“Rojo atardecer (1959)”, filme para recordar una masacre

El principio de no intervención es una de las primeras
obligaciones de los gobiernos, es el respeto debido a la
libertad de los pueblos y a los derechos de las naciones.”
Benito Juárez

Parece que hay algunos dirigentes que padecen amnesia en el país afectado, en este caso, Hungría, y no desean recordar como la URSS aplastó a un movimiento, cuyo objetivo era realmente el de democratizar el régimen socialista que se estaba imponiendo, todo por ukaz del Kremlin.

El tema de la revolución en Hungría en 1956 ha sido tratado en este blog con anterioridad (https://deportescineyotros.com/2019/10/23/la-revolucion-en-hungria-1956/), por lo que los interesados pueden acceder a este enlace y leer algo de lo sucedido.  

La peli en cuestión fue dirigida por el director nacido en Kiev, Ucrania, Anatole Litvak, con guion de George Tabori y Guy de Maupassant, y con el protagonismo del actor nacido en Rusia, Yul Brynner, la destacada actriz Deborah Kerr y el debut como actor en cine de Jason Robards Jr.

La trama busca la manera de denunciar como los soviéticos pisotearon el territorio Magyar entonces, y lo logra en buena medida, pero a veces peca de detalles imprecisos. Por ejemplo, una guerrillera húngara, interpretada por Anouk Aimée, que sale continuamente a los ojos de la jerarquía militar soviética y que campea libremente por lares cercanos a la frontera con Austria. Luego ese contacto continúo del jefe militar (Brynner) con el grupo de extranjeros retenidos, a los que se les cedió salvoconducto para poder llegar a Austria, pero que, por causas desconocidas, fueron detenidos justamente en una aldea próxima a la frontera.

Conociendo a los soviéticos, me pareció un poco inventada la historia. Coincido que cuando un oficial de este régimen sospecha algo de un ciudadano, no cejará hasta que no llegue a saber la verdad. Brynner se obsesionó con un verdadero sospechoso (Robards) y su aliada (Deborah Kerr).

A lo largo del filme se oyen órdenes y diálogos en ruso, cortas conversaciones en húngaro. Brynner, en más de una ocasión, se le vio fumando papirosa rusa y no los cigarrillos occidentales. Este actor no necesitó de doblaje para hablar ruso, a fin de cuentas, su lengua natal. Todos esos ingredientes válidos para dar la impresión de un ambiente real de aquella ocupación.

Los tiroteos entre guerrilla y ejército soviético se oían con regularidad, muy creíble, ya que la población húngara rechazó la intervención soviética y hasta hubo niños involucrados en la resistencia. El epílogo del filme es pura invención, aquí cabe repetir el título de otra peli famosa soviética, Moscú no cree en lágrimas, y mucho menos en medio de una guerra.

Era la segunda vez que Hungría era invadida por tropas rusas o soviéticas. La primera vez fue en 1848 cuando en Hungría surgió un movimiento liderado por el ministro de finanzas Lajos Kossuth, el poeta Sandor Petöfi y el novelista Mór Jókai, a favor de la separación (liberación) de Hungría del imperio austríaco. Prácticamente los húngaros tenían la victoria en la mano y obligó al emperador de Austria a acceder en muchas de las demandas populares, a la vez que huía a Innsbruck para estar alejado de las revueltas. Para su suerte, el zar Nicolás I envió una tropa de 200 mil soldados, la que aplastó a aquella revolución. Un poco más de un siglo después se repitió la historia, la dirigencia húngara no podía tomar medidas no aprobadas por Moscú, y vino el desenlace fatal con la pérdida de vidas humanas.

Llegado el año 2024 parece que en Budapest la amnesia prevalece en aquellos que la gobiernan en la actualidad, por lo que filmes como este o como el drama histórico “A köszívü ember fiai (1965)” (Hijos de un hombre de corazón de piedra) relativo a lo ocurrido en 1848 no viene mal que la vean por segunda vez, llegado el caso.

Esteban Hernández

17 agosto 2024

Nota: el filme húngaro mencionado está disponible en DVD con subtítulos en inglés. Existe una versión online con subtítulos en español.

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