¿Nuevamente en Berlín?

Berlín es una ciudad de fantasmas,
un espacio en constante evolución donde
los recuerdos y las nuevas ideas conviven.”
Anthony Bourdain (presentador TV EE. UU.)

Antes que terminara la segunda guerra mundial los llamados aliados (Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética) se reunieron en dos conferencias. La primera en Yalta en febrero de 1945, y la segunda un poco después del epílogo bélico en Postdam (julio-agosto 1945), donde las partes, incluida Francia, no sé por qué incluida, se repartieron el país y lo dividieron en cuatro zonas. De igual manera, se dividió la capital en cuatro sectores.

En la repartición Francia, Reino Unido y EE. UU. ocuparon la parte occidental de la ciudad, mientras que la parte oriental fue a manos de los soviéticos. Así, Berlín oriental fue capital de la RDA (República Democrática Alemana) y Berlín occidental fue un enclave dentro de todo el territorio de la RDA, no reconocido por la mayoría de los países del Tratado de Varsovia y otros aliados soviéticos, incluido Cuba.

La existencia de la división de Berlín fue una evidencia de la agudización de la confrontación entre las potencias en el período de la guerra fría. El punto culminante fue la construcción veloz del muro de Berlín entre los días del 12 y 13 de agosto de 1961. Ese muro se extendía a lo largo del Berlín oriental y alcanzaba zonas aledañas. Si Ud. viajaba de Berlín a Kleinmachnow en coche, tenía que ir bordeando el muro y necesitaba un permiso para hacer ese trayecto, siempre acompañado de un chofer proporcionado por las autoridades de la RDA (¿Stasi?), experiencia propia, por cierto.

El título del artículo es a todo propósito. Sí, había estado dos veces en Berlín, la primera vez hace décadas y otra después casi al momento de la unificación de las dos partes del país. Aunque conocía la parte occidental alemana por visitas de carácter técnico, nunca había podido estar en Berlín occidental y visitar el Reichstag. Cuando la unificación estaba al doblar de la esquina, con el muro ya derribado, los alemanes podrían cruzar por la puerta de Brandeburgo en 1990. Allí llegué y un policía cortésmente me dijo que los extranjeros podían cruzar por la estación de Friedrichstrasse. Allá llegué a pie, ¡qué pena! Había un barullo tan grande, que desistí de cometer la indisciplina de cruzar. La embajada cubana había dados ordenes estrictas a todos sus funcionarios que no cruzaran y el que lo hiciera sería sancionado. Así ocurrió con algunos cubanos que fueron vistos por las cámaras de la TV de Alemania Oriental. Antes de eso, estaba estrictamente prohibido a los cubanos cruzar, incluso con visa, del Berlín oriental al occidental. Si uno tenía visa para la Federal (RFA), tenía que cruzar frontera en tren por otro lado, pero nunca a través de la frontera de la ciudad de Berlín.

¿Saben? Mi mayor interés en conocer el otro lado de Berlín era por ver el Reichstag, parlamento alemán, el cual había sido incendiado el 27 de febrero de 1933. Hitler no tardó en acusar a los comunistas como causante de este incendio. Los nazis apresaron y guillotinaron al comunista neerlandés Marinus van der Lubbe, su chivo expiatorio, condenado sin evidencias al efecto. También fueron detenidos y llevados a juicio tres comunistas búlgaros, entre ellos Georgi Dimitrov, los que al final fueron declarados inocentes y liberados. Estos hechos se parecen mucho a otros que suceden en la actualidad del otro lado del océano. Comunista, extrema izquierda e inventos inexistentes, cuando en realidad era entonces y es ahora fascismo lo que crece, pues lo que se le llaman comunista ni siquiera existen, y sus partidos han ido desapareciendo uno tras otro, pero lo progre, antifascista o woke le llaman comunista.

Para no cansarlos, el Reichstag, donde mismo los soviéticos le plantaron una bandera de la URSS, el 30 de abril de 1945, queda escasamente a una cuadra de distancia de la puerta de Brandeburgo. Allí hay una cúpula, concluida en 1999 de vidrio y acero, realizada con diseño del arquitecto Norman Foster, que pudimos visitar y ver bellas vistas de todo Berlín desde lo alto de la cúpula. La entrada es gratuita, pero hay que sacar cita. La entrada al resto del Reischtag si demora meses en conseguirla, por lo que nos conformamos con entrar a través de sus enormes puertas y mirar el entorno.

