Visita a Grecia continental (Patras, Delfos y Corinto antiguo)

El problema de Grecia es ser demasiado hermosa.”
Dimitra Tzanos, artista griega

Grecia es siempre un lugar lleno de curiosidades por su antigua historia llena de epopeyas, de grandes hombres, tanto en la ciencia, en la filosofía como en el arte militar. Sobre nuestras visitas anteriores a Grecia, ya he hablado en un artículo anterior (2018), cuyo link aparece en las fuentes consultados. Siempre en Grecia hay mucho que ver, por lo que esta vez nos fuimos a Patras, tercera ciudad griega, no tan grande como Atenas, pero con su historia. Además, el estar allí nos permitía visitar otros lugares próximos y con historia también. Aunque esta visita siempre nos añadió algo nuevo en el orden cultural, no fue todo lo que esperábamos por causas ajenas a nuestra voluntad, ya les explicaré.

De Atenas a Patras hay unas dos horas y media en coche. El viaje se hace a través de una buena autopista con peaje, la que nos lució económica. A mitad de camino entre Atenas y Patras está Corinto, el que visitamos ya de regreso a Atenas una semana después.

El resort donde nos quedamos fue uno a la orilla de la playa en Rio, suburbio un poco antes de Patras y a orillas de la playa. Realmente nuestro interés no era de playa o piscina, playas buenas de arena nos sobran en el litoral valenciano. Así que fue lo de siempre, ver y ver más. Cerca de este lugar, en nuestras narices, estaba el puente Rio-Antirio (hay escritos que dicen Rion-Antirion), toda una maravilla del mundo actual, una obra de ingeniería asombrosa, la que une el norte de la península de Peloponeso con el resto de Grecia. Antes había que cruzar el istmo de Corinto con transbordadores, ahora se puede cruzar en coche en minutos. Es el puente más largo de su tipo en el mundo que, según Wikipedia, tiene una longitud de aproximadamente de 25 campos de fútbol. Lo asombroso es su seguridad, ya que fue construido en una zona sísmica. Si uno va a cruzar debe preparar la tarjeta de crédito o el efectivo, ya que cruzarlo en una sola ida cuesta un poco más de 13 euros.

Si uno quiere visitar Mesolongi o Delfos, como fue nuestro deseo, pues hay que atravesar el puente inevitablemente, vía que se convirtió en una constante para viajar o para verle en la tarde desde el balcón de la habitación del resort. Ahí estaba mirándonos a toda hora.

Comencemos con la decepción, Patras, la que tiene sus tesoros históricos y un ambiente agradable. La población griega de siempre me ha lucido muy amable y siempre dispuesta a ayudar al turista o al extranjero. Patras no es excepción de esta percepción.

La ciudad fue creada más de un milenio a. C. Como es de esperar, participó en muchas batallas y Alejandro Magno la llegó a dominar. Sin embargo, su esplendor comenzó con la ocupación de estos lares por los romanos, lo que ocurrió en el 48 a.C. Su nombre entonces fue el de Colonia Augusta Achaica Patrensis. Es por esa razón que casi todo lo que uno observa en Patras tiene sello romano como tal.

Lo que no es saber, desde hace dos años, la parte, donde se encuentra el Odeón romano y el viejo castillo de la ciudad, está cerrada por restauración y también por estudios de carácter arqueológico. Así que nos tuvimos que conformar con darle la vuelta a ese gran trompo, pero nada de entrar a esos lugares.

Como diríamos en italiano, peccato, no poder visitar el Odeón más famoso de la antigüedad. Así que nos conformamos con tirar algunas fotos en los alrededores mientras veíamos a brigadas de trabajadores excavando en ese entorno. El castillo, del siglo VI, estaba en igual situación. Para llegar a ambos lugares, uno debe caminar a la parte más alta de la ciudad. En coche lo mejor es aparcar cuando uno esté próximo al lugar y el resto de la ruta hacerlo a pie, así se evita la empinada escalinata de San Nicolás que te conduce a esa altura.

Las dos veces que estuvimos en la ciudad de Patras también aprovechamos para visitar algunas de sus iglesias, casi todas ortodoxas, excepto una católica. La más importante es la Catedral de San Andrés Apóstol, más grande de Grecia y la tercera iglesia más grande de estilo bizantino en los Balcanes, solo superada por la Catedral de San Sava en Belgrado. Por dentro esta iglesia es muy elegante, tanto su altar y paredes. Cuenta la historia que aquí el primer apóstol de Jesús fue, Andrés (en griego significa valeroso), hermano mayor del apóstol Pedro, ambos pescadores. En Patras fue torturado y luego crucificado en forma de X. Esta basílica se comenzó a construir en 1909 y posee grandes espacios a su alrededor en los exteriores y su puerta principal está de frente al mar. Aquí se guardan algunas reliquias de San Andrés como son sus dedos y parte del crucifijo, en el que fue ejecutado. A poca distancia de la iglesia, ya casi a orillas del mar, hay un faro muy original.

Muy cerca del castillo y del Odeón romano se encuentra la iglesia greco-ortodoxa Pantanassa (Reina de todo en griego), cuya arquitectura difiere de la catedral antes mencionada, pero que no deja de ser interesante. No se debe confundir esta iglesia con el Monasterio homónimo, el que está en la antigua ciudad bizantina de Mistrá, muy cerca de la antigua Esparta. Existe también una iglesia católica está en la calle Maizonos en Patras.

