la provincia. Simón no jugó regular ni remotamente, los jardineros regulares del conjunto fueron Carlos González, Fermín Laffita, Oscar Rodríguez Silva, además del también lanzador Asterio Zaldívar.  

Por lo tanto, al menos el que suscribe, vino a conocer de Simón como pelotero cuando jugó como jardinero central regular del debutante Guantánamo en la XVII Serie Nacional (1977-78), equipo que fuera dirigido por Celso Suárez y que ocupara el octavo lugar de la justa. Entonces Simón se presentó como un slugger en potencia, comenzó a batear extra-bases incluido algunos cuadrangulares a la vez que se desempeñaba aceptablemente en los jardines, era de los primeros que comenzaron a fildear solo con la mano enguantada. No obstante, su lado flaco fue reconocido, batear los rompimientos, por lo que además de slugger se volvió en un hombre muy dado a poncharse. En las filas del equipo de su provincia dentro de las Series Nacionales se mantuvo hasta su retiro en 1990. En las últimas temporadas jugaba más el jardín izquierdo o fungía como designado.

Se puede decir que en la medida que más jugaba en los torneos nacionales Simón dejó de conectar jonrones y redujo su nivel de ponches. Por su utilidad defensiva y ofensiva también integró los equipos orientales en Series Selectivas. Su debut en estas lides fue en la VI Serie Selectiva (1980) con Orientales dirigidos por Manuel Miyar, una de las peores ediciones de este equipo en estos torneos, el que quedó en último lugar. Simón alternó con el granmense Juan Navarro en el jardín central y también con el ya decadente Fermín Laffita. Con Orientales Simón se mantuvo jugando hasta 1985. En ese período, los Orientales de Carlos Martí se alzaron con el banderín en la VII Serie Selectiva (1981). En ese equipo campeón Martí situó a su coterráneo Juan Navarro en el jardín central, el que inició con buena ofensiva, pero en la medida que esta decayó, fue sustituido por Simón, el que no soltó más el guante en el jardín central. En aquella alineación Simón fue usualmente el octavo bate. Por delante de él estaban Oscar Rodríguez, Wilfredo Hernández, Agustín Lescaille, Ramón Otamendi, Agustín Arias, Modesto Larduet y Jorge Francis.

También su temporada más destacada en Selectivas fue en la IX Serie Selectiva (1983) cuando se llevó el liderato de bateo con promedio de .350. Aquel equipo quedó en segundo lugar y había iniciado la temporada en la cima con una feroz ofensiva encabezada por Pablo Bejerano, Lescaille, Otamendi, Antonio Pacheco y el mismo Simón, pero esta aflojó y solo Simón mantuvo su buen paso. Las Villas de Eduardo Martín Saura jugaron un béisbol muy completo, con un bateo encabezado por el uno-dos Antonio Muñoz- Pedro José Rodríguez, además de buen pitcheo de abridores y el relevo oportuno de Isidro Pérez, por lo que merecieron el triunfo.

Llegó una nueva estructura de las Series Selectivas en su edición XII (1986). Los Orientales desaparecían por un rato, y daban paso a Mineros y Serranos como debutantes en estas lides. Los Serranos, dirigidos por Frangel Reynaldo, eran integrados por peloteros de las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, y Simón fue incluido en esta selección, pero no como regular. Los tres guardabosques de Serranos en esa temporada fueron tres bateadores zurdos, Fidel García y Fausto Álvarez en las esquinas, y Jorge García Carrión en el central. La labor de Simón fue como pelotero de cambio cada vez que el conjunto se enfrentaba a lanzador zurdo. En este caso Simón sustituía a Fidel García en el jardín izquierdo y era situado como quinto o sexto en la alineación. Realmente ese cambio casi siempre resultó, Simón tuvo muy buen desempeño defensivo y ofensivo. Serranos contra todos los pronósticos se coronó campeón.

En la XIII Serie Selectiva (1987) Serranos vino dirigido por Higinio Vélez, equipo en el que también jugó Simón, y fue utilizado de igual manera como en la temporada anterior. Serranos repitió su victoria, esta vez un poco más apretado, al solo aventajar al equipo de Ciudad Habana por un juego. En las siguientes dos selectivas (1988 y 1989) Simón volvió a ser parte de los Serranos, aunque jugó menos que en las de 1986 y 1987.

En su carrera, además de resultar campeón de bateo en la selectiva de 1983, logró otros lideratos como fue co-liderar el departamento de fly de sacrificios en la XVIII Serie Nacional (1978-79) con 5, y luego en la XXI Serie Nacional (1981-82), con 4.

Como se sabe, después de su retiro Simón se dedicó a entrenar a peloteros de su provincia, trabajo que desarrolló con interés y con no pocas dificultades subjetivas y objetivas, que al final le alejaron de esa labor.   

Fuentes

Anon. 1975. Guía de Béisbol 1973. Ediciones deportivas, Instituto Cubano del Libro, La Habana. P 310.

Escobar Hernández Lianet. 2013. Gerardo Simón: A pesar de los pesares. Diana, 26 septiembre. https://liaehernandez10.wordpress.com/2013/09/26/gerardo-simon-a-pesar-de-los-pesares/

Romero Esteban. 2022. Las Series Selectivas del Béisbol en Cuba (1975-95). Deportiva RELR- I, Valencia, España. P. 173.

28 septiembre de 2022

 

El equipo Cubaneleco en la Liga Nacional Amateur

Ha ganado el campeonato el mejor equipo, el de mayor
cohesión, y ataque sistemático y balanceado.”
Nelson Varela del Diario La Marina en
ocasión de la victoria de los eléctricos en 1954

Por Esteban Romero

Este artículo es sobre el equipo representativo de la Compañía de Electricidad en el béisbol amateur cubano, el Cubaneleco, aunque es bueno aclarar que hubo otros equipos de béisbol patrocinados por esta empresa como fue el caso de Havana Electric en el período de 1932 a 1936 en la Liga Social.

El Cubaneleco también debutó en 1932 y fue dirigido por el ex-jardinero y bigleaguer Jacinto Calvo. El receptor del equipo fue el legendario árbitro Amado Maestri, el mejor de todos los tiempos en la pelota cubana y muy destacado en otras ligas. Al reglano lo acompañó Miguel López como segundo cátcher. El cuadro del equipo era defendido por Francisco Rodríguez y Gonzalo de Quesada (llegado después del retiro del Víbora Tennis de la justa) en la inicial, Ramón Carcas en la intermedia, el muy eficiente y experimentado Gustavo Alfonso en la antesala, mientras que Alfonso Rodríguez cubría el campo corto. En los jardines estaban Manuel de la Fuente LF, Porfirio “Bambino” Espinosa CF, además de L. Ruiz, E. Andreu, F. Albert RF y el utility J.E. Moré. El lanzador principal del conjunto fue Víctor “Benitín” Gómez Crespo, nombre completo que dio su nieto en Facebook. También estaban Ed Guedes y A. Miranda. Casi finalizando este torneo, el inicialista Francisco Rodríguez fue suspendido en la Liga Nacional Amateur. El hecho que la Universidad no haya participado en este campeonato le favoreció para poder disponer del Bambino Espinosa en el jardín central.

Para ser su primer año de juego, su comportamiento fue muy aceptable al quedar en cuarto lugar (13-8-1), aventajado por el campeón Hershey, el Regla y el Teléfonos.

En 1933 hubo cambio de dirección, el experimentado Horacio Alfonso inició la temporada y el inicialista Gonzalo Quesada la finalizó. Fue una justa muy reñida, en la que cinco equipos estuvieron metidos en la disputa del banderín, entre ellos el Cubaneleco, ocupante del quinto lugar. Este equipo tuvo muy poca variación en su nómina. De la Fuente alternó en la intermedia y los jardines, mientras que Pastor Montero defendió la antesala. Ausente la Universidad, Bambino Espinosa patrulló el central, mientras que Gustavo Alfonso bateó a sus anchas y jugó los jardines y algo en la antesala. El torpedero Alfonso Rodríguez estuvo muy cercano a Alfonso en su promedio ofensivo. Juan Domínguez se incorporó al cuerpo de lanzadores de este equipo.

En 1934 Maestri ya era historia como receptor, su puesto lo ocupó Miguel López. Al equipo se incorporó otro utility, Ernesto Estévez, capaz de jugar el cuadro y los jardines. El pitcheo dependió de la labor de Miranda y Domínguez. Al final hubo descalabro (6-12-2) al quedar en penúltimo lugar en un campeonato con seis equipos. Su consuelo fue haber podido aventajar al Vedado Tennis, ocupante del sótano. Al año siguiente las cosas no fue que cambiaran mucho. Su nuevo manager fue otro experto, León Rojas. Miguel López y Ernesto Estévez alternaron en la receptoría, Jorge “El Profesor” Consuegra jugó el campo corto algo, ya que Alfonso Rodríguez continuó como titular de la posición. Más bien el Cubaneleco trajó a Consuegra como pelotero e instructor en este conjunto. En los jardines jugaron Alejandro Rodríguez, Manuel de la Fuente y J.E. Moré, mientras que los lanzadores fueron José M. “Warneke” Quevedo, “Benitín” Gómez y Juan Domínguez. Nada mejoró en este conjunto y para colmo Juan Mercadefe del campeón Teléfonos les lanzó juego de no-no el 2 de junio.

El Cubaneleco fue otro equipo en 1936 bajo la guía de José “Lopito” López trajo casi igual nómina con algunas incorporaciones como la de “Jorocón” García y Juan “Cocoliso” Torres en los jardines. Los lanzadores de puntería fueron Juan Domínguez y “Benitín” Gómez. José M. “Warneke” Quevedo lanzó hasta el mes de junio y de ahí saltó al béisbol venezolano. Finalmente fue solo superado por el campeón Fortuna, pero pudo aventajar a los siempre triunfadores Hershey y Teléfonos. Ese paso no pudo ser mantenido en 1937 y el equipo cayó muy por debajo de los ocupantes de los cuatro primeros lugares de la justa ganada por el Fortuna.

Muy parecido fue el comportamiento del Cubaneleco en 1938, esta vez con Alfonso Rodríguez como manager en sustitución de Lopito. La antesala fue defendida por Lino Marrero, además de F. Ojeda en la tercera y el campo corto, pelotero que se destacó mucho al bate (.344). Pastor Montero había pasado a jugar con los Caribes de la Universidad. Se mantenían los habituales de Quesada, Carcas, Espinosa, Torres, de la Fuente, Alejandro Rodríguez. L. Cabrer fue el receptor, y los lanzadores fueron José Rodríguez, José Betancourt y Antonio “Mingolo” del Monte. El Cubaneleco (11-12-1) compartió el sétimo lugar de la justa con el Círculo Naval. Las cosas continuaron casi igual en 1939, Alfonsito dirigió y jugó la intermedia y el campo corto siempre que fue necesario. Antonio Marsal y Joaquín Bernal se integraron al grupo de jardineros, otro tanto hacía Manuel Quintela alternando en segunda y tercera. El camagüeyano Eliécer Álvarez fue uno de los pilares del pitcheo del equipo. Estévez quedó en el Todos Estrellas como mejor camarero. No obstante, el conjunto quedó en noveno lugar entre los doce equipos participantes en la justa.

Se puede decir que a partir de 1940 el Cubaneleco se mantuvo en los torneos de la Liga Nacional Amateur, pero sin muchas glorias al efecto. El equipo siempre estaba entre los coleros de la Liga. No obstante, el equipo presentaba buenos peloteros al campo como fueron los receptores Manuel Soberá y Miguel López, Francisco Hernández en la inicial, Estévez en segunda y campo corto, Efrén García como camarero, en los jardines Armando López, Antonio Ferrer, Alejandro Gómez, Manuel Quintela, David Fernández y Bernardo Aragó. El staff de lanzadores era a base de Eliécer Álvarez, Carlos Rodríguez, Waldimiro Arcos y Antonio “Mingolo” del Monte. En 1945 este conjunto fue eliminado en la primera vuelta.

Agustín Cordeiro se hizo cargo de la dirección del equipo en 1948 y fue como si cogiera un nuevo aire al quedar en quinto lugar de la justa (13-7-2). Su receptor fue el ya experimentado Celestino “Jimagua” Durán, la inicial era defendida por Manuel Quintela, Benicio Estévez (no confundir con Ernesto) en la segunda base, M.A. Baibel en la antesala, y A. Plasencia y José Manuel Acosta alternando en el campo corto. Los jardineros fueron Nelly Martínez, R. Fernández, Eddy Marcos y Armando López. Los bultos postales fueron lanzados por Mingolo del Monte, J. “Gallego” Pérez, Lorenzo “Perendengue” Fernández y Guillermo Monrabal. El juego de 1948 se mantuvo en 1949 con algunos cambios. Octavio Eiriz y Justo Jácome Mosquera, hermano de Derubin, alternaron en la intermedia, José Manuel Acosta defendió el campo corto y los jardineros fueron M. Baibel, Eddy Marcos y Armando López. Los lanzadores “Perendengue” Fernández y Erasmo “Coco” del Monte. El Cubaneleco ocupó el último lugar de la primera división en este campeonato.

En 1950 el Cubaneleco quedó en cuarto lugar (14-7-2) y contó con Celestino “Jimaguas” Durán y Carlos Balvidares como receptores, Alfredo “Fatty” Domínguez inicialista, Derubín Jácome en la segunda, Octavio Eiriz y R. Suárez en la antesala, José Manuel Acosta y Luis Olivares en el SS. Los jardineros fueron Armando López, Eddy Marcos y E. Baibel. Los lanzadores fueron Erasmo “Coco” del Monte, “Perendengue” Fernández y Fernando Sanfeliz. Me asombra ver el nombre de este último lanzador, el que jugara con el campeón Occidentales en la I Serie Nacional (1962). Parecía que el despegue del equipo estaba a la mano, pero en 1951 no fue así. El equipo quedó en primer lugar, pero de la segunda división. Ya en ese entonces el manager era Manuel de la Fuente. En el equipo debutó un hombre que se destacaría mucho con estaca en mano, hablo del jardinero Mario González. Los otros jardineros fueron los habituales Armando López y Eddy Marcos, además de Rolando Peralta Bacardí-Tabares Igualmente debutaron dos lanzadores jóvenes, uno muy destacado en 1950 con el equipo de los Maristas en el campeonato escolar, se trata del derecho Alfredo “Chino” Pedraga, quien durante esa década fue uno los lanzadores más destacados de la Liga Nacional Amateur. El otro duró poco como amateur, un personaje al que siempre estimé en mi niñez por su sencillez y lo bien que siempre me trato. Hablo del derecho Gonzalo Naranjo[1], quien llegó a lanzar con los Piratas de Pittsburgh, y le vi jugar con la franela del Almendares hasta 1960, ya que en 1960-61 rindió servicios para el Habana.

Y llegó 1952 y el primer título del Cubaneleco. Tuvo que esperar 20 años para coronarse campeón (18-4-2) gracias al desempeño del “Chino” Pedraga, de del Monte, “Perendengue” Fernández y Bacardí Tabares, quien ganó 13 juegos y luego se descubrió que había firmado para la profesional. No sé cómo se resolvió el problema. Es de suponer que lo haya hecho casi finalizando la temporada, lo que no llegó a afectar al equipo. La nómina fue casi idéntica al de la temporada anterior con la adición de Antonio Espejo en la antesala y de Alfonso Morales jugando sea segunda como SS. Montados en la cima, costó bajarlos, ya que con un pitcheo de altura se llevaron el banderín en 1953 (24-5-0). Pedraga y Espejo (convertido en lanzador) se llevaron 6 triunfos per cápita sin derrotas, Perendengue tuvo record de 4-1, mientras que a la ofensiva Mario González lideraba en su equipo con promedio de .333. En este equipo las nuevas figuras fueron Enrique Tamayo en la inicial, Carlos Córdova en los jardines y, Luis Fiuza y Hermenegildo Abril en el cuerpo de lanzadores.

El 10 de octubre de 1954 Cubaneleco vencía al Hershey 5-2 y con esa victoria se coronaba campeón por tercera temporada consecutiva (24-7-1). Este titular no tuvo problemas en la receptoría, de lujo por llamarlo de alguna manera: Carlos Balbidares, el futuro contador Feliciano Foyo y Celestino Durán. Lo demás tuvo pocos cambios. El pitcheo contó con los servicios de Luis Fiuza, Alfredo “Chino” Pedraga, Hermenegildo Abril y el importado de Bayamo, Víctor Martínez. Destacado juego de José Manuel “Fino” Acosta jugando la intermedia y el campo corto, así como Enrique “Guajiro” Crespo en la inicial.

Increíblemente el Cubaneleco cayó de la cima algo abajo en 1955, y eso que el equipo era casi el mismo de la temporada anterior. Papo Carvajal, el que había jugado en 1954 para la Sociedad de Marianao, pasó a jugar la segunda base del conjunto, y el cuerpo de lanzadores dependió de los envíos de Fiuza, Pedraga y el oriental Víctor Martínez. Lo interesante fue que el campeón Regla logró el banderín al vencer al mismo flamante campeón de 1954 en juego del 14 de agosto de 1955. Así y todo, el Cubaneleco continuó dando batalla al quedar en la segunda posición en 1956 aventajado por el campeón Santiago de las Vegas, el que venció al mismo Cubaneleco 9-8 en partido decisivo el 18 de setiembre. Chino Pedraga fue líder en % de ganados y perdidos (.983). Gerardo Pérez, otrora pitcher destacado del Teléfonos, lanzó en esta temporada para los eléctricos.

Su alto nivel de juego se mantuvo en 1957. Aunque quedaron en la cuarta-quinta posición compartida con el Regla BBC, el equipo tuvo un buen desempeño e hizo oposición cada vez que se enfrentó al campeón Artemisa. Los lanzadores del Cubaneleco en este campeonato, además de “Chino” Pedraga, fueron Raúl “Americano” Suárez, R. “Cuajo” Pérez y el reglano Antonio “Lindo” Suárez. Esa cuarta posición fue conseguida nuevamente en 1958. El Cubaneleco se mantuvo en la pelea hasta inicios de octubre de ese año. Si bien fue aventajado por el campeón Regla BBC, el Hershey Club y el Círculo de Artesanos, supo pelear ese cuarto puesto para irse por delante de los telefónicos y el mismo campeón de la pasada justa, el Artemisa. El cambio principal del equipo fue en la receptoría. Carlos Balvidares pasó a jugar la inicial mientras que los cátchers fueron dos jóvenes de apellido Pelayo y Jordán. En el cuadro continuaron jugando Pedro “Papo” Carvajal en la intermedia, José Manuel Acosta en la antesala y Antonio Crespo como campo corto. En los jardines estuvieron E. Concepción, R. Suárez, Pepe Fernández, Mario González y Gabriel Ventura Sr. Los lanzadores fueron “Cuajo” Pérez, Alfredo Pedraga, “Americano” Suárez y Miguel Sánchez. El manager fue el victorioso Manuel de la Fuente.

Ese espíritu batallador se mantuvo en la justa de 1959 cuando el Cubaneleco fue solo superado por el Artemisa de Francisco Quicutis. El receptor del equipo fue esta vez E. Guillén, Sergio Pons jugó más en la antesala, mientras que Manolo García alternó en la inicial con Juan de Dios Seija. Balvidares pasó a jugar los jardines. Al cuerpo de lanzadores se incorporó el novato zurdo Orlando Albelo.

Ni idea tengo si el Cubaneleco llegó a jugar en 1960, última temporada de la Liga Amateur, pero sí está claro que este fue el equipo más ganador de la década de los 50 en esta pelota. Sus tres títulos consecutivos más tres cuartos lugares y dos segundos puestos son una clara evidencia de su nivel de juego en este período. Les costó 20 años para llegar a su primer banderín, pero luego fue un equipo victorioso y de cuidado para cualquier rival.

El Cubaneleco aportó peloteros de sus nóminas para integrar victoriosas selecciones cubanas en varios eventos oficiales de este deporte. El primero del Cubaneleco en hacer un equipo nacional fue el receptor Miguel López a los Centroamericanos de 1935 en San Salvador. Juan “Cocoliso Torres integró la selección a los Centroamericanos de 1938 en Panamá. Ernesto Estévez, “Cocoliso” Torres (MVP del torneo), el lanzador Eliécer Álvarez y Alfonso Rodríguez como auxiliar de dirección fueron parte de la nómina del equipo al Mundial en la Habana (1939). Eliécer Álvarez repitió en el equipo al Mundial en la Habana (1940), mientras que Alfonso Rodríguez volvió como auxiliar de dirección del conjunto al Mundial en la Habana (1942). Ernesto Estévez integró la selección nacional en el Mundial en la Habana (1943). Para los Centroamericanos y del Caribe en Guatemala (1950) Carlos Balvidares fue uno de los receptores de la selección, la que también integró el lanzador Erasmo del Monte, el que repitió en la selección al Mundial en Nicaragua (1950). En los Juegos Panamericanos en Argentina (1951) el camarero Derubín Jácome fue el representante del Cubaneleco en la selección nacional, mientras que para el Mundial en México (1951) una amplia tropa del Cubaneleco fue parte del equipo nacional: Derubín Jácome, Enrique Tamayo, Eddy Marcos, y los lanzadores Gonzalo Naranjo y Erasmo del Monte. Al Mundial de la Habana (1952) el torpedero Luis Olivares y el jardinero Eddy Marcos fueron escogidos, y para el siguiente año en Venezuela hubo repetición de Luis Olivares, además de haber sido seleccionados el infielder Manuel García y el jardinero Mario González. En la selección cubana a los Panamericanos en Chicago (1959) estuvieron Mario González, Pedro “Papo” Carvajal, Antonio Crespo y el lanzador Orlando Albelo. La dirección de este equipo fue compartida por Manuel de la Fuente con Alejandro Gómez. El jardinero Mario González integró posteriormente las selecciones al Mundial de Costa Rica (1961) y a los juegos Centroamericanos y del Caribe en Kingston, Jamaica (1962).  

