«Es difícil vencer a la persona que nunca se rinde.»
Babe Ruth
El 9 de setiembre de 1965, en el Dodger Stadium, tuvo lugar uno de los enfrentamientos de pitcheo más brillantes en la historia del béisbol de las Grandes Ligas.
Se enfrentaban los anfitriones, Dodgers de Los Ángeles contra los Cachorros de Chicago, éstos últimos teniendo como lanzador rival al mejor de esa temporada, el zurdo Sandy Koufax, mientras que por los de Chicago se haría cargo del pitcheo, el lanzador zurdo Bob Hendley, que había llegado a este equipo en esa temporada, producto de un canje, en el que Hendley junto a los experimentados Ed Bailey y Harvey Kuehn vinieron de los Gigantes a cambio del receptor Dick Bertell y el jardinero Len Gabrielson. Hendley hasta ese momento había tenido un desempeño discreto, incluso su PCL estaba por encima de 8.00 en ese momento.
Koufax se presentó en excelente forma, como de costumbre, y poco a poco fue dando escón tras escón sin que nadie le llegara a primera, pero del otro lado Hendley no hizo menos, hasta que en la quinta entrada le dio boleto al jardinero izquierdo Lou Johnson, al que le siguió toque de sacrificio del jardinero derecho Ron Fairly, con el que Johnson llegó a segunda y salió poco después al robo de tercera, el receptor Chris Krug metió la bola en los jardines, por lo que Johnson anotó la carrera, sucia al final, pero que ponía 1-0 el marcador a favor de los Dodgers y la que bastaba para que Koufax se anotara un nuevo triunfo.
El zurdo brookliniano continuó su dominio absoluto, escón tras escón, mientras que Hendley lo imitaba, no sin antes permitir doblete del mismo Johnson en la sexta entrada, único hit del juego hasta ese momento.
Llegó la novena entrada y Koufax puso todo su empeño para lograr lo imposible, había retirado por su orden a los 24 bateadores de los Cachorros, entre los que figuraban tres miembros actuales del Salón de la Fama de Cooperstown, el gran Ernie Banks (1B), Ron Santo (3B) y Billy Williams (RF). Como los siguientes bateadores eran los más débiles, el manager de turno de los Cachorros, Lou Klein, dejó que el receptor Krug bateara, mientras que Joe Amalfitano empuñó por el torpedero Don Kessinger, en vano, ya que se ponchó, y el temible Harvey Kuehn lo hizo por el lanzador Hendley, con igual resultado, otro ponche, el décimo cuarto que propinaba ese día, con el cual lograba juego perfecto, el sexto en ese momento en la historia de las Grandes Ligas y su cuarto juego de cero hits, cero carreras en su trayectoria como lanzador de las Grandes Ligas.
Días después ambos lanzadores se volvieron a ver las caras en Chicago, esta vez la sonrisa de la victoria fue para Hendley.
Volviendo al juego que nos ocupa, Koufax tiró 113 lanzamientos, mientras que Hendley, en ocho entradas, tiró 77, permitió 1 hit y una carrera sucia. Los árbitros de ese partido fueron Ed Vargo detrás del plato, Chris Pelekoudas en 1B, Bill Jackowski en 2B, y Paul Pryor en 3B. Fue un partido que se fue rápido, 1 hora y 43 minutos.
Los Dodgers se coronaron campeones de la Liga Nacional en esa temporada, no era para menos, Koufax, terminó la campaña con 26 triunfos y 8 derrotas con PCL de 2.04 y propinando 382 ponches, record en su Liga, y obtuvo su segundo premio Cy Young en su carrera, ambos logrados unánimemente. A eso hay que sumar el desempeño del derecho Don Drysdale, quien tuvo balance de 23-12, con PCL de 2.77, y de los zurdos Claude Osteen, 15-15, y el veterano Johnny Podres, 7-6. En ese equipo el único regular de aquel Dodgers, campeón de 1955, era el ambidextro al bate, Jim Gilliam, que defendía la antesala.
En la serie mundial, los Dodgers vencieron reñidamente a los Mellizos de Minnesota 4-3, en la que el lanzador cubano Camilo Pascual cargó con una derrota de 4-0, con lechada a la cuenta de Osteen.
Escrito por Esteban Romero, 23 enero de 2019, con información extraída de baseball-reference.com