“Aire, airecito que de Ávila vienes, a catorce reales me hueles.”
Viejo refrán avileño
Estar en Madrid a finales del verano invita a visitar lugares interesantes y atractivos, no muy lejanos de la capital, los que en invierno sufren de bajas temperaturas y hace más difícil el viaje a los mismos.
Ávila es uno de esos lugares, ciudad fundada por los romanos, la que después estuvo en manos de los visigodos y de ahí ocupada por los musulmanes durante tres siglos (del VIII al XI). La conquista cristiana hizo progresar a la ciudad, pero llegado a casi el inicio del siglo XVII hubo despoblación superior a un 10% a causa de epidemias y a eso hay que sumar otra cifra similar de moros expulsados por orden del rey Felipe III.
La ciudad es atravesada por el río Adaja, segundo mayor afluente del Duero, pero lo que más llama la atención de esta urbe es su larga muralla de 2 516 m. de longitud, construida entre 1090 y 1099, o sea tan solo 9 años. Esta muralla en España es solo superada por la que posee Segovia en tamaño, pero por su fortaleza está delante la de Lugo en Galicia. Obviamente, su construcción respondió a propósitos de defensa. No conozco la de Lugo, pero la de Ávila me impresionó más que la de Segovia.
En Ávila hay que dedicar tiempo para visitar todos los templos y conventos existentes, por lo que en un espacio de ocho horas no podíamos pretender verlo todo aun viajando en el trencito local, el llamado Murallito, el que nos lleva a los lugares más importantes. Lo bueno de todo es que queda en uno el aquello de una segunda visita.
¿Qué vimos allí’? Ante todo, la catedral y su plaza homónima. La catedral, también llamada de Cristo Salvador de Ávila, es la primera de estilo gótico de España. Se dice que su construcción se inició en 1091, la misma es un ábside de uno de los cubos de la muralla. Desde 1949 es patrimonio histórico español.
Otro templo, la Basílica de San Vicente o también de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta, el segundo mayor de Ávila donde se conjugan escultura y arquitectura de estilos románico y gótico. Fue declarado Monumento Nacional en 1882 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.
La Iglesia Santa Teresa de Jesús es una construcción distinta a las anteriores, ya que posee estilo barroco y su construcción se inició en 1629 y concluida en 1636. La iglesia se levantó donde mismo nació la fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, Teresa de Cepeda y Ahumada, una benefactora de Ávila. Es Monumento Nacional desde 1886.
El Real Monasterio de Santo Tomás, su construcción, en estilo gótico, se inició por los dominicos en 1480, el que iba dedicado a Santo Tomás de Aquino. El monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985 juntamente con la ciudad vieja de Ávila y sus templos de extramuros.
La capilla de Mosén Rubí es otro templo, cuyo nombre era el de Mosén Rubí de Bracamonte, señor de Fuentesol, almirante mayor de Francia y fundador del linaje de los Bracamonte en España, el que había llegado a España desde Francia por orden del rey Carlos VI. Su viaje a la península fue para combatir a los moros mediante ayuda solicitada al rey Juan II de Castilla. Esta capilla ostenta la categoría de monumento desde 1991.
La iglesia de San Juan Bautista es una de las más antiguas de la ciudad. Su construcción finalizó en el siglo XII. En este templo fue donde se bautizó Santa Teresa de Jesús. Al lugar se llega fácil, ya que se encuentra a un costado de la famosa plaza del mercado chico.
La plaza mencionada anteriormente es la mayor de la ciudad y en la misma se encuentra el edificio del ayuntamiento. Por sus laterales hay arcas diversas. En esa plaza se hacen presentaciones artísticas de carácter popular.
La Casa de los Dávila o Casa del Marqués de las Navas es otra construcción en estilo gótico, la que fue finalizada en el siglo XIII. Los Dávila eran descendientes de activos participantes en la reconquista de la ciudad de Ávila, aparte de ser parte de la nobleza. El cabeza de familia era Esteban Domingo Dávila, primer señor de las Navas, mientras sus hijos fueron Pedro y Mateo, nacidos de la unión de Esteban con Ximena Blázquez Dávila.
Igualmente pudimos apreciar el Palacio de los Verdugo, el cual ya existía en 1529. Su nombre responde al escudo nobiliario del apellido Verdugo, fundadores de la ciudad de Arévalo y Ávila. Esta edificación es monumento nacional desde 1991.
Las murallas de Ávila tienen nueve puertas, las que no pude identificar. Dos nada más, entre ellas la Puerta del Carmen, sumamente original, igualmente conocida como Puerta de la Cárcel. La otra fue la Puerta de Alcázar, a mi entender, la principal en la Muralla de Ávila.
Fuera de las murallas, el Murallito nos llevó a una especie de mirador, llamado el humilladero de los Cuatro Postes, monumento religioso que consta de cuatro columnas dóricas de unos 5 metros cada una. Desde allí uno puede ver muy bien a gran parte de la ciudad vieja y su muralla.
Como ya dije, queda más por ver, pero será en otra oportunidad.
Ricardo Labrada
19 febrero 2023