“Ciudad Ho Chi Minh, cosmopolita,
llena de luz y energía, con intenso
movimiento de día y de noche.”
Dicho popular
El penúltimo punto de visita en la gira por el Sudeste Asiático a finales diciembre 2024 e inicios de 2025 fue Ho Chi Minh City, antes más conocida como Saigón, en Vietnam, la ciudad más poblada del país. Fue penúltimo sitio, pues regresamos de ahí a Kuala Lumpur por dos noches a fin de abordar el vuelo que nos trajo de vuelta a Estambul-Valencia.
Para el que suscribe era la primera vez que iba de turismo a este lugar. Por razones de trabajo lo había visitado a mediados de los 90 y luego 10 años después. ¿Saben? Siempre me impresionó su desarrollo, pero en esta ocasión, casi 20 años después, más impresionado salí.
Todos sabemos que en Vietnam ocurrieron dos cruentas guerras, la primera para liberarse del yugo francés, la que concluyó en 1954 con la división del país en dos partes, norte y sur. El primero gobernado por el partido comunista, el mismo que guio la guerra contra Francia; luego vino la guerra por la unificación con EE. UU. de protagonista desde la presidencia de John F. Kennedy, los que buscaban la forma de prevenir la expansión del área ocupada por los comunistas en Asia. Esa guerra se recrudeció con la presidencia de Richard Nixon. Vietnam aceptó armamento de fuera, pero no tropas extranjeras. Resistieron y en 1975 las tropas estadounidenses abandonaron el país derrotadas. Hubo una persona que llegó a decirme un día que esa victoria de los vietnamitas había sido pírrica; toda una estupidez de su parte. Si se lucha por la unidad del país y se logra una victoria sobre una potencia como EE. UU., ¿Cómo rayos a eso se le puede llamar pírrico? Esto no es asunto de izquierda o derecha, es independencia y soberanía.
Después de la victoria en 1975, la economía no mejoraba nada, las colas para adquirir a alimentos eran larguísimas según me contaron profesores de la Universidad de Hanoi. Para ellos el arroz es vital y no alcanzaba su producción para cubrir las necesidades. A partir de 1986, sin cambiar su régimen de partido único, la administración vietnamita adoptó un conjunto de medidas económicas, las que conllevaron al mercado libre, se les abrieron las puertas a los vietnamitas residentes en el extranjero para inversiones, se vendió tierra con todas las garantías y las colas comenzaron a desaparecer. Terminada la primera década del nuevo milenio, Vietnam se codeaba entre los primeros cinco exportadores de arroz en el mundo y entre los primeros tres exportadores de café. En los mercados se encuentra de todo, mucho de lo cual se produce en las nuevas fábricas que instalaron empresas privadas de Singapur, Hong Kong y Corea del Sur, entre otros.
Los vietnamitas tenían embargo comercial de EE. UU., lo mismo que le pasa a Cuba, pero ante semejante apertura, el derrotado en la guerra se apresuró a entrar en el mercado de este país para así no perder las oportunidades que se brindaban. Así que adiós al embargo.
En conclusiones, Vietnam ganó las guerras militares y luego la económica. Hay que ir para ver y creer, eso fue lo que hicimos.
El viaje fue en vuelo de Siem Reap, Camboya, a Ho Chi Minh City, el que dura un poco más de una hora. Los visitantes con pasaporte de la UE pueden entrar sin visa para una estancia de 15 días, así que nos sobraba para las cuatro noches en el lugar.
Habíamos reservado hotel previamente y cuando llegamos al mismo, nos dijeron que teníamos que ir a otro cercano, ya todo estaba ocupado, algo que no nos gustó. Ellos pagaron por el taxi y antes de acomodarme, pedimos ver la habitación. Nada que nos hiciera feliz, le dije que buscaría otro hotel. El mismo recepcionista me dijo que frente había otro, crucé y me dijeron que no tenían nada, pero que al lado había otro, al que fui acompañado por un botón del segundo hotel. Me enseñaron la habitación, perfecto, todo arreglado, buen baño, decidimos quedarnos allí. El precio económico y en pleno centro de ciudad Ho Chi Minh. El recepcionista del primer hotel me dijo que tenía que pagarle una noche de penalidad, a lo cual accedí sin preguntar mucho. A la mañana siguiente tenía un mensaje de ese mismo lugar, el cual me comunicaba que el recepcionista se había equivocado y que no teníamos que pagar ninguna penalidad, que pasara por ahí mismo para que me restituyeran la suma pagada. De maravillas, siempre encontramos un trato amable y con sugerencias útiles para nuestra visita.
El primer lugar que visitamos fue la Oficina Central de Correos, lugar construido en el siglo XIX, donde se combina la arquitectura occidental con algo de la oriental. Allí va mucha gente para enviar una postal del lugar, es algo típico. No obstante, no lo hicimos, pero sí sacamos puestos en el bus turístico para darle una vuelta a la ciudad por las partes más importantes.
