“Brujas es una hermosa ciudad medieval casi intacta con el tiempo.”
James Frain (1968, actor británico)

El día que salimos de Luxemburgo, con buena suerte, tuvimos tiempo de embarcar en el tren de las 8:11 de la mañana rumbo a Bruselas. De Luxemburgo a Bruselas hay un tren cada hora comenzando desde las 5:11 de la mañana. El viaje en tren dura un poco más de lo que uno espera, ya que hace muchas paradas en territorio belga hasta finalmente llegar a la Estación terminal de Midi o del Sur en Bruselas. Una vez llegamos nos dirigimos hacia las máquinas automáticas y así adquirir los boletos para Brujas, ciudad de la que tanto nos habían hablado. Ese proceso se hace fácilmente, las máquinas funcionan en varios idiomas. Para los de la tercera edad el precio es a la mitad. El billete que uno compra le vale de ida o vuelta en el día, que no era nuestro caso. Inmediatamente fuimos a ver de qué andén partiría el tren más próximo a nuestro horario, resuelto e identificado, a esperar un ratito hasta abordar la nave que nos llevó a Brujas con algunas paradas intermedias, una de ellas en Gante, de la que hablaremos en otra entrega.
En unos 70 minutos ya estábamos en Brujas, pero ¿dónde está el hotel? Booking.com nos dio una desagradable sorpresa, la habitación de hotel reservada estaba algo fuera de la ciudad y para llegar al mismo en bus hay que hacer una buena caminata por lugares que los cubanos llamamos monte. Para suerte el hotel Green Park tiene acuerdo con una compañía de taxi, la que nos podía llevar y traer. Aconsejo al que vaya a Brujas no ir a este hotel a no ser que alquile un coche para estar allí. El hotel está muy bien, pero alejadito de Brujas. En taxi uno llega en 10 minutos, Brujas es un cascaroncito de ciudad, pero muy chula y con mucha historia.
A Brujas se le conoce como la Venecia del Norte por sus canales, aunque sin góndolas. La ciudad está en el extremo noroeste de Bélgica y es la capital de Flandes Occidental. Su nombre no tiene nada que ver con la brujería, es palabra, al parecer, de origen vikingo, Bryggia, que significa muelle o puente. Actualmente es pequeña, pero hace siete siglos era la más grande de Europa, donde de siempre hubo mucho trasiego comercial. Por su belleza, museos, catedrales y canales es considerado Patrimonio de la Humanidad.
En Bélgica hay tres idiomas oficiales, el francés, el flamenco o neerlandés, o se la misma lengua hablada en los Países Bajos, y el alemán. Siempre me hice idea que todos los belgas hablaban francés, mais je me suis trompé[1]. En la Valonia se habla francés y sabía que los valones no son muy dados a aprender el neerlandés, pero no creía que eso fuera así en Flandes con el francés. Encontré personas que me dijeron que se estudia el francés en escuela, pero algunos, no sé la cantidad, lo entienden, pero no lo hablan. Para ellos es mucho más fácil hablar el inglés. La realidad es que en muchos lugares los letreros aparecían en neerlandés.
Nuestra llegada en Brujas fue directa a la llamada Grote Markt o Plaza del Mercado o Gran Plaza, un lugar muy atractivo, donde reina la torre de Belfort (los francófonos le llaman Beaufort), altísima, del siglo XII, 83 metros de altura, 366 escaleras y reloj. La torre descansa sobre el antiguo edificio del mercado de la carne y de los paños. Cuando sus campanas suenan es como si fuera un concierto. La torre tiene un patio grande e igualmente llamativo.
En el centro de esta plaza está un monumento en honor a Pieter de Coninck y Jan Breydel, líderes gremiales, los que enfrentaron las tropas francesas de Felipe IV, la que concluyó con la Batalla de las Espuelas de Oro, la que garantizó la independencia de Flandes.
Sobre la acera del lado izquierdo de frente a la torre están los edificios de la oficina de correos, a su lado el Landhuis o Palacio de la Provincial y el el almacén gótico Waterhalle o historium, construido a partir del siglo XIII, palacio que alberga historia de la Brujas medieval. Al otro lado de la plaza están las casas gremiales, muy bien conservadas.
A pocos pasos de esta plaza se encuentra otra no menos impresionante, la plaza Burg o plaza Mayor, en la que encontramos el Museo het Brugse Vrije o Franconato, edificio construido en el siglo XVI, en estilo neogótico, con bordes de oro y blanco en el resto de su fachada, que fuera el antiguo registro civil. Al lado izquierdo de este museo se halla el Palacio de Justicia, una construcción que no le vi nada de medieval.

Al lado derecho del Museo mencionado aparece el Stadhuis o ayuntamiento de la ciudad, de estilo gótico y construido durante los siglos XV y XVI. Esta edificación es tan atractiva como la del Franconato. A continuación, está la Basílica de la Santa Sangre, construida en el siglo XII, construcción igualmente en estilo gótico, bien conservada, la que posee una entrada muy elegante, posee dos capillas, una superior y otra inferior, esta última dedicada a San Basilio el Grande. Su interior sin descripción en detalle, puedo decir que me impresionó gratamente. Se dice que en ella hay guardada una ampolla de cristal con sangre de Cristo. No la vi o lo desconocía entonces.

