Se escribe sobre deportes, sobre todo béisbol. El cine es abordado desde una óptica clásica. Historia y descripción de lugares visitados son otros de los temas, así como biografías de grandes de la ciencia. Hay de todo un poco para aquel que guste leer.
“Fue el único pelotero que vi jugar las nueve posiciones, dirigir, correr y batear.” Johnny Mize sobre Martín Dihigo
El nipón Shohei Ohtani es un lanzador de muchos recursos, quien, con buen control, se hace imbateable. Tiene buena velocidad y sabe mezclar muy bien los lanzamientos de su repertorio. A su vez, es un bateador de largometraje, cuyos batazos salen a gran velocidad y alcanzan enormes distancias. Súmele a todo eso que Ohtani es un gran robador de bases y su corrido es una garantía de carrera cuando los bateadores que le siguen en el orden al bate la llevan al punto que a él le permite anotar. ¿Tiene alguien alguna duda que Ohtani es el mejor pelotero del planeta o probablemente el mejor hasta la fecha en el béisbol de todos los tiempos?
Como es natural, surgen las comparaciones, sobre todo con el gran Babe Ruth, quien fue un excelente lanzador durante seis temporadas con los Medias Rojas de Boston. En ese período el Bambino tuvo G-P 89-46 (,659), quien también se caracterizó por ser un bateador de poder y muy peligroso. Con los Medias Rojas tuvo línea ofensiva de ,308 ,413 ,568 con 49 jonrones y 224 empujadas, todo eso en 271 juegos como jardinero y uno como inicialista. Ruth fue canjeado a los Yankees en enero de 1920. Los Medias Rojas lo vendieron por $100,000 en efectivo más un préstamo de $50,000. Esta transacción fue motivada principalmente por los problemas financieros del propietario de los Medias Rojas, Harry Frazee. Así fue como el Bambino pasó a jugar con el equipo neoyorquino, en el que fue utilizado en un 95% como jardinero derecho y donde demostró ser un slugger para siempre recordar. Queda la interrogante de cómo habría sido Ruth usado alternativamente como jardinero y lanzador por los mulos del Bronx. Comparado con Ohtani tiene, además, una desventaja, su velocidad en las bases.
Lo que Ruth acumuló en su carrera está por ver si Ohtani lo logrará. Todo dependerá de la salud del nipón, con unas 7 temporadas más, creo que la evidencia de la superioridad del asiático será grande. No obstante, les hago saber a los lectores que considero hoy en día a Ruth uno de los tres grandes jonroneros de todos los tiempos.
Por esa razón, ha surgido ahora el tema de los peloteros two-ways, o sea de dos vías, algo que no es nuevo, pero no con la excelencia de Ohtani. Varios peloteros, incluso latinos, han lanzado y jugado otras posiciones en Grandes Ligas. A la memoria me viene el cubano René Monteagudo, quien realmente no fue un destacado en ese circuito en las cuatro temporadas que jugó (1938, 1940, 1944-45). Otro criollo fue Gilberto Torres, el que jugó varias posiciones del cuadro y lanzó en las filas de los Senadores de Washington (1940, 1944-1946). El más destacado se puede decir que fue Smoky Joe Wood, el que tuvo G-P 117-57 (,672) y línea ofensiva de ,283 ,357 ,411 en 14 temporadas en las Mayores (1908-1915, 1917-1922), primero con los Medias Rojas y en sus últimas tres temporadas con el Cleveland. Además de lanzar, llegó a jugar los jardines y la intermedia.
Décadas después jugó el lanzador-antesalista Bucky Walters entre 1934 y 1948, y 1950, siempre en la Liga Nacional, primero con los Filis, después con los Rojos de Cincinnati y finalmente con los Bravos de Boston, para un total de 19 temporadas, en las que tuvo G-P 198-160 (,553), con 242 juegos completos y 42 lechadas, con línea ofensiva de ,243 ,286 ,344, con 138 XBH y 234 impulsadas. A su versatilidad hay que añadirle el haber dirigido a los Rojos de Cincinnati en 1948-1949, aunque balance adverso de victorias y derrotas.
En las Ligas Negro, circuito de grandes peloteros, los que no pudieron jugar en las Grandes Ligas debido al color de su piel, hubo tres peloteros de doble vía destacados, aunque hubo otros más que lo mismo lanzaban que jugaban otra base. Ellos son el lanzador- toda posición Wilber “Bullet” Rogan, el lanzador-jardinero Raymond Brown y el muy versátil Martín Dihigo.
Wilber «Bullet» Rogan
La bala Rogan, así llamado por su extrema velocidad en sus lanzamientos, jugó a lo largo de su carrera con los Monarcas de Kansas City (1920-1929, 1937-1938), período en el que acumuló 120 victorias con 52 derrotas (,698), 136 juegos completos y 18 lechadas y PCL 2,65, mientras que jugó los tres jardines y todas las posiciones del cuadro, excepto la receptoría, con línea ofensiva de ,338 ,413 ,521, con 216 XBH y 419 empujadas. Como lanzador fue líder en PCL (1,72) en 1921, en juegos ganados (16) en 1924 y 1925, en lechadas (4) en 1923 y 1925, en salvados (2) en 1922, en juegos completos en 1922 (20), 1923 (20) y 1925 (15), y en juegos iniciados en 1922 (21) y en 1923 (24). Todo un as del montículo.
Raymond Brown fue otro laborioso del montículo en Ligas Negro, lanzaba a la derecha y bateaba a ambas manos. Jugó entre 1931 y 1945, en los que archivó G-P 119-46 (,721), con 140 juegos completos, 18 lechadas y PCL 3,12. Brown era capaz de lanzar un doble juego, lo hizo en Cuba también (16 diciembre de 1936), y con mucho éxito. En más de un centenar de juegos defendió los jardines y el campo corto, con línea ofensiva de ,269 ,335 ,431, XBH 138, y 228 empujadas. En la fuerte liga profesional cubana, Brown fue segundo en promedio de ganados (.696) de por vida, y en la temporada de 1937-38 fue colíder en jonrones (4).
Raymond Brown en las ligas negro
El otro es el versátil Martín Dihigo, cubano que llegó a jugar todas las bases, excepto la receptoría, y que lanzaba con excelencia. El Maestro, además de lanzar en la pelota invernal cubana, jugó en varios circuitos. Inicialmente lo hizo a lo largo de 12 temporadas en Ligas Negro, con G-P 29-24 (,547), 39 juego completos, PCL 3,63, mientras que como jugador de campo su ofensiva fue de 311 ,321 ,490, con 194 XBH y 382 impulsadas. Más brillante fue su carrera en la Liga Mexicana durante 11 temporadas. Como lanzador, 119-57 (.559) y PCL 2,84, mientras que al bate ,317 ,420 ,490, con 194 XBH y 370 empujadas. En 1938, en México logró la corona de bateo (.387, 6 jonrones y 27 impulsadas) y la triple corona de pitcheo al lograr 18 victorias, 2 derrotas, 184 ponches y PCL de 0.90. Repitió la tripleta de pitcheo en 1942, con G-P 22-7 (;759), 211 K y PCL 2.53. Dihigo jugó también en Venezuela, donde fue campeón de pitcheo y bateo en el campeonato de 1935. En Cuba son extensas sus hazañas a lo largo de 22 temporadas. (ver Martín Magdaleno Dihigo Llanos – Destacados del Béisbol Cubano).
Martín Dihigo, el mejor de todos los tiempos
Estos tres últimos peloteros carecían del poder de Shohei Ohtani, pero en el resto de las actividades eran tan buenos como el nipón. Eran veloces e inteligentes en el corrido de bases, sabían mezclar sus lanzamientos, eran bateadores oportunos, sudaban la camiseta en cada juego o doble juego y eran mal pagados. De los tres, me quedo por su versatilidad con mi coterráneo, creo que la mayoría de los mexicanos coincidirían conmigo. Dihigo no era Ruth u Ohtani, pero tenía algo más que se ha perdido en la pelota de fuerza actual, picardía en el terreno para inventar lo inesperado. El gran sabio Einstein decía que el béisbol era deporte de inteligentes, pues Dihigo fue un aventajado en ese sentido, no en balde fue mánager por temporadas en cuatro circuitos de la pelota profesional. Rogan, Brown y Dihigo son miembros del Salón de la Fama escogidos por el comité de veteranos.
En la pelota cubana post 1962 hubo algunos ejemplos de peloteros doble vía. El que siempre recuerdo es a Iván “Duque” Hernández, padre de Orlando y Liván, el que jugaba todas las posiciones, nunca como cátcher, y fue un lanzador con resultados bastante aceptables en algunas temporadas. La más destacada que recuerdo es la serie nacional de 1972-73 cuando lanzó para los Azucareros. Como bateador era de promedio, pero no elevado. Luego vinieron dos otros peloteros, primero Liván Hernández, el que a nivel juvenil lanzaba y jugaba posiciones del cuadro. Su ascenso a Series Nacionales fue ya como lanzador. El otro fue Kendrys Morales, lanzador cabecera y cuarto bate del equipo Cuba en su época como juvenil. A Kendrys le vimos jugar los jardines, la primera y la antesala, además de lanzar, pero al llegar a Series Nacionales los entrenadores decidieron que se dedicara a jugar los jardines y luego la inicial. No tengo los detalles de las razones por las que se limitó a Liván y a Kendrys a jugar una posición u otra.
El objetivo de este artículo es solo resaltar que los peloteros de dos vías han existido siempre, algunos ignorados como es el caso de los peloteros negros, y de los ligamayoristas Smoky Joe Wood y Bucky Walters, otros no destacados al nivel de Ruth y Ohtani. Es probable que surjan nuevos peloteros con esas facultades, sin dudas, el desempeño de Shohei Ohtani es todo un incentivo.
“Soy de Santiago de las Vegas, aquí crecíamos jugando pelota. Siendo niño, me entrenaron Pedro Chávez y Rafael Campos. Empecé siendo pícher. Por eso, una tía mía me puso Pichi. Se me quedó ese sobrenombre. Todo el mundo me lo decía y a mí no me gustaba mucho.” De la entrevista con Angélica Arce Montero (4 marzo 2022)
Hablemos de una figura legendaria de las series nacionales y selectivas cubanas, quien responde al nombre de Armando Capiró Laferté, nacido el 22 de marzo de 1948 en Santiago de las Vegas, parte actual de Ciudad Habana, reconocido como uno de los peloteros más completos que hayan pasado por las series de béisbol iniciadas a partir de 1962. Su nombre me llama la atención, ya que Capiró significa entenderé en italiano, mientras que Laferté con doble f es apellido francés.
No creo pasar mucho trabajo para hablar de este espigado y muy destacado pelotero que lo vi jugar en las también series de la antigua provincia Habana. ¿Lo disfruté? Claramente como buen aficionado, no así como fanático, ya que él no militaba en equipos de mi preferencia. Era un rival temible bate en mano y un jardinero excepcional.
Capiró jugó en equipos habaneros, pero debutó en la VI serie (1966-67), con el conjunto Occidentales, selección integrada por peloteros de los equipos perdedores en la regional de las provincias Habana y Pinar del Río, dirigido por el artemiseño Francisco Quicutis. Aquel equipo estaba balanceado inicialmente con figuras establecidas y algunas listas para el retiro. Arturo “Escalera” Linares igualmente debutaba como inicialista (primer novato del año en series nacionales) y hacía combinación con su hermano Yayo, el que jugaba la segunda, mientras que el torpedero era Tony González, el que jugó poco producto de una seria lesión en un encontronazo con Urbano González de los Industriales, lo que le abrió la posibilidad al pinareño Felipe Álvarez de cubrir el campo corto por más de un tercio de la temporada. En los jardines estaba Ángel “Jabao” Suárez en el central y en las alas había varios pinareños, entre ellos Fidel Linares, el padre de Omar “Niño” Linares. El receptor era Lázaro Pérez, en su última temporada con equipos occidentales/capitalinos. Como se observa, la ofensiva era modesta y Capiró fue como caído del cielo. Como lanzaba a gran velocidad lo usaron alguna que otra vez en el montículo. Tenía el antecedente de haber lanzado un No-No en los juveniles en 1966. Otro día lo usaron como torpedero, hasta que lo situaron a jugar el jardín izquierdo y así iba enseñando todo lo que podía hacer en el terreno.
En su primera temporada, Capiró se destacó en varios juegos, donde enseñó poder al bate y un brazo que era todo un cañón. Que nadie piense que se le podía correr en bases. Sus tiros eran como flechas y puestas correctamente en la diana. Esas condiciones le valieron para que se olvidaran de él como pitcher y torpedero, para que jugara casi siempre como jardinero.
En la VII serie le tocó jugar con el Habana dirigido por Juan “Coco” Gómez. Capiró se pintaba solo para jugar el jardín izquierdo, pero una lesión lo mantuvo alejado de juego por buen rato. “Coco” Gómez a esa hora inventó al llevar a Arturo Linares a jugar el jardín izquierdo, mientras Pedro Chávez defendía la inicial, movimiento que le salió bien al mantener la ofensiva en su punto y llevarse el banderín de esa primera temporada con 12 equipos.
En la VIII Serie permaneció en el monstruo del Habana, equipo esta vez integrado también por Agustín Marquetti y Raúl Reyes en los jardines, Urbano González en segunda base, Chávez en la inicial, Germán Águila en la antesala y Tony González en el campo corto. Orlando Salom, mánager del equipo, decidió poner a Raúl Reyes como primer bate, mientras que le seguían Urbano, Chávez, Marquetti y Capiró por ese orden. Era el conjunto favorito para ganar, pero se tropezaron con los Industriales y el lanzador Oscar Martínez, vencedores en juego decisivo, que posibilitó la primera victoria de Azucareros en Series Nacionales. Capiró tuvo una aceptable temporada, pero no todo de lo que él se esperaba.
Los ingeniosos de la comisión provincial habanera decidieron para la siguiente temporada (IX Serie 1969-70) llevar un equipo fuerte, pero que no fuera el campeón provincial, sino una selección de los equipos perdedores. El arreglo fue propiciar la derrota del Mazorra, equipo en el que jugaba Capiró y otras figuras más, lo mismo para el del MININT (Marquettí, Héctor Despaigne, Germán Águila, Leo Fariñas entre otros), así las figuras estelares irían de cabeza para la selección Industriales. Las cosas no salieron como se deseaba e Industriales ocupó el cuarto peldaño superado por Henequeneros (campeón), Mineros y Azucareros. No obstante, en esa temporada Capiró tuvo un desempeño notable, aunque superado por su compañero Raúl Reyes, el que quedó como líder jonronero (10).
Terminada esa campaña, se inició el entrenamiento de los peloteros para la selección Cuba a los juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá (1970), a la que se llamaron decenas de jugadores de todas las provincias. Capiró no había hecho selección de mayores hasta ese entonces, tampoco el jardinero Wilfredo Sánchez y el lanzador Manuel Hurtado entre otros destacados. Ellos fueron seleccionados y muy aceptados por toda la afición, pero Capiró abrió en el banco. Servio Borges, mánager casi vitalicio del equipo Cuba en aquella época, decidió abrir con Silvio Montejo en el izquierdo, Fermín Laffita en el central y el debutante Wilfredo Sánchez en el derecho. La ofensiva de Montejo no fue la mejor en ese torneo y sin más remedio le llegó el turno a Capiró, quien en sus primeras seis veces al bate no conectó de hit, sino de extrabase, estaba que no se le podía lanzar. De ahí en lo adelante, se puede decir, que el habanero garantizó un puesto como jardinero regular de los siguientes equipos Cuba. Aunque no se llevó liderato ofensivo en esos juegos en Panamá, demostró bateo y también su potente brazo.
Las autoridades del país decidieron organizar el torneo de los 10 millones de toneladas en 1970, los que no se produjeron, por lo que ya en el mes de abril se le cambió el nombre por Serie Especial. Ese adjetivo de especial es una obsesión de las autoridades en Cuba, todo lo excepcional es especial, así sea fatal. No obstante, la serie fue a base de un equipo por provincia y Capiró jugó regular en el equipo Habana, el que se quedó corto y no pudo vencer a la selección de las Villas. En esa serie vi a Capiró disparar un mamut por el left center, la bola parecía que iba hacia las nubes. Les digo que fue un batazo por la banda izquierda de los más grandes que haya visto conectar en el viejo estadio del Cerro (fue restaurado y ampliado en 1971).
En la X Serie Nacional (1970-71) Capiró volvió a jugar con los Industriales, equipo dirigido por José Miguel Pineda, el que nuevamente vino repleto de estrellas y quedó en cuarto lugar. Así y todo, Capiró fue líder en carreras impulsadas (51) y sacri-fly (7). En la siguiente serie, integró otro trabuco de Industriales, con “Coco” Gómez al frente, el que volvió a decepcionar al quedar en tercer lugar.
Se puede decir que la campaña en la que Capiró se desencadena en general fue en la duodécima serie (1972-73), vistiendo la franela del Habana, cuando disparó 22 jonrones y dejó atrás los 19 de Marquetti en la VIII serie nacional. En aquel momento Capiró estaba que le daba al más pinto de los lanzadores y con fuerza. Todo eso con bate de madera. Por coincidencia, el día, un domingo, que Capiró rompió el récord, Agustín Marquetti defendía la primera base de los rivales Constructores. Primero sonó uno, el 20 y luego otro para subir el listón a 21. En otro juego bateó su cuadrangular 22 en esa serie. Así y todo, el Habana quedó en segundo lugar superado por 3 juegos por los Industriales de Pedro Chávez.
En la décimo tercera serie (1973-74) llegó a integrar a su primer equipo campeón en serie nacional, el Habana, dirigido por Jorge Trigoura. Capiró contribuyó a la victoria del conjunto, el que sacó buena diferencia a los Constructores y a los Azucareros. De esa serie recuerdo un tiro a home de Capiró, del cual creo haber ya hablado con anterioridad. En segunda base corría el receptor Julio Quiala de los Serranos, hubo sencillo al left center de Wilfredo Hernández, Capiró entró de lado para fildear la bola y acto seguido tirar a home casi sin reponerse. Fue el tiro de aire a home, el batazo no era a lo corto, por lo que había que lanzar con fuerza. Quiala fue out en home, probablemente los que conozcan a este pelotero, dirán que no era veloz corriendo, de acuerdo, pero, así y todo, había que ver la distancia y el ángulo desde el que Capiró hizo el tiro. Un brazo de fuerza normal jamás habría sacado como lo hizo Capiró. En 14 series nacionales logró 123 asistencias como jardinero.
El experimentado comentarista y narrador beisbolero Rubén Rodríguez, a finales de los 60, realizó un análisis sobre los tres sluggers de la década, en este caso, el veterano Miguel Cuevas, el bateador zurdo Agustín Marquetti y el derecho Armando Capiró. Por razones que desconozco, no incluyó a Raúl Reyes en ese examen de poder al bate. En su opinión, Cuevas era hombre de fortaleza corporal y bateaba sus jonrones con el impulso de su cuerpo. De Marquetti reconocía la velocidad de sus batazos, los que salían como flechas sobre la cerca de los jardines, podrían no ser tan largos como los de Cuevas, pero la velocidad del batazo era siempre impresionante. Dejó para último a Capiró, de quien dijo que no había visto pelotero batear con la fuerza que poseía en sus muñecas, a la vez que señalaba que los batazos de Capiró eran usualmente más largos que los conectados por los sluggers antes mencionados.
Solo daré algunos detalles más. Este gran pelotero fue el primero en arribar a los 100 jonrones conectados en series nacionales, lo logró en la III Serie Selectiva (1977) cuando le conectó el número 100 al lanzador avileño Manuel Álvarez el 16 de marzo de 1977. Integró el equipo Cuba a tres Juegos Centroamericanos y del Caribe, a 3 Juegos Panamericanos, y a 6 Series Mundiales Amateur. Cosas de la vida no fue parte de equipo alguno a las Intercontinentales. La última vez que vistió el uniforme del Cuba fue a los Panamericanos de 1979 en San Juan de Puerto Rico. Le tocó al pinareño Fernando Hernández sustituirlo en los jardines para esa Intercontinental en la Habana. En la serie mundial amateur de 1973 en la Habana, vi a Capiró conectar un jonrón extraño a mi vista por el jardín central del remodelado estadio latinoamericano. Era juego contra Antillas Holandesas, el batazo salió con idea de picar en el jardín central, pero se fue elevando hasta que se fue por encima de la alta pared del jardín central. No estoy seguro si aquel batazo fue el primero por esa zona después de 1971. Si no fue el primero habrá sido el segundo, tremendo batazo y raro en la forma que se llevó la cerca. En series nacionales jugó hasta 1979, pero tuvo una breve aparición en la serie selectiva de 1981 con el Habana. Tenía problemas en su rodilla izquierda.
Capiró desapareció del mapa, dijeron que seguía lesionado, nada se dijo oficialmente. En una ocasión llevaba en el jeep que conducía a la esposa de un trabajador de un centro aledaño al nuestro en Siboney. Ella trabajaba en el hospital psiquiátrico y me habló de una fiesta de su centro laboral, a la que habían asistido varias personas. Capiró era uno de ellos, creo, si la memoria no me traiciona, que trabajaba con equipos de refrigeración en el psiquiátrico, pero fue casi declarado persona non grata por los allí reunidos. Me dijo que él tenía fama de homosexual, ella misma no es que me hablara sobre el pelotero con neutralidad o empatía. Le habían hecho una mala fama. No era extraño, la homofobia hizo acto de presencia. Me di cuenta entonces de que Capiró estaba sencillamente planchado y no volvería a jugar en series nacionales. Mucho tuvo que ver con esta sanción el presidente del poder popular en la Habana, Oscar Fernández Mel. Sentí pena, pero las cosas así eran entonces, así las quieran ahora adornar y presentar de otra manera. Todo un héroe del béisbol cubano condenado, tal y como habían hecho en 1971 con Tony González, el famoso torpedero. Lo de homosexual ahora se ve que fue una invención maliciosa, que lo mató en vida y le tronchó su carrera.
Por suerte, fue restaurado lustros después, cuando ya no podía jugar, pudo desempeñarse como entrenador en el mismo Mazorra y hasta electo entre los 100 mejores atletas cubanos del siglo XX e ingresó en 2021 al Salón de la Fama Palmar de Junco, en Matanzas. Así y todo, Capiró habría podido jugar seis temporadas más como mínimo y la sanción lo privó, a la vez que fue tratado como un “apestoso” por cierto tiempo. Por eso cuando veo ahora notas de pésame en la prensa oficial por su muerte el 13 de noviembre de 2025 en su natal Santiago de las Vegas, no puedo pensar otra cosa que en la falsedad.
Capiró, como otros tantos sancionados, podría haber jugado en las Grandes Ligas en la década de los 70, era un pelotero muy completo y sabía ajustarse al pitcheo rival. Le recuerdo cuando se situaba a batear, solía extender sus largas manos con el bate. Previamente marcaba su área en el cajón de bateo. Sabía conectarle a la curva y la recta lo podía pasar, pero también conectar. En más de una oportunidad vi como Braudilio Vinent lo ponchaba, pero al siguiente turno al bate le sonaba el batazo grande. En el terreno tenía un comportamiento correcto. No quito que haya protestado alguna jugada y haya dicho una palabrota, pero eso es parte del juego y los peloteros sienten cuando una jugada es mal decidida por el árbitro. Su presencia, conducta y juego en el terreno le valieron para que Bobby Salamanca le llamara “El elegante del terreno”.
Existe un libro sobre Capiró (Armando Capiró: Grande por siempre) escrito por Fernando Rodríguez Álvarez, el cual está en venta en Amazon.com. No lo he leído, pero no dudo de su contenido y calidad. Finalmente, expreso mis condolencias a todos sus seres queridos por el deceso de un grande de nuestro béisbol.
“No se llega a la Serie Mundial por casualidad.” Derek Jeter (ex pelotero NY Yankees)
Este es un extenso artículo, el cual trata de describir las incidencias de la postemporada de 2025 de las Grandes Ligas. El objetivo es que llegue y pueda ser leído por aquellos que no tienen la suerte de tener ni siquiera trasmisiones radiales de estos juegos, tal y como sucede en mi país, Cuba.
Concluyó la última parte de cualquier temporada de béisbol de Ligas Mayores, como siempre, con sus sorpresas y destellos de algunos peloteros, malas y buenas jugadas ordenadas por los directores de equipos, y resultados esperados para unos y no así para aquellos que usan el sentido común.
Cada cual desea que gane su equipo, pero cuando la competencia es entre 6 conjuntos por cada liga, ese triunfador es uno solo y no dos. Así que muchos fanáticos, no hablo de aficionados, digo fanáticos, se quedan muchas veces con el dedo en la boca. Basta ir al sitio X y ver los comentarios, algunos con buenos análisis y otros sin sentido. Así es el deporte, ocurre lo mismo en el fútbol europeo, la NBA y otros deportes más.
La sorpresa de esta temporada fue la no clasificación de los Astros de Houston para la postemporada. Ese equipo comenzó mal, luego se compuso y logró llegar a la cima de su división con buena ventaja sobre los marineros de Seattle. Resultaba una hazaña, su mejor slugger, Yordán Álvarez jugó muy poco producto de una lesión. Los Astros de 2025 distaban mucho de aquellos de 2017 cuando tenían una alineación aterradora ofensivamente. Estaban José Altuve, George Springer, Michael Brantley, Alex Bregman, Carlos Correa, Yuli Gurriel entre otros, con un pitcheo de primera. En 2025 la ofensiva descansaba en Altuve, Correa, el destacado Jeremy Peña, Isaac Paredes, el que estuvo buen tiempo lesionado, y el veterano Christian Walker, una alineación distante de aquella de 2017 e incluso 2023. El pitcheo no es que comportara a la altura, el zurdo Framber Valdez flaqueó en la segunda mitad de la temporada, por lo que sus abridores efectivos se limitaron a Hunter Brown y a Jason Alexander.
Seattle siempre estuvo al acecho, se reforzó para la segunda mitad con bateadores de la talla de Eugenio Suárez y Josh Naylor, y acortó diferencia hasta montarse arriba y sacar suficiente ventaja para la victoria.
Otras decepciones fueron los Bravos de Atlanta y el Arizona, equipo que se desarmó apresuradamente a mitad de campaña y luego vio que se quedó corto de clasificar para la postemporada por un par de juegos.
Así, los clasificados en la Liga Americana fueron Yankees de Nueva York, Guardianes de Cleveland, Tigres Detroit y Medias Rojas de Boston en discusión al nivel de comodines, con Seattle y Toronto sembrados esperando por los dos vencedores de la primera etapa. Los Yankees habían quedado empatados con el Toronto en la división Este de la Liga, pero los de Canadá habían superado a los del Bronx en su serie particular. Cleveland y Detroit chocaron entre sí y Yankees lo hizo contra los Medias Rojas. En esa primera ronda, los Tigres derrotaron al Cleveland con 2 victorias y una derrota, y los Yankees tuvieron igual resultado contra los Medias Rojas. Se puede decir que todos los conjuntos batallaron en pro de la victoria. Detroit dependió bastante de su as de pitcheo, el zurdo Tarik Skubal, mientras que sus bateadores se desenvolvieron bien para ganar el decisivo 6-3. El boricua Javi Baéz bateó a sus anchas y fue factor importante de victoria. Del otro lado, los Medias Rojas se llevaron el primer juego 3-1, donde el zurdo y ex Media Blanca Garrett Crochet le propinó 11 ponches a los Yankees en 7 y 2/3, con juego salvado para el cubano Aroldis Chapman, pero los siguientes dos juegos fueron a manos de los Mulos. El primero cerradito, 4-3, pero el último fue una disertación de pitcheo del novato y derecho Cam Schitler, el que ponchó a 12 y permitió 5 imparables en 8 entradas, para que así los Yankees vencieran 4-0.
Así que, para la siguiente fase, le tocó a los Yankees volver a chocar con la misma piedra del Toronto, mientras que los Tigres se enfrentaron a los marineros de Seattle. Los azulejos de Toronto le tenían cogida la bajita a los Yankees, lo que recibieron palizas de 10-1 y 13-7 en los dos primeros juegos. En el segundo partido, el novato Trey Yesavage mantuvo a los Yankees en blanco y sin hit durante 5 y 1/3, con 11 ponches y una base por bola. El mánager John Schneider decidió sacarlo y fue cuando los Yankees lograron marcar 7, insuficiente para borrar una ventaja de 13. Yankees nuevamente eliminados, ¿tienen equipo? Sí, pero su mánager, Aaron Boone, no acaba de dar pie con bola y realmente él no es Miller Huggins, Joe McCarthy, Bucky Harris, Casey Stengel o Joe Torre. En las Grandes Ligas hay hombres capaces de dirigir un equipo como el de los Yankees y llevarlos a la victoria. No basta con poseer hombres de poder, lanzadores con numeritos de eficacia. Un equipo de béisbol necesita inspiración y Aaron Boone ya dio todo lo poco que puede aportar. Por Toronto, Vlad Guerrero Jr. bateó a sus anchas y fue factor importante de la victoria del Toronto.
Los Tigres rivalizaron en buena lid contra el Seattle, pero se quedaron cortos. Aunque no es santo de mi devoción por su pasado con los Astros de Houston y las señas robadas, hay que reconocer que A.J. Hinch es mánager que sabe ganar y ha logrado construir un conjunto de los Tigres que pelea cada juego. Esta serie fue dando y dando, el primer juego los Tigres como visitantes mordieron 3-2, pero el Seattle le devolvió el golpe con igual marcador en el segundo partido. Se fueron a Detroit y el Seattle marcó primero 8-4, mientras que los Tigres le devolvieron con igual fuerza el galletazo con marcador de 9-3. Regreso a Seattle y otro nuevo duelo, el que terminó con sonrisa para los de casa con el marcador de siempre, 3-2.