14 setiembre de 2022


[1] Sentí alegría el día que vi a Naranjo en una entrevista que le hiciera Swingcompleto.com hace unos años antes de su fallecimiento.

Dos Lázaro, ambos receptores del béisbol cubano en el pasado

Pienso en béisbol cuando me despierto en la mañana.
Pienso en él todo el día y sueño con él en la noche.”
Carl Yastrzemski (ex-estrella de los Medias Rojas de Boston)

Escribir sobre las primeras series nacionales y sus héroes es siempre una satisfacción. Jugaban peloteros con muy buena escuela gracias a los entrenadores que se disponían, muchos de ellos otrora profesionales incluso en Grandes Ligas. La vida ha evolucionado y esas series están ahora igual que el sistema, en plena depauperación. 

Aunque ya en este blog se habló una vez sobre Lázaro Pérez Agramonte, vuelvo al tema, al considerarlo como uno de los mejores receptores de las primeras dos décadas de Series Nacionales. Se trata de un villaclareño, nacido el 17 de diciembre de 1936 en Caibarién, el que emigró a la Habana probablemente después de 1959.

Lázaro Pérez pone out a Rosique tratando de anotar desde tercera con fly de Julián Villar al CF

Lázaro era muy popular entre los aficionados en la Habana, siempre hablaban encomiásticamente del brazo y precisión de Lázaro Pérez en sus tiros a segunda. Todos decían que ponía la pelota sobre la almohadilla como un chicharito. Era un bateador muy oportuno sin llegar a ser un monstruo del bateo. Se inició como jardinero central en Series Nacionales. Su buen brazo le permitía jugar bien esa posición.

Lázaro jugaba con el equipo de los locos, el psiquiátrico, conjunto que daba muy buenas demostraciones en los torneos provinciales. Famosos eran sus enfrentamientos con el equipo del MININT, donde también jugaban muy buenos peloteros.

Integró el campeón Occidentales en la I Serie Nacional, en la cual jugó poco como receptor. Ese conjunto tenía como cátcheres a Juan “Coco” Gómez, y a los matanceros Inocente Aparicio y Bárbaro Rosales. En la siguiente temporada (1962-63) jugó para los Industriales de Ramón Carneado, también campeones, alternando con Ricardo Lazo. En la siguiente serie pasó a regular, ya que Lazo lo hizo para Occidentales. En la serie de 1964-65 volvió a alternar con Lazo. La ventaja que tenía era la de jugar bien los jardines, por lo que podía alternar en esas posiciones.

Desde la quinta serie (1965-66) Lázaro Pérez fue regular de los Occidentales y alineaba en turnos al bate del cuarto al sexto. Jugó para este equipo listo para desaparecer en la sexta serie en iguales condiciones.

Por sus habilidades y juego, Lázaro Pérez integró el equipo Cuba por primera vez a los Juegos Panamericanos en Sao Paolo (1963), donde jugó los jardines y la receptoría. Cuatro años después volvió a jugar con el Cuba en los Panamericanos de Winnipeg (1967), donde Roberto Ledo le dio más juego como jardinero que como receptor.

Para la VII Serie Nacional, la primera con 12 equipos, o sea un campeón y una selección de cada provincia, Lázaro Pérez regresó a su provincia e integró a los Azucareros por primera vez, lo que obligó a Jesús Oviedo pasar a jugar la inicial.

Una de las mejores cosas de Lázaro era como guiaba a sus lanzadores. Él era toda una garantía que los pitchers no se equivocaran en lanzar algo errado a los bateadores rivales. Si el conjunto Azucareros ganó series a partir de 1968 se debió en buena medida al servicio en la receptoría de Lázaro Pérez. Además, no era de esos que cometía pasbols, era una mascota segura, y tiraba a las bases con mucha eficiencia. A todo eso añada que Lázaro Pérez era de los que daba conversación al bateador rival y así desconcentrarlo. Podía decirle algo directamente al bateador o indirectamente si este se enfadaba con el árbitro. Fidel Linares cuenta que, si él le protestaba algún conteo, Lázaro le decía al árbitro en broma que lo expulsara. Así y todo, era muy bien llevado con sus compañeros y sus rivales también.

Tenía picardía para todo, de lo cual Rigoberto Rosique puede dar fe cuando Julián Villar conectó fly al central, Laffita le llegó y se dispuso a tirar a home. La jugada no era la mejor, el oriental debía tirar entonces a tercera para evitar el avance del corredor en segunda, pero se decidió y Lázaro se dio cuenta que el tiro venía a la goma, por lo que se movió de manera despreocupada y Rosique venía muy confiado para home, vaya sorpresa, Laffita la puso de aire en la mascota de Lázaro y el matancero fue out a un pie del plato. Sucedió en la segunda Serie de Estrellas concluida la VIII Serie Nacional, cuyos detalles aparecen en artículo anterior en este blog. (Romero 2018).

Al bate no era una figura grande, pero sabía conectar a la hora buena, y cuando integraba el equipo Cuba, buena parte de su entrenamiento era para mejorar al bate. En el Mundial de 1969 en Santo Domingo fue su hit el que encendió la candela en la octava entrada y facilitó la carrera del empate. En ese evento fue sub-líder de los bateadores (.480), solo por debajo de su compañero Owen Blandino (.500). En el Mundial en Cuba (1971) nuevamente fue sub-líder de bateo (.407), el líder fue Rodolfo Puentes (.429).

En total participó en 18 series nacionales, fue parte de tres equipos campeones: Occidentales (1962), tres veces con Industriales (1962-65), tres veces con Azucareros (1968-69, 1970-71 y 1971-72), y una con las Villas en la Serie Especial de 1970, y otra más con el equipo de las Villas en la IV Serie Selectiva (1978).

Integró el Cuba a tres Panamericanos (Sao Paolo, Winnipeg y Cali-1970), a dos juegos Centroamericanos y del Caribe (Panamá 1970 y Rep. Dominicana 1974), y a seis Mundiales (Santo Domingo 1969, Barranquilla-Cartagena 1970, Cuba 1971, Nicaragua 1972, Cuba 1973 y Colombia 1976). Se puede decir que a partir de 1969 era el receptor permanente de las selecciones cubanas.

Lázaro Pérez dirigió al equipo de su provincia en la Serie Nacional de 1981-82, y en las Selectivas de 1981 y 1982, con buenos resultados en la selectiva de 1981 cuando logró su equipo el segundo lugar de la justa. Su despedida de este mundo tuvo lugar el 11 de abril de 2005 en Santa Clara a la edad 69 años.

El otro Lázaro es habanero y le vine a conocer cuando jugaba como receptor para el equipo de la DAAFAR en la provincial, en partidos que se jugaban en los terrenos de la Ciudad Deportiva. En ese conjunto jugaba el veterano jardinero Carlos Chapotín y lanzaba Oscarito Romero, el que se iba a jugar con su provincia cuando llegaba la serie nacional.

Lázaro era alto y se movía bien como receptor y corredor. Mi padre le había visto con anterioridad y me afirmaba que podía jugar la inicial y los jardines también. Hablo aquí de Lázaro Martínez Cárdenas, quien, creo, era oriundo de la barriada del Cerro.

Es cierto que a nivel provincial era muy productivo bate en mano, pero otra cosa es la nacional. Hubo peloteros que les costó algo llegar a brillar en las Nacionales, pero que rompían usualmente la provincial. Uno de los que recuerdo es Eulogio Osorio, quien estuvo cuatro series tratando de batear como lo hacía en los torneos de provincia. Así que Lázaro Martínez no era ninguna excepción.

Su debut fue en la IV Serie Nacional (1964-65) con Industriales y con Ramón Carneado de director, quien le había visto jugar y se empeñó en traerlo a las filas de los azules. Carneado había sido receptor, por lo que era todo un entendido en esa posición. Lázaro Martínez fungió como segundo receptor en el equipo y en ocasiones jugó la inicial.

En la siguiente serie, la VI (1965-66) Fermín Guerra se vio en aprietos con la defensa de la segunda base. Urbano González se había dado de baja por toda la temporada al sufrir fractura en un encontronazo con el torpedero Tony González de los Occidentales. Por eso Fermín comenzó a probar. Una de esas pruebas fue poner a Lázaro Martínez en segunda base. Cuando uno tiene que jugar una posición extraña, pone todo su empeño en no cometer errores, pero todo eso le resta a la ofensiva. Lázaro, sin llegar a ser una maravilla en la posición, la jugó hasta donde pudo. Finalmente, Fermín Guerra optó por poner al novato Ernesto Sotolongo como camarero.

Su primera temporada como regular le llegó con el Habana de Juan “Coco” Gómez en la VII Serie Nacional (1967-68), equipo que se llevara de calle el banderín en esa temporada. El juego de Lázaro Martínez fue importante en la conquista del campeonato.

En la VIII Serie (1968-69), Lázaro Martínez fue el receptor regular de los Industriales. Esta vez el veterano Ricardo Lazo, ya tocando el final de su carrera, se tuvo que conformar jugando como segundo cátcher. Esas funciones de regular continuaron en la siguiente serie nacional y en la serie especial con el equipo Habana, ocupante del segundo peldaño de este torneo.

En lo sucesivo, unas veces jugaba con los Industriales, en otras con el Habana. Dependía de si estaba o no dentro del equipo campeón de la provincia, el Habana.

En la Serie de 1972-73, con los Industriales dirigidos por Pedro Chávez, Lázaro Martínez fue el receptor regular, a veces alternaba con el muy defensivo Leonardo Vilá. Era un equipo muy completo con figuras de experiencia y otras nuevas, los que fueron bien orientados por Chávez para llevarse el campeonato. Se puede decir que Lázaro fue en esta oportunidad más importante que cuando integró el Habana campeón de la VII Serie Nacional. Bateó aceptablemente y rindió bastante detrás del plato.

Hubo un hecho desagradable en una jornada dominical cuando lanzaba el zurdo Rigoberto Betancourt y Lázaro Martínez era el receptor del Habana en la Serie de 1970-71. En aquellas primeras series no se veía, como ahora en Cuba, que el receptor reprimiera al lanzador por no haber lanzado lo pedido o viceversa. Betancourt fue directamente al plato y le arrebató la bola a Lázaro y regresó al montículo muy enojado. La fanaticada, muy amante de Rigo, comenzó a chiflarle a Lázaro, quien se levantó y fue directamente a hablar con el zurdo habanero. Yo estaba en el estadio y observaba que Lázaro trataba de arreglar las cosas, mientras Betancourt no le miraba y continuaba enojado. Chávez, director de ese equipo Habana (1970-71), dejó que ellos se pusieran de acuerdo. En todo momento vi a Lázaro Martínez buscando calmar y acordar, Betancourt estaba en posición hostil. El hecho era una curiosidad en su época, la que no olvido. Ahora los receptores en Cuba alzan las manos, hacen gestos que uno no ve en la pelota profesional. Para jugar bien al béisbol los peloteros en el terreno deben tratar de entenderse correctamente. Esos juegos son vistos por niños también, ¿qué ejemplo se da entonces? Tampoco estuve de acuerdo con chiflar a Lázaro sin saber lo que ocurría. Era fácil adivinar que no se ponían de acuerdo en las señas de los lanzamientos.  

Hasta hace unos días creía recordar que Lázaro Martínez estaba casado con Marlene Elejalde, me había equivocado de atleta, ya que estaba o estuvo casado con Hilda Fabré, destacada campeona nacional y del área centroamericana y del Caribe en salto alto.

En eventos internacionales Lázaro Martínez pudo integrar el Cuba a los juegos Panamericanos de Cali (1971). Entonces escoltaba a su tocayo Lázaro Pérez, receptor regular del equipo. Desde 1969 comenzó a integrar la pre-selección nacional. Normalmente los escogidos eran Lázaro Pérez y Ramón Hechavarría hasta que por fin pudo colarse en el evento ya mencionado. Se pensó que Chava quedaría fuera del equipo en lo sucesivo, pero no fue así, ya que el oriental hizo el Cuba al campeonato mundial efectuado en la Habana (1971).

Tanto él como Chava quedaron fuera de las selecciones nacionales a partir de 1972 con la inclusión de Evelio Hernández como segundo y eventualmente primer receptor del equipo Cuba.

Personalmente le vi jugar aceptablemente a la defensiva, tenía un buen brazo, pero no siempre con buena puntería. Su promedio de cogidos robando fue de 38 por cien. Físicamente era imponente, sabía correr, pero realmente su bateo tenía sus altas y bajas. Muchas veces Jesús Juffré, otro receptor de los equipos habaneros, aprovechaba y bateaba sus lloviznitas, por lo cual Lázaro Martínez recibía dosis de banco-terapia. Su promedio al bate en series nacionales no es alto (.232), tampoco fue bateador de muchos jonrones (45). En fin, de haber tenido una mejor ofensiva habría tenido más posibilidades en las selecciones nacionales, pero no olvidemos de la calidad del pitcheo en esas primeras series nacionales, no eran muchos los que podían batear para .300 y los de .400 llegaron algo después.

Su última temporada en Series Nacionales fue con los Agricultores de René Bello en la temporada de 1976-77. En Selectivas jugó en la I y la II con el conjunto Industriales. Así que participó en 14 series nacionales incluida la serie especial de 1970 y en dos selectivas Lázaro Martínez desapareció en un momento que surgía una figura legendaria de la receptoría en los equipos habaneros, como lo fue Pedro Medina. Me pregunto si esa haya sido la causa de su retiro.

Nota: las estadísticas son tomadas de las que publicó el sitio Cuban-Play en el pasado. El resto de la información consultada es de los registros personales del autor.

3 setiembre de 2022

Recuerdos de un excelente bateador: Urbano González

Tuve la suerte de jugar siempre con excelentes torpederos, que cubrían
su posición y la mitad de la mía. Eso me salvó como segunda base.”
Urbano González

Por Esteban Romero

En diciembre 4 de 2021 falleció un pelotero muy admirado por el que suscribe, un bateador de una vista y tacto extraordinaria al bate, me refiero a Urbano González Basanta, jugador de cuadro y bateador zurdo, que había debutado en la Liga Nacional Amateur con el conjunto de la Unión Club Catalina de Güines en 1956 como defensor de la intermedia, nada de tercera base entonces. Ese equipo dirigido por el experimentado Alfonso Rodríguez, disponía de Osvaldo Hernández para la defensa de la antesala y otro pelotero de apellido Guevara. Osvaldo llegó a jugar en la VI Serie Nacional como regular de esa posición en el equipo de Occidentales.

La prensa de aquella época hablaba del buen bateo del jovencito Urbano González. Realmente tuvo que destacarse bastante para que fuera escogido como integrante del Cuba a los Panamericanos de Chicago (1959). Entre tantos equipos y peloteros, hacer el equipo Cuba no era nada fácil, y mucho menos con un conjunto que jugaba pobremente. Ese equipo de Catalina de Güines jugó para promedio de .462 en 1956 y ocupó el antepenúltimo puesto de la segunda división de la Liga Amateur. En 1957 quedó eliminado en la primera vuelta, mientras que en 1958 y 1959 no fue nada del otro mundo. Así y todo, Urbano continuó con su buen juego alrededor de la segunda y un bateo excelente.  La tercera base de ese conjunto en 1958 y en lo sucesivo fue defendida por el conocido Pedro Antón alternando con A. Lavín.

No tengo ninguna información de lo que haya realizado Urbano en las Ligas de Quivicán y Pedro Betancourt, donde no hay porque dudar que él haya jugado a plenitud.

Pero antes de hablar de numeritos, algunos ya conocidos, me gustaría decir lo que vi de Urbano hacer en el terreno de juego como bateador difícil de ponchar. Urbano usualmente halaba bien la bola por su mano e igualmente sabía ponerla por el mismo medio del terreno. En infinidad de ocasiones le vi colocar su batazo por donde no había nadie cubriendo. Seguro estoy que, si en su época le hubieran hecho la formación hacia su mano, él la habría empujado por la banda contraria. Urbano era un buen tocador de bolas, algo que no acostumbraba a hacer mucho, pues no era un corredor muy veloz, aunque sí sabía correr bien las bases. Poder no tenía mucho, aunque disparaba líneas fortísimas. Su primer jonrón lo vino a conectar en la VII Serie Nacional, aquello fue noticia. De ahí en lo adelante bateó otros 17 cuadrangulares hasta su retiro. Así y todo, su slugging fue de .681 y OPS de 1023. A ese respecto, el mismo Urbano declaró que Juan Ealo trabajó con él para que alzara más el codo y así producir más jonrones. No fue algo que le entusiasmara mucho, ya que le restaba tacto a la hora de batear.

Los lanzadores adversarios sabían que Urbano les podía hacer la gracia en cualquier momento con uno de sus batazos. Manuel Alarcón afirmaba que no era Pedro Chávez el que mejor le bateaba, sino Urbano. Existe incluso una anécdota sobre una invitación del cobrero a Urbano para darse unos tragos en Santiago de Cuba en la víspera de un juego entre Industriales y Orientales. Urbano bebió dos o tres tragos, Alarcón ninguno, y al otro día Urbano le sonó tres indiscutibles al ilustre oriental, por lo que el propósito de Alarcón fracasó ese día. Urbano bebió sus tragos y se bebió en ese juego al cobrero también.

A la defensiva sabía hacer su trabajo, cubría bien la posición de segunda base. No tenía el pivot de un Telémaco, ni cubría tanto terreno como Isasi, pero jugaba bien su posición recogiendo las rolatas o fildeando los pop fly a su alcance. Tuvo también la suerte de hacer combinación alrededor de la segunda con el maestro del campo corto Tony González Ferrer. Urbano jugó más segunda que la antesala, vean, en 1962 jugó segunda y tercera con los Occidentales, pero ya en lo sucesivo en sus equipos estaba Jorge Trigoura como antesalista hasta 1964, después fue Germán Águila el defensor de esa posición por lo general, y en 1969-70 la antesala de los Industriales fue defendida por Julián Villar y Félix Rosa. Sí jugó bastante la tercera en la llamada Serie Especial de 1970, ya que la defensa del segundo saco estuvo a cargo del dúo Rodolfo Puentes-Tony González en el equipo Habana. En sus dos últimas temporadas, con los Constructores en 1972-74, alternó en segunda con el ex-juvenil Rolando “Mamey” Gum y con Dagoberto Echemendía en tercera. En 1974 se desempeñó más como bateador emergente y fue cuando llegó su adiós de la pelota de series nacionales, en las que logró varios lideratos ofensivos:

  • Líder en veces al bate (122), carreras anotadas (20) y hits (19) en la I Serie Nacional (1962)
  • Co-líder en sacri-fly (3) (empatado con Tomás Soto de Occidentales) en la II Serie Nacional (1962-63)
  • Líder en hits (56), campeón de bateo (.359) y jugador más valioso de la IV Serie Nacional (1964-65)
  • Líder en veces al bate (250) y hits (76) en la V Serie Nacional (1965-66)
  • En 2864 veces al bate en series nacionales se ponchó 67 veces
  • Jugó 50 juegos consecutivamente sin la sombra de un ponche  

Urbano integró el equipo Cuba de manera ininterrumpida hasta 1969 cuando Servio Borges decidió dejarlo, mientras que Andrés Telémaco y Félix Isasi defendía la segunda base, y Owen Blandino la tercera. Es cierto que en ese momento Telémaco estaba imparable al bate, pero eso a Urbano no le importó, ya que regresó a la selección nacional en 1970, donde estuvo hasta el Mundial de Managua (1972).

Urbano jugó la segunda base de la selección nacional hasta los Panamericanos de Winnipeg (1967) a veces alternando con peloteros como Pedro “Papo” Carvajal y Rigoberto Ángel “Tito” Fuentes en 1959 y 1961, respectivamente. La tercera base era defendida por Jorge Trigoura hasta 1964 y Rafael Herrera en los Centroamericanos de San Juan (1966). Félix Isasi debutó como defensor de la segunda base del equipo nacional en los Panamericanos de Winnipeg (1967) y Urbano pasó a jugar la antesala, posición en la que alternó en futuros eventos con Vicente Díaz en el Mundial de Colombia (1970), con Vicente y Blandino en el Mundial de la Habana (1971), y con Blandino nuevamente en el Mundial de Managua (1972). Así el mayabequino participó en tres centroamericanos, cuatro panamericanos y cuatro mundiales, un total de 11 eventos oficiales internacionales. Sus mejores registros en esos eventos los tuvo en los Juegos Panamericanos en Sao Paolo (1963) y en el Centroamericano de Panamá (1970), donde logró OPS de 1243 y 1000, respectivamente. En los juegos de Sao Paolo también se llevó el liderato de bateo (33-16, .485).

