«La toma de la Habana o la hora de los mameyes»
Dicho habanero relativo a la toma de la ciudad.
Los criollos llamaban mameyes a los británicos
Carlos III inició su reinado en 1759, justamente cuando Francia e Inglaterra estaban en guerra. El nuevo monarca español pensó que una alianza con su pariente, el rey de Francia, serviría para poder humillar a los ingleses en combate. España poseía una potente fuerza naval, por lo que no dudó en firmar un pacto de familia en agosto de 1761. La guerra en desarrollo era la llamada de los siete años, que había comenzado en 1756 y encontraba a Gran Bretaña, Portugal, Prusia, el reino de Hanover en confrontación contra Francia, Rusia, Suecia y la entrada de España en 1761.
De hacía ya un buen tiempo los británicos aspiraban ocupar y gobernar a la más grande de las Antillas. Edward Vernon, almirante británico, había hecho un primer intento lanzando una tropa de 4 000 soldados justamente en el lugar que hoy ocupa la base militar americana en la Bahía de Guantánamo en 1741. Allí se tropezaron con una terrible guerrilla que les hizo la vida imposible. Los soldados enfermaron y al final tuvieron que salir de regreso a su colonia de Jamaica.
Las tensiones hispano-británicas continuaron por sus cauces y nuevamente vinieron otras escaramuzas, donde intervenían tropas de los tres imperios. Uno de esos tropiezos tuvo lugar en 1748 en la llamada Batalla de la Habana, en aquel entonces la tercera ciudad en importancia del hemisferio occidental. La derrota inglesa correspondió a las fuerzas bajo las ordenes del Almirante Charles Knowles, quien visitó la Habana ocho años después y estudió en detalle las defensas de la ciudad y elaboró un plan para cuando llegase una nueva oportunidad.
La Guerra de los Siete Años se inició en 1754 en tres continentes. El Caribe se volvió un escenario violento. Los británicos se decidieron tomar la Habana, para ello prepararon una expedición con cincuenta naves de guerras y fragatas, todas dotadas de un total aproximado de 2000 cañones, además de un ejército de 10 000 soldados a fin de ocupar y gobernar Cuba, lugar al que llegaron el 6 de junio de 1762. Los ingleses sabían lo difícil que era conquistar la Habana pero ya existía un plan preparado por el Almirante Charles Knowles, consistente en la entrada de las tropas por la ensenada de Cojímar, y de ahí seguir rumbo para el Morro y las canteras llamadas Las Cabañas, cuyas colinas dominaban ciertamente el Morro. El mando inglés estaba en manos de los Almirantes Sir George Pocock y Sir George Kepler, su plan de ataque se haría de acuerdo a lo planeado por Knowles.
En el área de La Cabaña, donde todavía no había la actual fortificación que todos conocemos, se hicieron trincheras y en el combate inminente se dio orden de disparar a los primeros ingleses llegados y retirarse a la plaza existente. Los caseríos pobres aledaños se incendiaron para evitar que los ingleses se parapetaran dentro de los mismos. Así y todo, los ingleses tomaron Guanabacoa y La Cabaña (la fortaleza aún no existía, fue solo el lugar) con extrema facilidad, emplazaron cañones que se acopló con el fuego desde el mar. Luis de Velasco era el encargado de la defensa de la Habana y en honor a la verdad, él y sus soldados, aún heridos, se batieron con el enemigo, el que supo reconocer la dignidad y coraje de su adversario. Otro que hizo enorme resistencia fue el Alcalde de Guanabacoa, José Antonio Gómez, más conocido como Pepe Antonio, un verdadero héroe, que organizó una tropa con los vecinos de esta localidad habanera. Pepe Antonio y los suyos lucharon hasta el final. Sin embargo, fue destituido en plena confrontación bélica y murió días después.
La guerra en cuestión concluyó con la rendición española el 12 de agosto de 1762. El gobernador español Fernando de Prado y Malleza había recibido previamente una oferta de capitulación de la parte inglesa. Lo peor de todo fue que las autoridades españolas no tomaron ninguna precaución con el dinero existente, por lo que los ingleses se llevaron un botín de varios millones de pesos en plata y once barcos de guerra. La parte inglesa sufrió de enormes bajas cuando parte de su ejército enfermó de fiebre amarilla.
Con la rendición española, en la Habana entró el Almirante de flota George Keppel, tercer Conde de Albemarle, como nuevo gobernador de toda la parte occidental de la isla, o sea del Cabo de San Antonio hasta la actual provincia de Matanzas.
Independientemente del botín perdido en esta guerra, la nueva administración propició muchas cosas favorables para la economía cubana. Los británicos o casacas rojas como les llamaron en Cuba abrieron el comercio de la isla con sus colonias en Norte América. Alimentos, animales útiles y otros bienes comenzaron a llegar al país. Se aumentó la importación de esclavos del África Occidental, algo que a los españoles igualmente gustaba, pero que no lo hacían en ese momento con la misma agresividad de los británicos. Esos esclavos eran traídos para trabajar e incrementar la producción azucarera. La población de la isla fue al principio fría con los nuevos ocupantes británicos. Sin embargo, esa aversión fue desapareciendo y hubo varios matrimonios entre casacas rojas y cubanas.
Todas las cosas tienen sus desventajas y los comerciantes británicos vieron un peligro de baja de los precios del azúcar de subir la producción en la isla. Los comerciantes británicos sugirieron entablar negociaciones con los españoles, quienes no se resignaban a perder la llave del Golfo.
Fue por eso que británicos y españoles se sentaron a discutir en el llamado Tratado de Versalles once meses después que la Habana fuera ocupada por Gran Bretaña. El tratado se firmó el 6 de julio de 1763, que ponía fin a la Guerra de los Siete Años. Gran Bretaña entregaba la parte occidental de Cuba de vuelta a España, la que en compensación entregaba Florida a los británicos. Ese canje fue una recomendación de los franceses, los que aconsejaron hacerlo a no ser que España quisiera también perder México y buena parte de América del Sur. La entrega de Florida no fue muy bienvenida por la opinión pública británica, ya que entendía que esa península era más pobre que Cuba.
Ahora, ¿quién era George Keppel? este personaje histórico nació el 8 de abril de 1724 en Londres. Keppel fue soldado y era noble, descendiente de una familia holandesa que era pariente de los Príncipes de Orange. El movimiento de la familia a Inglaterra tuvo lugar en el siglo XVII.

George Keppel
Keppel se inició militarmente en los Guardias Coldstream en 1738, llegó a ser teniente-capitán del primer regimiento de Dragones en 1741 cuando solo tenía 17 años. Luego combatió a los franceses en la Batalla de Fontenoy en 1745. En aquel entonces él era asistente del Príncipe Guillermo, Duque de Cumberland. En 1755 se convirtió en coronel del Tercer Regimento de los Dragones y en 1756 promovido a Mayor General y luego Teniente-General en 1759. Luego de abandonar Cuba, Kepler llegó a ser general en mayo de 1772, año en el que murió posteriormente.
Bibliografía consultada
Anon. British occupation. Cubahistory.org. http://www.cubahistory.org/en/british-occupation-and-us-independence/british-occupation.html
Anon. Toma de La Habana por los ingleses. Enciclopedia de historia y cultura del Caribe. http://www.encaribe.org/es/article/toma-de-la-habana-por-los-ingleses/1139
Portuondo del Prado Fernando. 1965. Historia de Cuba (1492-1898), Editorial Pueblo y Educación.
Escrito por Ricardo Labrada (29 febrero de 2016)