Albarracín, uno de los pueblos más bellos de España

La ciudad que lanza a las alturas su increíble perfil alucinado
José Ortega y Gasset

Por Ricardo Labrada

El título de esta narración no es de propiedad del autor, pero sí de muchos turistas que han pasado por España y han tenido la oportunidad de visitar a Albarracín, pueblo situado a una altura superior a los 1100 m, en la sierra homónima, por el cual atraviesa el río Guadalaviar.

El lugar, como es de suponer, estuvo ocupado por romanos, entonces la llamaban Lobetum, pueblo constituido por pastores y agricultores. Posteriormente estuvieron los visigodos hasta el 711 cuando comenzó la ocupación musulmana de la península ibérica. En el siglo XI se asentó un clan bereber, los Banu Razín, el que estableció la dinastía de la taifa de Albarracín, nombre que se deriva de al-Banu-Razín, la ciudad de los hijos de Razín. 

Como en muchos lugares de España, las edificaciones más antiguas son de la época de la ocupación musulmana, en este caso las altas murallas y la famosa torre del Andador, alcazaba que se divisa en lo alto de la ciudad.

Murallas y Torre del Andador

La ciudad es pequeña, su población es de alrededor de 1000 habitantes, pero sus calles empedradas y casas muy originales le conceden al lugar una belleza muy particular.

Hicimos el viaje en coche desde Valencia, para lo cual tomamos la autovía A-23, la misma que lo lleva uno, primero a Teruel y de ahí a Zaragoza. Un poco más de 20 km pasado Teruel se llega a la vía secundaria A-1512, donde hay que bajar la velocidad, ya que la vía comienza elevarse y sus curvas forman perfectas S. Este tramo es lento y se debe conducir con cuidado para evitar accidentes.

A la llegada a Albarracín enseguida uno ve el río y un aparcamiento grande, donde las 24 horas completas cuestan 4 euros, pero no sabíamos que había otro gratuito pasando la Ermita San Juan. Ya habíamos aparcado y pagado, así que ya lo sabemos si hay una próxima vez.

Río Guadalaviar

De ahí a caminar, inicialmente en ascenso, luego se alternan alturas y superficies algo planas. Lo más bello de Albarracín son sus calles, muchas escalonadas, y sus casas. Una de las primeras viviendas con que nos tropezamos fue la llamada casa azul, la que tiene que ver con el amor de un joven de la ciudad con una andaluza, la que sintió nostalgia de su tierra, por lo que el enamorado se decidió a dar color azul añil a las paredes de la casona en la que vivirían. Así ella recordaría el color de su tierra, a su vez, dejó un enorme espacio interno para patio. Él quería que su amada se sintiera como en Andalucía.

Dando vueltas fuimos a parar la plaza Mayor, donde está ubicado el Ayuntamiento, desde el cual hay un balcón con una excelente vista de la parte baja de Albarracín. Después de caminar aquí y allá, llegamos a la casa de la Julianeta muy próxima al Portal de la Molina. Esa vivienda, propiedad de Julianeta, es algo muy original en su diseño, tal parece que una pared de la misma le caerá a alguien, pero ahí está desde el siglo XIV.

Luego pasamos por la catedral del Salvador de Albarracín, edificación construida a finales del siglo XVI, que actualmente sirve de Museo Diocesano. La catedral tiene un campanario. No muy lejos de allí está otra iglesia católica, la llamada parroquia de Santa María y Santiago, la que su construcción es del siglo XV, ya que el templo anterior en el lugar había sufrido incendio.

Parroquia de Santa María y Santiago
Ermita San Juan

Para llegar a una parte del Castillo o Alcázar de Albarracín, construido durante la ocupación árabe sobre un peñasco, tuvimos que subir por unos escalones nada seguros. Como nuestra edad no nos permite acrobacias como en el pasado, llegamos a un punto y de ahí no pasamos. Diría que nos fue más difícil bajar que subir. En cuanto a las Murallas y la Torre del Andador, todo se limitó a verlo de lejos por las razones ya expuestas.

El paseo en el lugar es placentero, pero aconsejo que lo hagan en épocas estivales, ya que las temperaturas de esta altura pintan a nieve en la estación de invierno. Su vecino Teruel, algo más bajo en altura, tiene fama de ser muy frío fuera del verano.

Este pueblo me hizo recordar alguna similitud con otros pueblos pequeños de Italia, donde existen construcciones medievales y las costumbres también guardan cierto parecido, sobre todo en los alimentos, algunos de origen animal de la zona. El escabeche de ciervo que ingerí en el almuerzo estaba exquisito y mejor aún acompañado de una copa de un buen vino tinto.      

8 julio de 2022

“Un hombre y una mujer (1966)”, film viejo con belleza perdurable

Amor no es mirarse el uno al otro, sino más
bien mirar ambos en la misma dirección.”
Antoine de Saint-Exupéry (escritor y aviador francés)

Por Esteban Hernández

Dicen los que conocen detalles del cine que el director francés Claude Lelouch estaba atravesando una crisis personal económica cuando se decidió a la realización del romance de referencia, en el cual utilizó una cámara sencilla para la toma de muchas escenas. A falta de dinero, no podía darse el lujo de disponer de todos los equipos modernos existentes ya en aquella época. Sin embargo, el film logró éxitos con su montaje y banda sonora del compositor francés Francis Lai. Algunas escenas parecen como cuadros de pintura, sobre todo aquellas del hombre que se pasea continuamente con su perro por la playa. Buena parte del filme ocurre en la ciudad Deauville en Normandía, la que Lelouch no trató de filmar mucho, excepto su puerto y playa.

