Una despedida a una superestrella del fútbol: Diego Armando Maradona

Crecí en un barrio privado de Buenos Aires.
Privado de luz, de agua, de teléfono.”
Diego Armando Maradona

Hay tristeza por la muerte del as del balompié argentino, Diego Armando Maradona, el pasado miércoles 25 de noviembre de 2020, pero la tristeza del que suscribe viene de mucho antes, de cuando Maradona aún brillaba. Le decía a un amigo que cuando llegué a Roma por primera vez, en 1990, pude ver que el mejor dúo al campo eran el que conformaban Maradona y el brasileño Careca en el equipo del Napoli. Dos campeonatos consecutivos ganaron los de la Campania, sencillamente no tenían rivales. Maradona hacía y deshacía en el terreno de juego.

Maradona había llevado a la selección juvenil de su país al triunfo en 1979, tenía entonces 19 años, había nacido el 30 de setiembre de 1960 en Lanus, provincia de Buenos Aires. En 1982 integró por primera vez la selección nacional para el mundial en España, donde enseñó clase y su genio también en su último juego contra la selección de Brasil. En 1986 llevó a su selección nacional a la victoria y en 1990 estuvieron muy cerca de lograrlo nuevamente. En 1986 el gol de gracia fue toda una obra de arte de Diego Armando. Como latino me enorgullecía ver el juego de Maradona

Así las cosas y en un momento del año 1991 pongo la RAI 1 por la TV y me entero que Diego Armando estaba enredado en asuntos de drogas, algo muy delicado en un mundo como Napoli, el que, a pesar de ser parte del territorio de la República de Italia, tiene sus características molto speciale.

Las acusaciones corrían de un lado a otro, que si la Camorra, que si Maradona, que si el alcalde de Napoli, en fin, un follón para olvidar. A partir de entonces comenzaba a terminar la carrera del argentino. La FIFA le impuso una sanción de 15 meses. Volvió a España, donde había jugado con el Barça. Esta vez fue con el Sevilla. Fue parte nuevamente de la selección nacional argentina en 1994, la que integró por los pelitos. De hecho, su regreso a la selección le dio la clasificación para el mundial en cuestión.

No obstante, ya entonces eran muchos los problemas que confrontaba Maradona. Es de suponer que su carácter más agriado no podía estar. Japón le negó visa para jugar en amistoso en el país del sol naciente, pero sin voluntad no hay nada y a Maradona lo volvieron a pillar en el mundial de 1994. Dio positivo y con 34 años, si deseaba volver al juego, era menester potenciar en extremo su voluntad para alejarse de la droga.

No es intención relatar aquí toda la odisea de problemas y enemistades que Diego Armando se ganó a lo largo de su carrera como ciudadano de este mundo, alejado del juego activo. Tampoco vale la pena hablar de sus incursiones como reportero en entrevistas que poco aportaron. Fue una pena todo lo sucedido y debe ser una lección para todos los deportistas, no importa si juegan balompié, baloncesto, béisbol, o practican campo y pista, alejarse de las drogas y del alcohol, jamás tocarla debe ser una máxima.

Maradona no es el primer deportista que la droga y el alcohol lo anulan. Es cierto que abundan más los casos de dopaje para elevar el nivel competitivo, pero hay otros que la drogadicción los agarra y no los suelta hasta que la muerte se los lleva. Por lo tanto, recordemos a Maradona como el gran futbolista que fue, uno de los mejores de todos los tiempos, pero hagamos énfasis en aquello que le truncó su carrera y más tarde su vida para que no se repita.

Escrito por Esteban Romero, 26 noviembre de 2020  

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