Hablemos de esta inmensa ciudad, fundada en 1237 mediante la unión de lo que se llama Mitte (Centro) y Cölln, lugar donde ahora radica la isla de los Museos. Esta urbe fue capital del reino de Brandeburgo en 1415, y con la creación del reino de Prusia en 1701 también se convirtió en su capital y en 1871 del imperio alemán. Imagínense una ciudad dividida y cada parte tratando de hacerla mejor una que la otra. Sumen a eso que su extensión aumentó en el área oriental después de construido el muro, por lo que, al momento de la unificación, Berlín era urbe extraordinaria con una enorme red de transporte, la que hubo que acoplar entre las dos partes para su mejor comunicación. Ahora la ciudad tiene dos partes, A y B, mientras que la C cae prácticamente en zona aledaña del estado de Brandeburgo, donde radica el aeropuerto de Brandeburgo, inaugurado hace pocos años, y construido sobre las infraestructuras del aeropuerto Schönefeld del Berlín oriental. Berlín es caro en todo, lleve sus billetes y sus tarjetas de crédito si quiere pasarla bien. El transporte se facilita mucho comprando la tarjeta Welcome Berlin. Pagamos por dos tarjetas, cada una de 72 horas, con cobertura en las zonas ABC, la que nos permitió movernos en metro (U-bahn), tren de cercanía (S-bahn), buses y tranvías libremente, aparte que también permite rebajas de entrada en museos y otras atracciones. El bus 100 que sale del Parque Zoológico es una maravilla que te llevando va parada por parada a lugares importantes hasta el centro en Alexander Platz.

Siguiendo el recorrido de ese bus, nos bajamos primero en el Breitscheidplatz, donde en sus alrededores está ubicada la iglesia Memorial del Káiser Guillermo I, cuya torre oeste fue destruida en 1943 por las fuerzas aliadas. Se le reconoce como centro simbólico de Berlín Occidental. Ahora sus ruinas se le mantienen como un monumento a la paz. Cerca de allí está el edificio de la Mercedes Benz y el Waldorf Astoria de la ciudad.

El siguiente punto fue la plaza Großer Stern (Estrella Grande), donde radica la Columna de la Victoria (Siegessäule), concluida su construcción en 1874 y levantada conmemoración de la victoria de Prusia aliada al Imperio autrohúngaro contra Dinamarca en la llamada Guerra de los Ducados en 1864. En la plaza convergen varias avenidas de la ciudad y su alrededor hay monumentos a figuras de la historia del país, como Albrecht von Roon, importante militar y político prusiano del siglo XIX; Otto von Bismarck, el llamado canciller de hierro, el que unificó a Alemania en 1871; y el mariscal Helmuth von Moltke, oficial durante la primera guerra mundial. Aledaño se encuentra el parque Tiergarten, a través del cual tuvimos que caminar más de dos km el segundo día, ya que las calles importantes de la ciudad estaban cerradas por maratón. Todo eso para llegar por segunda ocasión en dos días al Reichstag y visitar su cúpula, como ya apunté.

Cerca del Reichstag está la puerta de Brandeburgo, sitio que me era familiar, allí está la Pariserplatz (Plaza de París), donde radican las embajadas de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos de Norteamérica. Hasta allí llega el Tiergarden y finaliza la avenida Unter den Linden (Bajo los tilos). La puerta es monumento del siglo XVIII, construido para rendir memoria a la represión alemana ante la revuelta neerlandesa en los Países Bajos. El rey de Prusia Federico Guillermo II fue quien dio la orden de construir esta puerta coincidente con la que existía y daba paso a la vía para llegar a la ciudad de Brandeburgo. Interesante monumento que rinde memoria a la opresión en tierra ajena.

Cuando uno llega a la puerta puede ir a la derecha, que lo lleva a uno al monumento del genocidio del holocausto, el que posee una superficie de 1,9 ha. Hay allí miles de losas de hormigón, las que varían en altura (1-5 metros) y de ancho hasta un metro. Este monumento fue inaugurado en 2005. Sinceramente, no me dio tanta tristeza como cuando estuve en el campo de concentración de Sachsenhausen a unos 37 km de Berlín, lugar que esta vez no incluí en mi itinerario de visita. Tenía la de Dachau reciente y no nos animamos a ir a ese lugar.

A continuación, tomamos el bus 100 para ir hasta Alexanderplatz, lugar que conocía bien, centro ahora de Berlín y antes de la parte oriental de la ciudad. Hacía 50 años había estado hospedado en habitación de la planta 24 o 25 del hotel Staadt Berlin, el que ahora se llama Hotel Park Inn, hasta ahora el más alto en la zona. Conocía la torre y hasta había cenado en su restaurante que gira. Era lo que recordaba, además de los pollos mit ponme fritte (patatas fritas) que comí a precios baratísimos. Esta vez visité todo eso, volví a subir a la torre, visité la iglesia evangélica Santa María (Marienkirche), fundada en 1260, casi destruida durante la segunda guerra y restaurada en 1950 por el gobierno de Alemania Oriental. Interiormente no me impresionó, probablemente de tantos templos que he visto, tengo muchos puntos de comparación. Por fuera, si impresiona y no poco.

