«No existe otro clima o suelo como el de Arizona. Es mi tierra, mi casa, la tierra de mi padre, a la que ahora no me dejan volver. Quiero terminar allí mis días, y ser enterrado entre aquellas montañas«.
Gerónimo
Esteban Hernández
El oeste o western se refiere a un género de película muy abordado en EE UU, que al inicio se refería a hechos ocurridos en la zona occidental de ese país, pero que con el tiempo fue incluyendo otras zonas norteamericanas, tanto de EE UU, de Canadá y de México. El oeste es de por si el género de vaqueros o de jinetes donde aparece gente “buena” y “mala”.
El estereotipo del vaquero bondadoso es el de vestir bien, siempre limpio, con un sombrero de lujo, el que a veces no se cae ni en las broncas más intensas (ejemplo: Hopalong Cassidy), de buenos modales, caballo blanco o negro azabache, buen jinete, rápido al sacar su revolver de la funda, capaz de darle tantas trompadas como necesite al adversario, y siempre al servicio de la ley. El villano es por lo general una persona poco afeítada, con bigotes horribles, sombrero grande y tosco, a veces gordo, otras veces delgado y largo, ladrón y delincuente en todo, para los que la la ley no significa nada. Estas son las imágenes que nos han trasmitido durante décadas sobre el vaquero bueno y el malo en los filmes del oeste que hemos visto.
El primer film del oeste se realizó en 1903, “Asalto y robo de un tren” del director Edwin S. Porter y producido por la Edison Company. La película solo dura 12 minutos, en la que actuaron dos personas que se mantuvieron por mucho tiempo en el cine, uno fue Gilbert M. “Bronco Billy”, cuyo nombre real era Max H. Aronson, y el otro, Tom London.
Siete años después hizo su debut en cine el famoso Tom Mix, hombre nacido en la parte oriental de EE UU, Pensilvania y que había ya impresionado a sus coterráneos con una cabalgada de 50 hombres, que trataba de asemejarse a los “Rough Riders” de Teddy Roosevelt, los mismos que invadieron Cuba durante la guerra hispano-americana. Se llegó a afirmar que Mix era un Rough Rider (Jinete tosco), lo cual no era cierto. Lo que si es cierto es que Mix se convirtió en la estrella del cine del oeste y llegó a ganar hasta US$ 20000 semanales. Varias decenas de oeste silentes fueron protagonizados por el “valiente” Mix, el que siempre combatía a los malos y al final se alzaba con la victoria.
Con la llegada del cine sonoro cambiaron muchas cosas en el mundo del séptimo arte, los grandes actores y actrices, cuyas voces no eran las mejores, tuvieron que ceder sus puestos a otros mejor dotados para hablar. En esos momentos fue cuando Mix se fue a actuar en circos y abandonaba el mundo del cine.
Los oestes se clasifican en:
– Clásicos, cuyas mejores realizaciones tuvieron lugar en su época de oro, dirigidos por sea por John Ford (John Martin «Jack» Feeney), Howard Hawks, Bud Boetticher, Sidney Salkow o Anthony Mann entre otros, así como otros directores ocasionales como fueron los casos de Michael Curtiz, Nicholas Ray, King Vidor, Delmer Daves, George Stevens, Raoul Walsh y Robert Aldrich.
– de categoría B. Estos últimos eran filmes de poca duración, máximo 70 minutos, que usualmente la televisión cubana, en la década de los 50, ponía en el horario de 7 a 8 p.m.
– Crepusculares, surgidos en la década de los 60 y con un buen número de antihéroes como personajes principales. Entre esas películas están Mayor Dundee (1964), Grupo salvaje (1969), Pat Garrett & Billy the Kid (1973)
– Spaghetti, ocasionalmente con buenas tramas, pero sencillos en su realización por lo general. Se denominan spaghettis por estar realizados en Europa con dirección y protagonismo italiano. Ejemplos son Por un puñado de dólares (1964), El bueno, el feo y el malo (1966), Hasta que llegó su hora (1968) (también conocido como Érase una vez en el oeste).
– Chili, donde se incluyen los oestes de realización mexicana.