La Liga Americana terminó con los dos sembrados, Toronto y Seattle, como ganadores. Todos sabíamos que la serie sería apretada en extremo. Toronto había ganado dos series mundiales en 1992 y 1993, por lo que quería regresar a discutir el título, mientras que Seattle jamás había jugado en Serie Mundial. Así que ambos equipos tenían su incentivo.
Seattle llegó a Toronto muy animado, tanto que se llevaron los dos primeros juegos en calidad de visitante, con anotaciones de 3-1 y 10-3. Así que irse a jugar a Seattle significaba la muerte final del Toronto. Una cosa es lo que dice la lógica y otra es la realidad en el terreno. Personalmente soy malo en los pronósticos al usar la lógica sobre la base de los resultados hasta ese momento, es mejor analizar de otra manera. Toronto empató la serie en nada, ganó los dos primeros partidos convincentemente, 13-4 y 8-2. Cuatro juegos y todos vencidos por los equipos en calidad de visitadores. Seattle tomó nuevamente la delantera con victoria de 6-2. Regreso a Toronto, donde el novato Yesavage venció al Seattle 6-2. Serie empatada, llegó el juego de la verdad, Seattle arrancó en punta y se mantuvo 3-1 hasta la séptima entrada. El derecho George Kirby estaba dominando a los de Toronto y para sorpresa de todos, el mánager Dan Wilson le aplicó la grúa. Tenía 65 lanzamientos y con control, nadie sabe que le pasó por la cabeza a este timonel. Trajo al descendiente de chino Bryan Woo, al que en el séptimo le anotaron 2, hubo base por bolas, sencillo de Kiner-Falefa, toque de sacrificio, Woo fue relevado por el venezolano Eduardo Bazardo, al que George Springer le botó la bola, 3 carreras de un golpe, fatal, las suficientes para empatar y ganar el juego 4-3. Los lanzadores de Toronto no permitieron más libertades en las dos entradas restantes. Toronto ganó y demostró fuerza y tacto al bate.
En la Liga Nacional, los clasificados fueron los Rojos de Cincinnati, los Dodgers de los Ángeles, los Cachorros de Chicago y los Padres de San Diego para serie de comodines, mientras que los sembrados fueron los Cerveceros de Milwaukee y los Filis de Filadelfia.
La serie Cinci vs LA Dodgers se pintaba claramente para los de California. El Cinci jugaría como visitador en Los Ángeles y la serie particular en la temporada había sido ganada por los Dodgers. Así que aquí la lógica funcionó y los Dodgers se llevaron las dos victorias 10-5 y 8-4. Snell fue el ganador del primer juego, mientras que Yoshinobu Yamamoto se llevaba el segundo sin permitir carrera limpia y ponchar a 9.
Le tocó a los Dodgers como visitadores enfrentarse a un equipo nada fácil, los Filis de Filadelfia. En el primer juego, los de casa marcaron 3 en el segundo, donde hubo triple del receptor Realmuto. El zurdo Christopher Sánchez mantuvo a los Dodgers en un puño hasta que en el sexto concedió boleto a Freddie Freeman, Tommy Edman le conectó imparable y Kike Hernández le sonó doble que trajo las 2 primeras de los Dodgers. El veterano Dave Robertson vino al rescate y logró sacar el tercer out de esa entrada, pero en la séptima entrada, Andy Pages le abrió con hit al central, Will Smith recibió pelotazo, por lo que Max Strahm vino de relevo, sacó dos outs, pero Teoscar Hernández le hizo la gracia con jonrón productor de 3 carreras, las suficientes para que Tyler Glasnow y Roki Sasaki relevaran y preservaran la ventaja final de 5-3. El siguiente juego fue duelo entre los zurdos Blake Snell y el peruano Jesús Luzardo. Los Dodgers fabricaron 4 en la séptima entrada, pero los Filis ripostaron con 1 en el octavo, mientras que en el noveno el mánager Dave Roberts cometió una de sus tantas al traer a Blake Treinen a cerrar el juego, al que los Filis le dieron la bienvenida con sencillo y par de dobles. Sencillamente el ineficiente relevista estaba botando el juego. Vino el zurdo Alex Vesla, el que sacó dos outs y permitió sencillo. Fue entonces que Roberts se dio cuenta que tenía que traer a Sasaki, el que sacó el out 27 con roletazo a segunda base. El tercer juego fue en Los Ángeles y los Filis no creyeron en Yamamoto, al que le fabricaron 3 carreras en la cuarta entrada. La octava entrada fue lanzada por el veterano zurdo Clayton Kershaw, el cual soportó ofensiva despiadada de los Filis. Para colmo, Roberts lo dejó la entrada completa, tiró la toalla realmente y no respetó a su gran lanzador, resultado final fueron 5 anotaciones. El cuarto juego fue muy peleado, se fue a 11 entradas y se decidió por una jugada muy discutida. Los Dodgers llenaron las bases con dos outs, al bate Andy Pages frente a los envíos del derecho Orion Kerkering, el que relevó a Luzardo en esa entrada. Pages produjo batazo que cayó en las manos del pitcher, se le cayó a un lado, el receptor Realmuto le indicó que lanzara a primera, pero Kerkering tiró desviado a home y el coreano Kim anotaba la carrera de la victoria y eliminación de los Filis.
Del otro lado, fue dando y dando, los Cachorros ganaron 3-1 el primero, pero perdieron el segundo 3-0, con relevo del cubano zurdo Adrián Morejón, ganador de este desafío. El tercero tuvo jonrón de Michael Busch con uno en base, carreras suficientes para victoria 3-1 de los Cachorros. Los juegos ganados por los vencedores fueron a la cuenta del relevista venezolano Daniel Palencia. Los Padres una vez más decepcionaron a sus seguidores. Los de San Diego tienen equipo, pero les falta una guía inspiradora, la que hasta ahora no han podido encontrar. San Diego fue a serie mundial en 1998 cuando perdieron 4-0 contra los Yankees. Su mánager era entonces el experimentado y exitoso Bruce Bochy.
En la siguiente fase a los Cachorros les tocó enfrentar a los Cerveceros de Milwaukee, el mejor equipo en las Grandes Ligas en la temporada regular de 2025, conjunto muy cohesionado y combativo, con un mánager, Pat Murphy, siempre atento al menor detalle o desliz de su equipo en el juego. Los Cachorros iban dirigidos por Craig Counsell, quien por coincidencia había dirigido a los Cerveceros hasta la temporada de 2023. Los Cerveceros no desperdiciaron los dos primeros juegos como homeclub, los que ganaron 9-3 y 7-3, con victorias para el dominicano Freddy Peralta y Jacob Misiorowski. En el primer juego, los cerveceros sentenciaron a los Cachorros con las 9 carreras en las dos primeras entradas. En el segundo los Cachorros anotaron 3 en el primero por jonrón de Seiya Suzuki con dos a bordo, pero los cerveceros empataron a 3 en esa misma entrada por jonrón de Andrew Vaughn con dos en base también, y luego 4 más entre el tercer y cuarto inning producto de jonrones de los venezolanos William Contreras y Jackson Chourio, este último sobre los envíos de su compatriota Daniel Valencia. Se fueron a Chicago y allí las dos galletas de respuesta de los Cachorros no se hicieron esperar, 4-3 y 6-0. Palencia ganó su tercer juego al relevar en 1,1 inn. En realidad, la labor principal fue del zurdo Mathew Boyd en 4 y 2/3. Regreso a Milwaukee para el decisivo, donde el veloz judío-estadounidense Jacob Misiorowski lanzó 4 escones para llevarse el triunfo.
Todo quedó preparado para el enfrentamiento por el título de la Liga Nacional entre los Cerveceros y los Dodgers. En la serie entre ambos en la campaña regular, los Cerveceros le habían sonado pollona a los de los Ángeles. Así que la serie no sería un manjar para ninguno de los dos, pero esta vez la lista de lesionados de los Dodgers no estaba llena, por el contrario, sus mejores abridores estaban listos para lanzar y a los cerveceros no le sería fácil la victoria de lograrla.
Abrieron en Milwaukee y el zurdo Blake Snell disertó en el montículo, al no permitir anotaciones en 8 entradas, un solo imparable y 10 ponches. Los Dodgers anotaron una en el sexto por jonrón de Freddie Freeman y otra, la decisiva, en el noveno cuando los Dodgers llenaron las bases y Mookie Betts recibió base para que la anotación entrara de caballito. El noveno fue complicado para el pitcheo de los Dodgers, Roki Sasaki entró, sacó el primer out, concedió base y Jake Bauers le sonó doble al central, Chourio trajó la primera con fly de sacrificio, Sasaki transfirió a Christian Yelich, y nuevamente Roberts apeló a Treinen, a rezar, aficionados de los Dodgers. Con hombres en primera y segunda, Treinen concedió boleto a William Contreras, bases llenas, y sucedió el milagro, Brice Turang se ponchó. Final 2-1. En el siguiente Yamamoto entró en forma, permitió jonrón de Chourio abriendo la parte baja de la primera entrada y de ahí en lo adelante a comer maíz de la mano del nipón, el que lanzó el juego completo y dejó a los de la cerva en 3 hits y una base por bolas. Teoscar Hernández y Max Muncy jonronearon para darle la necesaria ventaja para la victoria. Se fueron a los Ángeles, en cuyo primer desafío, Tyler Glasnow les lanzó 5 y 1/3, una carrera, un hit, 3 bases y 8 ponches. Los relevistas, incluyendo Treinen, se comportaron a buena altura y preservaron la ventaja de 2 carreras logradas en el sexto inning. Resultado final 3-1. Los cerveceros contra la pared y se enfrentaron a Shohei Ohtani en todas sus dimensiones, lanzó 6 entradas, 0 carreras, dos hits y 10 ponches, además de tres jonrones del mismo lanzador, el que realmente acabó con las esperanzas de los cerveceros. Resultado final 5-1 y los Dodgers campeón de la Liga Nacional.
Los más valiosos (MVP) de cada Liga resultaron ser Shohei Ohtani por la Liga Nacional y Vladimir Guerrero Jr. por la Americana, premios muy merecidos en ambos casos.
Y llegamos a la serie mundial, Toronto vs Dodgers, serie que muchos vieron con razón muy apretada, mientras que aficionados de los Dodgers y algunos cronistas deportivos hablaban de una victoria de los Dodgers de 4-1 o 4-2 en esta serie final. Personalmente pensé en un 4-2 a favor de los Ángeles, siempre pensando que el pitcheo abridor funcionara al mismo nivel que lo había hecho contra los Cerveceros. Creo que el único convencido que las cosas no irían así fue el mánager de los Azulejos, John Schneider, el que siempre mantuvo su optimismo en la victoria de su equipo.
Los dos primeros juegos fueron en Toronto, el inicial fue un desastre para los visitantes del equipo californiano. Blake Snell lanzó 5 entradas y fue castigado en la sexta entrada con 3 carreras, las que borraban la ventaja inicial de 2 carreras que tenían los Dodgers. En esa sexta entrada, Snell concedió base por bolas, le siguió sencillo del receptor mexicano Alejandro Kirk, pelotazo a Daulton Varsho, bases llenas, y Snell explotó. Dave Roberts trajo a un pitcher acostumbrado a abrir juegos, pero no a apagar fuegos, como es el caso de Emmet Sheehan, el que fue saludado con sencillo de Ernie Clement, que trajo una, base a Nathan Lukes, otra más de caballito, hit del venezolano Andrés Giménez, vino otra más, Springer cedió el primer out y Roberts trajo al zurdo Anthony Banda, saludado con jonrón del bateador zurdo Addison Barger. Un total de 9 carreras anotaron en esa entrada los Azulejos. El juego concluyó 11-4. Por los Dodgers Ohtani jonroneó con uno en base cuando ya el juego estaba perdido.
Los equipos grandes se crecen ante esas derrotas, creo que eso fue lo que sucedió en el siguiente juego cuando nuevamente Yamamoto hizo honor a su apellido de Almirante y lanzar juego completo, al permitir 1 carrera, 4 hits y ponchar a 8. Nada de relevistas, retiró a 20 por su orden, abrió y cerró, esa es la pelota que echo de menos. Hoy en día, los pitchers se pasan más tiempo en el hospital que lanzando juegos de verdad. El nipón lanzó más de 100 para home, pero no le importó, estaba tan fresco como cuando inició el partido. Resultado final 5-1.
Traslado para los Ángeles y vino un juego memorable, una joya de todos los tiempos, partido de 18 entradas. Los Dodgers marcaron una en el segundo y otra en el tercero, pero los Azulejos anotaron 4 en el cuarto inning frente a los envíos de Tyler Glasnow. En ese rally se incluyó jonrón de Kirk. Glasnow fue relevado en el quinto por Anthony Banda. En la parte baja de ese inning, los Dodgers empataron a 4, rally que sacó a Max Scherzer del montículo, donde se combinaron sencillo de Kike Hernández, doble de Ohtani y sencillo de Freddie Freeman. El mánager Schneider usó al zurdo Fluharty y lo relevó por Varland, el que logró cerrar la entrada. El zurdo Justin Wroblesky, apellido muy polaco, lanzó el sexto y parte del séptimo con éxito, cuando fue relevado nada más y nada menos que por Blake Treinen, vaya insistencia de Dave Roberts. Lo trajo para que le lanzara a Vlad Guerrero Jr., el que lo saludó como es debido, sencillo al central, Bo Bichette lo imitó y hubo enredo en el jardín derecho, el tiempo suficiente para que Guerrero anotara la quinta de su equipo. Kiner Falefa corrió por Bichette, pero la fiesta continuó, hit de Daulton Varsho, sin consecuencia, y Roberts de espectador en el banco. Le dieron tres seguidos y no lo sacó, lo dejó a que sacara el tercer out por rolata de Alejandro Kirk. En esa séptima entrada Ohtani le sonó jonronazo al derecho Seranthony Domínguez y el juego se empató a 5. En el octavo vino a lanzar el zurdo Jack Dreyer, nada del otro mundo en esta postemporada, se complicó y Roberts trajo a Roki Sasaki, el que liquidó la entrada. Chris Bassitt lanzó el noveno por el Toronto, Sasaki siguió en el montículo, aunque concedió dos bases por bolas. Jeff Hoffman en el noveno y el décimo por los azulejos. En el décimo vino Emmet Sheehan, el que lanzó el undécimo y el duodécimo, entrada en la que se complicó con dos bases y un sencillo, dejó el bote lleno, el legendario zurdo Clayton Kershaw vino al rescate y sacó el importante tercer out de la entrada. En lo sucesivo Erick Lauer lanzó por el Toronto hasta el décimo sexto, mientras que el venezolano Edgardo Henríquez lanzaba por los Dodgers el 13 y el 14, y fue sustituido por Will Klein a partir del 15to inning, el que se mantuvo lanzando por el resto del juego. Eric Lauer fue sustituido por Brendon Little en el 17mo. La fatalidad para el Toronto llegó en el 18vo. cuando Freddie Freeman, abriendo la entrada, le conectó jonrón a Little para dejar a los Azulejos tendidos en el terreno. Resultado final 6-5.
Los Dodgers se fueron arriba 2-1 en la serie y ya empezaron a cantar victoria algunos expertos de las cadenas televisivas y radiales. Los Azulejos no hicieron caso a lo que se decía y derrotaron a los Dodgers 6-2 en juego que abrió Ohtani, en el que Vlad Guerrero Jr. puso a su equipo delante con jonrón de dos carreras. En el séptimo volvieron a la carga y explotaron a Ohtani con dos más, mientras que el relevo de bazar a base de Banda, Dreyer y Treinen permitían las otras dos. Dos hits le batearon a Treinen en 0.1 entrada lanzada, pero Roberts insistió con un lanzador que nunca debió haber integrado la nómina de los Dodgers para esta Serie Mundial. Resultado final 6-2. En el siguiente desafío Toronto no creyó en Snell y la anotó 3, más que suficiente para que el novato Yesavage se llevara el triunfo. A Snell le sonaron par de jonrones, uno de Davis Schneider y el otro de Vlad Guerrero Jr., y Daulton Varsho, bateador zurdo, le conectó triple. Yesavage permitió 4 hits incluido jonrón de Kike Hernández. Resultado final 6-1, la serie ahora estaba 3-2 a favor de los Azulejos con regreso a Toronto.
Ante esa situación los cronistas, los sensacionalistas, los hechiceros, todo el mundo daba la victoria de los Azulejos. Podrían perder con Yamamoto, pero aún así ganarían el siguiente. Muy bien, perdieron con Yamamoto, el que solo lanzó 6 entradas y no completó juego como en sus dos anteriores presentaciones. Los Dodgers le fabricaron 3 en el tercer inning al estelar Kevin Gaussman, donde hubo doble de Edman, base intencional a Ohtani, doblete de Will Smith que trajo a Edman a home, base a Freddie Freeman y sencillo de Mookie Betts que empujó a Ohtani y a Smith. Toronto ripostó con una, doble de Addison Barger y sencillo de George Springer. Wrobleski lanzó el séptimo por los Dodgers. El zurdo Mason Fluharty, Seranthony Domínguez y Chris Bassit fueron los lanzadores del Toronto por el resto del juego. Sasaki logró dar el escón por los Dodgers en el octavo, pero en el noveno le propinó pelotazo a Kirk y Addison Barger le conectó doble al center-left, con lo que Straw, corredor emergente por Kirk, llegó a tercera. Glasnow sustituyó a Sasaki, al que rápidamente Ernie Clement le conectó palomita a primera base y Andrés Giménez sacó línea que amenazaba con picar, pero a la que Kike Hernández le llegó de aire y con el impulso tiró certero a segunda base para doblar a Barger y cerrar el juego con anotación de 3-1. Serie empatada a 3 juegos. Vino el séptimo juego, ya pueden imaginarse a la prensa deportiva, a las redes sociales. Que si Juan, que si Pedro, que Ohtani, que si Yamamoto estaba listo para volver a lanzar. En fin, fue un juego donde cada cual tenía que venir con los pantalones bien puestos. Al final abrió Ohtani contra el veteranísimo Max Scherzer. Tampoco esta vez Ohtani se hizo justicia, había salido con vida en la segunda entrada, vino wild, y cada vez que buscaba el home, el hit no se hacía esperar. Roberts lo dejó iniciar la tercera entrada, fatal. Sencillo de Springer, toque de sacrificio de Nathan Lukes, base intencional para Guerrero, y al primer lanzamiento contra Bichette, jonrón por el jardín central. Tres de un golpe, no es tan solo lo que pesan sino el golpe psicológico sobre el adversario. Explotó el nipón, vino Wrobleski, el que logró terminar la entrada. Los Dodgers no se amilanaron, ripostaron con doble de Will Smith, hit de Freeman que llevó a Smith a tercera, Mookie Betts cedió el primer out, mientras que Max Muncy trabajó el boleto. Teoscar Hernández sacó línea que a todas luces picaría, Varsho se lanzó en diving y logró fildear la pelota, una jugada de película. Si esa bola picaba, entraban tres de un golpe, pero entró solo una como fly de sacrificio. Wrobleski lanzó el cuarto y se metió en complicaciones, por lo que Glasnow entró a sustituirlo. John Schneider insistió con Scherzer, en esa quinta entrada ya estaba de más, Miguel Rojas le sonó hit y lo relevó Louis Varland, quien liquidó la entrada. Glasnow dio escón en la quinta, Chris Bassit entró por los Azulejos en la sexta y los Dodgers le anotaron la segunda mediante base a Mookie Betts, sencillo de Max Muncy, rolata de Teoscar que llevó a Moookie a tercera y fly de sacrificio de Edman. Glasnow permitió la cuarta de los Azulejos en el sexto por sencillo de Ernie Clemente y doble de Andrés Giménez. El novato Yesavage colgaba escón por el Toronto en el séptimo. Sheehan lanzó el séptimo por los Dodgers y Max Muncy le conectó jonrón a Yesavage en el octavo. Juego 4-3. A Sheehan le conectó doble Ernie Clemente abriendo la parte baja de esa entrada y Blake Snell vino al rescate para liquidar la entrada, en la que propinó par de ponches. Con el juego 4-3, los Azulejos necesitaban 3 outs para coronarse campeones en la novena entrada, pero como decía Yogi Berra: “esto no se acaba hasta que no se acaba”. Kike Hernández se ponchó con los envíos de Jeff Hoffman, el que venía lanzando desde el octavo inning, el importante out 25, al bate el noveno en el orden de la alineación, el venezolano Miguel Rojas, el que se montó en conteo de 3-2, pero vino un lanzamiento hacia la zona baja del plato que el Miggy logró enganchar algo descolgado, la bola salió a la velocidad necesaria para convertirse en jonrón. ¡Qué clase de balde de agua fría para toda la afición en Toronto! Juego empatado a 4, juego nuevo, aunque Toronto tenía la ventaja de ser home club. En la segunda parte del noveno, a Snell le conectó sencillo Bo Bichette con un out en el pizarrón, Kiner Falefa corrió de emergente, Addison Barger recibió base por bolas, y Snell fue relevado por Yamamoto sin día de descanso. Su entrada no fue nada buena, pelotazo a Kirk, bases llenas, Kiner Falefa no estaba muy despegado de la tercera base, salió rolata a la segunda base y Miguel Rojas nuevamente sacó en home. La amenaza no había terminado, Ernie Clement sacó batazo profundo al left center, Kike corrió lo que pudo, pero más aún Andy Pages, el que había entrado hacía unos segundos en sustitución de Edman, genial movimiento de Dave Roberts, lo reconozco. El cubano le llegó a la bola sensacionalmente, imitó a su coterráneo, Edmundo Amorós de los mismos Dodgers, en el séptimo juego de la Serie Mundial de hace 70 años después, al realizar un fildeo de película y devolver rápido la bola al cuadro para un doble play inesperado. Con el fildeo de Pages concluyó la entrada sin la carrera de la victoria para el Toronto.
La décima entrada fue sorteada con suerte por el relevista Seranthony Domínguez de los Azulejos, el que concedió base a Mookie Betts y acto seguido Max Muncy conectó su tercer imparable del juego. Yamamoto tiró la parte baja de esa entrada de 1-2-3. Shane Bieber entró a lanzar el undécimo por los Azulejos, sacó bien a Miguel Rojas y a Ohtani con rodados al cuadro, pero se equivocó con Will Smith en conteo de 2 bolas sin strike, la pelota salió de aire y era como si el estadio de Toronto quedara mudo por un instante. Freeman entregó el tercer out, y ahora el asunto era preservar esa mínima ventaja para ganar la serie mundial. Vlad Guerrero Jr. encendió la mecha con doble al izquierdo, toque de sacrificio de Kiner-Falefa, al siguiente bateador, el zurdo Barger, Yamamoto le lanzó con extremo cuidado y le concedió base. Kirk, siempre peligroso, se montó en dos strikes y al próximo lanzamiento sacó rolata saltarina al campo corto, la que Mookie Betts fildeó rapidísimo a la vez que pisaba segunda y disparaba certeramente a la inicial para lograr un doble play matador y vencedor. Dodgers campeón de serie mundial por segundo año consecutivo. El más útil (MVP), muy merecido, fue a manos de Yoshinobu Yamamoto, lanzador que ganó 3 partidos de los 4 que ganó su equipo para llevarse el trofeo de la Serie Mundial.
Esta fue una Serie Mundial reñida y de tremenda calidad, no muy apta para aquellos que padezcan problemas cardiacos. Hay que reconocer que los Azulejos jugaron a ganar en cada partido y ofensivamente fueron superiores a los Dodgers. Del primero al noveno bate en esa novena no había pelotero débil a la ofensiva, todos representaban un peligro para el lanzador que fuera. Los Dodgers, con más maña, lograron la victoria. Su pitcheo abridor, parte de este también utilizado como relevo, ayudó extraordinariamente a la obtención de la victoria. Los Dodgers no podían confiar en un bull pen lleno de pitchers sin colocación en sus lanzamientos. Si hubiera premio negativo en la serie, Blake Treinen sería el ganador por la clásica milla. Es de esperar que los Dodgers se deshagan de este pelotero por cualquier vía y hagan algo similar con el zurdo Tanner Scott, un hombre que regaló muchas victorias a sus adversarios y con una bola de jonrón muy frecuente. Hay otros inefectivos que serán agentes libres como son los casos de Michael Kopech y Kirby Yates. Defensivamente el equipo lució y bateó oportunamente, aunque la producción de jonrones sin nadie en base fue grande e improductiva, cosas del llamado béisbol moderno.
Entre las figuras a destacar de ambos equipos hay varios. Por los de Toronto, George Springer, Vlad Guerrero Jr., Alejandro Kirk, Addison Barger, Ernie Clement, el que estableció récord de más imparables para un pelotero en la postemporada con 30 y así romper el establecido por Randy Arozarena (29) en 2020. De los lanzadores, el novato Trey Yesavage fue una verdadera revelación. Por los Dodgers, Ohtani es nombre obligatorio, Freddie Freeman, Will Smith, y los oportunos y muy defensivos Miguel Rojas y Kike Hernández. De los lanzadores, hay que quitarse el sombrero con Yoshinobu Yamamoto.
Nota: la fuente principal de información, además de los juegos completos o condensados vistos por el que suscribe, es la página web de MLB.com.
“El talento gana juegos, pero el trabajo de conjunto y la inteligencia ganan campeonatos.” Tom Lasorda
Cada temporada trae nuevos resultados y emociones, algunas agradables y otras, según el equipo de su preferencia, nada acogedoras.
Personalmente seguí a cuatro conjuntos, uno solo de la Liga Nacional, los Dodgers, y tres de la americana, a saber, Astros Houston, Tampa Bay y los Medias Blancas de Chicago, lo que a través de los juegos condensados que proporciona el sitio de la MLB.tv da la posibilidad de ver a la mayoría de los conjuntos jugar y conocer de sus peloteros, los nuevos y los más destacados. Por la distancia entre España y EE. UU. puedo ver juegos en directo los fines de semana y jueves o viernes de cada semana, pero no me pierdo los juegos condensados diariamente.
Desde un inicio todos dimos como favoritos a los Dodgers, los que ganarían de forma aplastante. Cuando hablo en primera persona del plural me estoy refiriendo a todos los expertos de la prensa y la afición en general. El equipo de Los Ángeles se gastó un pastón para construir una especie de aplanadora. No obstante, guiarse por nombres y numeritos no siempre da lo mejor. Hay algo imprevisible y son las lesiones. Es cierto que todos los conjuntos lo sufren en mayor o menor medida, pero en el caso de los Dodgers, el hospital estaba ahí mismo. Aunque no simpatizo con su mánager, Dave Roberts, no dejo de entender que había que hacer maromas para poder encausar el equipo por la senda de las victorias. Así las cosas, a mi memoria, los Dodgers perdieron sus enfrentamientos particulares con balance de 6 derrotas y ninguna victoria con los Cerveceros de Milwaukee, los Astros de Houston y sus vecinos, los Angelinos de Anaheim. También tropezaron con los Cachorros, los que aventajaron a los Dodgers en la temporada.
Las causas son las lesiones, luego una ofensiva algo inestable y Mookie Betts en una primera mitad de temporada ineficiente bate en mano. Los abridores, ex Tampa Bay, Tyler Glasnow y Blake Snell, además del novato nipón Roki Sasaki, fueron para la lista de lesionados poco después de arrancar la temporada. Varios relevistas cayeron de igual manera. El equipo campeó con sus abridores, pero el cuerpo de relevista regaló muchos juegos que debieron ser ganados, por mi cuenta, no menos de 15. De haberlos vencido, los Dodgers habrían disfrutado del mejor primer lugar de todas las divisiones de la Liga Nacional. Clasificaron y lograron superar casi siempre a los Padres, cuyo mánager tampoco parece ser tan eficiente. Hablo de una persona que los Cardenales despidieron hace unas temporadas. Ese desenvolvimiento de los Padres les valió a los Dodgers, en buena parte, quedar de líder del oeste de la nacional. Creo que el rendimiento de Freddie Freeman y de Will Smith, además de la monstruosidad del muy útil Shohei Ohtani, y del pitcheo de Yamamoto, Emmet Sheehan y el veterano Clayton Kershaw ayudaron mucho a que la nave logrará salir bien a flote. El resto ayudó, vi a un tremendo Miguel Rojas al campo y al cubano Andy Pages con rachas productivas al bate, aparte que tiene un brazo que no permite que los corredores alcancen una base más. Ohtani (ver foto abajo) es mi candidato para MVP una vez más, lanzó bastante bien en su retorno como serpentinero y al bate produjo muchos XBH incluido 55 jonrones.
En esa división vi una cosa rara, a mitad de temporada, Arizona se deshizo de dos buenos bates, como son el venezolano Eugenio Suárez y el canadiense Josh Naylor. Ambos reforzaron al Seattle, campeón al final de la división oeste de la Liga Americana. Sin embargo, el Arizona quedó muy pegadito de los equipos que lucharon por el último lugar del comodín en la Liga Nacional. El llamado front office de Arizona debería ser despedido realmente. Era para que ese conjunto se hubiera reforzado y no aflojado dos piezas claves. Ni que hablar de los Rockies de Colorado, un piquete que no garantiza mucho al campo, y a eso se suma las pocas ganas de gastar dinero de su dueño. Así no se puede ganar y esos conjuntos sobran en la MLB. Lo digo más ahora que, Rob Manfred quiere dos equipos más para crear cuatro divisiones por liga. No creo que eso se revierta en calidad, dinero si llegará, los aficionados pagarán y la TV también.
