Se escribe sobre deportes, sobre todo béisbol. El cine es abordado desde una óptica clásica. Historia y descripción de lugares visitados son otros de los temas, así como biografías de grandes de la ciencia. Hay de todo un poco para aquel que guste leer.
Producto de una colaboración internacional se ha identificado un nuevo gen que controla la autopolinización en la planta modelo, la brasicácea Arabidopsis thaliana (L.), Heynh, oriunda de Eurasia y África, primera planta con genoma secuenciado por completo en el año 2000.
Arabidopsis thaliana
Como es sabido, la polinización y la fertilización de las flores da como resultado la producción de semillas, proceso crucial para la producción de plantas cultivables y alimentos. La producción de cereales, frutas, verduras y otros cultivos depende completamente de la polinización. Aquí existe un problema cuando las plantas tienen una mayoría de flores hermafroditas y poseen el polen masculino junto al estigma femenino, lo que puede provocar una autofertilización y plantas menos saludables.
La capacidad de controlar la autofertilización tiene el potencial de lograr cultivos más fuertes y resistentes. Mediante el fitomejoramiento se obtienen híbridos F1 usualmente más productivos que sus progenitores, por lo que un objetivo a largo plazo es diseñar la autoincompatibilidad en los cultivos para así mejorar su producción.
Los estudios en esta dirección se han llevado a cabo por la Escuela de Biociencias de la Universidad de Birmingham. Con detalle se trabajó sobre la planta Papaver rhoeas L. (amapola silvestre), la que posee mecanismos para prevenir la autofertilización.
Papaver rhoeas L.
La explicación de este fenómeno radica en que el propio polen de P. rhoeas es reconocido y eliminado mediante un procedimiento de suicidio celular, lo que proporciona una forma de eliminar los granos indeseables de polen.
El estudio se realizó con Arabidopsis thaliana (L.), Heynh, planta autocompatible, pero en una variante de ingeniería auto-incompatible, en el que se identificó el gen, luego removido y en el cual se le eliminó la auto-incompatibilidad, lo que permitió a la planta autofertilizarse.
Al gen se le llamó Montañés, del inglés “Highlander”, en honor a una famosa película de 1986. Este gen codifica la llamada proteína PGAP1, la cual se encuentra en la mayoría de los organismos desde levadura hasta seres humanos, incluyendo obviamente las plantas. El gen regula la auto-incompatibilidad, por lo que las plantas previamente auto-incompatibles se convierten completamente en auto-fértiles.
Fuentes
Anon. 2022. Gene That Controls Self-Pollination in Plants Identified. Crop Biotech, 6 abril.
Lan-Nguyen Marie. 2022. Staying alive: how ‘self-pollen’ can cheat death. University of Birmingham, 21 marzo. Staying alive: how ‘self-pollen’ can cheat death – University of Birmingham.
“Un líder no puede ser nunca feliz hasta que su gente sea feliz.” Gengis Kan
Por Esteban Hernández
Realizar un film biográfico de un personaje legendario de los siglos XII-XIII no es nada fácil, sobre todo cuando se trata de sintetizar o resaltar los aspectos principales. El director ruso Serguei Bodrov trató de incluir las partes más importantes de la vida de Gengis Kan, el hombre que llegó a dominar buena parte del Universo entonces conocido.
El filme, con guion del mongol Arif Aliev, enseña muchos detalles de la personalidad de este guerrero y cómo fue que logró alzarse con las victorias repetidamente. Igualmente, la cinta presenta un toque de mística cuando desde niño el futuro Kan rogaba a sus dioses y cómo lograba posteriormente lo que se proponía.
Resulta asombroso que pobladores de un territorio con poco desarrollo, hayan logrado ocupar extensos territorios de Eurasia, y que lo haya liderado un hombre que se vio obligado a vivir en la indigencia, eso independientemente de haber nacido en cuna de la nobleza de un clan, el que dominó buena parte de la Mongolia oriental, y que fuera finalmente vencido por los tártaros en pleno siglo XII.
La película se concentra en el martirio de Temujin (Gengis Kan) en su niñez y su colaboración y diferencias con su hermano de crianza (un anda), Jamukha, el que ayudó a Temujin para recuperar a su esposa Börte, secuestrada por los merkitas. Luego se ve cómo Temujin le arrebató el liderato a Jamukha al compartir todo el botín logrado en esta batalla contra los merkitas. Desde eso momentos, ambos se convirtieron en enemigos, aunque cada uno reconocía bien las virtudes del adversario.
Hay un poco de leyenda o cuento en el afán de idealizar al héroe del film, que uno no puede acreditar. Como son los sufrimientos y prisión de Temujin, y cómo Börte, su mujer, logra liberarlo. Tampoco es fácil de aceptar que en un ambiente de poligamia, se muestre solo a Börte cuando Temujin llegó a poseer decenas de concubinas.
El defecto principal de la película es que no se describe como finalmente Temujin pudo aunar y organizar su ejército. Ese paso en su vida se salta en la película, lo que no es razonable, en mi opinión. Por el contrario, se aborda en parte como fue el fin de Jamukha, algo ejemplar en realidad.
La película en definitiva trata de exponer como surge la figura de Gengis Kan, pero nada de sus futuros logros y territorios invadidos. Una segunda parte de este filme habría sido deseable con guion nutrido de los relatos del autor soviético Vasily Yan de su libro “Gengis Kan, el lobo de las llanuras”.
Durante todo el filme la persona del guerrero es tratada como un héroe, como bondadoso, esplendido con sus aliados, en fin, una figura ideal. De que era corajudo no hay dudas, pero el hecho de haber sido finalmente exitoso en sus empeños como invasor no quiere decir que fuera tan benévolo como se le presenta en esta peli.
Sobresalen las actuaciones del nipón Tadanobu Asanu en el papel de Temujin; del chino Honglei Sun como Jamukha y la mongola Khulan Chuluun encarnando a Börte. El resto del reparto realizó aceptablemente sus interpretaciones.
La peli, de producción kazaja-rusa-mongola-alemana, fue nominada para Oscar como mejor película en lengua extranjera en 2008, y obtuvo premio en igual categoría de parte de National Board of Review de EE.UU. Honglei Sun obtuvo premio como mejor actor de reparto en el Asian Film Award.
“Cuando todo concluyó, me sentí muy feliz, era como querer gritar.” Don Larsen, una vez terminó su juego perfecto en 1956
Roki Sasaki
Por Esteban Romero
Lanzar un juego de 0 hits, 0 carreras no es nada fácil, ya que el lanzador tiene poco margen para la equivocación, mientras que su equipo a la defensiva debe tratar de hacerlo lo mejor posible. El juego de no-no admite hombres que lleguen a las bases por boletos, pelotazos o errores.
Si bien el no-no es difícil, ¿Qué diríamos del juego perfecto? el partido en que el lanzador y su defensiva no se pueden equivocar al no permitir bateador rival que llegue a la inicial. Los árbitros deben igualmente comportarse a la altura, sobre todo el de home a la hora de los conteos. Era un niño cuando sufrí viendo por la TV cubana de entonces a Don Larsen de los Yankees lanzar un no-no perfecto a los Dodgers en 1956. Sufría como fan de los Dodgers. Aún recuerdo el batazo de Gil Hodges, el que puso a Mantle a correr en bicicleta para llegarle y realmente salvarle el no-no perfecto a Larsen. Mantle desde su tumba me dice que el leñazo del inicialista del Brooklyn sucedió en la quinta entrada. El juego fue el lunes 8 de octubre, en plena serie mundial, en un bonito día de otoño en Nueva York. Había 64 519 espectadores en el estadio presenciando la hazaña, y el árbitro principal detrás del home fue Babe Pinelli. El perfecto de Larsen era el séptimo en la historia de la MLB y el primero en Series Mundiales.
