“Un millón de niñitos se nos muere de hambre
y un silencio se duerme contemplándolos”.
Jorge Debravo, poeta costarricense (1938-1967)
Por lo general sobre el tema del hambre y la pobreza hablan aquellos que no la sufren. No puede ser de otra forma, el hambriento no tiene forma de filosofar ni de inventar, excepto imaginarse o soñar que algún día sus necesidades serán satisfechas.
Este mundo es demasiado imperfecto, hasta ahora no ha sido de otra manera. Veamos algunas estadísticas sobre la situación de este problema:
• Uno de cada cuatro habitantes del planeta padece desnutrición o tiene una carencia crónica de vitaminas y minerales esenciales.
• Actualmente hay entre 842 y 1.300 millones de personas que sufren desnutrición.
• Hay casi mil millones de hambrientos, de ellos 213 millones de personas en la India
• Se dice que la producción mundial de alimentos alcanza para dar de comer a los más de 6 mil millones de personas hambrientas. CIERTO!!
• PERO, existe una mala distribución de esos alimentos o Sería mejor decir que nadie va a regalar lo que produce.

El hambre infantil es enorme en este mundo
A esto hay algunas otras cosas negativas a agregar, como el 45% de las frutas, hortalizas, raíces y tubérculos producidos en el mundo que van a parar a la basura. Esto implica un gasto de suelo, agua y nutrientes que va a parar al mar o incinerado. ¿Es esto justo? Claro, que no, pero eso es parte de la imperfección existente en el mundo.

El 45% de las frutas, hortalizas, raíces y tubérculos producidos en el mundo que van a parar a la basura
Existe un potencial productivo a nivel mundial, ya que solamente se utiliza una tercera parte de las tierras cultivables.
La erradicación del hambre implica gastar unos 30.000 millones dólares americanos anuales, que es equivalente al:
• 0,004% del volumen de negocios realizado en el mercado de productos derivados,
• el 0,6% del mercado alimentario,
• Una séptima parte de los subsidios a la agricultura en el mundo desarrollado
Existen un sinnúmero de limitantes para poder elevar la producción de alimentos, entiéndase los rendimientos agrícolas. Por un lado no se han manejado de la mejor forma los suelos y eso implica buscar recuperar y elevar la fertilidad del suelo.
Los problemas de plagas y enfermedades están latentes y las soluciones existentes no dejan de ser muchas veces lejanas de resolver el problema a largo y mediano plazo. Se habla de Manejo Integrado de Plagas (MIP), una opción cuyo mensaje es esperanzador, pero que no siempre resuelve el problema de elevar la productividad de los agricultores y los rendimientos agrícolas. El MIP no puede ser religión, tiene que ser más objetivo y aportar métodos que realmente reduzcan los niveles de plagas y enfermedades. La vía de los agentes biológicos funciona pero limitadamente, es imposible tener agentes biológicos de amplio espectro de acción, por lo que su acción es selectiva y no puede ser de otra forma. Otros manejos dentro de la llamada agricultura orgánica pueden ser admisibles desde el punto de vista ecológico y ambiental, pero no así cuando el asunto es de mantener o elevar rendimientos. Personalmente he visto como las bananeras orgánicas en Ecuador producen hasta 30-35% menos que las convencionales. La pérdida se compensa con un pago oneroso de los importadores. Todos quieren alimentos sanos, pero no toda producción es insana por haber sido algo tratada con químicos de baja toxicidad.

Escuelas de Campo
Es muy correcto trabajar con los agricultores en las llamadas escuelas de campo o introduciendo otras formas participativas, pero para que esto surta efecto en todo el mundo, el mensaje y las enseñanzas deben ser claras. En Hungría organizamos algo parecido hace unos años en el marco de un proyecto con el PNUMA y ejecutado por FAO. El instructor de una de las pocas escuelas organizadas allí, que por coincidencia fue compañero de estudios en la Universidad, me manifestó que para que las escuelas fueran efectivas en países como el suyo, había que traer cosas concretas para que los agricultores se sintieran incentivados y a partir de ahí se podía continuar con otras inventivas desarrolladas conjuntamente con el agricultor. En algunos países de América Latina la situación ha sido muy similar con aquellos agricultores que tienen amplias superficies cultivables. Ellos exigen tecnología, por lo tanto el mínimo que se da en una escuela en Asia o en África no será nunca el mismo en determinados países de economías emergentes o en otros que tienen un amplio sector de agricultura comercial.
El agua es vital para una producción óptima, así que en aquellos lugares donde la irrigación sea posible, utilizada racionalmente, no deberá limitarse. Los países africanos sufren de sequías y tienen extensas áreas cultivables en el Sahel que sufren de carencia de agua, donde aparte del problema de stress de la planta cultivable se elevan las infestaciones de la maleza parásita Striga, muy dada a crecer y prosperar en condiciones semiáridas. La opción del riego por goteo es una forma adecuada de dar agua a la planta a la vez que se hace un uso racional de un recurso tan vital para la población.

Riego por goteo
Hay más problemas, pero es mejor abordarlos en un segundo artículo sobre el tema.
Escrito por Ricardo Labrada (2 marzo de 2016)
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