En la Liga Nacional el equipo sorpresa fue el de los Cerveceros, los que jugaron a la pelota, jugaron a ganar y nada de esperar por el jonrón, era corriendo e inventando al campo. Esa es la pelota y no solo la de los largos batazos. Su pitcheo fue muy eficiente, mejor que el de sus rivales, y no me extrañaría que los Cerveceros terminaran en la Serie Mundial. En esa división, hubo pelea, los Cachorros armaron otro buen conjunto y jugaron bastante estable, Cincinnati los siguió y logró incluirse como último comodín. El mérito es del equipo y de un señor de nombre Terry Francona (ver foto abajo), mánager que si sabe ganar con el equipo que le pongan. Le llaman Tito como su padre, el que jugó en la profesional cubana, y sabe inspirar y manejar a sus piezas. Así lo hizo con el Boston, luego con el Cleveland y ahora con el Cinci.
En el Este de la Nacional todos daban a los Mets como los vencedores, siempre en pelea muy pareja con los Bravos de Atlanta y los Filis de Filadelfia. La nómina de los neoyorquinos presentaba un one-two-three de alto nivel ofensivo, Francisco Lindor, Juan Soto y Peter Alonso, pero una cosa es la nómina y otra es el juego en el terreno. Los Filis, como ya es costumbre, se presentaron con una novena muy ofensiva, donde Kyle Schwarber (ver foto abajo), el raro primer bate, por su poder y lentitud a la hora de correr, se desbordó bateando cuadrangulares, un total de 56, ofensiva que unida a la que proporcionaron Trea Turner, Bryce Harper, Alex Bohm, Nick Castellanos y el receptor Realmuto, podían liquidar al pitcheo adversario. Ganaron la división, pero van sin su as de pitcheo, Zack Wheeler, a la post temporada. Los Mets quedaron eliminados en el último juego de la temporada cuando los Marlins los vencieron 4-0, increíble, pero cierto. Los Bravos tuvieron sus bajas por lesiones, entre ellos el venezolano Ronald Acuña Jr. y el antesalista Austin Riley, y no pudieron dar batalla contra los Filis y tampoco a los Mets y a los Marlins.
Así que los Cerveceros y los Filis quedaron sembrados para iniciar la post temporada después de la eliminación de los comodines, en la que los Dodgers en casa se enfrentarán al Cinci y los Cachorros de Chicago contra los Padres de San Diego.
En la Liga Americana hubo su sube y baja, así como sorpresas inesperadas. En la división Este todo el mundo le va siempre a los Yankees de Nueva York. Tienen nómina para sus jugadores al campo y sus lanzadores. Nuevamente no veo que Aaron Boone sea su mánager. Ha durado mucho en el puesto y hasta ahora, no serie mundial, y hasta en una ocasión quedaron fueron de la post temporada, pero el dueño Hal Steinbrenner y el mánager general Brian Cashman insisten en dejarlo, pues allá ellos. Los Yankees, no me extraña, tuvo sus subidas y bajadas en la temporada, al final quedó en segundo lugar superado por los Azulejos de Toronto, que jamás pensé ganarían esta fuerte división. Tampa empezó lento, luego se levantó y llegó a estar en la segunda posición por encima de los Medias Rojas de Boston, pero después del juego de las estrellas aflojaron. Creo que algunos movimientos que hicieron no los benefició, se portaron algo parecido al Arizona. Los de Boston, sin mucha bulla, fueron subiendo. Dos ex lanzadores de los Medias Blancas ayudaron mucho en ese desarrollo, el zurdo Garrett Crochet (G-P 18-5) y el derecho Lucas Giolito (G-P 10-4). El cubano Aroldis Chapman (foto abajo) volvió a brillar con su velocidad y sus juegos salvados (32). La decepción de la división fue la de los Orioles, equipo que en la anterior temporada demostró su fuerza al bate acoplado a un pitcheo de calidad. Ahora no fue así, las lesiones afectaron bastante. Tampoco entendí la razón de cambiar a Anthony Santander a los Azulejos. Es cierto que el venezolano se lesionó y no fue de mucha utilidad para el Toronto, pero la lógica indicaba que había que preservarlo en ese conjunto. A mitad de temporada se deshicieron de Cedric Mullin, un jardinero que siempre quisiera tenerlo en mi equipo. No obstante, esta fuerte división llegó a clasificar a tres equipos para el play off, Azulejos, Yankees y Medias Rojas.
La división central de la Liga Americana fue nuevamente muy peleada. Hubo dos equipos enfrascados en la batalla inicial, los Tigres de Detroit y los Reales de Kansas City, con sus rachas por parte de los Mellizos. Los de Cleveland estaba alejaditos de la cima al término de la primera mitad del campeonato, pero sin mucha bulla, fueron ascendiendo y ganando juego tras juego, y al final le hicieron la gracia al Detroit, los que quedaron en el segundo lugar de la división y a punto de ser eliminados de su clasificación para la post temporada. Les ayudó que los Astros de Houston, ocupante del segundo lugar de la división Oeste de la Liga, tuvieran un final desastroso de temporada, con rachas de varias derrotas, de lo contrario el Detroit habría visto la post temporada por la TV.
Los Astros no comenzaron bien, pero luego lograron encaminar la nave por la senda de la victoria. Jeremy Peña tuvo tremenda temporada, Altuve eficiente como siempre, pero los Astros perdieron dos de sus mejores bates por lesión, el cubano Yordan Álvarez y el mexicano Isaac Paredes. Su pitcheo no fue que se comportara a gran altura, excepción Hunter Brown y Jason Alexander, además del relevista dominicano Brian Abreu. A mitad de temporada se reforzaron con Jesús Sánchez de los Marlins y el regreso de Carlos Correa proveniente de los Mellizos, pero no bastó. Los Mariners de Seattle no le perdieron pie ni pisada a los Astros, los que estuvieron en la cima buena parte de la temporada. Scott Servais había sido despedido como mánager del Seattle el pasado año y sustituido por Dan Wilson, el que llevó la nave a la victoria en esta versión de 2025. El receptor Cal Raleigh (ver foto) disparó 60 jonrones, una gran ayuda ofensiva junto a otros como Julio Rodríguez, el cubano Arozarena, y los refuerzos ya mencionados de Naylor y Eugenio Suárez. El pitcheo estuvo a buena altura. Seattle será un equipo difícil de vencer y no me extrañaría una serie mundial a base de Cerveceros y Marineros.
Dije que seguía a los Medias Blancas de Chicago, lo hago de siempre, pues es equipo, donde participan varios cubanos. Su dueño tiene calambre para meter la mano en el bolsillo, así que ahora hay una versión escolar de equipo de Grandes Ligas, donde hay su talento. El torpedero Colson Montgomery es una figura para seguir, hay algunos lanzadores que con un poco más de experiencia serán puntales en el equipo. De los cubanos, otra temporada decepcionante de Luis Robert Jr., el que tuvo menos lesiones en esta temporada, pero bateó muy poco. Ya no le ve ese brillo al campo y allá la gerencia que quiere canjearlo por un botín de oro. Es más, no creo que muchos equipos se interesen ahora por adquirirlo. Miguel Vargas mostró más poder al bate en esta campaña, mientras que me gustó el tacto y disciplina al bate del cienfueguero Edgar Quero. Los de Chicago tuvieron una segunda mitad de temporada aceptable e inesperada. Habrá que ver que piezas adquieren en este invierno o que canjes hacen para lograr tener una novena de cuidado.
En cuanto a peloteros, deseo hacer constar el desempeño del antesalista de los Guardianes, el dominicano José Ramírez (foto arriba), un peloterazo de pie a cabeza, fildea, batea y corre como el mejor, es, de hecho, el alma de la novena de Cleveland. Decepcionante ver a un lanzador de la eficacia del joven derecho Paul Skenes (foto abajo), terminar la temporada con promedio de ,500 (G-P 10-10). Ese muchacho es un fenómeno y está perdiendo parte de su carrera, como le pasó al jardinero Mike Trout con los Angelinos, militando en un equipo que no mejora, como es el caso de los Piratas de Pittsburgh.
“Ud. no puede vencer a quien nunca se rinde.” Babe Ruth
El pasado sábado 6 de septiembre sucedió algo inconcebible. Lanzaba el japonés Yoshinobu Yamamoto por los Dodgers contra los Orioles de Baltimore en su patio, el Camden Yards. El nipón vino esa noche que cortaba, al extremo de llegar al out 26 sin permitir imparable alguno, pero como decía Yogi Berra, aquí no se acaba hasta que no se acaba, y eso fue lo que sucedió. Jackson Holliday le enganchó una equivocada de Yamamoto y puso la bola al otro lado de las cercas, la pelota recorrió 362 pies. Se rompió el cero hits cero carreras, pero había entonces ventaja de 3-1 a favor de los Dodgers, el asunto era sacar el out 27 y sanseacabó.
Personalmente no soy mánager, pero he visto mucha pelota, creo que Yamamoto podría haber sacado el out 27 después del jonrón, no había nadie en base y el riesgo era mínimo, el que su mánager aumentó al traer a un relevista lesionado y que no ha lucido en esta temporada, el derecho Blake Treinen.
Inimaginable, Treinen permitió doble, pelotazo y dos bases por bolas, y propició la entrada de la segunda anotación de los Orioles, dejó las bases llenas y el mánager recurrió a un hombre que había botado 7 juegos en calidad de cerrador, el zurdo Tanner Scott. Así que sacó a un derecho, realmente podrido esa noche, pero trajo a un zurdo para lanzarle al derecho boricua Emmanuel Rivera, el que se ajustó y logró conectar sencillo al central, empujador de la carrera del empate y de la victoria. Semejante desastre no recuerdo haber visto.
Culpo al mánager por sus errados movimientos, repito, podría haber dejado al nipón terminar el juego, nunca debió haber traído a un lanzador que está fuera de órbita en estos momentos como el zurdo Tanner Scott, más para lanzarle a un bateador derecho.
Ah, pero los hay muy muy para descargar la culpa sobre el cubano Andy Pages, el que en el momento del jonrón patrullaba el jardín derecho. Él tenía, según algunos fanáticos, que convertirse en una especie de supermán y atrapar la pelota del otro lado de las cercas para salvar el No-No. El pinareño no es negro, pues de lo contrario le vendría bien aquello que el totí carga las culpas. Hay que ser injusto, pero Ian Quillen de MLB.com amablemente ha aclarado que ni Pages ni Batman le habrían llegado jamás a ese batazo.
Reproduzco lo que reportó este comentarista: “Los aficionados que no conocen bien el Camden Yards- e incluso los que lo conocen muy bien — pudieron haber visto la repetición del jonrón de Holliday asombrados al notar que Pagés se detuvo algunos pies del muro. Pero el ángulo de la cámara engaña un poco. Varios encargados del terreno de los Orioles que trabajaron en la sección el sábado confirmaron el domingo que la bola cayó en una baranda negra (vista abajo) al frente de las sillas entre el bosque central y derecho, ubicada casi cuatro pies atrás — y posiblemente a 18 pies de altura — del borde de la cerca sobre la caseta de los encargados del terreno. Eso significa que la bola de todas maneras hubiera estado bien fuera del alcance de Pagés si hubiera saltado”.
Creo que a buen entendedor estas palabras bastan. Así que, a buscar otros culpables en un equipo con una raquítica ofensiva en la actualidad, donde los lanzadores abridores están realizando buenas faenas sin el apoyo de anotaciones y de un bull pen que tiene mucho que mejorar.
“La mejor forma de mejorar tu pitcheo es trabajar con tu mente.” Walter Johnson
Hace unos días veía un programa sobre béisbol en YouTube, donde la figura principal era el ex-lanzador cubano Liván Hernández, otrora pelotero en las Grandes Ligas, y algunos recuerdos me vinieron a la mente, así como algunas reflexiones sobre su utilidad en cualquier equipo de Liga Mayor.
Eisler Liván Hernández es hermano de otro grande del montículo, Orlando “Duque” Hernández, cuyo padre, Iván “Duque” Hernández, fue un pelotero muy versátil en Series Nacionales. Orlando le lleva 10 años a Liván. Al padre de ambos le vi jugar bases del cuadro y lanzar en equipos capitalinos, y en los Azucareros. Con estos últimos, tuvo su mejor temporada como lanzador en la Serie de 1972-73.
Bien, el villareño Liván y el habanero Orlando, ambos decidieron dedicarse al pitcheo. El capitalino debutó en 1986 con los Industriales, pero le vi jugar realmente a partir de 1987 cuando integró al equipo de Ciudad Habana en la serie selectiva de ese año, pero a Liván le vi solo en videos, pues ya no estaba en Cuba. Mis familiares y amistades hablaban maravillas de Liván, del dominio y control de sus lanzamientos, de una recta aceptable, en fin, todo lo mejor. Realmente cuando le vi lanzar en video me confirmó todo lo que me habían dicho.
Liván lanzó en solo 3 series nacionales y 2 selectivas. En sus estadísticas hay algo que llama la atención, 30 juegos completos de 46 iniciados, con 5 lechadas. Había debutado en circuitos cubanos con solo 17 años. Según él afirma, jugaba la antesala en los juveniles, pero se dio cuenta que había algunos mejores en esa posición como Omar Linares, Lázaro Vargas entre otros, por lo que a sabiendas de lo que poseía en su brazo se inclinó por el pitcheo.
Luego le seguí más de cerca, desde 1997, cuando Liván fue MVP de la post temporada de la Liga Nacional y luego de la serie mundial de esa temporada. Ganó sus 4 juegos lanzados, dos en el play off y los restantes en la serie mundial. Liván tuvo PCL de ,84 en el play off, mientras que decayó algo en la serie mundial, pero, así y todo, ganó y puso a su equipo en la cima.
El cubano lanzó para 9 equipos en 17 temporadas en las Mayores. No recuerdo que se haya ausentado por lesión de larga duración, ni necesidad de cirugía Tommy John. Completó 50 partidos, algo que ya no es costumbre. Recuerdo que en una ocasión le preguntaron a su mánager Frank Robinson con los Nacionales de Washington, cómo era que el cubano podía completar tantos juegos, a lo que el legendario jardinero-director de equipos respondió: “así lo enseñaron y aprendió en Cuba, empieza y termina su juego”.
Liván no era de tener una recta muy veloz, pero como dijera un analista, él tira rompimientos a velocidades por debajo de 90 MPH, lo que marea al bateador, por lo que cuando lanza su recta y está ronda los 90, el hombre al bate sale cruzado.
Otra característica, ser bateador aceptable, capaz de poner la bola más allá de las cercas. En su carrera bateó 50 XBH, incluido 10 jonrones y 85 empujadas, pero eso ahora no cuenta, a no ser que quieran surgir nuevos Ohtani en el béisbol.
Lo importante es la durabilidad del lanzador, su capacidad para completar juegos, algo que hoy en día se ha convertido en una rareza. Extraño es no ver que el fenómeno tal o más cual del pitcheo sale lesionado y se pierde hasta dos temporadas recuperándose. Lo pienso y lo creo, mucho tiene que ver el entrenamiento, obviamente, también el entrenador, quien probablemente no sepa cuidar los brazos de los lanzadores a su cargo. Esa enfermedad es de ahora, en la década de los 50 pude ver lanzar a hombres como Warren Spahn, Whitey Ford, Bob Turley, Don Larsen, Clem Labine y otros muchos más, los que completaban juegos y la temporada, señal que tenían buen entrenamiento y cuidado en su brazo.
Liván en cualquier equipo de las Mayores puede ser una guía útil para los serpentineros, le sobra experiencia, la que no tienen muchos entrenadores en la MLB. Hablo de Liván, pero creo que hay otros lanzadores latinos con experiencia que podrían ayudar al respecto. Son los casos de Pedro Martínez y Bartolo Colón entre otros.
No sé si algún miembro de los front offices de equipos de la MLB se leerá mi propuesta. Espero que alguno lo lea y recapacite. Denle lugar a estos lanzadores como entrenadores, y pongo a Liván en la línea avanzada, pues sé que ese trabajo lo podrá hacer con la debida disciplina y aporte sustancial.
“Uno debe entrar a un estadio de igual manera que entra en una iglesia.” Bill Lee (1946 ex lanzador zurdo en la MLB
Hay que transportarse a la época anterior a 1971 para tener una descripción de cómo era el gran estadio del Cerro entre 1946 y 1970, parque que visité cuando tenía apenas 3 años, recuerdo haber admirado el verdor de su césped, la combinación de colores que hacía con el área lisa sin yerba y su iluminación. Tampoco me olvido de la gritería de los aficionados, estadio lleno de habanistas y almendaristas, muy pocos simpatizantes del Cienfuegos y el Marianao.
Algo más del estadio, las gradas techadas estaban a lo largo de las líneas de los jardines derecho e izquierdo, con las preferencias detrás del home. Había también gradas del sol inmediatas a la cerca del jardín derecho. En los jardines izquierdo y central no había gradas, sí muchas vallas con anuncios publicitarios, una parte sobre la cerca en el jardín izquierdo.
La entrada en 1959 valía 80 centavos y 40 en las gradas del sol, en preferencias había que pagar 1,20 pesos, los niños acompañados de adultos no pagaban. También había entrada gratuita para niños, sin compañía de adultos, los domingos, pero para sentarse un área limitada en lo alto del lado izquierdo del estadio. Estuve una vez en preferencias con un tío venido de Nueva York, las butacas eran relativamente cómodas, nada que ver con las duras que existían en el 2010 cuando volví a visitar al estadio por última vez. También uno podía alquilar por 10 centavos un asiento metálico con espaldar para poderse sentar en las gradas.
El estadio de aquella época de los años 50 tenía su folclor, desde que uno entraba escuchaba la canción “Take me out to the ball game” en variante instrumental hasta que comenzara el juego. Las discusiones entre los “sabios” del béisbol eran acaloradas, pero medidas. Los vendedores de quiniela y apostadores no faltaban, estaban por doquier. No faltaban los vendedores del buchito de café, costaba 5 centavos. Había un moreno, achinado, que vendía perros calientes, todo un sabio del juego mismo de béisbol. Cuando los fanáticos criticaban a los árbitros, él los defendía. Decía cosas, así como “ellos están al lado de la jugada, se pueden equivocar, pero menos que todos Uds.” La otra figura simpática era el espigado Faustino Zulueta, más conocido como bicicleta, el recogedor de pelotas, siempre corriendo de un lado a otro tras la pelota que picara de foul.
La lluvia hacía acto de aparición cuando uno menos lo deseaba, si era fuerte, el juego se detenía y enseguida se tendía una lona que cubría todo el diamante, lo mismo que uno ve en los terrenos de béisbol de Grandes Ligas. Siempre se trataba de que el juego llegara a la quinta entrada. Si terminaba con lluvia en ese capítulo, se podía suspender el juego y el público para su casa, pero si se suspendía antes y por lluvia, había que devolverles el dinero de la entrada a los aficionados.
Con el pasar de los años, a partir de 1962, muchas cosas desaparecieron, como fueron las sillas metálicas y la lona grande para proteger el diamante de la lluvia. El folclor popular no se perdió, mientras que los apostadores estaban ahí. Fueron muchos peloteros sancionados por apuestas. El área de calentamiento en el jardín central desapareció cuando se reconstruyó el estadio en 1971. Hubo la “genial” idea de situarla soterrada y aledaña al dugout del equipo. Los mismos lanzadores y receptores no tardaron en quejarse. El ambiente cerrado no era el mejor para el calentamiento; que se sepa, en Grandes Ligas no hay estadio con esa área de calentamiento prácticamente cerrada. Por lo que se volvió a antes de 1956 y se reinstauró el calentamiento de los relevistas por los lados del terreno.
Ahora vamos a la pizarra. Tres años después de mi primera visita cuando niño, cuando ya conocía los números, veía como cambiaban la anotación en la pizarra. No me fijaba mucho en el conteo, pero sí cuando un equipo anotaba carrera. El cambio era manual, la pizarra era una más, parecida a otras en los EE. UU.
La pizarra estaba en el jardín central, montada sobre una baranda de mampostería, la que tenía un poco más de un metro de altura, mientras que el cuerpo de la pizarra, cálculos propios, pasaba de los 6 metros. Probablemente no llegaba a 10 metros entre baranda y pizarrra en total, pero andaba próximo a esa cifra. La distancia entre la pizarra y el home era de 400 pies. A partir de 1957 se instaló el área de calentamiento de los relevistas en el mismo jardín central mediante una cerca metálica para separarla del terreno de juego. Supongo que hayan movido la pizarra hacia atrás, pues la distancia por esa zona no varió, o sea del home a la nueva cerca metálica. Anteriormente los lanzadores calentaban en un área aledaña a la línea de foul y a su dugout. Cuando se instaló la cerca en el central, los lanzadores desde allá al montículo venían en un pequeño jeep, el cual también desapareció en los años 60.
Jonrones por el jardín central hubo varios desde ese entonces, a los lanzadores les encantaba fildearlos del otro lado de la cerca, pero ninguno de esos tablazos pasó por encima de la pizarra. Hubo verdaderos jonronazos en ese parque, los más recordados son los de “Borrego” Álvarez por el jardín izquierdo, el de Tony “Haitiano” González por el derecho en 1959, pelota que cayó en la parte alta de las gradas del sol y se fue a la calle, y el descomunal de Luke Easter en 1959, el que sí se fue por encima de las gradas del sol. A los más viejos los oía hablar de enormes jonrones de Roberto Ortiz. En la llamada Serie Especial de 1970, recuerdo uno kilométrico por el left center de Armando Capiró.
En juego oficial no hubo jonrón por encima de esa pizarra. No me enojo si alguien me corrige, pero sí puedo decir que hubo uno en juego de entrenamiento de la preselección nacional al torneo cuadrangular de México 1968. No tengo la fecha exacta y estoy lejos de la Biblioteca Nacional, donde sí podrían estar las copias de los diarios de la época. Sucedió en 1968 una vez finalizada la VII Serie Nacional (1967-68) ganada por el Habana dirigida por Juan “Coco” Gómez.
El batazo, único que conozca, fue obra de Eulogio Osorio como hombre proa de su equipo en la preselección. ¿Saben quién fue la víctima? Nada más y nada menos que Manuel Alarcón. Osorio era buen bateador, un experto en el toque de bolas, buen tacto y algún poder para llevar la pelota lejos en los jardines, bateaba muchos dobles, pero no fue un jonronero.
Así son las cosas, lo interesante fue que Alarcón no lanzó más después de ese juego. Comenzó a quejarse de dolores, hernia discal, intervención quirúrgica, por lo que no pudo hacer la selección a México, ni tampoco lanzar en las siguientes series nacionales. Pudo lanzar un par de entradas en la XI Serie Nacional, después, nunca más.
“El béisbol es ballet sin música y drama sin palabras.” Ernie Harwell (cronista deportivo estadounidense)
Creo oportuno hablar de ese batazo, el más largo conectado por el jardín izquierdo en el Estadio del Cerro, luego Latinoamericano. Sí, fue por el jardín izquierdo como dije en un comentario anteriormente fuera de este blog. Sucedió el miércoles 29 de octubre de 1958, juego entre el Habana y el Cienfuegos. Lanzaban Pedro Ramos por los elefantes y René “Látigo” Gutiérrez por los leones.
Nelson Varela del Diario de la Marina (1958), nos relata como fue el batazo. En la cuarta entrada, con dos hombres en base, “Haitiano” González en segunda y el antesalista John Goryl en primera, y dos outs, fue que el slugger pinareño botó la pelota por el izquierdo. Dicho así, no parece nada, pero fue mucho para los que lo vieron. El Látigo le lanzó una bola sobre la zona baja, pero por el centro, y allá va eso. Salió de línea a una altura de un poco más de tres metros y medio, pero a enorme velocidad. En la que forma que iba la pelota parecía que chocaría con las cercas, pero fue levantando altura a cada décima de segundo. Willie Tasby defendía el jardín izquierdo del Habana y se quedó mirando como la bola se iba por encima de los rótulos de la publicidad comercial en lo alto de ese territorio. Algunos aseveraron que la pelota había caído en la calle Pedroso, pero me parece exagerado. Del estadio a esa calle hay que caminar. Tampoco es de creer que la bola haya llegado rodando hasta allí. Sea como sea, fue el más largo por el jardín izquierdo en ese estadio.
Hay un detalle que recuerdo y fue la narración del batazo por Felo Ramírez, quien se emocionó en extremo desde que la pelota fuera conectada y se «llevara la cerca».
En otra entrega hablaré de batazo por encima de la pizarra del antiguo estadio del Cerro. Hubo uno solo que recuerde y no en juego oficial, pero dejemos eso para otro momento.
Ese juego concluyó 3-0, lechada para Pedro Ramos y derrota para el Látigo. Así que bien habrían podido organizar una fiesta en Pinar del Río. A continuación, el box score del memorable juego:
Nota: Asombra ver a Forrest Jacobs (2B) como octavo en la alineación, señal que estaba mal al bate. Miguel Ángel González le dio la baja pocas semanas después.
“Los zurdos no deben jugar la tercera base, porque les dificulta tirar la bola rápidamente a primera.” Frase popular en el béisbol
En béisbol, la posición del lanzador zurdo generalmente no se recomienda para jugar en la segunda base, tercera base, campo corto ni la receptoría por varias razones tácticas y de estrategia.
Los que juegan la intermedia y el campo corto necesitan moverse rápidamente hacia la línea de foul o hacia la tercera base, para así poder hacer un tiro efectivo a primera base. Aquellos que lanzan a la zurda enfrentan dificultades en movimientos rápidos hacia estas bases, especialmente en jugadas como robos o doble plays, donde la rapidez y la precisión en el tiro son cruciales.
Los cátchers deben recibir lanzamientos y también lanzar rápidamente a diferentes bases, principalmente a segunda y tercera en intentos de robo. Un zurdo en esa posición es desventajoso. Los receptores generalmente no pueden ser zurdos para lanzar porque la posición y la dinámica del juego hacen que sea mucho más difícil y poco práctico para un receptor zurdo, el que tendría que ajustarse a una postura que no les ayuda a cubrir el plato de manera eficiente ni recibir los lanzamientos con comodidad. Lanzar a la derecha facilita los tiros a las bases con más rapidez. El receptor zurdo tendría que girar o cambiar su postura para lanzar con su mano izquierda, lo que puede disminuir la velocidad y precisión del tiro en comparación con un receptor diestro.
El antesalista requiere un brazo fuerte y preciso para disparar a primera base en batazos por esa zona. La distancia del tiro a la inicial es más larga que desde la segunda. Los zurdos no tienen la ventaja de que a pelota vaya por su lado natural, lo que puede complicarle el tiro en jugadas rápidas o de presión.
En resumen, no hay una regla que prohíba que un infielder, excepto el inicialista, o un receptor sea zurdo, la estructura física del puesto, la dinámica del juego y la tradición obligan que casi todos ellos sean diestros.
Dada toda esta explicación, me permito hablar sobre un antesalista cubano, muy eficiente, el que jugaba de siempre la tercera base. Se trata del matancero Carlos Morán Benavides, nacido en 1878, bateador y lanzador zurdo, el que medía 168 cm y era hermano de otros dos peloteros, Ángel y Francisco. Los Morán tenían algo de asiático, por lo que a Carlos se le conocía como el chino.
Su debut en el béisbol cubano fue en 1899 con el conjunto de San Francisco, siempre como antesalista, en el que se mantuvo hasta 1900-01, temporada esta en la que alternó faena con el Almendares. Las siguiente dos temporadas las jugó con el Fe (1902-03)[1] y el Habana (1903-04). En la de 1902-03 fue colíder en dobles (3). Al Fe regresó para jugar entre 1904 y 1909. En ese período, fue líder en carreras anotadas (18) y slugging (.352) en la temporada de 1906; líder en juegos jugados (30) y bases robadas (15) en 1907; y colíder en carreras anotadas (23) (empatado con Rogelio Valdés) en la temporada de 1907. Entre 1909 y 1913 jugó en las filas del Habana, liderando el departamento de carreras en la temporada de 1910-11 (26) y 1912 (32). Sus últimas dos temporadas fueron con el Fe (1913-14) y el San Francisco (1915-16).
También jugó en la pelota cubana de verano con los conjuntos de Punzo (1904), Alerta (1905-1906), Rojo (1907) y Carmelita (1908).
Morán era hombre de tacto, ideal como primer bate en aquella época, carente de poder al bate, además de ser veloz en el corrido de las bases. Bateó sobre los .300 en 6 temporadas de la Liga Cubana, en 4 de ellas de forma consecutiva. En la temporada de 1913 promedió ,393. En 16 temporadas en la liga invernal cubana tuvo línea ofensiva de ,282 ,430 ,317, con 43 XBH (0 jonrón), 147 impulsadas y 191 bases robadas.
Fuera de Cuba jugó para los Cuban Stars of Havana en la Liga de Color Independiente, primero en la temporada de 1906, posteriormente regresó y se desempeñó en la antesala de igual conjunto entre 1910 y 1914. En 6 temporadas la línea ofensiva fue de ,271 ,341 ,357, con 30 XBH, 48 remolcadas y 12 bases robadas.
