“Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma.
Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma.
Cuando caiga Roma, caerá el mundo”
Beda el Venerable
Ricardo Labrada
Hace un tiempo un paisano criticaba a las autoridades italianas por no restaurar al antiguo Coliseo romano. Cuando uno oye esas cosas, se pregunta qué es lo que quiere restaurar, ponerlo como estaba en el 82 d.C., tal y como lo creó Vespasiano, o se refería a retoques de las paredes. Al final si ponemos al Coliseo como era no sería una de las siete maravillas del Mundo moderno.
Pasemos a ver qué es el Coliseo, edificación para mí muy familiar, bastaba que saliera de mi oficina a almorzar o a tomar un café en unas de las cafeterías existentes en la avenida Aventino, para que lo viera imponente a unas pocas cuadras de distancia diariamente. Ahora que no lo tengo a mi lado, me doy cuenta que es muy cierto el refrán que dice: “nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde”.
Los emperadores y sus sequitos, al igual que los pobladores romanos, eran muy aficionados a los espectáculos. Cuando aquello no había teatro o cine, la diversión en Roma para los hombres era visitar prostíbulos en la noche ¿Qué otra cosa? Pues ver animales correr, gente hacer piruetas y hombres fuertes batidos con puños y armas. El Coliseo servía para esta distracción, un enorme anfiteatro, el más grande de todos los que se conocen.
Tuve la oportunidad de visitar el anfiteatro de Capua, lugar que se encuentra en la provincia de Campania, tampoco comparable con el de Roma. En Verona también hay otro Coliseo, construido en el año 30 de nuestra era. Igualmente en Nimes, Francia, donde naciera Marco Antonio, hay otro, y en la ciudad de Plovdiv, Bulgaria hay otro anfiteatro. Son muchos, he visto buena parte de ellos, pero ninguno como el Coliseo romano, el gran anfiteatro, el más grande e importante de todos los que han existido. En realidad, se llama Anfiteatro Flavio, pero todo el mundo lo conoce como el Coliseo romano por la sencilla razón que se erigió una estatua Colosal de bronce en honor a Nerón en el segundo siglo d.C.
Vespasiano, emperador, ordenó construir el Coliseo en el año 72 d. C. y su obra se concluyó 10 años después. Los festejos para su inauguración duraron cien días. Ya en ese entonces estaba Tito, hijo de Vespasiano, como emperador. Este anfiteatro es ovalado y tenía capacidad para unos 50 mil espectadores. Tiene cinco niveles pero con áreas bien delimitadas para dar cabida a las distintas clases sociales. Los de mayor rango se ubicaban más cerca de la arena.
El exterior de este anfiteatro se compone de cuatro órdenes arquitectónicos superpuestos: los tres primeros se componen de ochenta arcos enmarcados por medias columnas, y el cuarto orden se divide en paneles intercalados con ventanas. Para el último orden se insertaron sustratos de mampostería y madera para soportar una enorme lona (velarium) que sirvió para proteger a los espectadores del sol durante el verano y la lluvia (ver figura)´. En el interior (auditorio) había gradas de ladrillo cubiertas de mármol. La arena fue construida con una tabla de madera grande cubierta con arena. En el sótano había una larga serie de túneles donde los animales salvajes se mantuvieron y donde se guardaban las vestimentas y equipos para los espectáculos.

Estructura del Coliseo en su inicio
El plato fuerte de estos espectáculos eran las peleas entre gladiadores, hombres fuertes, adiestrados precisamente para pelear y morir llegado el caso. Todos hemos visto que quien cayera en combate era poco probable que sobreviviera. Podía caer a manos de otro adversario o debajo de las garras de alguna fiera carnívora. No obstante, este no era el único espectáculo. Uno inimaginable era el de llenar la arena de agua para representar batallas navales.
En el Coliseo cayeron miles de hombres, muchos de ellos, cristianos lanzados a pelear a la arena. No fue hasta el siglo VI d.C. que se suprimieron estos juegos de gladiadores.

El autor con su esposa en las afueras del Coliseo
Han pasado más de dos mil años y el Coliseo continúa siendo el símbolo de la ciudad eterna. Miles de visitantes vienen cada año a ver el Coliseo por dentro y por fuera. Es como si esos turistas quisieran trasladarse al pasado y ver cómo era la vida entonces de la famosa Roma.
El Coliseo, algo que no sabía el paisano del que les hablé al inicio, sufrió en su historia cuatro terremotos. En el Medioevo se convirtió en cantera de Roma. Abandonado con el tiempo, el Coliseo mostró su fuerza y solidez al permanecer todo ruinoso hasta nuestros días y recordarnos algo de lo que deleitaba a los emperadores, sus sequitos y gran parte del pueblo de la milenaria Roma.
Por suerte, esta maravilla se le ha dado el mantenimiento debido para que se conserve en su estado de ruina actual. No es lo que quería mi paisano, pero es lo que realmente se debe hacer.
Bibliografía
Anon. Colosseo. Roma, Sito Turistico Ufficiale. http://www.turismoroma.it/cosa-fare/colosseo-2
Rodríguez Lomba Cristina. El Coliseo romano: ¿Qué era y para qué se utilizaba? http://www.mundoprimaria.com/arte-primaria-mochila/el-coliseo-romano.html