“A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos.”
Thomas Carlyle, historiador, crítico social
y ensayista escocés (1795-1881)
Se avecina el juego del equipo Tampa de las Grandes Ligas con una selección cubana en este mes de marzo de 2016 en la Habana. Entre los peloteros cubanos retirados hay uno que no es muy conocido por la afición. Se trata de José Cardenal, también llamado como el Junior, que jugó a lo largo de 18 temporadas en las Grandes Ligas.
Los de mi generación llegamos a conocer y ver jugar a su hermano Pedro Cardenal, a quien tuve la oportunidad de conocer personalmente. Sucedió que iba con mi padre al juego dedicado a los niños, que se efectuaba siempre en el mes de diciembre. Entonces corría aún el año 1956. Pedro cogió la ruta 18 a medio camino, lo digo pues nosotros la habíamos abordado en Luz y Compostela, la Habana Vieja. Pedro vestía saco de sport y se sentó en la parte delantera, lo que aprovechó mi padre para saludarle y desearle lo mejor. Pedro entonces jugaba con el Cienfuegos, era su jardinero derecho, equipo con el que se mantuvo hasta la temporada de 1958-59 cuando fue canjeado conjuntamente con el torpedero Humberto Fernández y el inicialista Panchón Herrera al Habana a cambio del jardinero Román Mejías y del recién estrenado torpedero Leonardo Cárdenas, también matancero como Pedro, al que algunos le decían Tronquito.
Pedro Gelasio Domec Cardenal había nacido el 23 de octubre de 1935 en Matanzas, mientras que su hermano José Rosario nació el 7 de octubre de 1943 en igual ciudad. Dicen que ambos decidieron siempre usar el apellido materno y no el paterno para que no los confundieran con la bebida del mismo nombre. Ambos también son primos de una cátedra del campo corto y de la versatilidad como lo fue Dagoberto “Bert” Campaneris Blanco. Pedro era un jugador rápido, de tacto y buena defensiva en los jardines. Pedro jugó en ligas menores y para los Pericos de Puebla en la Liga Mexicana, incluso sirvió como instructor de béisbol en Oaxaca, México, donde se radicó a mitad de la década de los 60.
Tengo entendido que Pedro murió hace años, mientras que José no llegó a jugar en la pelota profesional cubana pero si se inició como jardinero en ligas menores con el conjunto de los Sun Kings El Paso en la liga Sophomore (clase D) en 1961. La enciclopedia humana del béisbol cubano, ya fallecida, Ángel Torres, escribió que en ese año José partió la bola al promediar .355 y disparar 35 jonrones, 108 impulsadas y robar 64 bases, esto último para ponerlo en letras grandes. Robar tanto en ligas donde abundan receptores con brazos potentes no es nada fácil.
Este autor se imagina que quizás el carácter de José puede que haya sido la inspiración para el personaje del pelotero cubano Pedro Cerrano en la película “Una mujer en la liga (1989)”. Si recuerdan este filme, Cerrrano (apellido mal escrito) era un hombre supersticioso. José lo era, con la diferencia que hacía ejercicios espirituales para prepararse para cada juego y no ritos de santería como Cerrano en la película mencionada.
José jugó hasta 1963 en ligas Menores y con menos de 20 años debutó con los Gigantes de San Francisco, así se convirtió en el pelotero cubano número 100 en jugar en Grandes Ligas. Poco jugó tanto en 1963 como en 1964 en las Mayores. En noviembre de 1964 fue canjeado a los angelinos de California a cambio del inicialista-receptor Jack Hiatt. Fue con los angelinos que logró jugar su primera temporada como regular. Su promedio fue un discreto .250, pero logró robar 37 bases y disparar 36 extrabases. Las siguientes dos temporadas fueron por el estilo, con la diferencia que robó menos bases que en su debut con los angelinos.

José Cardenal con los Angelinos
Así las cosas, fue canjeado a los Indios de Cleveland a cambio del jardinero Chuck Hinton. Con la tribu tuvo discretos promedios ofensivos, ligeramente superiores a los .250, pero robó 40 y 36 bases en las temporadas de 1968 1969, respectivamente. Vino un nuevo canje, esta vez por el estelar jardinero Vada Pinson, por el cual José pasó a jugar haciendo honor a su apellido, o sea con los Cardenales. De hecho se convirtió en un pelotero itinerante en las Mayores. Su siguiente canje fue dos años después a los Cerveceros de Milwaukee en un paquete en el que iba el infielder Dick Schofield, el lanzador Bob Reynolds y él a cambio del lanzador Chuck Loseth y el infielder Ted Kubiak. Poco después los cerveceros lo canjearon a cambio de tres peloteros de los Cachorros.
Fue su llegada a los Cachorros la que en realidad le dio vida, pues José brilló con este equipo. Sus promedios ofensivos fueron altos, en 1972 bateó para .291, disparó 17 jonrones y robó 25 bases; en 1973, .303 con 19 robadas; en 1974, .293 con 23 robadas; en 1975, .317 con 34 robadas; y 1976, .299 con 23 robadas. Su promedio decayó en 1977 a .239, año que fuera canjeado a los Filis por el lanzador, oriundo de Tampa, Manny Seoane. Con los de Filadelfia jugó hasta 1979, de ahí pasó a los Mets. Lo interesante fue que el canje se realizó el 2 de agosto y se enfrentaban Filis contra Mets. En el primer juego Cardenal jugó con su número 1 para los Filis y en el segundo juego pasó a vestir la franela de los Mets y jugar con este equipo. Terminó su carrera en 1980, jugando para los Reales de Kansas City, equipo que le dio su segunda oportunidad en su carrera de jugar en una serie mundial. Lo había hecho antes para los Filis en 1978. Totalizó 16 veces al bate y 3 sencillos en esas dos series.

José Cardenal vistiendo la franela de los Cachorros
En 18 temporadas logró batear para promedio de .275, 1913 hits, 936 carreras anotadas, 46 triples, 138 jonrones, 775 empujadas y 329 bases robadas. En 10 temporadas robó 20 o más bases en cada una.
Defensivamente casi siempre jugó el jardín central. En 1968, jugando para los Indios, logró realizar dos doble matanzas sin asistencia, un verdadero record. Su poderoso brazo fue también varias veces reconocido, no se le podía correr una base de más.
Después de su retiro como jugador, José fue auxiliar para los Rojos de Cincinnati, los mismos Cardenales para seguir haciendo honor a su apellido, fue auxiliar de bateo y también de primera base para los Yankees ganadores de las series mundiales de 1996, 1998 y 1999. Finalmente fue auxiliar para el Tampa. En 2005 sirvió como asesor del manager general de los Nacionales de Washington hasta 2009.
Como aspecto humanitario, José puso en subasta su anillo de serie de mundial de 1998 para ayudar a los damnificados del Ciclón Katrina.
Bibliografía consultada
– Baseball-reference.com, Baseball statistics and history. http://www.baseball-reference.com/
– Torres, Ángel. 1997. La leyenda del béisbol cubano: 1878-1991. Angel Torres Publishing Company. Pp. 225-226.
Escrito por Esteban Romero (15 marzo de 2016)