En su carrera defendió la antesala en 546 partidos, lo cual parece ser todo un récord para un pelotero de la mano equivocada. Como jardinero jugó en 46 desafíos, una vez en la intermedia y en otra en el campo corto. Las estadísticas defensivas de este pelotero están incompletas. No obstante, seamheads.com reporta un promedio de fildeo de ,895 con 57 doble plays y 255 errores como defensor de la antesala en su labor en todas las ligas en que se desenvolvió.
¿Cuándo y dónde murió Carlos Morán? No hay información. Fue exaltado al salón de la fama del béisbol cubano en 1945.
Figueredo, Jorge S. 2003. Who´s who in Cuban Baseball 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson, North Carolina-London. pp. 63-64
Riley James A. 1994. The biographical encyclopedia of the Negro Baseball Leagues. Carroll & Graf Publishers. NY, p. 567
Esteban Romero 9 julio 2025
[1] Riley (1994) informa de una suspensión de Carlos Morán en 1902 en Cuba, pero no aporta detalles, solo agrega que la misma no fue obstáculo para que el Chino fuera exaltado al Salón de la Fama de Cuba.
“Un triunfador es aquel que practica hasta el cansancio diariamente a fin de concretar sus logros.” Joe Torre (exjugador y director en la MLB)
La noticia a uno lo coge por sorpresa, más a sabiendas de la edad de este ilustre pelotero cubano. Eran 73 años, fallece el gran Pedro Medina Ayón el 21 de julio de 2025, un receptor muy integral, ya que bate en mano era insuperable, no por su poder, sino por su oportunidad de conectar con hombres en base y a la hora buena. Lástima que no tenga o no exista el RISP de este receptor-inicialista, el que bateaba a la derecha y era como un poste de altura, medía 188 cm.
Había nacido en Guanabacoa el 19 de diciembre de 1951 y desde temprana edad estuvo rodeado de peloteros experimentados en su barrio, incluyendo a su tío, el lanzador Andrés Ayón, todo un destacado en la pelota mexicana. Medina conoció y vio dirigir a Ramón Carneado, al que consideraba el mejor de todos los tiempos. Todo ese tesoro de experiencias a su alrededor, además de sus condiciones físicas, le ayudaron para llegar a convertirse en uno de los receptores cubanos más recordados en series nacionales, selectivas y como integrante de las selecciones cubanas a eventos internacionales y regionales.
Medina se dio a conocer en la serie nacional juvenil de 1970, la que ganara el equipo las Villas en juego decisivo contra el Habana por cañonazo del lanzador Héctor Olivera Sr. Luego vino el campeonato mundial juvenil en Maracaibo, Venezuela (1970), y Medina junto a Albertico Martínez y Leonardo Vila fueron los encargados de defender la receptoría.
Aquel equipo cubano, dirigido por Mayito Salas, era de un nivel extraordinario. ¿Quieren saber el resto de la nómina? Cuadro: José Ramón Cabrera 1B, Alfonso Urquiola 2B, Ángel Almanza 3B, Gabriel Ventura SS,Adolfo Borrell, Enrique Aballí, Osvaldo Paumier. Jardineros: Miguel Acosta LF, Roberto Salazar CF, Osvaldo Farías RF, Pablo Díaz. Lanzadores: Héctor Olivera, Bernardo “Navajas” González, Ricardo Ramos, Alberto Brito, Sergio “Noche Oscura” Ferrer, Juan Riscal.
Si bien los pitchers cubanos dominaron a sus adversarios con juego de hasta 0 hits 0 carreras sobre novenas que nada tenían que hacer en ese torneo, la ofensiva no se quedaba atrás, donde dos peloteros se destacaron bate en mano. El primero fue Gabriel Ventura, tercer bate del equipo, y el otro fue el mismo Medina, el que estuvo como sexto en la alineación hasta que pasado los primeros juegos, Monguito Cabrera era bajado en el orden al bate y Medina aparecía como cuarto, turno al bate conseguido por su slugging, incluido algunos cuadrangulares. El guanabacoense era noticia con Ventura casi a diario en ese campeonato, el que la selección cubana supo bien ganar, con una rivalidad y equipo también de cuidado como el de Venezuela.
Medina debutó con los Industriales en la XI serie nacional (1971-72). Integró el equipo como receptor de reserva, ya que el regular era Lázaro Martínez. Ese conjunto dirigido por Juan “Coco” Gómez fue una decepción. La aplanadora azul fue relegada por dos equipos que jugaron mucho mejor, Azucareros y Mineros, con sonrisa para los primeros en serie extra de 3 juegos a ganar 2.
Vino una nueva estructura, le llamo caprichito de muy arriba, por encima de la misma Federación, y la Habana y Oriente presentaron tres equipos cada uno. La Habana podía resolver, pero para los orientales fue mucho pedir. Así Medina integró como cátcher regular al equipo Habana dirigido por Jorge Trigoura, conjunto que hizo su mejor esfuerzo y quedó en segundo lugar a 3 juegos de diferencia del campeón Industriales dirigidos por Pedro Chávez. Aunque Armando Capiró del Habana fue la sensación ofensiva, disparó 22 jonrones e impulsó 74, Pedro Medina tuvo un buen comportamiento ofensivo y defensivo.
Una temporada después el Habana se llevó el banderín aventajando al otro equipo de la provincia, los Constructores, por 5 juegos. Medina fue el receptor regular de los triunfadores y ente importante en la victoria de su equipo. Esta fue la última temporada de un equipo todo Habana, el que reunía peloteros de todos los municipios incluida la capital. En la temporada de 1974-75, el primer campeonato abreviados de 39 juegos, surgieron los Metropolitanos en sustitución del Habana, en los cuales Medina jugó como regular detrás del plato hasta 1976-77. En lo sucesivo, se convirtió en un ídolo de los Industriales, mientras que en las Selectivas jugaba con la selección Habana. Medina fue azul hasta su retiro en 1988.
En 17 series nacionales fue líder en dobles (14) en la XVI Serie Nacional (1976-77),y nuevamente (15) en la IV Serie Selectiva (1978); líder en bases por bolas recibidas (42) en la VII Serie Selectiva (1981), también en la XXI Serie Nacional (1981-82) (58), colíder (51) (empatado con Pedro José Rodríguez) en la XXIII Serie Nacional (1983-84), y líder (36) en la X Serie Selectiva (1984) (36). Fue primero en carreras anotadas (35) y jonrones (13) en la XI Serie Selectiva (1985). En ese período, su línea ofensiva fue de ,295 ,416 ,483 con 460 XBH, incluido 221 jonrones, y 869 impulsadas. A la defensiva, ,987 con 93 pasboles, además de coger robando a 331, noveno cátcher de todos los tiempos en captura de estafadores.
Por su labor destacada temporada tras temporada, Medina integró 13 veces la selección nacional de mayores a eventos internacionales y regionales, como fueron: Juegos Centroamericanos- Medellín (1978), Habana (1982) y Santo Domingo (1986); Juegos Panamericanos- San Juan (1979), Caracas (1983) e Indianápolis (1987); Campeonatos Mundiales- Italia (1978), Japón (1980), Habana (1984) y Holanda (1986); Copas Intercontinentales- Habana (1979), Edmonton (1981) y Bélgica (1983). Todo el mundo recuerda el jonrón de 1981 cuando con dos outs y una carrera abajo en el marcador contra los estadounidenses, Medina de emergente disparó cuadrangular que empató el juego, partido que a la postre se perdió y con ello el título de ese torneo.
Quiero detenerme en ese torneo y en otro, en el cual no llegó a participar. Servio Borges mantuvo a Albertico Martínez como regular en esa copa intercontinental. No se niega la calidad defensiva de Albertico, pero su ofensiva no era comparable con la de Medina, un hombre que vio sentado en el banco buena parte de ese torneo. Borges se excedió en esa Copa, llevó a su pariente o cuñado, Francisco Javier Carbonell, como reserva de cuadro, un hombre que era reserva de cuadro en el equipo de las Villas en Series Selectivas, y para completar, sentó a Medina y le dio a su receptor, Albertico, la posición de regular. Bien podría haber puesto a Medina a abrir los juegos y cerrar defensivamente con Albertico. El otro torneo fue el de otra copa intercontinental, también en Edmonton, la de 1985, escuadra cubana que José Miguel Pineda dirigió. Medina había ido en la preselección del equipo a Canadá, poco después Pineda lo mandaba saludable de vuelta a la Habana. Llevaba a Juan Castro de regular, Pineda quería también a Pedro Luis Rodríguez en el equipo, pero para desgracia, Pedro Luis fue sancionado. Pineda, de todas formas, envió a Medina de vuelta y trajo a Orestes Kindelán como segundo receptor, primera incursión del oriental en evento internacional. No le resto mérito al Tambor Mayor, pelotero que igualmente admiré, pero no llegué a entender la forma en que todo se desarrolló, hablo del envío a casa de Medina.
A su retiro, Medina comenzó a trabajar como entrenador, labor que realizó en Cuba como en Italia. Precisamente a mediados de los años 90, el que suscribe se encontró con Medina en el aeropuerto de Maiquetía en Venezuela. Sin pensarlo mucho, fui a saludarlo. Resulta que él venía de Italia, con escala en Caracas, rumbo a la Habana. En mi caso, venía de congreso científico-técnico en Florianópolis, Brasil e iba a la Habana por unas tres semanas. Sabía, viviendo en Roma, que él estaba entrenando a peloteros italianos, por lo que le pregunté si iba de vacaciones a la Habana. Me dijo que lo habían llamado y que había un runrún para dirigir a los Industriales. Me confesó que la propuesta no le gustaba nada, sabía que era mucha responsabilidad ante una afición tan exigente como la capitalina. A la llegada a la terminal 2 en la Habana, la terminal 3 todavía no existía, seguimos hablando en espera de las maletas. Francamente, una persona muy chévere en el trato, le deseé éxitos al despedirnos.
No se equivocaba Medina, fue nombrado director de Industriales, equipo que dirigió entre 1995 y 1998, tres temporadas. En la primera logró el título para su equipo (G-P 41-22 ,651). En esas tres campañas su equipo ganó 121 y perdió 95 (,560).
Medina regresó a Italia. En 1997 dirigió al conjunto azzurro a la Copa Intercontinental en Barcelona (1997). Luego, en Italia, dirigió al conjunto de Grosseto entre 2003 y 2005.
Al gran campeón solo me queda desearle que descanse en paz. Puede vivir tranquilo, su nombre y su juego en el terreno no será olvidado por una afición que siempre le admiró.
“Las series mundiales se juegan para ganarlas.” Mookie Betts (pelotero Dodgers Los Ángeles)
Como es sabido Cuba tuvo varios equipos en Ligas Independientes y Ligas Negro durante la primera mitad del siglo XX. Eran circuitos donde los peloteros negros eran aceptados. Ni soñar con jugar en Ligas Menores asociadas a las Grandes Ligas en ese entonces. La situación comenzó a cambiar terminada la segunda guerra mundial y aparecieron nuevas ligas regionales o estatales, una de ellas fue la Liga Internacional de la Florida creada en 1946. Se llamaba Internacional al darle cabida a un equipo con sede en la Habana, los Havana Cubans. El resto de los conjuntos tenían sede en Miami, Fort Lauderdale, St Petersburgo y Tampa. La liga inició con clase C y se convirtió a B en 1948.
La presencia de los Havana Cubans en la liga indicada era un aliciente estival para los aficionados cubanos, los que así podrían ver varias figuras estadounidenses en acción y poder medir, a su vez, la calidad de los peloteros cubanos. El equipo fue inicialmente propiedad compartida al 50% de George P. Foster, estadounidense residente en Cuba, y el resto compartido por Baldomero Acosta y el siciliano Joe Cambria. Poco después Foster vendió su parte a Clark Griffith, propietario de los Senadores de Washington en la Liga Americana, para de esta forma, los Havana Cubans se convirtieran en sucursal del conjunto mencionado (Figueredo 2003).
Oscar Rodríguez, el hermano de José (el conocido hombre goma), fue el primer director de este equipo, con el cual se mantuvo a lo largo de cinco temporadas, en las que los Havana Cubans quedaron en primer lugar, pero no nos confundamos, una cosa es quedar en primer lugar durante la temporada regular y otra es quedar campeón, título que se le concede al equipo que logre ganar la serie extra o de play off.
Oscarito llevo al conjunto al primer lugar en la temporada de 1946, con ventaja estreñida sobre los Smokers de Tampa, equipo al que tuvo que enfrentarse en la etapa final donde fueron derrotados con balance de 2 victorias y 4 derrotas. En esta temporada hay un nombre que es indispensable mencionar, el debutante lanzador zurdo y tunero, de Puerto Padre, Rafael Rivas Ávila, el cual ganó 27 juegos, 4 derrotas y PCL 2,23.
La rivalidad de los Havana Cubans con los Smokers continuó en la siguiente temporada. Nuevamente los de Cuba al frente en la tabla de posiciones, mientras que los de Tampa perdían por promedio al registrar 3 derrotas más. A la final volvieron a llegar, pero esta vez los cubanos alzaron con la victoria y con pollona de 4-0. Conrado Marrero lanzó de maravillas, 25 victorias y 6 derrotas, fue el caballo de batalla de los campeones. El habanero Ernesto Morillas de los Flamingos de Miami Beach logró excelente G-P 23-9 (,719).
En 1948 los Havana Cubans repitieron, primer lugar en el campeonato regular y campeón en la final al vencer a los Smokers con 4 victorias y 3 derrotas. Los dos lanzadores más destacados de esta temporada fueron dos cubanos, Luis Alomá de los Cubans (G-P 19-6 ,760) y el trinitario Octavio Rubert de los Smokers (22-7 ,759).
Las cosas cambiaron en la campaña de 1949, los Havana Cubans nuevamente en el primer lugar, mientras que los de Tampa se ubicaban en la cuarta posición. En el play off ambos conjuntos vencieron en sus series particulares, por lo que una vez más se vieron las caras en la final. Uno de los lanzadores de cabecera del Tampa fue el quivicanero Oscar del Calvo, sobrino del grandesliga Jacinto Calvo. Oscar ganó 13 y perdió 11 (,550) e integró el trio de abridores del Tampa junto a Chet Covington y a Robert Swanson. El Tampa venció por espesa pollona de 4-0.
Un total de 101 victorias lograron los Havana Cubans en 1950 y se llevaron el primer lugar. El Sun Sox Miami le siguió los pasos y quedó a escasos 3 juegos de la cima. Ambos equipos vencieron en sus series. Los Cubans le devolvieron la pollona al Tampa (3-0) y el Sun Sox Miami derrotaba a sus vecinos Flamingos Miami Beach de igual manera. El pitcheo de los Sun Sox era de marca mayor: Laban Dean (24-11), el cubano Vicente López (20-6), Dick McCoy (16-5) y el habanero Arturo Seijas (14-8). El de los Havana Cubans no era muy inferior, pero sus registros fueron inferiores a los anteriores: Moaín García (14-9), Tony Lorenzo (18-10), Limonar Martínez (10-4), Jiquí Moreno (16-4) y Sandalio Consuegra (8-2). A la ofensiva los cubanos tenían como destacados en esa temporada a Roberto Estalella (,301) y Roberto Fernández Tapanes (,299). Así y todo, el Miami venció por pollona de 3-0.
Hasta ahí duró la supremacía de los Havana Cubans. En lo sucesivo, no clasificó más para play off y Oscar Rodríguez no dirigió más al equipo terminada la temporada de 1950, algo injusto. Oscarito era mánager ganador, siempre lo demostró, pero era bastante subestimado. Se fue con 5 primeros lugares consecutivos, dos campeonatos y dos subcampeonatos.
Un quinto lugar logró Adolfo Luque dirigiendo a los Havana Cubans en 1951, temporada que ganaron los Santos St Petersburgo. En la siguiente temporada, Fermín Guerra fue el timonel de la nave cubana, Nuevamente repitieron en la quinta posición. Fue en esta temporada, en la que jugaron peloteros negros en el conjunto cubano, entre ellos los matanceros Ángel Scull y Silvio García. Al parecer, no estaba aún permitido que los afrocubanos o afro estadounidenses jugaran en esta liga. Ciertamente paradójico, Jackie Robinson había debutado en la Liga Internacional (AAA) en 1946 y luego lo hizo en la Liga Nacional un año después, o sea hubo que esperar 6 años después que varios jugadores negros jugaran hasta en Grandes Ligas para que la liga de la Florida permitiera el juego de peloteros afro.
Para 1953, otro cambio de mánager en los Havana Cubans, Armando Marsans, temporada en la que el equipo quedó el sótano.
Así y todo, los Cubans cambiaron de nombre y de lugar, se comenzaron a llamar Havana Sugar Kings, aunque todo el mundo seguía llamándoles los Cubans. El conjunto se ubicó en un peldaño superior, la Liga Internacional (AAA), cuando ocuparon el vacío dejado por los Cachorros de Springfield una vez terminada la temporada de 1953. El equipo con sede en la Habana tuvo a Bobby Maduro como su gran organizador y se convirtió en sucursal de los Rojos o patirrojos de Cincinnati. En esa liga usualmente mayoreaban los conjuntos de Canadá, las Hojas de Arce (Maple Leaves) de Toronto y los Reales de Montreal.
El debut de los Cubans en 1954, dirigidos por Regino Otero, fue aceptable, (G-P 78-77 ,503), y ocupó la quinta posición. Entre las figuras destacadas estuvo el receptor Rafael Noble, el cual disparó 25 dobles para liderar ese departamento. El derecho Jim Melton fue el mejor lanzador (14-9 ,609).
Una temporada después los Cubans sorprendían con un tercer lugar superado por los dos equipos con sede en Canadá, pero en la primera serie quedaron eliminados por el Toronto (4-1). Figueredo (2003) nos da un detalle interesante. Conrado Marrero logró 5 lechadas entre las 7 victorias alcanzadas, todas en casa, ya que el Premier, por razones desconocidas, no viajaba con el equipo y se limitaba a lanzar en la Habana. A la labor de Marrero hay que agregar la del panameño Patricio Scantlebury (13-9) y la de los venezolanos Emilio Cueche (12-10) y José Bracho (9-5). El mayor aporte ofensivo vino del boricua Nino Escalera, los venezolanos Pompeyo Davalillo y Luis “Camaleón” García, y del oriental cubano Asdrúbal Baró.
Las cosas cambiaron en 1956 y no para bien. Los Cubans comenzaron dirigidos por Regino Otero, pero luego fue sustituido por Napoléon Reyes. El conjunto cayó a un sexto lugar. Los peloteros destacados de temporadas anteriores como Davalillo, Camaleón García, Asdrúbal Baró y Rafael Noble fueron canjeados o dados de baja, y realmente los sustitutos no dieron la talla. Triste ver cómo un conjunto se desvanece cuando comienza el trapicheo de los canjes. Las notas satisfactorias fueron los 16 jonrones conectados por Ultus Álvarez, y el pitcheo de Raúl Sánchez (10-6).
La temporada de 1957 fue más de lo mismo, sexto lugar, con la satisfacción de ver debutar a lanzadores como Orlando Peña y Miguel Cuellar, mientras Ultus Álvarez despachaba 18 cuadrangulares, dos más que en la campaña anterior. En sentido general, el equipo ofensivamente no fue nada del otro mundo y su pitcheo hizo lo mejor que pudo.
Napoleón Reyes fue sustituido como mánager de los Cubans a mitad de temporada de 1958 por Tony Pacheco, pero eso no evitó que el equipo se hundiera en el sótano de la liga. El zurdo camagüeyano Rodolfo “Rudy” Arias logró lanzar juego de cero hits cero carreras en 7 entradas frente a las Alas Rojas de Rochester el 18 de agosto de 1958. Los lanzadores más destacados fueron Cueche, Peña y Cuellar, mientras el pinareño Rogelio “Borrego” Álvarez conectaba 25 jonrones y rompía la marca de 18 de Últus Álvarez en esta franquicia.
Llegó la temporada grande para el equipo con sede en la Habana, fue en 1959, esta vez guiado por Preston Gómez. En el conjunto había figuras jóvenes, los que después mostraron su calidad en las Grandes Ligas, como fueron los casos de Leonardo Cárdenas, Octavio Rojas, y Haitiano González y Borrego Álvarez más sólidos y consistentes al bate, los que unidos a la experiencia de Davalillo, Daniel Morejón, Carlos Paula, Elio Chacón, Larry Novak, y al pitcheo de Raúl Sánchez, Ted Wieand, Walt Craddock, Pedro Carrillo y Emilio Cueche, ayudaron a que el equipo alcanzara un tercer lugar por segunda vez en su trayectoria desde 1954 y pudiera participar en el play off programado.
Da pena decirlo, pero baseball-reference.com no da los resultados del play off de 1959. Ni idea de cuál es la causa de esa autocensura. No obstante, tengo los resultados, ya reportados en un artículo de 2020 (ver en fuentes) y los reproduzco brevemente una vez más.
El primer lugar fue ocupado por los Bisontes de Buffalo, los que contaron con la ofensiva del cubano Francisco “Panchón” Herrera, el que se llevó la triple corona de bateo de la liga. El segundo puesto fue para los Jets Columbus, a continuación, los Havana Sugar Kings, y los virginianos de Richmond en cuarta posición. En el play off, los de Richmond vencieron 4-1 a los Bisontes, así el primer lugar de la liga quedó eliminado, mientras los Sugar Kings despachaban a los de Ohio por pollona de 4-0. Así quedó preparada la escena para que el Richmond, sucursal de los Yankees de Nueva York, se enfrentaran en la final con los cubanitos, filial del Cincinnati. Los detalles tendrán que buscarlo en la publicación ya mencionada, pero resumiendo, los Sugar Kings se impusieron 4-2 y adiós al título para la sucursal de los Mulos del Bronx.
El equipo cubano venía inspirado y salió a ganarlo todo en el terreno. Era como si le hubieran puesto bujías nuevas. Lamentable que un sitio de tanta seriedad profesional como baseball-reference.com omita los detalles de estas series extra de 1959, las anteriores están ahí.
La pequeña serie mundial de 1959
De 1904 a 1960 se jugaron 44 veces las pequeñas series mundiales (junior world league series), 26 de las cuales habían sido ganadas por los campeones de la Asociación Americana. Un equipo muy competitivo fue el de los Molineros de Mineápolis, el cual había vencido por pollona al conjunto de los Reales de Montreal en 1958. Al año siguiente vencieron a los Vigilantes de Dallas-Fort Worth, lo que les proporcionó otra nueva incursión en este tipo de serie mundial. Esta vez sería frente a los Sugar Kings de la Liga Internacional. Nuevamente, los detalles de esta serie pueden encontrarlo en una publicación del que suscribe de 2020.
Así que daré información breve para no ser repetitivo. El equipo de Mineápolis traía en su nómina a peloteros que luego brillaron en las Grandes Ligas, entre ellos el gran Carl Michael Yastrzemski, Gene Mauch, los lanzadores Ted Wills, Tom Borland, Chet Nichols, y el torpedero John Goryl entre otros.
El primer juego se disputó el 27 de setiembre de 1959 en Mineápolis y fue victoria para los Sugar Kings con anotación de 5-2, juego ganado por el eficiente Ted Wieand. El siguiente partido los de Cuba fueron derrotados por la mínima 6-5 cuando tanto el abridor Miguel Cuellar como el relevista Tite Arroyo fallaron en sus empeños. El tercer juego estaba programado para jugarlo en Mineápolis, el frío se presentó implacable y el partido fue aplazado para jugarlo el 1 de octubre en la Habana, el que se fue a extrainning y los Sugar Kings lograron ganar al dejar al conjunto visitante en el terreno. El siguiente juego fue por el estilo, 11 entradas, sencillo de Daniel Morejón que trajo a Elio Chacón con la carrera de la victoria.
El Mineápolis reaccionó el 3 de octubre y se llevó el triunfo 4-2. Los lanzadores de los rivales de los Sugar Kings estuvieron a gran altura en este partido. Un juego después los Molineros volvían a ganar y emparejaban la serie a 3 victorias. Hubo lluvias y el decisivo fue pospuesto para el 6 de octubre. Fue un partido en el que ninguno de los dos rivales quería ceder. Los Molineros se fueron arriba 2-0 hasta que en el octavo los Sugar Kings empataron el partido, dejando todo listo para la novena y decisiva entrada, en la que el lanzador Raúl Sánchez anotó desde segunda por sencillo por el centro del terreno de Daniel Morejón, y guste o no, el equipo de casa se coronó campeón.
Es justo reconocer la labor de todo el equipo y de su mánager Preston Gómez, así como la labor ofensiva de Ray Shearer, el cual integró al conjunto a última hora después de la suspensión disciplinaria de Carlos Paula.
En 1960 los Cubans, dirigidos por Tony Castaño, comenzaron la temporada con idea de repetir el triunfo, aunque el equipo había cambiado algo, el Haitiano ya no estaba y su puesto fue cubierto por Lou Jackson. La sede estaba en el aire, la MLB estaba a punto de despojar a los Cubans de la misma, la que ocurrió finalmente en junio de 1960. Más detalles y sus causas encontrarán en otro artículo en las fuentes. Los Cubans se convirtieron en los Jets de Nueva Jersey con un nuevo director, el conocido Napoleón Reyes. Todo esto fue preámbulo de lo que vendría meses después para prohibir el béisbol y el deporte profesional en Cuba en 1961.
«La producción de tabaco en Cuba tiene una rica y compleja historia que se remonta a varios siglos.”
El tema es sobre la influencia del sector tabacalero en el desarrollo del béisbol cubano, el cual llegó a ser el segundo país en el mundo en su práctica, excelencia y expansión en el área de América Central y el Caribe. La historia no tiene nada que ver con la actual situación de depauperación económica y beisbolera del país. Después de 1962 sucedieron muchas cosas y la peor de todas fue abolir el profesionalismo en el deporte, donde la pelota fue la primera que sufrió del antojo y capricho de su mandamás.
La pelota cubana surge en medio de la era colonialista. No era que las autoridades españolas no vieran con recelo a este deporte, por cierto, muy americano. El fútbol era el deporte más visto y practicado hasta que la pelota comenzó a meterse aquí y allá, para ir cambiando las cosas. Sucedía que los parques con juegos de pelota no eran en esos entonces muy concurridos, y ahí fue cuando los tabacaleros se dieron cuenta de la importancia de apoyar al béisbol local.
Una medida decidida por los trabajadores del sector fue trabajar los lunes y los jueves en la mañana para así poder asistir a los juegos del campeonato en curso. Esta decisión tuvo una enorme influencia en el resto de la sociedad, pues no solo los tabacaleros comenzaron a asistir en masa, igualmente lo hicieron trabajadores de otros sectores.
Muchos peloteros destacados surgieron precisamente de la industria del tabaco cubana, como fueron los casos de Manuel Villa, Moisés Quintero, Paito Herrera, Rogelio Valdés, Pepín González, Nicolás Arriola, los peloteros y luego árbitros, Valentín González y Kiko Magriñat, “Manzanillo” Campos, Agustín y Quintín Bejerano, y la lista no puede terminar sin mencionar a Julio “Jiquí” Moreno.
Los tabaqueros también organizaron sus propios torneos, como los campeonatos inter-fábricas, del cual surgió un peloterazo como Orestes Miñoso, así como otros más.
También es justo hablar de cómo ese sector en Tampa ayudó al deporte nacional cubano. Esa región de la Florida tiene una historia importante en la producción de puros y la comunidad cubana ha jugado un papel clave en esta industria, generando una conexión entre el béisbol y el tabaco. Algunos fabricantes de puros, como J.C. Newman, crearon productos, como humidores con forma de casa de béisbol, para celebrar tanto el pasatiempo nacional como la industria de los puros. Esto demuestra la asociación del sector tabacalero de Tampa con el béisbol, y su conexión con la comunidad cubana del lugar.
Entre 1946 y 1954 se estableció una rivalidad entre los equipos de béisbol Tampa Smokers (Fumadores) y los Havana Cubans en la liga Internacional de la Florida. Los juegos entre ambos equipos usualmente tenían una concurrencia de no menos de 8 mil fanáticos el Plant Field de Tampa y de hasta 30 mil en el Estadio del Cerro de la Habana.
El presidente Barack Obama, muy informado sobre la relación histórica de Tampa con Cuba, tuvo la feliz iniciativa de propiciar un juego de béisbol durante su visita a la Habana en 2016, entre una selección cubana y la del Tampa, el cual se efectuó el 22 de marzo del año indicado.
Otro ejemplo es el de José González Pompez, quien huye a la Florida terminada la Guerra de los 10 años y establece una fábrica de cigarros en Tampa. Este cubano se casa con otra cubana, Loretta, con la cual tiene un hijo, Alex, nacido en 1890, el que regresa a Cuba con su madre en 1896 justo después del fallecimiento de su padre. Desde pequeño sintió vocación por el béisbol y ya desde joven comenzó su actividad como ejecutivo de equipos profesionales independientes o en las Ligas Negro. Por su condición de ciudadano americano, viajaba con frecuencia de Cuba a la Florida y viceversa.