Los oestes, en opinión del que suscribe, pueden clasificarse por su contenido como:
– Épicos e históricos <Murieron con las botas puestas (1941), Fort Apache (1948), Entre dos juramentos (1950), Río Grande (1950), Toro Sentado (1954), La última orden (1955), Los siete magníficos (1960), El Álamo (1960), El último de los Mohicanos (1992) Gerónimo, la leyenda (1993)>
– Con acento criminal <Pasión de los fuertes (1946), Llega un pistolero (1956), Duelo de titanes (1957), El árbol de la horca (1968), Río Bravo (1959), El hombre que mató a Liberty Valance (1962)>
– Con énfasis dramático <Duelo al sol (1946), Río Rojo (1948), Solo ante el peligro (1952), Hombres errantes (1952), Raíces profundas o Shane (1953), Hondo (1953), Johnny Guitar (1954), Johnny Concho (1956)>
– Con énfasis de comedia <El día de los tramposos (1970), Le llamaban Trinidad (1971), Mi nombre es… ninguno (1973) >
– De entretenimiento, donde el bueno vence siempre al malo, películas de pocos argumentos, que por lo general corresponden a los llamados filmes de categoría B.
En los años 60 el oeste comenzó a hacer mayor énfasis en los antihéroes. Su principal promotor fue el director Sam Peckinpagh, a cuyos filmes se le llamaron “crepusculares”. Al mismo tiempo surgieron los spaghettis fabricados en Europa, algunos de calidad, otros para olvidar, los que se realizaban fundamentalmente cerca de Almería, España, en una zona árida, a la que se llama “El pequeño Hollywood”. Entre esa oleada de oestes italianos surgió el director Sergio Leone, el que reclutaba a hombres como Clint Eastwood, Henry Fonda, Charles Bronson, Eli Wallach y Lee Van Cleef entre otros, como sus principales protagonistas. Del cine italiano también emergieron algunas figuras protagónicas como Franco Nero en el papel de Django y el cubano Tomas Milian. Tampoco se pueden omitir los oestes co-producidos por Alemania-Francia-Italia-Yugoslavia, dirigidos por Harald Reini, sobre el héroe indio apache Winnetou (Pierre Brice) con su eterno amigo blanco Old Shatterhand (Viejo Mano Cortante) interpretado por el ex- Tarzan, Lex Barker.
Ford es considerado por todos como el padre de este género y gran parte de su éxito se debió al poder agrupar a actores destacados. El más famoso de todos ellos fue John Wayne, el que regularmente era acompañado en sus películas por John Carradine, Ward Bond, Harry Carey y Noah Beery Jr. entre otros. James Stewart y Henry Fonda también llegaron a actuar bajo la dirección de Ford en oestes, sea como protagonistas o co-protagonistas con Wayne. Dentro de las damas, las más asiduas fueron Claire Trevor, Maureen O’Hara, Barbara Stanwyck, Joanne Dru y Susan Hayward.
Wayne (Marion Robert Morrison), nativo de Iowa, había debutado justamente al inicio del cine sonoro y su primer oeste importante fue “La gran jornada (1930)” de Raoul Walsh, donde actúa el también joven Tyrone Power. Su figura atlética, alto y de buen parecido le hacían el ideal para convertirse en el más legendario de los vaqueros que hayan pasado por Hollywood. Durante años Wayne protagonizó oestes dirigidos por Robert N. Bradbury y luego se convirtió en el personaje de Stony Brooke dirigido por George Sherman hasta que Ford lo reclutó como su estrella principal.
Otros actores que se destacaron notablemente en este género fueron Randolph Scott, el que debutó en cine como maestro de la joven estrella Gary Cooper para hablar en dialecto de Virginia en la interpretación de GC en el film “El virginiano (1929)”, película en la que RS llegó a actuar también; el amigo de Scott, Joel McCrea, Errol Flynn, Barry Sullivan, Lex Barker, Gregory Peck, Burt Lancaster, Kirk Douglas, Richard Widmark, Tyrone Power, Henry Fonda, James Stewart, Audie Murphy, Charles Bronson, Steve McQueen, Lee Marvin, Clint Eastwood y otros más.