Había llovido mucho desde que se lanzó el primer no-no perfecto en los circuitos mayores del béisbol. El zurdo Lee Richmond del Worcester Ruby Legs lanzó el primero el 12 de junio de 1880 contra el Cleveland Blues, partido que concluyó 1-0. De allá hacia acá ya se han lanzado 23 juegos perfectos en las Mayores.
Sin embargo, no es propósito aquí hacer mucha historia al respecto, sino de resaltar la hazaña lograda por el derecho nipón Roki Sasaki, de los Marinos Chiba Lotte de la Liga del Pacífico del Béisbol Profesional de Japón, hombre nacido el 3 noviembre de 2001 en la ciudad de Rikuzentaka, Prefectura de Iwate, el que lanzó un no-no perfecto contra los Búfalos Orix el 10 abril de 2022.
Lo novedoso de este juego perfecto es que Sasaki, conocido como el Monstruo de Reiwa, ponchó a 19 bateadores rivales, una cifra extremadamente alta y jamás lograda por lanzador de la MLB hasta la fecha.
Si comparamos el logro de Sasaki con los serpentineros de la MLB, vemos que quiénes más se acercan en ponches en juego perfecto son:
– El zurdo Sandy Koufax, el 9 de setiembre de 1965, con 14 ponches propinados a los Cachorros, 3 de ellos al peligroso Ernie Banks, partido que concluyó 1-0.
– El derecho Matt Cain de los Gigantes de San Francisco lanzó perfecto contra los Astros Houston, el 13 junio de 2012, con 14 ponches igualmente. El partido concluyó 10-0.
– El zurdo Randy Johnson del Arizona, el 18 de mayo de 2004, contra los Bravos de Atlanta, propinó 13 ponches, 3 de ellos contra el eficiente bateador Chipper Jones. El juego finalizó 2-0.
– El derecho Roy Halladay de los Filis, el 29 de mayo de 2010 contra los Marlins, ponchó a 11 bateadores. El juego concluyó 1-0.
El otro aspecto sobresaliente del pitcheo de Sasaki fue que necesitó 105 lanzamientos para lograr su hazaña, una cifra normal cuando se lanza bien un juego de nueve entradas. El serpentinero con menor número de lanzamientos para lograr no-no perfecto en las Mayores es el derecho Addie Joss del Cleveland Naps, con 74, en partido contra los Medias Blancas de Chicago el 2 de octubre de 1908. Por coincidencia, ese fue el segundo juego perfecto en la Liga Americana. El primer no-no perfecto en esa Liga lo había tirado el derecho Cy Young del Boston Americans el 5 de mayo de 1904 contra los Atléticos de Filadelfia. El lanzador que más pitcheos realizó para su no-no perfecto fue el mismo Matt Cain, con 125.
Sasaki no es tampoco el lanzador más joven que haya lanzado un juego perfecto. El nipón tenía 20 años y 158 días en la fecha de su hazaña. John Montgomery Ward (Monte Ward) del Providence Grays tenía 20 años y 105 días el 17 de junio de 1880 cuando lanzó su juego perfecto contra los Bisontes de Búfalo.
Fuera del ámbito de la pelota de la MLB y de las Mayores japonesas, vemos que el derecho cubano Maels Rodríguez logró un no-no perfecto el 22 de diciembre de 1999 lanzando contra el equipo de las Tunas en el parque “José Antonio Huelga” de Sancti Spíritus. Ese día el cubano tenía 20 años y 68 días de nacido.
Así y todo, la hazaña de Sasaki es notable, lanzar un juego tan difícil y ponchar a 19 bateadores rivales, con una cifra normal de lanzamientos, a la edad de 20 años, es algo que solo pitchers con extraordinaria capacidad pueden lograrlo.
Sasaki debutó en las Mayores de Japón en 2021, ponchó a 68 bateadores en algo más de 63 entradas lanzadas, y su PCL fue de 2,37. Si no pasa nada extraño, alguna lesión más que todo, podemos estar seguro que Sasaki lanzará en la MLB y será seguramente, como otros peloteros nipones, una verdadera atracción.
Había terminado el párrafo anterior y con él el presente artículo cuando leo que una semana después de su hazaña, el domingo 17 abril de 2022, Sasaki lanzó 8 innings perfectos contra el Hokkaido Nippon Ham Fighters, juego en el que ponchó a 14 bateadores rivales. Sasaki fue relevado por haber tirado 104 lanzamientos y así proteger su brazo. Su equipo, los Marinos, perdieron 1-0 en 10 entradas. No obstante, el lanzador nipón ha tejido una cadena de 17 entradas perfectas consecutivamente, una verdadera hazaña en cualquier béisbol. La pregunta que uno se hace es si podrá continuar con esta cadena de ceros perfectos, estaremos atentos, por supuesto.
“La primera y más respetable de las artes es la agricultura.” Jean Jacques Rousseau
Por Ricardo Labrada
El artículo está basado en un razonamiento personal a partir de experiencias propias en la conducción de las llamadas Escuelas de Campo para Agricultores (ECA). Las referencias son solo para el caso del manejo de malezas, área de especialidad del autor.
Hace más de 30 años oí hablar por primera vez de las ECA y de sus ventajas para reducir el consumo de plaguicidas y a la vez utilizar mejor los enemigos naturales de plagas existentes. Era una forma de hacer extensión agrícola, pero diferente a las formas utilizadas en el pasado, ya que se basaba en la educación informal de los agricultores mediante prácticas y descubrimientos de nuevos elementos, lo que posibilitan mejorar los métodos de control de los organismos nocivos.
La ECA no tiene un aula como tal, ya que todo el trabajo se realiza por los grupos de agricultores directamente en el campo bajo la guía de un capacitador, el que no debe entenderse como un maestro, ya que su misión es guiar a los agricultores de manera que puedan conocer, profundizar y a la vez elaborar sus propuestas de mejoras de las estrategias de control.
Para el Manejo Integrado de Plagas (MIP) este procedimiento de capacitación resultó muy ventajoso. Un proyecto regional desarrollado en arroz en el Sudeste asiático a partir de finales de la década de los 80 obtuvo logros importantes, sobre todo en la reducción del uso de plaguicidas químicos, lo que se tradujo en una mejora del ecosistema en general, además de menos problemas de toxicidad humana de los químicos en uso.
Para que la ECA sea eficiente se necesita de un buen capacitador, el que debe preparar su programa con antelación, siempre tomando en cuenta las condiciones del lugar, los hábitos de los agricultores, su conocimiento de las plagas existentes y cultivos afectados.
El autor recuerda algunos ejemplos de ECA modestamente organizadas en el marco de proyectos supervisados por el autor, donde la primera conclusión es la importancia de que los agricultores conozcan la plaga objeto de control, lo que implica adentrarse en su biología y comportamiento.
La agricultura no puede ser de llegar y recetar tal o más cual remedio directamente sin tener en cuenta las condiciones del lugar y sin saber a ciencia cierta cuál es el comportamiento de la plaga. Un ejemplo práctico es el caso de las plantas parásitas, muy abundantes las del género Striga en África, usualmente hospedadas por plantas cultivables gramíneas en ambientes semiáridos.
Una extensa mayoría de los agricultores afectados por estas plantas creían que se trataba de una enfermedad de la planta cultivable. Desconocían que la parásita tenía un período de germinación estimulado por los exudados radicales de las mismas plantas cultivables afectadas, no sabían que había una etapa subterránea de desarrollo de la parásita y que una vez emergida sobre la superficie del suelo, ya buena parte del daño estaba hecho.