En 1917 Pompez abrió una fábrica de cigarros en Manhattan, donde le puso un poco de sabor de juego de bolita y ambiente para políticos y artistas, pero su fuerte era la pelota, para lo cual tuvo estrechas relaciones con Abel Linares, hombre que dirigiera algunos de los equipos, en los que Pompez fungía como gerente. Sabía identificar a los buenos peloteros, por lo que no dudo en firmar en su momento a figuras como Martín Dihigo, Orestes Miñoso y al zurdo Luis Tiant padre
Muchos peloteros afrocubanos lograron y triunfaron jugando pelota fuera de Cuba gracias a la actividad de Pompez, la que se extendió al mundo de las Grandes Ligas con la desaparición de las Ligas Negro, lo que propició su trabajo como cazatalentos con la organización de los Gigantes, donde llegaron a sobresalir figuras como Monte Irvin, Hanka Thompson, Willie Mays, Willie McCovey, Orlando Cepeda, Juan Marichal y los hermanos Alou, casi todos firmados por Pompez.
Ni idea si de alguna manera se le ha rendido honor al mundo del tabaco en Cuba por su aporte al béisbol nacional. Sería un reconocimiento a un sector productivo cubano, el que hizo mucho por ese deporte que tanto amamos los cubanos.
“Los campeones no se hacen en gimnasios, los campeones surgen por algo que ellos llevan dentro, algo que los hace más profundos internamente, es un deseo, un sueño y una visión.” Muhammad Ali
De este evento internacional se ha hablado, pero no con todo detalle. Ya desde terminado el torneo comenzaron los fuegos artificiales por la victoria arrolladora del equipo cubano. Como de costumbre, desde entonces era hablar de que el triunfo era gracias al empeño de la revolución y que era primera vez que un equipo cubano asistía con varias figuras de todo el país.
A decir verdad, se dieron todas las condiciones para que desde febrero de 1961 la preselección se preparara bajo la guía de un grupo de reconocidos directores e instructores de la pelota cubana. Entre ellos estaban Reinaldo Cordeiro, Tony Castaño, Ramón Carneado, Juan Ealo, Pedro “Natilla” Jiménez y muchos otros más, pero ninguno de ellos alcanzó a dirigir o a auxiliar al director en el equipo que se logró seleccionar. Como mánager fue escogido Clemente “Sungo” Carreras, hombre con años de experiencia como mánager del Vedado Tennis Club en la Liga Nacional Amateur y del Almendares, donde previamente había servido como auxiliar. Las funciones de coaches recayeron sobre Roberto Ledo y Agustín Mayor.
Lo que si no es cierto es que este haya sido el primer equipo con peloteros del interior. Parece que Ibrahim Bull, Bernardo Cuervo, David y Charles Pérez, Conrado Marrero, Daniel Parra, Eliécer Álvarez, Edmundo Amorós, Ángel Scull, Rouget Avalos y otros más no eran de otras provincias. La noticia fue dada como un logro de lo nuevo que había comenzado en 1959.
El entrenamiento conllevó a la organización de juegos de exhibición de dos equipos, Oeste y Este, donde cosa extraña, jugaba Juan Vistuer como inicialista. Digamos que no pasa nada, eran juegos de práctica, y Vistuer, todo un profesional desde hacía rato, podía participar. No se trataba de partidos oficiales, solo de práctica. De hecho, Vistuer fue otro de los instructores de la preselección.
No todos los peloteros preseleccionados estuvieron practicando a tiempo completo, pues a la vez se estaba desarrollando el campeonato de la Liga Quivicán, el último, por cierto, en el que participaban peloteros como Alfredo Street, Rolando Pastor, José Miguel Pineda, Rafael “Cachirulo” Díaz, Pedro Chávez, Urbano González, Rigoberto Fuentes y otros más.
El 5 de abril de 1961 se anunció la nómina final del equipo, el cual contó con 18 peloteros, los que cito a continuación:
Director: Clemente Carreras (Vedado Tennis Club y Almendares) Auxiliares: Roberto Ledo y Agustín Mayor Receptores: Ricardo Lazo (Teléfonos) y Dagoberto Blanco (Bert Campaneris) Cuadro: Eladio Sauquet (Obras Públicas Santiago de Cuba), Urbano González (Unión Club Catalina de Güines), Jorge Trigoura (Teléfonos), Rigoberto Ángel Fuentes (Liceo de Güines), Raúl Ortega (Atlético Santiago de las Vegas), Antonio González. Jardineros: Pedro Chávez (Círculo de Artesanos y Federación Aérea), Rafael “Cachirulo” Díaz (Teléfonos), Mario González (Cubaneleco), Julio M. Fernández (Cubaneleco)
Lanzadores: José Miguel Pineda (Bancario y Parque José Martí) (z), Rolando Pastor (PNR y Mazorra), Alfredo Street (Teléfonos y Rayonitro), Ricardo Díaz Quesada (de las Villas), Enrique Pérez Chaviano (Cooperativa Almanza, Camagüey) y Jacinto “Cangrejo” Blanco Hasty (Mulos Nícaro) (z).
Un grupo de peloteros preseleccionados hicieron también el viaje. Era una precaución en caso de lesión de algún seleccionado. Estos peloteros fueron: el oriundo de San Ramón, Oriente, lanzador (z) e inicialista Emilio Vargas, los también lanzadores José Francisco Norat, Pablo Lavastida y Sergio M. Sánchez, el receptor santiaguero Edulman Cuevas, el inicialista Julio Portilla, y los jardineros Raúl Egües y Reemberto Socarrás.
Realmente el pitcheo era de primera línea y tenían un peloterazo, muy versátil, Dagoberto Blanco, el que después se hiciera famoso como Bert Campaneris, que entonces corría de home a segunda en 8,1 segundos, mientras que de home a primera lo hacía en 4,1 segundos. Sencillamente volaba en las bases. La ofensiva no se quedaba corta, Eladio Sauquet venía de jugar en Santiago con el equipo de Obras Públicas, donde bateó por encima de ,380. Pedro Chávez, Urbano González, Rigoberto “Tito” Fuentes, Mario González, José M. Fernández y Jorge Trigoura eran bateadores de cuidado.
Es cierto que iban a una serie mundial, donde EE. UU. estaba ausente, y los equipos de cuidado eran el de México y el de Venezuela. El resto no era que fueran fuertes ni nada por el estilo, pero uno nunca se puede confiar. El torneo se desarrolló entre el 7 y 21 de abril de 1961.
La serie contó con un total de 10 equipos, por lo que se crearon dos grupos. El A compuesto por Panamá, Venezuela, Costa Rica, Honduras y El Salvador, y el B con Cuba, México, Nicaragua, Guatemala y Antillas Holandesas (Aruba). Por supuesto, el B era el grupo más fuerte, ni idea de cómo se compusieron estos grupos, pero la intención era evidente, pongo dos fuertes y otro parecido en el mismo grupo para que algún que otro se elimine para la segunda fase, en la que participaron 6 conjuntos, los 3 primeros de cada grupo.
El debut del Cuba fue contra la representación de Antillas Holandesas, una verdadera masacre. Victoria Cuba 18-0 sobre Aruba (Antillas Holandesas).
Baterías: Cuba- Alfredo Street y Ricardo Lazo; Aruba- Ricardo Cantwood, Leonel Wilson, Crisno Angela y José Halmau. Jonrón: José Fernández (Cuba). Street concedió una base por bolas y permitió hits de Martin Hamlet en el segundo inning y doblete de José Halman en el octavo. Mario González fue el único cubano que no bateó de hit en este desafío.
El siguiente juego fue algo por el estilo. Victoria Cuba 16-0 sobre Nicaragua
Baterías: Nicaragua- Donal González, Ignacio Cruz, Ricardo Velázquez y Enrique Pérez; Cuba- José Miguel Pineda y Ricardo Lazo. Pineda ponchó a 13 bateadores, mientras Rafael “Cachirulo” Díaz, Jorge Trigoura y Pedro Chávez conectaban un jonrón per cápita.
La siguiente masacre. Victoria Cuba 25-0 sobre Guatemala
El Cuba estableció récord de más anotaciones en una entrada (11) en Serie Mundial Amateur. Los criollos batearon 7 cuadrangulares, Jorge Trigoura y Pedro Chávez dispararon dos cada uno, los restantes fueron de “Cachirulo” Díaz, Dagoberto “Bert” Campaneris y Mario González. Cachirulo impulsó 6 carreras en este desafío. Bases robadas: Antonio González y Julio M. Fernández. Por su parte, Ricardo Díaz de Quesada permitió 4 imparables, ponchó a 4 y concedió dos boletos.
Victoria de Cuba 11-1 sobre México
Rolando Pastor fue el lanzador por Cuba en este desafío, en el que permitió una carrera de los aztecas producto de 2 bases por bolas, infield hit y rolata a la segunda defendida por Tito Fuentes, el que tiró desviado a Tony González, con lo cual Roberto Cota anotó la única de México. Temprano llegó la respuesta del Cuba para anotar 4 carreras, dos de ellas producidas por otro jonrón de Pedro Chávez. Mario González bateó de 3-3 en este partido e hiló 12 veces consecutivas al bate conectando de hit. Pastor ponchó a 12 bateadores y concedió 6 bases por bolas. El lanzador derrotado fue Ricardo Loyo.
Así el Cuba arrolló a sus rivales y sus lanzadores permitieron una carrerita sucia a México, mientras que, del otro lado, fueron 70.
Llegó la segunda fase, los clasificados fueron México, Guatemala, Costa Rica, Venezuela y Panamá.
Victoria Cuba 13-2 sobre Guatemala
Enrique Pérez Chaviano fue el abridor por el Cuba, pero no tuvo la eficiencia de sus compañeros anteriores en el montículo, ya que sólo pudo cubrir cinco entradas, en las que permitió 9 imparables y permitió una carrera en la cuarta entrada. Sungo le aplicó la grúa en el sexto después de pelotazo y doblete, su relevo fue Jacinto Blanco. Así y todo, Pérez Chaviano se adjudicó la victoria. El Cuba marcó 5 en el cuarto, donde se incluyó jonrón de Tito Fuentes con dos en base. En el séptimo repitieron la dosis con otras 5 anotaciones, donde hubo sencillos de Chávez, Cachirulo y Trigoura, bases por bolas, wild, error y doble de Tito Fuentes. En el octavo Raúl “Güiro” Ortega conectó de hit, Julio M. Fernández lo llevó a tercera con doble y anotó con fly de sacrificio de Pedro Chávez. En el noveno, otras dos más por doble de Urbano González, error sobre batazo de Campaneris y sencillo de Fuentes, a quien poco le faltó para hacer el ciclo o la escalera ofensiva. Con las bases llenas y el lanzador relevista, Jacinto Blanco, al bate, el receptor guatemalteco, Rigoberto Martínez, se encargó de traer dos carreras más para home, una por passed ball y la siguiente por error en mal tiro de él mismo. Jacinto Blanco ponchó a 3 en la sexta entrada después de permitir la segunda carrera de Guatemala, mientras que en el séptimo dio escón de ponches, o sea seis K consecutivas.
Los siguientes juegos fueron victorias para el Cuba, al vencer a Panamá 12.-3, mientras que en el decisivo derrotaba a la selección mexicana 13-1 con Pineda en el montículo. En uno de esos partidos, Campaneris botó la pelota con las bases llenas. El pitcheo cubano permitió apenas 6 anotaciones en todo el torneo.
La tabla final de posiciones fueron la siguiente:
El jardinero Julio M. Fernández lideró los departamentos de carreras anotadas (20), imparables (17) y bases robadas (5). Pedro Chávez lo imitó con igual número de hits y fue líder en impulsadas con 19. Mario González fue el líder de los bateadores al promediar ,500. Llama la atención de que los cubanos batearon de jonrón a su antojo, pero no lograron liderato, el que se llevó William Proutt (6) de Panamá. En el pitcheo, Pineda fue líder en PCL (0,5).
Acabada la justa, Clemente “Sungo” Carreras abandonó el equipo y no regresó a Cuba. Se sabe que Sungo continuó como mánager de equipos en la Liga Mexicana. Hubo otros que firmaron, pero todos regresaron a casa. Ellos fueron José Miguel Pineda, quien confrontó problemas con su brazo y decidió quedarse en Cuba, donde pudo destacarse como director de varios equipos en series nacionales y selectivas. Campaneris fue firmado por los Atléticos de Kansas City y fue un pelotero de mucho éxito en la Liga Americana. Rigoberto “Tito” Fuentes fue firmado por los Gigantes de San Francisco, conjunto al que llegó en 1965 y se mantuvo a lo largo de 9 temporadas, para después jugar con los Padres de San Diego, los Tigres de Detroit y en su última temporada (1978) con los Atléticos de Oakland. El otro que firmó fue el camagüeyano Enrique Pérez Chaviano, el que solo llegó a lanzar con los Gigantes Lexington (Liga de las Carolinas Occidentales) en 1963, donde tuvo G-P 2-3 (,400), dos juegos completos, PCL 4,09, WHIP 1,29 y 36 K en 66 entradas.
Casi todos los otros peloteros jugaron en Series Nacionales, algunos de ellos se marcharon años después como fueron los casos de Díaz de Quesada y Mario González. No he visto equipo, en el que hayan jugado Reemberto Socarrás, Pablo Lavastida y Sergio M. Sánchez. Si alguien posee alguna información sobre estos tres peloteros, será bienvenida y agradecida.
Fuentes consultadas
Anon. 1961. Un entrenamiento científico y sus resultados. Bohemia, 23 abril, p. 84.
Partido disputado en el Estadio del Cerro y con nóminas cubanas completamente
La temporada de 1960-61 fue la última de la pelota profesional cubana; a falta de peloteros americanos, no quedaba otra que efectuar un juego de estrellas a base de peloteros cubanos. Surgió la invención de un Almendares y Habana mejorados, el primero se reforzaría con peloteros del Marianao y el segundo con los del Cienfuegos. Era todo para mantener aquello de los eternos rivales. El Cienfuegos era el campeón de la contienda anterior y su mánager, Tony Castaño sirvió junto con Fermín Guerra de coach del mánager Miguel Ángel González, hombre que llevaba 8 años alejado de las actividades de dirección de equipos, aunque nadie niega su experiencia y sabiduría en el béisbol. Del otro lado, Regino Otero vino al frente del Almendares acompañado del también experimentado José María Fernández, entonces mánager del Marianao.
Como en otras ocasiones, no faltaron peloteros de reserva, esos que juegan banco regularmente y que no eran realmente estrellas. También algunas figuras legendarias y próximas a su retiro como Rafael Noble.
El atractivo del juego era ver lanzar a Camilo Pascual por el Habana reforzado. El estelar lanzador no tenía permiso para jugar, la gerencia de los debutantes Mellizos de Minnesota se opuso hasta que finalmente permitió que Camilo lanzara algunas entradas, nada de juegos completos. La mejor ocasión para su debut fue en este partido, el cual presencié de punta a cabo en el Estadio del Cerro.
En la primera entrada, Camilo lanzó algunas curvas de barril, de esas que parecen un arca de Noé, las que levantaban la exclamación del público. El oriundo de Lawton había ganado 29 y perdido 18 (,617) en sus dos últimas temporadas (1958-60) con un equipo débil como los Senadores de Washington, pero ya era todo un artífice de la curva. Así y todo, el siempre eficiente Ángel Scull le conectó de hit en conteo adverso, pero después retiró a los siguientes bateadores en 3 entradas, a la vez que ponchaba a 3. Tony Díaz abrió el cuarto inning y relevó a Camilo.
El Habana mejorado anotó en el mismo primer inning producto de sencillo de Octavio “Cuqui” Rojas, rolata de Leo Cárdenas, que llevó a Rojas a segunda, wild del abridor Miguel Fornieles y tiro desviado a tercera del receptor Alberto Álvarez, le dieron la entrada a home al hombre que a la postre resultaría líder de los bateadores. No recuerdo por qué Álvarez fue el receptor abridor cuando el Almendares mejorado tenía a Enrique Izquierdo y a René Friol, más experimentados que Álvarez.
En el sexto, el híbrido Habana/Cienfuegos abrió con hit de Rojas, llegó a segunda por wild de Andrés Ayón, base intencional a Valdespino y doblete de Panchón, empujador de Rojas, a la vez que situaba a Valdespino en tercera. El Haitiano González recibió otro boleto intencional, mientras Román Mejías bateaba fly de sacrificio, con el que Valdespino anotó la tercera del Habana mejorado.
El Almendares ripostó en la séptima entrada por doblete de Valdivielso y jonrón de Humberto Fernández, de emergente por Ayón, para anotar sus únicas dos carreras. Con el juego 3-2, Panchón despachó jonrón sobre los envíos del “Látigo” Gutiérrez. Así terminó el marcado, 4-2, victoria de Camilo Pascual y derrota para Miguel Fornieles.
Vean el box score abajo, observen que un total de 23 peloteros jugaban o jugaron en las Grandes Ligas, mientras que el resto se destacaba en clase AAA y en la Liga Mexicana.
Errores: Alberto Álvarez, Héctor Rodríguez; dobles: Ángel Scull, Panchón Herrera, José Valdivielso; jonrones: Humberto Fernández, Panchón Herrera; sacrificio hit: Pedro Ramos; sacrificio fly: Román Mejías; Cogidos robando: Scull, Álvarez, Zambrano; doble plays: Noble-Cárdenas-Noble, De la Hoz-Taylor-Amorós, Ayón-Valdivielso-Posada; wild pitch: Fornieles, Ayón (2); pelotazos: Ramos a Posada; Quedados en base: Almendares 8, Habana 7. Tiempo de juego: 2 horas 25 minutos. Árbitro: Guedes en home, Amado Maestri y R. García en las bases.
Llama la atención la ausencia en este juego de peloteros como Orestes Miñoso y Julio Bécquer, el que al final fue el líder en jonrones conectados en el campeonato (15).
Fuentes consultadas
Archivos personales del autor
Baseball-reference.com
Salamanca Bobby. 1961. Triunfó el mejor Habana 4-2. Hoy, 15 enero, p. 13.
“Es un honor ser seleccionado para el Juego de las Estrellas. No es algo que uno pueda dar por sentado.” Buster Posey (ex receptor Gigantes San Francisco)
Desde que se estabilizó la participación de peloteros extranjeros en la pelota profesional cubana se jugó el partido de las estrellas con un equipo integrado por norteamericanos, aclaro que siempre podía haber algún canadiense, y otro equipo de criollos. Fue el último juego de este tipo, pero no de las Estrellas, ya que en la temporada de 1960-61, la última, se jugó un partido con dos selecciones, una a base Cienfuegos y Habana, y la otra con Almendares y Marianao, con peloteros cubanos solamente. Los estadounidenses no pudieron participar al prohibírsele competir entonces en Cuba.
Este partido se disputó el miércoles 9 de diciembre de 1959 en el Estadio del Cerro, el mismo que años después se le llamara Latinoamericano. La primera bola fue lanzada, ¿no adivinan? El primer ministro Fidel Castro, el mismo que después catalogó como esclavos a los que practicaban este béisbol.
Por los extranjeros abrió el derecho Bobby Locke, pitcher debutante en 1959 con los Indios de Cleveland, y que rendía faena para los Tigres del Marianao. Locke participó en 9 temporadas en las Mayores, era abridor con algún que otro día de fiesta en las Mayores, dos lechadas de 16 juegos ganados. Por los cubanos abrió el estelar Camilo Pascual.
El box score del juego aparece abajo, pero me pregunto cuál fue la razón para que Sungo Carreras, mánager del Almendares, equipo campeón en la temporada de 1958-59, situara a José Valdivielso de segundo al bate y no haya utilizado a Leonardo Cárdenas en esa posición. Leo era ya entonces un bateador de cuidado. Tampoco la razón para poner a Tony “Haitiano” González de quinto, hombre que a la postre fue el líder de los bateadores del campeonato. Tony Taylor debió ocupar el segundo turno y el Haitiano tercero, luego Panchón Herrera, el inicialista, como cuarto, y Román Mejías en el quinto turno. Valdivielso se pintaba como torpedero y octavo bate, por debajo del antesalista Héctor Rodríguez y del receptor René Friol. Tampoco entiendo que pintaban Ossie Álvarez y Enrique Izquierdo como emergentes en ese equipo de estrellas, y que Orestes Miñoso no jugara en ese partido.
Los americanos no tenían a un torpedero natural en ese campeonato y se vieron obligados a llevar a Casey Wise, camarero regular del Marianao, a cubrir esa posición, mientras Marv Breeding jugó la intermedia. No sé quién dirigió a este equipo en el juego; es de suponer haya sido uno de los peloteros más experimentados en este campeonato, ya que todos los directores eran cubanos en los cuatro equipos participantes.
Como ven, Camilo fue castigado en la segunda entrada, más que todo debido a una escasa defensa. Esa entrada la abrió Demeter con sencillo y robo de segunda base, Altman recibió base y Tasby tocó por tercera, lance en el que Héctor Rodríguez cometió error para así llenar las bases. Spangler se ponchó, pero Dotterer conectó línea al izquierdo, la que podría haber sido atrapada por Mejías, pero no le llegó, así entraron dos anotaciones, y Tasby fuera puesto out tratando también de anotar. Locke siguió la fiesta con hit empujador del receptor Dotterer. Los cubanos habían marcado una en el primero producto de dos errores y hit de Panchón Herrera. En el sexto, Mejías conectó hit y anotó con largo triple de Héctor Rodríguez; la fanaticada se animó, pero de esa carrera no pasó, ya que Friol se ponchó, Ossie recibió base, pero Pedro Cardenal igualmente se comió una K. En el séptimo y lanzando el zurdo Rodolfo Arias, los americanos volvieron a la carga, donde se combinaron dos imparables, passed ball de Friol y error de Tony Taylor para anotar dos carreras, mientras que en el octavo, el gigante George Altman sonó doblete y su compañero de equipo en las Mayores y en Cuba, Don Eaddy conectó Texas impulsador de la sexta carrera. Sungo aguantó demasiado a Arias. Pedro Ramos lanzó escón de ponches en el noveno. Criticar a Sungo era cosa de cuidado, él salía a comerse el cronista que lo hiciera, pero se equivocó en ese juego. Orlando Peña y “Látigo” Gutiérrez también actuaron como relevistas. Sea como sea, la ofensiva de los norteamericanos se fue por encima al anotar 6 carreras.
En este desafío Pedro Cardenal se ponchó con las bases llenas y dos outs, lo que bastó para que la fanaticada le cayera encima y lo abucheara. Injusto, Tony Taylor se ponchó 3 veces, Mejías dejó pasar una bola que podía haberla fildeado.
Los cuatro árbitros fueron Amado Maestri en home, Guedes, García y De la Paz en las bases. No hay razón para omitirlos.
En los juegos de las Estrellas de 1957-58 y 1958-59 los cubanos habían vencido a los conjuntos norteamericanos, pero esta vez no sucedió. Que conste, los norteamericanos tenían costumbre de darlo todo en estos juegos.
“La actitud mental y la concentración son la clave para lanzar.” Fergunson Jenkins (ex lanzador canadiense en la MLB y miembro del Salón de la Fama)
Para quien no entienda sobre el tema, se llama juego perfecto cuando un lanzador cubre toda la ruta de las 9 entradas (se incluyen también partidos pactados a 7 capítulos, 21 outs) y no deja que bateador rival pueda llegar a primera base. Es sacar 21 o 27 outs de forma consecutiva. El 0 hit 0 carrera puede tener lugar cuando el equipo derrotado logra embasar hombres por bases por bolas, pelotazos o errores, pero no batea imparable y, lógicamente, no anota carrera.
En la pelota profesional cubana se llegaron a lanzar siete juegos de 0 hits 0 carreras. El primero en realizar esta hazaña fue Carlos Maciá del Almendares contra el Carmelita, partido que se efectuó el 13 de febrero de 1887 y concluyó con el abultado marcador de 32-0, Pude ver, por suerte, el que lanzó el derecho Tony Díaz al equipo Habana el 23 de noviembre de 1957, fue el último de este tipo en la profesional cubana. De ese partido algo que ayudó a la proeza del pitcher habanero fue un fildeo casi espectacular del jardinero central Ultus Álvarez. Como anécdota personal, un año antes vi la Serie Mundial de 1956 de punta a cabo, en la que el derecho Don Larsen lanzó el primer juego perfecto en estas lides contra los Dodgers de Brooklyn en el quinto partido de esa serie mundial. De siempre he simpatizado con los Dodgers, así que ya saben lo que sufrí viendo caer out tras out ese día.
En lides amateurs se lanzaron más juegos de 0 hits 0 carreras. En la Liga Nacional Amateur he logrado archivar y documentar un total de 20 partidos de este tipo, aunque hay reportado otros dos más por Marino Martínez, de los cuales no poseo información completa. El primer 0 hit 0 carreras en lides amateur fue el que lanzó Ramón Goizueta del Vedado Tennis Club contra el Atlético de Cuba el 6 de junio de 1915. El que más juegos de este tipo logró lanzar fue el estelarísimo Conrado Marrero, un total de 3, en estos circuitos.
En otras ligas amateurs, la Liga Social, solo uno logrado por Rigoberto “Ñato” Villarnovo en 1940 contra el Villa Roja Sport Club. Precisamente Villanorvo es el único en haber lanzado dos juegos de este tipo, pero en diferentes ligas, ya que el 23 de abril de 1944 vistiendo la franela del Vedado Tennis Club (VTC) pintó al Casino Español en el campeonato de la Liga Nacional Amateur. El juego perfecto no lo logró debido a dos errores de la defensiva del VTC. Puede que haya habido más juegos de 0 hits 0 carreras en la Liga Social, pero habrá que encontrarlos.
Si bien Tony Díaz había logrado el 0 hit 0 carreras como novato en 1957 en la profesional cubana, Luis Díaz, igualmente novato, pero del Atlético de Cuba de la Liga Nacional Amateur, dominó por completo al ADC. No logró el juego perfecto debido a dos errores de su receptor Orlando Sierra, uno por obstrucción y el otro en tiro a segunda base. Sin embargo, el mismo Sierra fue el hombre a la ofensiva al disparar 3 incogibles incluido doble y triple para ayudar a la victoria de Luis Díaz. ¡Vaya coincidencia! Ambos Díaz de apellido.
En la Liga Interprovincial, Dihigo Yanes de la Unión Sindical de Ranchuelo lanzó el primer juego de 0 hits 0 carreras en la historia de esta Liga el 4 de junio de 1944 contra el conjunto Central Vertientes, el que hasta a ese día, se hallaba invicto. El domingo 23 de junio de 1946 “Dinamita” Rivero del Vertientes le lanzó juego de 0 hits 0 carreras al equipo Esmeralda.
En la Liga Quivicán, me aparecen dos juegos, el primero de Kinko Rodríguez frente al Deportivo Rosario en la temporada de 1956-57, y el segundo de Eloy Allen, cuyos detalles no poseo. En la Liga Popular, registrados cuatro, el 10 de mayo de 1949, Emilio Cano, lanzador derecho del Santos Suárez, lanzó juego perfecto contra el conjunto de los Laboratorios Squibb, partido que finalizó 5-0. Este fue el primer juego perfecto en lides amateurs en Cuba. Cano lanzó otro 0 hit 0 carreras días después, partido que se extendió a 5 entradas, y el 17 de mayo lanzó de relevo una entrada inmaculada, para llevar la cadena a 15 escones sin permitir hits. Juan Ravelo (Guadalupe) contra el equipo Laboratorios Squibbs el domingo 31 julio de 1949, y Hortensio Prieto (Primera Poey) contra el Club Cuba en marzo de 1953.
En la Liga Popular Amateur, registrados cuatro. El 10 de mayo de 1949, Emilio Cano, lanzador derecho del Santos Suárez, lanzó juego perfecto contra el conjunto de los Laboratorios Squibb, partido que finalizó 5-0. Este fue el primer juego perfecto en lides amateurs en Cuba. Cano lanzó otro 0 hit 0 carreras días después, partido que se extendió a 5 entradas, y el 17 de mayo lanzó de relevo una entrada inmaculada, para llevar la cadena a 15 escones sin permitir hits. Juan Ravelo (Guadalupe) contra el equipo Laboratorios Squibbs el domingo 31 julio de 1949, y Hortensio Prieto (Primera Poey) contra el Club Cuba en marzo de 1953 se anotaron otros 0 hit 0 carreras.
En la Liga Juvenil debe haber habido varios juegos de No-No. Uno memorable fue el juego de Lino Donoso el 6 de mayo de 1944 contra el conjunto de la Academia Provincial. En ese partido el habanero ponchó a 21 bateadores y concedió 2 boletos.
Ha habido otros No-No en partidos de enfrentamientos particulares, como fue el lanzado el 4 de septiembre de 1949 por Nelson Campver del Cawy de Narcisa contra el Ciego de Ávila. Meses antes, el 7 de febrero del mismo año, Carlos “Patato” Pascual, jugando para los Talleres de Luyanó, logró 0 hit 0 carreras contra el equipo Guizasos. Patato ponchó a 11 rivales y concedió dos bases por bolas.
En la Liga Amateur Oriental, el primer No-No tuvo lugar en 1942, del cual no tengo detalles, mientras que el siguiente fue un juego perfecto logrado por Ibrahim La Rosa del equipo Luz de Oriente contra el conjunto Deportivo La Maya el domingo 22 de mayo de 1949. La Rosa ponchó a 7 bateadores rivales. Así que, de hecho, este fue el segundo juego perfecto lanzado en circuito amateur de mayores en Cuba. Lamentablemente no tengo datos biográficos ni fotos de este pitcher.