La pequeña Brujas, pero grande en tesoros, posee, además de la basílica, varias iglesias, entre ellas dos catedrales: La Iglesia de Nuestra Señora o de Notre Dame o Wrouwekerk en neerlandés, construida en el siglo XIII en estilo gótico, es todo un museo, con una torre de 123 metros de altura, la segunda más alta del mundo construida a base de ladrillos, cuyo interior es fascinante, donde destaca la Madonna de Brujas, obra en mármol de Miguel Ángel. Hay muchas otras obras de arte, lo cual hace que la visita sea entretenida y amena. Esta catedral posee también una conexión con el Palacete-Museo Gruuthuse a través de una capilla de oración en el coro. Este museo fue construido hace cinco siglos. El nombre de Gruut viene de las mezclas de hierbas que se hacen para fabricar algunas de las tantas marcas de cerveza que se producen en Bélgica. Lo interesante fue que el museo pudo hacerse realidad a través del impuesto que se cobraba por la venta de la cerveza, donde se muestran obras de arte.


Caminando sin un rumbo determinado nos tropezamos con dos lugares interesantes. El primero es el parque Arentshof, un sitio con jardín circular, donde encontramos esculturas modernas d Rik Poot representando a los cuatro Jinetes del Apocalipsis: la guerra, la muerte, el anticristo y el hambre. A su vez, hay un refugio cubierto con la escultura de dos ángeles, algo muy original. A pocos pasos de allí está el museo Groeninge, el cual no logramos visitar. El otro lugar que visitamos, muy silente, donde las moscas ni se sienten, es el Monasterio de Wijngaard, el cual posee una enorme plazoleta con césped y donde se les ruega a los visitantes guardar silencio o no hacer bulla durante la visita.


Hay tres monumentos de figuras nacidas o desarrolladas en Brujas que uno encuentra en las caminatas, uno es el de GuidoGezelle, un importante sacerdote, profesor poeta y escritor del siglo XIX, nacido en Brujas, el que siempre abrazó la causa de los más pobres en la sociedad. El segundo es el de Jan Van Eyck (1390-1441), destacado pintor al óleo del renacimiento, no nacido en Brujas, cuyo monumento está ubicado en la plaza homónima de frente al inicio del canal Spiegelrei y de frente a la Lonja de los Burgueses (Poortsloge), lugar de reunión de la gente rica de Brujas y de algunos visitantes extranjeros importantes, El tercer monumento es el del matemático Simón Stevin (1548), oriundo de Brujas, matemático, ingeniero y físico, considerado el padre de los números negativos. El monumento a Van Eyck y la Lonja de los burgueses se divisa bien en el paseo en lancha que parte desde el muelle del Rosario, algo que no debe faltar a todo aquel que visite esta ciudad y así llevarse una idea más comprensiva de lo que es Brujas.

La otra catedral es la de San Salvador, construida entre los siglos XIII y XIV, cuya arquitectura conjugan el estilo gótico, neogótico y neorromántico. Es de hecho el principal templo católico de la ciudad. Como sucede con casi todas estas iglesias, muchas de ellas sufren de incendios y esta no fue excepción. Su interior es espacioso, bello e interesante, con un órgano de lujo.

Para el final prácticamente dejamos la visita a un lugar muy recomendado, primero pasamos por el castillo Minnewater, parte del parque homónimo, cuya historia se remonta el siglo XII cuando surgió el canal llamado Zwyn, producto de fuerte tormentas en Brujas, lo que igualmente posibilitó la conexión de Brujas con el mar y que a este muelle llegaran naves del Mar del Norte. Con el tiempo, hasta el siglo XVI, se podía navegar, pero la fuerte sedimentación impidió a posteriori esta actividad. Es así como aparece lo que se llama el Lago del Amor, el cual se puede apreciar bien desde el puente Minnewater, que se dice que quien lo cruce, conocerá el amor eterno. Esta sobre el puente es muy agradable, sobre todo para observar el movimiento de los cisnes y patos. Intrigado deben estar porque se le llama Lago del Amor, tomo prestada la historia de una web en línea: “una joven doncella llamada Minna estaba enamorada del humilde Stromberg. Sin su consentimiento, el padre de la muchacha concertó un matrimonio entre su hija y Morneck, un joven de una condición social más apropiada para ella. Al enterarse de su futuro matrimonio, Minna huyó. El joven Stromberg salió en su búsqueda, pero no fue hasta el día siguiente cuando la encontró muerta a orillas del lago. Para que su amor mutuo se mantuviese en sus aguas eternamente dio sepultura a la joven en las profundidades del lago.” Esto suena parecido a Romeo y Julieta, pero lindo cuento flamenco. En un extremo del puente está la torre de la pólvora, ni idea porque está eso ahí.

Luego caminamos con algo de cansancio por el llamado barrio de Begijnhof, sin ningún ánimo para hacer fotos, aunque las casas no son iguales a las del resto de Brujas. Fuera de lo que puede considerarse el centro histórico de la ciudad, pasamos, casi obligatoriamente debido a paradas de buses alrededor, por la plaza T-Zand, donde instalan mercadillos en la mañana. Caminar por Brujas como por el resto de las ciudades importantes de Bélgica es ver museos del chocolate, de la patata frita y mercados o bares ofreciendo una variada gama de cervezas. Lamentable que uno no pueda beber ya cerveza y el chocolate se puede comer, pero un pedacito. Así que durante esta estancia en Bélgica era mirar y no se toca.

31 agosto 2023
Ricardo Labrada
Nota: todas las fotos son propiedad del autor, así como las mostradas anteriormente para Luxemburgo.
[1] Pero me equivoqué


Excelente cronica de su visita a Brujas, le recomiendo tambien Amberes y no se si habra ido a Gent (Gante en español). Yo vivo hace 16 años en Belgica (en un pequeño pueblo en las afueras de Amberes) y Brujas sigue siendo mi ciudad favorita. Le recomiendo tambien Bastogne (existe un museo de la guerra muy impresionante). Bruselas es la tipica capital europea, mi esposa es flamenca y no le gusta para nada. Las Ardenas son tambien dignas de visitar, saludos de un cubano desde Belgica.
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