La protagonista femenina, a pesar de ser aún joven en aquella época, era una veterana en filmes de amor. Se trata de Anouk Aimée que, en 1949 fue la Julieta de “Los amantes de Verona” del director André Cayatte, ocho años después tuvo una importante actuación junto a Gérard Philipe en “Los amantes de Montparnasse” del director Jacques Becquer, en 1960 fue la Maddalena de “La Dolce Vita” de Fellini, con escenas junto al eficiente Marcello Mastroianni, y en 1961 protagonizó el drama-romance “Lola” del cineasta Jacques Demy.

El protagonista masculino escogido fue el ya entonces reconocido Jean-Louis Trintignant, que falleciera el 17 de junio de 2022, que fuera interprete principal del atrevido film “Y Dios creó a la mujer (1956)” del director Roger Vadim y en la que Brigitte Bardot muestra algunos de sus encantos. Se sabe que Trintignant tuvo relaciones con la BB.  Luego en Italia protagonizó el drama-romance“Verano Violento(1959)” de Valerio Zurlini con Eleonora Rossi Drago como compañera de escena. También fue parte del reparto de una versión de “Las relaciones peligrosas (1959)” de Vadim, donde los protagonistas fueron Gérard Philipe y Jeanne Moreau. Aparte de ser actor de cine, era una especie de Paul Newman francés, ya que era también piloto de automovilismo. Realmente el actor más apropiado para protagonizar este filme, ya que la trama incluye la historia de un corredor de autos.

Como ya dije se trata de un romance, cualquiera podrá decir que de este género cintas en el cine se sobran, es cierto, pero veamos algo de su trama. Las coincidencias existen en este mundo, muchas personas divorciadas o viudas suelen encontrarse en un momento de sus vidas, si la química funciona, ambas partes terminan uniéndose. Suele suceder cuando los intereses son comunes y se busca una estabilidad, probablemente perdida en la relación anterior por la razón que sea. La empatía es una cosa, pero cuando se llega a la cama es otra, el sentimiento se materializa y las sensaciones pueden ser nuevas o recuerdos de algo anterior.

Es probable que los hombres sean más mutables en sus sentimientos que las mujeres, las que suelen ser más fieles a sus recuerdos y a sus primeros pasos en el amor. Podrá parecer una nimiedad esta característica de las mujeres, pero no lo es. Su fidelidad es algo natural y el mérito de la peli radica en significarlo. Los momentos otrora vividos no son olvidados fácilmente y pueden revivirse tan pronto surja algo que se parezca a lo ocurrido.

Invito a los amantes del cine a ver este filme, el cual transcurre de forma tranquila, no hay violencia, sí diálogos de dos personas con su pasado, atracción, amor presente y pretérito, y un deseo de lograr la felicidad. La banda sonora es original y bella igualmente, las imágenes y su montaje son muy aceptables.  

La película ganó OSCAR como mejor film extranjero, como mejor guion y montaje, así como nominaciones como mejor actriz para Anouk Aimée y para Claude Lelouch como mejor director. Anouk y el film se llevaron premios Globo de Oro, y Lelouch volvió a ser nominado como mejor director.

2 julio de 2022

Viajando por España: la isla Tabarca

La isla de los poetas.”
Salvador Rueda (poeta andaluz)

Por Ricardo Labrada

Ni idea tenía de la existencia de una islita en medio del Mediterráneo y muy próxima a la costa de la ciudad de Alicante, tan solo 22 kilómetros de distancia. Salió un anuncio por la TV sobre la islita y pregunté a mis hijas, las que ya la habían visitado. ¿Cómo es posible que uno viviendo en la Comunidad Valenciana se le escape ese detalle?

Estamos en verano, busqué la isla en el mapa, efectivamente, había que ir a Santa Pola, ¿dónde queda esa Pola? No estaba claro si antes o después de Alicante. Mejor ir allá y averiguarlo. Salimos temprano en la mañana y tomamos la ruta de la AP 7, antigua autopista de peaje, ahora gratis, veremos hasta cuándo. Me imaginaba que el final del trayecto sería antes de Benidorm, muy equivocado estaba, llegamos a Alicante y ahí nos metimos en una circunvalación hasta que al fin vimos el letrero de Santa Pola.

Embarcadero en Santa Pola

Llegamos al embarcadero del lugar, bastante grande, por cierto, enseguida aparecen los promotores de viaje del lugar a la islita. El viaje de ida y vuelta cuesta 10 euros por persona, el trayecto es de 8 kilómetros desde allí a Tabarca, lo que conlleva estar a bordo entre 20-25 minutos.

Realmente pequeña la isla, la que también se le conoce como Nueva Tabarca o Isla Plan. La superficie es de escasamente 0,3 km2, en realidad nada, y su población, según censo de 2019, un total de 59 habitantes.

Asombrosamente allí todo está recogido, hay una playa de piedra, con un tramito de arena, pero los turistas gustan de ir a las partes rocosas, donde el agua es transparente. Para bañarse allí lo aconsejable es llevar zapatillas de baño y no sandalias, así uno puede caminar por encima de las piedras y no resbalar.

La isla tiene su historia desde la época de los romanos, luego por ahí pasaron genoveses, norafricanos. Allí uno encontrará la torre de St Josep o Castillo de Tabarca, torre militar construida en 1790. Basta con verla de lejos en la altura, ya que está cerrada.