Llegaron las series nacionales, incluidas las selectivas en 1975-1995, donde hasta donde he podido excavar se han lanzado 64 juegos de 0 hit 0 carreras. Siempre habrá que quitarse el sombrero con el gran Aquino Abreu, con el equipo Centrales, el que logró lanzar dos juegos de este tipo de manera consecutiva. El primero el 16 de enero de 1966 contra Occidentales en el Sandino de Santa Clara (marcador 10-0), y un segundo el 25 de enero de ese año contra Industriales (7-0) en el estadio Latinoamericano de la Habana. En la MLB solo Johnny Van Der Meer ha logrado igual hazaña de lanzar dos No-No consecutivos. El cubano ostenta récord de una hilera de 19 entradas lanzadas sin permitir hit.
El oriundo de Lugareño, Camagüey, el derecho Juan Pérez Pérez, lanzó tres No-No, el primero el 22 de febrero de 1973, en el Cándido González de Camagüey, contra los Serranos de Roberto Ledo, juego que concluyó 7-0. El siguiente fue el 25 de abril de 1974 en el Guillermón Moncada de Santiago de Cuba. Fue un partido cerrado que concluyó 1-0. El tercero fue nuevamente en Camagüey, el 19 de enero de 1975, contra Citricultores con marcador final de 2-0.
Otros lanzadores con dos No-No, Rogelio García Alonso, los que logró en el curso de la XIII Serie Selectiva. El primero fue contra Camagüeyanos el 1 de marzo de 1987 en el estadio Cándido González y 21 días después, a Serranos (equipo campeón final), el 22 de marzo de 1987, en el estadio Capitán San Luis.
El derecho Freddy Asiel Álvarez lanzó su primer juego de 0 hit 0 carreras el 9 de noviembre de 2013 contra el Sancti Spíritus, el que concluyó 1-0. Otro No-No, pero de siete entradas, lanzó el 20 de agosto de 2019, o sea durante la LIX Serie Nacional Cubana, contra el equipo de Guantánamo, el que finalizó 3-0. Ambos partidos tuvieron lugar en el Estadio Sandino de Santa Clara.
Maels Rodríguez lanzó dos juegos de 0 hits 0 carreras, el segundo fue el 21 de marzo del 2003 contra la Selección Habaneros en el Estadio Latinoamericano en el marco de la llamada Super liga, primer torneo de este tipo. También tiene el mérito de haber lanzado el único perfecto en Series Nacionales, contra las Tunas, el 22 de diciembre de 1999 en el estadio “José Antonio Huelga” de Sancti Spíritus, el que finalizó 1-0, partido en el marco de la XXXIX Serie Nacional.
Así que la cuenta da tres juegos perfectos, uno en la Liga Popular, otro en la Amateur Oriental y el último en Series Nacionales. Son dos lanzadores con tres juegos de No-No, Conrado Marrero y Juan Pérez Pérez, mientras que Villarnovo, Emilio Cano, Aquino Abreu, Rogelio García Alonso, Freddy Asiel Álvarez y Maels Rodríguez han lanzado dos per cápita.
Hay lanzadores que han brillado en su carrera en Cuba. Sin embargo, no tienen No-No en estos torneos, lo que demuestra la dificultad para lograrlos.
Observen que aquí se habla de juegos de No-No lanzados en torneos cubanos, no aparecen aquellos lanzados por cubanos en ligas foráneas o en torneos regionales o internacionales. En este artículo no se ha dado la lista completa de No-No en la liga nacional amateur, la profesional cubana y las series nacionales por estar reportadas por otras fuentes que aparecen en la lista de la bibliografía consultada.
“Nunca permitas que las circunstancias de tu vida se conviertan en una excusa. La gente te lo permitirá, pero creo que tenemos la obligación personal de aprovechar al máximo nuestras capacidades.” Jim Abbott (ex lanzador zurdo en la MLB)
Revisando resultados del pasado, me encontré con un artículo que hablaba de la figura del pelotero de referencia, a quien el experimentado Abel Linares calificara como el mejor de aquellos tiempos (1882-1905).
El destacado Antonio María García Callaghan se inició en 1882 jugando la segunda base para el equipo Ultimátum (Nieto 2007), y no para el Almendares, como aparece en otra fuente. De hecho, su aparición debe haber sido en diciembre de 1882, pero Nieto logró aportar pocos box scores de ese mes, el primero que reportó con la presencia de García fue en el box score del juego entre Ultimátum y Caridad del 1 de enero de 1883, donde fungió como cuarto bate y camarero del primer equipo indicado. Sin embargo, el artículo de 1950 (ver abajo en referencias) habla que se inició en 1884 y lo hizo como inicialista, lo cual no es cierto. No se discute que haya jugado ese año y esa posición, pero su inicio fue en 1882-83. Como receptor se desenvolvió en la temporada de 1985-86, la que mejor jugaba, según Linares. En aquella época se recibía detrás del home a manos limpias. Defendió la intermedia en 1882-83, como ya se dijo, y luego desde 1885-86, posición que regularmente jugó. En 1888-89, vistiendo la franela del Habana, jugó la antesala, temporada en la que también defendió el campo corto, y que jugó como regular en 1894-95.
Vamos a los jardines, el izquierdo lo jugó en 1887-88, el central en 1891 y el derecho un año después. Como lanzador había debutado en 1885, pero esta faena la realizó asiduamente a partir de 1895. Como sabía tanto y tenía buena experiencia, fue director del equipo Fe.
Así que, si de versatilidad se trata, el inglés tiene el uno, por encima de otros grandes de la pelota cubana de todos los tiempos.
Al bate era eficiente, cuatro veces campeón de bateo, promedió ,448 con el Habana en 1888, con el Fe ,369 en 1889-90; ,362 con el Almendares en 1892, y ,385 con el Águila de Oro en 1892-93. Solo en 1885-86 tuvo un pobre desempeño ofensivo con el Fe, al extremo de ser situado como noveno bate en algunos desafíos.
Linares argumenta las razones para considerar al inglés como el mejor de su época. Era buen corredor, no solo en velocidad, pero por su inteligencia en el corrido de las bases. Tenía un potente brazo, lo que se llama un “machete”, bateador fuerte y seguro, excelente lanzador, el que tiraba rectas supersónicas, curvas y dominaba el cambio de velocidad, este último muy poco dominado por otros lanzadores en Cuba en ese entonces. En los jardines fildeaba con seguridad y con una sola mano. Nunca tuvo miedo de la pelota, a la hora de batear siempre le iba arriba.
Fuera de Cuba, Antonio María jugó para los Cuban All Stars (1900) y All Cubans (1904-1905) en torneos independientes en los EE. UU. Realmente su ofensiva, según la base de datos de Ligas Negro de Seamheads.com, no fue de consideración, ya estaba en el umbral del final de su carrera. Seamheads.com. Así y todo, Riley (1994) afirma que el cubano jugó para los Cuban Stars West entre 1909 y 1912, lo cual es dudoso, pues el equipo de referencia hizo su debut en ligas independientes/negro en 1914.
Respecto al apodo del Inglés, el profesor González Echeverría (2004) afirmaba que se debía por su fluidez en hablar el inglés, aparte de haber tenido buena instrucción. Según el autor mencionado, John McGraw visitó Cuba en 1889 y trató de contratarlo, pero el cubano no aceptó por sentirse bien económicamente en su país. Su segundo apellido, Callaghan, es de origen irlandés, viene apellido gaélico Ceallacháin, incluso hubo un monarca en la provincia de Munster en Irlanda de apellido Callaghan. No sé qué parentesco tenía el cubano con ancestros de Irlanda o Inglaterra.
Por sus méritos integró la primera decena de peloteros exaltados al Salón de la Fama del béisbol cubano en 1939. Antonio María había fallecido el 24 de julio de 1923 en la Habana.
Fuentes consultadas
Anon. 1950. Abel Linares consideró a “el Inglés” el mejor de todos los players cubanos de nuestro base ball. Hoy, 28 julio, p. 9
Figueredo Jorge S. 2003. Who´s who in Cuban baseball 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson, North Carolina-London. 414 p.
González Echeverría R. 1999 La gloria de Cuba, historia del béisbol en la isla. Editorial Colibrí, España, pp. 195, 456.
Riley James A. 1994. The biographical encyclopedia of the Negro baseball leagues. Carroll & Graf Publishers, New York. P. 303
Nieto Severo. Béisbol en Cuba hispánica. Editorial Científico Técnica, La Habana, 578 p.
“El béisbol es el deporte, en el que un hombre puede tener éxito al bate tres veces de diez y ser considerado un buen jugador.” Ted Williams
Esta información es original de Juan Francisco Prieto, probablemente el mejor cronista deportivo cubano en el siglo XIX, quien trabajaba para la revista “El Fígaro”. Años después otro ilustre historiador del béisbol cubano, Severo Nieto, rescataba la información y la publicaba en el diario Hoy del 29 de diciembre de 1948. Como llegó a mis manos, no me queda otra que darle vida a la noticia en este blog, pero haciendo saber la referencia exacta.
Comencemos, el juego se efectuó el 4 de febrero de 1886, cuyo árbitro fue Don Joaquín Rodes. El partido concluyó con pateadura de 16-0 a favor del Almendares, cuyo box score aparece a continuación.
Como se verá, en el partido jugaron Evaristo Cachurro, Gustavo Aróstegui, Domingo Álvarez, Antonio Pérez Utrera, José María Teuma, Francisco Salabarría, Manuel Cadaval, Adolfo Marín, Antonio María García e Hilario Severini por el Fe. De ellos solo tres, Aróstegui, el ambidextro Teuma y García, adivinaron los lanzamientos de Granados para conectar imparable. Lo más llamativo fue el saco de errores cometidos, 29 en total, donde Teuma llevó la peor parte con 11 marfiladas. Teuma y Marín aguantaron estoicamente como lanzadores el castigo rival.
El Almendares presentó en su alineación a hombres como Francisco Coca, Benigno Hernández, Ramón Hernández, Carlos Macía, Ricardo Martínez, Francisco Delabat, Wenceslao Gálvez Delmonte, Ramón García y Alfredo Arango. Coca, Martínez y Ramón García batearon 3 imparables cada uno del total de 19 que conectaron los almendaristas. Sólo en el segundo y sétimo capítulos hubo paz para los del Fe. Este juego concluyó a las 16:17 de la tarde, el que había comenzado a las 14:03.
“Dado que el tiempo en el béisbol se mide solo en outs, todo lo que tienes que hacer es luchar por la victoria, batear, mantener el rally vivo y así habrás vencido al tiempo.” Roger Angell
En la jornada inaugural de la Liga Nacional Amateur el 9 de abril de 1915 en el Almendares Park, los equipos Atlético y Progreso se enfrascaron en juego que duró igualmente 20 entradas, el que a la postre resultó en victoria de 8-7 del Progreso.
En lo que respecta a la liga profesional cubana, son dos los juegos más largos de este circuito desaparecido en Cuba en 1961. El primero tuvo lugar el 3 de febrero de 1924 entre Almendares y Habana. El partido duró 18 entradas y al final estos equipos quedaron abrazados a 4 carreras. Isidro Fabré, de relevo por Jesse Winters, lanzó por el Almendares en 17 entradas y permitió una sola carrera al Habana, esta en la cuarta entrada. Eran las 10 de la mañana cuando Fabré salió al rescate, el Habana en ese momento había fabricado racimo de 3 carreras, donde hubo doble de Bartolo Portuondo. La cuarta entrada se inició con hit de Pop Lloyd al central, toque de sacrificio de Papo González y por bola ocupada a tercera y luego impulsado a home. El Almendares ripostó con 3 en el cuarto, y en el quinto vino el empate, donde intervinieron sencillos de Fred Henry y el alemán Krueger, el que mató la entrada en corrido atrevido a home. El jamaicano Oscar Levis relevó a Juan Mirabal y se mantuvo por el resto del partido lanzando por el Habana.
El árbitro Valentín Sirique detuvo el desafío en la 18va. entrada por oscuridad, algo que enojó a Fabré y a parte de la banca del Almendares. El otro árbitro fue Kiko Magriñat en las bases.
A continuación, el box score del partido.
Pasaron 19 años para que ese récord fuera roto, esta vez en partido del 2 de diciembre de 1943 entre Cienfuegos y Marianao en el Estadio de la Tropical. El lanzador mexicano Coty Leal comenzó lanzando por el Marianao, el que fue relevado por el zurdo Luis Tiant Sr. en la sexta entrada. Julián “Yuyo” Acosta fue el abridor por el Cienfuegos relevado por el Ramón “Colorao” Roger en la undécima entrada. Ambos relevistas se mantuvieron hasta el final del partido. Cienfuegos había marcado cinco entre el segundo y el cuarto inning, mientras que Marianao empataba el desafío en el noveno con 2 anotaciones. Este juego duró 20 entradas y fue decidido en la parte baja de la vigésima entrada, la que el receptor Carlos Colás inició cediendo el primer out, Ramón “Napoleón” Heredia disparó sencillo al central, Roger tocó en intento de sacrificio, bola que fue directa a las manos de Tiant, el que tiró con tiempo suficiente a segunda, la que el torpedero no fildeó y la bola se internó en el jardín central, y provocó el fielder choice, con el cual Heredia ancló en tercera y Roger quedó con vida en primera. El emergente Lauro Pascual por Monteagudo se ponchó y puso la entrada en dos outs. Tony Castaño recibió boleto intencional, jugada muy arriesgada, pues el siguiente bateador era el zurdo Pedro Formental. No sé si Lázaro Salazar, mánager del Marianao, tomó la decisión justa. La jugada falló, y la teoría del zurdo contra zurdo también, pues Perico Formental disparó cañonazo al izquierdo para dejar a los rivales en el terreno.
En honor a la verdad, el Marianao bateó más, pero pifió más y por ahí se le fue la victoria, ya que el Cienfuegos aprovechó esas flaquezas para lograr sus anotaciones incluso en la carrera decisiva del juego. Tiant colgó 14 ceros consecutivamente y mereció la victoria, Roger por el contrario fue castigado y navegó con suerte, pero así es la pelota, el mejor no siempre gana.
A continuación, el box score de este desafío:
Fuentes consultadas
Anon. 1924. Habana y Almendares quedaron empatados ayer en un “doble-header”, en el que sobresalió el trabajo de Levis y Fabré. Diario de la Marina, 4 febrero.
Anon. 1943. Cienfuegos superó al Marianao 6-5, tras 20 actos de batalla. Hoy, 3 diciembre.
Anon. 1950. Del ayer glorioso, el juego más largo. Hoy, 20 enero.
Datos de la Liga Nacional Amateur del archivo personal del autor.
“A veces no hay nada más importante que los recuerdos.” Haruki Murakami
Uno aprende buscando y leyendo, pero también de algunas personas que comentan constructivamente en este blog. Dicho lo anterior, paso a complacer algunas solicitudes sobre los peloteros de referencia, ambos de Ranchuelo, la que alberga la segunda fábrica de cigarros del país, fundada en 1905 y conocida como Trinidad y Hnos, la que después de 1960 produjo o produce los cigarrillos Populares.
El primer pelotero es el lanzador derecho Raquel (Pedro) Antúnez, nacido el 8 de marzo de 1924. Según Figueredo (2003), en la liga profesional cubana no lanzó, pero sí lo hizo en la Federación Nacional con los Havana Reds y el Camagüey en 1946-47. Participó en 5 juegos, ganó uno y no perdió.
El cubano se fue a México a lanzar y por lo que vi en la edición del periódico Hoy del 8 de febrero de 1948, sale un artículo sobre este pitcher, quien lanzaba para el Águila de Veracruz. En ese momento tenía 12 ganados y 3 perdidos, ahí les va un boxscore de juego del 15 de enero de 1948, el que Antúnez ganó.
Baseball-reference.com da solo los datos del juego de Antúnez en 1956 con los rojos del Águila de Veracruz, cuando ganó 1 y perdió 5, con PCL 6,20.
Wikipedia.com informa que Antúnez fue campeón de PCL (1,87) en la temporada de 1950 en la Liga Mexicana, en la que lanzó para Rojos del Águila de Veracruz y los Tecolotes de Nuevo Laredo.
Escalante Ceballos (2019) reporta que Antúnez jugó en la Liga Peninsular entre 1946-54, la que supongo haya sido torneo invernal en México. El cubano lanzó con los Tiburones de Progreso en 1947-49. Pueden acceder a este artículo, donde hay información proporcionada por su nieto Santiago Antúnez sobre el final de su abuelo en Cuba. Gracias por hacernos saber que murió en 1995 y otros detalles lamentables. Solo que conozco de la liga inter-fuerzas armadas en Cuba, la que duró entre 1935 y 1940 (ver en referencias), luego hubo una similar de softbol, pero no dudo que se haya querido reanimar este tipo de torneos en la década de los 50, paradójico, al no haber dinero para que los atletas cubanos participaran en eventos incluso regionales. En cuanto a que Sandalio “Potrerillo” Consuegra hubiera participado o deseado participar en esos torneos de militares, tengo dudas. Consuegra lanzó hasta 1957 en Grandes Ligas y hasta 1957-58 con el Cienfuegos en la Liga profesional cubana. En 1958 compartió faenas con los Cubans de la Liga Internacional (AAA) y los Sultanes de Monterrey de la Liga Mexicana. Su carrera finalizó con los Avispones Charlotte de la Liga Sur Atlántica (A) en 1961, donde lanzó 6,1 innings. ¿Qué interés podría tener el estelar en jugar en un torneo de ese tipo?
El otro destacado, a quien recuerdo en mi niñez, como buen aficionado entonces del Cienfuegos, es a Pablo García. Los detalles de la carrera de este pelotero, nacido el 29 de junio de 1923 aparecen en Pablo García Álvarez – Destacados del Béisbol Cubano.
Con solo 21 años fue colíder de los bateadores (,385) y en hits conectados (21) con Amado Ibáñez en la Inter provincial de 1944 vistiendo la franela del equipo Unión Sindical Ranchuelo. Ese rendimiento le permitió integrar la selección nacional al VI Campeonato Mundial en Caracas (1944). En 1946 se inició como profesional con el Habana, equipo en el que se mantuvo hasta 1949, con juego intercalado con los Leones de la Federación Nacional en 1947-48. Jugó para el Almendares en 1949-50 y de ahí al Cienfuegos hasta 1955. Lamentablemente no integró el conjunto campeón del Cienfuegos en 1955-56, temporada última en Cuba, la que no jugó, y regresó a la liga para integrar el Almendares en 1956-57, su última en este circuito. En la profesional cubana promedió ,262, slug. ,354, con 49 y 98 remolcadas.
Jugó también en la Liga Mexicana para los Industriales Monterrey (1947-48), los Sultanes Monterrey (1948-53) y los Leones Yucatán (1955-56), donde lideró en dobles conectados en las temporadas de 1950 y 1951, y líder en triples en 1951 y 1952. También jugó en Venezuela en 1946 y 1954-55. Con el Magallanes en 1946 se llevó la corona de bateo (,402).
El estelar pelotero es padre del baloncestista e integrante de selecciones nacionales cubanas Pablo Blas García León.
Pablo García Álvarez se mantuvo activo como entrenador de béisbol durante buen tiempo en su provincia. Falleció el 30 de diciembre de 1997 en su tierra natal, Ranchuelo.
“El campocorto debe ser un atleta en perfecta forma física, corre constantemente, cubre la segunda base y se mueve con cada lanzamiento.” Lou Boudreau (ex pelotero y mánager en la MLB)
En estos días le estaba dando vueltas a los esbozos biográficos de los peloteros de la desaparecida liga profesional de béisbol cubano, algo a hacer con frecuencia para mantener actualizado el sitio https://destacadosbeisbolcubacom.wordpress.com/. Me encontré entonces con el fallecimiento del infielder cubano y matancero, destacado como torpedero, José Enrique Martínez de Valdivielso López. El estelar murió el 4 de marzo de 2025 en Nueva York, donde vivía desde que se retiró del juego activo y se convirtió en comentarista-narrador en español de juegos de los Mets y los Yankees, luego con la ESPN en el mundo del boxeo y el béisbol. En esas funciones logró hacer pareja en ocasiones con el inmortal Buck Canel, el hombre de “No se vayan que esto se pone bueno”.
Valdivielso, nació el 22 de mayo de 1934 en Matanzas, pelotero espigado (185 cm), moreno y de facciones achinadas, bateaba a la derecha y era capaz de jugar el campo corto, la intermedia y la antesala con eficiencia. Gazdziak (2025) escribió un artículo muy informativo sobre la vida de Valdivielso poco después del deceso del pelotero. Es cierto que el matancero fue firmado cuando tenía solo 17 años y, la firma del contrato ofrecido por Joe Cambria, tuvo que estamparla su madre, pues Valdivielso era menor de edad. Eso le posibilitó debutar en 1953 con los Hubbers Lubbock (1953) de la Liga Texas Occidental, clase C. Gadziak apunta que el padre de este pelotero fue mánager en la pelota invernal cubana, pero ¿año y equipo? Como Valdivielso ha habido uno sólo en ese circuito y es José o Joe como le llamaban en EE. UU. También no faltó el Sandy como apodo en algún que otro sitio. No tengo idea si cuando se refiere a pelota invernal, el comentarista esté hablando de la Liga Pedro Betancourt. En realidad, el primer apellido era Martínez de Valdivielso, este último largo y difícil de pronunciar para los estadounidenses. Por eso un mánager que tuvo el cubano en ligas menores, Ellis Clary de los Avispones de Charlotte, le llamaba Valdosta y así acortaba el apellido. De hecho, Valdosta es lugar de nacimiento de Clary en el Estado de Georgia, ¡vaya ocurrencia!
El matancero al bate no era ningún estelar, tenía sus días de fiestas, en los que lograba disparar dos o tres incogibles, pero a la defensiva se movía bien, era bastante seguro con brazo aceptable. Sabía correr las bases, pero no era robador.
Su debut en la pelota cubana fue con el Almendares en 1954-55, en la que participó en 27 desafíos y su promedio ofensivo fue de ,190. En la siguiente temporada cuadriplicó el número de veces al bate y su promedio fue de ,242. Hay un detalle que observé en esta temporada, en varios box scores Valdivielso, con el Almendares, aparecía como torpedero y Willy Miranda como segunda base. Eso sucedió en varios juegos, les doy tres fechas como muestra de lo que digo para que lo vean en la prensa cubana digitalizada de aquella época, los box scores del 4, 10 y 12 de enero 1956. No entiendo si era que Willy estaba lesionado o había otra razón, lo que si está claro que Valdivielso era un defensor confiable del campo corto.
Antes de comenzar la temporada de 1956-57, los equipos de la liga profesional trataron de hacer ajustes, los que a veces terminaban en desajustes; uno de ellos fue el cambio de Edmundo Amorós del Habana al Almendares por cuatro peloteros, entre ellos el antesalista legendario Héctor Rodríguez. A mi entonces limitado entender, aquello me lució un poco raro. Amorós nunca rindió con el Almendares lo que sí aportó con el Habana, esa es la pura realidad, mientras que hombres como Raúl Sánchez y Román Mejías se desarrollaron y contribuyeron posteriormente a victorias en sus equipos, uno de ellos bicampeón de consecutivamente, el Cienfuegos. El Marianao venía de haber quedado en la segunda posición en la temporada 1955-56, por lo que hizo también sus cambios, uno de ellos muy osado, como fue cambiar a Tony Taylor por Valdivielso. El Marianao necesitaba un torpedero de manera permanente y entregó a un joven como Tony Taylor, con tremendo valor ofensivo, el que sí repartió palos como integrante del Almendares. El trueque tuvo efecto y el Marianao ganó dos campeonatos consecutivos contando con Valdivielso en el campo corto. El matancero fue líder en sacrificios de hits en las temporadas de 1958-59 (8) y 1959-60 (9). Su mejor campaña ofensiva fue en 1959-60 cuando promedió ,272 y su peor fue en la siguiente contienda (,178).
En la última temporada de la profesional cubana (1960-61) el Marianao recibió los servicios de Zoilo Versalles, el que venía del Cienfuegos. El mánager del equipo era el guanabacoense José María Fernández, el que no dudó en mantener a Valdivielso en el campo corto y situar a Versalles en la antesala, este último disparó entonces 14 jonrones, pero defensivamente todavía Valdivielso se desenvolvía mejor en el SS.
Valdivielso promedió ,222 en siete temporadas en la profesional cubana, incluido 46 XBH y 85 impulsadas. En ese período sólo conectó dos jonrones en la campaña de 1959-60. Como integrante de tres equipos campeones, participó en las series del Caribe en Caracas (1955), y con los campeones (Marianao) en la Habana (1957) y San Juan, Puerto Rico (1958), fue en esta última en la que más se destacó al impulsar 6 carreras. Fue líder en triples, con uno, en las series de 1957 y 1958.
Fuera de Cuba, como ya se dijo, el matancero debutó en 1953, mientras que un año después compartió faenas con Jefes Rock Hill de la Liga Tri-State B y los Avispones Charlotte de la Liga Sur-Atlántica A. Con estos últimos bateó ,296 en 32 desafíos. En 1955, con los Avispones, ofensivamente mejoró con promedio que osciló alrededor de los ,300, lo que le valió el ascenso al equipo grande de los Senadores en la Liga Americana y convertirse en el pelotero cubano No. 66 en jugar a este nivel. Su ofensiva en esa temporada y la siguiente con los Senadores no fue nada del otro mundo, escasa y por debajo de ,240 siempre, aunque en 1956 logró su máximo de jonrones (4). Con semejante rendimiento, los de Washington no dudaron en enviarlo de vuelta a las menores. Así jugó y deambuló con los Coroneles Louisville (1956, filial de los Senadores), los Indios Indianápolis (1957, filial de los Medias Blancas Chicago) los Molineros de Mineápolis (1958, filial de los Medias Rojas de Boston) de la Asociación Americana (AAA), y los Gigantes Phoenix (1958, filial de los Gigantes de San Francisco) de la Liga de la Costa del Pacífico. Con el Louisville y los Gigantes Phoenix bateó sobre los ,300 en 23 y 33 desafíos, respectivamente. Inició 1959 con los Marlins de Miami de la Liga Internacional (AAA), filial de los Orioles de Baltimore, y de ahí retornó a la franquicia de los Senadores, con los que jugó en 1959 y 1960. En la primera temporada del regreso bateó para ,286, pero en la siguiente descendió a ,213, campaña en la que intervino en una famosa triple matanza el 23 de julio de 1960, en la tercera entrada de un juego entre los Senadores de Washington contra los Atléticos de Kansas City (visitadores). Se inició con línea del jardinero Whitey Herzog, más conocido como la rata blanca, a las manos del lanzador pinareño Pedro Ramos, el que inmediatamente pasó la bola al inicialista habanero Julio Bécquer Villegas para doblar a Jerry Lumpe, y de ahí pasar la pelota a Valdivielso, el que dobló a Bill Tuttle en la segunda almohadilla. El único triple play latino y cubano en la historia de la MLB. En el siguiente juego, Valdivielso cometió tres errores, su peor partido defensivamente en las Grandes Ligas.
La primera versión de los Senadores desapareció en 1960 para convertirse en los Mellizos de Minnesota, equipo que Valdivielso integró, donde la opción preferida para el campo corto era Zoilo Versalles, el que jugó algo enojado por no tener a su familia a su lado. El Zorro había solicitado ayuda para traer a su esposa, pero infructuosamente. Se ausentó por un rato, fue sancionado, y Valdivielso cubrió la posición hasta que Versalles, mucho mejor bateador, regresó. El matancero se despidió de las Grandes Ligas con un anémico promedio de ,195. En 5 temporadas a este nivel promedió ,219 ,282 ,290, con 43 XBH 43 y 85 impulsadas.
Sus últimas temporadas las jugó con los Mounties Vancouver (1962) de la Liga Costa del Pacífico, Indios de Indianápolis (1963) de la Liga Internacional e igual equipo (1964), pero dentro de la Liga de la Costa del Pacífico. Su línea ofensiva en 10 temporadas en las menores fue ,264 ,295 ,351 con 152 XBH y 244 remolcadas.
Además de su trabajo como comentarista deportivo, después de su retiro como pelotero, Valdivielso fue organizador principal de los juegos de los veteranos cubanos, evento que se organizó cada año en el Estadio Roosevelt de Union City en Nueva Jersey.
Figueredo, Jorge S. 2003. Cuban Baseball: A Statistical History, 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson, North Carolina-London. 544 p.
“Nuestro trabajo es estar listo para hacer lo que se necesite en el campo de juego.” Aroldis Chapman
Esta vez el artículo gira alrededor de un destacado pelotero, actualmente poco mencionado por esas cosas de la vida. No voy a entrar en detalles de las causas de este fenómeno, pero la realidad es que las actuales generaciones de cubanos podrán haber oído mentar el nombre de Julián Castillo y nada más. Otros no saben ni que existió.
Pelotero de nombre largo, Julián Castillo Calderón de la Barca, también llamado el Grande, nacido en la Habana el 23 de enero de 1880, hombre alto (188 cm) y con un peso que iba más allá de los 120 kg, con un vientre bien abultado, y nada veloz en base, fue un pelotero entre los más destacados de la pelota de principios de siglo XX en Cuba. Lanzaba y bateaba a la derecha y jugó con alguna frecuencia el jardín derecho, pero mayormente fue inicialista. Era moreno, así que de Grandes Ligas nada de nada. Sin embargo, nunca fue pelotero que le gustara jugar fuera de su país. Lo hizo en muy pocos años, incluso sólo existe estadística de una temporada, la de 1911, con el Cuban Stars of Havana, conjunto en el que defendió la inicial en 4 juegos, con modesta línea ofensiva de ,250 ,233 ,250, y 4 impulsadas.
