“Una dictadura es un estado en el que
todos temen a uno y uno a todos.”
Alberto Moravia (escritor italiano 1907-1990)
Del discurso de Khruschev se puede sacar una clara conclusión y es la ausencia de democracia y predominancia de autocracia en el modelo de gobierno implantado en la rusia post zarista, donde un hombre decidía en todos los asuntos del país, sea economía industrial y agrícola, relaciones interiores y exteriores, y seguridad nacional. El sistema crea un líder, nada más parecido a un monstruo omnipotente, por lo que la democracia proletaria pasa a ser una falsedad. El pueblo en ese sistema no decide nada, al contrario, se vuelve esclavo de ese nuevo monarca, un asesino en toda regla, émulo de otros renombrados y no socialistas o comunistas como Benito Mussolini, Adolfo Hitler y Francisco Franco.
Stalin quebró un sistema porque el mismo sistema se lo permitió. Dueño de los tres poderes de forma ilimitada, dueño del partido como ente rector de la nueva sociedad, le daba la posibilidad a su líder de ser monarca absoluto, para lo cual utilizaba la pirámide de Buró Político, Comité Central y militancia, la que a su vez ordenaba a su antojo sobre los soviets, supuestos consejos populares, cuyos líderes eran electos por ukaz del partido y no por voluntad del pueblo como se ha querido hacer ver falsamente. Llegado a este punto, ¿era Stalin culpable de haberse convertido en el monstruo que fue? Mi respuesta es NO. El partido único es ya una forma de destruir la democracia, el promotor de esa idea fue el mismo Vladimir Ilich Lenin, a lo cual nadie de las filas del partido gobernante en la Rusia post zarista se opuso. Una sola voz se oyó y fue externa, la de Rosa Luxemburgo, quien directamente le dijo a Lenin que el partido único permitiría hacer y deshacer sin tener oposición, y socavaría toda la democracia. No es por capricho que Stalin, una vez instalado como mandamás absoluto, haya mandado a silenciar todo lo que la política polaca haya dicho al respecto, poco le importaba a él que esa señora haya sido una mártir del sistema imperante en Alemania.
Lo peor de todo esto es que el sistema estalinista fue copiado y adaptado en otros países como fueron los casos de China con Mao Ze Dong, Corea del Norte con Kim Il Sung, Cuba con Fidel Castro, Albania con Enver Hoxha y Erick Honecker en Alemania Oriental. Ese sistema de dictadura llegó a los extremos cuando la cúpula gobernante en Cambodia, terminada la guerra con los EE. UU., estableció un régimen criminal y despiadado, el que exterminó a 3 millones de habitantes de su población injustamente.
El estalinismo tiene una máxima, conmigo todo, sin mí nada. Toda voz que se oponga al líder máximo debe ser castigada y para ello el líder debe adoptar las medidas que estime conveniente, y que su buró político y comité central se encargarán de implementar. La mayoría de estos sátrapas han adolecido de un defecto común, un complejo grande de inferioridad, por lo que una vez en el poder tratan de ser lo que no son. Por solo dar un ejemplo, Stalin no era un hombre de extensa cultura, era cojo físicamente y su soberbia fue denunciada por el mismo Lenin.
Regresando al discurso de Khruchev, ¿dijo él toda la verdad? ¿fueron acertadas sus conclusiones? No vale la pena decir sí o no. Nikita Sergueivich era parte del sistema y siempre estuvo dando vueltas alrededor de la cúpula, entiéndase Stalin, quien se burlaba del mismo Khruschev por ser este bajito, gordo y calvo. No nos engañemos, Khruschev en el fondo lo odiaba desde entonces y espero su momento para enterrarlo en lo más profundo, aunque no lo pudo lograr del todo.