En Panamá conectó jonrón decisivo en juego, según creo, fue el único que disparó en evento oficial internacional. Pero la jugada que más recuerdo fue la del juego final contra los EE.UU. en el Mundial de Colombia (1970). El equipo Cuba alineó con Wilfredo, Isasi y Urbano como primeros bates, todos los cuales tocaron la bola, pero el realizado por Urbano provocó error y los cubanos anotaron las dos primeras de este desafío. Más tarde Urbano anotó la tercera carrera empujada por doblete de Fermín Laffita, todo eso a costa de los envíos del zurdo Rich Troedson, lo que indica que los cubanos menospreciaron el brazo del serpentinero norteamericano cuando pusieron a Wilfredo y a Urbano, ambos zurdos entre los tres primeros bateadores.

Urbano fue un pelotero muy correcto en el terreno de juego, no le recuerdo haberlo visto protestando. Puede ser que lo haya hecho en algún momento, pero no me tocó verlo. Era bien llevado con sus compañeros de equipo y muy serio en su juego diario.

Hay un detalle de su carrera que antes de finalizar quiero recordar. Los Industriales de Ramón Carneado ganaron cuatro series consecutivas, en la VI Serie Nacional Fermín Guerra se hizo cargo del equipo, pero en juego entre Industriales y Occidentales, Urbano, segunda base de los Industriales, y Tony González, torpedero de los Occidentales tropezaron aparatosamente y ambos salieron seriamente lesionados. Urbano por el resto de la temporada y Tony reapareció cuando ya quedaba poco por jugar. Mi opinión muy personal, la debacle de los Industriales en esa serie mucho tuvo que ver con la ausencia de Urbano. No era lo mismo tenerlo a él en la alineación que al entonces novato Ernesto Sotolongo.  En esa serie los azules cayeron estrepitosamente en las finales, mientras que los Orientales tejían una racha de 13 victorias en sus últimos 14 juegos.   

Fuentes consultadas

Diario de la Marina. Box-scores juegos Liga Nacional Amateur 1956-59.

Padura Leonardo y Arce Raúl. 1989. Estrellas del béisbol. Editora Abril, Ciudad Habana, P. 246.

Romero E. 2016. El campeonato mundial amateur de 1970 en Cartagena-Barranquilla, Colombia. https://deportescineyotros.com/2016/12/22/el-campeonato-mundial-amateur-de-1970-en-cartagena-barranquilla-colombia/

24 agosto de 2022

Breve recuento sobre el béisbol de la Liga de las Fuerzas Armadas en Cuba (1935-40)

El béisbol es un juego diseñado para ser
saboreado, no para atragantarse con él.”
Bill Veeck, ex–propietario de equipos en la MLB

Por Esteban Romero

Se trata de una liga, de la cual se ha hablado muy poco o casi nada, como si no hubiera existido. La única referencia encontrada, al menos al alcance del que suscribe, fue en la obra del Dr. Roberto González Echevarría (1999), donde se da alguna información. Esto me motivó nuevamente revisar box scores y resultados de los juegos de esta liga en la prensa de la época desde 1935 a 1940. Realmente no se disponen de datos de este tipo indicando que la liga continuó su existencia después de 1940. Sí, es cierto que el Club Naval de la Liga Nacional Amateur no desapareció y varios peloteros continuaron su carrera en este equipo.

En la parte de Historia de este blog se ha hablado sobre la cronología de los presidentes cubanos de 1902 a 1976 (Hernández 2016). En ese artículo se puede ver que a partir del 10 de enero de 1934 los presidentes cubanos eran nombrados de a dedo por Fulgencio Batista, el hombre fuerte en la Cuba de entonces, el que todo lo tocaba a su manera, incluido los deportes, sobre todo el béisbol. Esa ha sido una característica de la totalidad de los dictadores en el área del Caribe y Centroamérica, fomentar parte de su culto a la personalidad alrededor del béisbol mediante la creación de equipos o ligas a su antojo.  

Fue así que se decidió crear la liga Inter Fuerzas Armadas, en la que jugarían equipos del ámbito militar con supuestos peloteros soldados u oficiales. El primer campeonato de la liga se inició en octubre de 1935, lo cual fue un error. Comenzar un torneo de béisbol cuando ya estaban en marcha los juegos de la liga profesional era como restarle atención a ese campeonato, tanto por la fanaticada como por la prensa, la que cubrió entonces muy poco este certamen.

Casi todos los juegos se efectuaron en el parque de los Ferroviarios en torneo de tres vueltas con seis equipos: Regimiento 6 (Columbia), Policía constitucional, Marina constitucional, Policía marítima, Regimiento 7 (La Cabaña) y Regimiento 5 (Martí). 

La mayoría de los directores de equipos eran oficiales, ninguno conocido en el ámbito beisbolero, con alguna que otra excepción. El capitán Uría iba al frente del campeón Regimiento 6 en este campeonato. La Policía venía comandada por el Teniente Abelenda, el Capitán José Fernández por la Marina, el reglano Ricardo Torres compartió dirección con el Teniente Manuel Pérez Suero en el equipo de la Policía marítima, y el Teniente Hernández dirigió el Regimiento 5.

Lo positivo de estos torneos fue que los peloteros negros y mestizos pudieron jugar sin ningún problema, algo que no estaba permitido ni en la Liga Nacional Amateur ni en la Liga Social. Los peloteros eran supuestamente pagados por sus ejércitos respectivos, algo que tampoco está muy claro y veremos en lo sucesivo. No era una liga amateur como tal, uno lo puede afirmar cuando revisa las nóminas de los equipos y ve un número de peloteros profesionales incluido en los equipos, algo de lo que se hablará posteriormente. Los principales integrantes de cada equipo fueron el receptor Pedro “Kiko” Gutiérrez, el infielder Manuel “Pototo” Veitía, profesional introducido, el jardinero A. Calderón, y los lanzadores Rafael Ferrer, Silvio García, Oscar Campos y Oscar Ruíz por los campeones del Regimiento 6. A todas luces Silvio García parece que jugó a este nivel cuando ya él llevaba dos años como profesional. El inicialista Cándido Hernández, el camarero-antesalista Alejo Garriga, el experimentado infielder Gerardo Ballesteros, y los lanzadores Juan y B. Eckelson, y Raúl Álvarez por la Policía fueron parte de este equipo. La Marina trajo un equipo con figuras experimentadas como Manuel Docal 1B, Reinaldo Castillo 2B, Santiago O´Hallorans 3B, el receptor-jardinero Mariano Abreu, los jardineros Gregorio Dávila, Porfirio Garro y Emilio García, y los lanzadores Jorge Comellas, Octavio Cabrera, Julián García (z), Mario Lecubet y Joe “Guanajito” Valdés, equipo que terminó en la tercera posición. Rogelio Linares patrulló los jardines del Regimiento 7 y Ceferino Valiente fue su principal carta de triunfo. En el Regimiento 5 jugaron Virgilio Arteaga como inicialista, Domingo Gálvez en la intermedia, Rufino Vázquez en los jardines, y los lanzadores Silvio Romero y A. Echenique.

Los lideratos de este primer campeonato correspondieron a:

Campeón de bateo- A. Calderón (Regimiento 6) .528
Hits- A. Calderón (Regimiento 6) 19
Anotadas- Alejo Garriga (Policía Nacional)- 13, J. Alfonso (Regimiento 6)- 12
Empujadas- Mariano Abreu (Marina) – 12
Jonrones- Alejo Garriga (Policía Nacional)- 2
Triples- Manuel “Pototo” Veitía (Regimiento 6) y Rogelio Linares (Regimiento 7)- 2
Dobles- Mariano Abreu (Marina) y Reinaldo Castillo (Marina) – 4
Bases robadas- J. Alfonso (Regimiento 6) – 12
Campeón lanzador – O´Reilly (Regimiento 6)- .800
Pelotero Más Útil- Juan Eckelson (Policía Nacional)

Manuel “Pototo” Veitía había jugado con el Almendares en 1930, tuvo 9 veces al bate con 2 hits, una anotada y una empujada. En 1932-33 volvió a jugar, pero sus estadísticas no aparecen. Esta es la primera evidencia encontrada que demuestra que esta liga no era amateur al cien por cien. La Liga Nacional Amateur sabía de estos casos, pero no decía nada, ya que entre ella y la liga de los militares no existía ningún acuerdo como si la hubo entre la Liga Nacional Amateur y la Liga Social.

La temporada de 1936 se inició en junio, o sea de corrigió el error anterior. Repitieron cinco equipos, el campeón Regimiento 6 (Columbia), Policía constitucional, Marina constitucional, Regimiento 7 (La Cabaña) y Regimiento 5 (Martí).

Los equipos venían con sus cambios, Columbia vino con Pedro Arango en la antesala, pelotero que había jugado en 1925 y 1926 con los Cuban Stars West, y en 1935 y 1939 lo hizo con los New York Cubans de las Ligas Negro, así que otro profesional. En este equipo, nuevamente campeón en 1936, repitió Kiko Gutiérrez como receptor, “Pototo” Veitía en el infield, Rubén García en la inicial, Calderón en los jardines y hasta lanzó, y Oscar Campos entre los lanzadores. Increíble que la Marina dirigido por Octavio Diviñó haya perdido con el trabuco que trajo: Mariano Abreu C, Manuel Docal 1B, José Abreu 2B, Remigio Vega 3B, Reinaldo Castillo SS, jardineros: Leandro Forbes, Emilio García, Luciano Martín, Gregorio Dávila CF, y los serpentineros Mario Lecubet, Julián García, Octavio Cabrera y Joe “Guanajito” Valdés. La Policía tuvo en el cuadro a Justo Pérez 2B, Alejo Garriga 3B y Gerardo Ballesteros SS, y los hermanos Eckelson y el veteranísimo Ignacio Ruíz, hermano de Silvino, como lanzadores. El regimiento 5 se reforzó con el siempre útil Manolo Fortés, el que ya en ese momento había firmado con los Senadores, pero jugó en 1936 y 1937 con este equipo, y en 1938 para el conjunto de la Marina de Guerra. El Regimiento 7 vino dirigido por el grandeliga Rafael Almeida, pero de nada les valió, al quedar en la última posición. Lamentablemente no se dispone de datos de los líderes de bateo y pitcheo de esta temporada.

Si hubo un detalle en este torneo, y fue que coincidió con los campeonatos de las otras ligas amateurs. Varios peloteros jugaron al mismo tiempo en la liga de los militares e igualmente en la Social, cuyos juegos se efectuaban en fechas diferentes, pero siempre en la Habana. 

El inicialista Manuel Docal jugaba en la Escuela de Comercio de la Liga Social y con la Marina en 1936. Remigio Vega dirigía y jugaba con la Escuela de Comercio y jugaba con la Marina en 1936. Esta práctica se hizo normal a través de los siguientes campeonatos con otros peloteros.

La temporada de 1937 estuvo más animada y el Regimiento 6 se vio relegado al tercer lugar, ya que la Marina, dirigida por Armando Marsans y auxiliado por Octavio Diviñó, se coronó campeón al derrotar al ocupante del segundo lugar, el Regimiento 7, en una serie play off de tres juegos a ganar dos.

La Marina se vio reforzada con el profesional René Monteagudo, el que también jugó, no se asombren, con Acción Republicana en la Liga Social. Monteagudo había hecho ya sus firmas con el Santa Clara en 1935, pero no llegó a jugar en ese año ni en 1936. Sí lo hizo con el Almendares en 1937-38, y ya en 1938 jugó para el Trenton en la Liga Occidental (clase A). Otros refuerzos para el final de la temporada fueron Remigio Vega y Octavio Cabrera, los que habían jugado con el Círculo Naval y Militar de la Liga Nacional Amateur.

Rafael Almeida dirigió el Regimiento 7, equipo que contó con los servicios de Catalino Ramos, Rogelio Linares, el oriental y bateador zurdo Rogelio Bolaños, y Porfirio “Pimpi” Valiente como principal carta de triunfo. El Regimiento 6 vino con Kiko Gutiérrez, Rubén García 1B, R. Fraga 2B, a Alberto “Sagüita” Hernández y A. Calderón entre los jardineros, y Oscar Campos como lanzador. La Policía ocupante del penúltimo lugar trajo en su nómina a los veteranos Cándido Hernández 1B, Armando Paituvi 2B, Alejo Garriga 3B, Gerardo Ballesteros SS, los jardineros A. Fiallo, C. Jorrín, Pipo de la Noval RF, Félix del Cristo, el que compartió faenas en el equipo del Casino Español de Guanabacoa de la Liga Social, mientras que Juan Eckelson fue su principal lanzador. El Regimiento 5 se adueñó del frío sótano, equipo dirigido por Ledón, a quien no conozco en este mundo beisbolero, mientras que en su nómina estaba el receptor Antonio Peña, el inicialista Virgilio Arteaga, el siempre útil A. Echenique, con Manolo Fortes y Silvio Romero como lanzadores.

El campeonato de 1938 se inició el sábado 30 de abril en el Estadio de la Tropical, primera bola lanzada por el entonces coronel Fulgencio Batista. El juego inaugural fue entre los equipos de la Marina y el Regimiento 7, y un segundo entre el Regimiento 6 contra el Regimiento 5. La Marina venció 9-4 y el Regimiento 6 lo hizo con anotación de 6-2. Sagüita Hernández del Regimiento 6 bateó sencillo, triple y jonrón en ese juego.

La justa concluyó el lunes 6 de setiembre con victoria para la Marina dirigida por Armando Marsans, torneo en el cual la Policía no jugó, pero sí se integró al torneo el Regimiento 4 (Matanzas). El Regimiento 6, algo distante, ocupó el segundo lugar, cuya dirección recayó nada más y nada menos que en Adolfo Luque. Este equipo vino con buena nómina, Pedro “Kiko” Gutiérrez y Carlos M. Fleites como receptores, Rubén García en 1B, el pelotero afro y profesional Carlos Etchegoyen 2B, Antonio “Pollo” Rodríguez SS, en los jardines Alberto Marcial “Sagüita” Hernández, Rogelio Alonso y A. Calderón RF, y los lanzadores Agapito Mayor, Juan Eckelson y Oscar Campos.

El infielder y también receptor Carlos Etchegoyen, había jugado con las Estrellas Cubanas Pollock en la Liga Negro Este-Oeste en 1932. Los militares no seguían una pauta en estas cosas. Supongo que se hacían desconocedores del asunto. La Liga Nacional sí lo sabía, pero para evitar problemas y más con los guardias, evitaban el roce. Solo cuando se iba a conformar el equipo Cuba los militares sabían que con esas cosas no se podían jugar, ya que le costaba el título a Cuba, aparte de que el resto de los países mantenía una estrecha vigilancia al efecto. 

Los campeones de la justa vinieron con Mariano Abreu de receptor, Rogelio Linares, José Abreu en 2B, Joey Olivares SS, en los jardines Manuel “Pototo” Veitía, y los lanzadores Juan Montero, Tomás Echeverría, Juan Decall y Manolo Fortés. Decall jugó paralelamente para el Regla Yacht Club en la Liga Social de ese año, lo mismo que hizo Agapito Mayor.

El Regimiento 5 ocupó el tercer lugar y entre sus peloteros estaban los receptores Antonio Peña y Carlos Colás, el inicialista Virgilio Arteaga, el camarero M. Jacobet, el torpedero F. Dopico, los jardineros Juan Hernández RF y una sorpresa, un tal Duany, que a todas luces debe ser Claro, el que entonces tenía 21 años. Los lanzadores fueron Manuel Tamayo Saco y Silvio Romero, de este último hay una biografía online que no dice nada de su participación activa en estos campeonatos. El regimiento 4 (Matanzas), debutante en la justa, ocupó el penúltimo lugar, donde sobresalen los nombres de Mario Fajo en la segunda base, Leandro Pazos en el campo corto, y los lanzadores Jesús Miralles y Armando Torres. Este equipo tuvo buena lista de peloteros, pero el terreno es otra cosa. Catalino Ramos se hizo cargo de la segunda, en los jardines estaban Gerardo Toyo, Raúl Valdés y Rogelio Bolaños, con Valiente, H. Fowler y Antonio Estrella como lanzadores. 

Los líderes de este torneo fueron, en ganados y perdidos fueron Juan Decall (7-0) y Juan Montero (3-0). Los líderes en juegos ganados fueron Decall y Agapito Mayor con 7 cada uno. Ahora viene la incógnita, el líder de los bateadores fue H. Rodríguez (21-10, .476) del Regimiento 7, pelotero que me aparece en la lista de los lanzadores de ese equipo. ¿Será Héctor Rodríguez Ordeñana, el famoso y mejor antesalista defensivo cubano de todos los tiempos? Podría ser, los negros podían jugar en esa liga sin problema, Héctor tenía 18 años entonces, así que la edad tampoco era un problema. Toda la información dice que debutó en la semipro, pero por lo que poco que se sabe de esta liga militar, nadie puede negar que pueda ser el mismo Héctor Rodríguez. Los otros bateadores destacados fueron el profesional Manuel “Pototo” Veitía de la Marina (111-50, .450), Alberto Marcial “Sagüita” Hernández del Regimiento 6 (121-49, .405) y el jardinero J. Pérez del Regimiento 4 (87-35, .402).

El V Campeonato (1939) se inició el sábado 6 de mayo con juego de la Marina contra el equipo de la Policía Marítima, el que concluyó con anotación de 9-6. Fue un comienzo temprano para la integración de algunos peloteros de la liga, supongo que escogidos con pinzas, para integrar la selección cubana a la Serie Mundial de 1939 en la Habana. En este torneo debutó el Regimiento 8 (Pinar del Río), mientras que el Regimiento 5 se ausentó, y se reincorporó el equipo de la Policía Marítima.

Nuevamente quedó demostrado que esta liga no era amateur. Agapito Mayor había debutado en la temporada 1938-39 con el Almendares de la liga profesional cubana, el zurdo villareño lanzó en esta temporada de la liga militar con el debutante Regimiento 8 y llegado al 13 de setiembre exhibía record de 10 ganados y 3 perdidos, casi el 50 % de los juegos ganados por ese equipo, el que ocupó el segundo lugar. Los pinareños también contaron con los servicios del futuro grandeliga Santiago Ulrich.

La Marina de Marsans volvió a alzarse con el triunfo y algo alejado de los pinareños y del Regimiento 7, los que compartieron la segunda y tercera posición, lugar que se llevó el Regimiento 8 al ganar en serie extra los dos juegos del play off organizado al efecto. Agapito Mayor se anotó la primera victoria. El segundo juego fue sonrisa para el Regimiento 7 con anotación de 7-5, victoria de Silvio Romero. El tercer juego se disputó en Guanajay, donde el Regimiento 8 se alzó con el triunfo decisivo con anotación de 8-5, contando con el pitcheo de Santiago Ulrich y de Cruz, mientras que Romero increíblemente volvía a abrir por los de la Cabaña y cargó con la derrota.

La Marina contó con los servicios de Mariano Abreu como receptor, en la inicial y los jardines, José Abreu y Manuel “Pototo” Veitía en segunda, el pinareño Pedro Orta debutó como antesalista de este equipo, y el oriental Heberto Blanco alternó en la antesala y el campo corto, Joe Olivares jugó el sior como de costumbre. En los jardines estaba el guanabacoense Tomás “Pipo” de la Noval, otro profesional en la liga. Pipo jugó para los Cuban Stars East de las Ligas Negro en 1935, en 1934-36 jugó los jardines del Habana, y en 1936-37 lo hizo para el Almendares. Los lanzadores fueron Elicito Bernal, el que ganó 8 juegos para su equipo, Juan Decall, Alberto Torres, Juan Montero y Leandro Forbes.

Los pinareños tuvieron tres receptores de lujo, Carlos Colás, Gilberto “Chino” Valdivia y su manager Antonio Peña. En los jardines estaban Alejandro Crespo y Avelino “Belito” Álvarez. Los lanzadores ya se indicaron, además de R. Cruz. El Regimiento 7 tuvo en sus filas a Catalino Ramos en la intermedia, el estelar Gerardo Toyo y Rogelio. Bolaños en los jardines. Los serpentineros fueron A. Raúl Valdés, Silvio Romero, H. Fowler, y Antonio Estrella. Catalino Ramos estafó 22 bases en esta temporada.

