“Suerte es lo que sucede cuando la preparación
y la oportunidad se encuentran y fusionan”.
Voltaire
En 1993 visité por primera vez Zimbabue, otrora Rodesia del Sur, que está situado al sur de Zambia, al nordeste de Bostwana, al norte de África del Sur y al oeste de Mozambique. Un colega australiano, que había estado meses antes en Zimbabue, me aconsejó de no dejar de visitar algún que otro parque de este país africano. Me habló encomiásticamente de lo que había visto, aunque por problemas de tiempo no pude ver lo que él vio.
No obstante, el primer día a mi llegada a Harare, otro colega africano, más conocedor del país, me dijo que podía visitar durante el día un parque que no estaba lejos de la capital. Ese es el Lion and Cheetah Park. Lion es león y cheetah es guepardo, muy buena sugerencia. La reunión panafricana a la que asistía comenzaría al siguiente día y tenía todo el tiempo del mundo para ver a esos leones y guepardos. El viaje se hizo en un auto Toyota con un chofer, no quería conducir en un país donde todo es a la británica, a la izquierda.
El viaje se hizo en una media hora y llegando al lugar observé un par de guepardos por los alrededores, y algunas cebras y jirafas. Mi interés era entrar en la reserva de leones y ver a estos felinos de cerca. La vida te da sorpresa y esa canción ahí tuvo razón, justamente antes de entrar en la enorme reserva, toda enrejada para evitar la salida de los leones, el auto comenzó a cancanear y finalmente se detuvo. Suerte tuvimos que ese auto no se paró dentro de la reserva, habría sido tremendo problema, cuando aquello todavía los móviles no estaban tan popularizados, al menos yo no tenía ninguno.

Una vista panorámica de la reserva de leones (foto del autor)
Pensamos que era que el auto se había quedado sin combustible, nada de eso, tenía medio tanque, intentaba arrancar pero seguía fallando. Recordé nuestra experiencia con los jeeps Toyota, pero este era un auto no un jeep. De todas formas, le pregunté al chofer si tenía herramientas, él ni sabía. Finalmente nos bajamos del auto, los guepardos estaban dando vueltas, uno no es que sea muy valiente con esos animalitos alrededor, pero el portero de la reserva me dijo que no nos preocupáramos, que no hacían nada. Al parecer estaban bien alimentados, una evidencia era que no atacaban a las cebras allí presentes. Bueno, una preocupación menos.

Un guepardo dando vuelta cerca de nuestro auto (foto del autor)
El chofer encontró las herramientas necesarias, le enseñé el filtro por donde pasa el combustible y le pedí que lo zafara, así lo hizo, no me equivocaba, en cuanto tomé el filtro en manos le di varios golpes en el pavimento, soltaba tierra oscura, lo limpiamos con bastante gasolina. La operación se repitió dos veces más hasta estar seguros que no había tierra en el filtro.
El chofer arrancó y apagó el auto hasta cuatro veces, le dio marcha atrás dos veces y anduvo bien adelante. Era menester de no apagar el auto en ningún momento dentro de aquella reserva de felinos. De fuera se sentían los leones rugiendo, eran decenas de esos animalitos. Pagué la entrada y llegó el momento de la verdad, se abrió el portón y el auto entró. El chofer se acercó lentamente a algunas leonas que no pareció que les interesábamos, seguramente ellas pensarían que nosotros éramos otros tontos más que venían a verlas moverse y rugir.

Así se veían los leones desde fuera de la reserva (foto del autor)
Viendo la actitud de los leones en general, igualmente llegamos a la conclusión que ellos estaban bien alimentados. Era mucha la calma que mostraban ante nuestra presencia. El auto caminó otros pasos más hasta que nos cansamos de verles y decidimos marcharnos. Dicen que por la parte posterior de la reserva había otros animales, vimos unos pocos, por lo que decidimos marcharnos de regreso a Harare.

Esta leona ni se movió, estaba a dos pasos del auto, ni siquiera nos miró, la muy orgullosa (foto del autor)
La visita habría pasado como una más a un lugar exótico, pero la rotura del auto en el momento y lugar en que sucedió fue una verdadera suerte. Eso es algo que uno no podrá olvidar jamás.
En marzo de 2014 leía que de ese parque cuatro leones se habían escapado, por suerte tres fueron recuperados de inmediato y la última, una leona, cayó después, aunque el pánico cundió en las poblaciones cercanas al parque. Otros turistas han visitado el lugar y hablan que ya no hay guepardos por todo aquello, lamentable, lugares así son realmente buenos para el turismo y para que uno conozca a esos animales de cerca.
Escrito por Ricardo Labrada (15 abril de 2016)