En realidad era muy extraño ver a un actor del cine americano del pasado que no haya actuado en algún oeste. Hasta estrellas como Humphrey Bogart y James Cagney incursionaron este género, como fue en la película “Oklahoma Kid (1939)” de Lloyd Bacon. Una de las primera películas sonoras de Clark Gable fue el oeste “Desierto pintado (1931)” junto con William Boyd. Edward G. Robinson no dejó de ser el malo en el oeste “Ciudad sin ley (1935)” de Howard Hawks con Joel McCrea como hombre bueno y dulce con la protagonista principal, Miriam Hopkins. Hasta Omar Sharif se le vio como villano en el oeste “El oro de McKenna (1969)” de J. Lee Thompson, protagonizado por Gregory Peck y donde también actuaron Robinson, Telly Savalas y Lee J. Cobb en papeles de reparto.
Si de villanos se trata en oestes clásicos habría que mencionar a Victor Jory, John Ireland, Elli Wallach, Telly Savalas, entre otros.
Los actores que más interpretaron los papeles de indio son los mexicanos Gilbert Roland (Luis Antonio Dámaso de Alonso), Ricardo Montalbán, Anthony Quinn (Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca), así como Henry Brandon (Heinrich von Kleinbach, nacido en Alemania), Charles Bronson (Charles Bruchinsky de origen lituano), Jeff Chandler, Victor Mature, Sal Mineo (de origen italiano).
El indio Cherokee, Wes Studi, ha interpretado varios papeles en cine del oeste, fue el duro Pawnee en “Bailando con los lobos (1990)”, el malvado Magua de “El último de los Mohicanos (1992)”, el Gerónimo del film de 1993, así como en otros oestes donde se aborda la vida o lucha de los indios. Entre las mujeres, las que más han interpretado papeles de india están la mexicana Dolores del Río, Debra Paget y Jean Peters.
En los oestes B la lista de actores es larga, entre los más conocidos están Hopalong Cassidy (William Boyd), Buster Crabbe cuando dejó de ser Flash Gordon y Buck Rogers, Tim McCoy, Bob Steele, Rod Cameron, Sunset Carson, Johnny Mack Brown, Ray Corrigan, Tex Ritter (Woodward Maurice Ritter), Don Barry, Robert Livingston, hasta llegar a los oestes musicales con Gene Autry y Roy Rogers. El actor Robert Mitchum se había iniciado en el cine actuando como villano en las películas de Cassidy, luego se hizo otro buen vaquero del cine clásico. No faltaban los comediantes en los oestes, los más usuales eran Al St John, Raymond Hatton, Guinn “Big Boy” Williams y George “Gabby” Hayes, quien llegó a tener su propio show en la TV. Entre los directores más asiduos de oeste B estaban Sam Newfield, John English, Lester Orlebeck, Lesley Selander y William Witney entre otros.
Los mismos oestes B fueron los que dieron lugar a la aparición de muchos seriales sobre varios héroes, como el Zorro, el Llanero solitario, Red Ryder, Cisco Kid con Duncan Renaldo, y otros más. Estos seriales hicieron aparición desde inicio de los años 30, primero en salas de cine, luego por la televisión.
En 1965 el director Spencer Gordon Bennet reunió a varios actores del oeste en el pasado, entre ellos Dan Duryea, Rod Cameron, Buster Crabbe, Bob Steele, Richard Arlen, Johnny Mack Brown, Edmund Cobb, Gilbert M. ‘Broncho Billy’ Anderson y Norman Willis en el film “The bounty killer” (El asesino generoso), donde Duryea es un hombre que aprende de la vida y de los matones hasta convertirse en un hombre que mata por recompensa y por venganza a otros asesinos que casi lo logran aniquilar en una ocasión. Este oeste puede considerarse como un homenaje a esos tantos actores que trabajaban duramente en el año, actuando en decenas de películas por sueldos sumamente bajos. Ni que decir de aquellos que hacían los papeles de malvados, como fueron Glenn Strange, Charles King, Roy Barcroft, Jack Ingram, John Merton (Myrtland La Varre) entre otros, los que tienen en su haber actuado en más de 400 películas cada uno.