En el centro de la ciudad está una bonita plaza, la llamada Georgiu (Jorge I), atravesadas por las calles Maizonos, Korinthou y Gerokostopoulou. En el entorno de la plaza está el Teatro Apollon y en su parte media una fuente, verdadera obra de arte, la que posee una ninfa que simboliza a la juventud, circulando en los bosques.

Otros lugares cercanos a Patras, visitados con poca suerte fueron Agrinio y Mesolongi. Del primero nos llevamos lo poquito que tiene, de camino está el Lago Triconida y estuvimos en la plaza principal, donde hablé con un local que me dijo que allí no había nada antiguo que ver. Si uno lee lo que aparece en las redes es todo lo contrario. Nos marchamos a Mesolongi, pero día de fiesta, un puente de cuatro días, el que se extendió hasta el martes de nuestra visita, por lo que nos tuvimos que conformar con ver de fuera el jardín de los héroes, y dos monumentos más. El jardín estaba cerrado por ser festivo.

Para poder llegar a estos lugares hay que cruzar el famoso puente. Igual sucedió cuando fuimos a Delfos, siempre bordeando el mar, en subida y bajada en las elevaciones. Cerca del lugar está Lepanto, ahora llamado Naupacto, pero con la prisa no llegamos a encontrar la entrada. Más adelante, desde las alturas, pudimos ver el poblado de Galaxidi. Todo hasta llegar a Delfos, cuyo santuario de Apolo y museo arqueológico fueron declarados patrimonio de la humanidad en 1987.

Delfos está en el llamado Monte Parnaso, al norte del golfo de Corinto, el poblado no es nada en particular, excepto sus restaurantes y la comida griega, exquisita como siempre. El santuario y museo se hallan a unos pocos km de Delfos. Para los griegos, Delfos era considerada el centro del mundo, ya que en la mitología Griega Zeus soltaba dos águilas, una hacia el este y otra hacia el oeste, y Delfos era el punto en el que se encontraban tras rodear el mundo. Cuenta la leyenda que al momento de la fundación de Delfos todo ese entorno estaba plagado de serpientes, las que fueron exterminadas por Apolo, incluida una serpiente monstruo (la serpiente Pitón), para luego fundar el templo, al que llamó Pitón.

El nombre de Delfos parece venir de otra leyenda, la que narra como Apolo se convirtió allí en Delfín para atraer algunas naves que transportaban sacerdotes, los que una vez llegado al lugar se les encargó hacerse cargo del templo, el cual poseía grandes tesoros.

La realidad es que los romanos en época del megalómano de Nerón terminaron saqueando al lugar y llevándose cientos de estatuas de bronce. Por suerte, Adriano, más cuerdo, devolvió buena parte de lo robado, pero Constantino el Grande volvió a llevarse no poco para su nueva capital.

De lo que queda de aquella época, pudimos ver la vía Sacra, el templo de Apolo, la columna Serpiente también conocida como la columna Serpentina, el trípode Plataean o el trípode Delphi, antigua columna de bronce en el Hipódromo de Constantino, y el Tesoro de los Atenienses. Para llegar al anfiteatro había que subir no poco y por un sendero accidentado y empedrado. Nuestra edad no nos da para eso y desistimos de subir al lugar.

A un km del lugar hay otros restos de la época como son el Gimnasio, la Fuente Castalia y el Santuario Atenea Pronea. Previamente visitamos el museo arqueológico, lugar interesante y que guarda muchas esculturas y objetos de la antigüedad. Allí vimos el auriga de Delfos, el tesoro de los Sifnios, el Friso de este tesoro, las figuras en mármol de Cleobis y Bitón, realizadas en el 600 a.C. y la esfinge de Naxo, entre otros tantos objetos de interés.

El final de la visita fue almorzar en un restaurante, nada de lujo, en la parte alta del poblado de Delfos, desde cuyas ventanas, uno sentado en mesa, puede apreciar un panorama único de valle, bosque y mar.

El regreso a Atenas lo planificamos para un día antes de la fecha de salida del resort. El objetivo era visitar las ruinas del antiguo Corinto. Según cuentan, Homero habla de Éfira, nombre que se le daba antes a Corinto, en las batallas de Troya. Historia le sobra, pero las ruinas existentes pertenecen al período de ocupación romana cuando Julio César decidió reconstruir la ciudad en el 48 a.C. Aunque no faltaron guerra y destrucción en su existencia, Adriano se empeñó en restaurarla.

Allí vimos en exteriores el templo de Apolo, el templo de Octavia la menor, las termas romanas, la fuente Pirene, ruinas del teatro romano, la Bema del foro romano entre otras ruinas de edificaciones. En el museo, algo más modesto del visto en Delfos, vimos figuras igualmente interesantes.

De regreso vía a Atenas pudimos ver el inmenso canal de Corinto, pero no tuvimos forma de parar en algún punto para fotografiarle. De ahí regresamos a Atenas, donde la estancia fue más bien de descanso para recuperar fuerzas para el vuelo al siguiente día. No obstante, nos dio tiempo conocer con más detalles su metro y también conocer una bonita y grande fuente en la Plaza Omonia.

Fuente adicional para consultar

Labrada R. 2018. Una visita a Atenas. Deportescineyotros.com, 18 febr. https://deportescineyotros.com/2018/02/18/una-visita-a-atenas/

24 julio 2023
Ricardo Labrada

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