El Regimiento 4 (Matanzas), ocupante del cuarto lugar, vino dirigido por Gonzalo García Pedroso y contó con Iluminado Pérez de receptor, el campeón de bateo de la liga, con promedio de .411., José Bustamante en la antesala, y Pedro Morera y Julio Suárez como lanzadores.  La Policía Marítima trajo al profesional Israel Rodríguez en la segunda base, el que resultó líder en empujadas (45). Israel venía fresco de jugar para el Cuba, ocupante del tercer lugar del torneo 1938-39 de la liga profesional cubana. Mario Lecubet y el zurdo Wenceslao González fueron los abridores regulares del equipo. Adolfo Luque, director del Regimiento 6, se tuvo que conformar con el frío sótano, que conste, equipo no le faltó para hacer un mejor papel. En su nómina estaban Kiko Gutiérrez como receptor-inicialista, Virgilio Arteaga también en la inicial, el veterano Luis Minsal en la antesala, otros dos veteranos, Félix del Cristo y David Pérez en los jardines, mientras que los pitchers fueron Y. “Chino” León, Mario Tamayo Saco, Oscar Campos y Julián Acosta.

Para el Mundial de 1939 en la Habana, esta liga aportó varios peloteros a la selección. Ellos fueron el receptor Pedro “Kiko” Gutiérrez (Regimiento 6), el antesalista Luis Minsal (Regimiento 6), los jardineros: David Pérez RF (Regimiento 6), Gerardo Toyo LF (Regimiento 7), y los lanzadores Mario Tamayo Saco (Regimiento 6, también jardinero) y Wenceslao González (Policía marítima). Increíblemente el último lugar de la justa fue el que más peloteros integró en la selección, y ninguno de ellos lideró departamento alguno. No hay porque no dudar de que Papá Montero (Luque) haya tenido mucho que ver con esta selección. La Liga Amateur debe haber velado que no le colaran un profesional, pero cierta deferencia había que tener con el militar Jaime Mariné, el director de deportes a nivel nacional, e indirectamente con el Coronel mandante en todo. Lo positivo fue la inclusión de peloteros negros en la selección, algo que no habría ocurrido si la selección hubiera sido hecha por la elitista Unión Atlética Amateur. De los jugadores mencionados, Gerardo Toyo fue el líder en hits de ese Mundial y el lanzador Wenceslao González disparó par de triples.  

El último torneo que este autor ha logrado registrar es el de 1940, el cual concluyó el 12 de agosto con empate entre la Marina y el Regimiento 4 (Matanzas), que al final fue una nueva sonrisa para la Marina de Marsans sobre su rival, dirigido por el ex-receptor del Loma Tennis, en la década de los 20, Armando Figarola. Esa temprana conclusión del campeonato se debió a que el Mundial de 1940 en la Habana se avecinaba y nuevamente los militares deseaban ver a sus peloteros integrando la selección nacional. En la justa participaron los equipos ya indicados, además de Regimiento 7 (La Cabaña) y la Policía Marítima, o sea solo cuatro conjuntos.

El equipo campeón trajo en su nómina a Mariano Abreu como receptor, José Abreu en la intermedia, Pedro “Charolito” Orta en tercera, Joe Olivares como torpedero, en los jardines Leandro Forbes, Pipo de la Noval, Manuel “Pototo” Veitía y Cucho Hernández. Los lanzadores fueron J. Salazar Cubillas, Juan Montero, Armando Torres y Elicito Bernal. El Regimiento 4 de los matanceros tuvo a Carlos Colás detrás del plato, Alberto “Sagüita” Hernández en la inicial, José Bustamante en la tercera, y Avelino “Belito” Álvarez entre los jardineros. Como lanzadores estaban Mario Morera y Jesús Miralles.

El Regimiento 7 (La Cabaña) fue dirigido por el lanzador y también boxeador Silvio Romero. Pedro “Kiko” Gutiérrez fue su receptor, Gerardo Toyo y Rogelio Bolaños en los jardines, mientras que Romero, C. Valiente y Antonio Estrella se encargaban de lanzar los bultos postales. La Policía Marítima, dirigida por Luis Valdés, trajo en su nómina al receptor profesional Francisco Quevedo, quien había jugado para el Almendares de Luque en 1936-37 y a la temporada siguiente con el Habana dirigido a tres manos por José Olivares- Agustín Molina- Julio Rojo. Los veteranos Manuel Docal y Armando Paituvi defendieron la inicial y la intermedia, respectivamente, mientras que Mario Lecubet, y el zurdo Raúl Díaz Regalado fueron los lanzadores principales.

Para la integración de la selección al Mundial de 1940, los militares adoptaron la opción de que se seleccionaran peloteros del Círculo Militar y Naval, ocupante del quinto lugar en la recién concluida temporada de la Liga Nacional Amateur, además de otros peloteros de su liga Inter Fuerzas Armadas. De esta manera, cuatro jugadores del campeonato de las Fuerzas Armadas más cuatro del Círculo Militar y Naval de la Liga Nacional Amateur integraron el equipo Cuba. Ellos fueron los receptores Carlos Colás (Regimiento 4) y Pedro “Kiko” Gutiérrez (Regimiento 7), Catalino Ramos (Regimiento 7) en la intermedia, y Pedro Orta (Marina) en la antesala, además de Virgilio Arteaga como inicialista, Mario Fajo en la segunda también, Felino Sánchez en los jardines y Tomás Echevarría como lanzador, todos ellos del Círculo Militar y Naval. Nadie niega que eran buenos peloteros, pero es que quedaron otros muy destacados fuera como fueron los casos de Juan Ealo (Fortuna), Antonio “Quilla” Valdés (Hershey), Leandro Pazos (ADC), los lanzadores Ramón Róger (Hershey), Ignacio Ferrer (ADC), Julio Moreno (Círculo Artesanos) y Rogelio “Limonar” Martínez (Deportivo Matanzas) por solo citar algunos. Los equipos Hershey, Fortuna, Cienfuegos y ADC habían quedado por delante del Círculo Militar y Naval, pero ya en ese momento el Coronel era presidente desde el 20 de mayo y nadie iba a contrariar a Mariné. Así que velar que no cayera un profesional de esa liga militar, jamás amateur, y que la calidad prevaleciera con lo escogido.

Carlos Colás fue uno de los peloteros más útiles que tuvo esa selección cubana. Rindió a la defensiva, corrió como el mejor y bateó a la hora buena. Su actuación, a entender del que suscribe, solo fue superada por la del lanzador Conrado Marrero en el equipo Cuba. 

La recopilación de decenas de box scores e información de los juegos de esta liga desde 1935 a 1940 ha hecho posible dar este esbozo. Las nóminas casi completas y los estados de los equipos en cada temporada se han recogido, pero no era objeto de este artículo dar toda esa información. En algunas temporadas no fue posible conocer los líderes en ofensiva y pitcheo. La Liga de los militares no tuvo mucha cobertura de prensa. Lo señalado aquí de la inclusión de profesionales en la liga, seguro estamos era del conocimiento de los expertos de béisbol en Cuba, pero en boca cerrada no entran moscas. Mariné, director de deportes a nivel nacional, era todo un protegido de Batista y por eso podía hacer lo que entendiera. No obstante, esta liga tuvo su parte positiva cuando los peloteros afrocubanos pudieron jugar en la misma y luego ser incluidos en las selecciones nacionales cubanas a eventos oficiales.  

Fuentes adicionales

Baseball-reference.com

Figueredo, Jorge S. 2003. Cuban Baseball: A Statistical History, 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson-North Carolina-London. 544 p.

González Echevarría, Roberto. 1999. La gloria de Cuba- historia del béisbol en la isla. Editorial Colibrí, Madrid, España. 720 p.

González Barros J. 1940. Resumen de la III Serie Mundial Amateur. Carteles, 20 oct. pp 54-55

Hernández Esteban. 2016. Los presidentes de Cuba de 1902 a 1976. Deportescineyotros.com, 27 febrero. https://deportescineyotros.com/2016/02/27/los-presidentes-de-cuba-de-1902-a-1976/

1 agosto 2022

Orestes Miñoso en Cooperstown, al fin se hizo justicia

Él es lo que se llama un caballero, con profundas
creencias en Dios, una gran persona para representar al béisbol,
algo importante hoy en día para las jóvenes generaciones.”
Opinión del lanzador Billy Pierce sobre Orestes Miñoso

Por Esteban Romero

En la semana del 23 al 30 de julio de 2022 tuvo lugar ceremonias de premiación a los nuevos integrantes del Salón de la Fama, en la cual dos peloteros cubanos fueron exaltados, ambos con méritos suficientes, pero con tardanza, sobre todo en el caso del matancero Orestes Miñoso. El otro agraciado fue ese formidable bateador de Pedro “Tony” Oliva.

En más de una oportunidad en este blog se reclamó la exaltación de Miñoso, llegó tarde, pero llegó. Mi abuela paterna solía decir que, si le iban a traer flores, lo hicieran cuando ella estuviera aún en vida. Con Miñoso pasó lo mismo, él deseaba verse electo al Salón de Cooperstown en vida y no póstumamente. No obstante, el cubano puede sentirse orgulloso que el día de su fallecimiento, el presidente de los EE. UU. Barack Obama envió una nota de condolencia. Muchos miembros del Salón de la Fama fallecen y no reciben ninguna mención de parte del alto mandatario del país. Miñoso la tuvo, así como de toda la comunidad de Chicago.

A manera de homenajearlo una vez más, quisiera dar algunos detalles que él mismo dio en su autobiografía publicada en 1994 y que con frecuencia consulto para extraer datos de otros peloteros.

Miñoso no era un Miñoso como tal. La madre de Orestes, me resisto a usar el Minnie, era Cecilia Armas, la que estuvo casada por años con Julián Miñoso. De ese matrimonio nacieron cuatro hermanos, dos varones, Cirilo y Francisco, y dos damas, Juanita, la mayor de todos, y Flora, la menor. Ese matrimonio duró algo menos de 20 años. Posteriormente Celia, como así llamaba Orestes a su madre, se casó con un hombre alto, apuesto, de nombre Carlos Arrieta, de cuya unión nació Saturnio Orestes Arrieta Armas el 29 de noviembre de 1925 en la finca la Lonja, Perico, provincia de Matanzas.

Como a los hermanos de Orestes le llamaban los Miñosos, a él le decían Miñosito, sin saber que el pequeño Orestes no era hijo de Julián. A fin de cuentas, Orestes y Julián siempre tuvieron una relación muy familiar, por lo que el apellido no importaba. No sabía el niño que su nombre se haría famoso en el béisbol, no como Orestes Arrieta, sino como Orestes Miñoso. Ni idea tengo cómo logró cambiar su inscripción de nacimiento para adicionar un tercer apellido, el último, pero el más importante en su vida.  

Quien conozca esa zona que abarca Perico, Colón, Jovellanos, sabe bien que era azucarera y que buena parte de su población se dedicaba al corte de la caña de azúcar en la época de zafra y a las labores agrícolas en la época muerta. No sé cómo está esa zona en estos momentos en cuanto a producción azucarera, ya que se cerraron cientos de centrales en todo el país y las áreas cañeras fueron dejadas en manos de la planta perenne e invasora Dichrostachys cinérea, alias marabú en Cuba.

Volvamos a la pelota, ya que hablar del tema anterior es tan triste como hablar de la discriminación racial. Miñoso desde temprana edad trabajó en la caña como su padre, el que un buen día se trasladó a Camagüey en busca de mejoras salariales. Eso obligó a que el futuro pelotero viviera un rato en la Lonja, otro en la Habana cuando sus hermanas y madre decidieron radicarse en la capital.

Miñoso aprendió mucho del juego de pelota de sus hermanos Cirilo y Francisco. Él aseveró que Cirilo podía haber jugado béisbol y habría triunfado. Por desgracia, Cirilo murió en un accidente en Perico. Su madre también falleció cuando él tenía escasamente 10 años. Fue entonces que se dio cuenta que solo le quedaba trabajar para ganarse el pan nuestro de cada día. Para su suerte, el dueño de la finca, Carlos López, como el capataz Mateo Rocher, le tenían buena consideración a Orestes, el que trabajaba y también organizó un equipo con los trabajadores del lugar, al que él denominó La Lonja. Obviamente, Miñoso era jugador y director del equipo, el que pudo competir con mucho éxito con equipos de otras fincas de la zona.

A Miñoso no le quedó otra opción que irse a la Habana a vivir con sus hermanas Juanita y Flora en 1941, pero enseguida se buscó trabajo, era físicamente apto y podía también jugar béisbol con cualquier equipo semipro, de amateur nada por ser negro. Consiguió su primer empleo en la fábrica Partagás y allí debutó como pelotero con el equipo de este negocio. No contento consigo mismo, a través de un pariente, logró que lo entrevistarán para jugar con el fuerte equipo de la Ambrosia. Empezó en el banco, pero en cuanto le dieron un chance en la tercera, más nunca soltó el guante. Bateó a sus anchas y durante dos temporadas fue el alma de ese equipo.

En 1943 Miñoso se trasladó a la provincia de Oriente para jugar con los Mineros, uno de los equipos semipro más fuertes del país. Le ofrecieron la Luna y el matancero para allá se fue hasta que un buen día le llegó una carta solicitándole firmara y se integrara al equipo Marianao de la liga profesional cubana, en la que debutó en la temporada de 1945-46, bajo la dirección, primero de Armando Marsans y luego de José María Fernández. En ese equipo estaban peloteros como el inicialista reglano Virgilio Arteaga, el pinareño Pedro “Charolito” Orta, el grandeliga Roberto Estalella, el habanero Lázaro Salazar, el receptor regular era Gilberto Valdivia, el jardinero villareño Claro Duany, con quien tendría buena amistad. Duany vivió y murió en Evanston, Illinois, un barrio en las afueras de Chicago. El torpedero regular era la maravilla de Raymond Dandridge de las Ligas Negro y la tercera era defendida por el oriental Tony Castaño, el que se lesionó y por ahí fue que Miñoso se hizo cargo de la posición. Con su bateo y juego alegre, el matancero supo ganarse el premio de Novato del Año, eso desenvolviéndose en el conjunto ocupante del sótano en la justa.

Tuve el privilegio de haber visto a Miñoso jugar en la década de los 50, tanto con el Marianao como en juegos de Grandes Ligas trasmitidos en directo por la TV cubana a partir de 1958. Siempre como jardinero izquierdo, no le vi nunca en la tercera. Mi padre me decía que Miñoso tenía un cañón por brazo, el que a veces carecía de la buena puntería al tirar a la primera desde tercera. El debut de Miñoso en las Mayores fue el 19 de marzo de 1949 con los Indios de Cleveland del manager Lou Boudreau. Allí jugó poco, solo en 9 desafíos. Ese conjunto era integrado por algunos peloteros de las Ligas Negro como Larry Doby, primer negro en jugar en la Liga Americana, y el gigante Luke Easter, además del mexicano Beto Ávila. Lo enviaron a los Padres de San Diego en la Liga de la Costa del Pacífico (AAA), donde rompió la bola y registró OPS de .855. En 1950 se quedó allí jugando y haciendo maravillas en el terreno, con OPS superior, .945. Los Indios lo trajeron en 1951 y lo pusieron a jugar la inicial, un verdadero despilfarro. El manager de la tribu era Alfonso López, persona a la que Miñoso nunca pudo entender, y eso que hablaban el mismo idioma. López era hijo de españoles, los que vivieron y trabajaron en Cuba en el sector del tabaco durante algo menos de una década. Luego se trasladaron a vivir y trabajar en Ybor City, Tampa, donde nació Alfonso Ramón, más conocido como Al.  Paul Richards, nuevo manager de los Medias Blancas había visto jugar al cubano en San Diego y le pidió a Frank Lane, gerente del equipo, que hiciera lo posible por traerlo a los Medias Blancas. López, en coordinación con el famoso ex-slugger Hank Greenberg, gerente de los Indios, realizaron el canje. Miñoso pasó a los Medias Blancas en un triple canje, el que incluyó al slugger Gus Zernial, el que finalizó en las filas de los Atléticos de Filadelfina. Miñoso jugó la antesala en 1951 para los Medias Blancas, la que dejó cuando Héctor Rodríguez lo reemplazó en 1952.

Lo dicho sobre Al López y su poca química con Miñoso es muy cierto. Sucede que el hispano-americano fue designado manager de los Medias Blancas en 1957, había salido frustrado de Cleveland, donde sólo llegó a una serie mundial, y fueron barridos 4-0 por los Gigantes en 1954. Fue la serie en que Willie Mays de espalda atrapó un peligroso batazo de Vic Wertz, después de la cual los Indios se desplomaron. A finales de 1957 Miñoso fue canjeado a los Indios a cambio del jardinero-antesalista Al Smith y el estelar lanzador Earl Wynn. Chicago se coronó campeón de la Liga Americana y logró ir a la serie mundial de 1959 para enfrentarse a los casi recién estrenados Dodgers de Los Ángeles, donde a López tampoco esta vez le tocó la sonrisa. Lo peor de todo es que Miñoso perdió la única oportunidad en su carrera de haber jugado en Serie Mundial. Ese canje se hizo en momento de apogeo ofensivo del cubano.    

Lo que más recuerdo de Miñoso era su forma de pararse en el home para batear, era como si quisiera comerse el plato. No dejaba espacio, por lo que muchas pelotas adentro terminaban golpeándolo. Le vi recibir rectas que sonaban en su antebrazo y no se quejaba, soltaba el bate y rumbo a primera. Recibió un serio pelotazo en su cabeza con lanzamiento del derecho Bob Grim de los Yankees el 18 de mayo de 1955. Así y todo, logró jugar en 139 partidos en esa temporada. Tampoco era de protestar, muy afable con todo el mundo en el terreno, lo cual no implicaba que tuviera algún que otro tropiezo. En una ocasión, molesto con una jugada, tiró con fuerza el bate y fue suspendido por tres juegos. A la hora de batear podía dirigir la bola por cualquier banda, era bueno bateando por detrás del corredor. No era un slugger, pero tenía fuerza para botarla. Precisamente al volver a las filas de los Indios en 1958, Miñoso bateó su máximo de jonrones en una temporada, 24, pero para asombrar aún más, realizó 13 asistencias jugando los jardines. Otra cosa que me maravillaba era su velocidad en las bases, muy explosivo y corría con toda su fuerza.

Hoy en día se ven peloteros de las Mayores ganando el dineral que no ganaban aquellos peloteros en los años 50 y uno los ve como corren con cuidado para no lesionarse, mientras no faltan aquellos que se pasan hasta meses en la lista de los lesionados. Ya les dije sobre la fractura en 1955, Miñoso se volvió a lesionar en 1962, cuando jugaba con los Cardenales, en esa temporada solo pudo jugar en 39 desafíos.

Los Tigres del Marianao ganaron dos campeonatos consecutivos en las temporadas de 1956-57 y 1957-58, donde mucho tuvo que ver la ofensiva de Miñoso para llevarse el banderín y luego ganar las dos series del Caribe correspondientes. En la justa de 1956-57 se llevó el liderato de los bateadores con promedio de .312. En la siguiente fue el máximo jonronero de los Tigres, con 9, además de empujar 34 carreras.

Jugando el jardín izquierdo se movía bien y gustaba verle tirar a home con hombre en tercera. La ponía de aire y no se le podía correr tan fácilmente. A mi forma de ver, tómenlo como una broma, su defecto era que le bateaba bien a Camilo Pascual, mi ídolo como lanzador. No es que le bateara jonrones, pero si le lograba conectar con mucha frecuencia a Camilo, fuera recta o curva.

En cuanto a Grandes Ligas, siempre me he preguntado cuántos peloteros han logrado un liderato en hits, uno en dobles, cuatro en triples, tres en bases robadas, 10 en pelotazos recibidos, 2 en fly de sacrificios, nueve veces Todos Estrellas, ocho veces en la lista del MVP, y en cuatro ocasiones entre los primeros candidatos, además de haber sido fuerte contendiente por el novato del año en 1951, premio que no se llevó y se le entregó a Gil McDougald de los Yankees, el cual muchos críticos no estuvieron de acuerdo con esta decisión. Defensivamente ganó tres Guantes de Oro en una época que no se repartían tantos como ahora. Jugó durante varias décadas y cuando no pudo jugar más en la MLB, se fue a jugar a México, donde lo hizo con amor y entusiasmo.

Foto de Miñoso realizada por el fotógrafo cubano Osvaldo Salas, que aparece en el Salón de la Fama de Cooperstown desde años antes de Miñoso ser exaltado

Mr. White Sox, el primer pelotero negro latinoamericano en la MLB, tuvo que esperar mucho tiempo para ser exaltado al Salón de la Fama, al final le llegó lo que merecía, algo que debe enorgullecer a todos los peloteros latinos. El gran Orlando Cepeda lo dijo, Miñoso fue para los Latinos su Jackie Robinson, el hombre que le abrió el camino a muchos latinos negros. El boricua lo consideró como su Dios y añadió que muchos ignoran lo que significó Miñoso en la historia de la pelota de la MLB para los jugadores latinos.

Fuentes

Anon. s/a. Minnie Miñoso. Baseball-reference.com. https://www.baseball-reference.com/players/m/minosmi01.shtml

Figueredo, Jorge S. Cuban Baseball: A Statistical History, 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson-North Carolina-London. 544 p.

Kates Maxwell. 2014. Al Lopez. https://sabr.org/bioproj/person/Al-Lopez/

Miñoso Minnie & Herb Fagen. 1994. Just call me Minnie- my six decades in baseball. Sagamore Publishing, Champain, IL, 205 P.

