Red Ruffing, un pelotero estrella por talento y empeño

«Siempre me imagine que los juegos de Serie Mundial eran
los más fáciles de lanzar, ya que el equipo rival no te conoce.”
Red Ruffing

La enciclopedia beisbolera doméstica de mi padre solía hablar de las tantas figuras que los Yankees tuvieron en su historia en el pasado. Un día era DiMaggio, otro Bill Dickey, algo para Tony Lazzeri, mucho para Lou Gehrig y Babe Ruth, y entre los lanzadores no dejaba de mencionar a Lefty Gómez y Red Ruffing entre otros.

De Charles Herbert Ruffing es de quien les hablaré en este artículo. Le decían Red por ser pelirrojo, había nacido en el seno de una familia alemana emigrante el 3 de mayo de 1905, eran cinco hermanos, su padre se dedicó a trabajar en duras faenas de minería en Granville, Illinois. El viejo Ruffing se rompió la espalda trabajando como minero carbonero, luego pasó a trabajar en oficina y siguió ascendiendo hasta llegar a ser alcalde de Coalton.

A su hijo Charley no le gustaba la escuela, por lo que a los 13 años colgó los libros y se fue a trabajar en lo mismo que su padre, como minero para ganar 3 dólares diarios. Al poco tiempo se dedicó a acoplar vagones de tren y fue ahí cuando le sucedió algo inesperado e irreversible. Uno de sus pies quedó debajo de una rueda de vagón y ahí perdió 4 dedos de ese pie. Para su suerte, los médicos le salvaron el pie, caminaría con un solo dedo en ese afectado.

Estuvo tiempo alejado del trabajo y también del juego de béisbol, era parte del equipo de la mina y se desempeñaba como jardinero. Durante su rehabilitación anduvo con muletas y un exjugador de ligas menores le aconsejó se dedicara a lanzar. A fin de cuentas, él no podía correr como los demás, así que los jardines era un tema para olvidar.

Ruffing puso empeño y logró dominar como lanzador al jugar en clase B. Cuando tenía 19 años, los Medias Rojas de Boston se interesaron por él y lo adquirieron. En 1924 ya Ruffing era parte de la nómina de los Medias Rojas, pero no era que le fuera bien en este equipo, donde perdío mucho más de lo que ganó. Los Medias Rojas formaban nóminas de bajo presupuesto, Ruffing les cuadraba bien entonces, pero llegado el 1930, los de Boston seguían en la miseria y el propietario del equipo, Quinn, decidió canjear a Ruffing a los Yankees a cambio del jardinero-inicialista Cedric Durst más $50,000. Suerte para Ruffing, salir de la pobreza y caer en un equipo que era idolatrado por muchos en la pelota de esos años.

Con los Yankees fue otra cosa, se sentía más respaldado al campo y comenzó a demostrar su consistencia y su viabilidad ganadora. Seguro estoy que en esos momentos nadie se acordaba de que este lanzador no tenía cuatro dedos de un pie. El pelirrojo tuvo cuatro temporadas de 20 o más juegos ganados, en su carrera logró ganar 273 desafíos con 225 derrotas (,548), buena parte de esas venían de su trabajo anterior con los Medias Rojas. Su PCL fue de 3,80, WHIP 1,34, inició 538 juegos, completó 335 y salvó 18, ponchó a 1987 bateadores en 4344 entradas lanzadas. Fue Líder en victorias 21 en 1938 y en lechadas (5) en 1939. Su WAR a su retiro fue 68,6.  

Participó en las Series Mundiales de 1932, 1936, 1937, 1938, 1939, 1941 y 1942, en total siete series, en las que logró 7 victorias y 2 derrotas (,778), completó 8 juegos de los 10 que inició. Su PCL fue 2,52 y WHIP 1,18, con 61 ponches en 85,2 innings. Los Yankees tuvieron en Ruffing a un lanzador muy confiable para este evento supremo de post temporada.  

Para el mánager Joe McCarthy no había duda, Ruffing era el lanzador para abrir en el primer juego de Serie Mundial. Sabía que era hombre tranquilo, flemático y consistente. Ruffing acoplaba bien con otros peloteros de su equipo con características similares, como eran los casos del receptor Bill Dickey, y los infielders Frank Crosseti y Tony Lazzeri.  

Igualmente, fue un bateador destacado para ser lanzador y medio mutilado de una extremidad, logró promedio ofensivo de ,266 en 22 temporadas, conectó 144 extrabases (98 dobles, 13 triples y 38 jonrones), con 273 impulsadas. De hecho, en varias oportunidades compareció al plato en calidad de bateador emergente.

El gran lanzador se retiró en 1947, temporada que jugó para los Medias Blancas de Chicago. Era de suponer que, por sus resultados y esfuerzo por las razones ya conocidas, Ruffing no tendría mucho tiempo que esperar para llegar al Salón de la Fama de Cooperstown. Bueno, la historia no fue así, pasaron los años y el famoso Bob Feller escribió sobre la consideración que debía haber con algunos peloteros, eran los casos de Luke Appling, Satchel Paige y Red Ruffing. Cualquiera que aspire entrar en el salón de los famosos tiene que llevarse un 75% de los votos, Ruffing nunca llegó a esa cantidad. En 1967 obtuvo 73% de votos y se le concedió “bondadosamente” la exaltación al Salón. A mi entender, toda una ridiculez. Ruffing mereció haber llegado antes y creo que muchos pueden estar de acuerdo con este criterio. Ser estrella vedado de órganos esenciales para la locomoción y el control de los lanzamientos es algo raro.

A los 68 años era miembro del Salón y para recibir ese premio tuvo que ir de Cleveland a Cooperstown en sillas de rueda, había sufrido un primer ictus, luego contrajo cáncer de la piel y finalmente falleció de leucemia el 17 de febrero de 1986 en el hospital de Alturas de Mayfield en Ohio. Pauline and their son Charles Jr. survived.

Los Yankees le recordaron y situaron una placa en su honor en el Yankee Stadium en 2004.

Fuentes consultadas
Baseball-reference.com.
Corbett Warren. Red Ruffing. SABR.com https://sabr.org/bioproj/person/Red-Ruffing/

Esteban Romero
29 marzo 2024

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