“El valle de las penas (Valle Wipp) está
rodeado por una montaña de felicidad.”
Erhard H. Bellermann (ingeniero civil,
poeta y aforista alemán)
Una vez dejamos Apiano-Bolzano, nos dirigimos al siguiente día a Innsbruck con la idea limitada de visitar su casco histórico. El viaje desde allá a la ciudad austriaca en cuestión duró un poco más 75 minutos de trayecto en autopista. Cerca de la frontera paramos para adquirir la vignetta, que nos permite transitar libremente en las autopistas de Austria. Adquirimos una que nos daba cobertura para 10 días de estancia y movimiento. No obstante, cuando uno cruza el puente que divide Italia de Austria en ese lugar, hay que pagar 11 euros a la entrada y otros 11 a la salida, así uno tenga la vignetta pegada en el parabrisa del coche.
El río que atraviesa a Innsbruck es el Eno o Inn, afluente del Danubio, por eso los romanos la llamaron Oeni Pons (Puente del Eno), lo que traducido al alemán nos da Inn más brucke (puente), al final Innsbruck, capital del estado Tirol, famoso centro de deportes invernales, ubicado en un extenso valle rodeado por la cadena norte de los Alpes Karwendel y la de Patscherkofel, ambas con alturas máximas de un poco más de 2 mil metros. Su fundación data del siglo XII y se reemplazó a Merano como capital del Tirol en el siglo XV y una de las urbes imperiales más importantes de la casa de los Habsburgo.
Al llegar buscamos parqueo para el coche y de ahí salir a caminar. Encontramos uno a pocos pasos del Hofburg o Palacio Imperial, construido por el archiduque Segismundo en 1460. El Hofburg (Palacio Imperial) es considerado uno de los tres edificios más significativos culturalmente en el país, junto con el Hofburg de Viena y el Palacio de Schönbrunn, también en Viena.

En ese entorno también se hallan dos iglesias, la Hofkirche o Iglesia de la Corte, construida en en 1553 por el emperador Fernando I (1503-1564) en honor a su abuelo, el emperador Maximiliano I (1459-1519). La misma alberga el mausoleo vacío del emperador mencionado. La otra iglesia es la Jesuita, un edificio construido en estilo barroco que data del año 1646 y cuya fachada se inspiró en la Catedral de Salzburgo. Igualmente, la casa de la música, un edificio moderno, que alberga elfestival de Música Antigua, la sede de la universidad Mozarteum de Salzburg en Innsbruck y una biblioteca nacional especializada en música.
De ahí llegamos a la calle Marie Theresien, que debe su nombre a la emperatriz María Teresa, donde visitamos dos iglesias, primero la antigua iglesia del Hospital de (Spitalskirche), construida en el siglo XII, momentos en que se encontraba fuera de los muros de la ciudad junto al hospital, pues los enfermos debían estar lejos de la población para evitar problemas de contagios. Luego fue reconstruida en 1700.
A continuación, estuvimos en la Servitenkirche o iglesia servita de San José, católica romana, construida en el siglo XVII y remodelada después en estilo barroco, la que está adosada al Monasterio de los Servitas, de reconstrucción algo reciente, ya que fue destruido en la II Guerra Mundial. Su cúpula es muy llamativa.
En la calle Marie Theresien se halla la columna de Santa Ana, construida con mármol rojo, la que presenta cuatro santos. En la parte superior está Santa Ana, madre de la virgen María, más abajo, Casiano o patrón de Bolzano, Vigilio o patrón de Trento, y San Jorge, patrón del Tirol. La columna fue erigida el 26 de julio de 1703, que es universalmente el día de la Santa Ana y entonces se conmemoró la liberación de las tropas bávaras que habían invadido el Tirol.
La calle Marie Theresien tiene muchas tiendas y cafeterías. Yendo hacia al sur me dice Google, llegamos al Arco de Triunfo, construido en 1765 en ocasión de la boda del archiduque Leopoldo, segundo hijo de Marie Theresien y del emperador Fernando Esteban de Lorena del Sacro Imperio, con la princesa española María Luisa de Borbón. El arco se edificó con piedra y no con la madera, material entonces más usado a estos efectos.
Tomando a la derecha de la calle Marie Theresien, antes de llegar al Arco de Triunfo, pudimos pasar por otra calle elegante, donde encontramos una iglesia serbo-ortodoxa, bastante grande exteriormente, a la que no pudimos acceder por estar cerrada y casi al frente el edificio de correos.
Regresamos al Arco de Triunfo y moviéndonos más adelante nos acercamos a una distancia que nos permitiera fotografiar el trampolín de salto de Bergisel (nombre de la montaña, donde se origina), una verdadera atracción arquitectónica, construida en 2002. Precisamente en Bergisel se encendió la llama olímpica de los juegos de invierno en 1964 y 1976.
Hicimos una pausa para almorzar y de ahí nos movimos nuevamente por la Marie Theresien para llegar a la vecina calle Herzog Friedrich, donde nos tropezamos con el Tejadillo de oro, el símbolo de esta ciudad. El tejado posee 2657 tejas de cobre, las que parecen de oro cuando sobre ellas caen los rayos solares. Este tejado fue construido hace medio milenio sobre un balcón de un antiguo palacio residencial del emperador Maximiliano I.
Más adelante nos tropezamos con la Catedral de San Jacobo o de Santiago, el templo religioso más importante de la ciudad, construido entre 1717 y 1724 y dedicada al apóstol Santiago, hijo de Zebedeo.
De regreso al área del Hofburg, pasamos por la galería del nuevo ayuntamiento, muy limpia y acogedora, con tiendas para quienes tengan los bolsillos repletos de euros, pura boutique y con artículos de alta calidad. Igualmente pudimos apreciar la torre del antiguo ayuntamiento y la entrada del teatro estatal de la ciudad.
Hay que mencionar que a lo largo del río hay muchas edificaciones de varios colores, lo que resulta todo un atractivo para observar. Sobre el puente de la posada hay un crucifijo.
La siguiente entrega sobre Austria será Salzburgo, ciudad natal del ilustre Wolfgang Amadeus Mozart, pero antes visitaremos Baviera en Alemania, para así seguir el curso real de este viaje.
Ricardo Labrada
17 septiembre 2024