Cuando el agricultor descubre cómo la parásita crece y se desarrolla, se le explica como sucede ese proceso de germinación. Él comienza a pensar sobre las medidas que se puedan realizar. Antes no le había pasado por su cabeza ese fenómeno, ahora lo había visto y su enfoque comenzaba a cambiar.
Escuela de campo en control de Striga en Togo. A la derecha una foto de la parásita.
Otro ejemplo se dio en una ECA organizada en Matagalpa, Nicaragua, con agricultores de arroz afectados por el llamado arroz maleza, el que se le conoce con distintos nombres en varios países. Nuevamente los agricultores del lugar entendían que eran plantas de arroz cultivable enfermas, o sea que padecían de una enfermedad, lo cual no es real.
Número de plantas de Striga en parcelas con MIP y prácticas tradicionales en Bazaga, Mali
El agricultor puede, bajo la guía del capacitador, conocer las diferencias entre el arroz cultivable y el arroz maleza en su comportamiento eco-biológico, como crecen y se desarrollan, ambas son la misma especie, pero una produce arroz para consumir y la otra, la especie degenerada, compite y reduce sustancialmente los rendimientos de su similar cultivable.
Lo importante en este caso es que el agricultor sepa que son dos plantas con distintos patrones de crecimiento, pero también que las fuentes de la infestación están en el banco de semillas en el suelo y en el uso de semillas de arroz contaminadas con semillas de arroz maleza.
De esta manera, el primer punto del programa de capacitación del agricultor debe ser el conocimiento de la plaga, su comportamiento, factores bióticos y abióticos que la favorecen o que le afectan. Todo eso debe ir asociado a las características del cultivo, la variedad cultivada, condiciones de riego y fertilización caso de existir, y otros. Se trata de conocer la causa del problema y así ir al desarrollo de medidas de control.
El segundo paso es ya adentrarse en las medidas potenciales de control. La receta química es muy sencilla en su mensaje: “usa esto a tal dosis y volumen de agua, no lo mezcle con esto o aquello otro”. Así de sencillo, directo y sin muchos más detalles. Sin embargo, la vida demuestra que no siempre es necesario usar químicos para combatir plagas o que su eficiencia se pudiera complementar con otras estrategias. De eso es lo que trata el MIP, la combinación racional de métodos de control de manera de reducir los niveles de la plaga sin afectar al ecosistema.
En una agricultura de cultivos en grandes áreas escapar de la práctica del control químico no es tan fácil, pero no así cuando se trabaja en áreas medianas y pequeñas, que son las que posee el agricultor de modestos recursos.
Para ejemplificar mejor el asunto, veamos que se puede hacer en el caso de las plantas parásitas, las del género Striga. La primera medida a incorporar podría ser la rotación de cultivos, algo no muy factible, ya que la rotación es impulsada por el mercado que pueda existir del cultivo propuesto para rotar. En África, donde estas parásitas abundan, existe un solo período de cultivo, el lluvioso, por lo que el agricultor no se puede dar el lujo de rotar toda el área, lo puede hacer en parte y siempre que el resto que cultive le dé lo suficiente para cubrir los gastos de todo lo que realice, además de obtener ganancias a los efectos familiares.
Cuando se habla de rotación para combatir parásitas, lo primero que el agricultor debe entender es que la germinación de estas plantas se logra bajo el estímulo de exudados radicales de la misma planta cultivable, pero que existen otras plantas capaces de provocar ese mismo efecto sin llegar a ser parasitadas, las que se llaman falsos hospederos.
El agricultor no conoce nada al efecto, por lo que el capacitador debe inducirlo a probar esta variante en una pequeña área. Temporada de cultivo rotada con un falso hospedante significa provocar la germinación de la parásita y su muerte, ya que no encontrará donde fijar su haustorio para su crecimiento y desarrollo. Varios falsos hospederos existen en estos casos. El capacitador, sin imposiciones, debe explicarle y sugerirle al agricultor estas alternativas.
Otra posibilidad es el uso en gramíneas de una dosis ligeramente elevada de nitrógeno en el fertilizante. Se sabe que el nitrógeno inhibe usualmente la germinación de esas parásitas. Este método no puede ser usado en plantas cultivables que son atacadas por las parásitas de los géneros Phelipanche y Orobanche, al poder ser afectadas igualmente por el nitrógeno en una dosis más elevada de lo usual.
Existen variedades de cultivo tolerantes a las parásitas, las que son afectadas levemente. El capacitador puede sugerir la prueba de estas variedades y ver su desarrollo y rendimiento.
Cuando el problema es de malezas, el banco de semillas en suelo cobra extraordinaria importancia. Ese banco se nutre año tras año cuando las parásitas logran florecer y fructificar en los campos de cultivo. Sucede que el agricultor puede haber realizado un buen control de las malezas en las etapas iniciales del cultivo, pero que cohortes de una determinada especie aparecen tardíamente y concluyen su ciclo prácticamente cuando el cultivo está en fase de cosecha. En ese caso la maleza suele desprenden sus semillas al suelo, las que pueden estar listas para germinar nuevamente en una temporada de cultivo próxima. Así el suelo se va alimentando o manteniendo una población de alta de malezas, las que afectan al cultivo a mediano plazo.
Agricultores en escuela de campo para control de arroz-maleza en Panamá
El capacitador debe hablar sobre este tema con el agricultor de forma práctica. Basta tomar muestras de suelo y ponerlas dentro de vasijas plásticas o de barro, regarlas, para después ver las malezas emergentes. Para el caso de las parásitas se necesitaría sembrar semillas de la planta cultivable susceptible. Sin exudados, la parásita no sería vista, y la observación duraría más por el hecho de la fase subterránea de desarrollo de la parásita.
Cuando el agricultor logra entender este fenómeno, él se convencerá de la necesidad de arrancar manualmente las plantas parásitas que han logrado desarrollarse hasta la fase de cosecha del cultivo, lo cual se traducirá a largo plazo en una reducción sustancial del banco de semillas.
Como se ve, se han discutido tres estrategias distintas, las que económicamente son factibles, y pueden ser comprobadas y validadas por el agricultor gradualmente.
En conclusiones, son dos pasos, el primero es conocer la plaga objeto de control, mientras que la segunda aborda como se puede reducir la población de la plaga a mediano y largo plazos.
Si se aborda el caso del arroz maleza, estaríamos en igual posición. El agricultor debe conocer las diferencias del arroz maleza con el arroz cultivable, incluso conocer los distintos biotipos de arroz maleza existentes en los campos. También abordar la importancia del banco de semillas para entender que esta plaga hay que controlarla antes de iniciar el cultivo del arroz y luego a lo largo del ciclo de cultivo, sobre todo al momento de la cosecha para evitar la lluvia de semillas del arroz maleza en suelo.
Conocer las fuentes de infestación es esencial. En este caso está el banco de semillas, por lo que eliminar una cohorte inicial antes de la siembra es muy aconsejable. La otra fuente, no menos importante, es el uso de semillas de arroz limpias y sin presencia de semillas de arroz maleza. Hay productores de semillas que venden su producto con una tolerancia x de presencia de semilla del arroz maleza. La experiencia en Matagalpa indica que lo mejor es usar semillas de arroz totalmente limpias.
Todos esos aspectos de esta plaga deben ser tratados por el capacitador para que los agricultores entiendan el problema y ellos mismos hasta decidan cómo abordarlos. Cuando el productor ve que su cosecha aumenta sustancialmente y que la misma es de calidad, él no tendrá reparo en adoptar esas medidas y otras que él mismo puede desarrollar por iniciativa propia o del grupo de agricultores en la ECA.