Al atravesar el pueblo, uno encuentra su Plaza Mayor y caminando sin desvío se va a parar a la llamada Punta Falcón. Por la parte derecha de esa travesía uno encuentra la única iglesia de la isla, llamada San Pedro y San Pablo, construida a finales del siglo XVIII. Si caminamos por un paseo que tiene la iglesia en su parte posterior saldremos a la llamada Puerta de Levante.  

En Tabarca se sobran los restaurantes, cafeterías y quioscos de venta de suvenires. El que vaya allí lo más aconsejable es que coma pescado o marisco. El emperador que allí comimos era de muy buena calidad.

Como no fuimos realmente con idea de baño en el mar, el paseo duró hasta el almuerzo, luego regresamos al puerto para tomar la nave que nos condujo de vuelta a Santa Pola.

2 julio de 2022

“La mujer marcada (1937)”, el proxenetismo apoyado por la mafia

Lo so bene (lo sé bien)
Lema de la mafia

Por Esteban Hernández

En el cine clásico, o sea el de hace varias décadas, uno puede hallar películas interesantes realizadas con medios modestos y sin necesidad de efecto especiales. El título en cuestión es el caso, película de crimen dirigida por Lloyd Bacon y guion principal de Robert Rossen, que contó con el protagonismo de dos grandes de la pantalla de todos los tiempos, Bette Davis y Humphrey Bogart.

Este filme fue la cuarta vez que este dúo actuó junto. Ambos colaboraron en un total de siete películas, donde a Bogart le tocó el papel de villano o de hombre poco bondadoso en cuatro ocasiones.

El drama-film de crimen objeto de análisis presenta una trama actual para su época cuando los elementos de la mafia, aquellos que llegaron a dominar en las grandes ciudades de EE.UU., controlaban el tráfico de la bebida, eran dueños de los grandes sitios de ocio de los millonarios y manejaban el proxenetismo, lo que es igual a controlar la prostitución. La droga se fue abriendo con el tiempo, pero no en esa época.

Bacon trató de reflejar la omnipotencia de un zar mafioso y cómo imponía su voluntad sin temor alguno a ser castigado. Probablemente no haya querido entrar en detalles de los manejos y de la colaboración que podría tener ese kapo con otros políticos, sean representantes o senadores, ya que nadie puede llegar tan lejos de por sí solo, necesita apoyos para poder hacer y deshacer. Era una colaboración muy útil para ambas partes, la mafia hacía y deshacía, a la vez que garantizaba los votos para los políticos en promoción, siempre a cambio de una paz entre ambas partes, donde los intereses de mafia y políticos no estuvieran en riesgo.

El boss mafioso de esta peli fue encarnado por el actor napolitano Eduardo Cianelli, no muy conocido, cuyo desarrollo artístico comenzó como barítono en la Scala milanesa. Luego se decidió por la interpretación, inicialmente en Europa y luego en EE. UU. Realmente su papel como el malvado Johnny Vanning fue algo exagerado, no lució natural como era de esperar. Apareció violento y locuaz, pero un personaje con sobreactuación.  

Bette Davis fue la heroína del filme, de pícara y autosuficiente dama alegre, se dio cuenta que existía un poder que ella no podría derrotar sola, algo que se planteó con seriedad cuando su hermana desapareció y todos podemos imaginar cómo y por qué.  

A Bogart le tocó el papel del abogado-fiscal David Graham, hombre que sabía que la corrupción en toda la urbe tenía un nombre y no era otro que Vanning. La actuación de Bogart no tuvo ninguna similitud con el detective Sam Spade del filme “El halcón maltés (1941)”, ya que fue en todo momento serio y directo en sus planteamientos o consejos. Tampoco hubo mucho espacio para romance, de hecho, no existió, así que tampoco hubo un héroe Rick Vaine como en “Casablanca (1942)”. Lo que sí demostraba en esta película que sus empeños eran los de dejar atrás los eternos papeles de villanos para hacer algo mejor y perdurable.

La combinación de Bette y Bogart dio resultado en este filme por primera vez, en que ambos finalmente sienten algún tipo de atracción. Hubo una segunda vez cuando se volvieron a encontrar en el drama “Amarga victoria (1939” de Edmund Goulding.

Sería injusto no reconocer la actuación de Lola Lane en el papel de Gabby en este filme. De todo el grupo de mujeres de vida «alegre», fue Lola tan convincente como Mary (Bette Davis). John Litel, como abogado de Vanning, tuvo una modesta actuación.

La película tiene su moraleja, callar los crímenes los fomentan, denunciarlos abiertamente, a riesgo de ser asesinados, es la única vía para que triunfe la justicia. Catalogar este filme como un suspense no parece lógico, ya que la trama fluyó directa y sin subterfugios, todo era conocido, aunque hacía falta que alguien o algunos hablaran.

28 junio de 2022

Los Caribes de la Universidad de la Habana en las ligas amateurs de béisbol en Cuba

“En Cuba todos los niños quieren ser grandes jugadores de pelota.
En cada calle, terreno de juego o en una simple esquina,
decenas de personas juegan béisbol o debaten
apasionadamente sobre algún partido de ese deporte.”
Sabdiel Batista, periodista cubano

Por Esteban Romero

El equipo de la Universidad de la Habana fue parte de los torneos nacionales de béisbol amateur desde casi sus inicios. Este conjunto había jugado en los torneos de este deporte a partir de 1915 cuando consiguieron un tercer lugar, posición que repitieron en 1916, para luego alcanzar un cuarto en 1917 y 1920.  En 1921 bajaron a la sexta posición. En ese equipo entonces jugaban el receptor Armando Figarola, el torpedero Miguel Aguilera (luego antesalista-jardinero) y el jardinero-lanzador matancero Martín Junco. Se trataba de equipos amateur, ya que todos ellos jugaban béisbol y podían también practicar otro deporte paralelamente, pero como condición estaba la de estudiar para finalmente graduarse como profesionales.