28 julio de 2022

Los Caribes de la Universidad de la Habana en las ligas amateurs de béisbol en Cuba

“En Cuba todos los niños quieren ser grandes jugadores de pelota.
En cada calle, terreno de juego o en una simple esquina,
decenas de personas juegan béisbol o debaten
apasionadamente sobre algún partido de ese deporte.”
Sabdiel Batista, periodista cubano

Por Esteban Romero

El equipo de la Universidad de la Habana fue parte de los torneos nacionales de béisbol amateur desde casi sus inicios. Este conjunto había jugado en los torneos de este deporte a partir de 1915 cuando consiguieron un tercer lugar, posición que repitieron en 1916, para luego alcanzar un cuarto en 1917 y 1920.  En 1921 bajaron a la sexta posición. En ese equipo entonces jugaban el receptor Armando Figarola, el torpedero Miguel Aguilera (luego antesalista-jardinero) y el jardinero-lanzador matancero Martín Junco. Se trataba de equipos amateur, ya que todos ellos jugaban béisbol y podían también practicar otro deporte paralelamente, pero como condición estaba la de estudiar para finalmente graduarse como profesionales.

En 1922 el equipo jugó en la Liga Social, donde ganó y al final se enfrentó al Fortuna, campeón de la Liga Amateur. Ese equipo venía con Miguel Aguilera como receptor, F. Boada 1B, Rafael Inclán 2B, Rafael Córdoba 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF, Porfirio “Bambino” Espinosa CF, Antonio “Tonilo” González RF, y los lanzadores Juan M. Páez, Alfredo Pequeño, M. Carzariego y L. Camejo. Serie que los Caribes ganaron ampliamente, 5 ganados y 1 derrota. El caballo de batalla del pitcheo fue el futuro Dr. Juan M. Páez.

En 1923 se coronó campeón (17–1–2,), dirigidos por Mr. G. Kendrigan, justa en la que tuvieron fuerte oposición de los equipos de la Policía y Loma Tennis. Los Caribes vinieron nuevamente con Aguilera de receptor, Antonio Fernández Casuso 1B, J.M. Páez 1B (P), Rafael Inclán 2B, Rafael Córdoba 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF-RF, V. “Bebito” Orta LF, el villareño Porfirio “Bambino” Espinosa CF, primer hombre en Cuba en llevar la jabalina a más de 50 m y campeón en esta especialidad en los Centro de la Habana (1930); Antonio “Tonilo” González CF-RF, y los lanzadores José Francisco “Teniente” Córdoba, M. Cereijo, L. Prado (1B) y Alfredo Pequeño. En 1924 la propia Universidad, encabezado por el Dr. Clemente Inclán y Costa, un ilustre profesor y pediatra, promovieron y organizaron la llamada Liga Federal Amateur o Federal Universitaria, en la que el equipo de la Universidad no lució como lo había hecho hasta 1923. Realmente su nómina tuvo poca variación: Rafael Córdoba receptor, Fernández Casuso 1B, Rafael Inclán 2B, Jossie Pi Muñoz 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF, “Bambino” Espinosa CF, Antonio “Tonilo” González RF, además de Bebito Orta y Roberto Esnard. Los lanzadores fueron Alfredo Pequeño, Pedro Guasch y G. Córdoba, dirigidos nuevamente por Mr. Kendrigan. Finalmente, los Caribes ocuparon la sexta posición en 1924. Esta justa fue ganada por el Cienfuegos.

En 1925 la Universidad tuvo un mejor desempeño al ocupar el tercer lugar. Destacado fue el bateo de Bambino Espinosa, el que resultó líder de este departamento con .441 de promedio. En el equipo hubo algunos cambios, Esnard jugó el campo corto alternando con Oscar Ortiz, Aristeo Luis Monzón debutó jugando 2B3B. Perico Dorticos alternó con Fernández Casuso en la inicial, mientras que Tomás Minguillón se incluía en el grupo de jardineros. Los lanzadores regulares fueron el Ingeniero Pedro Guasch y Alfredo Pequeño. Esta vez la dirección estuvo a cargo del experimentado Armando Marsans. El Fortuna se llevó el banderín en su única presentación en esta liga.

La Liga Federal desapareció y la mayoría de los equipos regresaron a jugar a la Liga Amateur. La Universidad, dirigido por Marsans, ocupó el cuarto lugar en 1926. Su nómina siguió siendo casi la misma. Destacada fue la ofensiva de Rafael Inclán, el que se llevó el campeonato de bateo (.376), por encima de Carlos Deschapelles del Havana YC (.371), Cándido Hernández de la Policía (.364) y José Salazar del Havana YC (.364). El Vedado Tennis de Rafael Almeida, campeón del torneo, fue un equipo inmenso en esa justa.

La Universidad tuvo que conformarse con un tercer lugar en 1927, aunque ofreció tenaz oposición al juego destacado del campeón Vedado Tennis y a la Policía, ocupante del segundo lugar. En el cuerpo de lanzadores de los Caribes estaba el campeón impulsor de la bala Juanillo Mendizabal, mientras que la receptoría era defendida por Joaquín Bernal y Avelino Vara. La dirección esta vez estuvo a cargo del experimentado infielder Rafael Inclán.

La labor de 1928 fue algo parecida a la temporada anterior. VTC volvió a coronarse campeón y dejó al Fortuna el segundo lugar, mientras que los Caribes volvieron a apoderarse de la tercera posición con un nuevo timonel, muy experimentado, Juanillo Albear, quien con anterioridad había triunfado con el Fortuna. Los Caribes volvieron a utilizar a Rafael Córdoba como receptor, incluyeron al antesalista oriental Fernández Mascaró en su nómina, el campo corto fue defensa compartida entre Sergio Macías, medalla de oro en triple salto (13,29 m) en los I Juegos Centroamericanos (México, 1926) y el muy astuto Constantino “Tino” Argimón. En los jardines se incluyeron, además de los siempre regulares Espinosa y Tonilo, Roberto Esnard, Manolo Zaldívar y Joaquín Bernal. Los lanzadores fueron Juan Mendizabal, Leo Ruisánchez y el ingeniero Guasch, además de un nuevo lanzador, oriundo de la provincia de Oriente, J. Bénitez. El equipo de 1928 se preparaba para empeños mayores en 1929 y 1930.

Lo primero fue designar como director del equipo a alguien de la casa con experiencia, como fue el caso del otrora torpedero y ahora Dr. Oscar Ortiz. Realmente el equipo de los Caribes en 1929 aplastó a sus adversarios, ganó 7 juegos más que el ocupante del segundo lugar, el Loma Tennis. Sergio Macías, defensor de la segunda almohadilla, fue el hombre fuerte de la ofensiva Caribe al promediar .427, solo superado por Manuel Lara (.442) del Loma Tennis. La receptoría estuvo bien defendida por José Antonio Reguera y Rafael Córdoba, el cuadro presentó a Perico Dórticos 1B, Sergio Macías 2B, Miguel Morera SS y E. Cubillas 3B. Los jardineros fueron Espinosa, Tonilo, Esnard, Bernal y “Vitico” Muñoz, mientras que los serpentineros fueron J. Bénitez, el olímpico Juanillo Mendizabal, el mejor lanzador de la justa, cuya labor se vio apoyada por Leo Ruisánchez y el Ing. Guasch. Al final de esta justa, los Caribes sostuvieron una serie contra el campeón de la Liga Inter-Social, el Teléfonos, la que concluyó con victoria para los inalámbricos con 4 victorias, una derrota y un empate.

En la siguiente temporada, 1930, el Teléfonos, dirigidos por el experimentado Octavio Diviñó, pasó a jugar en la Liga Amateur y se convirtió en la pesadilla de los Caribes, ambos equipos terminaron empatados con registro de 12-3-2, decidido más tarde en serie extra que volvieron a ganar los inalámbricos, de eso que no quede dudas, ya que fue el Teléfonos el equipo que disputó la serie contra el campeón de la Liga Inter Social, el Círculo de Artesanos. Por la situación política en el país, la serie en cuestión se jugó entre el 29 de marzo y el 26 de abril de 1931. Esos equipos jugaron con sus nóminas para 1931. Teléfonos se llevó reñidamente la serie con labor del zurdo Narciso Picazo en el juego decisivo.

No tengo claro a quien correspondió la dirección de los Caribes en 1930. Una fuente cita a Oscar Ortiz, otras a Celestino Fernández, auxiliado por Bartolo Portuondo. El equipo presentó a dos torpederos alternando en la posición, Dionisio Fuentefría y Tino Argimón, la segunda fue defendida por Felipe Ballesté. Además de Mendizabal y Leo Ruisánchez, los Caribes contaron con los servicios del lanzador Salvador Guedes. El mejor hombre bate en mano de este conjunto fue Mendizabal, el que promedió .455., pero con solo 22 veces al bate.

Los Caribes estuvieron ausentes desde 1931 hasta 1936, con regreso en 1937, justa en la que alcanzó un octavo lugar y un sexto en 1938, en la que el jardinero Gustavo Ubieta quedó de sub-campeón de bateo con promedio de .444, pero con muy pocas veces al bate (9). En realidad, “Quilla” Valdés fue el campeón de bateo (94-37, .439).  En esos equipos, de la vieja guardia quedaban Tino Argimón y Salvador Guedes.

En 1939 debutó el futuro ingeniero agrónomo y perito azucarero Napoleón Reyes con los Caribes (jugó previa y brevemente para el Fortuna). El equipo quedó eliminado en la primera vuelta. En 1940 ocuparon el undécimo lugar, pero tuvieron la satisfación de haber ganado la Copa Consolación al vencer al Atlético de Cuba 3-2 y así asegurar el primer lugar de la segunda división. Ya entonces Vitico Muñoz se había hecho cargo del equipo, en el que aparecían figuras, además de Nap Reyes, los receptores Ramón Carneado y “Tatica” Hernández, J.A. Osuna en 1B, Ubieta y Diaz Gallup en los jardines, pero todavía la maquinaria no estaba lista para empeños de campeones. Mejoraron para 1941 y 1942 al quedar en sexto lugar, pero descendieron al décimo lugar en 1943, torneo en el que el jardinero derecho de los Caribes, Hiram González, se coronó campeón con promedio de .424. Esos equipos entonces tenían a “Tatica” en la receptoría, en el cuadro a Fico López, Enrique Ruíz y Andrés Viamonte entre otros. Los jardines eran patrullados por Ubieta, Leónides Cremata, Hiram González y Armando Framil, mientras que entre los lanzadores estaban Ramón Rojas, Erasmo del Monte y Eloy Ramentol.  Un nuevo bache hubo en 1944 cuando los Caribes se retiraron de la justa terminada la primera vuelta y con un buen registro (14-8-1). Regresó en 1945 y consiguió el sexto lugar (20-12-1).

Vitico Muñoz en 1940

La sonrisa les llegó a los Caribes de Vitico Muñoz en 1946 cuando el conjunto llegó a ganar 26 juegos con 5 derrotas y 2 empates. Hiram González volvió a coronarse campeón de bateo (.452), Eloy Ramentol fue el líder en ganados y perdidos (11-1), mientras que Manuel “Goyito” Paula rendía muy buena labor al extremo de lanzar un no-no contra el Deportivo Rosario el 18 de junio de ese año. Ese partido concluyó 4-0. El equipo tuvo los servicios de Luis Estrada detrás del plato, Alfredo “Fatty Domínguez 1B, Porfirio Espinosa Jr. 2B, Fico López 2B, Andrés Viamonte 3B-SS, L. Martín Laffite SS, Francisco “Chang Li Po” Hernández LF, Alberto “Loquito” González Paret CF, Alberto Morales RF, mientras que los lanzadores fueron Ramentol, Paula, Román Mayor e Ignacio Olaechea.

Un segundo lugar obtuvo este conjunto en 1947, solo superado por un sólido Deportivo Rosario. El equipo fue casi el mismo de la temporada anterior con la adición del inicialista Rubén Ruíz, el torpedero Héctor Pagés, y los lanzadores Miguel Ángel Aguiar, Luis “Herrero” Blanco y Silvio Tuya. Una temporada después quedaron por poca cosa en el segundo lugar de la justa ganada por el Hershey. Los Caribes tuvieron en su nómina a Osvaldo Santa Cruz como antesalista, lo que acomodó a Alfredo “Fatty” Domínguez nuevamente en la inicial; Rafael Cascante alternó en el jardín central con Alberto “Loquito” González, y Rafael Villaescusa se añadió al staff de lanzadores. Como dato curioso, el Dr. Clemente Inclán, rector de la Universidad, un hombre siempre muy aficionado al béisbol, volvió por enésima vez a lanzar la primera bola de esta temporada en juego del 3 de abril de 1948, actividad que continuó realizando en las dos siguientes temporadas.

José «Tatica» Hernández

Otra nueva sonrisa Caribe tuvo lugar en la temporada de 1949, segundo banderín que lograba Vitico Muñoz como timonel de este conjunto. Los cambios en el equipo fueron pasar a “Fatty” Domínguez a la antesala, el futuro galeno Ernesto Estrada defendió la intermedia, un hombre de muy buena ofensiva; Tulio Figarola se integró a los patrulleros de los jardines, mientras Silvio Tuya, Miguel Ángel Aguiar y Armando “Manguito” Puente fueron los caballos de batalla del pitcheo. El equipo que hizo mayor oposición a los Caribes fue el del Teléfonos dirigido por el ya retirado estelar lanzador zurdo Narciso Picazo. Fue la última vez que los universitarios ganaran un campeonato de la Liga Amateur, en lo sucesivo no hubo más sonrisa.

A pesar de que el equipo no cambió mucho para 1950 y Vitico Muñoz continuó como director, hubo un completo descalabro al ser eliminado el conjunto en la primera vuelta de esa justa. La nómina de la Universidad presentó al futuro contador, Feliciano Foyo como receptor, y Tulio Figarola defendió la inicial.

Los Caribes tuvieron un nuevo director a partir de 1951, un conocido de todos en la pelota cubana, incluso de Series Nacionales, el ex-receptor Ramón Carneado. Vitico Muñoz había fallecido el 9 de mayo de ese año, y de ahí la designación de Carneado. Los Caribes lograron un segundo lugar al derrotar al Regla BBC el sábado 22 setiembre con anotación de 2-1. Foyo fue el receptor, Enrique Tamayo ocupó la inicial, Estrada, Martín Laffite y R. Genaro fueron los otros defensores en el cuadro, mientras que en los jardines estaban “Chan Li Po” Hernández, J. López Silvero, A. Barreiro y Rafael Cascante. Los lanzadores fueron Armando “Manguito” Puente, Ayubán Tomás, Joe Domínguez y Erasmo del Monte. Cosas de la vida, con igual equipo, los Caribes terminaron en el sótano de la segunda división en 1952.

Una ligera resurrección hubo en 1953, la inicial del equipo fue defendida por Gustavo Cárdenas, un bateador muy ofensivo, quien además de ser líder en empujadas (26) se coronó campeón de bateo (.394). El receptor Foyo estuvo no muy distante al promediar .341, mientras que el torpedero José Zamora se llevaba el liderato de anotadas (26). Los lanzadores Carlos Pérez y Alfredo Fernández de este equipo lograron cada uno registro de 6 ganados y 3 perdidos, así los Caribes quedaron en sexto lugar.

Los Caribes tuvieron un pobre desempeño en 1954, cuando alcanzaron el penúltimo lugar de la segunda división, eso a pesar que desde ese año contaron la efectiva labor del zurdo Luis Fusté López. La temporada de 1955 fue igualmente pobre al quedar en la novena posición. Es de suponer que ya en aquel entonces las cosas en la Universidad no andaban bien, por lo que su equipo tampoco. En 1956 fueron eliminados en la primera vuelta. No participaron en los torneos de 1957 a 1959. En 1960 volvieron a participar, pero no he encontrado detalles de este equipo, excepto que Andrés “Papo” Liaño lanzó en el mismo.

La Universidad aportó muchos peloteros de indudable valor a las selecciones cubanas a competir en eventos oficiales, como fueron Porfirio “Bambino” Espinosa y Dionisio Fuentefría en los Centroamericanos de 1926; Espinosa y Juanillo Mendizabal en los Centro de 1930; Vitico Muñoz dirigió al conjunto de los Centro de 1946, Alfredo “Fatty” Domínguez e Hiram González jugaron en la inicial y los jardines de este equipo, respectivamente. En Guatemala 1950 Muñoz repitió como timonel, mientras que Martín Laffite defendía el campo corto y Erasmo del Monte integraba el staff de lanzadores. Napoleón Reyes fue parte de la selección cubana victoriosa en la Serie Mundial de 1940 en la Habana, y la ocupante del segundo lugar en la Habana (1941). En la V Serie Mundial (Habana, 1942), Tatica Hernández fue uno de los receptores del conjunto y Erasmo del Monte se desempeñó entre los serpentineros, labor que repitió en las Series efectuada en Managua (1950) y México (1951). Feliciano Foyo y Armando “Manguito” Puentes también fueron parte de este último conjunto. Foyo y Gustavo Cárdenas estuvieron en la selección de la Serie en Venezuela (1953).

De estos peloteros, dos tuvieron buenas actuaciones en el béisbol profesional, como fueron los casos de Hiram González y de Napoleón Reyes, este último incluso en las Grandes Ligas.

El aporte de la Universidad al desarrollo del béisbol amateur es indudable, no solo por sus triunfos en los campeonatos nacionales y los peloteros de los Caribes que lograron integrar selecciones de equipo Cuba, sino porque fue una constante de la rectoría de esta institución elevar continuamente el nivel del béisbol cubano. El Dr. Clemente Inclán fue una figura muy aficionada al béisbol y a otros deportes, su labor conjuntamente con sus asistentes, fue meritoria. De la Universidad salían graduados y como buenos deportistas. 

Este artículo, como otros similares de las ligas amateur, han sido posible gracias a la revisión minuciosa de este autor de centenares de box scores y comunicaciones de la época aparecida en el Diario de la Marina, Carteles y Bohemia, entre otras publicaciones.

22 junio de 2022

Base por bolas intencional a un bateador en conteo de 2 strikes y una bola, una decisión arrebatada y equivocada

¿Alguien en esta sala realmente piensa que incluso con el conteo,
deberíamos haber seguido con Turner? No había posibilidad”.
Tony La Russa en conferencia de prensa terminado el juego

Max Muncy después de conectar su jonrón decisivo

Por Esteban Romero

Desde el jueves 9 de junio estoy asombrado, no lo podía creer, pero lo vi en vivo y en directo. Era juego en la tarde de Chicago, y por la diferencia de hora con Europa me permitió verlo en la noche en directo, algo normal casi siempre jueves, sábado y domingo.

Era juego entre dos de mis preferidos, Chicago Medias Blancas vs Dodgers de Los Ángeles. Una serie tan indeseable para uno como lo fue la serie mundial de 1959 entre ambos conjuntos. ¿A quién le voy? Aquí vale eso de que gane el mejor.

Quien entra en este blog y busca información beisbolera, debe recordar que en 2021 estuve eufórico con la designación de Tony La Russa como nuevo manager de los Medias Blancas. La alegría era justificada, se trataba de un hombre de experiencia, con victorias en series mundiales con dos equipos distintos y miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, pero no tuve en cuenta un factor. Llevaba diez años alejado de los terrenos de juego y no estaba actualizado en las nuevas reglas del béisbol de la MLB.  

Así y todo, La Russa se las arregló para que el Chicago ganara el cetro en la muy desmejorada división central de la Liga Americana en el 2021 y fuera a los play off, donde fue eliminado en un santiamén por los Astros de Houston.

El manager en cuestión había cometido sus errores. Uno de ellos criticar públicamente al dominicano Yermín Mercedes al conectar jonrón en 3 bolas sin strikes cuando él había dado la orden de esperar la cuarta bola o el primer strike. Cuando eso sucede, hay que felicitar el jonrón y luego, donde nadie lo oiga, excepto Yermín, criticarlo constructivamente. La Russa no hizo nada de eso, se explayó como si estuviera, por ser él de origen italiano, en una casucha vieja siciliana o calabresa.

Cometió otros errores, pero dejó lo “mejor” de su vejez para la temporada de 2022. En 56 juegos de su equipo ha presentado 56 alineaciones distintas, como para volverse loco. El colmo es ver a Leury García de primero o segundo bate cuando su promedio ofensivo ronda los .100, lo mismo en el caso de Yoan Moncada, puesto varias veces de tercero y con promedio tan pobre como el de García. Yasmani Grandal ha tenido una temporada de espanto, ponche tras ponche, quinto varias veces en la alineación. Un día Luis Robert es tercero, otro es quinto; a Pollock lo pone de primero, de quinto, de séptimo; Andrew Vaughn, uno de los más calientes al bate, hoy es segundo y mañana puede ser séptimo.