El capacitador viene a ser el motor de las ideas, su experiencia promueve la curiosidad y la inventiva de los agricultores. Su gestión no es la de un maestro como tal sino de una persona que sugiere ideas sustentadas en hechos experimentados y validados con anterioridad. El asunto es incentivar el intelecto de los agricultores para mejorar las medidas de control y elevar los rendimientos de los cultivos afectados.
Fuentes consultadas
DeLouche J.C. et al. 2007. Weedy rices-origin, biology, ecology and control. FAO Plant Production and Protection No. 188, Rome. 144 p.
“La mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones.” Marie Curie
Vistas de la Habana Vieja en la actualidad
Por Ricardo Labrada
Hay personas que merecen ser recordadas, los que no son necesariamente héroes o personajes legendarios de famosas novelas. Hay hombres normales, los que con su acción hacen del bien a los demás, y ese es el caso de la persona que quiero hablar y recordar.
Todo el relato se desarrolla en el barrio de San Isidro en la Habana Vieja. Antes se hablaba de este lugar para rememorar a Alberto Yarini, el macho de la barriada, el hombre deseado por las mujeres de ahí y de otros lares en la Habana.
La Habana Vieja hasta poco después de 1964 era un lugar con mucho ambiente comercial y paradójicamente habitado por mucha gente pobre. La población era una mezcla de negros, mestizos y blancos cubanos, la mayoría proveniente de otras provincias, a las que se añadía la flor y nata de los comerciantes judíos, casi todos de clase media, más otros ciudadanos venidos de la madre patria, entre ellos gallegos, vascos y catalanes. Los canarios eran más dados a trabajar en zonas rurales, donde poseían sus productivas fincas, por lo que estaban ausentes de esta población.
El número de bodegas (mercados alimentarios), puestos de viandas y frutas, y fondas en ese lugar era grande. Prácticamente había una bodega en cada esquina, por lo que la competencia por la clientela era enorme. Solo ganaban aquellos que mejor congeniaran con el bolsillo de la población, sobre todo vendiendo fiado (fiao como dicen los cubanos).
A inicios de la década de los 50 del pasado siglo, si uno bajaba por la calle Compostela desde Jesús María hasta la esquina, donde se inicia el callejón de Conde, solo dos cortas cuadras de largo, uno encontraba un total de tres bodegas, otra bodeguilla, dos fondas, una cafetería-restaurante y dos puestos de frutas. Había también una zapatería y una importante fábrica de hielo más una ferretería. Todo a lo mano, bastaba tener dinero para comprar lo que necesitara.
Desde niño me dieron la función en casa de hacer mandados, lo que es igual a hacer compras menores de alimentos. No llevaba dinero alguno, pero sí una libretica, donde el bodeguero anotaba lo vendido y el precio de cada mercancía. Cuando mi padre cobraba, él iba libreta en mano y le pagaba al bodeguero, a veces completo y otras un tilín menos.
Usualmente la bodeguilla de Agustín era la que yo más visitaba. Era un pequeño local, al lado de la fábrica de hielo ya mencionada, donde se vendían muchas cosas, incluso pan fresco de barra. Agustín era hermano de los dueños de una pollería enorme ubicada a una cuadra de su bodeguilla, en la calle Merced, casi esquina a Compostela.
Lo que Agustín no tuviera en venta y fuera necesario, se iba a comprar a una bodega que quedaba casi frente por frente, era la del gallego Fortunato, a quien también se le cogía fiao, pero menos.
Tendría unos seis-siete años cuando Agustín quebró. Por ley entonces todo el que quebrara se quedaba en eso, no podía cobrarles a sus deudores. Era una verdadera tragedia para el dueño saliente. El pequeño local se cerró, luego se dedicó a almacén, y casi toda la clientela de Agustín fue absorbida por Fortunato, el héroe de nuestro relato.
Hablemos de Fortunato, sabía que era gallego y me imagino que habría llegado a Cuba a mediados de la década de los 40. Ignoro si fue huyéndole al franquismo o por mejorar económicamente. Se había casado con una cubana. No tengo idea de cuándo adquirió su negocio para bodega, ya que desde que tuve uso de razón Fortunato estaba instalado allí.
La bodega era grande, tenía una parte trasera de almacén y con un refrigerador dentro, detalle que no olvido. Ya en el lugar de atención y venta al cliente, había un mostrador delantero para despachar mercancía, uno lateral izquierdo para el pan, mientras que en el extremo derecho había una barra para aquellos que quisieran tomarse una cerveza o un chupito de ron o de Terry malla dorada.
El detalle del refrigerador tiene que ver con un hecho que provocó risa entre los cubanos, en la que participó mi padre. A mediados de los 50, Fortunato había traído de Galicia a un muchacho joven para que trabajara con él. Se veía gente humilde. Mi padre llegó a la bodega en receso del mediodía y le pidió una cajetilla de cigarrillos, y al galleguito le dio por ir al refrigerador a buscarla cuando los cigarrillos estaban en los estantes a la vista de los clientes. Mi padre se impacientó, no sabía que el galleguito, el sobrín, estaba en funciones de búsqueda y no encontraba lo solicitado. Fortunato se apareció y le preguntó lo que deseaba, papi le respondió: “llevó rato esperando que tu pariente me dé lo que le pedí, una caja de cigarros”. Fortunato se viró y le dio la cajetilla. Papi no paró: “¿coño, adónde fue a buscarla?” y la respuesta no se hizo esperar: “En España se guardan en temperatura fresca”. Aquello causó una risotada en todo el local de la bodega. Años después un colega español de trabajo me lo confirmó. Pensábamos que el galleguito estaba equivocado o era un ignorante, pero no era así.
En Cuba, a partir de mediado de los años 60, hubo un programa televisivo muy visto por la población, se llamaba “San Nicolás del Peladero”, que incluso dicen que fue del gusto del Rey Juan Carlos, al que se le enviaban las cintas y luego los videos de este programa semanalmente para que los viera. Resulta que dentro del elenco de actores había un gallego, dueño de una farmacia, papel interpretado por el cubano Juan Carlos Romero, el que logró hablar con el mismo acento gallego que el conocido Fortunato, y donde también había un actor, cuyo nombre no recuerdo, de baja estatura, el que hacía el papel de sobrín del gallego. Vaya coincidencia, cada vez que los veía me recordaba a Fortunato y su pariente.
Fortunato era muy astuto en su negocio y les sacaba provecho a todos los espacios disponibles en la bodega. En el ángulo de la esquina de la entrada lateral de la bodega cedió un área de algo más de un metro cuadrado para que un bolitero instalara su caja de anotación de bolita, china, castillo y toda esa lotería de la época, pero a su lado estaba un asiento de limpiabotas, el que utilizaba Manolo el cojo (carecía de una pierna por accidente), bueno limpiando zapatos y también en las apuestas en béisbol y boxeo. Manolo soltaba el sillón en la tarde y de ahí se iba para el estadio del Cerro, donde fungía como corredor de apuestas.
La entrada de clientes para jugar lotería o limpiarse el calzado ayudaba a Fortunato a vender más bebida acompañada de aceitunas y galleticas, y daba la posibilidad a los clientes de jugar el cubilete, muy popular en los bares cubanos de entonces. Tampoco faltaba en otro ángulo la victrola, así que música popular del momento estaba a la mano, ponías un níquel (cinco centavos) y oías la canción de tu preferencia.
Oír hablar a Fortunato me resultaba divertido por su pronunciado acento gallego. Era una persona de muy buen carácter, casi siempre sonriente y bueno en sus negocios, pero con la diferencia que tenía un atributo muy especial, la bondad.
