“Conocía Las Casas las naciones más cultas de Europa y había
visto como gobernaban los déspotas ilustrados de la época.”
Fernando Portuondo (historiador cubano)
Por Ricardo Labrada
En la historia de cualquier país otrora colonizado han existido períodos desastrosos y otros de mejoras económicas y sociales, lo que en buena medida depende de los gobernadores designados, quienes vienen con sus agendas, unas más limitadas y otras más ambiciosas.
En la historia de la Cuba colonial sucede que ha habido períodos mejores y peores. Al hablar de épocas de mejoras económico-sociales una referencia obligada es la del período del mandato de Luis de las Casas y Aragorri, ciudadano vasco nacido el 25 de agosto de 1745 en Sopuerta, provincia de Vizcaya, en el seno de una familia con poder político y económico, la que constaba de un total de cuatro hermanos y dos hermanastros por línea materna.
Luis de las Casas se educó en tierras vascas y más tarde logró ser nombrado paje del rey cuando tenía trece años. Luego se hizo cadete y llegó a ser capitán en 1762. Su primera misión fue como ayudante de campo en Portugal durante la guerra anglo-española de los siete años, la que se tuvo lugar desde 1756 hasta finales de 1763.
Terminada la guerra antes mencionada, Carlos III solicitó a Francia la entrega de la Luisiana como compensación por el apoyo español en esta guerra, lo cual se materializó mediante el Tratado de Fontainebleu. Luis de las Casas, conjuntamente con el brigadier Alejandro O’Reilly, su cuñado, participó en la expedición de ocupación de Luisiana.
La estancia de las Casas en territorio norteamericano le permitió visitar algunas de las colonias británicas, las que poco después se liberarían del yugo europeo. Retornó a Europa e inició una gira en 1772 por todo el continente, con lo cual adquirió conocimientos de los desarrollos existentes en distintos países de la región, e incluso se integró al ejército ruso durante su guerra contra Turquía en el Mar Negro en 1773.
A su regreso a España integró el regimiento para el bloqueo bienal de Gibraltar desde 1779. Tres años después participó en la reconquista de la isla Menorca, y luego fue comandante general en Orán, actual territorio argelino. Después de tantas misiones, giras y expediciones, Luis de las Casas fue nombrado Capitán General de Cuba y Luisiana, cargo que ejerció a partir del 9 de julio de 1790.
Desde su llegada a Cuba, el nuevo capitán general se dio cuenta que no correspondía el estado material de la isla a la riqueza que producía, la que incluso podía aumentarse. La cultura estaba limitada a un grupo de la clase rica, sobre todo aquella con posibilidades viajar.
Cuba se hallaba en un período de franco crecimiento económico. La caña de azúcar iba desplazando a otros cultivos como el café y el tabaco. Los ingenios recibían más personal para su trabajo a través de la trata de esclavos.
De las Casas vio que existía un sector intelectual grande en Cuba para la época. Había escritores, poetas, profesores, médicos, hacendados, curas, todos bastante inconforme con el ambiente en que vivían. Entre ellos se destacaban el Dr. Francisco María de la Luz de Arango y Parreño, nacido en la Habana, que conste, un hombre de extraordinaria cultura y conocimientos, el que abogaba por el libre comercio con extranjeros, fomentaba la prueba de nuevos implementos y máquinas para la agricultura en el país. Otros fueron el Dr. Tomás Romay, médico, muy interesado en la cura de las enfermedades tropicales, las que causaban estragos en la población, así como del ganado; el padre José Agustín Caballero, profesor del seminario de San Carlos, con ideas profundamente autonomistas; Luis de Peñalver, hombre clase rica, pero muy preocupado por la suerte de los huérfanos en el país, a quien se debe la fundación de la primera casa de beneficencia en Cuba; y Don José Pablo Valiente, hombre muy versado en materia de impuestos, el que ayudó a poner las finanzas del país en su lugar.
Todas las personalidades mencionadas fueron firmes aliados de la gestión de Luis de las Casas en Cuba, la que incluyó la modernización de la enseñanza en el seminario de San Carlos y la fundación del papel periódico de la Habana, en la cual además de informaciones de carácter oficial se incluían consejos para los agricultores y los comerciantes en nuevos adelantos.
Una obra que perduró hasta llegada la década de los 60 del siglo pasado fue la Sociedad Económica de Amigos del País, creada en 1793, donde solían reunirse intelectuales, comerciantes y hacendados para discutir aspectos relacionados con la agricultura, la ganadería, el comercio y la educación. De las Casas fue el primer presidente de esta sociedad y asistía a las reuniones con regularidad, siempre que no afectara su trabajo como capitán general.
La sociedad permitió planear y ejecutar obras importantes como la pavimentación de las calles en ciudades del país, la creación de cátedras de botánica y química, la prueba de un nuevo trapiche mecánico y la redacción del papel periódico de la Habana. A su vez, la sociedad propició la apertura de la primera biblioteca pública del país.
La Casa de Beneficencia fue realidad cuando de las Casas reunió a hombres acaudalados, a los que solicitó apoyo financiero para su construcción. Igualmente, con la ayuda de Arango y Parreño, se creó el consulado de Agricultura y Comercio de la Habana, órgano encargado de medidas para el fomento de la economía del país, integrado por hacendados y comerciantes electos para un período de dos años.
Un censo en Cuba fue llevado a cabo en 1774, el que arrojó una población de 172 mil habitantes, aunque muchos estimaron que la cifra no reflejaba la totalidad, ya que se omitió la existencia de miles de esclavos. De las Casas ordenó una nueva estadística en 1791, la que arrojó 100 mil habitantes más. No se asombren, la población negra y mestiza era superior a la de los blancos en tres mil doscientos habitantes.