En 1922 el equipo jugó en la Liga Social, donde ganó y al final se enfrentó al Fortuna, campeón de la Liga Amateur. Ese equipo venía con Miguel Aguilera como receptor, F. Boada 1B, Rafael Inclán 2B, Rafael Córdoba 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF, Porfirio “Bambino” Espinosa CF, Antonio “Tonilo” González RF, y los lanzadores Juan M. Páez, Alfredo Pequeño, M. Carzariego y L. Camejo. Serie que los Caribes ganaron ampliamente, 5 ganados y 1 derrota. El caballo de batalla del pitcheo fue el futuro Dr. Juan M. Páez.

En 1923 se coronó campeón (17–1–2,), dirigidos por Mr. G. Kendrigan, justa en la que tuvieron fuerte oposición de los equipos de la Policía y Loma Tennis. Los Caribes vinieron nuevamente con Aguilera de receptor, Antonio Fernández Casuso 1B, J.M. Páez 1B (P), Rafael Inclán 2B, Rafael Córdoba 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF-RF, V. “Bebito” Orta LF, el villareño Porfirio “Bambino” Espinosa CF, primer hombre en Cuba en llevar la jabalina a más de 50 m y campeón en esta especialidad en los Centro de la Habana (1930); Antonio “Tonilo” González CF-RF, y los lanzadores José Francisco “Teniente” Córdoba, M. Cereijo, L. Prado (1B) y Alfredo Pequeño. En 1924 la propia Universidad, encabezado por el Dr. Clemente Inclán y Costa, un ilustre profesor y pediatra, promovieron y organizaron la llamada Liga Federal Amateur o Federal Universitaria, en la que el equipo de la Universidad no lució como lo había hecho hasta 1923. Realmente su nómina tuvo poca variación: Rafael Córdoba receptor, Fernández Casuso 1B, Rafael Inclán 2B, Jossie Pi Muñoz 3B, Oscar Ortiz SS, César Sánchez LF, “Bambino” Espinosa CF, Antonio “Tonilo” González RF, además de Bebito Orta y Roberto Esnard. Los lanzadores fueron Alfredo Pequeño, Pedro Guasch y G. Córdoba, dirigidos nuevamente por Mr. Kendrigan. Finalmente, los Caribes ocuparon la sexta posición en 1924. Esta justa fue ganada por el Cienfuegos.

En 1925 la Universidad tuvo un mejor desempeño al ocupar el tercer lugar. Destacado fue el bateo de Bambino Espinosa, el que resultó líder de este departamento con .441 de promedio. En el equipo hubo algunos cambios, Esnard jugó el campo corto alternando con Oscar Ortiz, Aristeo Luis Monzón debutó jugando 2B3B. Perico Dorticos alternó con Fernández Casuso en la inicial, mientras que Tomás Minguillón se incluía en el grupo de jardineros. Los lanzadores regulares fueron el Ingeniero Pedro Guasch y Alfredo Pequeño. Esta vez la dirección estuvo a cargo del experimentado Armando Marsans. El Fortuna se llevó el banderín en su única presentación en esta liga.

La Liga Federal desapareció y la mayoría de los equipos regresaron a jugar a la Liga Amateur. La Universidad, dirigido por Marsans, ocupó el cuarto lugar en 1926. Su nómina siguió siendo casi la misma. Destacada fue la ofensiva de Rafael Inclán, el que se llevó el campeonato de bateo (.376), por encima de Carlos Deschapelles del Havana YC (.371), Cándido Hernández de la Policía (.364) y José Salazar del Havana YC (.364). El Vedado Tennis de Rafael Almeida, campeón del torneo, fue un equipo inmenso en esa justa.

La Universidad tuvo que conformarse con un tercer lugar en 1927, aunque ofreció tenaz oposición al juego destacado del campeón Vedado Tennis y a la Policía, ocupante del segundo lugar. En el cuerpo de lanzadores de los Caribes estaba el campeón impulsor de la bala Juanillo Mendizabal, mientras que la receptoría era defendida por Joaquín Bernal y Avelino Vara. La dirección esta vez estuvo a cargo del experimentado infielder Rafael Inclán.

La labor de 1928 fue algo parecida a la temporada anterior. VTC volvió a coronarse campeón y dejó al Fortuna el segundo lugar, mientras que los Caribes volvieron a apoderarse de la tercera posición con un nuevo timonel, muy experimentado, Juanillo Albear, quien con anterioridad había triunfado con el Fortuna. Los Caribes volvieron a utilizar a Rafael Córdoba como receptor, incluyeron al antesalista oriental Fernández Mascaró en su nómina, el campo corto fue defensa compartida entre Sergio Macías, medalla de oro en triple salto (13,29 m) en los I Juegos Centroamericanos (México, 1926) y el muy astuto Constantino “Tino” Argimón. En los jardines se incluyeron, además de los siempre regulares Espinosa y Tonilo, Roberto Esnard, Manolo Zaldívar y Joaquín Bernal. Los lanzadores fueron Juan Mendizabal, Leo Ruisánchez y el ingeniero Guasch, además de un nuevo lanzador, oriundo de la provincia de Oriente, J. Bénitez. El equipo de 1928 se preparaba para empeños mayores en 1929 y 1930.

