“La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y del Estado.”
Tomado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
No hay nada peor en el mundo que sufrir la separación de las familias, la que a veces sucede por guerras, nuevas divisiones territoriales e imposiciones de gobiernos con sus errados manejos e ideologías inherentes.
Una familia es un conjunto de personas unidas por parentesco y es la organización social más importante para el hombre. La unión familiar puede ser por vínculos consanguíneos o por vínculos reconocidos legalmente.
Los cubanos entendemos por familia, primero al núcleo que forman madre, padre e hijos, así como la llamada familia extensa, donde entran abuelos, tíos y primos.
Atentar contra la familia por razones de carácter ideológico es de lo peor que pueda ocurrir en una sociedad, donde los valores de afecto se tratan de sustituir por ideas de carácter político a conveniencia de la administración de turno.
No hay que profundizar mucho en el tema, más que sabido es que esos intentos siempre resultan fallidos y al final la familia sobrevive por más que se esfuercen esos gobernantes.
Si bien todo eso es cierto, más bajo es aún tratar de sacrificar a la familia a favor de una supuesta causa justa, de bloquearla o de suprimirle los elementos básicos para su sobrevivencia. Eso es inadmisible cuando el pariente que trata de bloquear es uno que vive en otro mundo y no padece de carencias esenciales. El sacrificio que no sufre o sufrió con anterioridad se lo quiere imponer a los demás para lograr sus objetivos, algo inadmisible totalmente.
Cualquier movimiento que se realice en una sociedad no puede ir contra la familia. Una cosa es quitarle el pago a algunas cosas superfluas que no se requieren para vivir y otra es cortarle los medios para poder comer y cubrir necesidades básicas.
Todos los países de América Latina reciben remesas de sus ciudadanos residentes en Norte América, unos más, otro menos. Países como México, y los de América Central y el Caribe reciben no pocos fondos al efecto. No me imagino a ningún ciudadano de esos países plantear cero remesas en función de una agenda política. Es cierto que las cosas no se desenvuelven igual en todas esas naciones, ni que el trato a los que viven fuera sea igual a los residen dentro del territorio nacional, pero lo que debe quedar claro es que nada que vaya contra la familia se debe siquiera intentar promover, otro enfoque resulta destructivo en la sociedad a determinado plazo.