«La teoría nazi niega específicamente
que haya algo parecido a la verdad.”
George Orwell
La cinematografía sobre los nazis que escaparon de una manera u otra a la justicia tiene algunos ejemplos de filmes informativos y que dan testimonio de la forma en que esos esbirros pudieron huir a tiempo a occidente, cambiar personalidad y hacerse aparecer como verdaderos santos.
Entre esos filmes están “Marathon man (1976)” de John Schlesinger con protagonismo de Dustin Hoffman como el judío afectado y Laurence Olivier como el nazi evasor; “Los niños de Brasil (1978)” de Franklyn J. Schaffner, en el que Gregory Peck es un nazi evasor encubierto en Paraguay, al que lo descubre esta vez un justiciero encarnado por Laurence Olivier; “La caja de música (1989)” de Costa-Gavras con Jessica Lange como hija de un nazi húngaro (Armin-Mueller Stahl), el que logró esconder toda su cruel historial anterior y escapar por un tiempo de la justicia; el clásico “Eichmman (2007)” de Robert Young, y más recientemente “La sombra del pasado (2018)” de Florian Henckel von Donnersmarck sobre un médico-profesor alemán que logra evadir la justicia al prestar servicio a uno de los altos militares soviéticos durante la ocupación, con lo cual su expediente queda aparentemente limpio; y “The secrets we keep (2020)” (Los secretos que compartimos) de Yuval Adler sobre una gitana rumana, casada con un profesional norteamericano, que descubre a su torturador en su barriada de un pueblo de EE.UU.
La película de referencia es dirigida por Christina Frosch y cuenta con el protagonismo de Karl Fischer en el papel de Murer, Alexander E. Fennon como abogado defensor y Roland Jaeger como fiscal. Aquí la trama es distinta a las anteriores. Murer, jefe-esbirro en Vilnius, capital de Lituania, era el encargado de controlar el barrio judío de la ciudad, donde hizo y deshizo siguiendo las orientaciones de sus superiores en Berlín. Llegada la liberación de Lituania por las tropas soviéticas, Murer fue apresado y mantenido en prisión hasta 1955 cuando Austria recobra su independencia y por los tratados firmados, Murer, tan austriaco como el ideólogo y gestor del nazismo, Adolfo Hitler, fue enviado de vuelta a Austria, donde sus problemas no terminaron, ya que un grupo de judíos presentó querella judicial por los abusos y asesinatos cometidos por Murer.
En lo adelante la película se desenvuelve alrededor del juicio, donde cualquiera verá las posiciones de jueces, familiares de Murer y otros ciudadanos presentes en el juicio. Es difícil negar algo cuando alguien te acusa de haber asesinado delante de tu persona. Sin embargo, a Murer poco le importaba y declaraba que jamás había visto esa persona. Luego la posición del jurado, patético, era un esfuerzo para borrar todo ese pasado tenebroso del que fue cómplice una parte de la población austriaca a partir de 1938 cuando Hitler declaró su anexión a Alemania. Jóvenes y personas de más edad engrosaron las hordas nazis y adoptaron como suya la ideología de la superioridad de la raza arias sobre el resto de las poblaciones de este mundo.
La actitud de Murer no es nada allí raro, pero cuando se trata de justicia, lo menos que se puede hacer es cumplir el principio moral de respetar la verdad. Mas lo que interesaba era borrar ese pasado y no condenar a más nadie. En el epílogo del filme es muy llamativo como el abogado defensor, quien sabiamente mentía en juicio, definía todo con una consigna “Austria es libre”. No diremos más para evitar el clásico spoiler. No obstante, en el transcurso de la película el que suscribe recordaba a la figura, a mi entender tristemente célebre, del abogado austriaco Kurt Waldheim, quien llegó a ser Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas en el período entre 1972 y 1981, y luego presidente de Austria entre 1986 y 1992.
Increíble, pero cierto, un hombre que fue militante activo de la Liga de los Estudiantes Nacional-Socialistas Alemanes (NSDStB), luego miembro de los cuerpos montados de la SA, reclutado a principios de 1941, por la Wehrmacht y enviado al frente del Este donde fue líder de una escuadra, y estuvo en servicio en Yugoslavia y Grecia, donde apareció en una lista de honor de la Wehrmacht por sus servicios en la ex Yugoslavia.
Si vamos al caso, Murer era poca cosa para lo que logró y alcanzó Waldheim para llegar a puestos tan elevados a nivel internacional y en su propio país. Hay que ser maestro para esconder tanto pasado oscuro ante los ojos de la justicia y los países del mundo.
Escrito por Esteban Hernández, 31 mayo de 2021, con información consultada en IMDB.com y Wikipedia.org.