Lo primero fue designar como director del equipo a alguien de la casa con experiencia, como fue el caso del otrora torpedero y ahora Dr. Oscar Ortiz. Realmente el equipo de los Caribes en 1929 aplastó a sus adversarios, ganó 7 juegos más que el ocupante del segundo lugar, el Loma Tennis. Sergio Macías, defensor de la segunda almohadilla, fue el hombre fuerte de la ofensiva Caribe al promediar .427, solo superado por Manuel Lara (.442) del Loma Tennis. La receptoría estuvo bien defendida por José Antonio Reguera y Rafael Córdoba, el cuadro presentó a Perico Dórticos 1B, Sergio Macías 2B, Miguel Morera SS y E. Cubillas 3B. Los jardineros fueron Espinosa, Tonilo, Esnard, Bernal y “Vitico” Muñoz, mientras que los serpentineros fueron J. Bénitez, el olímpico Juanillo Mendizabal, el mejor lanzador de la justa, cuya labor se vio apoyada por Leo Ruisánchez y el Ing. Guasch. Al final de esta justa, los Caribes sostuvieron una serie contra el campeón de la Liga Inter-Social, el Teléfonos, la que concluyó con victoria para los inalámbricos con 4 victorias, una derrota y un empate.

En la siguiente temporada, 1930, el Teléfonos, dirigidos por el experimentado Octavio Diviñó, pasó a jugar en la Liga Amateur y se convirtió en la pesadilla de los Caribes, ambos equipos terminaron empatados con registro de 12-3-2, decidido más tarde en serie extra que volvieron a ganar los inalámbricos, de eso que no quede dudas, ya que fue el Teléfonos el equipo que disputó la serie contra el campeón de la Liga Inter Social, el Círculo de Artesanos. Por la situación política en el país, la serie en cuestión se jugó entre el 29 de marzo y el 26 de abril de 1931. Esos equipos jugaron con sus nóminas para 1931. Teléfonos se llevó reñidamente la serie con labor del zurdo Narciso Picazo en el juego decisivo.

No tengo claro a quien correspondió la dirección de los Caribes en 1930. Una fuente cita a Oscar Ortiz, otras a Celestino Fernández, auxiliado por Bartolo Portuondo. El equipo presentó a dos torpederos alternando en la posición, Dionisio Fuentefría y Tino Argimón, la segunda fue defendida por Felipe Ballesté. Además de Mendizabal y Leo Ruisánchez, los Caribes contaron con los servicios del lanzador Salvador Guedes. El mejor hombre bate en mano de este conjunto fue Mendizabal, el que promedió .455., pero con solo 22 veces al bate.

Los Caribes estuvieron ausentes desde 1931 hasta 1936, con regreso en 1937, justa en la que alcanzó un octavo lugar y un sexto en 1938, en la que el jardinero Gustavo Ubieta quedó de sub-campeón de bateo con promedio de .444, pero con muy pocas veces al bate (9). En realidad, “Quilla” Valdés fue el campeón de bateo (94-37, .439).  En esos equipos, de la vieja guardia quedaban Tino Argimón y Salvador Guedes.

En 1939 debutó el futuro ingeniero agrónomo y perito azucarero Napoleón Reyes con los Caribes (jugó previa y brevemente para el Fortuna). El equipo quedó eliminado en la primera vuelta. En 1940 ocuparon el undécimo lugar, pero tuvieron la satisfación de haber ganado la Copa Consolación al vencer al Atlético de Cuba 3-2 y así asegurar el primer lugar de la segunda división. Ya entonces Vitico Muñoz se había hecho cargo del equipo, en el que aparecían figuras, además de Nap Reyes, los receptores Ramón Carneado y “Tatica” Hernández, J.A. Osuna en 1B, Ubieta y Diaz Gallup en los jardines, pero todavía la maquinaria no estaba lista para empeños de campeones. Mejoraron para 1941 y 1942 al quedar en sexto lugar, pero descendieron al décimo lugar en 1943, torneo en el que el jardinero derecho de los Caribes, Hiram González, se coronó campeón con promedio de .424. Esos equipos entonces tenían a “Tatica” en la receptoría, en el cuadro a Fico López, Enrique Ruíz y Andrés Viamonte entre otros. Los jardines eran patrullados por Ubieta, Leónides Cremata, Hiram González y Armando Framil, mientras que entre los lanzadores estaban Ramón Rojas, Erasmo del Monte y Eloy Ramentol.  Un nuevo bache hubo en 1944 cuando los Caribes se retiraron de la justa terminada la primera vuelta y con un buen registro (14-8-1). Regresó en 1945 y consiguió el sexto lugar (20-12-1).

Vitico Muñoz en 1940

La sonrisa les llegó a los Caribes de Vitico Muñoz en 1946 cuando el conjunto llegó a ganar 26 juegos con 5 derrotas y 2 empates. Hiram González volvió a coronarse campeón de bateo (.452), Eloy Ramentol fue el líder en ganados y perdidos (11-1), mientras que Manuel “Goyito” Paula rendía muy buena labor al extremo de lanzar un no-no contra el Deportivo Rosario el 18 de junio de ese año. Ese partido concluyó 4-0. El equipo tuvo los servicios de Luis Estrada detrás del plato, Alfredo “Fatty Domínguez 1B, Porfirio Espinosa Jr. 2B, Fico López 2B, Andrés Viamonte 3B-SS, L. Martín Laffite SS, Francisco “Chang Li Po” Hernández LF, Alberto “Loquito” González Paret CF, Alberto Morales RF, mientras que los lanzadores fueron Ramentol, Paula, Román Mayor e Ignacio Olaechea.

