El hombre que celebró un jonrón corriendo de espalda

«El secreto del humor es la sorpresa»   Aristóteles.

En el béisbol de todos los tiempos han existido peloteros verdaderamente excéntricos y uno de ellos fue Jimmie Piersall, quien en 1950 debutara con las Medias Rojas de Boston y en 1953 comenzara a jugar como regular en la misma novena donde militaba el gran Ted Williams.

De Piersall se ha hablado mucho y de sus excentricidades. Varios aficionados norteamericanos reportan cosas de Piersall que no son muy frecuentes ver en el béisbol. Por ejemplo, en un juego contra los Yankees, Piersall dijo que se aburría y decidió acostarse por un rato para tomar un respiro. Las cámaras de la TV le tomaron haciendo aquel espectáculo.

En otra ocasión, siendo bateador derecho y jugando para los Mets, se situó a la zurda para dos lanzamientos de un pitcher relevo y luego cambió a la derecha para terminar de consumir su turno al bate.

Cuando llegó a los Mets, se dice que él quería el mismo número que el manager del equipo, el legendario Casey Stengel, el 37, por lo que habló con George Weiss el manager general del equipo para poder llevar el 37A. Dicen que Weiss le preguntó si él estaba loco, a lo que Piersall solo le respondió: “Yeah, I know” (Si, ya lo sé).

En otra oportunidad, jugando para los Senadores, Piersall anotó una carrera y acto seguido se acostó sobre el home. El árbitro principal del juego no tuvo otro remedio que reír de esta salida, pero ninguna de estas travesuras se puede comparar con la que hizo el día que conectó su jonrón 100.

Piersall al llegar a los Mets le faltaba solo un jonrón para arribar a los 100 en su carrera. Él le había dicho al gran Duke Snider, entonces compañero de equipo: “Apuesto a que yo tendré más publicidad con mi jonrón 100 que tú con tu número 400”. Snider dicen que solo le sonrió, pero no se imaginaba lo que haría Piersall.

El 23 de julio de 1963 en juego en el veterano Polo Ground y frente a los envíos del derecho Dallas Green de los Filis, Piersall conectó su famoso jonrón 100. Cuentan los que le vieron que Piersall salió hacia primera tranquilamente, giró en la base como era debido y de ahí hasta el home fue corriendo de espalda, siempre con el cuidado de no salirse de la línea y de pisar bien todas las bases. Aunque este batazo aparece en el documental de los 500 jonrones más famosos, la realidad es que no existe video del mismo. En el documental en cuestión, Piersall declaró lo cuanto él disfrutó ese jonrón.

Piersall dobla por tercera

Piersall dobla por tercera

Realmente nadie nunca ha hablado del jonrón 400 de Snider, mientras que el 100 de Piersall será siempre recordado.

Piersall en su recorrido

Piersall en su recorrido llegando a home

Piersall solo jugó 40 juegos para los Mets en 1963 y ese mismo año terminó jugando para los Angelinos, equipo en el que se mantuvo por cuatro temporadas.

Como bateador no era nada del otro mundo, aceptable para el nivel de Grandes Ligas, buen defensor del jardín central. Jugó durante 17 temporadas en las Mayores, 7 de ellas con las Medias Rojas, en 1959 pasó a los Indios, en canje por Vic Wertz y Gary Geiger, equipo con el que jugó hasta 1961, luego pasó a los Senadores hasta inicios de 1963, de ahí a los Mets y finalmente a los Angelinos de California hasta su retiro en 1967 a la edad de 38 años.

Piersall fue autor de dos libros, el primero escrito en 1955, “Fear strikes out” (El miedo te poncha), sobre su vida personal y luego llevado al cine en 1957, en film del mismo nombre y que en Cuba se conoció como “Mi obsesión me condena”, aunque en otros países se le conoce como “El precio del éxito”, dirigido por Robert Mulligan y protagonizado por Anthony Perkins en el papel del pelotero, y Karl Malden en el rol de padre de Piersall.

Escribió su segundo libro después de su retiro, que lo tituló como “The truth hurts” (La verdad hiere).

A su retiro se dedicó a las faenas de comentarista deportivo para las Medias Blancas de Chicago y también participó en algunos anuncios de publicidad.

Escrito por Esteban Romero, publicado inicialmente en swingcompleto.com, 21 julio de 2015

En un comentario posterior de este autor, se señaló que hay muchas más anécdotas de Piersall, la primera fue cuando se fajó a puños con Billy Martin en mayo de 1952, ese mismo día empujó a su compañero Vern Stephens y le valió que lo bajaran a las Menores, donde fue expulsado de juego cuatro veces. Otra vez se le vio hablando con el monumento de Babe Ruth en el Yankee Stadium. Es cierto que se subió a la malla detrás del home, como a veces corría a primera con las manos extendidas como si fuera un avión, otras veces tiraba el bate e imitaba el movimiento del pitcher contrario, loco pero con inteligencia jugando el central. Tito Francona, padre de Terry, el actual manager de los Indios de Cleveland, dijo que Piersall era lo mejor que él había visto jugando el jardín central. Ted Williams coincidía con Francona. Mickey Mantle decía lo contrario, para Mantle era no más que un payaso. 

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