Fortunato de tonto ni un pelo, todo lo contrario, pero se hacía el de la vista gorda muchas veces cuando no le pagaban lo justo. Lo hacía porque muchas de esas personas llegaban a fin de mes a duras penas. Sabía bien que muchas veces le traían la libreta de anotaciones con números adulterados para pagar menos. Sin embargo, él se las dejaba pasar. Supongo que él diría tener suficiente y no debía presionarles o agobiarles más. Fortunato no fiaba en la bebida, él que quisiera tomar, tenía que pagar y de no hacerlo, no bebería más allí.
El gallego llegaba hasta prestar dinero cuando era para algo justo, lo puedo afirmar. Mi hermano y yo asistíamos a una escuela privada para niños de familias de bajos recursos, pero así y todo había que pagar. Sucedió que en 1957 mis padres se vieron imposibilitados de pagar la cuota de dos meses consecutivos. Aquello era una tragedia, mis padres estaban negados a mandarnos a estudiar en escuela pública, la que se consideraba de muy baja calidad, y la única solución que encontraron fue pedirle a Fortunato el dinero prestado, siempre dejando constar para qué era. El gallego sin chistar les dio el dinero necesario a mis padres y les dijo que pagaran la deuda a plazo, con algo adicional cada mes a lo que compraban en la bodega.
Fortunato gozaba de simpatías de toda la población en esa barriada y su clientela se mantuvo firme, no hubo deserción a otras bodegas cercanas, pero a inicios de 1959 sucedió algo inesperado, Fortunato vendía la bodega e iba de regreso para Galicia.
La noticia se esparció como la pólvora en el barrio y fue como un bombazo no muy asimilado por su clientela. Fortunato le vendió la bodega a otro español, del cual a uno le cuesta trabajo recordar. El gallego era un hombre de primera clase, y el nuevo, algo más viejo, no era de hacer amistades. Era todo un tacaño que comenzó a vender algunos granos con alteración en el peso a su favor. Le pedías una libra de frijoles y él te daba dos onzas menos por lo regular. Uno puede hacer esas trampas al inicio, pero siempre hay quien se da cuenta.
Volvamos con Fortunato, no pasó ni un año y regresó a Cuba, se le veía enfermo. No sé si estaba afectado por cáncer, la realidad es que se le veía con menos energía. Al gallego no le faltaba nada materialmente. Mucha gente quedó debiéndole y a su regreso comenzaron a pasarle sus quilitos, lo hacían con gratitud, era mucha obra buena la que había dejado a su paso en esa bodega, la que siempre se le conoció como la de Fortunato.
A finales de 1962 hubo una protesta masiva de la población de la barriada, donde acusaban al nuevo dueño de ladrón, pedían la confiscación de la bodega y que esta le fuera devuelta a Fortunato para que siguiera administrándola, lo cual el gallego no aceptó, tampoco en ese momento el gobierno estaba para caerle encima a las bodegas. Esa era una tarea prevista para realizarla posteriormente como todos sabemos. Así que el dueño de la bodega se quedó con lo suyo, pero con controles muy frecuentes, los que no le hacían ninguna gracia.
En buena parte de 1961 estuve ausente de la Habana, me había incorporado a la alfabetización, luego regresé en diciembre, y realmente no supe más de Fortunato. No sé si regresó a Galicia nuevamente, algo que dudo por su estado de salud, pero tampoco tengo idea en que mes y año murió.
Sea como sea, Fortunato quedó gratamente en mi memoria como lo fue en buena parte de nuestra familia y de otras muchas más en la Habana Vieja. Su bondad, su nobleza y buen carácter lo hacen ante mis ojos en la actualidad como un gigante de lo moral y cívico en una sociedad. Ni idea tengo que pensaba él en el orden político, me importaba poco, me basta con saber que era un ser humano muy solidario con los pobres.
Este artículo lo dedico a su memoria, personas como él sí merecen un busto de recordatorio y no a políticos que no han hecho más que alardear, mentir y robar.
“Roma es una ciudad que se esconde.” Javier Reverte (1944-2020, periodista y escritor)
Plaza de la República, Roma
En Roma hay más 900 iglesias, en las que se incluyen Basílicas y catedrales. Son muchas, dudo que algún cura de esa ciudad las conozca todas. Aparte de eso, están las esculturas y fuentes en varios ángulos de esta antigua urbe. De nuevo, dudo que un viejo colega de trabajo en Roma, el que alardeaba de sus conocimientos de su ciudad natal, pueda conocer todos estos sitios, los que muestran que el arte está también en la calle.
Entrar a una iglesia en Roma puede ser una sorpresa, ya que uno puede encontrar pinturas fantásticas y de enorme valor. Basta acceder al lugar y ver para asombrarse. Lo mejor de todo es que la entrada es gratuita, no como en otros lares, como Orvieto o Venecia, donde hay que pagar para acceder a sus templos famosos.
Vamos a dar un recorrido breve, el que comenzaremos por la Basílica de Santa María Maggiore, una de las cuatro Basílicas más importantes de Roma, donde se suele festejar la Fiesta de la Asunción de la Virgen el 15 de agosto, día que coincide con el llamado ferragosto. Su fecha de construcción es del 360, entonces era Basílica Liberiana. Se dice que allí apareció la virgen ante un patricio local y su esposa. Les puedo asegurar que la visita a esta Basílica les impresionará por el colorido de sus paredes y techo, por sus pinturas y lo espaciosa de la misma.
Exteriores y campanario de Santa María Maggiore
Interior Santa María Maggiore
Escultura a Papa Pio IX en Santa María Maggiore
Esta Basílica está a dos pasos de la terminal de trenes Termini, por lo que basta llegar al lugar y girar a la izquierda para encaminarse a Plaza de la República, donde en su centro encontramos una enorme fuente. Desde la plaza puede uno bajar por la vía Nazionale y terminar en la Plaza Venecia y el mismo Monumento a Vittorio Emmanuelle II, pero se nos antojó recorrer de otra manera para entrar en la Basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires, situada frente a la Plaza de la República, edificio diseñado por Miguel Ángel en 1560. El nombre del templo recuerda a los esclavos cristianos que allí construyeron las termas de Dioclesiano. Fue todo un descubrimiento por las pinturas que se exhiben y por lo espacioso del lugar, ideal para cualquiera que desee sentarse a meditar.
Entrada, altar y salida de Basílica Sta María de los Ángeles y los Martires
Interior Santa María de los Ángeles y Mártires incluida escultura a San Juan Bautista
Una vez visitada la Basílica nos fuimos en dirección a nuestra derecha y salimos a dar con la fuente del Agua Feliz o fuente de Moisés de 1585, que se halla en la Plaza San Bernardo y el Largo Santa Susanna. La fuente se construyó para abastecer de agua a los barrios enclavados en las colinas del Viminal y del Quirinal. Una joya que no habíamos visto antes en nuestros años de vida en Roma.
Fuente del Agua Feliz o fuente de Moisés en Plaza San Bernardo
De ahí fuimos a parar, sin proponérnoslo, a la intersección de Via delle Quattro Fontane (de las Cuatro Fuentes) y Via del Quirinale, donde en cada esquina hay una fuente y escultura construidas entre 1588 y 1593. Maravillosas, no cabe otro adjetivo.
Tres de las cuatro fuentes, Tiber o Tevere, Arno y Juno o Giunone, falta la fuente de la Fidelidad
Pasamos por el edificio barroco de la Galería Nacional de Arte Antiguo en el Palacio Barberini, terminado de construir en 1633, obra del famoso Pietro Bernini. Entramos en sus alrededores, muy espaciosos también, donde descubrimos una escalinata, cuya historia desconocemos.
