“Una mujer empoderada no es nunca una víctima de la sociedad
patriarcal. Ella reescribe su historia en lugar de quejarse de su situación.”
Stephanie Licata (consultora de aprendizaje y liderazgo)
El título original del filme es “La nuit du verre d’eau”, la noche del vaso de agua, el que se desarrolla en el Líbano de 1958, coincidente con la caída de la monarquía en Iraq.
Los paisajes que muestra esta peli son típicos del Líbano. La trama se desarrolla en las alturas de este país, donde los terrenos áridos abundan. Sin embargo, el paisaje en la peli no lo es del todo así y tiene partes verdes con arroyos a su alrededor. Las casas en ese entorno son como cabañas, muy parecidas a las que uno puede encontrar en similar hábitat en Chipre.
Allí vive una comunidad de ciudadanos libaneses cristianos y adinerados. No faltan los musulmanes, pero en minoría, y probablemente drusos. La inteligencia artificial me ha ayudado a comprender las diferencias entre musulmanes y drusos, estos últimos no creen en un Dios único y trascendente. Para ellos Dios puede reencarnarse en profetas o personas destacadas como Moisés, Jesús o Mahoma. Ellos creen en la existencia de una fuerza todopoderosa superior, pero no creen en santos.
Interesante que el niño, uno de los protagonistas de la peli, pregunta sobre las diferencias entre cristianos, musulmanes y drusos, a lo que su madre le responde que el problema es complejo en la sociedad libanesa, por lo que trata de evadir la pregunta. El abuelo del niño preconiza la nacionalidad libanesa y no llega a considerarse árabe como tal, aparte de ser muy agresivo con los musulmanes.
El Líbano junto a Siria y Palestina formaban un mismo territorio ocupado por el imperio otomano. Finalizada la primera guerra mundial y con la firma del Tratado de Versalles en 1919, el imperio mencionado desapareció y los territorios árabes ocupados fueron repartidos entre Gran Bretaña y Francia, este último se hizo cardo de Siria y del Líbano. Es por eso por lo que en ambos países se habla el francés, sobre todo por parte de la población cristiana, algo similar a lo que pasaba en la Rusia zarista de principios de siglo XX, la aristocracia hablaba francés entre ellos y el ruso era para dirigirse al pueblo de casta inferior. Los cristianos, una buena parte, sin llegar a ser aristócratas, hablan entre ellos en francés, mientras que el árabe es para usarlo con el resto de la población.
Sea en uno u otro sector libanés, la sociedad patriarcal está bien establecida y la mujer no es que tenga iguales derechos a los hombres. Eso es precisamente lo que quiso el director libanés Carlos Chahine poner en evidencia, la desigualdad existente, los matrimonios concertados no por amor sino por conveniencia como en las sociedades feudales del pasado. A una mujer puede no gustarle un hombre, pero si su padre decide que tiene que casarse con él, ella prácticamente no puede hacer nada para evitarlo. Ah, Dios te libre que te sorprendan en amoríos con uno de la calle.
De eso trata la peli de forma osada y muestra caso por caso como son las leyes familiares. Es la tragedia de tres hermanas, entre ellas una mujer ya casada, la que rechaza a diario hacer el amor con su marido, mientras sus ojos, sin proponérselo, se le iban al descubrir a un apuesto turista francés aparecido de forma casual. De tanto mirar, la tentación provoca lo normal como Homo sapiens que somos. Eso puede suceder en las sociedades occidentales, donde la mujer es más libre de romper su unión con ese marido e iniciar una vida nueva. En el patriarcado extremo, esa libertad no existe y la mujer puede ser castigada físicamente por el marido sin que intervenga la ley. La única diferencia es que los musulmanes practican legalmente la poligamia, mientras que los cristianos y los drusos no, pero la mujer en todos los casos carece de libertades.
El otro tema que toca el filme brevemente es el asunto de la homosexualidad, fenómeno del que sufre uno de los sirvientes del padre de las tres hijas. Ese personaje sufre, pero sabe que mientras no sea descubierto estará a salvo y todo el mundo lo verá como un hombre. No obstante, la situación no es la misma para una mujer, por demás, adultera. Tampoco escapa de la visión del espectador la posición del niño, cuyo machismo se va desarrollando sin apartarse de las normas secularmente establecidas.
Hay escenas atrevidas realmente, muy normal para una peli de producción francesa, sin ataduras, mientras que casi todo el reparto, con dos excepciones, es libanés. El protagonismo de la peli recayó en la bella actriz y cantante Marilyne Naaman, mientras que el provocador del adulterio es el actor francés Pierre Rochefort, hijo del actor Jean Rochefort, conocido por su actuación con Jean-Paul Belmondo en Cartouche, y la también actriz-escritora franco-argelina Nicole García. Otras participantes como secundarias en el filme fueron la actriz-directora Joy Hallak, la actriz- y artista de la música libanesa Ruby Ramadan, radicada en París, y Lama Lawand, todas ellas libanesas. Agradable fue ver a la veteranísima actriz francesa Nathalie Baye en el papel de turista y madre de hijo seductor, la que con mucha astucia enseña como ha sido su vida, algo raro a los oídos de las féminas libanesas.
El epílogo de la peli es inesperado, pero sí quieren saberlo, lo mejor que hacen es ver el filme, el cual está disponible en Amazon prime video.
Esteban Hernández
24 mayo 2025
