No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.
Cesare Pavese
Comienza la serie mundial de 2015, hoy 27 de octubre, y hay un hecho que deseo recordar, algo que fui testigo a través de la TV cubana en 1956, y para eso me he imaginado esta entrevista con uno de sus protagonistas, que aunque ya desaparecido, dejó evidencia de cómo ocurrieron las cosas en ese juego de esa serie mundial. Para eso me he basado en testimonios del pelotero como respuestas y en algunos casos me he imaginado las respuestas a mis preguntas. Han pasado 49 años y ningún otro lanzador ha podido ni siquiera lanzar un juego de cero hits en este tipo de evento, así imagínense tratándose de un juego perfecto.
Por Esteban Romero
P: Muchas gracias Mickey (Mantle) por acceder amablemente a esta entrevista.
MM: Muchas gracias a ti por la invitación.
P: Cómo ya sabes, mi interés es que hables del juego perfecto que lanzó Don Larsen en la serie mundial de 1956.
MM: Con mucho gusto hablaré de nuestro buen amigo “El Pájaro Errante” y de su famosa hazaña.
P: No obstante, tengo una pregunta muy personal que quiero que en Cuba se sepa.
MM: ¿Cuál es?
P: Si recuerdo bien, visitaste nuestro país en 1957.
MM: Si creo que fue en el invierno de 1957. Me hospedé en el Hotel Nacional y estuve presente en un doble juego dominical. En el intermedio de esos dos partidos recibí una enorme ovación del público, yo me hallaba en el terreno en unión de algunos bigleaguers y amigos cubanos. Realmente sentí la simpatía del pueblo cubano y lo mucho que gusta el béisbol allí.
P: Ese domingo llevabas una camisa de cuadro, algo muy county. Me recuerdo de lo que has contado en otros medios que Hank Bauer te llevó a comprar un traje cuando llegaste a Nueva York, el primero que te pusiste en tu vida, ya que eras más de vestir a lo vaquero.
MM: Si es cierto, yo me crie en el Medio Occidente (MidWest) y mis costumbres son de allá. Hank me ayudó a vestir mejor en el ambiente neoyorquino, de hecho compartimos habitación en hotel por largo tiempo.
P: ¿Algún lanzador cubano que te haya puesto en aprietos?
Uno de los lanzadores más difíciles a los que me enfrenté fue Sandalio Consuegra, un hombre que poseía una screwball que me ponía en aprietos. Le bateé bien a Camilo Pascual y a Pedro Ramos, pero con el tiempo Camilo comenzó a dominar con una curva de barril difícil de batear. No obstante, Consuegra y Tom Sturdivant fueron los lanzadores que mejor me dominaban en el juego.
P: ¿Cómo fue aquello que sacaste out con un tiro a primera a Conrado Marrero?
Fue en un juego de entrenamiento primaveral, Marrero conectó batazo que habría sido hit por cualquier otro corredor, pero como él corría muy lento, tiré a primera y lo puse out. Después de eso todo el mundo se reía del incidente y Marrero prometió desquitarse, no recuerdo si lo hizo, ya que en nuestro equipo la tanda de bateadores era muy fuerte.
P: Bueno vamos a entrar en el tema de Don Larsen ¿Cómo llegó a los Yankees?
MM: Él provenía de los Orioles de Baltimore y llegó a los Yankees en 1955 en el canje más grande de la historia del béisbol. Digo más grande por la cantidad de peloteros que se vieron involucrados en la operación.
Este cambio se hizo en dos etapas y al final se había canjeado un total de 18 peloteros. Los Yankees obtuvieron a Larsen, Bob Turley, el infielder Billy Hunter, un inicialista de nombre Dick Kryhoski, Darrel Johnson, un receptor y un par de peloteros de las Menores, Jim Fridley y Mike Blyzka. A cambio de ellos, los Orioles recibieron a los lanzadores Harry Byrd, Jim McDonald y Bill Miller, los receptores Hal Smith (él mismo que jugando para los Piratas nos conectase un jonrón en el séptimo juego de la Serie Mundial de 1960), Don Leppert y Gus Triandos, los jugadores de cuadro, Kal Segrist y Willie Miranda, los jardineros Ted DelGuercio y mi viejo favorito Gene Woodling, quien ya envejecía, más otro jugador a designar después, que resultó ser el lanzador, Art Shallock, enviado a los Orioles por renuncia al siguiente año. Así que recibimos siete jugadores y los Orioles once, prácticamente un equipo completo, que buena falta les hacía en aquel entonces. El cambio, sin embargo, fortaleció nuestro cuerpo de lanzadores. Necesitábamos lanzadores, por lo que Turley y Larsen nos vinieron al dedillo. Ambos eran jóvenes y tenían en la bola.