Al lado izquierdo de la oficina de correos está la Basílica de Notre Dame, la que realmente no se parece a la de París, pero que no pudimos visitar por estar en reparación. Así que nos conformamos con mirar y tirar alguna que otra foto.

Al lado izquierdo de la oficina de correos está la Basílica de Notre Dame, la que realmente no se parece a la de París, pero que no pudimos visitar por estar en reparación. Así que nos conformamos con mirar y tirar alguna que otra foto.
El bus de tour por la ciudad sale de allí mismo. En el recorrido vimos infinidad de avenidas y rascacielos, increíble el desarrollo de esta urbe en 20 años.

Al regreso, no muy lejos de la oficina de correos está el monumento al héroe y líder máximo de la independencia y reunificación de Vietnam, Ho Chi Minh, quien falleciera en 1969 y no tuvo tiempo de ver la obra, que él dirigió, terminada. Por detrás está un edificio colonial, el antiguo Hotel de Ville, así les llaman a los ayuntamientos en los territorios otrora ocupados por Francia; hoy es sede del Comité Popular, construido a inicios del siglo XX, el cual no se puede visitar, así que a conformarse con verlo de fuera.
El Museo de los Vestigios de la Guerra es imprescindible visitarlo, pero prepárense para ver el desastre causado por esta guerra y por los agresores extranjeros. Buena cantidad de armas, tanques y hasta avionetas de fabricación americana fueron tomadas por las tropas del Viet Cong. El museo tiene varias plantas y pabellones, uno de los que me llamó la atención fue el dedicado a mostrar las monstruosidades producidas por la aplicación del herbicida llamado agente naranja, cuyos ingredientes activos son el 2,4 D y el 2,4,5 T, este último contiene una elevada traza de dioxina, sustancia teratogénica, capaz de provocar mutaciones irreversibles en el ser humano. La cantidad de niños anómalos producto de la aspersión de este herbicida fue enorme. Los agresores lo usaban para defoliar las selvas del país a través de la cual cruzaba un tren desde el Norte con armas para los guerrilleros en el Sur. Esto fue un claro ejemplo de ecocidio por parte de los agresores. A principios del milenio asistí a la conferencia de la sociedad de malezas de Asia y el Pacífico en ciudad Ho Chi Minh, cuya ponencia magistral para inaugurar el evento fue la presentación, una verdadera acusación, de los daños en suelo, agua, fauna y ser humano causados por el agente naranja; todo eso ante la presencia de varios especialistas de EE. UU., algunos de los cuales habían participado en esta guerra en su juventud. El saldo de víctimas de la guerra ascendió a 3 millones de vietnamitas, eso sin contar los minusválidos.


Si uno lo desea puede reservar para visitar las áreas bajo tierra de escondite de los guerrilleros survietnamitas, las que están en las afueras de la ciudad, pero ya la había visitado años atrás y no estaba dispuesto a arrastrarme por un estrecho túnel que lo lleva a los interiores, habilitados con muebles, luz y comunicaciones. Realmente, atravesar ese túnel le crea a uno una sensación desesperante de claustrofobia, la que no estábamos dispuestos a pasar.
Una parte interesante y hasta cómica es el mercado Ben Thanh, enorme, limpio, donde se vende de todo, alimentos variados, accesorios y ropa. Lo cómico aquí es que las vendedoras son “poliglotas”, lo cual facilita el regateo. En realidad, saben sus palabritas en inglés, francés y español. Ellas siempre comienzan con un precio elevadito y con el regateo se puede reducir hasta en un 75%. Normalmente venden así, pero la rebaja viene cuando uno compra más de una pieza de lo que desea. Ellas no pierden. Me tocó una jovencita y ponía una cara cuando le decía el precio, todo era puro drama, al final ambas partes terminábamos riendo.
Alrededor del Ben Thanh hay una torrecilla con reloj de tres caras, una plaza grande, por la que hay que caminar con cuidado. Los vietnamitas se parecen a los napolitanos con respecto a los semáforos. Allí se construye el metro de la ciudad.
En la noche es obligatorio visitar el skydeck, observatorio panorámico de la ciudad en el piso 49 de la Torre Bitexco, la que tiene 68 plantas y fue inaugurada el 31 de octubre de 2010. Este edificio es una especie de Wall Street financiero de Vietnam. Desde allí uno puede sacar fotos de la ciudad y de los rascacielos existentes. La entrada vale unos 7,5 euros (200 000 VND o Kong) y desde que llegas ya hay un fotógrafo listo para sacarte una foto con el fondo que más te guste, que uno debe pagar aparte, pero no es que valga mucho. En el skydeck se puede beber lo que gustes.
El Museo de Historia de la ciudad Ho Chi Minh es interesante también, el mismo fue inaugurado en 1929, y le llamaban Blanchard de la Brosse, nombre del Gobernador de Cochinchina en ese momento. Allí vimos salones coloniales y mucha juventud, incluso bodas, donde las mujeres van elegantemente vestidas, pero con chancletas, estas últimas las hay de todos los modelos que se puedan inventar. La entrada al lugar cuesta un euro.