Con los lanzadores otro tanto, nadie entiende qué regla usa este señor para manejar su bull pen. Al abridor le pueden estar dando palos, él no lo releva, siempre lo deja a que termine el inning. Los aficionados de Chicago ya piden su cabeza, pero el 9 de junio La Russa, dicho en buen cubano, la partió. Su equipo había anotado 4 carreras, pudo haber anotado una más, pero él ya no se acuerda de una jugada que se llama squeeze play, algo aconsejable cuando el octavo bate está flojo ofensivamente y un toque podría haber facilitado la quinta anotación. Llegó la quinta entrada Dylan Cease lanzando en buena forma, cayó el primer out, y a partir de ahí comenzaron las complicaciones, base por bolas, hit, error con el batazo siguiente, bases llenas, ponche al peligroso Mookie Betts, pero Cease no pudo dominar a Freddie Freeman y por ahí comenzó la debacle.

La Russa mantuvo a Cease a lo largo de 45 lanzamientos, prácticamente medio juego lanzado en una entrada. Los Dodgers se fueron arriba cuando Max Muncy disparó doble. Una ventaja de cuatro borrada y los de California tomaron la delantera por dos carreras.

La sexta entrada fue iniciada por el zurdo Bennett Sousa, lanzador de 27 años, el cual gustó a La Russa desde el entrenamiento primaveral. Habría que preguntarle que le vio de novedoso, pues es un zurdo que no domina zurdo. El caso fue que Freeman, bateador zurdo, volvió a embasarse con un out, vino entonces Trea Turner, al que Sousa puso en 2 strikes para acto seguido tirar un lanzamiento wild, el que no pudo ser detenido por el receptor Grandal. Freeman se corrió a segunda y vino la sorpresa, orden de base intencional a Trea Turner. El narrador Jason Bennetti de las trasmisiones televisivas de los Medias Blancas le preguntó a su colega, el ex lanzador Steve Stone, si esa jugada la había visto antes. Stone, por guardar la forma, respondió “not often” (no frecuentemente). La mayoría de los analistas plantean que Turner es un bateador peligroso, rápido en su corrido en las bases, pero que en tal situación lo mejor era lanzarle pelotas en la zona de duda para ver si se enganchaba en el anzuelo con un ponche o sacaba un batazo inofensivo. Nadie vio, excepto La Russa, bien esta jugada. Estaba evitando una carrera, pero a qué costo. Las cámaras televisivas mostraron el asombro de Turner, Freeman, el torpedero Mendick, y el siguiente al bate, Max Muncy, bateador zurdo, a quien no le gustó nada la jugada, enfadado le conectó jonrón de 3 carreras a Sousa. Muncy le dio la vuelta al cuadro, pero se le vio enojado y diciéndole horrores a La Russa. La fanaticada de Chicago no podía creer lo que había visto. El juego se puso 10-5 y ese batazo fue prácticamente decisivo para la victoria de los Dodgers, ya que terminó 11-9. La Russa quiso evitar una carrera y su movida provocó 3 anotaciones letales.

En mi vida había visto cometer tantos errores en un juego por un manager. Ese hombre, de haber sido el juego en la Habana, la afición se lo habría comido a gritos y abucheos desde ese momento. Lo realizado, sigo en cubano, es una cayucada. Sencillamente La Russa está listo para otra cosa, pero no para dirigir un equipo de béisbol en Grandes Ligas.

Arriba de eso, La Russa se ofendió cuando terminado el juego la prensa le preguntó por la sandez que hizo. El hombre se molestó y defendió siempre su necia decisión.  Lamentablemente los del ejecutivo de los Medias Blancas se harán los sordos con las quejas de la afición, la que pide el despido inmediato de La Russa, pero sucede que el manager general encargado del asunto no fue quien puso a este señor como manager.  Fue el dueño del equipo, Jerry Reinsdorf, personaje que nunca he entendido si realmente le gusta la pelota. A Reinsdorf todas esas quejas le resbalan sobre sus hombros, poco o nada le interesa lo que opine la afición. Así que habrá La Russa hasta el final de la temporada probablemente, a no ser que el implicado decida renunciar. De seguir al mando probablemente los Medias Blancas ni siquiera podrán llegar al play off. Ojalá me equivoque.

Entre tanta torpeza, los Medias Blancas marchan terceros en su división liderada por los Mellizos y seguido de los Guardianes de Cleveland. No tengo idea de cómo se sienten los peloteros de los Medias Blancas, difícil de saber, ya que Scott Merkin escribe solo lo positivo del equipo, y los de la trasmisión televisiva, Bennetti y Stone, guardan la forma. Los entiendo, nadie quiere ser despedido. Ese sentimiento o estado de ánimo de los peloteros lo sabremos probablemente dentro de un tiempo con un nuevo descalabro de un equipo que llevó más de un lustro en reconstrucción y no encuentra forma de salir adelante.  

11 junio de 2022

El pelotero Joe “Descalzo” Jackson y sus representaciones en el cine

Joe Jackson fue el más grande de los bateadores que
haya visto, el mejor bateador natural que haya visto.
Fue él quien me hizo bateador, ya que copié su swing.”
Babe Ruth

Por Esteban Romero

La figura controvertida del pelotero Joe Jackson ha sido llevada al cine en dos ocasiones, al menos que este autor conozca, y aunque nunca le vimos jugar obviamente, tenemos una idea del personaje por todo lo que se ha contado sobre su vida y carrera deportiva.

Jackson formó parte del famoso equipo de los Medias de Blancas de Chicago de 1919, el que vendió su juego en la Serie Mundial contra los Rojos de Cincinnati. Unos dicen que él no sabía lo que estaba haciendo, otros que se sintió arrepentido, en fin, las especulaciones llueven. La realidad es una, Jackson fue de los mejores bateadores de su época y probablemente en la actualidad lo sería también.

Algunos datos biográficos sobre este pelotero. Joseph Jefferson Jackson nació en el condado Pickens, Estado de Carolina del Sur, el 16 de julio de 1887. El año de nacimiento unos lo ponen también en 1888 o 1886. La familia de Jackson contaba con 6 hermanos y 2 hermanas, una prole normal para su época. Era una familia de escasos recursos, por lo que el niño Joe a la edad de 6 años se vio obligado a trabajar en un molino de algodón. A principios de siglo esta familia se trasladó para Greenville oeste para seguir trabajando en molino.

Joe tuvo que trabajar y no poco, por lo que no hubo tiempo para ir a la escuela y aprender a leer y escribir. Así que se quedó analfabeto para el resto de su vida, pero a los 13 años comenzó a jugar béisbol en el equipo del molino, donde trabajaba.

Desde su debut se destacó por su buen bateo a la zurda y su poderoso brazo derecho a la hora de tirar a las bases. Lo mismo jugaba los jardines como lanzaba al equipo rival. Joe, realmente, nació para jugar béisbol y los cazatalentos lo descubrieron, lo que conllevó a que Connie Mack le firmara en 1908 para que jugara para los Atléticos de Filadelfia.

El apodo surgió en 1908 en juego con el equipo semipro de los Greenville Spinners y se debió a que se había puesto unos zapatos deportivos que le quedaban pequeños y le ocasionaron ampolla en un pie. Correr le molestaba y en una jugada decidió quitarse el calzado y correr con sus pies en los calcetines. Hubo un fanático que le gritó Shoeless (descalzo) y ahí se le quedó el apodo. Jackson, en entrevista con el periodista Furman Bisher, aclaró que él solo jugó un partido en calcetines en su carrera y fue porque los zapatos para su juego no habían llegado ese día. A Jackson le molestaba el apodo, ya que consideraba que nunca había sido un descalzo como tal.

Joe jugó desde el verano de 1910 para los Naps de Cleveland, fue un canje rápido y barato entre este equipo y los Atléticos. Ya instalado en el Estado de Ohio, Joe rompió la bola desde que llegó con astronómicos promedios ofensivos. Tenía fuerza y velocidad en su swing a la hora de batear. Tuvo una fractura de una de sus piernas y estuvo alejado más de un mes del terreno de juego. Así y todo, su promedio ofensivo nunca descendió de los .300, pero sus relaciones con los dirigentes del Cleveland no fueron los mejores debido a varias causas, algunas que nada tenían que ver con el béisbol directamente. Joe actuaba en vodevil en el invierno y tanto se entusiasmó con este trabajo, que llegó a plantearse dejar de seguir jugando béisbol. Para su suerte, su esposa Katie objetó esa decisión y al final Joe la reconsideró.

Para arreglar las cosas, Cleveland le vendió el contrato de Joe al dueño de los Medias Blancas, Charles Comiskey, el que pagó muy poco por ese gran bateador. La transacción ocurrió en 1915. Así Joe comenzó a jugar en un equipo antes rival y junto a peloteros como el receptor Ray Schalk, el camarero Eddie Collins, el antesalista Buck Weaver, el jardinero Happy Felsch, y los lanzadores Eddie Cicotte, Red Faber y Lefty Williams, eso sin dejar a incluir al “villano” inicialista Chick Gandil. Guiados por Kid Gleason ganaron el campeonato de 1919. Un año antes quedaron en un sexto lugar, todo eso debido a la entrada de EE.UU. en la I Guerra mundial, lo que provocó el reclutamiento de parte del equipo, pero en 1917 se llevaron la Serie Mundial al vencer a los Gigantes de Nueva York en 6 juegos.

Ganaban, pero la paga era poca y es cuando surge la idea de vender los juegos de serie mundial, donde Gandil lideró este macabro empeño. Al final todos sabemos lo sucedido, algo que sería mejor leer en otras fuentes más autorizadas sobre este escándalo.

Joe estaba en el grupo de los “vendedores” y desde entonces se han dicho y redicho distintas versiones, a las que uno solo puede limitarse a leer o escuchar. No obstante, la opinión del que suscribe es que Joe Jackson fue tan culpable como los demás. No sabía leer y escribir, pero conocía de números y billetes. Así que no se le puede ver como un ingenuo analfabeto. Además, su mujer Katie, sí sabía leer y escribir, y era la que manejaba sus cuentas y contratos, por lo que a Joe no le faltaba apoyo para leer la letra pequeña.

Los peloteros sancionados fueron Joe Jackson, Eddie Cicotte, Chick Gandil, Swede Risberg, Buck Weaver, Claude «Lefty» Williams, «Happy» Felsch y Fred McMullen.

Veamos el testimonio de Jackson en el juicio a que fueron sometidos los peloteros de los Medias Blancas. Me hago idea que era el abogado fiscal, el que realizó este interrogatorio.

Abogado: ¿Hubo alguien que le pagara dinero para que tirara la serie a favor del Cincinnati?
Jackson: Ellos lo hicieron.
Abogado: ¿Cuánto pagaron?
Jackson: Me prometieron $20,000 y me pagaron cinco.
Abogado: ¿Quién le prometió 20 mil?
Jackson: Chick Gandil.
Abogado: ¿Quién es Chick Gandil?
Jackson: El inicialista de los Medias Blancas.
Abogado: ¿Quién le pagó $5,000?
Jackson: Lefty Williams me los trajo al cuarto y me los tiró.
Abogado: ¿Quién es Lefty Williams?
Jackson: El lanzador de los Medias Blancas.

El 2 de agosto de 1921 todos los peloteros fueron declarados inocentes, pero ese no fue el criterio del primer comisionado del béisbol organizado, el juez Kenesaw Mountain Landis, quien finalmente suspendió de por vida a los ocho peloteros implicados. Famoso fue su alegato cuando dijo “independientemente del veredicto de los jurados…..”. Sabía Landis de que había gato encerrado en todo ese proceso.

La figura de Jackson ha sido representada en el cine, al menos que haya visto, en dos ocasiones. El 26 de mayo de 2022 fallecía el actor norteamericano Ray Liotta, muy famoso por su interpretación del agente Henry Hill en el film de crimen “Uno de los nuestros (1990)”, pero que previamente había encarnardo el papel de Joe Jackson en el film de ficción “Campo de sueños (1989)”. Al conocerse de su fallecimiento en República Dominicana, no faltaron algunos fans para afirmar que Liotta había estado grande en el papel de Joe Jackson. Nada más lejos de la realidad, es posible que haya cumplido con el rol dramático encomendado por el director del filme, pero Liotta no guarda ningún parecido físico con Jackson, aparte que todo lo hizo a la inversa, lanzaba a la zurda y bateaba a la derecha. Mejor interpretación tuvo Daniel Bernard Sweeney, más conocido como D.B. Sweeney, como Jackson en la película “Ocho hombres (1988)”. Aquí no se alteraron las posiciones de lanzar y batear, aunque físicamente no es que guardara gran parecido con Jackson. El pelotero medía 185 cm y pesaba 90 kg en los años de apogeo deportivo, mientras que Liotta y Sweeney, medía o mide 182 y 183 cm, respectivamente.

Sweeney me pareció que hasta cierto punto mostraba una imagen de ingenuo de Joe Jackson, algo en lo cual no se puede estar de acuerdo. El pelotero puede haber estado arrepentido, pero sabía lo que hacía. Era persona despierta mentalmente.

Jackson concluyó su carrera con un total de 1772 hits (442 de todos los tiempos) en 4981 veces al bate, promedio de .356. Entre sus indiscutibles están 307 dobles, 168 triples y 54 jonrones, con 792 impulsadas. Fue líder en hits (226) y triples (26) en 1912 con el Cleveland, ese año promedió .395. En la siguiente temporada repitió en hits (197) y lideró los dobles (39), slugging (.551) y OPS (1 011). En 1916 y 1920, ya con los Medias Blancas, fue líder en triples con 21 y 20, respectivamente. Cuatro veces consecutivas estuvo en la lista de los MVP (1911-14). En dos post temporadas promedió .345, con 19 hits incluido 3 dobles y un jonrón, además de 8 impulsadas.

Hoy en día se discute si dar entrada a Jackson en el Salón de la Fama de Cooperstown. Realmente méritos deportivos le sobran para ello, y vista su declaración en este artículo, cada cual es libre de opinar al respecto.  

Fuentes

Anon. s/a. Shoeless Joe Jackson. Baseball-reference.com. https://www.baseball-reference.com/players/j/jacksjo01.shtml

Anon. s/a. Joe Jackson. Baseball-almanac. https://www.baseball-almanac.com/players/player.php?p=jacksjo01

Fleitz David. 2006. Shoeless Joe Jackson. SABR.org. https://sabr.org/bioproj/person/shoeless-joe-jackson/

Hamel Ray & Cowsill Anne Marie. s/a. Ray Liotta minibiography. IMDB.com. https://www.imdb.com/name/nm0000501/bio?ref_=nm_ov_bio_sm RMG. s/a. D.B. Sweeney minibiography. IMDB.com. https://www.imdb.com/name/nm0000665/bio?ref_=nm_ov_bio_sm

Keman Kevin. 2004. Catch it again: Liotta wasn´t clueless; he just couldn´t hit like shoeless Joe. NY Post, May 23. https://nypost.com/2004/05/23/catch-it-again-liotta-wasnt-clueless-he-just-couldnt-hit-like-shoeless-joe/

6 junio de 2022

René González Fuentes, una estrella cubana en la pelota mexicana y venezolana

Es difícil derrotar a una persona que nunca se rinde
Babe Ruth

René González

Se trata de un destacado pelotero cubano, nada conocido por las nuevas generaciones de su país, como si no hubiera existido. ¿Su nombre? René González Fuentes, oriundo de Cienfuegos, la perla del Sur, de donde mismo salieron peloteros como Pedro Dibut, Chiquitín Cabrera, Joaquín Azcue y José Tartabull. Nacido el 5 de agosto de 1918, afrocubano que llegó a la pelota con una estatura de 188 cm y peso por encima de los 93 kg.

González no surgió de los amateurs, es de suponer que haya jugado en liga semipro antes de llegar a la profesional cubana en la temporada de 1946-47, con el Almendares dirigido por Adolfo Luque, y donde no le fue fácil jugar, ya que la inicial estaba defendida por Buck O´Neill, el cubano Lázaro Salazar y contaban también con los servicios del receptor Andrés Fleitas, igualmente hábil en esa posición. Entonces René solo tuvo 17 veces al bate y conectó 4 sencillos, una base robaba y una anotada. Nada del otro mundo. En la siguiente temporada jugó para los Alacranes de Adolfo Luque en la Federación, la que jugaba en la Tropical. Cubrió la inicial como regular y bateó para .301, con 3 dobles, 2 jonrones y 22 impulsadas. René jugó la parte final de ese torneo para el Santiago, o sea con los dos equipos ocupantes de la tercera y cuarta posición, respectivamente, en esa temporada.  

Regresó en la de 1948-49 con el Almendares de Fermín Guerra, equipo que traía al futuro actor de cine Chuck “El hombre del Rifle” Connors en primera base, por lo que nuevamente René fungió como pelotero de reserva. Así y todo, logró conectar 4 extrabases, incluido jonrón, e impulsar 9 carreras. Almendares se coronó campeón y fue el primer equipo cubano en representar a Cuba en la I Serie del Caribe, con sede en la Habana. René integró este equipo y logró batear un sencillo en 2 veces al bate, además de haber anotado una carrera.

Para la temporada de 1949-50, el Almendares hizo pocos cambios. René, como reserva de la inicial, conectó un doble de los 5 hits bateados, e impulsó una carrera. Su labor, nada extraordinaria, impidió que volviera a integrar el Almendares para la II Serie del Caribe en 1950.

René estuvo ausente en 1950-51, ya que jugó con el equipo Patriotas de Venezuela, donde logró liderar esa liga invernal en jonrones (10), dobles (18) e impulsadas (56). Su labor ofensiva le permitió ir de refuerzo del campeón Magallanes a la III Serie del Caribe de 1951, evento en el que lideró el departamento de impulsadas (11), además de batear de 20-7 (.350), conectar 2 dobles y 2 jonrones. Regresó a la profesional cubana en 1951-52, pero no sin antes haber pasado por Venezuela con igual equipo, donde bateó 56-13 (.232). El Habana de Miguel Ángel González fue su nuevo conjunto, donde tuvo un pobre desempeño ofensivo (31-6, .194). Así y todo, fue llevado a la IV Serie del Caribe, en el que bateó una vez sin hit.

Después de esa temporada, René no volvió a jugar en la profesional cubana. Sin embargo, el cienfueguero ya había presentado credenciales de bateador en Venezuela, mientras que en México se destacó desde su debut, además de rendir bien en una temporada con los New York Cubans de las Ligas Negro en 1950.

Su debut en la liga mexicana fue en 1947, en la que jugó para los Tuneros de San Luis Potosí y los Azules de Veracruz, donde René rompió la bola, con promedio de .316, OBP .376 y Slugging .467. Al año siguiente pasó a jugar con los Alijadores de Tampico y los Diablos Rojos de la capital, donde nuevamente puso números altos, ave. .310, OBP .372 y Slugg. .452. Con los Tuneros de San Luis Potosí volvió en 1949 cuando bateó para .357, anotó 72 e impulsó otras 72, además de velocidad en las bases, con 15 robadas. En tres temporadas presentó credenciales de sobra para ser considerado un pelotero muy ofensivo y útil en cualquier conjunto de la Liga Mexicana.

Para la temporada de 1950 se fue a jugar con los New York Cubans, su única temporada en Ligas Negro. Lamentable que no haya decidido jugar en 1948, ya que hoy día estaría entre los cubanos que jugaron en Ligas Mayores, pero después de 1948 esa consideración no existe. René mostró sus condiciones de bateador al promediar .302 ofensivamente. Ese desempeño le valió para ser escogido para el juego de las Estrellas entre el Este y Oeste, donde alineó como tercero al bate y conectó de 3-2, lo cual no impidió la victoria de los adversarios del Oeste 5-3.

1952 fue la temporada de su explosión ofensiva en la Liga Mexicana. El desbordado René, jugando para el Veracruz, conectó 21 jonrones (slugging .655), impulsó 83 carreras y promedió para .370 y así se llevó la triple corona de bateo. Era el cuarto pelotero que lograba esta hazaña en este circuito, los anteriores fueron Papa “Cool” Bell, Burnis “Wild Bill” Wright y Ángel Castro. Después de esta performance, jugó en la Liga Mexicana de Pacífico de 1952-53, torneo en el que bateó para promedio de .314.

Con el Veracruz nuevamente en 1953 terminó la temporada como líder de los bateadores (.343) y líder en impulsadas, este departamento liderado por él por tercera temporada consecutiva en la Liga Mexicana. Como jonronero se quedó lejos del líder por 6 cuadrangulares.

1954 no fue la excepción de su ofensiva, fue líder de los bateadores (.359), líder en jonrones (21), pero su paisano, Fernando “Bicho” Pedroso le aventajó con 3 carreras en el departamento de impulsadas. Así también se convirtió en el primer pelotero en lograr tres títulos de bateo consecutivamente en la Liga Mexicana. Su bateo en 1955 fue bueno, pero no lo suficiente para liderar algún que otro departamento. Promedió .334, conectó 16 jonrones e impulsó 74 carreras.

Para 1956, cuando jugó para los equipos Nuevo Laredo y Monterrey, sucedió lo que nadie esperaba, René bateó por debajo de .300. Así y todo, disparó 19 jonrones e impulsó 71 anotaciones. Así que, resumiendo, bateó para .300 en ocho temporadas, en las que acumuló 1144 imparables en 3459 veces al bate, lo que da un elevado promedio de .330 en las nueve temporadas jugadas.