P: Interesante que de esa lista hubo algunos peloteros que jugaron en Cuba en el pasado, son los casos de los receptores Gus Triandos que jugó para el Almendares (1954-55), y Hal Smith que jugó para el Marianao (1956-57), el lanzador Mike Blyzka con el Marianao (1954-55) y el siempre recordado torpedero cubano Willie Miranda.
MM: Recuerdo bien que Cuba era considerada la segunda plaza en importancia de la pelota profesional en la década de los 50.
P: También lo fue de siempre en la llamada pelota amateur. Ahora, ¿ me puedes decir cómo fue la decisión de designar a Larsen para lanzar el quinto juego de la serie mundial de 1956?
MM: Nos tomó a todos por sorpresa, fue una decisión muy personal de Casey Stengel. Como Uds. saben, esa serie comenzó con dos derrotas para los Yankees, y una de ellas correspondió al Pájaro Errante, por eso nos llamó la atención que estando la serie empatada a dos victorias por bando, Stengel se haya decidido por Larsen para un juego tan crucial.
P: ¿Es cierto que Larsen bebió el día antes de ese juego?
MM: Puedo afirmar todo lo contrario. Es cierto que la mayoría de nosotros le caímos encima a Larsen para que se cuidara para el siguiente juego, pero conociéndolo, sabíamos que aquello era para oídos sordos.
P: ¿Era acaso un bebedor empedernido?
MM: No, no realmente, pero era capaz de hacer cosas que nuestro grupo no hacía. Cuando hablo de grupo me refiero a los tres mosqueteros, Whitey Ford, Billy Martin y este servidor. Una vez, durante el entrenamiento primaveral, todos fuimos a ver cantar a Frank Sinatra en un hotel de Miami Beach. La mayoría acompañada por sus esposas, excepto Don que estaba soltero. Tan pronto nos sentamos, lo primero que hizo fue pedir una cerveza, luego un ron con coca-cola, le siguió un scotch con soda para proseguir con un whiskey Canadian Club. Yo no lo podía creer, bebiendo toda esa mezcla. Le entró hipo y lo paró cuando le pidió al camarero le trajera vinagre para tomar. Borracho no salió de aquel lugar, que conste.
P: En el segundo juego de la serie mundial que me hablaste los Yankees llegaron a tener ventaja de 6-0 y Larsen perdió el desafío.
MM: Así es, de nada valió el jonronazo de Yogi Berra con las bases llenas sobre los envíos de Don Newcombe. No obstante, Casey era muy observador y su decisión había que respetarla, él sabía lo que hacía.
P: ¿Cómo puedes afirmar que Larsen no bebió el día antes? ¿Estabas con él?
MM: Así es, nos habíamos reunido en el restorán de un ex pelotero, el salón de Bill Taylor en la 57 de la Occidental frente al hotel Henry Hudson, donde el Pájaro residía. Taylor era un pelotero alto, bateaba a la zurda, era de Alabama, y jugó como jardinero en los Gigantes de Nueva York. Él estuvo tres temporadas con este equipo y temporada y media con los Tigres de Detroit antes de su retiro.
Me junté con Larsen y sus amigos alrededor de las nueve de la noche, donde estuve una hora y media. En ese tiempo el Pájaro Errante no bebió nada, solo un Ginger Ale. Larsen luego compró una pizza que se llevó para su habitación. Si él hizo algo después de haberse marchado, no lo sé, pero no creo que por la hora él estuviera dispuesto a irse de rumba.
P: Entremos en detalles del juego.
MM: Los Dodgers venían igualmente por ganar y ponerse delante en la serie, para ese fin llevaron al barbero Sal Maglie al montículo.
P: Maglie era muy conocido por la afición cubana, lanzó para el Cienfuegos (1945-46), y luego con el Cuba y los Alacranes en la llamada federación que jugaba en la Tropical, en la temporada de 1947-48.
MM: Maglie estuvo buen tiempo sancionado de jugar en Grandes Ligas, él fue uno de los rebeldes que se fue a jugar a la nueva liga mexicana que crearon los Pasquel. En cuanto le levantaron la sanción, lanzó para los Gigantes en 1950 y se convirtió en el verdugo de los Dodgers. Cosas de la vida, por intermedio de los Indios Maglie llegó a los Dodgers en 1956, donde se convirtió en uno de sus principales abridores.
P. Según leo, ese juego se efectuó el 8 de octubre de 1956.
MM: Así es, era un día soleado, con una temperatura algo fría, pero soportable.
P: ¿Alguna característica en particular de Larsen a la hora de lanzar?
MM: Si, lo hacía sin windup, no le daba tiempo para pensar al bateador, era una máquina lanzando. Con sus 6 pies y 4 pulgadas, más 220 libras de peso, era un lanzador impresionante. Lamentablemente nunca tuvo la debida consistencia y no llegó a ser estrella, o mejor dicho fue estrella por un día, el 8 de octubre de 1956.
P: ¿Cómo anotaron la primera carrera?