Un segundo lugar obtuvo este conjunto en 1947, solo superado por un sólido Deportivo Rosario. El equipo fue casi el mismo de la temporada anterior con la adición del inicialista Rubén Ruíz, el torpedero Héctor Pagés, y los lanzadores Miguel Ángel Aguiar, Luis “Herrero” Blanco y Silvio Tuya. Una temporada después quedaron por poca cosa en el segundo lugar de la justa ganada por el Hershey. Los Caribes tuvieron en su nómina a Osvaldo Santa Cruz como antesalista, lo que acomodó a Alfredo “Fatty” Domínguez nuevamente en la inicial; Rafael Cascante alternó en el jardín central con Alberto “Loquito” González, y Rafael Villaescusa se añadió al staff de lanzadores. Como dato curioso, el Dr. Clemente Inclán, rector de la Universidad, un hombre siempre muy aficionado al béisbol, volvió por enésima vez a lanzar la primera bola de esta temporada en juego del 3 de abril de 1948, actividad que continuó realizando en las dos siguientes temporadas.

José «Tatica» Hernández

Otra nueva sonrisa Caribe tuvo lugar en la temporada de 1949, segundo banderín que lograba Vitico Muñoz como timonel de este conjunto. Los cambios en el equipo fueron pasar a “Fatty” Domínguez a la antesala, el futuro galeno Ernesto Estrada defendió la intermedia, un hombre de muy buena ofensiva; Tulio Figarola se integró a los patrulleros de los jardines, mientras Silvio Tuya, Miguel Ángel Aguiar y Armando “Manguito” Puente fueron los caballos de batalla del pitcheo. El equipo que hizo mayor oposición a los Caribes fue el del Teléfonos dirigido por el ya retirado estelar lanzador zurdo Narciso Picazo. Fue la última vez que los universitarios ganaran un campeonato de la Liga Amateur, en lo sucesivo no hubo más sonrisa.

A pesar de que el equipo no cambió mucho para 1950 y Vitico Muñoz continuó como director, hubo un completo descalabro al ser eliminado el conjunto en la primera vuelta de esa justa. La nómina de la Universidad presentó al futuro contador, Feliciano Foyo como receptor, y Tulio Figarola defendió la inicial.

Los Caribes tuvieron un nuevo director a partir de 1951, un conocido de todos en la pelota cubana, incluso de Series Nacionales, el ex-receptor Ramón Carneado. Vitico Muñoz había fallecido el 9 de mayo de ese año, y de ahí la designación de Carneado. Los Caribes lograron un segundo lugar al derrotar al Regla BBC el sábado 22 setiembre con anotación de 2-1. Foyo fue el receptor, Enrique Tamayo ocupó la inicial, Estrada, Martín Laffite y R. Genaro fueron los otros defensores en el cuadro, mientras que en los jardines estaban “Chan Li Po” Hernández, J. López Silvero, A. Barreiro y Rafael Cascante. Los lanzadores fueron Armando “Manguito” Puente, Ayubán Tomás, Joe Domínguez y Erasmo del Monte. Cosas de la vida, con igual equipo, los Caribes terminaron en el sótano de la segunda división en 1952.

Una ligera resurrección hubo en 1953, la inicial del equipo fue defendida por Gustavo Cárdenas, un bateador muy ofensivo, quien además de ser líder en empujadas (26) se coronó campeón de bateo (.394). El receptor Foyo estuvo no muy distante al promediar .341, mientras que el torpedero José Zamora se llevaba el liderato de anotadas (26). Los lanzadores Carlos Pérez y Alfredo Fernández de este equipo lograron cada uno registro de 6 ganados y 3 perdidos, así los Caribes quedaron en sexto lugar.

Los Caribes tuvieron un pobre desempeño en 1954, cuando alcanzaron el penúltimo lugar de la segunda división, eso a pesar que desde ese año contaron la efectiva labor del zurdo Luis Fusté López. La temporada de 1955 fue igualmente pobre al quedar en la novena posición. Es de suponer que ya en aquel entonces las cosas en la Universidad no andaban bien, por lo que su equipo tampoco. En 1956 fueron eliminados en la primera vuelta. No participaron en los torneos de 1957 a 1959. En 1960 volvieron a participar, pero no he encontrado detalles de este equipo, excepto que Andrés “Papo” Liaño lanzó en el mismo.

La Universidad aportó muchos peloteros de indudable valor a las selecciones cubanas a competir en eventos oficiales, como fueron Porfirio “Bambino” Espinosa y Dionisio Fuentefría en los Centroamericanos de 1926; Espinosa y Juanillo Mendizabal en los Centro de 1930; Vitico Muñoz dirigió al conjunto de los Centro de 1946, Alfredo “Fatty” Domínguez e Hiram González jugaron en la inicial y los jardines de este equipo, respectivamente. En Guatemala 1950 Muñoz repitió como timonel, mientras que Martín Laffite defendía el campo corto y Erasmo del Monte integraba el staff de lanzadores. Napoleón Reyes fue parte de la selección cubana victoriosa en la Serie Mundial de 1940 en la Habana, y la ocupante del segundo lugar en la Habana (1941). En la V Serie Mundial (Habana, 1942), Tatica Hernández fue uno de los receptores del conjunto y Erasmo del Monte se desempeñó entre los serpentineros, labor que repitió en las Series efectuada en Managua (1950) y México (1951). Feliciano Foyo y Armando “Manguito” Puentes también fueron parte de este último conjunto. Foyo y Gustavo Cárdenas estuvieron en la selección de la Serie en Venezuela (1953).