El villano eterno, Charles King, al centro con Al Fuzzy Jones y Buster Crabbe (der.) en «Ghost of Hidden Valley (1946)»

Fuera de escena, el villano Glenn Strange estrecha la mano de su rival, William Boyd (Hopalong Cassidy)
Los personajes positivos y negativos abundaron como héroes en estas películas. Los más usados fueron Billy The Kid, personaje interpretado por varios actores como Buster Crabbe y Bob Steele, en la era moderna por Paul Newman de forma muy convincente y Val Kilmer; y el Zorro con Reed Hadley, que para el que suscribe fue el mejor de todos, Tyrone Power, Guy Williams hasta llegar al mediocre papel interpretado por Antonio Banderas. Clayton Moore interpretó varias veces el papel del Llanero Solitario, mientras que el delincuente de Jesse James fue convertido en héroe e interpretado por Tyrone Power, Alan Baxter, Robert Wagner, James Keach hasta llegar a nuestros días en las interpretaciones de Colin Farrell y Brad Pitt. Wyatt Earp ha sido otro personaje llevado a la pantalla en varias ocasiones, así se ha visto actuar a Henry Fonda, Burt Lancaster, Buster Crabbe, James Stewart hasta los más recientes con Kevin Costner y Kurt Russell. El primer Cisco Kid lo interpretó Warner Baxter en 1928, luego Cesar Romero y Gilbert Roland se hicieron de ese papel hasta que Duncan Renaldo lo obtuvo para el serial televisivo, muy famoso en Cuba todos los domingos durante la década de los 50. Jimmy Smits puede considerarse el último Cisco Kid, rol que interpretó en 1994.
“La diligencia (1939)” protagonizada por Wayne, en el papel de Ringo Kid, y Claire Trevor fue probablemente el primer éxito de John Ford en este género y el oeste de más renombre entonces. Sin embargo, esta película en lo personal no motivó al que suscribe. En la misma se ve a los indios detrás de una diligencia, en la que Wayne y John Carradine no se cansan de matar a los nativos de su propia tierra. Considerar a Ford como defensor de los indios es una aseveración que no tiene todo fundamento.
Lo más adverso de este género de cine es que nunca se dice la razón por la cual los indios estaban en guerra. En ese error cayeron una extensa mayoría de los directores norteamericanos de los oestes clásicos. Lo mismo Ford, que Hawks o Aldrich. Pintar a Gerónimo, Toro Sentado, Caballo Loco y a otros grandes jefes indios como terroristas fue una constante de ese género de cine.
Volviendo a Ford, sus oestes no cambiaron mucho de 1939 hasta la década de los 50. “Centauros del desierto (1956)” es una película polémica, también conocida en América Latina como “Más corazón que odio”. Los indios en este film eran secuestradores natos, se entretenían secuestrando mujeres y niños blancos. Si hubo maldad era menester abordar las causas.
John Huston, por suerte, aborda el tema de la discriminación en el oeste “Lo que no se perdona (1960)”, donde muestra a una familia con una hija adoptiva (Audrey Hepburn), india Kiowa secuestrada cuando pequeña por la familia blanca. Sus hermanos, Burt Lancaster y Audie Murphy, adoraban a su hermana hasta que un día el menor de ellos conoce que ella era Kiowa. Los indios continuamente atacaban la casa donde vivía la Kiowa, siempre buscando hacerla regresar a sus orígenes. Murphy rechazó el ser hermano de una india como su hermana adoptiva, Lancaster la defendió hasta el final pues conocía toda la historia anterior. Este film muestra cómo se maltrataba a cualquiera que fuera indio.