En la plaza hay un par de fuentes, una es la de la amistad entre los pueblos (Brunnen der Völkerfreundschaft wurde), construida hace más de siete décadas, y la fuente de Neptuno (Neptunbrunnen), construida en 1891 y muy cerca de la iglesia antes mencionada.

Llamativo es el reloj Mundial Urania (Weltzeituhr), el que muestra simultáneamente la hora en 146 ciudades del mundo y cuenta con un sistema planetario giratorio que simboliza la medición del tiempo. El reloj fue diseñado e inaugurado en 1969.

Frente a la fuente de Neptuno está el Ayuntamiento rojo (Rotes Rathaus), así llamado por el color rojo de sus ladrillos. El edificio se construyó entre 1861 y 1869, en estilo renacentista y sirve de sede de la alcaldía del gobierno del estado federado de Berlín.

Yendo por la parte posterior de esta edificación, uno encuentra el museo iglesia San Nicolás (Nikolaikirche), en estilo gótico, símbolo del centro de Berlín desde hace más de 8 siglos. Lamentablemente la iglesia estaba cerrada cuando llegamos allí y no pudimos ver parte de su interesante interior. Después de la segunda guerra se conservó como museo, y después de la unificación se reformó el museo estatal de la iglesia y se abrió la exposición “del fondo de la ciudad a las dos torres». Al frente de la iglesia está la estatua San Jorge y el Dragón. Del otro lado del río, al frente de la estatua está el ministerio de finanzas.

No muy distante está el Altes Stadthaus o antiguo edificio administrativo, construido entre 1902 y 1911, actualmente Senado de Berlín, cuyo interior posee el Bärensaal (Salón del Oso), con una escultura de un oso, el símbolo de Berlín. El lugar está en reparación y solo pudimos ver su atractiva torre.

Más adelante está la Catedral de Berlín (Berliner Dom), iglesia protestante, la más grande de Alemania, cuya construcción data del siglo XV y sirvió en sus inicios de capilla del Palacio Real. Fue después iglesia barroca y la actual construcción culminó en 1905, erigida sobre el templo anterior demolido en 1894. En la catedral está el ataúd al Kaiser Federico I (1657-1713).

Al frente de la Catedral está el enorme Foro Humboldt, museo en honor a los hermanos Alejandro y Guillermo Humboldt, que ocupa lo que fuera la sede del Palacio Real de Berlín. Se puede decir que este sitió ya es el inicio de la isla de los Museos.

En la isla de los museos, se encuentra la Antigua Galería Nacional de Artes (Alte Nationalgalerie) inaugurada en 1871, la que lleva la inscripción “Der Deutschen Kunst”. Está la galeríaJames Simon, dedicada igualmente al arte, situado en el Neues Museum y a un lado del río Spree, inaugurada en 2019.

El Museo Histórico Alemán (DHM) o Zeughaus, fundado en 1987, está ubicado en el distrito Mitte de Berlín. El DHM es lugar de debates filosóficos, históricos y éticos a fin de fortalecer el juicio histórico. Es el edificio más antiguo de la avenida Unter den Linden (Bajo los Tilos). El Altes Museum (Museo Antiguo), Patrimonio de la Humanidad, fue construido entre 1825 y 1830 por órden del rey Federico Guillermo III de Prusia. Es una edificación neoclásica, rodeada de la catedral, el Palacio Real de Berlín y el Zeughaus. El museo posee muchas antigüedades.  

El Puente Eiserne es el tramo más antiguo de la East Side Gallery, el segmento más largo del Muro de Berlín que se ha conservado y convertido en una galería de arte internacional.

El tercer y último día de visita lo dedicamos a visitar primero el Palacio de las Lágrimas (Tränenpalast), construido en 1962 cerca de la estación de Friedrichstraße, la que servía como punto de salida legal del Berlín oriental al occidental. Allí vimos una tienda surtida de aquella época, supongo con productos inexistentes en Berlín oriental y en venta en marcos de la RFA.  La llamaron Palacio de las Lágrimas, pues mucho lloraban los parientes que se separaban para siempre en ese punto.

El punto de control Charlie o Charlie Checkpoint, al cual se llega caminando un poco desde la estación Friedrichstrasse. Allí se unen los barrios Mitte y Kreuzberg. Por ese punto podían solo cruzar de un lado a otro de la ciudad el personal diplomático y militar. A los civiles no se les permitía, pero no faltaron los osados en tratar de cruzar del oriente al occidente, y a más de uno le costó la vida. Frente al punto hay restos de muro y otras de la división y tensión existente.