La enciclopedia de Riley (1994) informa que Castillo jugó para los All-Cubans en 1904-05 y nuevamente en 1911-12, pero no da detalles estadísticos. Al respecto, la base de datos de las Ligas Negro (seamheads.com) no indica nada de esto. Las veces que Castillo jugó en EE. UU. era a veces acreditado como Costello en los box scores. Esa información la encontré en un pedazo de noticia de Agape Type. Sin embargo, nuevamente, en la seamheads.com no encuentro a nadie con ese apellido muy artístico, por cierto.
La realidad es que el habanero fue casi siempre pelotero en su país. Se caracterizó por su poder en la época de la pelota muerta de las primeras dos décadas del siglo XX, cuando estaba permitido lanzar bola ensalivada, untada con alquitrán (tar ball) o la bola de esmeril, mientras que las cercas estaban muy lejos del plato, 450 o más pies. Así que entonces un jonrón fuera del parque era una gran hazaña, esto también permitía que hombres lentos como Castillo pudieran liderar departamentos con velocidad adicional como el triple. La bola caminaba lejos y el bateador podía recorrer las tres bases mientras que el jardinero corría detrás de la pelota.
No sé de qué barrio de la Habana era Castillo, lo que me habría podido dar idea sobre su desarrollo como pelotero. Su debut fue en 1899 con el Cuba, equipo ocupante del sótano, por debajo del Habana (campeón) y Almendares. En 1900 no jugó. El equipo Cuba se llamó Cubano en un torneo cuadrangular, en el que se incluyó el San Francisco. Precisamente con este último reapareció Castillo en 1901, equipo que discutió el campeonato, pero se quedó corto y por debajo del Habana (campeón) y el Almendares. No obstante, el corpulento habanero enseñó sus habilidades. Líder de los bateadores en 1901 (,454, récord para una temporada), hits (30) y dobles (5).
En 1902 jugó con el Fe, ocupante de la tercera posición, y promedió ,292 ofensivamente, pero sin lideratos, pero en 1903, con el Habana, volvió a batear desaforadamente. Líder de los bateadores (,330), en hits (57), triples (4), jonrones (2) y slugging (,464). Era la primera vez que integraba un equipo campeón de la temporada.
A partir de 1904 Castillo jugó todo el año en Cuba, ya que lo hizo primero en la liga profesional de verano. En esa temporada jugó para el Punzó, donde tuvo línea ofensiva de ,380, ,492 ,500, con 5 XBH y 12 impulsadas en 14 partidos. En el invierno con el campeón Habana nuevamente, campaña en que fue líder en jonrones (3) y slugging (,537). Su promedio ofensivo (,354) fue sólo segundo del líder, Regino García (,397).
Castillo jugó para el Eminencia en la campaña de verano de 1905, con destacada línea ofensiva ,327 ,403 ,546, con 6 XBH y 13 impulsadas en 12 desafíos. El Habana no pudo ganar la temporada de 1905-06, quedó con G-P 15-15 (,500), pero no le faltó la ofensiva de Castillo (,308 ,368 ,433), líder en triples (4) y slugging (,433).
En 1906 vistió la franela del Azul en la liga de verano (,350 ,458 ,450), con 2 XBH y 11 remolcadas en 11 partidos. Posteriormente jugó para el Fe y quedó de líder en dobles (5). Seamheads.com informa a Castillo compartiendo faenas con el Fe y el Almendares, Figueredo (2003) solo da al habanero jugando para el Fe en esa temporada y en la siguiente.
En la temporada de verano de 1907 jugó para el Rojo (,455 ,539 ,455), pero en sólo 3 desafíos. En el invierno tuvo línea ofensiva de 254 ,341 ,368, líder en dobles (5) y en triples (4). En 1908 nuevamente jugó en 3 partidos con el Rojo (,500 ,533 ,643). Luego el Grande, nuevamente con el Habana, quedó de líder en dobles (4), bases por bolas (20, empatado con Bobby Winston), Los cubanos tuvieron una serie de exhibición con el equipo de ligas negros, Gigantes Reales de Brooklyn, contra el cual Castillo bateó 4 sencillos en 25 veces al bate (pobre ,160). De 1908 a 1912, Castillo integró la selección nacional para los encuentros de dual meet con equipos norteamericanos.
La liga de verano duró hasta 1909, pero Castillo no jugó en esta edición, pero sí lo hizo para el Fe cuando lideró el departamento de dobles (12), fue cuarto en bases recibidas (14). Una campaña después Castillo volvió a ser líder de los bateadores (,408) y llevó al Almendares al título. En lo sucesivo, hasta 1913, Castillo volvió a batear sobre ,300 en su última temporada. Una campaña antes fue líder en dobles (8), jonrones (5) slugging (,556). De hecho, fue el séptimo bateador en promedio ofensivo (,310) en su carrera en la pelota cubana.
Como se indicó al inicio, Castillo jugó para los Cuban Stars of Havana en 1911. Hay también un detalle que muestra la efectividad ofensiva de este pelotero, ser la némesis del extraordinario lanzador cubano José de la Caridad Méndez. Al diamante negro se le podía batear jonrón, pero nada de abundancia, uno por aquí y otro por allá. El matancero era dominante con sus lanzamientos de velocidad y rompimiento. Julián Castillo, al parecer, lo adivinaba, al extremo que en los juegos del 7 y 24 marzo de 1912, como primera base y cuarto bate del Fe, le conectó dos jonrones en cada partido a Méndez. A esos cuatro hay que añadir uno más, lo que convirtió a Castillo en el pelotero más jonronero a costa de Méndez. Ese récord se fue a mejor vida cuando el actual miembro del Salón de la Fama, George “Mule” Suttles, le sonó 7 cuadrangulares a Méndez en el período de 1929-1930.
Sin menospreciar la ofensiva de otros grandes de la época de Castillo, como Regino García, Valentín González, Carlos Morán, Ramón Govantes y Luis Padrón entre otros, el habanero, entre 1901 y 1910, fue el primero en win shares ofensivos (41,0), además de liderar en dobles (41) y triples (16), solo superado en jonrones por Luis Padrón.
“El impuesto de lujo tiene como objetivo disuadir a los equipos de gastar menos, los jugadores de la MLB recaudan aproximadamente el 50% de este impuesto a través de beneficios de la liga y contribuciones a la cuenta de jubilación.” Jacob Turner (abogado y escritor)
En días pasados veía una interesante peña de cronistas y narradores ESPN relativa al gasto extraordinario de los Dodgers de los Ángeles para reforzar su nómina para la temporada 2025.
Se sabe que hay regulaciones para limitar los gastos, y todo equipo que lo viole debe pagar el llamado impuesto de lujo. Los Dodgers no han tenido dificultad para gastar y no confrontan problemas con la penalidad monetaria que se le imponga. Ellos invierten en TV, lo que al final de la temporada les revierte el dinero de la nómina anual.
La discusión giró si es justo que haya equipos que gasten un dineral para reforzarse y otros no. Aquellos que gastan más, pueden adquirir peloteros estrellas y conformar verdaderos dragones, aunque, cuidado, no siempre esos trabucos ganan. Un ejemplo es el equipo de los Yankees hace un par de temporadas, donde hasta el cargabate podía botar la pelota de jonrón. Así y todo, no ganaron, pues hay algo que se llama dirección (management) en el terreno y si el timonel y sus auxiliares se equivocan, el conjunto puede no ganar.
En la actualidad hay un total de 30 equipos en ambas ligas, casi el doble de los que había hasta 1960. Es cierto que eran otros tiempos y los miles de entonces son los millones de hoy. Tuve el privilegio de ver aquella pelota antigua de los 50 y creo que la mayoría de los conjuntos gastaban para ganar. El que no tenía para eso, al final vendía el equipo y cambiaba de sede. Miren el caso de los Atléticos con sede en Filadelfia hasta inicios de los 50 y luego en Kansas City, era lo que los fanáticos llamaban la mona de la Liga Americana, al extremo de convertirse casi en una filial de los Yankees de Nueva York. Cuando esta franquicia llegó a Oakland las cosas cambiaron y entonces de sotanero se convirtió en competidor, ¿por qué? Sencillamente se gastaron los chavos y la calidad del equipo mejoró sustancialmente.
No creo que sea problema el que los equipos gasten y se refuercen. Es cierto que hay muchos que no pueden competir en entradas a los estadios con aquellos de grandes ciudades como Nueva York y Los Ángeles, pero si quieren jugar al nivel más alto, no les queda otra opción que gastar, de lo contrario deben recoger y vender.
Tantos los Dodgers, los Yankees, los Mets, los Medias Rojas, los Bravos y los Astros han estado trabajando para mejorar y fortalecer su plantilla de peloteros, cuyo objetivo es primero clasificar para el play off y luego llegar a la Serie Mundial. Sería injusto no mencionar el trabajo que han hecho equipos como los Guardianes, los Tigres y los Reales, los que en la temporada pasada enseñaron las uñas y en esta del 2025 vendrán más fuertes y con más experiencia para dar buen espectáculo y satisfacción a su afición.
También existen franquicias que saben usar inteligentemente sus recursos, el mejor ejemplo es el Tampa, cuyo presupuesto no es alto, pero saben mover sus piezas con astucia, y ahí lo tienen, hasta la temporada de 2023 estuvieron asistiendo a los play off. En 2024 cayeron y ahora están en proceso de renovar su nómina con peloteros jóvenes. El problema de estos equipos es que cuando un jugador se convierte en estrella, no hay dinero para pagarle el nuevo contrato y eso se traduce en su traslado a otros conjuntos con más posibilidades económicas. Sin embargo, el Tampa está consciente de esa dificultad y cuando ve que el pelotero puede convertirse en agente libre o no aceptar el arbitraje, el canje no se hace esperar.
Sinceramente agradezco ese debate de ESPN, pero agradecería también otro relativo a conjuntos con dueños tacaños e incapaces de sentir algo por la problemática que atraviesa su equipo. El ejemplo más claro es el de los Medias Blancas, una vergüenza, un equipo que no debería estar en la MLB en la actualidad. Su dueño es Jerry Reinsdorf, un individuo que no ama al deporte, pero si se aferra a los $$$. Esto cualquiera lo puede afirmar. Toca la casualidad que este multimillonario es también dueño del equipo de baloncesto Chicago Bulls, una verdadera aplanadora en los 90 en la NBA. En 1998 los Bulls se coronaron campeones por tercera vez consecutiva, era la segunda racha de tres victorias de este conjunto dirigido por Phil Jackson y con jugadores de la talla de Michael Jordan, Scottie Pippen, el croata Tony Kukoc, el australiano Luc Longley, el siempre comediante, pero bueno en el rebote Dennis Rodman, y hasta el joven Steve Kerr, actualmente entrenador de los Warriors. Terminada la temporada, Jordan dijo de continuar jugando si Jackson permanecía de entrenador y el contrato de Pippen era renovado. Reinsdorf dijo que no y los Bulls nunca más han vuelto a ganar. Jordan, Pippen y Jackson tomaron otros caminos y el conjunto se fue a bolina.
Con los Medias Blancas pasa algo peor, el equipo cayó en picada desde la temporada de 2022. La gerencia no hacía o no la dejaban hacer nada que costara mucho para mejorar la nómina y las posibilidades de victoria. En 2023 la vida siguió igual, el equipo se desplomó y Reinsdorf cesó en sus funciones a Rick Hahn y a Ken Williams, lo hizo con un discurso lleno de “cariño”, como para llorar cuando llamó a Williams como su hijo. Cualquiera habría pensado que iba a traer alguien mejor al ejecutivo, pues no. El improvisado Chris Getz, un hombre que tenía a su cargo el desarrollo de los peloteros en las filiales en las menores fue el designado. Vendieron buenos peloteros a cambio de jóvenes de dudosa o desconocida efectividad. Resultado, 41 victorias y 121 derrotas en la temporada de 2024. Debo reconocer que me equivoqué, ya que pensé que llegarían a 20 victorias a duras penas. No obstante, el babuino de la liga americana fue este conjunto y realmente no creo que cambie mucho para el 2025. Los movimientos realizados hasta ahora son como ir a una bodega a comprar mamoncillo. Para colmo, Reinsdorf ha amenazado con mover la franquicia para Nashville, eso como diciéndole a la fanaticada, “si no vienen al estadio, me lo llevo para otro lado.” Bien haría en vender el equipo y dejarlo en Chicago, donde siempre ha estado. Me temo que los Medias Blancas jugaran casi siempre con estadio vacíos en el 2025. Durante dos temporadas he visto a la afición de este equipo gritar que vendan el equipo a otro pudiente para ver si las victorias comienzan a verse con la debida frecuencia.
Lo arriba descrito es una vergüenza y la MLB no hace nada, no legisla nada para que esto no suceda. Muy preocupado con los que más gastan, pero no así con los que tienen más capital acumulativo que circulante y no gastan. Así que el Sr. Manfred debería prestar atención a este asunto en profundidad. No estoy seguro que haga algo al efecto.
“En el béisbol, se trata de luchar por la consistencia, si la buscas, los números estarán ahí al final.” Tom Seaver (1944-2020, ex lanzador estrella en la MLB)
Leía la noticia y no lo podía creer, pero luego la asimilé tristemente. El gran lanzador zurdo, el matancero Jorge Luis Valdés Berrier, es uno más en la lista de deportistas cubanos que se han ido con años aún por vivir. No tengo idea de cual fue la enfermedad o que órgano de su cuerpo se afectó, pero no dudo que haya sido su hígado debido a su adicción al alcohol. Dicen algunos que el Tati, apodo dado por su madre, fue varias veces encontrado en la calle ebrio y tirado sobre una acera. Cuando un hombre llega a eso es por decepción en su vida, cuyas causas pueden ser varias, una de ellas puede haber sido olvidado y abandonado en la miseria, sin ninguna recompensa por lo mucho que contribuyó a grandes victorias del equipo cubano en eventos regionales e internacionales. A Valdés también le llamaban el majá por tener la facultad de llevar las piernas bien en alto, a la altura de los hombros
Tati era de Jovellanos, tierra de grandes peloteros cubanos, nacido el 12 de febrero de 1961, quien se inició en el béisbol lanzando en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) a temprana edad y casi un lustro después en la Escuela de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). El Tati se dio a conocer al integrar el equipo Cuba al campeonato mundial juvenil de Argentina (1977), donde fue compañero de juego de otros peloteros estrellas o destacados como Víctor Mesa, Pablo Hernández, José Luis Alemán, José Raúl Delgado y Ramón Castellanos. Ese conjunto obtuvo el segundo lugar de la justa, pero en 1978 ganó ese campeonato disputado en Venezuela, y Tati volvió a ser parte de la selección. Ya para ese entonces jugaba con los Citricultores, equipo con el que debutó en la XVII Serie Nacional (1977-78), y fue parte del equipo Matanzas en la IV Serie Selectiva (1974). Con los Citricultores se mantuvo hasta 1980, y a partir de 1980-81 lo hizo dentro del elenco de los Henequeneros
Tati era hombre espigado de 190 cm de estatura y condiciones le sobraban para triunfar en la pelota nacional cubana. Así que fue madurando, había debutado con 16 años en series nacionales, y en la XXI serie resultó ser uno de los lanzadores destacados, lo que le valió su inclusión en la selección nacional a los XIV juegos centroamericanos (Habana 1982). En la XXII serie nacional (1982-83) tenía 22 años y logró liderar el departamento de juegos ganados (10). Lo grande de su pitcheo, es que cuando venía con control era imbateable. Tenía inteligencia para mezclar sus lanzamientos y ponerlos justamente donde le dolía al bateador rival. Algo que aprendió a lanzar fue la bola de nudillo, lanzamiento que muy pocos pitchers logran dominar. En los tiempos de la pelota amateur cubana, anterior a 1962, el reglano Antonio “Lindo” Suárez fue uno de los que lanzó la bola de nudillo con éxito.
La calidad de Valdés se confirmó en la IX Serie Selectiva (1983), cuando fue colíder en juegos iniciados (17) (empatado con Mario Véliz), líder en entradas lanzadas (130.2) y juegos ganados (11). No obstante, su presencia en el equipo nacional fue permanente a partir de 1986 cuando integró el Cuba a los centroamericanos de Santo Domingo. A partir de entonces integró las selecciones cubanas a los juegos panamericanos en Indianápolis (1987) y Habana (1991), a los centroamericanos en México (1990), San Juan (1993)., a las series mundiales en la Habana (1984), Holanda (1986), Italia (1988), Edmonton (1990), a las copas intercontinentales en Bélgica (1983), Edmonton (1985), Habana (1987), San Juan (1989), Italia (1993), y a los juegos olímpicos en Barcelona (1992). En los juegos panamericanos en la Habana (1991) logró lanzar un juego de 0 hits 0 carreras al conjunto de Canadá. De 30 juegos lanzados en estas lides, Tati ganó 30, perdió uno y su PCL fue de 2.53. Se puede afirmar que fue el lanzador zurdo cubano que más veces integró la selección cubana, la que en la mayoría de los casos fue campeona en esos eventos.
En Serie Nacionales jugó para los Henequeneros hasta 1992, y una vez desaparecido este conjunto, integró el de Matanzas hasta 1997. Recuerdo la excelencia de su pitcheo en el playoff de 1989-90 lanzando contra la alineación del equipo de Santiago de Cuba. Henequeneros se coronó campeón en esa temporada y repitió un año después. En Selectivas jugó para el equipo de su provincia de 1980 a 1992, luego integró la selección Occidentales (1993-95) cuando las selectivas se estrecharon a cuatro equipos. En 20 nacionales ganó 234 y perdió 166 (.585) con 229 juegos completos, 46 lechadas y 22 juegos salvados, PCL 3,13, WHIP 1,30 y 1982 ponches en 3134 entradas lanzadas.
Su tercer apodo, el zurdo de oro, se lo ganó con su dedicación y logros en su carrera como lanzador de los equipos matanceros y las selecciones nacionales. Se fue temprano el gran campeón, todos le deseamos que descanse en paz, y exigimos a aquellas autoridades que se han cansado de hablar de maravillas inexistentes en la pelota cubana post 1962, poner un poco más de empeño, respeto, cuidado y respaldo económico para aquellos deportistas que, como Jorge Luis Valdés, lo dieron todo por su país y recibieron a cambio nada después de su retiro.
“Para todos los niños, sigan y crean en su sueño porque así los sueños se harán realidad.” Rickey Henderson
Rickey Nelson Henley Henderson, ese era el nombre completo de este pelotero que se despedió de este mundo el viernes 20 de diciembre de 2024, en Chicago, Illinois, debido a una neumonía. El hombre de los robos de base, el maestro de todos los tiempos se quedó corto por cinco días para cumplir sus 66 años el próximo 25 diciembre.
Rickey Henderson había debutado en 1979 con los Atléticos de Oakland, los que le habían firmado en 1976. Le vine a conocer por una casualidad en 1986 en ocasión del juego de las estrellas de la MLB, el que pude ver fuera de Cuba por la TV. En ese partido se presentaron dos peloteros de los Yankees, Henderson y el otro fue Dave Winfield, jardinero central y derecho, respectivamente, en el equipo abridor de la liga americana. Luego cayeron en mis manos algunos videos de juegos, donde Henderson bateaba como hombre proa e igualmente se robaba cuanta base le proporcionaran. Los receptores siempre estaban avisados cuando llegaba a la inicial, el intento de robo era inminente. Así y todo, les doy un dato, robó en su carrera 1406 bases y lo cogieron fuera base 335 veces, promedio de ,895. Se dice fácil, pero hay que correr y saber correr. Otro detalle, jamás robó home.
Me remito a algo de la pelota de series nacionales en Cuba, donde había dos peloteros que le robaban a cualquiera, pero porque sabían robar, sabían adelantar y sabían cuando salir a la base inmediata. Me refiero a Antonio “Ñico” Jiménez y a Félix Isasi, sin quitarle ningún mérito a otros grandes como lo fueron Víctor Mesa y Wilfredo Sánchez, hombres más rápidos que los primeros mencionados. Henderson era todo eso a la enésima potencia, instinto y velocidad. En su carrera aventajó a Lou Brock, otro robador ilustre, al que le rompió su récord de más bases robadas en una temporada. Henderson en 1980 robó 100 bases.
Los que le vieron jugar más detenidamente, cuentan que Henderson era un excelente primer bate, no tan solo por su tacto a la hora de batear, sino también por su paciencia en el cajón de bateo, lo que le proporcionó 2190 bases por bolas. Imagínense el valor de un pelotero que recibe bases y luego roba, eso proporciona anotaciones, y Henderson tiene el uno también en carreras anotadas (2295). En bases por bolas llegó a ser el primero y así desplazó a Babe Ruth, pero más tarde Barry Bonds se apoderó de ese departamento, por lo que Henderson aparece como segundo.
Fue pelotero de longevidad, 25 temporadas, entre 1979 y 2003. Llegó a jugar con los Atléticos, los Yankees, los Padres, los Mets, los Medias Rojas, los Azulejos, los Marineros, los Angelinos, con despedida jugando para los Dodgers en 2003. No obstante, se puede considerar que fue más Atlético de Oakland, equipo con el que jugó en 14 temporadas y 1704 juegos. Su línea ofensiva a su retiro fue de ,282 ,401 ,427 con 873 XBH, incluido 297 jonrones, y 1115 empujadas.
En 1990 fue MVP de la Liga Americana, asistió a 10 juegos de estrellas en su carrera, participó en 8 postemporadas, incluido 3 series mundiales, y en dos de ellas como parte del conjunto triunfador (Oakland 1989 y Toronto 1993).
Hay un detalle que siempre me llamó la atención, Henderson bateaba a la derecha y lanzaba a la zurda. En Cuba, el oriundo de Yaguajay, provincia Sancti Spíritus, Liván Monteagudo, hacía lo mismo, bateaba y lanzaba a iguales manos que Henderson. Los Astros en 2024 tenían en su nómina a dos jardineros con iguales atributos, Jake Meyers y Chas McCormick. Henderson también defendió bien los jardines y obtuvo guante de oro en 1981.
Mucha excelencia en este laborioso pelotero, ejemplo para las actuales generaciones de jugadores que llegan a las Mayores. Henderson fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en 2009, su primer año para ser electo, donde obtuvo 511 votos de los 539 disponibles.
“Somos jugadores de béisbol, ¿verdad? Ganamos mucho dinero. Independientemente de si no ganamos el dinero que queremos, todavía estamos ganando mucho dinero. Mucha gente en este mundo está luchando mucho más que nosotros y ganan menos.” Nolan Arenado (pelotero-estrella MLB)
Felicidades al slugger dominicano Juan Soto con el contrato de 765 millones de dólares por espacio de 15 años. ¡Aleluya! Las felicitaciones son sinceras para él y para cualquier otro pelotero que lo logre. Son millones de billetes verdes como para tener un retiro tranquilo siempre que el dinero se use adecuadamente y no se desperdicie.
Ahora, mi intención aquí es analizar si el contrato vale la pena para los que pagan los Mets. No me interesa si estos pierden o no dinero, eso es asunto de ellos, los que tienen sus cerebros y equipos para hacer los cálculos necesarios. Me ocupa el aprovechamiento del contrato, o sea si los Mets van a lograr a todo lo que aspiran con todos estos millones comprometidos.
La idea de los magnates del equipo del Queens debe ser la de ganar campeonatos y series mundiales con un bateador de la calidad de Soto. Los Mets tienen al boricua Francisco Lindor, un hombre que rinde un mundo al campo defensiva y ofensivamente, así como otros peloteros, así que el sinergismo de todos ellos con Soto puede dar esos banderines deseados. Aún queda por concretar el contrato de Pete Alonso, y si lo logran, los Mets tendrán una nómina ofensivamente muy peligrosa.
Pero son 15 años, una apuesta atrevida, ya que nadie puede predecir que Soto permanecerá saludable durante todo ese período de tiempo. A cualquiera se le dobla un dedo, pisa indebidamente una piedrecita en el campo o le suenan un pelotazo intencional o no. Por lo que un contrato de esta magnitud es todo un riesgo para que los que tienen que aflojar los billetes. Allá ellos, siempre que le paguen a Soto lo debido, lo demás queda en manos de esos magnates.
A mi modesto entender, un contrato de seis años tiene sus riesgos por lo ya apuntado anteriormente, imaginemos 15 años, ni idea que bola mágica consultaron para hacer ese negocio. No quiero pensar que hayan querido ahora competir con los Dodgers y su contrato con Shohei Ohtani, ya que el nipón es un arma de doble filo, batea y corre, y además podría lanzar, un Babe Ruth resucitado y con valor añadido, por ser el japonés veloz y robador de bases. Ohtani firmó en 2023 por 700 millones de dólares a 10 años, y ya dio resultado al ayudar a su equipo ser campeón de serie mundial 2024.
Así las cosas, veremos qué sucede, cuál será la productividad y rentabilidad de Soto, excelente bateador y slugger, sin dudas, quien juega el jardín derecho, y ver cuántos otros mega contratos surgirán en lo sucesivo en el béisbol de la MLB. Es posible que estemos en presencia del inicio de una nueva etapa, los contratos a largo plazo con pagos por las nubes.
“No importa cómo saques el out, siempre encontrarás la forma para ser mejor lanzador.” Max Scherzer (lanzador estrella en la MLB)
Hay cosas que uno mentalmente no desea aceptar y es la desaparición de una persona a temprana edad, sobre todo si se trata de hombre de éxito en aquello que realiza. Me sucede con el caso del lanzador derecho de referencia, el villaclareño, José Delfín Fernández, el hombre que con su familia tuvo tres intentos infructuosos para abandonar el país, y que lo logró a la cuarta vez en 2008, en la que incluso corrió el peligro de perder a su madre cuando la embarcación se volcó por turbulencia, pero que el mismo José Delfín logró salvarla.
El niño José se inició jugando pelota en su barrio en Santa Clara, en el mismo que también vivió otro ligamayorista, Aledmys Díaz, con la diferencia que este último jugó en Series Nacionales y José no. Creo haber oído o leído que hubo alguien que se atrevió a decir que José era un producto de la pelota cubana. Para agenciarse los méritos indebidos, tienen el número uno, pero la realidad es otra.
José y familia llegaron a México y luego a Tampa, donde comenzó a estudiar en la escuela superior Braulio Alonso en Tampa y tuvo la suerte de ser entrenado por el experimentado Orlando Chinea, conocido por su familia. En 2011 los Marlins lo firmaron a mediante sorteo por un valor de 2 millones de dólares como bono.
Su primer equipo fue los Marlins de la Costa del Golfo, liga con nivel para novatos, seguido de otra en los Atracadores (Jammers) de Jamestown de la Liga New York/Penn (A). En la siguiente temporada, José lanzó para los Saltamontes de Greensboro (2012) de la Liga Sur Atlántica (A), en la que fue dos veces lanzador de la semana y logró un juego de cero hits cero carreras combinado en 6 entradas. Después de haber lanzado en 14 desafíos y lograr G-P 7–0 con PCL 1.59, los Marlins le llevaron a lanzar con los Hammerheads (Cabezas de Martillo) Jupiter de la Liga del Estado de la Florida (A), equipo en el que ganó 7 juegos con una derrota y PCL por debajo de 2,00. La franquicia de los Marlins lo designó lanzador de la temporada 2012 en ligas menores. Todo hacía pensar que iniciaría el 2013 en el equipo grande, asistió al entrenamiento primaveral y concluido el mismo, fue enviado a jugar a las menores, pero como hubo lesiones en el cuerpo de lanzadores del equipo, José Delfín fue finalmente incluido en la nómina de 25 peloteros del día inaugural.
Su debut fue el 7 de abril de 2013, tenía 20 años, frente a los Mets de Nueva York, a los que, en 5 entradas, permitió solo 3 hits, una limpia y ponchó a 8 bateadores, pero no ganó el juego, ya que los Mets en las postrimerías anotaron las suficientes para llevarse la victoria. ´Logró su primer triunfo frente a los Filis, el sábado 2 de mayo, a los que blanqueó en 7 entradas, permitió un hit y ponchó a 9. Seis días después venció a los Dodgers 5-4. No obstante, el verdadero despegue comenzó en la segunda mitad de la temporada.
El 28 de julio ponchó a 13 bateadores de los Piratas de Pittsburgh y casi un mes después ponchó a 14 indios de Cleveland. Enfrentó a los Mets nuevamente y los venció 8-1, mientras su registro de victorias y derrotas llegó a ,500 (3-3). En lo sucesivo, José Delfín encontró la ruta vencedora y finalizó la temporada con 12-6 (,667), PCL 2,19 y 187 K. Ese año logró el premio de novato del año en la Liga Nacional discutido con su compatriota Yasiel Puig. José se llevó 142 votos y Puig 95 como segundo. También quedó tercero en la votación para el Cy Young, cuyo ganador fue Clayton Kershaw seguido de Adam Wainwright.
Inició el 2014 por todo lo alto, victoria en el juego inaugural con 9 ponches y cero boletos, pero la temporada se le complicó cuando se le diagnosticó ligamento colateral cubital en el codo del brazo derecho, por lo que, sin más remedio, sufrió de intervención Tommy John. En el 2015 estuvo fuera hasta la mitad de esa temporada, pero desde finales de esta y en la siguiente de 2016 logró récord de 17 juegos ganados consecutivamente como lanzador home club, récord en las Mayores. En aquel momento, el cubano lanzaba menos su recta de 4 costuras al haber incorporado la slurve, el cambio y, en menor grado, la sinker en su repertorio.
Una característica de José Delfín era ser buen bateador y de poder, logró conectar par de jonrones, y los Marlins le utilizaron como bateador emergente en el duodécimo inning de un juego, en el que respondió con doblete decisivo.