Aldrich se mostraba igualmente defensor de los indios, pero ni “Apache (1954)”, ni “La venganza de Ulzana (1972)” justifican que se le dé ese título. En el primer film aparece un rebelde indio llamado Masai, quien reniega del pacto de paz firmado por Gerónimo. Esta película como aspecto real de la historia presenta cómo los Apaches eran desterrados y segregados por todo el país. Sin embargo, su final es poco convincente, Masai se rinde con la esperanza de convertirse en un buen agricultor y padre de familia, ya que hasta entonces había sido un “malhechor”. En “Ulzana”, Lancaster esta vez no es indio sino perseguidor de un jefe rebelde indio de nombre Ulzana. En toda la película no se da una razón del por qué Ulzana estaba en rebeldía.
Esta situación fue bien entendida por los actores Marlon Brando y Paul Newman, los que radicalmente rechazaban los oestes de Hollywood por su intrínseca discriminación al indio norteamericano. Brando se negó a recibir el premio Oscar de mejor actor que se le otorgó por “El Padrino (1972)” como protesta por los oestes producidos por Hollywood. Newman protagonizó dos filmes que claramente ponen al indio en su lugar justo. Uno fue “Un hombre (1967) de Martin Ritt, en el que se ven las discrepancias de un blanco criado (Newman) por los indios con un burgués americano (Frederick March), y “Buffalo Bill y los indios (1976) de Robert Altman, donde se pone en tela de juicio el coraje de Bill Cody y la cantidad de indios que él aseveraba haber matado.
Las películas del oeste tienen también ingredientes falsos de la historia. El ejemplo más claro es “El Álamo (1960)” dirigido y protagonizado por Wayne, quien interpreta el papel de David Crockett. Los que conocen la historia dicen que en esa batalla cruenta y decisiva de los norteamericanos para conquistar el dominio de ese territorio mexicano, David Crockett no tuvo todo el coraje que se muestra en la película. “Tambores de guerra (1954)” de Delmer Daves muestra a un indio rebelde (Charles Bronson) de la tribu de los Modocs en el Norte de California como todo un terrorista, mientras que el enviado de paz por el presidente norteamericano, Alan Ladd, es el bondadoso. El final de ese film luce ser realmente falso.
En ese tipo de películas siempre aparecía un blanco negociador de la paz, unas veces era un James Stewart, otras Alan Ladd, como ya mencionado. Estos eran los héroes, siempre aparecía algún indio rebelde, por cuya mala voluntad se malograba la paz. En ningún momento ese cine decía cómo los blancos habían conquistado las tierras de los indios y cómo éstos eran bien relegados a un pedacito de su tierra o desterrados totalmente de la misma.
También estas películas podían tener su desliz y mostrar características no muy conocidas de algún que otro gobernante. Charlton Heston interpretó el papel del presidente Andrew Jackson, séptimo primer mandatario de los EE UU, en el drama “The president’s lady (1953)” (La dama del presidente) de Henry Levin, donde se muestra a Jackson matando indios al inicio del film.
Hay películas sobre los indios que tratan de abordar el tema generosamente pero no llegan a feliz destino. Entre ellas hay que mencionar “Flecha rota (1950)” de Delmer Daves con Jeff Chandler en el papel de Cochise, “El piel roja (1950) con protagonismo de Van Heflin, “The battle at Apache pass (1952)” con Chandler nuevamente en el papel de Cochise, “El gran jefe (1955) (o Jefe Toro Sentado) con Victor Mature como el gran jefe indio, todos éstos del director de George Sherman; y “Toro Sentado (1954)” de Sidney Salkow. De todos ellos, el más acertado fue Sherman.
Muy entretenida resulta ver «El último de los Mohicanos (1992)» de Michael Mann con Daniel Day Lewis, aunque con anterioridad esta novela había sido llevado al cine por otros directores. “Chato (1972)” de Michael Winner fue una historia que exalta a un indio (Charles Bronson), el que venga la violación de su mujer por un grupo de blancos. Realmente como historia de cine vale la pena, pero es muy dudoso que algo así haya sucedido jamás. Los indios tienen sus formas de pensar y no se caracterizan por albergar odio y rencor.