Un lugar amplio e interesante de Berlín es la Gendarmenmarkt (Mercado de la gendarmería), donde hay tres edificaciones importantes. Frente a frente hay dos catedrales, la alemana protestante (Deutscher dom), construida entre 1701 y 1708 en su fase original, luego destruida en 1943 y reconstruida como museo en 1980. Al frente la Catedral francesa que no es una iglesia como tal. Tiene cúpula y mirador, y alberga el Hugenottenmuseum (El Museo Hugonote). Solo en su parte baja hay una iglesia, la Französische Friedrichstadtkirche (Iglesia Francesa de Friedrichstadt). Ninguna pudimos visitar por ser día particular de maratón y competencia en toda la ciudad.

En el medio de esa plaza está la Galería de Música, la que tenía un concierto público en honor a Gaza y sus damnificados. Había una buena aglomeración de alemanes y de otras nacionalidades con banderas palestinas. Nosotros fuimos parte de su público, buena música clásica y todo a favor de la paz y la conclusión del genocidio existente.

También visitamos, primero la Bernauerstrasse, donde hay restos del muro y un poco de historia. De ahí y gracias a indicaciones a una joven alemana nos fuimos en tranvía hasta la calle Warschauer, por donde pasaba el Muro de Berlín y donde está el East Side Gallery, a lo largo del río, con restos del muro y muchos murales y grafitis alegóricos al pasado hasta 1989.

A la salida de esa galería cruzamos al puente Oberbaum (Árbol superior), construido en 1732, el cual es de cubierta doble y cruza el río Spree. El puente une dos distritos que estuvieron separados por la existencia del muro. Nosotros paseamos por su parte baja, ya que por la parte superior cruza el U-bahn, la cual solo podían disfrutar los alemanes residentes en la parte occidental de Berlín. Desde la galería el puente exhibe dos torres.

De regreso al hotel pasamos por la Postdamerplatz, donde hay una plaza moderna y dos museos, uno del espionaje y el otro de Alemania.

En Berlín la juventud habla inglés, pero varios de la tercera edad no, aparte de algunos extracomunitarios, p. ej. turcos, los que tampoco hablan inglés. Las máquinas para sacar boletos de transporte son multilingües, pero los avisos en las estaciones están en alemán y el enredo comienza cuando hay alguna ruta suspendida y el anuncio aparece en alemán. Consejo, busquen gente joven para aclarar en inglés, preguntarle a gente mayor o a empleados no siempre es de gran ayuda.  En cafeterías, restaurantes y museos ese problema no existe.

Si Ud. desea visitar los museos, aconsejo una estancia de 5-6 días efectivos, pero no pierdan de vista que los precios de los hoteles en Berlín son sumamente caros y los más baratos no tienen buen estándar. Conseguir uno bueno y a precio económico, significa hospedarse en alguno a 20 o más km del centro de Berlín.

Una anécdota, la vez anterior que estuve en Berlín fue en marzo de 1990. La parte oriental tenía fama de venta de buen calzado infantil a bajos precios. Como tenía que pernoctar dos noches en Berlín, me fue en la mañana de mi llegada a una zapatería. Sorpresa, una empleada estaba en ese momento cambiando los precios de los zapatos, la unificación estaba al doblar de la esquina. Los nuevos precios eran cuatro veces más altos que los anteriores.   

Un detalle, la RDA o Alemania Oriental tenía la costumbre de traer fuerza laboral de Cuba y Vietnam. Algunos cubanos regresaron a Cuba, otros se la agenciaron para irse a países vecinos para trabajar. No faltaron los que se quedaron al estar casados o con relaciones con alemanas. El asunto fue los vietnamitas. Los alemanes orientales, con la unificación, comenzaron a acusar a los asiáticos de haberle quitado sus puestos de trabajo, falso. Los vietnamitas trabajaban en áreas que los alemanes no querían, pero con la unificación el desempleo creció en la parte oriental y no quedo otra que optar por iguales puestos, donde trabajaban los vietnamitas. Hubo sus guerras locales germano-vietnamitas y no faltaron los muertos. Los vietnamitas no son fáciles en combate y hubo necesidad de apaciguar la violencia por distintas vías. Es por eso por lo que uno ve en Berlín muchos bares-cafeterías-restaurantes vietnamitas.

El muro fue un invento de Nikita Sergueivich Jhruschov, probablemente Stalin lo habría hecho igual. Era una manera de evitar la confrontación económica e ideológica. Los soviéticos y aliados siempre alardearon de su fuerza ideológica, falso, le temían, y cuando no había forma de contrarrestar la idea del adversario usaban la represión o te mandaban a callar. El muro es una vergüenza, como lo son todos los muros que en esta época existen o se construyen.

Ricardo Labrada
3 octubre 2025

2 pensamientos en “¿Nuevamente en Berlín?

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