MM: Maglie se había presentado muy bien, pero en el cuarto episodio me lanzó una curvita que se le quedó algo alta y logré darle jonrón, un batazo que pasó muy próximo a la zona de foul, lo digo, pues yo no halaba la bola, mis batazos generalmente iban por el left center, el right-center o por el mismo centro. En todo caso, ese jonrón fue el primer hit del juego, el primero contra Maglie y el marcador se puso 1 por 0.
P: ¿Tuvo Larsen algún momento débil?
En realidad sólo un hombre le llegó a tres bolas, fue el experimentado Pee Wee Reese, pero el quinto episodio fue difícil, Jackie Robinson abrió la entrada con batazo que parecía el primer hit del juego de los Dodgers. Fue una línea por tercera que le saltó del guante a Andy Carey, y la bola fue a parar al guante de Gil McDougald en el campo corto. Luego vino el inicialista Gil Hodges, otro bateador de poder y de cuidado, quien sonó un estacazo por el mismo left-center. En el Ebbets Field, ese batazo se hubiera ido fácil, pero en los jardines del Yankee Stadium quedaba aún bastante espacio y terreno para mi corrido. Despegué al máximo de mi velocidad y logré fildear la bola cuando ya empezaba a descender, a 400 pies del plato. El siguiente bateador era el responsable de nuestra derrota en la serie mundial de 1955, el cubano Sandy Amorós, quien entregó el tercer out al roletear a la manos del camarero Billy Martin. Larsen ese día estaba duro y con un control impecable. Yogi no tuvo que ir a conferenciar con él en ningún momento del juego, estaban ambos bien sincronizados.
P: ¿Cuál era el comportamiento de Larsen a lo largo de un juego de cero hit?
MM: No dejaba de jaranear y hablar de lo que no se debe. Todos los peloteros somos supersticiosos y evitamos hablar del cero hit en el transcurso del juego, pues Larsen no, cuando dominó a los Dodgers en el quinto inning, vino y me dijo que sería muy divertido poder lograr un cero hit, apenas me lo dijo lo mandé al diablo. El resto de los peloteros en el banco le huía cuando le veían hablar de semejante cosa.
P: ¿Cómo fue la segunda carrera que lograron fabricar?
MM: Fue en el sexto inning, Andy Carey abrió con hit por el centro, Larsen se sacrificó en toque que lo llevó a segunda y Bauer conectó sencillo impulsador de la segunda carrera. Collins le siguió con hit, era una buena oportunidad para que yo ampliara el marcador, había corredores en primera y tercera, y un solo out. Conecté fuerte a la bola, Hodges, como todo un maestro, fildeó el batazo, pisó primera y acto seguido tiró a Campanella para coger en el rundown a Bauer y ponerlo out.
P: ¿Algún otro batazo peligroso para Larsen?
MM: Si, se lo conectó Amorós en el octavo inning, fue profundo por el centro que yo atrapé para el tercer out.
P: ¿Cómo fue la novena entrada para Larsen?
MM: Hago constar que Larsen no dejó de hablar del cero hit desde la sexta entrada y todos nosotros espantados. Hay que tener sentido del humor o no ser supersticioso, eso era Larsen. Creo que si no lograba el cero hit, al final se iría a tomar unas cervezas y olvidaría todo lo sucedido.
Carl Furillo inició el noveno con fly al derecho después de haber conectado cuatro fouls y haber recibido una bola. Le siguió Roy Campanella con batazo a las manos de Gil McDougald con asistencia de Collins. El estadio rugía en ese momento. Por Maglie, de emergente, vino a batear un hombre de tacto al bate, el veterano zurdo Dale Mitchell, un pelotero que en 10 temporadas con los Indios había promediado por encima de los .300. Larsen le lanzó una primera bola, le siguió con un strike, recuerden que todo eso sin wind up, segundo strike, vino un foul, el bateador seguía con vida, el siguiente lanzamiento, Mitchell hace un medio swing, pero ahí quedó crucificado, el árbitro Babe Pinelli cantó sonoramente STRIKE THREE.
P: Ese juego fue el primer y único juego de no hit en series mundiales y por coincidencia fue perfecto.
MM: Así es, todos estuvimos muy contentos con este resultado, y como dije Larsen fue el mejor lanzador del mundo ese día. Con los Yankees duró hasta 1959, no tuvo la debida consistencia, y en 1959 pasó a jugar con los Atléticos de Kansas City, en un canje que también se llevó a mi buen amigo Hank Bauer.
P: Muchas gracias, Mickey, por habernos concedido esta interesante entrevista. Espero que en futuro no lejano puedas una vez más darnos más información importante sobre acontecimientos de las Grandes Ligas. Me le das un saludo afectuoso al más grande de los bateadores, Ted Williams, cuando lo veas.
MM: Gracias por la oportunidad de seguir siendo famoso y encantado de haber compartido para Deportescineyotros.