El tema mexicano es también abordado de una manera simplista en muchos oestes. Hacer aparecer a todos los mexicanos como un hato de bandoleros o de gente sin sentido no es nada consecuente con la historia real de los hechos. El oeste “Los profesionales (1966)” de Richard Brooks, con Lancaster y Lee Marvin entre otros, es probablemente una película que da una idea de cómo un mexicano puede amar y un americano cree poder comprarlo todo con el dinero. El final de esta película es realmente inesperado y estimulante. La bella Claudia Cardinale va en busca de su amado jefe mexicano y malherido (Jack Palance), mientras que Lancaster y Marvin evitan que a la pareja se le haga ningún daño y puedan retornar a México.
Como verdaderas joyas del género del oeste se pueden considerar “Duelo al sol (1946)” de King Vidor, el que logró agrupar a una verdadera constelación de estrellas del cine como fueron Jeniffer Jones, Joseph Cotten, Gregory Peck, Lionel Barrymore, Herbert Marshall, Lillian Gish y Walter Huston; “Johnny Guitar (1954)” de Nicholas Ray, película que no le faltaba nada, buen tema musical y actuaciones de primer orden de Joanne Crawford, Sterling Hayden y Mercedes McCambridge; “Llega un pistolero (1956)” con Glenn Ford y Broderick Crawford, con un duelo que uno se tiene que imaginar, ya que no se llega a mostrar; y “Cazador de forajidos (1957)” de Anthony Mann con Henry Fonda y Anthony Perkins, entre otros.
“Johnny Concho (1956)” de Don McGuire es probablemente el primer oeste de un antihéroe interpretado por Frank Sinatra, individuo que ejercía el papel de sheriff en un pueblo y donde todos le temían hasta que un día un forastero matón lo retó a duelo, el que Sinatra esquivó, con lo que toda la leyenda de su coraje se vino a tierra.
Sería injusto no mencionar un oeste que fue una verdadera joya de actuación de Richard Dix. Se trata de “Cimarrón (1931)” de Wesley Ruggles, basado en la obra homónima de Edna Ferber. La realidad de cómo el oeste se fue conformando, las conquistas, los negocios que se iniciaron, cómo en realidad surgió una parte importante de ese territorio estadounidense es lo que muestra este film, que en ocasiones más parece una obra teatral llevada a la gran pantalla que una película de nuestros tiempos. Este film muy merecidamente obtuvo Oscar como mejor cinematografía, mejor dirección artística y mejor guión, a la vez que resultaban nominados como mejor actor, mejor actriz, mejor cinematógrafo y mejor director, Dix, Irene Dunne, Edward Cronjager y Ruggles, respectivamente. El remake de este film de Anthony Mann en 1960, protagonizado por Glenn Ford y María Schell, puede catalogarse también como de buena calidad.
Otros oestes para recordar son “Hombres errantes (1952)” de Nicholas Ray, cuya trama gira alrededor de un triángulo amoroso compuesto por Susan Hayward, Robert Mitchum y Arthur Kennedy, uno de ellos un vaquero avezado y el otro un aprendiz celoso, la elección final dependía de ella; “El jardín del diablo (1954)” de Henry Hathaway, donde un casi delincuente interpretado por Richard Widmark, muestra un ápice final de buenos sentimientos ante el amor que logran hacer crecer la Hayward y Gary Cooper. Widmark se entrega al combate en un desfiladero repleto de indios, todo por salvar a la pareja enamorada.
Paul Newman y Robert Redford protagonizaron un oeste memorable, “Dos hombres y un destino (1969)” (Butch Cassidy & the Sundance Kid) de George Roy Hill, donde son dos vaqueros que comienzan por robar una vez y de eso se hace un hábito hasta que tienen que emigrar a América del Sur, donde continúan sus fechorías y son finalmente aniquilados. El mismo Redford protagonizó otros oestes para recordar, como “El valle del fugitivo (1969)” de Abraham Polonsky y “Aventuras de Jeremiah Johnson (1972)” de Sydney Pollack.
