“La tiranía monta su propia cámara de ecos: un vacío donde las señales confusas
zumban al azar; donde un murmullo o una insinuación causan pánico, de modo
que al fin es probable que la maquinaria de la represión se desvanezca, no por obra
de la guerra o la revolución, sino con un soplo, o por el rumor de las hojas que caen.”
Bruce Chatwin (1940-1989, novelista inglés)
Fidel Castro participó en la Asamblea anual de las Naciones Unidas, la que tuvo lugar del 8 al 26 de septiembre de 1960 en Nueva York. Para el entonces primer ministro cubano fue una oportunidad perfecta de encontrarse con varios primeros mandatarios, entre ellos Nikita Sergueyevich Jhruschov de la URSS, Abdel Gamal Nasser de la efímera República Árabe Unida, nación creada a partir de la unión de Egipto y Siria en 1958 y que duró hasta 1961, el presidente Gomulka de Polonia, una década después defenestrado por orden del Kremlin, y otros altos dirigentes más. El gobierno estadounidense cometió un error cuando los grandes hoteles de Nueva York no le brindaron hospedaje a la delegación cubana. A mi entender, habría sido mejor no dejarla entrar y resuelto el dolor de cabeza, pero eso iba en contra de los deberes del país anfitrión de esta organización internacional. Inesperadamente un hotel de la barriada de Harlem, el Theresa, le dio la bienvenida, y ya saben, el hotel se hizo famoso, y la población negra del hotel y lugar se sintió orgullosa por esta acción. Así que los fouls de la administración Eisenhower con esta visita fueron evidentes, mientras que el “mesías” cubano se ganaba las simpatías de casi todos los gobernantes asistentes a dicha asamblea, excepto varios de América Latina.
La delegación cubana había viajado a bordo de un avión Britannia de Cubana de Aviación, el cual debía partir de regreso a la Habana desde el aeropuerto Idlewild en el Queens, ciudad de Nueva York, el que años más tarde se convirtiera en el famoso John F. Kennedy (JFK). Hubo sorpresa en esta partida, el avión fue embargado por el gobierno norteamericano, aunque, al parecer, se quiso dar marcha atrás luego de que el secretario de la ONU Dag Hammarskjold se comunicara con la administración estadounidense. Ya pueden imaginarse el berrinche en el aeropuerto. Entre una cosa y la otra, Jhruschov ofreció su avión turbojet CCC-75717 para que transportara a la delegación cubana de vuelta a la Habana. Todo esto ocurrió en la tarde del miércoles 28 de septiembre. Al embajador de Cuba en EE. UU. Primelles se le encomendó discutir todo este asunto, él como Raúl Roa subieron a ese avión a pesar de que un oficial del país les advirtió que no lo hicieran, oídos sordos. Ya en ese momento y a partir de la ley de embargo tres aviones cubanos habían sido embargados, este sería el cuarto, aunque creo que, por haber ido a una asamblea de la ONU, fue posteriormente regresado.
Sensacional, FC regresaba a bordo de un avión soviético. En esa delegación iban los periodistas José Pardo Llada y el cronista deportivo Eddy Martín, los que se encargaron de reportar sobre las incidencias del viaje y hasta del aterrizaje por vía radial.
Han pasado 63 años de aquellos hechos y viendo las cosas fríamente, FC regresó como quería, victorioso en esa escaramuza y, como es natural, la llegada tenía que terminar con un discurso al pueblo y así informarle de todo lo que sucedió y como una vez más se “venció” al enemigo. Ya la radio y TV cubana, completamente en manos del estado, se encargaron de cubrir todas las incidencias de la llegada de la delegación y su líder, y de su trayecto del aeropuerto de Boyeros al Palacio Presidencial. La tribuna estaba armada, aquí no hubo espontaneidad ninguna. FC llegó con el telón del teatro levantado, la oportunidad no se podía perder, hablarle al pueblo y contarle de las “batallas” en terreno enemigo y cómo se las ingeniaron para vencerlas. No faltaba muchedumbre para darle vivas a su líder.
Hubo un problema con el audio y jocosamente FC dijo que parecía que el imperialismo estaba interesado en sabotear el acto. En el inicio de su discurso habló de los cubanos que vivían en Nueva York y el deseo que tenían de regresar algún día a la patria. Aclaro que algunos repatriados regresaron, pero la gran mayoría, viendo cómo iban en aumento las dificultades, decidieron volver a los EE UU. Conozco repatriados, cuyo desencanto los obligó a regresar. Así que la obsesión de esos cubanos se esfumó con el tiempo. Lo peor es que han emigrado más de dos millones, todos los cuales no eran repatriados, cuya cifra seguirá aumentando a no ser que las condiciones socioeconómicas cambien para bien en algún momento.