Entrada, frente y escalinata interna en Galería Nacional de Arte Antiguo en el Palacio Barberini
Sin más remedio fuimos a parar a la iglesia de Trinitá dei Monti (Trinidad de los Montes o nombre completo es Santa Trinidad en el Monte Pincio), la que se halla sobre el Monte Pincio y desde ahí uno puede disfrutar de la vista de Plaza España, que se encuentra unos 100 metros más abajo. La iglesia es de 1519 y presenta un estilo gótico. Su interior no es que me haya asombrado mucho, ya que su techo carece de pintura u obras artísticas, pero si uno observa detenidamente apreciara obras de arte en sus capillas y buena decoración en su altar. Desde fuera de la iglesia se pueden ver varias cúpulas de Basílicas romanas incluida la de San Pedro. De frente a la iglesia encontramos el Obelisco Sallustiano, el cual fue tomado por los romanos en Egipto y trasladado a Roma. Mide 30,5 metros y contiene jeroglíficos en egipcio sobre algunos faraones. Ya desde aquí lo mejor es bajar con cuidado, los escalones están algo gastados, para salir a la Plaza España y tropezar de inmediato con la fuente de la barcaza, construida en 1629, obra de Pietro Bernini con ayuda de su hijo Gian Lorenzo. A mano izquierda, uno verá la columna de la Inmaculada Concepción, erigida en el siglo XIX de frente a la embajada española.
Iglesia Santa Trinidad en el Monte Pincio, obelisco Salustiano y altar de la iglesia
Interior Santa Trinidad en el Monte Pincio incluida escultura Deposición de la cruz
Vista Plaza España desde Iglesia Trinidad, columna inmaculada y fuente de la barcaza en Plaza España
Caminamos otro poco y vinimos a salir a la Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos, situada sobre la famosa vía del Corso de Roma. Este templo fue construido a lo largo del siglo XVII y realmente fue impresionante su decorado interior. Si Ud. visita Roma, no deje de pasar por este lugar, cuya belleza es indescriptible, sobre todo internamente.
Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos
Seguimos caminando hasta parar en la plaza San Lorenzo, donde se encuentra la Basílica de San Lorenzo Extramuros o Casa de Dámaso, que se construyó en el siglo IV y fue dedicada al mártir cristiano Lorenzo, fallecido en 258. La visita aquí fue solo exterior, ya que la Basílica estaba cerrada.
Basílica de San Lorenzo Extramuros
Hasta aquí una parte del recorrido. En una próxima entrega se detallarán otros lugares de interés, con recorrido igualmente partiendo de la Basílica de Santa María Maggiore.
30 marzo de 2022
Dedicado en un día como hoy a la memoria de mi abuela materna Lydia, de mi prima hermana Lydia y de mi tía Marta
“Puedes construir sobre el éxito de ayer o poner tus fracasos en el pasado y empezar de nuevo.” Bob Feller (otrora estelar lanzador en la MLB)
Por Esteban Romero
Cienfuegos campeón 1941
El Cienfuegos apareció en varias temporadas de la Liga Nacional Amateur e igualmente en la Liga Federal Universitaria en la pelota anterior a 1962. El color del uniforme del equipo, en las tres primeras décadas del siglo XX, era el rojo.
Inicialmente se les conoció como Federales de Heredia y comenzó a destacarse a partir de 1919 hasta que se coronó campeón en la temporada de 1920 aventajando a los equipos de Sagua la Grande, Fortuna, Atlético de Cuba, Aduana y el Deportivo de Matanzas.
Entre 1919 y 1921 la nómina regular del equipo era integrada por el receptor C. Galeto, A. Lino Hernández 1B, L. García 2B, Rafael Gandulla 3B, M. Bermúdez SS-CF, C. Morini SS. Los jardineros fueron E. Machado OF-3B, J. Morini LF, José Dibut LF-1B-2B, Carlos Manuel García CF, R. Pérez RF y J. Iser. El camarero L. García fue el campeón de bateo en 1920 al promediar .409
Su lanzador principal fue Pedro Esquivel, derecho del cual el Recluta de la revista Carteles hablara encomiásticamente ya en 1919. Según el comentarista, Esquivel tenía la virtud de reunir entre sus facultades, la de poseer un excelente control, sobre todo su curva, un buen cambio de velocidad, una bola rápida apropiada para combinar con los dos primeros lanzamientos, mucha inteligencia y una paciencia en el montículo que le ayudaba a resolver las situaciones de riesgo que se presentaban cuando lanzaba.
Pedro Esquivel
He visto el nombre del lanzador Pedro Dibut mencionado en este equipo, pero puede haber alguna confusión al respecto, ya que el estelar serpentinero lanzaba en 1917 en la profesional cubana con el Red Sox de Miguel Ángel González, en 1918-19 lo hizo para el Habana del mismo Miguel Ángel. Luego hay una pausa hasta 1923 cuando juega con el Cuban West Stars y con los Leopardos de Santa Clara en 1923-24. La prensa de 1920 y 1921 hablaba del derecho Pedro Esquivel como as principal del conjunto cienfueguero. Dibut era profesional desde 1917.
El manager victorioso de este equipo fue C. Esquivel, ignoro si es pariente de Pedro Esquivel, es probable, quien en 1921 comenzó a alternar funciones de dirección con el conocido Alfredo “Pájaro” Cabrera. En esta temporada, Cienfuegos salió en punta al ganar sus dos primeros desafíos, uno de ellos sobre el Fortuna, pero luego no pudo mantener su nivel de juego y cayó a la tercera posición con promedio de .500 (8-8) superado por el campeón Fortuna (15-3) y el Atlético Cuba (10-6). De sus peloteros, el más destacado fue el jardinero E. Machado, el que promedió ofensivamente para .419, solo superado por el líder de los bateadores, Francisco Espiñeira (.436) del Atlético de Cuba. El hermano de Machado, F. Machado, compartió faenas como lanzador con el estelar Esquivel, al que no le fue muy bien en esta temporada.
Hubo cambios en la nómina del equipo en 1922 cuando solo jugó en la zona Este de la Liga enfrentado al Deportivo de Cárdenas. El receptor esta vez fue el otrora antesalista M. Bermúdez, con A. Cortés 1B-LF, A. Lino Hernández 1B, L. García 2B, José Dibut 3B (P), C. Morini SS. En los jardines estaban R. Pérez LF, Carlos Manuel García CF y L. Esquivel Jr. RF. Los serpentineros fueron Pedro Esquivel, el conocido Genaro Melero, y otro lanzador de apellido Cabral. Me llama la atención de que, en una síntesis biográfica de Melero (¿de Chambas o Jatibonico?) no aparece nada de su juego con este equipo en 1922.
Cienfuegos no tuvo dificultad en vencer al Cárdenas ganando 4 de 6 juegos, por lo que se vio obligado a enfrentar al campeón Oeste, el Fortuna, en serie de 3 juegos, que ya se citó anteriormente en este blog (Romero 2022). Fortuna ganó el primer juego el 17 de setiembre, Cienfuegos empató en juego del día 22 y finalmente Fortuna ganó el decisivo con anotación de 4-3 en once entradas. La carrera de la victoria anotada por Silvino Ruíz e impulsada por el receptor-manager Alfonso Peña.
Cienfuegos no participó en la justa de la Liga Nacional Amateur en 1923, y regresó para jugar en la contienda de 1924 de la recién inaugurada Liga Federal Amateur o Universitaria, cuya nómina vino algo más reforzada con M. Bermúdez en la receptoría, A. Cortés 1B-C, Mario González 2B, L. García 2B, José Dibut 1B-3B, Rafael Gandulla SS, L. Esquivel Jr. En los jardines R. Pérez LF, Carlos Manuel García CF, José Oteiza RF (2B), H. León RF. Los lanzadores fueron P. Medina (RF), J. Cabrales, G. Oteiza y Pedro Esquivel (CF). Se nota la presencia de los Oteiza, que habían jugado anteriormente para el Fortuna.