René jugó también en la pelota invernal mexicana, primero para el Navojoa en 1953-54, y un año después compartió sus servicios con los Mayos y los Tomateros de Culiacán. También jugó en la pelota de Nicaragua en 1958.

Por su gran labor como pelotero en la Liga Mexicana, René fue justamente exaltado al Salón de la Fama Mexicano en 1993, o sea once años después de su fallecimiento el 9 de mayo de 1982 en Cuba.

Como dije en una ocasión con respecto a Silvio García y a Alejandro Crespo, es increíble que hombres de experiencia en la pelota, con grandes éxitos, no hayan sido empleados como entrenadores de las nuevas generaciones de peloteros cubanos. Sí sucedió, lo felicito, pero no creo estar errado en lo que aquí afirmo. René en Cuba era un desconocido, murió y nadie se enteró.   

Fuentes

Anon. 2019. René González. Baseball-reference.com, 9 mayo. https://www.baseball-reference.com/bullpen/Ren%C3%A9_Gonz%C3%A1lez

Anon. 2021. René González, un cubano de respeto. Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, 13 julio. https://www.salondelafamadelbeisbolmexicano.com/post/ren%C3%A9-gonz%C3%A1lez-un-cubano-de-respeto-1

Figueredo, Jorge S. Cuban Baseball: A Statistical History, 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson-North Carolina-London. 544 p.

Riley. James A. 1994. Biographical Encyclopaedia of the Negro League Baseball. ‎ Carroll & Graf Publishers Inc. New York. p. 325.

18 abril de 2022

Una curiosidad: base por bolas intencional con las bases llenas

Rick Henderson de los Atléticos fue campeón en
bases por bolas recibidas en 1998, con 118 en la Liga
Americana, ni una de ellas fue intencional.
Información, cortesía de Baseball-almanac.com

Por Esteban Romero

Había oído hablar de conceder la base intencionalmente con las bases llenas a un bateador peligroso. Cuando Barry Bonds estaba en su apogeo, fue una de las veces que lo oí mencionar. No era tampoco errado pensar que a Babe Ruth le hubieran hecho tal tratamiento alguna vez, pero pensándolo bien, habría sido una torpeza con Lou Gehrig detrás en la alineación, por lo que nunca sucedió.

La realidad es que ese movimiento, ordenado por el manager del equipo a la defensiva, ha sucedido solo siete veces. La última, la que me motivó buscar y escribir sobre el tema, tuvo lugar el 15 de abril de 2022 en juego entre los Vigilantes y los Angelinos de la división oeste de la Liga Americana. El peligroso bateador zurdo y torpedero de los Vigilantes, el ex-Dodger Corey Seager, compareció a batear con las bases llenas, y el manager Joe Maddon de los Angelinos ordenó su transferencia con un out en la cuarta entrada, por lo que los Vigilantes anotaron automáticamente una carrera, pero ahí no paró todo, pues hubo más en esa entrada. El receptor de los Vigilantes, Mitch Garver, trajo otra inmediatamente con fly de sacrificio, y cuando el cubano José Adolis García estaba en el plato, Warren cometió balk para completar racimo de 3 carreras y poner el marcador 6-2 a favor de los Vigilantes.

Joe Maddon

La decisión de Maddon tomó por sorpresa a todo el mundo, desde el mismo Seager, el lanzador derecho Austin Warren y el jardinero Mike Trout. No obstante, los Angelinos supieron revertir el marcador en la primera parte del quinto para irse arriba por una carrera.

¿Fue buena la decisión de Maddox? Su lógica tiene, Seager es un extraordinario bateador zurdo, el que con las bases llenas y enfrentando a lanzador derecho podía haber impulsado 2-4 carreras con un batazo extraviado o fuera de los límites del parque. No obstante, el objetivo era que entrara una sola carrera y fueron 3 en total, por lo que el resultado de la decisión de un manager, con 19 temporadas en estas faenas en las Mayores, no fue bueno.  Que después su equipo bateara y ganara es otra cosa.

Revisando un poco la historia de esta jugada en las Mayores, podemos ver que sucedió por primera vez el 2 de agosto de 1881 cuando el jardinero izquierdo Abner Dalrymple, hombre de poder del Chicago White Stockings, dirigidos por Cap Anson, ahora Cubs o Cachorros, se enfrentaron a los Bisontes de Búfalo del manager-antesalista Jim O´Rourke, el que ordenó pasar a Dalrymple. Era la octava entrada, los Bisontes iban debajo 5-0 en el marcador. Fred Goldsmith, Silver Flint y Joe Quest del Chicago conectaron sencillos para llenar las bases, por lo que el derecho Jack Linch optó por pasar a Dalrymple, con lo cual entró una carrera gratis y de caballito. Ese juego finalmente fue victoria del Chicago, líder y campeón de la justa, 11-2, sobre los Bisontes, ocupantes del segundo lugar.

La segunda ocasión tuvo lugar el 23 de mayo de 1901, juego entre los Medias Blancas de Chicago contra los Atléticos de Filadelfia. El marcador iba 11-7 en la novena entrada y el bateador era el temible Nap Lajoie con las bases llenas y sin out. El manager Clark Griffith, gerente y propietario en el futuro de los Senadores de Washington, decidió entrar a lanzar y le dio cuatro malas intencionalmente a Lajoie, entró una carrera, pero a continuación Griffith obligó a los peligrosos Socks Seybold, Harry Davis y finalmente a Morgan Murphy a roletear por el cuadro, entró otra, pero los Medias Blancas se alzaron con el triunfo 11-9.

En 1928, 1929 y 1944 fueron transferidos intencionalmente con las bases llenas tres peloteros. En el primer caso fue el inicialista Del Bissonette de los Dodgers, en juego que concluyó 2-1 a favor de los Gigantes. La única de los Dodgers fue por orden dada de IBB por parte del legendario John McGraw en el final de la novena entrada, lanzaba Larry Benton. Fue arriesgado, pero finalmente los Gigantes se llevaron la sonrisa. En 1929 la jugada ocurrió con el peligroso Mel Ott, el juego ya estaba ganado por los Gigantes contra los Filis, pero Chuck Klein del Filadelfia se había situado como líder en jonrones en ese juego, por lo que cuando compareció Mel Ott con las bases llenas, el manager Burt Shotton ordenó la transferencia y así evitar jonrón de Ott que pusiera en riesgo el liderato de Klein. El jardinero derecho y bateador zurdo Bill Nicholson fue el protagonista de lo ocurrido el domingo 23 de julio de 1944 cuando se enfrentaban los Gigantes contra los Cachorros en el segundo partido de un doble juego. El primer partido terminó con victoria de 7-4 para los Cachorros, en el que Nicholson disparó 3 jonrones. En el segundo los Gigantes iban delante 10-7. En la octava entrada se llenaron las almohadillas de Cachorros y sin out, el manager de los Gigantes, Mel Ott, dio la orden de pasar a Nicholson, el que ya había conectado 4 cuadrangulares ese día. La jugada fue fallida por completo, ya que los Cachorros aprovecharon para empatar el desafío a 10 en esa entrada. En la parte baja del octavo los Gigantes anotaron 2 y se llevaron el triunfo no sin antes haber pasado su susto.

Mel Ott

La jugada si le funcionó al manager Buck Showalter del Arizona en juego del 28 de mayo de 1998 contra los Gigantes de San Francisco, quienes llenaron las bases en el noveno y al bate el peligrosísimo Barry Bonds. Lanzaba el derecho Gregg Olson, quien recibió la orden de IBB por Showalter. Más arriesgado no pudo ser, el juego iba 8-6 a favor de los Cascabeles, por lo que, al darle base a Bonds, se situaba el empate en tercera y la decisiva en segunda. Por suerte, el receptor Brent Mayne conectó línea de out para terminar el partido.

El siguiente y último de la MLB en este relato tuvo a Joe Maddon igualmente de protagonista, entonces manager del Tampa Bay. Era el 17 de agosto de 2008, juego entre Vigilantes y Tampa, novena entrada, juego 7-2 a favor del Tampa, bases llenas de Vigilantes y al bate otro peligroso, Josh Hamilton, lanzando el derecho australiano Grant Balfour. Orden de Maddon de transferir a Hamilton, entró una, pero el bateador siguiente se convertía en la carrera potencial para la victoria. Esta vez la jugada funcionó, los Vigilantes solo anotaron 2 en esa entrada, por lo que el Tampa se llevó la victoria 7-4.   

En el béisbol mexicano ocurrió el 10 de agosto de 1951 en juego entre los Azules del Veracruz y los Tuneros de San Luis Potosí. Lo curioso fue que la orden fue dada por el dueño de los Azules, el siempre caprichoso Jorge Pasquel, quien le pasó por encima a su manager, Ángel Castro.  En la octava entrada los Azules iban con ventaja de 8-1, pero Rufus Lewis, el abridor del Veracruz flaqueó, por lo que en su lugar entró el relevista cubano Juan “Bibi” Crespo, mientras que el estelar Ramón Bragaña estaba en la receptoría del equipo. Al bate el cubano René González, el jonronero de la liga mexicana en ese entonces. Pasquel dio la orden a Ángel Abreu de IBB, quien habló con Bragaña, el cubano dijo que eso no se hacía con las bases llenas, pero fue convencido cuando le dijeron que era el que pagaba quien ordenó la jugada. Entró una carrera, a continuación, otra más por boleto, pero vino una jugada de doble matanza y ahí terminó el peligro. En el noveno, el cubano Humberto Barbón despachó jonrón de dos carreras por los Tuneros, pero, así y todo, los Azules se alzaron con el triunfo 8-5. Lo interesante de este juego es la cantidad de cubanos involucrados en la jugada.   

Nadie puede decir que esta movida no sea útil, pero la realidad indica que no siempre se sale tan ileso con esa decisión. Maddon quedará para la historia como el manager que más veces ha ordenado este tipo de jugada y Mel Ott como el involucrado primero como jugador y luego como manager.

Fuentes

Anon.2015.Base por bolas intencional con casa llena. MiLB.com, 2 marzo. https://www.milb.com/news/gcs-110900954

Anon. 2022. Intentional base on balls. Wikipedia.org., 16 abril. https://en.wikipedia.org/wiki/Intentional_base_on_balls

Bollinger B. & Kennedy Landry. 2022. Maddon intentionally walks Seager … with the bases loaded?! MLB.com, 16 abril. https://www.mlb.com/news/joe-maddon-intentional-walk-corey-seager-bases-loaded

Lombardí S. 2005. 1st Inning Post-Season Intentional Walks. https://www.baseball-reference.com/blog/archives/15634.html

16 abril de 2022

Relevos de pitchers lanzando juegos de 0 hits 0 carreras

Nunca sabes cuándo vas a lanzar un juego de 0 hits
o si alguna vez tendrás la oportunidad de hacerlo. Cuando llega
la novena entrada queda la incógnita de si es tu noche o
solo un juego completo.”Jon Lester (lanzador zurdo ya retirado)

Los “villanos” de la película y sujetos importantes de este artículo son los managers de los Dodgers, Dave Roberts, y Bob Melvin de los Padres. Ambos tuvieron la osadía de relevar a sus pitchers lanzando juegos de no-no. En el caso de los Dodgers, Roberts relevó al zurdo Clayton Kershaw concluida la sétima entrada cuando lanzaba juego perfecto contra los Mellizos de Minnesota. Ocurrió el 13 de abril de 2022 y después de visto el juego condensado, se puede afirmar que Kershaw estaba que cortaba y como si estuviera lanzando con la eficacia de hace unas tres temporadas. El lanzador oriundo de Texas terminó el sétimo inning con 13 ponches y un total de 80 lanzamientos, pero Dave Roberts lo relevó.

La justificación dada era para poderlo preservar y que no se lesionara. En opinión de este aficionado, pifió realmente. Es cierto que ya Kershaw tenía un no-no logrado contra los Rockies el 18 de junio de 2014, partido en que el serpentinero repartió 15 ponches y perdió el perfecto por un error, pero es que un no-no perfecto no se logra todos los días y es una hazaña para cualquier lanzador. Se podría haber estado más de acuerdo de relevarlo una vez otorgara un boleto o propinara un pelotazo, con lo cual el perfecto se perdería. Kershaw se veía bien, fuerte y con un control estupendo.

Unos días antes, el 8 de abril de 2022, el zurdo Sean Manaea lanzaba por los Padres contra el Arizona y concluida la séptima entrada, solo un hombre, Daulton Varsho, le había llegado a primera por base por bolas en el segundo episodio. Manaea había ponchado a siete bateadores y lanzado 88 bolas a home, 66 de ellas strikes. Melvin entendió que era mucho lo que había lanzado y le aplicó la grúa al serpentinero recién llegado de los Atléticos, donde igualmente Melvin había sido su manager hasta la pasada temporada. No sé hasta que punto se justifique ese relevo. Manaea había lanzado un no-no contra los Medias Rojas el 21 de abril de 2018.

No es primera vez que sucede. Uno de los que gustaba hacer ese movimiento fue el cubano Preston Gómez, de quién ya hablamos anteriormente (Romero, 2016). El 21 de julio de 1970, lanzaba Clay Kirby por los Padres un no-no, mientras que el 4 de setiembre de 1974, lanzaba Don Wilson por los Astros. En ambas ocasiones, el cubano sustituyó a esos dos lanzadores por bateadores emergentes en la octava entrada, y los dos juegos fueron perdidos por esos equipos, aparte que a los lanzadores en cuestión se les privó de la oportunidad de anotarse un cero hit, cero carreras. El primer juego los Padres lo perdieron 3-0 con los Mets, mientras que el de Wilson significaba su posible tercer no-no en las Mayores, y los Astros terminaron derrotados por los rojos de Cincinnati. A Preston le preguntaron en ambos casos y él declaró que él jugaba a ganar y no con los fanáticos. ¿Creen que eso es una justificación?

Se entiende que un manager conoce del estado físico de sus peloteros, a la vez debe saber cuándo realizar un cambio de un lanzador. Relevar a uno que está lanzando un no-no es algo delicado, se trata de un logro que no todos los días se dan, por lo que alguna tolerancia se debe tener siempre que sea compatible con la salud del lanzador.

Fuentes

Anon. 2022. Every pitcher to be removed during a no-hitter. MLB.com, 14 abril. https://www.mlb.com/news/pitchers-removed-during-a-no-hitter.

Romero E. 2016. La figura de Preston Gómez en la pelota profesional, primer manager cubano en Grandes Ligas. Deportescineyotros.com, 27 agosto. https://deportescineyotros.com/2016/08/27/la-figura-de-preston-gomez-en-la-pelota-profesional-primer-manager-cubano-en-grandes-ligas/

15 abril de 2022

Roki Sasaki y su hazaña de lanzar un juego perfecto

Cuando todo concluyó, me sentí muy feliz, era como querer gritar.”
Don Larsen, una vez terminó su juego perfecto en 1956

Roki Sasaki

Por Esteban Romero

Lanzar un juego de 0 hits, 0 carreras no es nada fácil, ya que el lanzador tiene poco margen para la equivocación, mientras que su equipo a la defensiva debe tratar de hacerlo lo mejor posible. El juego de no-no admite hombres que lleguen a las bases por boletos, pelotazos o errores.

Si bien el no-no es difícil, ¿Qué diríamos del juego perfecto? el partido en que el lanzador y su defensiva no se pueden equivocar al no permitir bateador rival que llegue a la inicial. Los árbitros deben igualmente comportarse a la altura, sobre todo el de home a la hora de los conteos. Era un niño cuando sufrí viendo por la TV cubana de entonces a Don Larsen de los Yankees lanzar un no-no perfecto a los Dodgers en 1956. Sufría como fan de los Dodgers. Aún recuerdo el batazo de Gil Hodges, el que puso a Mantle a correr en bicicleta para llegarle y realmente salvarle el no-no perfecto a Larsen. Mantle desde su tumba me dice que el leñazo del inicialista del Brooklyn sucedió en la quinta entrada. El juego fue el lunes 8 de octubre, en plena serie mundial, en un bonito día de otoño en Nueva York. Había 64 519 espectadores en el estadio presenciando la hazaña, y el árbitro principal detrás del home fue Babe Pinelli. El perfecto de Larsen era el séptimo en la historia de la MLB y el primero en Series Mundiales.

Había llovido mucho desde que se lanzó el primer no-no perfecto en los circuitos mayores del béisbol. El zurdo Lee Richmond del Worcester Ruby Legs lanzó el primero el 12 de junio de 1880 contra el Cleveland Blues, partido que concluyó 1-0. De allá hacia acá ya se han lanzado 23 juegos perfectos en las Mayores.

Sin embargo, no es propósito aquí hacer mucha historia al respecto, sino de resaltar la hazaña lograda por el derecho nipón Roki Sasaki, de los Marinos Chiba Lotte de la Liga del Pacífico del Béisbol Profesional de Japón, hombre nacido el 3 noviembre de 2001 en la ciudad de Rikuzentaka, Prefectura de Iwate, el que lanzó un no-no perfecto contra los Búfalos Orix el 10 abril de 2022.  

Lo novedoso de este juego perfecto es que Sasaki, conocido como el Monstruo de Reiwa, ponchó a 19 bateadores rivales, una cifra extremadamente alta y jamás lograda por lanzador de la MLB hasta la fecha.

Si comparamos el logro de Sasaki con los serpentineros de la MLB, vemos que quiénes más se acercan en ponches en juego perfecto son:

–          El zurdo Sandy Koufax, el 9 de setiembre de 1965, con 14 ponches propinados a los Cachorros, 3 de ellos al peligroso Ernie Banks, partido que concluyó 1-0.

–          El derecho Matt Cain de los Gigantes de San Francisco lanzó perfecto contra los Astros Houston, el 13 junio de 2012, con 14 ponches igualmente. El partido concluyó 10-0.

–          El zurdo Randy Johnson del Arizona, el 18 de mayo de 2004, contra los Bravos de Atlanta, propinó 13 ponches, 3 de ellos contra el eficiente bateador Chipper Jones. El juego finalizó 2-0.

–          El derecho Roy Halladay de los Filis, el 29 de mayo de 2010 contra los Marlins, ponchó a 11 bateadores. El juego concluyó 1-0.

El otro aspecto sobresaliente del pitcheo de Sasaki fue que necesitó 105 lanzamientos para lograr su hazaña, una cifra normal cuando se lanza bien un juego de nueve entradas. El serpentinero con menor número de lanzamientos para lograr no-no perfecto en las Mayores es el derecho Addie Joss del Cleveland Naps, con 74, en partido contra los Medias Blancas de Chicago el 2 de octubre de 1908. Por coincidencia, ese fue el segundo juego perfecto en la Liga Americana. El primer no-no perfecto en esa Liga lo había tirado el derecho Cy Young del Boston Americans el 5 de mayo de 1904 contra los Atléticos de Filadelfia. El lanzador que más pitcheos realizó para su no-no perfecto fue el mismo Matt Cain, con 125.

Sasaki no es tampoco el lanzador más joven que haya lanzado un juego perfecto. El nipón tenía 20 años y 158 días en la fecha de su hazaña. John Montgomery Ward (Monte Ward) del Providence Grays tenía 20 años y 105 días el 17 de junio de 1880 cuando lanzó su juego perfecto contra los Bisontes de Búfalo.

Fuera del ámbito de la pelota de la MLB y de las Mayores japonesas, vemos que el derecho cubano Maels Rodríguez logró un no-no perfecto el 22 de diciembre de 1999 lanzando contra el equipo de las Tunas en el parque “José Antonio Huelga” de Sancti Spíritus. Ese día el cubano tenía 20 años y 68 días de nacido.

Así y todo, la hazaña de Sasaki es notable, lanzar un juego tan difícil y ponchar a 19 bateadores rivales, con una cifra normal de lanzamientos, a la edad de 20 años, es algo que solo pitchers con extraordinaria capacidad pueden lograrlo.

Sasaki debutó en las Mayores de Japón en 2021, ponchó a 68 bateadores en algo más de 63 entradas lanzadas, y su PCL fue de 2,37. Si no pasa nada extraño, alguna lesión más que todo, podemos estar seguro que Sasaki lanzará en la MLB y será seguramente, como otros peloteros nipones, una verdadera atracción.

Había terminado el párrafo anterior y con él el presente artículo cuando leo que una semana después de su hazaña, el domingo 17 abril de 2022, Sasaki lanzó 8 innings perfectos contra el Hokkaido Nippon Ham Fighters, juego en el que ponchó a 14 bateadores rivales. Sasaki fue relevado por haber tirado 104 lanzamientos y así proteger su brazo. Su equipo, los Marinos, perdieron 1-0 en 10 entradas. No obstante, el lanzador nipón ha tejido una cadena de 17 entradas perfectas consecutivamente, una verdadera hazaña en cualquier béisbol. La pregunta que uno se hace es si podrá continuar con esta cadena de ceros perfectos, estaremos atentos, por supuesto.   

Fuentes

Anon. s/a. Juego Perfecto: Qué es, datos, el de la Serie Mundial y la película. https://www.septimaentrada.com/beisbol/que-es-un-juego-perfecto-serie-mundial-pelicula

Baseball-almanac.com

Baseball-reference.com

Guerra Díaz R. 2013. El único juego perfecto de las Series Nacionales Cubanas. Cultura Cuba, 12 julio. http://blogs.monografias.com/cultura-cuba/2013/07/12/el-unico-juego-perfecto-de-las-series-nacionales-cubanas/

Mantle M. & Pepe Ph. 1991. 1956, my favorite summer. Bantam Doubleday Dell Publishing.Doubleday. 246 p.