Khruschev fue impreciso en el asunto de Trostky, otro que no era santo, pero que era muy bien valorado por Lenin, quien lo consideraba la persona más inteligente dentro de las filas del partido, algo que hizo constar en su testamento político, pero que Khruschev no lo mencionó, ya que no le convenía. El judío-ucraniano Lev Davídovich Bronstein, nombre real de Trostky, era hombre que propugnaba la revolución mundial, para él la revolución de octubre de 1917 era un primer paso, el cual no se podía detener. Lenin se daba cuenta que Rusia no podía continuar en guerra contra Alemania durante la primera guerra, la economía rusa estaba deprimida totalmente y sus tropas no tenían armamento ni moral combativa para vencer al empuje del eje alemán-austrohúngaro. Trotsky creía que salirse de la guerra no era una solución, ya que continuando la confrontación daría lugar a revoluciones en el resto de los países europeos, una especie de reacción en cadena. Así y todo, Lenin logró vencer en su propuesta, para lo cual planteó llegar a un acuerdo con Alemania y entregar parte del territorio heredado de la Rusia zarista a cambio de la paz. Los acuerdos se debían firmar en Brest-Litovsk, territorio bielorruso, las conversaciones se iniciaron en diciembre de 1917. La posición de Trotsky coincidía en parte con la formulada por Nikolai Ivanovich Bujarin, con la diferencia que este último entendía que, pasado un tiempo, en la medida que el ejército ruso o soviético se fortaleciera, se deberían recuperar los territorios entregados en pacto, como así hizo Stalin en 1939, por cierto. Para Trotsky lo importante era alargar las conversaciones en espera de la capitulación de Alemania en guerra también contra los aliados occidentales. Finalmente, Lev Davidovich no cumplió nada de la misión encomendada, rechazó el acuerdo, lo que obligó a Alemania a dar un ultimátum, el 17 de febrero de 1918 era la fecha final para cerrar el pacto, caso contrario la guerra continuaría el 18 de febrero.
El acuerdo era con todos los rivales de Rusia, ahí estaban Alemania, Austro-Hungría, Bulgaria y el imperio otomano. A cambio de la paz Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia (Moldova), que a partir de entonces quedaron bajo el dominio de los Imperios Centrales, mientras los territorios de Ardahan, Kars y Batumi serían dados al Imperio otomano. Una paz bien cara, por cierto. El acuerdo se firmó el 3 de marzo de 1918. La figura de Trotsky no quedó bien parada a los ojos del partido gobernante, algo que anotó bien en libreta Stalin.
La referencia a Bujarin por parte de Khruschev fue vaga y trató de hacer ver que Nikolai Ivanovich era otro disidente del sistema. Todo eso es falso, Bujarin fue la persona que implementó la Nueva Política Económica (NEP) impulsada por Lenin. Wikipedia nos describe las medidas del NEP: sustitución de la apropiación excedente por un impuesto en especie en el campo (hasta el 70% del grano se retiró durante la apropiación excedente, alrededor del 30% con el impuesto en especie), el uso del mercado y diversas formas de propiedad, la atracción de capitales extranjeros en forma de concesiones, la implementación de una reforma monetaria (1922-1924), en virtud de la cual el rublo se convirtió en moneda convertible. Bujarin se opuso siempre a la colectivización de la agricultura.
En cuanto a Kamenev y Zinoviev, tampoco fue exacto. El judío-moscovita Lev Borisovich Kamenev fue dirigente en las filas del partido y un crítico extremista de las ideas de Lenin. Para Kamenev la revolución burguesa no significaba nada como intermedio de la proletaria. A pesar de sus discrepancias llegó a ser Presidente del Comité Ejecutivo Central de Rusia. Por su parte, Grigori Yevsevich Zinoviev era otro judío-ucraniano y aliado de Lenin, el que llegó a ser Presidente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Zinoviev estuvo en el exilio junto a Lenin. Tanto Zinoviev como Kamenev habían tenido serias divergencias con Lenin, al extremo que este último pidió fueran expulsados del partido, lo que no sucedió cuando ellos reconsideraron sus posiciones.
Cuando muere Lenin, a Stalin se le hacía difícil llegar a ser monarca, por lo que era menester quitarse de arriba a Bujarin y a Trotsky, algo que él solo no podía hacer, por lo que se inventó el triunvirato y utilizo al dúo Kamenev-Zinoviev para sus intereses, e incluso al mismo Bujarin a fin de sacar a Trotsky, su primer rival en su hoja de ruta, al que finalmente logró poner lejos. No satisfecho y sabiendo de la influencia negativa para su mandato que tenía Trotsky, lo mandó a asesinar en México. Primero fue con una intentona de balacera usando a militantes comunistas mexicanos, algo que no llegó a cuajar, por lo que mandó a un agente encubierto del NKVD reclutado en Barcelona e hijo de una cubana muy cercana al mando soviético en España durante la guerra iniciada en 1933. Ramón Mercader, el agente soviético, asesinaba de forma bestial a Trotsky el 21 de agosto de 1940 en Coyoacán, D.F., México. De esto Khruschev no habló, no le convenía que lo tildaran de trotskista.