El 25 de septiembre de 2016 José Delfín y otros dos amigos navegaron imprudentemente a una velocidad de más de 56 nudos en una embarcación de 9,8 m de largo, la que chocó con el embarcadero de roca norte de Government Cut frente a Miami Beach, Florida. Fue una dolorosa pérdida para su familia y para el béisbol en general. Sus compañeros de equipo, se puede decir, que lo lloraron como si se tratara de un hermano. José era muy bien llevado con todos ellos.
Ahora veamos las estadísticas en cuatro temporadas, de ellas solo una completa: G-P 38-17 (.691), PCL 2,58, WHIP 1,05, K 589 en 471,1 inn. Tenía 24 años en el momento de su fallecimiento. Lo que indica que, con buena salud, podría haber lanzado 14 temporadas más. Un cálculo conservador sería alrededor de 90 juegos ganados en las siguientes 5 temporadas más 80 en las restantes, lo que daría 208 victorias con las 38 ya logradas. Ese resultado estaría solo por debajo de Luis Tiant Jr. en cuanto a juegos ganados y por encima de otros destacados como Adolfo Luque, Camilo Pascual y Miguel Cuellar. José Delfín tenía dinamita en sus lanzamientos, había aprendido a mezclar y tenía inteligencia en el montículo. Es una suposición, pero basada en lo que podría haber logrado. En el 2016 tenía G-P 16-8 (,667) con 253 ponches, sencillamente estaba que cortaba, no había porque pensar que no pudiera seguir haciendo lo mismo en las siguientes temporadas.
Personalmente me impresionó en los juegos que le vi lanzar y coincidía conmigo un amigo ex pelotero, Roberto Sabin, en esa apreciación.
“La felicidad es la llave para el éxito” Albert Pujols (estrella dominicana en la MLB)
Como siempre he dicho, las derrotas del equipo cubano de béisbol no deben ser objeto de alegría, pero sí de tristeza y enojo al ver adonde se ha llegado. El resultado es a lo que nos hemos acostumbrado, derrotas van y vienen, y no se hace nada para enderezar la nave que sigue cuesta abajo. No se hace, pues no saben para eso o la solución se escapa de sus ansias interminables de poder.
No vale la pena analizar si tal o más cual pelotero debió integrar la nómina, de lo que se trata es de concluir que la pelota en manos del régimen no va a ninguna parte. Le pasa al béisbol cubano lo mismo que a la producción azucarera, la cafetalera y otros renglones de la economía que prácticamente se han reducido en más de un 90%. Los responsables son los mandamases del régimen, algo que ellos nunca reconocerán. El béisbol seguirá en picada, ya toca fondo y no pasará nada hasta tanto las cosas no cambien en Cuba.
Me llenaría de orgullo ver a un equipo Cuba participar en estos eventos y lograr un buen lugar, lo que necesariamente no significa llevarse el título, pero me enoja en extremo ver a estos piquetes hacer el soberano papelazo en tales torneos. No se me olvida como el conjunto de EE. UU. apabulló al cubano en el último clásico. Para hacer el papel de mona, mejor quedarse en casa.
En este evento Cuba no bateó, los bates estaban fríos, mientras que el pitcheo, con la excepción del matancero Yera en el primer juego, no fue nada del otro mundo. Moinelo abrió juego y duró lo que un merengue a la puerta de la escuela. Sin ofensiva y sin pitcheo, ¿qué rayos fue a hacer este piquete en este Premier12?
Terminados los partidos, en las declaraciones a la prensa, no había más que un mea culpa de Armando Jonhson, el supuesto mánager del equipo. No fue secreto que Germán Mesa hizo y deshizo en estos juegos, y le pasaba por encima a Jonhson.
El lanzador pinareño y ligamayorista Pedro Ramos decía en una entrevista con el periodista Boris Luis Cabrera: “Yo creo que en Cuba siempre hubo muy buenos jugadores como los hay hoy, pero el sistema implantado en realidad no los deja desarrollarse como era antes. Allí no pueden superarse como quisieran, aunque tengan calidad, por eso cada vez que tienen una oportunidad, tienen que emigrar buscando lo que quieren y se merecen como seres humanos.” No se equivoca Ramos, ahí está el quid del asunto. Libertad para los peloteros cubanos que quieran emigrar, libertad para que puedan entrar y salir, y puedan también integrar la selección cubana, la que se conforma, no es secreto, con criterios políticos y no tanto deportivos.
Es difícil imaginar un equipo Cuba sin peloteros como Yordan Álvarez, Adolis García, Raisel y José Iglesias, Jorge Soler, los hermanos Gurriel y otros muchos más, pero así es.
Como ya dije, quiero ver un equipo Cuba ganador en el terreno, pero la WBSC (Confederación mundial de béisbol y sóftbol) y su presidente, Riccardo Fraccari, pudieran evitar la participación de equipos débiles como el Cuba. Ese ejecutivo debe realizar mejores rankings, ya que Cuba no está entre las primeras 12 naciones del mundo en béisbol. La realidad es otra, la pelota cubana no es mejor que la que se juega en las Antillas Neerlandesas y Países Bajos, ni la colombiana, ni la canadiense actualmente. Cuba no tiene un lanzador de la calidad del colombiano José Quintana o un jugador de cuadro como Xander Bogaerts o peloteros canadienses como los hermanos Naylor, solo por mencionar unos ejemplos, hay muchos más. Poco debe importar que las autoridades de la Federación Cubana se enfaden con un ranking más real, y el equipo cubano no pueda participar en tales eventos selectivos. A esos torneos se asiste como mérito y premio a su calidad.
“No es como empiezas la temporada, es como terminas. Si terminas ayudando al equipo a llegar a los playoffs, para eso juegas.” Albert Pujols (ex-pelotero y estrella en la MLB)
La temporada regular es una cosa y la post temporada es otra, algo más que sabido desde que se inventaron los play off y luego se extendió con la inclusión de los llamados comodines. Hasta inicios de los 60 del siglo pasado, todo era distinto, equipo que ganara el título iba sin obstáculos directamente a la Serie Mundial, nada de play off y extensión de temporada. Todos deben adivinar a qué se debió. Si los conjuntos de las menores lo hacían, ¿por qué los grandes no?
Como siempre, me equivoqué en mi pronóstico de post temporada 2024. Dije que los Filis o los Bravos irían por el título de la Serie Mundial enfrentados a los Orioles de Baltimore o los Astros de Houston. Tremendo foul, tengo que reconocerlo. Sacaba conclusiones que ni Yankees ni Dodgers aprobarían por tener directores poco victoriosos en series cortas de post temporada. En el caso del equipo de Los Ángeles veía un cuerpo de tres abridores cojo y cuyo bull pen podía hacer, pero no tanto para llevarse la gloria. Veía a estos Yankees como una especie de Industriales cubanos de las temporadas de 1968 a 1971, los que llevaban a grandes sluggers del momento, pero que al final no pasaba nada.
Una alineación debe ser la racional combinación de hombres de tacto y veloces en bases custodiados por hombres de poder y efectivos en remolcar carreras para home. Hoy día se ve el jonrón del hombre proa, el leadoff, como una hazaña, cuando hay que verlo como un desperdicio. Supongan ese jonrón con uno o dos hombres en base, eso sí es productivo. En cuanto al manejo del pitcheo hay sus cosas, incluido el respeto al aficionado. Cuando uno se sienta a ver un juego de su equipo preferido, quiere verlo ganar o incluso verlo perder, pero guapeando hasta al final. Hoy los directores, incluido el del equipo campeón de la serie mundial 2024, tiran la toalla temprano y dejan que a un pitcher le hagan hasta 8 carreras en un inning. ¿Te acuerdas con Jack Flaherty? Los directores de mi niñez no hacían eso. Leo Durocher, muy criticado por su actitud personal y sus afirmaciones, sin embargo, él decía que había que ganar el juego en curso y nada de guardar pitcher, gana el de hoy y ya se verá mañana. ¿Es esa la mentalidad actual de los directores? Nada de eso. Esto es un poco de historia medieval beisbolera, la que una mayoría de los comentaristas jóvenes desconocen, lo cual no quiere decir que no tengan calidad o tiempo aún de superarse. Sigan el ejemplo de Vin Scully, el difunto, era una enciclopedia andante de béisbol y sus narraciones eran amenas por la cantidad de información que aportaba.
En la primera fase de la post temporada se vio cómo los Orioles y los Astros flaquearon. Los Tigres vinieron inspirados y lograron ganarle 2-0 a los Astros en su propia casa. La ofensiva de los tejanos no fue la mejor y su pitcheo no pudo impedir los batazos decisivos de algunos peloteros del Detroit. Los Reales de Kansas City se presentaron algo parecido a los Tigres y despacharon en dos juegos apretadísimos a los Orioles, equipo lleno de figuras jóvenes, las que todavía tendrán tiempo para hacer y hacer hablar a los comentaristas. A los Orioles le falló la ofensiva esta vez, en esa serie se anotaron 4 carreras, una sola por los de Baltimore.
Los Reales fueron a enfrentarse a los Yankees y los Tigres a los Guardianes de Cleveland. Fíjense que la división central de la liga americana, considerada como la peor, incluso de las Grandes Ligas hasta 2023, logró incluir tres conjuntos en la post temporada y llevarlos a discutir el derecho a competir por el título de la Liga Americana. Los Guardianes jugaron a lo grande a lo largo de la temporada, nunca se dieron por vencido, jugaran donde jugaran, lo que les valió ganar el cetro de la división central y quedar sembrados con los Yankees en espera del comodín de turno. Los Yankees oscilaron en este año, a veces arriba, otras veces en slump, al final se impusieron, equipo les sobraba para eso y mucho más. En las series de división, los Yankees se llevaron las sonrisas al ganar 3 de cuatro juegos, nunca victorias holgadas, ya que los Reales jugaron a morirse en el terreno siempre. Del otro lado, los Tigres mordieron fuerte en el segundo y tercer juego, lo que obligó a que los Guardianes remontaran la desventaja al ganar los dos últimos juegos. Las victorias de los Tigres fueron con mucho pitcheo, par de lechadas. El decisivo fue un juego holgado como el primero para los Guardianes.
Así que rivales de siempre se vieron las caras por el título de la Liga, Yankees vs Guardianes. Los de Nueva York ganaron los dos primeros juegos en su terreno y fueron recibidos en Cleveland con una derrota de 7-5 en 10 entradas. Los mulos continuaron al ganar el cuarto juego y luego en el quinto nuevamente en 10 entradas. Así que como dice uno de los comentaristas de Nueva York, Yankees winnnnnnnnnn.
En la Liga Nacional, los Padres de San Diego, conformados con un segundo lugar en la división Oeste de la Nacional, tuvieron que enfrentarse con el segundo de la división Este, los Bravos de Atlanta. Con un dominante Michael King en el montículo, los Padres lograron darle blanqueada a los Bravos en el primer juego en San Diego, mientras que el segundo se decidió en la segunda entrada cuando los Padres marcaron las 5 carreras necesarias (5-4). Así que uno de mis pronosticados quedó fuera. Del otro lado, se enfrentaban los Mets, los que venían de clasificar al derrotar en serie final a los mismísimos Bravos, contra los Cerveceros de Milwaukee. Los Mets jugaron como visitador y nunca se vieron abajo, jugaron como lo hicieron contra los Bravos y se llevaron la serie al ganar el juego inicial y el decisivo. Así que la cerveza se quedó en Milwaukee. Los sembrados eran los Dodgers, equipo más ganador de la Liga Nacional, y los Filis de Filadelfia, primer lugar en la división Este, por lo que los Mets fueron a enfrentarse con sus enemigos de división, los Filis, y otro tanto entre Dodgers y Padres. Los Mets solo perdieron el segundo juego y así eliminaba a otro de mis favoritos. El pitcheo de los Filis no fue lo efectivo para lograr estas victorias, pero la feroz ofensiva de Kyle Schwarber, Trea Turner, Bryce Harper, Realmuto, Alec Bohm, con la excepción de Nick Castellanos, brilló por su ausencia. En el Oeste, las cosas salieron como no pensaba que fueran. Los Padres saben ganarle a los Dodgers y su rivalidad es evidente, a veces se vuelve violenta sin necesidad, guapería barata de solar. El primer juego en los Ángeles lo ganaron los locales, con derrota para el zurdo de Mayabeque, Adrián Morejón, pero en el segundo juego el galletazo de los frailes fue en grande, le dieron con todo al local Jack Flaherty (10-2), victoria empañada por las broncas de solar ya mencionadas. Se fueron para San Diego y ya estaba preparando las velitas para el funeral de los Dodgers. El primer juego en la ciudad fronteriza californiana fue victoria para el San Diego, juego en el que Walker Buehler lanzó aceptablemente, pero la defensiva de los Dodgers fue de espanto. Así y todo, el juego los Padres lo ganaron por la mínima (6-5). Cuarto juego y los Dodgers sin abridor, solo faltaba encender las velitas. Podía haberlo hecho y ponérselas a los santos. Con relevistas a lo largo del juego los frailes fueron blanqueados (8-0). Eso significó el regreso a los Ángeles, las velitas seguían ahí. Yamamoto como abridor, vaya apellido, pero este hombre no es tan grande como el famoso almirante nipón. Llegó a los Ángeles con mucho aguaje y la realidad es que posee calidad, pero no aportó de acuerdo con el platal que le pagaron. Sin embargo, se puso las baterías en ese partido y lanzó 5 escones con 2 ponches y un boleto. Se enfrentó a su compatriota, el veterano Yu Darvish, al que los Dodgers le anotaron 2 carreras, suficientes para llevarse la victoria. Increíble, las velitas estuvieron apagadas y poco después guardadas.
Los Dodgers y los Mets se enfrentaron para decidir el campeón de la Liga Nacional. Dos equipos inspirados, quien mostrara mejor pitcheo, ganaría. Flaherty se presentó intransitable en el primer juego y los Mets comieron maíz y no poco, lechada de 9-0, pero los Mets no se quedaron cortos al ganar el siguiente partido 7-3. Con la serie empatada se fueron ambos equipos a Nueva York, volví a sacar las velitas. Otra lechada de los Dodgers 8-0, con Mark Buehler de abridor y luego la tanda de relevistas, además de tres cuandrangulares. El siguiente juego fue pateadura de los Dodgers sobre los Mets (10-2). Yamamoto abrió y luego tres relevistas para completar la faena. Tommy Edman y Mookie Betts dispararon jonrones. Los Mets no se dieron por vencidos, ganaron el quinto juego a batazo limpio, nuevamente el inconsistente Flaherty permitió 8 limpias, crítica para Dave Roberts por haber tirado la toalla en el mismo tercer inning. Esa decisión era riesgosa, los Mets eran la cucaracha y no había razón para guardar pitcher. El sexto juego fue en los Ángeles, algo disputado, Roberts usó a sus relevistas en pos de la victoria, abrió con Kopech, el que permitió la primera de los Mets y del juego, pero los Dodgers ripostaron con 2, en el tercero 4 incluido jonrón de Tommy Edman. Los Mets se acercaron algo con 2 en el cuarto episodio, pero los Dodgers no pararon, una más en el sexto y 3 en el octavo, ya era mucho para los Mets. Victoria de 10-5 para los Dodgers y las velitas guardadas para otra ocasión. Tommy Edman, pelotero versátil y bateador ambidextro, llegado a los Dodgers de los Cardenales en canje a mitad de temporada, fue el MVP de estas series. Edman es de ascendencia coreana por parte de madre.
Venía un plato fuerte, algo que no veía desde 1956, ha pasado rato. Duelo entre Dodgers y Yankees. He simpatizado con los Dodgers por el fildeo asombroso que realizó el hombre de Pueblo Nuevo, Matanzas, Edmundo “Sandy” Amorós en la serie de 1955. Aquel juego terminó 2-0 con victoria para el joven Johnny Podres, era la primera vez que los Dodgers le ganaban a los Yankees en serie mundial. Su nuevo mánager entonces, Walt Alston, puso las cosas en su lugar y los de Brooklyn ganaron. Al año siguiente repitieron en serie mundial iguales contrincantes. Les digo lo que pasó los dos primeros juegos fueron ganados por los Dodgers, luego los Yankees, en su terreno, ganaron tres al hilo, el tercero fue el famoso juego perfecto de Don Larsen, que odio le cogí entonces. Alston le dio por poner al relevista Clem Labine a lanzar el sexto juego, el que durmió bien los bates de los Yankees y así empatar la serie. Vino el noveno juego, ¡qué desgracia!, el derecho Don Newcombe, grande en la temporada regular e incapaz de siempre de ganar un juego en serie mundial, fue el abridor de los Dodgers, y los Yankees le dieron con todo, insoportable ver un jonrón con las bases llenas de Bill Skowron en el séptimo inning, otros dos anteriormente de Yogi Berra y uno de Elston Howard. Una práctica de bateo. Era mucho para un niño de 9 años, antes del séptimo dejé de ver el partido trasmitido por la TV y gracias a las señales de un avioncito que daba vueltas en el estrecho de la Florida. Nunca más los vi enfrentarse, así que ahora es la oportunidad.
¿Mi favorito? Los Yankees. Entendía que los mulos tenían ofensiva suficiente para acabar con el pitcheo de los Dodgers. Solo el pitcheo podría salvar a los peloteros de la ciudad californiana. Nunca he sido fan de Aaron Boone ni de Dave Roberts, ambos han tenido nóminas multimillonarias y no han sido ganadores. Roberts ganó en la temporada corta de 2020 contra el Tampa, pero antes había perdido contra los Astros y los Medias Rojas en temporadas consecutivas. Boone nunca había ganado. Buenos equipos, a mi entender, directores so so.
Jack Flaherty abrió el primer juego en los Ángeles y lo hizo aceptablemente hasta que Giancarlo Stanton le botó la pelota con uno en base y puso delante a los mulos 2-1. Los Dodgers lograron empatar a 2. Se fueron a extrainnning y Anthony Volpe trajo la ventaja para los Yankees. Al bate los Dodgers, dos outs, hombres en primera y tercera, Boone ordenó base a Mookie Betts. ¡Qué jugadita! Llevar el empate a tercera y la ventaja a segunda para que el lanzador zurdo, el cubano Nestor Cortés Jr., dominara al zurdo Freddie Freeman. Sin deseos de ofender, pero esto fue lo que llamo una Lasordada. Freeman es hombre que no se poncha con frecuencia y es capaz de poner la bola en juego para cambiar la configuración del juego. Espero que algún aficionado haya encontrado la pelota que Freddie puso en las gradas para un grand slam que dejaba a los mulos en el terreno. Funcionó el pitcheo, los Dodgers respondieron, victoria 6-3.
Vino el segundo partido, Yamamoto contra el zurdo cubanoamericano, Carlos Rodón, el que vino veloz como de costumbre, pero también con su bola de jonrón en mano. Siempre digo que si un pitcher quiere aprender la bola de jonrón que se vaya a jugar con los Medias Blancas. Miren a Michael Kopech. Pues a Rodón le conectó jonrón Tommy Edman, Teoscar Hernández y el mismo Freddie Freeman, buenos para traer 4 carreras. Yamamoto soportó uno del dominicano Juan Soto, la honrilla de los mulos, que perdieron 4-1.
Ya la gente comenzó a cantar victoria para los Dodgers, pero tenía el recuerdo de 1956 y prefería callar. También recordaba cómo los Bravos sucumbieron ante los Yankees en 1996 después de haber ganado los dos primeros juegos en el mismo Yankee Stadium. La tropa de Joe Torres aplastó a los de Atlanta en los siguientes cuatro juegos, tres como visitante y uno más como home club. Los Yankees son siempre de cuidado.
Iban a jugar ahora en el Yankee Stadium y las cosas podían tomar otro rumbo. Nuevamente me equivoqué, me alegro, el eternamente lesionado Walker Buehler abrió por los Dodgers y lo hizo muy bien en cinco entradas, nada de carreras, dos hits y 5 ponches. Los mulos comieron de su mano. A partir del quinto los relevistas lo hicieron bien, mientras eso sucedía, los Dodgers se encargaban de anotar dos en el primero por jonrón de Freeman con uno en base, añadieron otra en el tercero y en el sexto. Los Yankees estuvieron comiendo maíz, hasta que vino a cerrar el juego, el derecho Michael “bola de jonrón” Kopech. Con dos outs el ex-Dodger Alex Verdugo le botó la bola con uno en base, se animaron las tribunas, pero Kopech sacó el out 27 y ya en ese momento, me dije, podrán remar, pero a la orilla no llegarán esta vez.
El cuarto juego era asunto de relevistas de parte de los Dodgers, pero Roberts usó sus relevistas de segunda fila. No me gustó ese movimiento. El jardinero Silvio Montejo, famoso en series nacionales cubanas, decía que cuando la cucaracha está abajo hay que aplastarla sin piedad. Hasta el octavo inning el juego estaba algo cerradito, 7-4 a favor de los Yankees, los que ya habían bateado dos jonrones, uno de Anthony Volpe y otro de Austin Wells. A Roberts se le ocurrió traer a Brandon Honeywell Jr., y le regaló el partido al adversario. Brandon hizo honor a su nombre y repartió mucha miel, endulzó lo suficiente a los Yankees para que anotaran 5 y aseguraran el partido.
Vino el quinto juego y ya las cosas no era que anduvieran bien para los de California. Jack Flaherty, ineficiente como lanzador de equipo abridor, fue víctima de la ofensiva de los Yankees en la entrada y un tercio que lanzó, 4 carreras, con par de jonrones de Aaron Judge y Jazz Chisholm Jr. Por suerte, Dave Roberts no vino con idea de permitir libertades y le aplicó bien la grúa a un lanzador que no creo los Dodgers necesiten renovar su contrato en 2025. A cuentagotas los mulos siguieron anotando a lo largo del juego. Anthony Banda, Alex Vesla y Michael Kopech fueron los relevistas de los Dodgers no marcados por los Yankees, pero algo inesperado para todo el mundo, algo que la fanaticada del Yankee Stadium nunca había sufrido, un quinto inning desastroso para el hasta entonces eficiente abridor Gerrit Cole. Hit del boricua Kike Hernández, error increíble de Judge con batazo de Edman al central, la pelota le dio en la punta del guante, batazo claramente fildeable, otro batazo al campo corto y Anthony Volpe tiró enredado a tercera, bases llenas. Cole estaba que supuraba con razón, por lo que se puso las pilas y logró ponchar al noveno bate y al peligroso Shohei Ohtani. Vino el no menos peligroso Mookie Betts, el que produjo rolata por la inicial, jugada en la que siempre el pitcher debe elementalmente correr hacia primera, pero Cole se quedó mirando lo que pasaba, Mookie vuela y Rizzo es lento, el Dodger le ganó en velocidad, así Kike anotó la primera de su equipo. Al bate, el coco de los Yankees, Freddie Freeman, el que sacudió batazo impulsor de dos. El rostro de Cole era todo tristeza y enojo a la vez, pero para que no se le acabara ni una ni el otro, el dominicano Teoscar Hernández, a quien los Dodgers sí le deben renovar el contrato, disparó doblete al central, valedero para empujar las anotaciones del empate. El Estadio se volvió una funeraria en ese momento. Los Yankees ripostaron en el sexto con una impulsada con fly de sacrificio de Stanton, pero en el octavo los Dodgers volvieron a la carga sobre los lanzamientos del veloz Tommy Kanhle, sencillos de Kike y Edman, base al receptor Will Smith, entró Boone con la grúa y trajo a Luke Weaver, el que permitió fly de sacrificio de Gavin Lux, el receptor Austin Wells cometió error en obstrucción bateando Ohtani, el nipón a primera, bases llenas nuevamente, y Mookie trajo la decisiva con fly a los jardines. El relevista Blake Treinen se las arregló para dar escón en el octavo, mientras que en el noveno Roberts hizo una buena movida al traer a Walker Buehler, el que dio el escón con par de ponches para cerrar el juego. Ya no era la época de Casey Stengel como director de los Yankees, tiempos felices, los que nadie sabe cuando volverán.
Usualmente uno echa las culpas de la derrota sobre los directores de equipo, a fin de cuentas, es él quien debe incluso predecir lo bueno y lo malo en el curso del juego. No obstante, tengo que decir que los Dodgers vinieron muy inspirados en esta post temporada, nunca se vieron debajo, así lo estuvieran, como así pasó con los Padres. Vi en el terreno a hombres como Kike y Teoscar Hernández, Mookie Betts, Wil Smith, muy decididos en el terreno. A ellos hay que añadir el coraje de Shohei Ohtani, el que jugó los últimos tres partidos con un hombro lesionado, se le veía el rostro de dolor en cada uno de sus swings, pero el grande de todos ellos, no en balde fue escogido como MVP de la Serie Mundial, fue Freddie Freeman, el que jugó la post temporada con esguince en un tobillo, así y todo, disparó 4 jonrones en cada uno de los primeros 4 juegos en la serie, lo que valió implantar récord de 6 consecutivos al sumar los 2 últimos juegos de la serie de 2021 cuando aún militaba en el equipo de los Bravos. Me asombró verlo correr al extremo de lograr un triple, eso se llama coraje. Ese entusiasmo, con todo mi respeto a esos peloteros, no se observó en la banca de los Yankees. El quinto inning del quinto juego fue de errores por nerviosismo. En mi país eso tiene un nombre, pero por respeto no lo diré. Había cinco de ventajas y ahora para jugar a sacar out tras out. Gerrit Cole fue muy responsable de esa debacle al no correr a cubrir la primera como lo indica la libretica. Lo digo, pues un director no puede controlar todo lo que sucede en el terreno, sobre todo los errores de sus jugadores.
Los Dodgers y los Yankees, así como el resto de los equipos participantes en esta post temporada deberán hacer un análisis de lo que se debe hacer a fin de reforzar sus conjuntos para el 2025. Mi consejo de viejo es de tratar de armar novenas con hombres de tacto, velocidad y dos o tres sluggers, con buena defensiva, buen receptor, cuatro buenos abridores y no menos de tres relevistas consistentes, con algunos novatos de impacto a la mano y ya verán que sí se puede. La mentalidad de llenar a las nóminas con tantos hombres de poder como se pueda no funciona. Miren a los Yankees de los años 20, Ruth y Gehrig, y el resto bateaba, entraba en circulación y ponía a los lanzadores rivales siempre en peligro que le anotaran.
He dado detalles de la serie para aquellos que no la pudieron ver y que, si acceden a estas páginas, como les ocurre a miles de aficionados al béisbol en Cuba.
“Apostar, la forma segura de obtener nada a cambio.” Wilson Mizner (dramaturgo americano 1876-1933)
Hablar de Pete Rose es algo recurrente y no me creo el más indicado para dar detalles de la carrera de un hombre con talento extraordinario para batear, para poner la bola en juego y para enviarla lejos del alcance de los jardineros. Daré algunos datos de su carrera.
Rose había debutado en 1963 con el equipo de su tierra natal, Cincinnati, y ya en 1979, jugando para los Filis, alcanzaba los 3000 hits. Fue entonces que le vi en video lograr esa hazaña que todo pelotero quisiera realizar. Vean cuando bateó su hit 3000.
Rose no se detuvo y se encaminó a lograr 4000 o más hits. Solo Ty Cobb lo había logrado, llegó a conectar 4189 imparables. Rose lo sobrepasó con 4256. Conectó el número 4000 el viernes 13 de abril de 1984, mientras que el 4192 lo disparó el 11 de septiembre de 1985.
El llamado Charlie Hustle (Carlitos Ajetreo) hizo historia en sus 24 temporadas en las Mayores. Es líder absoluto en juegos jugados (3562), comparecencias al plato (15890), veces al bate (14053) y hits conectados (4256), además de ser segundo en dobles (746). Fue líder de los bateadores en tres temporadas, 7 veces líder en hits, 5 veces líder en dobles, dos veces líder en OBP, 4 veces en carreras anotadas, asistió a 17 juegos de estrellas, MVP en 1973, fue integrante de los equipos campeones de las Series Mundiales de 1975, 1976 y 1980.
Hasta ahí es puro mérito, innegable. Por su experiencia era lógico se le diera la oportunidad de dirigir equipos, a cuál mejor que el mismo Cinci, lo que hizo desde 1984 a 1989. Entre 1984 y 1986 fungió como jugador-mánager. Logró 412 victorias con 373 derrotas (,525), nada mal, pero lo pescaron apostando juegos de su propio equipo. Investigaciones realizadas probaron que Rose apostó juegos en las temporadas de 1985 a 1987, lo que le valió suspensión de por vida en 1989.
Por mucho que Rose se esforzó para revertir esta situación, nada logró y su nombre no aparece en la lista de los inmortales de Cooperstown. Varios veteranos y miembros de ese Salón se pronunciaron negativamente sobre la entrada de Rose a ese sitial. Apostar se considera como falta grave que rebaja la integridad del pelotero.
Hoy en día las opiniones están divididas, pero muchos son del criterio que la entrada de Rose sentaría un mal precedente. Apostar en cualquier deporte por el mismo competidor no es algo que se pueda perdonar tan fácilmente. Se podría perdonar, pero y ¿si otros lo hacen? ¿no se les sancionaría?
El asunto de Pete Rose es tan delicado como también lo es en el caso de Barry Bonds y Roger Clemens, por solo citar dos ejemplos de otras faltas nada aceptadas por la MLB.
Rose falleció el 30 de septiembre de 2024 y hay algunas voces que piden su exaltación al Salón de la Fama.