Una despedida a un eficiente lanzador, Gregorio Américo Pérez Valdés

El pitcheo es el arte de atemorizar al bateador.”
Sandy Koufax (ex–lanzador de los Dodgers,
ganador de tres premios Cy Young por unanimidad)

Cuando se habla de control de un lanzador en Series Nacionales, una referencia obligatoria es Gregorio Pérez, al que se le apodó como “Mano Negra”, pero también “la Calma”. Este último mote era el que más le pegaba por su ecuanimidad en el montículo. Lejos de llamarlo Mano Negra, le podríamos haber llamado Manos Largas por la longitud de las mismas. Gregorio tenía buena estatura, superior a la media de los lanzadores cubanos.  

Gregorio nació el 28 de noviembre de 1941 en Amancio Rodríguez, antiguo central Francisco, entonces era parte de la provincia de Camagüey. Si no me equivoco, el jardinero-lanzador Asterio Zaldívar era de allí también.

Su debut en Series Nacionales fue algo tardío, con 23 años, integró el primer conjunto Granjeros en Series Nacionales, lo que ocurrió en la IV edición (1964-65). El pitcheo de Granjeros era en esa justa encabezado por el ya experimentado Florentino Alfonso, además de otras figuras como el relevista zurdo Ronel Sardiñas, Reinaldo Alsia Puig y Ernesto Verdecia. La misión de Gregorio era de ser otro abridor, el segundo de este equipo, dirigido por Orlando Marín, donde la ofensiva no era escasa: Daniel Hernández, Felipe Sarduy, Miguel Cuevas, Rolando “Gallego” Valdés, Juan “Canillita” Díaz, Ángel Galiano, Abilio Amargo y hasta el mismo Eduardo “Tiburón” Morales. Finalmente terminaron en tercer lugar con registro de 18-21 (.462) y aventajando por 4 juegos a los Orientales, ocupantes del sótano. 

Con sus altas y bajas, Gregorio se mantuvo lanzando con los equipos camagüeyanos hasta 1971. Logró su mejor desempeño en la IX serie (1969-70), temporada en la que Granjeros logró ubicarse en la primera división con registro de 33-32 (.507). Su labor le valió integrar el equipo Cuba por primera y única vez a un evento oficial, XI Juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá (1970), donde no le fue tan bien como él hubiera deseado. La realidad es que ni él ni Braudilio Vinent tuvieron exitosas presentaciones en ese certamen. Vinent volvió al equipo en 1972 para hacerse dueño de un puesto que mantuvo hasta 1984, mientras que a Gregorio no se le dio más oportunidad que giras con selecciones a partidos de exhibición fuera de Cuba, algo injusto realmente.

En la Serie Especial de 1970, Gregorio lanzó bastante para la selección de Camagüey y quedó de co-líder en derrotas (11) conjuntamente con el pinareño Emilio Salgado. Así y todo, Camagüey quedó en tercera posición en esa lid, pero muy distante de los punteros, a 9 juegos del Habana y a 11 de las Villas, el campeón de la serie.

Entre finales de 1970 e inicios de 1971, no preciso el momento exacto, Amancio Rodríguez pasó a formar parte de la provincia de Oriente. Gregorio no tenía ninguna intención de irse, por lo que solicitó vivienda en la ciudad de Camagüey. Si hubo promesa o no, no puedo afirmar ni una cosa ni la otra. La realidad es que Asterio Zaldívar jugó para Mineros en la X Serie Nacional (1970-71), incluso quedó como líder en golpeados, pero Gregorio permaneció lanzando para Granjeros, ocupante del tercer lugar (47-19 con promedio de .712), equipo que trajo un cuerpo de lanzadores de calibre, entre ellos Lázaro Santana, Oscar Romero, Juan Pérez Pérez y Pedro González Medina, todo eso además de Gregorio.

Para la siguiente temporada, ya Gregorio era historia en Camagüey. Si hubo promesa, parece que no se cumplió. La realidad es que La Calma predijo que los camagüeyanos no le ganarían juego que les lanzara. Para la XI Serie Nacional pasó a jugar con los Mineros de Roberto Ledo Noa, el mismo equipo que implantara record de más victorias consecutivas (27) en aquella justa y que discutiera el título con Azucareros en serie extra de 3 juegos a ganar 2. Realmente el aporte de Gregorio fue al final de esa serie, ya que los caballos de batalla de aquel conjunto fueron Roberto Valdés, Braudilio Vinent y Orlando Figueredo, además del zurdo Eliécer Velázquez.

