«Una fe débil es mejor que una herejía fuerte.»
Tomás Moro
Antes de describir y analizar la película “Un hombre para la eternidad (1965)” de Fred Zinneman, creímos prudente abordar algo de la obra de Thomas More o Tomás Moro, nombre castellanizado, para posteriormente proceder a introducirnos en la trama del filme en artículo aparte. De otra manera sería un poco necio no abordar su biografía y sus aportes, ya que Tomás Moro, por su obra e ideas, merece el reconocimiento y respeto de toda la humanidad.
Tomás Moro nació el 7 de febrero de 1478 en Londres, Inglaterra. El hijo mayor de John More estudió leyes, bajo la guía de John Morton, arzobispo de Canterbury y Canciller de Inglaterra. More realizó estudios de maestría en latín y en lógica formal en la Universidad de Oxford. En 1494 su padre decidió traerlo de vuelta a Londres para que continuara sus estudios de leyes comunes. Dos años después fue admitido en cuatro sociedades legales y en 1501 se recibió como abogado completo. Paralelamente a estos estudios, se mostró siempre ávido en la lectura de la literatura existente. Consumió horas estudiando la Sagrada Escritura, la Iglesia de los Padres y los clásicos en los más diversos géneros.
Sin dejar su carrera de leyes a un lado, Moro era dado a cumplir con la voluntad de Dios. Su forma de pensar era idealista enteramente, pero sabio a la hora de abordar los problemas que golpean a las sociedades. A fin de demostrar su vocación religiosa, More compartió la forma de vida de los monjes tanto como fue posible, pero eso sin dejar de ser un cristiano laico.
Moro se casó con Joan Colt, la hija mayor de un caballero agricultor de Essex. Joan resultó una esposa muy útil, sobre todo para recibir y atender bien a figuras destacadas de aquella época, como era el caso de Desiderio Erasmo.
Su inteligencia y habilidad era tal que supo representar los intereses de compañías londinenses ante comerciantes belgas, lo cual hizo con exactitud, además de servir de traductor y vocero de las compañías por él representadas. A su vez, sirvió como uno de los dos sub-alguaciles de Londres y con una enorme responsabilidad en el cargo, como juez imparcial y consultor, sobre todo, para los pobres. Durante ese período, en el verano de 1511, Moro perdió a su primera esposa, Joan, la que falleció en un parto. Moro quedó a cargo de sus cuatro hijos, pero poco tiempo después se casó con Alicia Middleton, igualmente viuda de un mercader londinense y con una hija.
Moro, en el período de 1513 y 1518, escribió una obra, la historia del Rey Ricardo III, la que en realidad nunca llegó a terminar, pero aun así es considerada como una obra maestra.
El año 1515 fue el comienzo de asistencia a varias conferencias de carácter comercial en Brujas, Bélgica, donde Moro comenzó a escribir su obra más famosa, Utopía, la que logró terminar un año después y fue para aquel momento, lo que hoy se llama best seller. Rafael Hitlodeo o Hythloday, un misterioso mercader, es el personaje principal de la obra, la que se adentra en ese mundo de pobreza, de mendicidad, de desigualdades, la opulencia de los ricos y su poca o ninguna preocupación por los pobres. Es por eso que la obra propone una vida en una isla, a la que llama Utopía, en la que existe una organización racional, con normas que favorecieran los intereses de todos, incluido la enseñanza universal, la libertad de culto y la subordinación del interés individual al beneficio de toda la sociedad.
En su obra “Utopía” Moro denunciaba como los nobles se las arreglaban para poseer tierras de labranza y luego convertirlas en pastizales para ovejas, lo cual resultaba en el éxodo de los campesinos a la ciudad con la consecuente pobreza y miseria. Producto de esta ingeniería social, los campesinos se ven empujados por la fuerza hacia las ciudades, donde su miseria es puesta en evidencia por Moro. En realidad, aunque parezca absurdo, las ovejas devoraban a los campesinos.