A las 10:27 minutos de la noche del 28 de septiembre sonó un bombazo, al cual FC no le dio importancia, pero no sin dejar inmediatamente de acusar al imperialismo de esa acción terrorista. Osmani Cienfuegos le sugirió en ese momento convertir al regimiento de Santa Clara en escuela, pero acto seguido FC predijo como serían los tiempos que se avecinaban, nada bueno le prometía al pueblo, nada halagüeño, los cubanos bajo la dirección de FC y su grupo estaban para convertirse en numantinos, y con ello anunció la creación de la organización que se llamó Comité de Defensa de la Revolución:
“Hay que redoblar la vigilancia en una alerta permanente. En cada calle y en cada manzana. un comité de vigilancia revolucionaria. El pueblo defendiendo su derecho a la vida, al progreso y a la paz. La pupila popular localizando a sus enemigos en todas sus guaridas.”
A continuación, añadió:
“El mundo se está haciendo una idea de nosotros, una idea mejor de la que tuvo nunca si es que alguna vez el mundo tuvo una idea de que nosotros existíamos, Y lo que detrás de esa opinión es un pueblo; lo que vale detrás de esa opinión son los hechos de ese pueblo. Nosotros invitamos a todos y cada uno de Uds. a hacerse la idea de la gran responsabilidad que llevan sobre sí, que nosotros no somos nosotros individualmente, que nosotros pertenecemos a un pueblo, que nosotros pertenecemos a un minuto grande de la historia de la humanidad, a una hora decisiva del género humano. ¡Nosotros somos pueblo! ¡Nosotros somos nación! ¡Nosotros somos una idea, nosotros somos una esperanza! nosotros somos un ejemplo!”
Por lo dicho, nosotros los cubanos estábamos predestinados a ser el ombligo del planeta, la megalomanía expresada a la enésima potencia, pero así se le puede hablar a un pueblo y creérselo. Él imitó a otros, eso no fue nada original de FC. Así le hablaba Hitler al pueblo alemán, así de rimbombante era Mussolini. Repito, un pueblo oyó a su mesías y quedó gran parte del mismo embelesado, incluyendo a este niño entonces.
Media hora después del primer petardo, vino un segundo, el que exactamente detonó en el desaparecido parque Zayas, el que se encontraba en la manzana que conforman Monserrate, Colón, Zulueta y Trocadero, casi al lado de lo que fuera el Palacio Presidencial. Nuevamente FC no le prestó importancia. ¡Qué clase de vigilancia! Le lograron sonar una bomba en sus narices. ¿Uds. creen eso posible?
Fue mucha seguridad inmediata en su discurso después del primer petardo y luego otro tanto en el segundo. El comandante Hubert Matos en su libro “Cómo llegó la noche” aseveraba que FC era hombre precavido y de los que se lanzaban a la cuneta en cuanto sentía rumor de una avioneta pasando por la sierra. Así que tanta tranquilidad me hace pensar cualquier cosa, sobre todo cuando se dice deliberadamente lo contrario a lo realmente ocurrido. Que sepa nunca aparecieron los “delincuentes” que pusieron esos petardos. Los CDR quedaron fundados y a olvidarse de las bombas. ¡Qué ingenuidad de un pueblo, incluido el que suscribe!
Los CDR surgieron y gran parte del pueblo se inscribió en el mismo. No estar en los CDR era marcarse como contra. Por las tantas veces que hice guardia de CDR hace décadas, les puedo asegurar que cada vez que había problema era con algún que otro delincuente, labor que era para que la desarrollase la policía. Uno tenía que dejar de dormir para hacerle la vida más fácil a la policía. Igualmente, el CDR ha llevado un control estricto de las personas que residen en la cuadra, moverse es posible, pero siempre tiene sus riesgos. Los CDR juntamente con el partido comunista han sido organizadores de los famosos mítines de repudio a todos aquellos que decidieron marcharse del país en 1980, el famoso éxodo del Mariel.
Hoy en día me dicen los que están en Cuba que, ya estos comités no funcionan tan “eficientemente” como antes, la gente no hace guardia, no se convocan reuniones y el entusiasmo, incluso existente de sus miembros hasta la década de los 80, ha desaparecido. Hubo una amistad que me aseguró que la gente se acuerda del CDR los 27 de setiembre y cuando se sabe que habrá algo que brindar de comer o tomar, muy comprensible en un país, donde comer se ha hecho difícil, pero en los últimos lustros ni eso se puede organizar por falta de comida y bebida.
Mientras FC vivió fue religioso conmemorar esta fecha del 28 de septiembre, pero los actuales dirigentes se acuerdan también, pero con poco entusiasmo y solo por cumplir con el catecismo castrista.
Ricardo Labrada
25 septiembre de 2023