Este equipo salió a ganar nuevamente y así lo logró. Terminó con balance de 13-3 (.813) aventajando al Liceo Regla (11-3, .786) y al Liceo Bejucal (12-4, .750). Su mejor bateador fue L. Esquivel Jr., el que promedió .429 y fue el cuarto mejor bateador de este torneo.
El Cienfuegos no pudo participar en la contienda de la Liga Federal de 1924 debido a problemas de recursos, sobre todo para su traslado a los juegos en la Habana. Carlos Manuel García y el lanzador Pedro Esquivel lanzaron para el Regla en 1925.
El retorno de este conjunto a la liga amateur ocurrió en 1938. La llamada Casa Stany, un negocio de ropas en Cienfuegos, patrocinaba a su equipo, en el que jugaban algunas figuras que se destacarían en el futuro, pero el empuje para jugar en la Liga Nacional Amateur, no tengo duda en afirmarlo, se debió a la entrada en el equipo de Conrado Marrero, hombre proveniente de la finca de Laberinto no muy lejos de Sagua la Grande.
El equipo de Casa Stany se vio forzado a cambiar su nombre comercial por el de Cienfuegos Stany Sport y luego por Cienfuegos Sport Club. Su nómina en 1938 estaba integrada por los receptores Carlos Julio Trujillo, A. Ramos y J.J. González, con Anselmo Fleitas 1B-C-RF, Félix Cortés 1B, Juan Yero 2B, Rafael Roses 3B, Ángel Fleitas SS y R, Reeds SS. Los jardineros fueron Alberto Fábregas LF-3B-C, los hermanos Carlos “Charles” Pérez CF, David “Caballero” Pérez RF (z), y Tomás Delgado (z). El cuerpo de lanzadores venía encabezado por Marrero, además de Dimas Figueredo, F. Escalante (1B), L. Varona y A. Sust. La dirección estaba a cargo de Pepín Pérez.
Si bien en las versiones del Cienfuegos de los años 20 predominaron los Esquivel, en esta nueva, a partir de 1938, estuvieron los hermanos Yero, Charles y David Pérez, y los Fleitas, Anselmo y Ángel, ya que Andrés había pasado a jugar con el Hershey.
Esa temporada de 1938 fue ganada por el Hershey de Joaquín Viego, mientras que el Cienfuegos terminó en la quinta plaza (13-9, .591). Marrero tuvo record de 10-7, incluido no hit no run sobre la Universidad el 11 de setiembre. El retorno fue igualmente bueno y su performance mejoraría en las siguientes temporadas.
Un ligero cambio en la nómina en 1939 cuando E. Castro alternó como receptor con Carlos Julio Trujillo. R. Fernández reforzó los jardines ante la ausencia de David Pérez, y varios lanzadores tuvieron breves actuaciones, entre ellos R. Hernández, J. Ascanio, G. Insua (1B), C.M. Quintero, Dima Figueredo, F. Fonseca, L. Varona, pero el caballo de batalla fue nuevamente Marrero, el que tuvo registro de 13-4, lo que le permitió al Cienfuegos ocupar la segunda posición (16-6, .727) ligeramente alejado del campeón Hershey (21-3 .875).
Para la temporada de 1940, los cambios o adiciones en la nómina fueron Raúl Guimerá alternando en la inicial con Félix Cortés, Luis Insua reforzó el cuadro junto con L. Bello, David Pérez regresó al equipo, mientras que Feliciano Castro se integraba al grupo de jardineros. Los lanzadores fueron Marrero y Dima Figueredo. Esta vez el equipo tuvo una ligera caída al terminar en la tercera posición (16-8 .667) superado por el campeón Hershey (20-5 .800) y el Fortuna (18-7 .720). Marrero ganó 15 juegos, completó 18 y logró ponchar a 117 bateadores.
Raúl Guimerá
El equipo dependía en buena medida de lo que hiciera Marrero, pero es bueno indicar que defensivamente recibió buen apoyo, sobre todo en los jardines, mientras que el bateo, sin ser nada desbordado, lograba anotar las carreras necesarias para la victoria. Usualmente Marrero ganaba con una o dos carreras de ventaja.
Conrado Marrero
1941 fue la temporada de la victoria, la que tanto pelearon desde que regresaron en 1938. El equipo estuvo dirigido por Ángel Cándido González. Feliciano Castro pasó a alternar con Trujillo en la receptoría, V. Hernández alternó en la inicial con Cortés, a la vez que Guimerá pasaba a jugar los jardines junto con Fernández, los hermanos Pérez y Tomás Delgado. Hubo un nuevo jardinero, H. Hernández. Marrero tuvo como refuerzo en el pitcheo a R. S. León, el que lanzó muy poco.
Tomás Delgado
Cienfuegos terminó con 18-6 (.750) para aventajar al Hershey (17-8 .680). La figura de Marrero fue esencial para la victoria, el que lanzó 196,1 innings, 18 juegos completos y ganados, de ellos 5 lechadas, y perdió 6, lo que quiere decir que ganó y perdió todos los juegos de su equipo. Como era de esperar, Marrero fue premiado con el MVP de la justa.
Para la temporada de 1942 no hubo cambios en la nómina de este equipo. Nuevamente Marrero disertó, el 24 de mayo lanzó su segundo no-no en la Liga Amateur, esta vez sobre el Vedado Tennis. Solo Ricardo Morales le llegó a primera por boleto. En esa temporada logró hilera de 35 escones consecutivos.
Al final de la justa, Cienfuegos terminó empatado en primer lugar con el Círculo Militar y Naval como registro de 22-5 (.815), por lo que hubo que jugar un partido extra, que cualquiera lo podía ganar. Era preferible una serie extra a ganar dos juegos, pero como estaba de por medio la V Serie Mundial de Béisbol, se decidió jugar un partido decisivo, el cual sería parte del doble juego inaugural de la justa internacional mencionada.
Cienfuegos salió a comerse al «León» con Marrero en el montículo, mientras que Isidoro León Becerra se encargaba de tirar los bultos postales por los militares. Los de la Perla del Sur marcaron 3 en el mismo primer inning, donde se combinaron imparables de Charles Pérez, Alberto Fábregas, doblete de David “Caballero” Pérez, y fly de sacrificio del inicialista Rogelio González, integrado a la nómina del Cienfuegos en ese año. Los Guardias marcaron 2 en el séptimo, pero el Cienfuegos marcó otra en el octavo. Con el marcador 4-2, la tropa militar no se amilanó y empataron con batazo algo extraviado del receptor Rogelio Valdés, mientras que el jardinero izquierdo Félix “Lenguita” Fernández empujaba a Rogelio con Texas de media libra, como lo definía el narrador-comentarista Rubén Rodríguez, pero que daba la victoria y el banderín a la tropa del capitán Evelio Miranda.
Alberto Fábregas
Marrero perdió ese juego decisivo, pero ganó 22 y perdió 5 a lo largo de la temporada, lo que quiere decir que una vez más ganó y perdió todos los juegos de su equipo, conjunto químicamente de una sola valencia en el pitcheo.
Al Cienfuegos no le fue nada bien iniciada la temporada de 1943, ya que Marrero había sido suspendido por haber jugado en Camagüey. No fue el único que se le apartó del juego por buen rato. Él mismo no negaba haber lanzado, pero todo era a cambio de una paga equivalente a una pobre dieta, si vamos al caso. Por otro lado, tuvo la autorización de la Casa Stany para jugar. No se había escondido nada, todo transparente, pero para la Unión Atlética lanzar o jugar en otras ligas o campeonatos no bendecidas por la organización era como convertirse en profesional. Es cierto que muchos peloteros lo hacían con nombres falsos, pero en el caso de Marrero no hubo nada de eso.