De estos peloteros, dos tuvieron buenas actuaciones en el béisbol profesional, como fueron los casos de Hiram González y de Napoleón Reyes, este último incluso en las Grandes Ligas.

El aporte de la Universidad al desarrollo del béisbol amateur es indudable, no solo por sus triunfos en los campeonatos nacionales y los peloteros de los Caribes que lograron integrar selecciones de equipo Cuba, sino porque fue una constante de la rectoría de esta institución elevar continuamente el nivel del béisbol cubano. El Dr. Clemente Inclán fue una figura muy aficionada al béisbol y a otros deportes, su labor conjuntamente con sus asistentes, fue meritoria. De la Universidad salían graduados y como buenos deportistas. 

Este artículo, como otros similares de las ligas amateur, han sido posible gracias a la revisión minuciosa de este autor de centenares de box scores y comunicaciones de la época aparecida en el Diario de la Marina, Carteles y Bohemia, entre otras publicaciones.

22 junio de 2022

La figura de Francisco de Arango y Parreño

El más grande de los habaneros y el más leal de los españoles.
Anastasio Carrillo y Arango, Sociedad Patriótica de la Habana

Por Ricardo Labrada

Cuando uno lee la historia de este mundo se puede dar cuenta que los hombres pueden tener ideas, las que son susceptibles de cambiar con el tiempo, algo muy normal. Enseñar el cuento de los buenos y malos, o el de los cowboys e indios es simplista, y lo único que conduce es al analfabetismo cultural de la población.

En este blog hemos analizado varios personajes célebres y algunos tristemente célebres. En esta oportunidad y como continuación del artículo sobre Luis de las Casas, el personaje es la del habanero Francisco de Arango y Parreño, un destacado político, economista y abogado, quien dio impulso al desarrollo económico de su país a finales del siglo XVIII e inicios del XIX.

Cuando se va a Wikipedia uno encuentra a Arango y Parreño como español, lógico, era de familia con ascendencia asturiana. En época de la colonia, todos los cubanos eran españoles. Sin embargo, Arango y Parreño siempre demostró un interés muy en particular por su país natal, y no de palabras, sino con hechos concretos. A su vez, fue siempre fiel a la corona de los borbones.

Nacido el 22 de mayo de 1765 en la Habana, en el seno de una familia acaudalada, nada de pobreza, siempre mostró un interés especial por los estudios, y esa superación le llevó a estudiar humanidades en el famoso Seminario de San Carlos, ubicado en la calle San Ignacio e/ Empedrado y Chacón en la Habana Vieja. Ya en ese momento Arango y Parreño se vio obligado a administrar los recursos de su familia. Posteriormente estudió leyes en la Universidad de la Habana, conocimientos que puso en práctica casi inmediatamente después de graduarse en un pleito de su familia con otras en Santo Domingo, en el cual logró una sentencia a su favor.  

La corona española notó la inteligencia y habilidad de Arango y Parreño, hombre muy respetado por todos los hacendados del país, y gracias a su gestión el monarca Carlos III autorizó la libre entrada de esclavos en Cuba a inicios de 1789. Sí, Arango y Parreño ponía la fuerza de los esclavos como una condición para el nuevo desarrollo de la economía del país, empeñado en el fomento de la industria azucarera. Debemos admitir que fue inicialmente un esclavista, pero estas posiciones hay que verlas en el momento que vivía Cuba y su evolución posterior.

La entrada libre de esclavos en Cuba era, por supuesto, disponer de una fuerza de trabajo barata, pero en la medida que esta introducción fue creciendo, su población aumentaba en el país, y esos negros sometidos a condiciones inhumanas en la mayoría de los casos, bien podrían organizar rebeliones como las que ocurrieron en Haití, que culminaron con la independencia de este país antillano el 22 de agosto de 1791.

Arango y Parreño se dio cuenta que esa situación había que enmendarla, reducir la entrada de esclavos y estimular el trabajo agrícola con parte de la población blanca existente, algo en lo que concordaba con Luis de las Casas.

Hay que añadir que el siglo XIX fue el momento de la madurez del sistema capitalista, el cual venía ya sustituyendo a las normas anacrónicas del feudalismo en Inglaterra, y otras partes de Europa y Norteamérica. Arango y Parreño pudo darse cuenta del cambio, era un lector asiduo, por lo que, en sus funciones como Apoderado del Ayuntamiento de la Habana, se dio a la tarea de eliminar las limitantes existentes para el comercio con el extranjero, entiéndase con los EE.UU., país que se convirtió de inmediato en el mayor importador de azúcar y café de Cuba. Otra faena era abrir más mercados para la producción nacional y su exportación.

En su obra “Discurso sobre la Agricultura de La Habana y Medios de Fomentarla” de 1792, Arango y Parreño describió con meridiana claridad su proyecto de desarrollo, a la vez que describía el nivel de desarrollo entonces de Cuba debido a la política colonial española prevalente en la Isla. Las propuestas de desarrollo fueron bien acogidas por el Primer Ministro de la metrópoli colonial, Manuel Godoy, el que con decreto facilitó la ejecución de la mayoría.