Donde tuvimos confusión fue en el Palacio de la Reunificación o de la Independencia, otrora residencia del gobernante de Vietnam del Sur, el cual tiene salas muy elegantes, las que se conservan con todo su esplendor. La entrada costaba algo así como menos de 2 euros en kong, pero no llevábamos suficiente efectivo vietnamita, por lo que pensé pagar con tarjeta. Nada de eso, la señora que nos atendió a la entrada nos dijo que había que comprar la entrada en efectivo. Eso nos obligó a caminar unas seis cuadras para encontrar donde cambiar euros por kongs. Regresamos en un grab, lo vimos todo por fuera y dentro. Sea como sea no tengo ni una foto propia del lugar y otro tanto, mi esposa. Así que la foto que aquí vea de los exteriores del lugar es tomada prestada del internet.
Otros lugares visitados fueron la pagoda del Emperador de Jade, muy céntrica, distrito 1, construida en 1909 por la comunidad china residente en esta urbe. El templo viene a ser una simbiosis de budismo y taoísmo. La piedra jade simboliza la pureza y la eternidad en el mundo de los taoístas, tocarla es alcanzar la eternidad.
También nos encontramos con una iglesia católica, solo vista por fuera, la del Sagrado Corazón de Jesús (Tan Dinh), construida en 1970, en plena guerra, algo que me dejó sorprendido.
La recepción del hotel nos sugirió hiciéramos un tour por el Mekong, el cual era sumamente económico, el que finalmente aceptamos. En la mañana vino un taxista a buscarnos y nos llevó a un sitio aledaño al famoso río; pensé que haríamos el recorrido en lancha, nada de eso, fue viaje inicialmente en bus hasta llegar a una ciudad llamada MyThot. En ese trayecto nos dimos cuenta de lo enorme que es la ciudad Ho Chi Minh. También vimos las inmensas áreas de arroz, el principal producto de exportación de Vietnam. En un poco menos de una hora llegamos a MyThot y de ahí nos llevaron a las islitas vecinas en una lancha. Llegado a un punto, comenzamos a caminar y nos montaron en botes motorizados para pasar por los canales y ver lo que las granjas producen. Aclaro que las granjas no son estatales, son negocios privados, el mercado libre predomina en el orden económico en Vietnam. La visita incluyó una presentación de música local con sus instrumentos propios del lugar y un coro femenino.
Los vietnamitas son muy ingeniosos y laboriosos, vimos producción de miel, procesamiento de frutales, entre ellos el banano, del cual preparan un aguardiente muy agradable al paladar (ver botellas en la diapo anterior); también paqueticos de banano pintón frito en forma de chicharritas. Estaba también el durián, algunas anonáceas, flores y la pesca no falta, sea de mariscos como de peces. Hay una flotilla grande de botes, los que se usan para moverse a través de los canales estrechos y cubiertos por el follaje del bambú. En cada bote montamos cuatro personas, no más.
Regresamos a MyThot después del mediodía, o sea después del almuerzo. Ya en el bus de vuelta para ciudad Ho Chi Minh nos llevaron a la inmensa pagoda de Ving Tranh, donde los monumentos a Buda son los más variados y enormes. El lugar requiere un buen rato para visitarlo todo. Tengo entendido que aquí se escondían muchos guerrilleros survietnamitas durante la guerra.


Fue una visita muy agradable en general, los vietnamitas son personas muy amables y no sabrán inglés, pero buscan la forma de a uno orientarlo. De siempre he tenido esa impresión de estas personas, las que conocí durante mis años de estudio, luego fue tutor de un estudiante para su tesis de diploma en la Habana, tuvimos interacción con otros especialistas del país en breves pasantías en Cuba, y su amabilidad es algo indescriptible. Tienen un régimen monopartidista, pero no vi a nadie tratando de decirme algo malo sobre aquello, la gente trabaja, come y vive, hay de todo en tiendas, no vi colas y sí mucha gente en bares y cafeterías. Por las noches la gente pasea, y el que quiere, puede tomarse algo para refrescar. Frente al hotel, donde nos hospedamos, hay una enorme discoteca a media luz, la que vimos desde fuera, con mucha juventud bailando música rock. ¿Pobreza o mendigos? la hay, hasta ahora Singapur es el único donde no he visto, pero en el resto del mundo, incluido el desarrollado, sí que existe y no poco.
Hay quien dice que algunas atracciones en el lugar existen para halar al turismo; me pregunto que tiene de errado, váyase a las Vegas o a Hollywood, donde todo es artificial. La diferencia de Vietnam es que tiene mucho que mostrar de sus costumbres, de su historia y su naturaleza, lo cual es interesante para cualquier turista deseoso de adquirir más cultura. Digo Vietnam, pues he tenido la suerte de conocer su capital, Hanoi, en el pasado, y aunque menos intenso, pero igualmente hay ambiente acogedor.
Ricardo Labrada
4 junio 2025