Rogelio González
Sin su as de pitcheo, no era mucho lo que se pudiera esperar. Cienfuegos se había reforzado en el cuadro con el estelar Derubín Jácome y añadió al jardinero M. Padilla, estaba Aurelio Yero, el que igualmente jugaba la segunda y el campo corto, pero su talón de Aquiles fue su pitcheo. Utilizó lanzadores no conocidos como M. Jaramillo, J. Alkázar, Jacinto Pérez y hasta Raúl Guimerá hizo su papel como lanzador. Marrero pudo volver al juego cuando el Cienfuegos ya había sido relegado a la segunda división. Su registro entonces fue de 7 victorias y una derrota. Su equipo alcanzó un modesto undécimo lugar en la justa cubana de béisbol amateur, considerada como la más fuerte y reñida de su época. En las postrimerías el conjunto supo vencer a los equipos de Teléfonos y Universidad para llevarse la Copa Consolación, la que se otorgaba al primer lugar de la segunda división,
Para 1944 los cambios fueron la adición del lanzador zurdo-jardinero José Nakamura, de origen nipón, y del torpedero L. Martín Laffite, el que años después jugara con la Universidad. David Pérez ya no estaba, pero su hermano Charles se mantenía en el conjunto. La antesala era defendida por J. Sánchez, mientras que la intermedia estaba H. Fernández. Fábregas jugaba en los jardines y Rogelio González en la inicial. Nuevamente el Cienfuegos fue uno de los equipos contendientes por la corona del campeonato.
Carlos «Charles» Pérez
Esa fue la temporada del Círculo de Artesanos con Julio “Jiquí” Moreno haciendo de las suyas, al ganar 26 juegos y ponchar a 319 bateadores. Se dice fácil, pero hacerlo es otra cosa. El Círculo Militar y Naval no se quedó muy atrás con Isidoro León ganando 22 juegos, mientras que el Deportivo Matanzas con su trío de lujo, Consuegra-Limonar-Catayo, quedaba empatado con el Cienfuegos en la tercera posición (21-9, .700). Marrero ganó los 21 juegos de su equipo, incluida 7 lechadas, y perdió 8.
Esta vez el Cienfuegos tuvo buena producción ofensiva encabezada por Nakamura (.345) y el siempre eficiente Charles Pérez (.324).
José Nakamura
En la temporada de 1945, la penúltima del Cienfuegos, el equipo se presentó casi idéntico al del año anterior, e hizo tenaz oposición al trabuco, sobre todo en pitcheo, del Deportivo de Matanzas, el que se presentó con Sandalio Consuegra en plenitud de forma, al extremo de ganar 24 juegos y lanzar para PCL de 1,39. Detrás del lanzador de Potrerillo estaban Catayo González y Limonar Martínez resguardando todas esas victorias. Por su parte, Cienfuegos, el univalente en pitcheo, dependió nuevamente de su estrella Conrado Marrero, el que ganó 22 juegos, entre ellas 7 lechadas, y su tercer juego de 0 hit 0 carreras, lanzado contra el Miramar YC el 20 de agosto. En ese juego Marrero ponchó a 14 bateadores y concedió 4 bases por bolas. El PCL del Premier al final de la justa fue de 1,21.
Matanzas quedó en la cima por segunda vez en las tres últimas temporadas, esta vez con promedio de 27-4 (.871), mientras que Cienfuegos logró 25 victorias con 6 derrotas (.806). Nuevamente Charles Pérez estuvo desbordado ofensivamente al promediar para .361. Un nuevo pelotero de cuadro en el Cienfuegos, E. Barral, logró batear para .345 en 18 juegos. Otro destacado al bate fue el receptor Trujillo (.293).
1946 fue la última presentación del Cienfuegos en la Liga Amateur. En esa temporada no tenía a Marrero, el que nuevamente fue suspendido por haber lanzado en un piquete en el pueblo de Santo Domingo en juego de beneficio para la Sociedad de Color, según él mismo le manifestó al Dr. Roberto González Echevarría. Cienfuegos fue eliminado en la primera vuelta de la temporada, mientras que Marrero, a la edad de 34 años, firmaba como profesional, no le quedaba otra opción.
Como se puede apreciar, los conjuntos representativos de Cienfuegos siempre fueron competitivos en las ligas amateur. Estos podían tener peloteros de otros lares, como era el caso de Marrero, pero existía el deseo de ganar o de quedar en una digna posición. Hubo una etapa inicial cuando Pedro Esquivel fue su principal lanzador, luego vino una segunda con Marrero y otros peloteros destacados como los hermanos Pérez, Alberto Fábregas, Félix Cortés, Rogelio González y otros. Sin embargo, hay que destacar por encima de todos, la labor de Trujillo detrás del plato y recibiéndole siempre a Marrero. El receptor de referencia es, sin lugar a dudas, el que más veces le haya recibido a Marrero en su carrera. Ningún otro, ni Fermín Guerra, ni Andrés Fleitas en las filas del equipo profesional Almendares, le recibieron más a Marrero que Trujillo con el Cienfuegos en la Liga Nacional Amateur.
La labor de Marrero puede considerarse única en el béisbol amateur. Es cierto que hubo otros lanzadores destacados, pero usualmente lo hacían por espacio de 2-3 temporadas y saltaban al profesionalismo. Marrero se mantuvo por espacio de ocho temporadas, en las que acumuló 128 victorias, incluida la asombrosa cifra de 43 lechadas, con 40 derrotas. Marrero era hombre de campo y le interesaba más su finca que brincar al profesionalismo. Cuando lo hizo fue porque no le quedó más alternativa.
El Cienfuegos también aportó figuras que brillaron en selecciones Cuba a eventos internacionales. El primero de ellos fue David “Caballero” Pérez, el que integró el equipo Cuba a los IV juegos centroamericanos (Panamá, 1938). David repitió en el conjunto cubano en la II Serie Mundial (Cuba 1939), pero en esa temporada jugó para el Regimiento 7 en el torneo amateur de las Fuerzas Armadas y no para el Cienfuegos. Marrero debutó precisamente en esta II serie, repitió en la III (Cuba 1940), en la que ganó el MVP de la justa, y volvió a integrar la selección en la IV serie (Cuba, 1941), en la que también se incluyó Carlos “Charles” Pérez. Ambos peloteros repitieron en la V Serie (Habana, 1942) cuando Charles Pérez se desbordó al liderar los departamentos de hits (16), carreras anotadas (20), jonrones (2), bases robadas (4) y co-líder en triples (1). Marrero y Charles Pérez volvieron al Cuba para participar en la VII serie mundial (Venezuela, 1944).
El Cienfuegos amateur de antes de 1962 fue un conjunto victorioso, dos campeonatos y tres subcampeonatos en la Liga Nacional Amateur más un título de la Liga Federal. Deberían los actuales peloteros del Cienfuegos en Serie Nacional tomar ejemplo y convertirse en un equipo victorioso como sus antecesores. Peloteros han tenido, pero hasta ahora no han logrado banderín alguno.
Fuentes
El Recluta. 1919. En Cienfuegos hay un pitcher. Carteles, agosto, pp. 26.
González Echevarría, Roberto. 1999. La gloria de Cuba- historia del béisbol en la isla. Editorial Colibrí, Madrid, España. 720 p.
Martínez Peraza M. 2009. Por amor a la pelota- historia del béisbol amateur cubano. Ediciones Universal, Miami, Fla., 439 p.
Nieto Fernández Severo. 2000. Conrado Marrero, el Premier. Editorial Científico-Técnica, 281 p.