En tierras orientales continuó lanzando para el equipo Oriente por dos temporadas (1972–74), luego con los Cafetaleros (1974–77). En la XIV Serie Nacional (1974-75) co-lideró, con Omar Carrero, el departamento de juegos completos con 8, por lo que su inclusión en la selección Orientales para la I Selectiva (1975) era inminente. Aquella selección venía con un cuerpo de lanzadores integrado por Braudilio Vinent, Orlando Figueredo, Rafael Castillo y el zurdo Mario Fernández. Sin dudas, Vinent era la pieza principal.

Gregorio vio su oportunidad de mostrar toda su experiencia y habilidad, por lo que pasadas las primeras semanas ya estaba instalado como lanzador principal del equipo con una eficiencia superior a la de Vinent. El autor tuvo la oportunidad de presenciar el primer juego de la segunda vuelta de la serie particular entre Orientales y Camagüey en el mismo Cándido González, el parque preferido de Gregorio, según declarase años después. Los rivales ese día eran Gregorio por los Orientales y el veloz Juan Pérez Pérez por el Camagüey. Fue un juego de mucho pitcheo, Pérez Pérez se presentó imbateable, con una recta endemoniada y buen control. Gregorio no se quedó atrás, su recta puesta donde le duele a cada bateador, le batearon algún que otro hit, pero sin consecuencias. A la altura de la séptima entrada Pérez Pérez cometió el error de conceder boleto a Mancebo, un hombre con una vista perfecta, y ahí se le complicó el asunto. Pillín avanzó a segunda y anotó con tremendo enredo en home con el receptor Pedro Cruz después de un incogible a zona corta del izquierdo. Una carrera, no hubo más, Gregorio siguió pintando a sus rivales y en el noveno Vicente Marín roleteó a Gregorio con 2 outs, recibió la pelota mansamente, no tiró a la inicial, Marín se había quedado casi inmóvil, pero arrancó, Gregorio hizo lo mismo y lo retó a llegar a primera antes, el nuevo domador de camagüeyanos llegó antes y con una amplia sonrisa.

Omar Carrero ganó 10 juegos en esa serie, Gregorio se quedó atrás por una, pero lanzó para un impresionante PCL de 1,04. Orientales se llevó el banderín y mucho tuvo que ver en esa victoria el pitcheo de Gregorio. Esa labor no resultó suficiente para que hiciera el equipo Cuba a los juegos Panamericanos de México (1975). Es cierto que el cuerpo cubano de lanzadores a ese torneo fue eficiente, de las 8 victorias, 4 fueron lechadas, encabezado por Juan Pérez Pérez y Omar Carrero, pero un esfuerzo podría haber sido posible para que Gregorio integrara el conjunto nacional.

Para la segunda serie selectiva (1976), nuevamente Gregorio y Vinent como el dúo de la victoria de los Orientales. Sin embargo, ambos tuvieron que lanzar en exceso, Figueredo resultó efectivo solo en el primer tercio de temporada, Rafael Castillo estaba ausente por lesión y Mario Fernández no estuvo a la altura requerida. Alivió algo la situación el desempeño del novel Heriberto Benítez. Trabajaron tanto Gregorio y Vinent, que se puede decir que el director Francisco Escaurido entonces les arrancó los brazos. Orientales jugó al mismo nivel que en la serie anterior, pero el Habana de Roberto Ledo Noa, antes director destacado de equipos orientales, fue superior por un juego de ventaja para llevarse el banderín.

En lo sucesivo y con la llegada de la nueva división territorial, Gregorio pasó a lanzar con el conjunto las Tunas hasta su retiro en 1981. En 15 temporadas ganó 110 y perdió 107, 112 juegos completos, 26 lechadas, 976 ponches, PCL 2,18 (noveno de todos los tiempos en SN) y WHIP de 1,13.

Gregorio Pérez tenía una recta sobre los 90, la que bien colocada y administrada causaba estragos en la ofensiva rival. Sus rompimientos no eran de otra galaxia, pero le servían para poder alternar sus lanzamientos. Su control fue su mejor habilidad, nada de bases por bolas, lanzar en zona o en la de duda. No era ese ponchador, más bien lanzaba difícil y los batazos salían mansamente por el cuadro. Era fuerte y capaz de lanzar nueve entradas con pocos días de descanso. Siempre será recordado por su pitcheo y su calma en el montículo.

El estelar lanzador falleció de cáncer de próstata el 15 de febrero de 2021 en las Tunas, pero su carrera no debe caer en el olvido. Su labor como lanzador debería servir de lección a los nuevos peloteros que se encaminen a desarrollarse como serpentineros.

Escrito por Esteban Romero, 25 febrero de 2021, con información de la base de datos del autor. 

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