Stalin luego eliminó a Bujarin y dejó lista la escena para hacer lo mismo con Kamenev y Zinoviev. En todos los casos, Stalin se inventó causas inexistentes, era muy fácil acusar a alguien de disidencia al partido y al legado leninista. Bujarin fue fusilado en 1938, o sea dos años antes que Trotsky fuera asesinado. Zinoviev y Kamenev fueron condenados y luego ejecutados el 25 agosto de 1936. A ambos se les acusó de pertenecer a una organización terrorista, la que organizó el asesinato de Serguei Mironovich Kirov, cuyo apellido real era Kóstrikov, uno de los íntimos de Stalin, secretario del partido en la región de Leningrado y que fue asesinado en 1934. Al dúo Zinoviev- Kamenev los obligaron a dar un mea culpa y reconocer todo aquello como cierto así no lo hubieran hecho. Se les realizó un primer juicio, no conforme Stalin con su resultado, se organizó otro que los sentenció a la muerte al “descubrirse” que eran parte del grupo terrorista ya mencionado. Kirov no era santo tampoco, pero fue un buen pretexto para eliminar a dos legendarios del partido comunista como el dúo ya indicado. Khruschev manejó todo este asunto con mucho cuidado y sencillamente no denunció nada de esto, pues a fin de cuentas él fue luego parte de todo ese engranaje. Para Khruschev era mejor dejar tranquilas las versiones de disidencia de Bujarin, Trotsky, Zinoviev y Kamenev. Revolver el asunto tenía sus riesgos.
Los fanáticos estalinistas gustan de exaltar a Stalin como el gran estratega de la guerra, nada más lejos de la realidad, en lo cual debemos estar de acuerdo con Khruschev. Stalin era una persona muy desconfiada, no creía en la información que le brindaban las fuerzas fronterizas de Bielorrusia con Polonia, del movimiento de las fuerzas nazis en esa zona. De hecho, las tropas hitlerianas prepararon la invasión a territorio soviético en las narices del ejército rojo. Stalin no daba importancia a estas informaciones, tampoco se las daba a lo que aportaban varios agentes soviéticos de inteligencia, entre ellos Richard Sorge, quien desde Japón trasmitió por radio la hora de la invasión nazi en 1941. Quien desee más información sobre Sorge, este blog se la brinda https://deportescineyotros.com/2018/12/21/richard-sorge-heroe-reconocido-gracias-al-cine/ Stalin pensaba que Hitler respetaría los acuerdos del tratado imperialista Ribbentrop-Molotov, mediante el cual Alemania y la URSS se repartían toda Europa central y oriental. Mucha gente desconoce este pacto secreto, ahora es conocido, para más detalles, https://deportescineyotros.com/2019/08/23/hace-80-anos-se-firmo-el-tratado-ribbentrop-molotov/
Es cierto que Stalin fue un asesino, todo un megalómano, muy dado a gobernarlo todo, sus tentáculos llegaron hasta Cuba y Mella sufrió de su criminalidad, la que todo el partido comunista allá aceptó. Hablar del tema de Mella les resultaba incómodo. Más detalles sobre este asunto lo pueden encontrar en este blog con marcar este link: https://deportescineyotros.com/2022/01/11/para-reflexionar-el-asesinato-de-julio-antonio-mella/
Stalin contagió a todos los nuevos líderes de los partidos comunistas en los países que cayeron bajo la esfera soviética después de 1945. El húngaro Mátyás Rákosi es el vivo ejemplo de lo que afirmo. Rákosi llevó a su país a la masacre cometida por el ejército soviético en las calles de Budapest en 1956. Por cierto, ya en ese momento Stalin había muerto y el nuevo mandamás era precisamente Khruschev, quien debe cargar con toda la responsabilidad de este derramamiento de sangre en tierra Magyar. Quien desee más info sobre lo sucedido en 1956, aquí les va https://deportescineyotros.com/2019/10/23/la-revolucion-en-hungria-1956/
Las críticas de Khruschev a Stalin no fueron bien vistas por la dirección china y tampoco por la norcoreana, a la que luego se unió la de Albania. El modelo estalinista encajaba en las mentes de los dirigentes de los países mencionados, los que se convirtieron en copias, con sus variaciones, de lo ocurrido en la URSS de los años 30-40.
He leído en alguna que otra parte querer hacer víctima a Beria. En mi opinión y hay evidencia suficiente, Beria fue ejecutor de todas las ordenes macabras de Stalin y los planes de eliminar a cuanto ente fuera dudoso de fidelidad a Stalin.
