El Estadio Latinoamericano en el Cerro, La Habana, cumplió siete décadas

«Un estadio de beisbol es el único lugar donde a las esposas
no les preocupa que sus maridos se fijen en las curvas de otro«.
Brendan Francis (escritor irlandés 1923-1964)

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El gran estadio del Cerro, luego llamado Latinoamericano

El pasado 26 de octubre (de 2016) se conmemoraron 70 años de creado el Gran Estadio del Cerro, escenario de importantes eventos beisboleros, y parque donde han jugado figuras de éxito en el más alto nivel de este deporte.

Vamos primero a tomar prestado del Sr. Derubín Jácome algunos datos sobre la barriada del Cerro en la ciudad de la Habana. Este barrio fue fundado en 1803, surge de una estancia, luego estuvo un ingenio hidráulico azucarero, y más tarde una capitanía de partido que devino barrio de la ciudad. Su fundación data hacia 1840, cuando se traza la Calzada del Cerro y con el florecimiento de sus palacetes y quintas alrededor de la Calzada, ya comienza considerarse como parte de la Habana. El Cerro es la zona urbana de La Habana que ha tenido más variaciones en sus límites. Se le atribuyó a El Cerro desde la Avenida de Santa Catalina hasta la Calzada de Palatino, continuando a Agua Dulce a Infanta, Carlos III y Rancho Boyeros de vuelta hasta la Avenida de Santa Catalina. El Gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín extendió sus límites hasta la Calzada de Puentes Grandes, incluyendo el área hasta las avenidas de Manglar y Cristina, que comprendía las zonas urbanas de Palatino, Las Cañas, Ayestarán y Buenos Aires.

Allí luego se establecieron la fábrica de refresco Ginger Ale, las fábricas de jabón y perfumería, Sabatés y Crusellas, fábricas de fósforos, algunos asilos, la Nueva Fábrica de Hielo que producía la cerveza Tivoli, la escuela de comercio, la famosa esquina de Tejas, lugar casi obligado para aquellos que transitábamos en guagua en la Habana, y el eminente e ilustre Dr. Carlos J. Finlay tenía su laboratorio en la calle Tulipán.

Sin embargo, el Cerro, no temo en afirmarlo, alcanzó su mayor esplendor el día que se construyó el estadio ya mencionado. Imagínense unos 30 mil aficionados moviéndose a ese lugar casi a diario durante la campaña invernal de béisbol profesional cubano.

Hasta aquel entonces los juegos de béisbol se efectuaban en el parque de la Tropical, propiedad de Julio Blanco Herrera, cuya instalación no respondía a los estándares modernos. Por un lado, la enorme distancia de sus vallas del home y luego la poca capacidad para albergar a decena de miles de fanáticos, por lo que el Estadio del Cerro vino a suplir una necesidad histórica. La Tropical, que solo podía albergar 15 mil aficionados, sustituyó a los dos Almendares Park en 1931 y se mantuvo como sede beisbolera principal en la capital hasta 1946. Aún en la temporada de 1946-47 y la siguiente de 1947-48 la Tropical sirvió de sede a los campeonatos de la llamada Federación cubana de béisbol, los que se desarrollaban paralelamente a los que se jugaban en el Grand Stadium. El 25 de octubre de 1946 se inauguró el campeonato de la Federación, o sea un día antes que se inaugurara el coloso del Cerro.

Bobby Maduro

Bobby Maduro

Una contribución importante para la construcción de ese nuevo estadio vino de parte de Bobby Maduro, quien formó parte, junto con Miguel Suárez, y el promotor Emilio de Armas,  el trío que entregó un millón 800 mil pesos que costó el estadio. Justamente en aquel momento nacía la franquicia de los Havana Cubans de la mano del mismo Maduro conjuntamente con Clark Griffith, dueño de los Senadores de Washington. Este equipo se desenvolvería en la llamada Liga Internacional de Florida y cosechó varios títulos de campeonatos.

El proyecto inicial fue elaborado por el arquitecto Max Borges Jr. El mismo preveía una capacidad para 30 mil personas (mil 500 en palcos, cinco mil 300 de preferencia, 20 mil de glorieta y tres mil 200 en las llamadas gradas del sol en lo profundo del jardín derecho). Se construyó con gradas de hormigón y techo de estructura de acero cubiertas con tejas acanaladas que iban desde las líneas del jardín derecho hasta el izquierdo. La construcción comenzó en mayo de 1946 por parte de la empresa estadounidense Frederick Score Corporation, aunque otra fuente dice que fue la Co. Operadora de Stadium S.A., que el que suscribe no sabe si es la misma constructora con otro nombre.  El estadio quedó construido en lugar colindante con las calles de Consejero Arango, Zequeira, Patria y Pedroso, y a pocas cuadras de Infanta y la Avenida del Cerro.

