“Antes pensábamos que nuestro futuro estaba en las estrellas.
Ahora sabemos que está en nuestros genes”.
James Dewey Watson (1928, biólogo estadounidense, Nobel
de Medicina en 1962)
Investigadores del Laboratorio Sainsbury de la Universidad de Cambridge (SLCU) y el Departamento de Ciencias de las Plantas han descubierto que el estrés por sequía puede estimular la actividad de una familia de los llamados genes saltarines (retrotransposones jinetes), los que anteriormente han contribuido a mejorar la forma y el color de la fruta en los tomates. La investigación reveló que la familia de estos “jinetes” también está presente y activa en otras plantas como la colza, la remolacha y la quinua.
Los transposones o genes saltarines son fragmentos móviles de ADN codificado que se copian y se reubican en nuevas posiciones dentro del genoma. Los mismos fueron descubiertos por la científica ganadora del Premio Nobel Barbara McClintock en la década de 1940, pero solo ahora los científicos han advertido que los transposones son importantes al jugar un papel importante en el proceso evolutivo y en la alteración de la expresión genética y en las características físicas de las plantas.
Este descubrimiento trae una fuente potencial de nuevas variaciones de rasgos que podrían ayudar a las plantas resistir mejor las adversidades generadas por el cambio climático. La identificación de la actividad del “jinete” desencadenado por la sequía, sugiere la creación nuevas redes reguladoras de genes que ayudarían a la planta a responder a la sequía. Esto también significa que el “jinete” podría ayudar a desarrollar cultivos que se adapten mejor al estrés por sequía, ya que les proporcionaría genes de respuesta a la sequía en otros cultivos.
Información tomada de https://www.cam.ac.uk/research/news/harnessing-tomato-jumping-genes-could-help-speed-breed-drought-resistant-crops