“Sound of freedom (2023)”, no dejes de verla

El secuestro de un niño es una tragedia. Nadie puede
entender completamente lo que sufren los padres hasta
tanto no se padece de similar tragedia.”
John Walsh, abogado y padre de niño
secuestrado y asesinado en Florida, 1981

Con el título de este artículo cumplo con la solicitud de su protagonista, Jim Caviezel, de promocionar este filme, el cual, según se sabe, no fue financiado por los grandes donantes, ni tampoco aceptado por las cadenas de Amazon y HBO entre otras. La crítica ha sido de bando y bando en el orden político, algo negativo, ya que el espectador puede llegar a verla con algún que otro prejuicio. Los de izquierda critican, los de derecha aplauden, no entiendo ni a unos, ni a otros. No nos tiene que interesar lo que dijo tal o más tal político con fines electorales o por hacerse aparecer en algunos casos como gran defensor de la justicia cuando en realidad no lo ha sido, ni lo es.

El tema no es nuevo y sí ha sido tratado en otras pelis, siempre con una moderada profundidad. La trama está basada en el relato del agente norteamericano Tim Ballard sobre el secuestro de niños para fines de pederastia, algo real y actual. Miles de niños secuestrados y no porque sus padres los expulsen, como dice por ahí un órgano televisivo español. Es cierto que hay fugas cuando los niños viven en un ambiente hostil en su casa, pero el secuestro por organizaciones criminales está a la orden del día y es lo que trata esta película y en lo que radica su mérito.

La tan ponderada Inteligencia Artificial es incapaz de proporcionar datos sobre el número de secuestros de niños sea para pederastia o para tomar sus órganos para venta posterior o para convertirlos en soldados y carne de cañón como sucede en algunos países asiáticos. Todo cae en el supuesto y quieren hacer aparecer que son más los problemas por fugas de los niños huyendo de los problemas en casa que por secuestros criminales.

“El sonido de la amistad” logra mostrar una parte de la madeja de este serio crimen, como se enredan organizaciones criminales de narcos con otros grupos y roban niños descaradamente a través del engaño a sus padres. Lógicamente las menores de edad son muy codiciadas.

El agente norteamericano logró en su carrera atrapar a muchos de estos criminales, pero como le preguntó un colaborador: ¿Cuántos niños has recuperado? Una pregunta muy sensata, ¿de qué vale meter a tantos delincuentes entre rejas cuando los niños siguen siendo objeto de abuso por el resto de grupos pervertidos y corruptos? Llegado a este punto hay que felicitar al director y a su guionista, ya que muestra el poco interés de las organizaciones encargadas de la persecución de estos crímenes al no llegar a devolver a esos niños secuestrados a sus padres.  

El agente Ballard se propone entrar más a fondo, aunque no muy apoyado por su superior, el cual habla de tiempo y malgasto de dinero. Una investigación de este tipo lleva su tiempo. Háganse idea de un niño secuestrado en América Central y llevado a Colombia, para luego ser trasladado a Norteamérica. Hay que tener mucha imaginación para poder seguirle el rastro a esas criaturas robadas. Es ahí donde la trama se convierte en algo que el telespectador no quiere dejar pasar.

No doy más detalles, nada de spoilers, vayan a ver la peli y al final cada cual sacará sus conclusiones. Pienso que sería mucho pedir saber quiénes están manejando estos crímenes por encima de aquellos mostrados en el filme. Para estas cosas hay que mover mucho dinero. Es cierto que el narcotráfico aporta bastante, pero por encima de esos grupos hay más entes moviendo capital.

El filme no toca el tema de la venta de órganos de menores, por lo que pienso que alguna obra similar al respecto pudiera realizarse, y no solo para ilustrar, más que todo para crear una conciencia alrededor del problema y exigir a los gobiernos destinar más fondos para combatir estos crímenes y erradicarlos algún día.  

Jim Caviezel, actor que conozco por sus interpretaciones en “La venganza del Conde de Montecristo (2002)”, “Toda la verdad (2002)”, “La pasión de Cristo (2004)” y “Déjà vu (2006)”, encarna convincentemente el papel del agente estadounidense, héroe en el filme, pero Bill Camp se roba el espectáculo con su interpretación del siempre habilidoso “Vampiro”. Camp por momentos me recordó al ya difunto actor italiano Carlo Pedersoli alias Bud Spencer, diría a que tienen cierto parecido en rostro, y sus ocurrencias nos hizo sonreír. La italo-americana Mina Sorvino se encargó de aparecer modestamente como la abnegada esposa del agente Ballard. El reparto está repleto de latinos, donde sobresale la perversa Katy/Giselle interpretada por la cubana Yessica Borroto.

Esteban Hernández
15 octubre 2023

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