Tampoco dejó de abordar el robo y la violencia como producto de una situación social. Eso sucede hoy en día en todo el mundo, incluido esos falsos regímenes socialistas, donde la miseria es lo único que prospera, con cúpulas opulentas y alejadas realmente de las necesidades de la mayoría. Hasta la piratería tiene cabida en los mares por existir mucha pobreza. Las penas pueden ser severas, pero jamás resolverán el problema. Moro tenía una visión y ética única para su época. no del deseo de robar. Si hay mutilados mendigando en los caminos, ello se debe a las guerras desencadenadas por la ambición de los príncipes. Si por el Mediterráneo navegan barcos piratas, es porque sus tripulantes han sido privados de otros medios de vida. Las penas, por severas que se impongan, no disuadirán del robo, la mendicidad o la piratería a quienes no tienen otro modo de subsistir. En materia de pensamiento político, Moro se anticipa a Jean J. Rousseau.
Moro entra en un campo muy discutido aún hoy día. Un gobierno está para servir al pueblo, pero no que el pueblo tenga que servir al estado, que es lo que sucede, y debido a eso, se crean leyes, cuyo único objetivo es oprimir al mismo pueblo y favorecer a aquellos que dominan. Las monarquías absolutas son las primeras en caer en estos manejos. Si pensamos un poco, no es errado decir que, en muchos países, sobre todo de los sub-desarrollados, se pintan supuestas democracias, las que al final son falsas y no son más que medios de opresión de las grandes masas, lo que se agrava más cuando el dueño de todo es un solo ente en el país. Moro no se equivocaba cuando veía al aparato estatal como instrumento de despojo, antes eran reyes y nobles, ahora los hay que se llaman progresistas, al final moneda falsa, cuyo producto es el mismo que en las monarquías absolutas, con leyes diseñadas para proteger a los de arriba y oprimir al resto.
En la isla de los sueños de Moro no existía el dinero y las joyas carecían de valor. Moro ya era en ese entonces de los que creían que la propiedad privada no daba posibilidad de felicidad a sus habitantes, un tema que analizado en el momento actual no es más que una utopía, aunque no suprime los deseos de mejoras de las sociedades en bienestar y menos riqueza para los que más tienen sin llegar al parasitismo.
Hitlodeo veía que el dinero es la medida de todas las cosas, que las riquezas están en manos de los peores ciudadanos, el bienestar no está ni remotamente bien compartido; la competencia por tener más, termina en riqueza para unos y pobreza para otros. Los funcionarios públicos son los más dados a la corrupción, ya que cuando se ven apretados en sus finanzas, recurren al fraude y a la extorsión.
Entre 1515 y 1520 Moro promovió mucho de la doctrina de Erasmo en materia de educación y religión. Por su parte, el intelectual neerlandés recomendó a Moro en varias partes de Europa por sus conocimientos y continuo aprendizaje.
Sus servicios al rey Enrique VIII comenzaron a partir de 1518. El monarca apreciaba mucho la sabiduría de Moro, por lo que no dudo en nombrarlo canciller de su reino.
Un aspecto interesante de Moro fue que nunca estuvo de acuerdo con las 95 tesis de Lutero en contra de la iglesia católica, como siempre se opuso a todo aquel que se opusiera a la autoridad del Papa, a quien consideraba heredero director de la autoridad de San Pedro. En lo concerniente al catolicismo, Moro no admitía críticas. Siempre trató de llevarse bien en lo que cabía con el Cardenal Wolsey, pero sabía que el clérigo tenía más de Satanás que de Cristo.
El cardenal Tomás Wolsey tuvo suerte en sus manejos como capellán y consejero del rey Enrique VIII, sobre todo en las negociaciones con Francia en el período de 1512 y 1514. Luego continuó sus éxitos al ser muy habilidoso con todo aquello que sucedía por detrás de las cortinas en las distintas cortes europeas. Llegó un momento en que Wolsey tuvo convergencia con Moro, y ese fue el caso del divorcio de Enrique VIII de la reina, así lo negara Enrique, Catalina, para casarse con Ana Bolena. Wolsey estaba enfermo y sufrió bastante por oponerse a estas nupcias, las que violaban las regulaciones del Vaticano a tales efectos. Coincidentemente More era de la misma opinión que Wolsey y, aunque nunca se pronunció públicamente sobre el caso, su posición fue conocida por todos en la corte y por el propio rey, el que estimaba bastante a Moro.