Los amantes del oeste siempre esperan un duelo emotivo entre el bueno y el malo, esos duelos abundan en las películas B. Sin embargo, los más recordados son aquellos del cine clásico, como el de Gary Cooper contra Burt Lancaster en “Veracruz (1954)” de Aldrich, el ya mencionado “Llega un pistolero (1956)”, “Warlock, el hombre de las pistolas de oro (1959)” de Edward Dmytryk, duelo final entre Widmark y Henry Fonda; “El último atardecer (1961)” de Aldrich también, en el que se baten Kirk Douglas y Rock Hudson, con un final casi idéntico al de Veracruz; “En nombre de la ley (1970)” de Michael Winner, y “Que viene Valdez (1970)” de Edwin Sherin, ambos oestes protagonizados por un ya envejecido Burt Lancaster, y “El gran duelo (1971) de Lamont Johnson con Kirk Douglas nuevamente y Johnny Cash.
Hay oestes que son realmente de baja calidad, solo quiero mencionar algunos de ellos, la comedia “La batalla de las colinas del Whisky (1965)” de John Sturges con Burt Lancaster y Lee Remick, película que como comedia no hace reír a nadie y como oeste no provoca ninguna emoción; “Sol rojo (1971)” de Terence Young, film en el que se agrupa a varios estelares como Bronson, Toshiro Mifune, Ursula Andress y Alain Delon, cuya trama más necia no puede ser. El otro oeste es “Catlow (1971)” de Sam Wanamaker con Yul Brynner y Richard Crenna. Hay muchos más sean dentro del cine clásico como el B.
El cine del oeste comenzó a cambiar algo justamente con el inicio de la guerra en Vietnam. Fue ahí cuando Sam Peckinpagh incursionó felizmente en el género y creó varios antihéroes. También aparecieron algunos materiales que mostraban claramente al general Custer como un asesino y a otros “héroes” blancos con sus reales cualidades. Dentro de esos nuevos filmes encontramos “Soldado azul (1970)” de Ralph Nelson, y “Pequeño gran hombre (1970)” de Arthur Penn.
Como dijera un experto, las películas de Peckinpagh presentan a héroes perdedores, personajes anacrónicos, incapaces de adaptarse a los cambios que brinda el progreso, los que tratan de conservar sus privilegios a pesar de la evolución de la sociedad en la que viven.
Los oestes de Sergio Leone tenían como trama moralejas de sucesos del pasado y del presente. Leone un poco que combinaba la comedia con el drama para mostrar lo que en realidad él deseaba. Su mensaje así llegaba fácil al espectador.
El interés por el oeste ha descendido notablemente en las últimas cuatro décadas. Han aparecido algunos filmes de este género como el épico-dramático “Silverado (1985) de Lawrence Kasdan con Scott Glenn, Kevin Kline, Kevin Costner y Danny Glover; “Bailando con los lobos (1990)” dirigido y protagonizado por Kevin Costner, donde el indio ocupa el lugar justo que merece; los remakes del duelo de OK Corral en “Wyatt Earp (1994)” de Kasdan con Kevin Costner y Dennis Quaid o mejor aún en “Tombstone (1993)” de George P. Cosmatos con Kurt Russell y Val Kilmer.
Clint Eastwood dirigió y protagonizó un exitoso oeste crepuscular con el film “Sin perdón (1992)”, que contó con las actuaciones de Gene Hackman, Richard Harris y Morgan Freeman.
El tema indio, por su parte, ha recibido tratamiento aparte en películas dramáticas como “Dead Man (1995)” (Hombre muerto) de Jim Jarmusch y “The brave (1997)” (El bravo) dirigida por Johnny Depp, ambas protagonizadas por el propio Depp, y en la segunda mencionada con la actuación especial de Marlon Brando. Estas películas tratan de reflejar el estado de pobreza y aislamiento de los ciudadanos indios en EE UU, los que si bien no pagan impuestos, tienen muchas limitaciones por discriminación en su vida en general.
Hemos tratado en apretada síntesis de abordar un tema tan amplio como el oeste, donde damos nuestra opinión sobre varios filmes y lo injusto que se ha sido con el tema indio. Nuevos remakes de oestes se harán, pero dudamos que surjan nuevos originales. El tema ya está gastado, aunque nunca es tarde para rectificar y filmar nuevos materiales con el indio en el lugar que merece. El oeste, sobre todo los de categoría B, tienen la virtud de entretener sin hacerlo a uno pensar mucho.