El deseo de Arango y Parreño de desarrollar una sociedad capitalista en Cuba chocaba con el escaso desarrollo industrial del país, la misma entrada masiva de esclavos que él propició y otras trabas de parte de la corona española.

Existe una obra que perduró por siglos en Cuba y fue la creación de la Sociedad de Amigos del País en diciembre de 1792, la cual tenía como funciones iniciales la de apoyar el crecimiento de la economía, la cultura, la educación y la sociedad cubana. Esta sociedad, la que cambió varias veces de nombre, tuvo como su primer director a Arango y Parreño. El que suscribe recuerda la biblioteca de esta sociedad, ya que su abuela era una lectora permanente de las obras existentes. La sociedad, la que conocí en mi niñez, perduró hasta 1959.

Arango y Parreño fundó el Consulado de Agricultura y Comercio en 1795, el que más tarde pasó a llamarse Junta de Fomento, el que se ocupó de recomendar las medidas más convenientes para el desarrollo del país. El consulado estaba integrado por miembros por dos años, eran comerciantes y hacendados elegidos al azar. Continuó escribiendo obras de indudable valor para la economía del país, entre ellas “La agricultura en Cuba y medios de fomentarla”, “Informe al Rey sobre la condición de los esclavos en Cuba” o “Estudio sobre los males y remedios que en la isla de Cuba tiene el ramo de tabacos”.

Ahora, debemos detenernos en el asunto de la esclavitud y como el pensamiento de Arango y Parreño evolucionó al respecto. El notable pensador se dio cuenta que un maltrato continuo a los esclavos se reflejaba en la disminución natural de su población, por lo que era necesario tratarlos de manera que fueran bien alimentados, así saludables podrían continuar su explotación, incluso de manera pacífica y no inhumana. No todos los hacendados cubanos oyeron sus planteamientos, algunos los rechazaron.

Arango y Parreño le daba mucha importancia a la esperanza de vida de los esclavos y las relaciones sexuales que debían ellos tener como seres humanos. Para ese empeño planteó que un tercio de los esclavos debía ser femenino. Para estimular esa introducción, previó la exención de derechos de aduanas para las mujeres negras introducidas, mientras que la de cada hombre era entonces de seis pesos. La medida buscaba la procreación local de esa población y así reducir la introducción, algo que en 1817 ya era ilegal, aunque España y Portugal tenían muchos negreros fuera de la ley internacional. De hecho, Arango y Parreño no se planteaba entonces abolir la esclavitud, pero sí humanizar el trato de los esclavos.

No satisfecho con sus planteamientos, Arango y Parreño escribió al rey de España, Fernando VII, en misiva que solicitaba la prohibición del tráfico negrero y la promoción del buen tratamiento de los esclavos.  

Fue un proceso difícil, el que evolucionó con los planteamientos del médico francés Honorat Bernard de Chateausalins, el que trabajó en Cuba desde la segunda década del siglo XIX, así como el proyecto de trato a los esclavos del criollo Andrés de Zayas en 1836. Sin embargo, la semilla, por un lado, del desarrollo económico de Cuba con la introducción libre de esclavos y de nuevas formas de producción, y, por otro, el de un trato más humano a los esclavos a fin elevar su esperanza de vida y a su vez mantener una producción estable en el país, fueron ideas/proyectos de Arango y Parreño.  

En el orden personal, Arango y Parreño se casó con Rita Quesada, una cuñada de uno de sus primos, en 1816. Esto hace suponer que para el habanero su vida en buena parte fue para sus proyectos, ya que tardó 51 años para contraer nupcias.

Aparte de sus actividades en Cuba, pudo viajar varias veces a España, algunos países de Europa y colonias de España. La corona confiaba bastante en Arango y Parreño, por lo que fue nombrado ministro del Supremo Consejo de Indias y de la Junta Real para la Pacificación de las Américas en 1816. Se sabía que él era un modesto autonomista, liberal y a favor de que los cubanos tuvieran los mismos derechos que los peninsulares, por lo que es posible que su designación haya tenido más que ver con su forma de pensar que con los logros alcanzados en Cuba.

Por sus méritos y obra, el ilustre habanero recibió, por real decreto de la reina gobernadora María Cristina de Borbón, en 1834, el título de marqués de la Gratitud. Falleció el 21 de marzo de 1837 en la ciudad que lo vio nacer, la Habana.

Fuentes

Ghorbal Karim. 2009. La política llamada del “buen tratamiento”: reformismo criollo y reacción esclavista en Cuba (1789-1845). Nuevo Mundo. https://journals.openedition.org/nuevomundo/57872?lang=fr#tocto2n10. https://doi.org/10.4000/nuevomundo.57872.

González Ripoll Navarro, Ma. Dolores. 2001. Vínculos y redes de poder entre Madrid y la Habana: Francisco de Arango y Parreño (1765-1837), ideólogo y mediador. Revista de Indias vol. LXI, No. 222, pp. 291-305. http://digital.csic.es/bitstream/10261/15113/1/557.pdf

Portuondo Fernando. 1965. Historia de Cuba 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación, pp. 226-232. 

Urbay José E. 2014. Francisco de Arango y Parreño. Cuba y su historia., 19 setiembre. https://cubaysuhistoria.wordpress.com/2014/09/19/francisco-de-arango-y-parreno/

20 junio de 2022