El estalinismo promovió un fuerte fanatismo, la gente oía lo que Stalin ordenaba (él no orientaba) y lo daba por bueno. Aunque no vivía aún entonces en la URSS, me pude dar cuenta de este fanatismo hablando con muchas personas viejas, las que eran pobres, nada de clase media, pero adoraban a Stalin. Pude ver algunos cortos del día que se informó de la muerte de Stalin, y cómo la gente lloraba y se abrazaban buscando consuelo. Impresionante fue la información radial en la voz de Levitán, con una dicción y voz certera, sobre la muerte del “Dios supremo” de la tiranía soviética. Hasta quien no era estalinista lloraba entonces. Eso es parte del culto de la personalidad y se ha visto hasta en otros países con mandamases y regímenes distintos, y se ve ahora a algún que otro sin cerebro y cultura hablando en otro país, y la gente gritando desaforadamente. Esa enfermedad es mala, la gente no piensa, toma todo lo dicho como evangelio, y el mandamás casi siempre miente y se inventa información falsa.
En la URSS a partir de 1957 se comenzaron a desmontar los monumentos en honor a Stalin. Estando en Minsk en 1962 me contaban que en la plaza frente al Palacio de los Sindicatos había uno de estos monumentos, el cual para desmontarlo hubo necesidad de utilizar las fuerzas del ejército, primero para acordonar el lugar y luego para intimidar a los viejos que se acercaban con idea de impedir esa acción. Así sucedió en muchos lugares de la URSS. La momia de Stalin en el mausoleo Lenin fue retirada del lugar y los restos del dictador fueron a descansar en la necrópolis de la Muralla del Kremlin. Por allí pasé en una ocasión en la década de los 60, la tumba no tenía nada de particular, ninguna información sobre Stalin, excepto algunas flores que algún que otro fanático dejaba allí. La ciudad de Stalingrado pasó a llamarse Volgogrado, la figura de Stalin era eliminada de los textos de historia del PCUS existentes. Era borrar su presencia, no había por qué discutir lo que hizo, no le era saludable a un régimen que no tenía intención de cambiar, excepto el mando superior a conveniencia.
Khruschev criticó a Stalin, pero él iba por una vía edulcorada para intentar hacer lo mismo, aunque con menos violencia y menos deportaciones a la Siberia. No es errado pensar que el sistema conduce a eso mismo, un mandamás con poderes absolutos, el que no consulta mucho u oye poco a los que le rodean. De que iba por igual camino lo demuestra el hecho que en los centros docentes y los albergues de estudiantes los grandes retratos de Khruschev eran miles. Siendo estudiante en Kiev 1964, tenía uno en el cuarto del albergue, donde dormía y estudiaba. Si había o no retrato era algo a lo que no le prestaba atención, me daba igual, pero en septiembre de ese año vino al cuarto el administrador del albergue y sin pedir permiso ni nada similar, se llevó el cuadro de Khruschev. Me daba igual sinceramente, pero me llamaba la atención que ya el líder estaba cesado y la población no sabía nada, malamente se informó que Leonid Ilich Brezhnev y Alexei Nikolaievich Kosiguin tomaban las riendas del gobierno en la URSS.
Los cubanos hemos sufrido este fenómeno, sobre todo el fanatismo hacia al mandamás, al que obedecíamos ciegamente sin darnos cuenta de que él se equivocaba todos los días, meses y años, y sus errores costaban a la economía del país y, por ende, a la del pueblo.
Los actuales micropartidos comunistas, casi todos en fases de extinción, se hacen poco favor al no criticar con la debida dureza al estalinismo y sus corrientes posteriores. Ellos pueden reconocer los problemas actuales de la sociedad, pero jamás lograrán halar pueblo, pues el fantasma estalinista y de sus otros “héroes” les perseguirá hasta que desaparezcan de una vez y por toda. ¿Quieren ser progresista? Critiquen a esos regímenes, los inexistentes y los aún con vida, no hay por qué temer. Tener de aliados a esos les quita la poca vida que les queda. Muy importante, la dictadura del proletariado es invento irrealizable, jamás ha existido en lugar alguno del planeta.
En una próxima entrega hablaré de las serias divergencias de China y la URSS en el pasado, un tema que las actuales generaciones no conocen. Sus actores principales fueron Mao Ze Dong y Nikita Sergueivich Khruschev.
Ricardo Labrada
18 mayo 2024