La Revolución en Haití había estallado en 1791, por lo que aquello hizo aumentar el precio del azúcar en el mercado, ya que ese país antillano era de los primeros en tal producción como en la de café. El precio del azúcar se fue por las nubes y Cuba vio una posibilidad de aprovecharla. Así se fomentaron nuevas plantaciones de caña e ingenios. El café corrió igual suerte, nuevas plantaciones aparecieron y su producción comenzó a aumentar, pero ocurrió un imprevisto, la muerte de Luis XVI a manos del gobierno revolucionario en Francia, por lo que España y otras monarquías declararon la guerra a Francia.
De las Casas, por cuenta propia y con la aprobación del intendente Valiente, autorizó la entrada en Cuba de barcos mercantiles de los Estados Unidos e Inglaterra. Por primera vez la potencia en creación de Norteamérica podía acceder libremente a los puertos cubanos, lo que benefició al comerció del azúcar cubano.
Con el auge de la Revolución en Haití también comenzó un éxodo de emigrantes franceses blancos, los que eran bien acogidos en Cuba, pero prohibió la entrada de población negra, así vinieran con los terratenientes en fuga.
Varias obras se construyeron durante el mandato de Luis de las Casas, como fueron la Casa de Gobierno, el edificio de la intendencia de Hacienda y el Paseo Extramuros, que no es más que el conocido Paseo del Prado. Muchas calles fueron empedradas. La justicia se llevó de forma decente y se persiguió a cuanto vago y delincuente apareciera, sobre todo una buena cantidad de negreros y contrabandistas. Los poblados de Nuevitas, Manzanillo, Guantánamo entre otros, fueron fundados durante este gobierno.
Nunca la monarquía española tuvo mejor aliado que la de Luis de las Casas, hombre, el que, con su inteligencia, supo ponerse del lado de los nativos ricos, los que eran dueños de los medios de producción en el país y relegó la clase burguesa comercial, la mayoría peninsulares, a un segundo plano.
A fines de 1796 concluyó su mandato como capitán general en Cuba, y fue relevado en ese puesto por el teniente general, Juan Procopio Bassecourt y Bayas, Conde de Santa Clara y Barón de Maials.
A su regreso a España, fue nombrado capitán general del reino de Valencia, algo que no ejerció debido a su estado de salud. No obstante, de ahí pasó a gobernar en la plaza de Cádiz y la capitanía general de Andalucía en 1799, responsabilidades que ejerció hasta su muerte el 19 de julio de 1800 en Puerto Santa María. Su fallecimiento se debió a la ingestión de alimentos preparados en una vasija de cobre mal estañada.
No se entiende, al menos es el caso del que suscribe, como pudo haber muerto en la pobreza. Las fuentes revisadas no indican las causas de esta debacle económica. Todas sus propiedades, incluida plantaciones de caña e ingenio en Cuba, tuvieron que ser vendidas.
Fuentes
Amores Carredano Juan Bosco. s/a. Luis de las Casas y Aragorri. Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/11163/luis-de-las-casas-y-aragorri.
JAC. s/a. Casas y Aragorri, Luis de las. Auñamendi Eusko Entziklopediara. https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/casas-y-aragorri-luis-de-las/ar-29562/
Portuondo Fernando. 1965. Historia de Cuba 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación, pp. 225-239.
10 mayo de 2022
Saludos , muy interesante y muy bien explicada esta pequeña parte de la historia de Cuba. Como bien ud escribe : âen la historia de cualquier pais otrora colonizado han existido periodos desastrosos y otros de mejoras â¦.â Al terminar de leer su escrito mi memoria se fue a los años en que estudiaba primaria ( 4to, 5to y 6to grado) que en las clases de historia adquiriamos conocimientos de esta parte de la historia de Cuba y me acorde de lo que se le conoce como âLa toma de La Habana por los inglesesâ , suceso que ocurre por estar comprometida España en la Guerra de los 7 Años y en la que participoâ Luis de las Casa que en ese tiempo servia al ejercito español en otras tierras muy lejos de la isla de Cuba. Segun los libros de historia , una buena parte de la poblacion que quedo bajo el dominio de las autoridades inglesas no estaban muy a gusto , aunque desde el punto de vista economico las nuevas autoridades eran mas abiertas al comercio y cuentan que hubo mejoras al respecto. Han pasado muchos años , mas de 500 desde el descubrimiento del continente americano y soy de los que consideran que las naciones de este continente que fueron colonizadas por los inglese tienen mejores (o menos malas) condiciones politicas, sociales y economicas que las que fueron colonizadas por España. (tengo bien claro que las autoridades inglesas no eran las hermanitas de la caridad). Es lo que pienso, respeto y acepto lo que piensen los demas. Le cuento que un dia le comente algo parecido a un amigo que no sabia que su abuelo era español y dejo´de hablarme por varios dias. Le agradezco me enviara este escrito , entre mis lecturas favoritas estan todo lo que cuente sobre la colonizacion de America para tartar de entender algunas cosas que ocurren en la actualidad. Nuestros mejores deseos para Ud y familia. Un abrazo desde la distancia.
bertinycarmina
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Realmente el desarrollo de Inglaterra era innegable. Fue allí donde se desarrolló la revolución industrial, donde surgió el capitalismo que reemplazó al feudalismo, e incluso las semillas de las ideas socialistas surgen con el pensamiento de Tomás Moro, de Adam Smith y David Ricardo, todos genios ingléses. Ni España, ni Portugal, ni Francia tenían esa visión. Pienso que los ingleses dejaron desarrollo en Norteamérica y Oceanía, pero no así en África, Asia o en el Caribe, causas que no he logrado nunca dilucidar.
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Gracias por su comentario, algo que olvidé al inicio expresar.
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