La inauguración del Grand Stadium estuvo a cargo de Rafael Inclán Suaz, presidente de la Liga Cubana de Béisbol Profesional, quien procedió al izamiento de la bandera nacional y la del Club Cienfuegos, ganador de la temporada anterior (1946). El gobernador capitalino izó la bandera del Club Habana y la primera bola la lanzó el entonces presidente Carlos Prio Socarrás. A continuación se procedió a un juego sencillo entre los Alacranes de Almendares, dirigidos por Adolfo Luque, como visitadores, y los Elefantes del Cienfuegos (home club por haber sido campeón de la anterior temporada) guiados por otro inmortal, Martín Dihigo. Los árbitros del encuentro fueron Amado Maestri detrás del plato, y Bernardino Rodríguez y el matancero José María “Kiko” Magriñat en las bases.  Los lanzadores abridores fueron Jorge Comellas por los azules y el venezolano Alejandro «Patón» Carrasquel por los verdes.

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Los dos managers de los equipos en el juego inaugural, Adolfo Luque y Martín Dihigo

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Los árbitros del juego inaugural: Amado Maestri, Bernardino Rodríguez y José María «Kiko» Magriñat

Los abridores del juego: Jorge Comellas y el venezolano Alejandro (Patón) Carrasquel

Los abridores del juego: Jorge Comellas y el venezolano Alejandro (Patón) Carrasquel

Comellas supo imponerse con autoridad a la ofensiva cienfueguera en juego que concluyó 9-1 a favor del Almendares, con ofensiva fue liderada por 3 hits de Cañízares y dos de Fleitas incluido doble, además del primer jonrón en ese parque conectado por Roberto Ortiz. Carrasquel fue relevado por el zurdo Luis Tiant Sr., Homer Gibson y otro zurdo, el oriundo de San Antonio de los Baños, Adrián Zabala. Por los derrotados hubo triple de Conrado Pérez, mientras que la única carrera y primera que se anotara en ese estadio fue impulsada por Napoleón Reyes y anotada por Conrado Pérez en la tercera entrada. Alejandro Crespo bateó de emergente por el equipo de los Elefantes.

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Almendares dirigido por Adolfo Luque, el que había triunfado la temporada anterior (1945-46) con el mismo Cienfuegos

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Equipo Almendares abridor en el 1er juego de 1946 en el Estadio del Cerro

Cienfuegos dirigido por Martín Dihigo

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Los abridores por el Cienfuegos en el juego inaugural

Según informara Ángel Torres, desde ese día el mantenimiento del Estadio corrió a cargo del ex-bigleaguer Alfredo “Pájaro” Cabrera, mientras que las pelotas eran recogidas por el simpático gordo Zulueta, más conocido como Bicicleta.

El estadio luego se convertiría en lugar de importantes triunfos de la pelota cubana y de eventos internacionales. El primero de ellos fue la Serie del Caribe de 1949 que se efectuó del 20 al 25 de febrero de ese año y donde el campeón cubano, Almendares, alcanzaría el título en calidad de invicto con 6 victorias al hilo. Poco después, en 1952 el equipo Cuba vencía en el XIII campeonato mundial de béisbol amateur, el que igualmente tuvo lugar en el Gran Estadio.

El estadio del Cerro fue escenario del juego final de la pequeña serie mundial disputado el  6 de octubre de 1959 entre los vencedores Cuban Sugar Kings contra el campeón de la Asociación Americana, los Molineros de Minneapolis. El juego se decidió en el final del noveno inning cuando Raúl Sánchez, embasado por base por bolas y adelantado a segunda por toque de sacrificio de Pompeyo Davalillo, anotó desde segunda por hit de Daniel Morejón.

En 1971 el estadio, actualmente llamado Latinoamericano y que los habaneros identifican simplemente con Latino, fue remozado y sirvió de escenario al XIX Campeonato Mundial de Béisbol, en el que el equipo Cuba triunfó invicto con 9 triunfos sin la sombra de una derrota. Estas victorias se repitieron en el XXI campeonato efectuado en el Latino y otros estadios cubanos, el XXVIII campeonato en 1984, la XXXV en 2003, así como las Copas Intercontinentales en 1979, 1987, 1995 y 2002.

Las series nacionales en 1962 sustituyeron los campeonatos invernales profesionales y se mantienen hasta hoy día. El Latino ha sido escenario de juegos decisivos en todos esos torneos.

Muchas glorias de nuestra pelota de antes y de ahora han jugado en ese estadio, todo un santuario del béisbol cubano e internacional. Su preservación es una obligación de hoy y mañana por ser pilar del desarrollo de la pelota en Cuba.

Recopilado y escrito por Esteban Romero, 1 noviembre de 2016

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