En el verano de 1527, al regreso de Moro de una visita a Francia, Enrique VIII le abrió la Biblia para demostrarle que como Catalina de Aragón no había logrado tener un heredero varón, ese matrimonio era nulo, incluso incestuoso, por su matrimonio anterior con el difunto hermano de Enrique. Moro trató en vano de compartir los escrúpulos del rey, pero un largo análisis confirmó su opinión de que Catalina era la verdadera esposa del rey. Después de ser comisionado en marzo de 1528 por el obispo Tunstall de Londres para leer todos los escritos heréticos en el idioma inglés para refutarlos por el bien de los ignorantes, Moro publicó siete libros de polémicas entre 1529 y 1533, siendo el primero y el mejor “Un dialogo acerca de las herejías”.
El divorcio, sin la aprobación del Vaticano, de Enrique VIII tuvo lugar en 1533. En un momento anterior Moro, en 1532, renunció a su cargo y continuó su campaña a favor de la vieja fe, defendiendo las leyes contra la herejía de Inglaterra y su propio manejo de los herejes, tanto como magistrado y como escritor, con dos libros: la Apología y el Debellacyon. Ya en ese momento estaba por ser cesado en el alto cargo que ostentaba.
Moro tampoco asistió a la boda de Enrique y Ana, acto de rebelión para la corona, por lo que fue citado a comparecer ante los comisionados reales el 13 de abril de 1534 para dar su consentimiento, bajo juramento, al Acta de Sucesión, que declaraba nulo el matrimonio del rey con Catalina y válido el de Ana, lo cual More estaba dispuesto a hacer, reconociendo que Ana era de hecho reina ungida. Pero rechazó el juramento tal como lo habían presentado, ya que implicaba un repudio a la supremacía papal. Sin más remedio, el 17 de abril de 1534 fue encarcelado en la Torre.
El 1 de julio de 1535 se le hizo el juicio orquestado por el oportunista de Tomás Cromwell, donde se presentaron falsas acusaciones para finalmente condenar a Moro a la pena capital. Para tener una idea de la falsedad de este proceso, basta observar que el padre, hermano y tío de Ana Bolena eran parte de los jueces.
Finalmente, Moro fue sentenciado muerte por traición a ser arrastrado, colgado y descuartizado, pero Enrique VIII cambió la pena por la decapitación. Antes de morir dijo: “en la fe y por la fe de la Iglesia Católica, la buena sierva del rey y la primera de Dios”.
Fue ese matrimonio el que marcó la separación de la iglesia de Inglaterra, llamada desde entonces anglicana, del Vaticano, cuya máxima autoridad es hasta hoy día el monarca británico.
Así y todo, Moro ha quedado en la memoria de anglicanos y católicos como un ejemplo de moral, cuyo legado como pensador, teólogo, político, humanista, escritor, poeta y traductor, además de profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado perdurará por siempre. Moro fue canonizado por la Iglesia Católica en mayo de 1935 por el Papa Pio XI, y en el 2002, el Papa Juan Pablo II lo nombró santo patrón de los gobernantes, políticos y abogados. A Santo Tomás Moro se le recuerda, cada año, el 22 de junio, ya que ese mismo día se recuerda a San Juan Fisher, único obispo que mantuvo lealtad al Papa durante la Reforma religiosa inglesa. Fisher compartió prisión con Moro y murió el 22 de junio.
Fuentes
Anon. 2015. More, Sir Thomas. Encyclopædia Britannica, Ultimate Reference Suite. Chicago.
Anon. 2021. ¡Feliz santo! ¿Sabes qué santos se celebran hoy, 22 de junio? Consulta el santoral. El Confidencial, 22 junio. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-06-22/santoral-22-junio_2083849/
Corral Talciani H, Baldwin Paula, García-Huidobro J., Saralegui M., Arenas G.,
Svensson M., Elton María, Matus Acuña J.P., Arancibia J., Olano H., Soto A.,
Phélippeau Marie-Claire. 2017. La utopía de Tomás Moro. Estudios jurídicos, filosóficos y literarios a 500 años de su publicación, 174 p. Cuadernos de extensión jurídica 29. Universidad de los Andes, Facultad de Derecho. https://www.uandes.cl/wp-content/uploads/2019/03/Cuaderno-de-Extensi%C3%B3n-Jur%C3%ADdica-N%C2%B0-29-La-Utop%C3%ADa-de-Tom%C3%A1s-Moro-1.pdf
Vittor Ariel. 2021. Tomás Moro, crítico social. La Piedra de Sísifo, 10 febr. https://lapiedradesisifo.com/2021/02/10/tomas-moro-critico-social/
Escrito por Ricardo Labrada, 22 enero de 2022