12 abril de 2022 y revisado el 19 abril de 2022

El conjunto del Cienfuegos en las Ligas de Béisbol Amateur

Puedes construir sobre el éxito de ayer o poner
tus fracasos en el pasado y empezar de nuevo.”
Bob Feller (otrora estelar lanzador en la MLB)

Por Esteban Romero

Cienfuegos campeón 1941

El Cienfuegos apareció en varias temporadas de la Liga Nacional Amateur e igualmente en la Liga Federal Universitaria en la pelota anterior a 1962.  El color del uniforme del equipo, en las tres primeras décadas del siglo XX, era el rojo.

Inicialmente se les conoció como Federales de Heredia y comenzó a destacarse a partir de 1919 hasta que se coronó campeón en la temporada de 1920 aventajando a los equipos de Sagua la Grande, Fortuna, Atlético de Cuba, Aduana y el Deportivo de Matanzas.

Entre 1919 y 1921 la nómina regular del equipo era integrada por el receptor C. Galeto, A. Lino Hernández 1B, L. García 2B, Rafael Gandulla 3B, M. Bermúdez SS-CF, C. Morini SS. Los jardineros fueron E. Machado OF-3B, J. Morini LF, José Dibut LF-1B-2B, Carlos Manuel García CF, R. Pérez RF y J. Iser. El camarero L. García fue el campeón de bateo en 1920 al promediar .409

Su lanzador principal fue Pedro Esquivel, derecho del cual el Recluta de la revista Carteles hablara encomiásticamente ya en 1919. Según el comentarista, Esquivel tenía la virtud de reunir entre sus facultades, la de poseer un excelente control, sobre todo su curva, un buen cambio de velocidad, una bola rápida apropiada para combinar con los dos primeros lanzamientos, mucha inteligencia y una paciencia en el montículo que le ayudaba a resolver las situaciones de riesgo que se presentaban cuando lanzaba.

Pedro Esquivel

He visto el nombre del lanzador Pedro Dibut mencionado en este equipo, pero puede haber alguna confusión al respecto, ya que el estelar serpentinero lanzaba en 1917 en la profesional cubana con el Red Sox de Miguel Ángel González, en 1918-19 lo hizo para el Habana del mismo Miguel Ángel. Luego hay una pausa hasta 1923 cuando juega con el Cuban West Stars y con los Leopardos de Santa Clara en 1923-24.  La prensa de 1920 y 1921 hablaba del derecho Pedro Esquivel como as principal del conjunto cienfueguero. Dibut era profesional desde 1917.

El manager victorioso de este equipo fue C. Esquivel, ignoro si es pariente de Pedro Esquivel, es probable, quien en 1921 comenzó a alternar funciones de dirección con el conocido Alfredo “Pájaro” Cabrera. En esta temporada, Cienfuegos salió en punta al ganar sus dos primeros desafíos, uno de ellos sobre el Fortuna, pero luego no pudo mantener su nivel de juego y cayó a la tercera posición con promedio de .500 (8-8) superado por el campeón Fortuna (15-3) y el Atlético Cuba (10-6). De sus peloteros, el más destacado fue el jardinero E. Machado, el que promedió ofensivamente para .419, solo superado por el líder de los bateadores, Francisco Espiñeira (.436) del Atlético de Cuba. El hermano de Machado, F. Machado, compartió faenas como lanzador con el estelar Esquivel, al que no le fue muy bien en esta temporada.

Hubo cambios en la nómina del equipo en 1922 cuando solo jugó en la zona Este de la Liga enfrentado al Deportivo de Cárdenas. El receptor esta vez fue el otrora antesalista M. Bermúdez, con A. Cortés 1B-LF, A. Lino Hernández 1B, L. García 2B, José Dibut 3B (P), C. Morini SS. En los jardines estaban R. Pérez LF, Carlos Manuel García CF y L. Esquivel Jr. RF. Los serpentineros fueron Pedro Esquivel, el conocido Genaro Melero, y otro lanzador de apellido Cabral. Me llama la atención de que, en una síntesis biográfica de Melero (¿de Chambas o Jatibonico?) no aparece nada de su juego con este equipo en 1922.

Cienfuegos no tuvo dificultad en vencer al Cárdenas ganando 4 de 6 juegos, por lo que se vio obligado a enfrentar al campeón Oeste, el Fortuna, en serie de 3 juegos, que ya se citó anteriormente en este blog (Romero 2022). Fortuna ganó el primer juego el 17 de setiembre, Cienfuegos empató en juego del día 22 y finalmente Fortuna ganó el decisivo con anotación de 4-3 en once entradas. La carrera de la victoria anotada por Silvino Ruíz e impulsada por el receptor-manager Alfonso Peña.

Cienfuegos no participó en la justa de la Liga Nacional Amateur en 1923, y regresó para jugar en la contienda de 1924 de la recién inaugurada Liga Federal Amateur o Universitaria, cuya nómina vino algo más reforzada con M. Bermúdez en la receptoría, A. Cortés 1B-C, Mario González 2B, L. García 2B, José Dibut 1B-3B, Rafael Gandulla SS, L. Esquivel Jr. En los jardines R. Pérez LF, Carlos Manuel García CF, José Oteiza RF (2B), H. León RF. Los lanzadores fueron P. Medina (RF), J. Cabrales, G. Oteiza y Pedro Esquivel (CF). Se nota la presencia de los Oteiza, que habían jugado anteriormente para el Fortuna.

Este equipo salió a ganar nuevamente y así lo logró. Terminó con balance de 13-3 (.813) aventajando al Liceo Regla (11-3, .786) y al Liceo Bejucal (12-4, .750). Su mejor bateador fue L. Esquivel Jr., el que promedió .429 y fue el cuarto mejor bateador de este torneo.

El Cienfuegos no pudo participar en la contienda de la Liga Federal de 1924 debido a problemas de recursos, sobre todo para su traslado a los juegos en la Habana. Carlos Manuel García y el lanzador Pedro Esquivel lanzaron para el Regla en 1925.

El retorno de este conjunto a la liga amateur ocurrió en 1938. La llamada Casa Stany, un negocio de ropas en Cienfuegos, patrocinaba a su equipo, en el que jugaban algunas figuras que se destacarían en el futuro, pero el empuje para jugar en la Liga Nacional Amateur, no tengo duda en afirmarlo, se debió a la entrada en el equipo de Conrado Marrero, hombre proveniente de la finca de Laberinto no muy lejos de Sagua la Grande.

El equipo de Casa Stany se vio forzado a cambiar su nombre comercial por el de Cienfuegos Stany Sport y luego por Cienfuegos Sport Club. Su nómina en 1938 estaba integrada por los receptores Carlos Julio Trujillo, A. Ramos y J.J. González, con Anselmo Fleitas 1B-C-RF, Félix Cortés 1B, Juan Yero 2B, Rafael Roses 3B, Ángel Fleitas SS y R, Reeds SS. Los jardineros fueron Alberto Fábregas LF-3B-C, los hermanos Carlos “Charles” Pérez CF, David “Caballero” Pérez RF (z), y Tomás Delgado (z). El cuerpo de lanzadores venía encabezado por Marrero, además de Dimas Figueredo, F. Escalante (1B), L. Varona y A. Sust. La dirección estaba a cargo de Pepín Pérez.

Si bien en las versiones del Cienfuegos de los años 20 predominaron los Esquivel, en esta nueva, a partir de 1938, estuvieron los hermanos Yero, Charles y David Pérez, y los Fleitas, Anselmo y Ángel, ya que Andrés había pasado a jugar con el Hershey.

Esa temporada de 1938 fue ganada por el Hershey de Joaquín Viego, mientras que el Cienfuegos terminó en la quinta plaza (13-9, .591). Marrero tuvo record de 10-7, incluido no hit no run sobre la Universidad el 11 de setiembre. El retorno fue igualmente bueno y su performance mejoraría en las siguientes temporadas.

Un ligero cambio en la nómina en 1939 cuando E. Castro alternó como receptor con Carlos Julio Trujillo. R. Fernández reforzó los jardines ante la ausencia de David Pérez, y varios lanzadores tuvieron breves actuaciones, entre ellos R. Hernández, J. Ascanio, G. Insua (1B), C.M. Quintero, Dima Figueredo, F. Fonseca, L. Varona, pero el caballo de batalla fue nuevamente Marrero, el que tuvo registro de 13-4, lo que le permitió al Cienfuegos ocupar la segunda posición (16-6, .727) ligeramente alejado del campeón Hershey (21-3  .875).

Para la temporada de 1940, los cambios o adiciones en la nómina fueron Raúl Guimerá alternando en la inicial con Félix Cortés, Luis Insua reforzó el cuadro junto con L. Bello, David Pérez regresó al equipo, mientras que Feliciano Castro se integraba al grupo de jardineros. Los lanzadores fueron Marrero y Dima Figueredo. Esta vez el equipo tuvo una ligera caída al terminar en la tercera posición (16-8  .667) superado por el campeón  Hershey (20-5   .800) y el Fortuna (18-7   .720). Marrero ganó 15 juegos, completó 18 y logró ponchar a 117 bateadores.

Raúl Guimerá

El equipo dependía en buena medida de lo que hiciera Marrero, pero es bueno indicar que defensivamente recibió buen apoyo, sobre todo en los jardines, mientras que el bateo, sin ser nada desbordado, lograba anotar las carreras necesarias para la victoria. Usualmente Marrero ganaba con una o dos carreras de ventaja.

Conrado Marrero

1941 fue la temporada de la victoria, la que tanto pelearon desde que regresaron en 1938. El equipo estuvo dirigido por Ángel Cándido González. Feliciano Castro pasó a alternar con Trujillo en la receptoría, V. Hernández alternó en la inicial con Cortés, a la vez que Guimerá pasaba a jugar los jardines junto con Fernández, los hermanos Pérez y Tomás Delgado. Hubo un nuevo jardinero, H. Hernández. Marrero tuvo como refuerzo en el pitcheo a R. S. León, el que lanzó muy poco.

Tomás Delgado

Cienfuegos terminó con 18-6  (.750) para aventajar al Hershey (17-8  .680). La figura de Marrero fue esencial para la victoria, el que lanzó 196,1 innings, 18 juegos completos y ganados, de ellos 5 lechadas, y perdió 6, lo que quiere decir que ganó y perdió todos los juegos de su equipo. Como era de esperar, Marrero fue premiado con el MVP de la justa.

Para la temporada de 1942 no hubo cambios en la nómina de este equipo. Nuevamente Marrero disertó, el 24 de mayo lanzó su segundo no-no en la Liga Amateur, esta vez sobre el Vedado Tennis. Solo Ricardo Morales le llegó a primera por boleto. En esa temporada logró hilera de 35 escones consecutivos.

Al final de la justa, Cienfuegos terminó empatado en primer lugar con el Círculo Militar y Naval como registro de 22-5 (.815), por lo que hubo que jugar un partido extra, que cualquiera lo podía ganar. Era preferible una serie extra a ganar dos juegos, pero como estaba de por medio la V Serie Mundial de Béisbol, se decidió jugar un partido decisivo, el cual sería parte del doble juego inaugural de la justa internacional mencionada.

Cienfuegos salió a comerse al «León» con Marrero en el montículo, mientras que Isidoro León Becerra se encargaba de tirar los bultos postales por los militares. Los de la Perla del Sur marcaron 3 en el mismo primer inning, donde se combinaron imparables de Charles Pérez, Alberto Fábregas, doblete de David “Caballero” Pérez, y fly de sacrificio del inicialista Rogelio González, integrado a la nómina del Cienfuegos en ese año. Los Guardias marcaron 2 en el séptimo, pero el Cienfuegos marcó otra en el octavo. Con el marcador 4-2, la tropa militar no se amilanó y empataron con batazo algo extraviado del receptor Rogelio Valdés, mientras que el jardinero izquierdo Félix “Lenguita” Fernández empujaba a Rogelio con Texas de media libra, como lo definía el narrador-comentarista Rubén Rodríguez, pero que daba la victoria y el banderín a la tropa del capitán Evelio Miranda.

Alberto Fábregas

Marrero perdió ese juego decisivo, pero ganó 22 y perdió 5 a lo largo de la temporada, lo que quiere decir que una vez más ganó y perdió todos los juegos de su equipo, conjunto químicamente de una sola valencia en el pitcheo.

Al Cienfuegos no le fue nada bien iniciada la temporada de 1943, ya que Marrero había sido suspendido por haber jugado en Camagüey. No fue el único que se le apartó del juego por buen rato. Él mismo no negaba haber lanzado, pero todo era a cambio de una paga equivalente a una pobre dieta, si vamos al caso. Por otro lado, tuvo la autorización de la Casa Stany para jugar. No se había escondido nada, todo transparente, pero para la Unión Atlética lanzar o jugar en otras ligas o campeonatos no bendecidas por la organización era como convertirse en profesional. Es cierto que muchos peloteros lo hacían con nombres falsos, pero en el caso de Marrero no hubo nada de eso.

Rogelio González

Sin su as de pitcheo, no era mucho lo que se pudiera esperar. Cienfuegos se había reforzado en el cuadro con el estelar Derubín Jácome y añadió al jardinero M. Padilla, estaba Aurelio Yero, el que igualmente jugaba la segunda y el campo corto, pero su talón de Aquiles fue su pitcheo. Utilizó lanzadores no conocidos como M. Jaramillo, J. Alkázar, Jacinto Pérez y hasta Raúl Guimerá hizo su papel como lanzador. Marrero pudo volver al juego cuando el Cienfuegos ya había sido relegado a la segunda división. Su registro entonces fue de 7 victorias y una derrota. Su equipo alcanzó un modesto undécimo lugar en la justa cubana de béisbol amateur, considerada como la más fuerte y reñida de su época. En las postrimerías el conjunto supo vencer a los equipos de Teléfonos y Universidad para llevarse la Copa Consolación, la que se otorgaba al primer lugar de la segunda división,

Para 1944 los cambios fueron la adición del lanzador zurdo-jardinero José Nakamura, de origen nipón, y del torpedero L. Martín Laffite, el que años después jugara con la Universidad. David Pérez ya no estaba, pero su hermano Charles se mantenía en el conjunto. La antesala era defendida por J. Sánchez, mientras que la intermedia estaba H. Fernández. Fábregas jugaba en los jardines y Rogelio González en la inicial. Nuevamente el Cienfuegos fue uno de los equipos contendientes por la corona del campeonato.

Carlos «Charles» Pérez

Esa fue la temporada del Círculo de Artesanos con Julio “Jiquí” Moreno haciendo de las suyas, al ganar 26 juegos y ponchar a 319 bateadores. Se dice fácil, pero hacerlo es otra cosa. El Círculo Militar y Naval no se quedó muy atrás con Isidoro León ganando 22 juegos, mientras que el Deportivo Matanzas con su trío de lujo, Consuegra-Limonar-Catayo, quedaba empatado con el Cienfuegos en la tercera posición (21-9,  .700). Marrero ganó los 21 juegos de su equipo, incluida 7 lechadas, y perdió 8.

Esta vez el Cienfuegos tuvo buena producción ofensiva encabezada por Nakamura (.345) y el siempre eficiente Charles Pérez (.324).

José Nakamura

En la temporada de 1945, la penúltima del Cienfuegos, el equipo se presentó casi idéntico al del año anterior, e hizo tenaz oposición al trabuco, sobre todo en pitcheo, del Deportivo de Matanzas, el que se presentó con Sandalio Consuegra en plenitud de forma, al extremo de ganar 24 juegos y lanzar para PCL de 1,39. Detrás del lanzador de Potrerillo estaban Catayo González y Limonar Martínez resguardando todas esas victorias. Por su parte, Cienfuegos, el univalente en pitcheo, dependió nuevamente de su estrella Conrado Marrero, el que ganó 22 juegos, entre ellas 7 lechadas, y su tercer juego de 0 hit 0 carreras, lanzado contra el Miramar YC el 20 de agosto. En ese juego Marrero ponchó a 14 bateadores y concedió 4 bases por bolas. El PCL del Premier al final de la justa fue de 1,21.

Matanzas quedó en la cima por segunda vez en las tres últimas temporadas, esta vez con promedio de 27-4 (.871), mientras que Cienfuegos logró 25 victorias con 6 derrotas (.806). Nuevamente Charles Pérez estuvo desbordado ofensivamente al promediar para .361. Un nuevo pelotero de cuadro en el Cienfuegos, E. Barral, logró batear para .345 en 18 juegos. Otro destacado al bate fue el receptor Trujillo (.293).

1946 fue la última presentación del Cienfuegos en la Liga Amateur. En esa temporada no tenía a Marrero, el que nuevamente fue suspendido por haber lanzado en un piquete en el pueblo de Santo Domingo en juego de beneficio para la Sociedad de Color, según él mismo le manifestó al Dr. Roberto González Echevarría. Cienfuegos fue eliminado en la primera vuelta de la temporada, mientras que Marrero, a la edad de 34 años, firmaba como profesional, no le quedaba otra opción.

Como se puede apreciar, los conjuntos representativos de Cienfuegos siempre fueron competitivos en las ligas amateur. Estos podían tener peloteros de otros lares, como era el caso de Marrero, pero existía el deseo de ganar o de quedar en una digna posición. Hubo una etapa inicial cuando Pedro Esquivel fue su principal lanzador, luego vino una segunda con Marrero y otros peloteros destacados como los hermanos Pérez, Alberto Fábregas, Félix Cortés, Rogelio González y otros. Sin embargo, hay que destacar por encima de todos, la labor de Trujillo detrás del plato y recibiéndole siempre a Marrero. El receptor de referencia es, sin lugar a dudas, el que más veces le haya recibido a Marrero en su carrera. Ningún otro, ni Fermín Guerra, ni Andrés Fleitas en las filas del equipo profesional Almendares, le recibieron más a Marrero que Trujillo con el Cienfuegos en la Liga Nacional Amateur.

La labor de Marrero puede considerarse única en el béisbol amateur. Es cierto que hubo otros lanzadores destacados, pero usualmente lo hacían por espacio de 2-3 temporadas y saltaban al profesionalismo. Marrero se mantuvo por espacio de ocho temporadas, en las que acumuló 128 victorias, incluida la asombrosa cifra de 43 lechadas, con 40 derrotas. Marrero era hombre de campo y le interesaba más su finca que brincar al profesionalismo. Cuando lo hizo fue porque no le quedó más alternativa.

El Cienfuegos también aportó figuras que brillaron en selecciones Cuba a eventos internacionales. El primero de ellos fue David “Caballero” Pérez, el que integró el equipo Cuba a los IV juegos centroamericanos (Panamá, 1938). David repitió en el conjunto cubano en la II Serie Mundial (Cuba 1939), pero en esa temporada jugó para el Regimiento 7 en el torneo amateur de las Fuerzas Armadas y no para el Cienfuegos. Marrero debutó precisamente en esta II serie, repitió en la III (Cuba 1940), en la que ganó el MVP de la justa, y volvió a integrar la selección en la IV serie (Cuba, 1941), en la que también se incluyó Carlos “Charles” Pérez. Ambos peloteros repitieron en la V Serie (Habana, 1942) cuando Charles Pérez se desbordó al liderar los departamentos de hits (16), carreras anotadas (20), jonrones (2), bases robadas (4) y co-líder en triples (1). Marrero y Charles Pérez volvieron al Cuba para participar en la VII serie mundial (Venezuela, 1944).

El Cienfuegos amateur de antes de 1962 fue un conjunto victorioso, dos campeonatos y tres subcampeonatos en la Liga Nacional Amateur más un título de la Liga Federal. Deberían los actuales peloteros del Cienfuegos en Serie Nacional tomar ejemplo y convertirse en un equipo victorioso como sus antecesores. Peloteros han tenido, pero hasta ahora no han logrado banderín alguno.   

Fuentes

El Recluta. 1919. En Cienfuegos hay un pitcher. Carteles, agosto, pp. 26.

González Echevarría, Roberto. 1999. La gloria de Cuba- historia del béisbol en la isla. Editorial Colibrí, Madrid, España. 720 p.

Martínez Peraza M. 2009. Por amor a la pelota- historia del béisbol amateur cubano. Ediciones Universal, Miami, Fla., 439 p.

Nieto Fernández Severo. 2000. Conrado Marrero, el Premier. Editorial Científico-Técnica, 281 p.

Romero E. 2022. El Fortuna Sports Club en las ligas amateur de béisbol.  https://deportescineyotros.com/2022/03/16/el-fortuna-sport-club-en-las-ligas-amateur-de-beisbol/

Torres, Ángel. 1997. La leyenda del béisbol cubano: 1878-1991.  Angel Torres Publishing Company. 308 p.

La sección deportiva del Diario de la Marina de 1919 a 1940, de Bohemia de 1940-1946, Carteles 1919-23, y archivos personales del autor.

23 marzo de 2022