“La pobreza a menudo priva al hombre de toda virtud:
es difícil que un costal vacío se mantenga derecho”.
Benjamin Franklyn (1706-1790, político y científico estadounidense)
El cine que aborda la realidad de nuestro mundo merece respeto eterno y esa es la virtud de muchos filmes europeos, sobre todo italianos en el período de la post guerra. Un exponente importante de esa filmografía lo fue Vittorio de Sica en faenas de dirección. El cineasta fue capaz de reflejar la pobreza y hasta miseria de la sociedad italiana una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se ven tales filmes uno se da cuenta de lo poco que saben al respecto o no quieren recordar una parte de la actual población italiana, la que sea vio necesitada de ayuda externa, principalmente de EE.UU. a fin de poder mitigar la situación económica por la que atravesaba entonces el país.
Entre esas películas de De Sica hay que destacar por lo sobresaliente de su trama, el drama “Ladrón de bicicleta (1948)”, cuyo título en español no es exactamente correspondiente al italiano, “Ladrones de bicicletas”, no era uno robando bici, eran varios y el filme muestra claramente la causa, que no es otra que la pobreza de la población.
Todo comienza cuando un padre de familia logra un empleo, para cuyo desempeño necesita una bicicleta, la que debe adquirir con muchos sacrificios de parte de su familia, en este caso su mujer, su pequeño hijo y él mismo. La trama, que no pretendo narrar, transcurre mostrando decenas de personas viviendo de trabajos poco remunerados, precario en muchos casos, y niños, como el hijo del protagonista, que no asisten a la escuela y se ven obligados a trabajar en algo precariamente también.

Liana Carell junto a Lamberto Maggioran en una escena del filme
La ignorancia de los pobres salta a la vista, pues a falta de una esperanza de mejoría, todos acuden a consultarse con una especie de espiritista que supuestamente les pronostica algún alivio.
Por la forma en que se ve comiendo al niño Bruno, interpretado por Enzo Staiola, el hambre no era un fenómeno ajeno a aquella sociedad italiana.

El niño Bruno comiendo en una escena del filme
El robo se veía como algo justificado, como un medio de poder resolver, el cual cualquiera lo comete con tal de sobrevivir. En conclusiones, la ciudad de Roma, la misma capital italiana, mostraba un ambiente nada diferente del existente hoy en día en muchos países sub-desarrollados.
Lamberto Maggiorani es el protagonista principal del filme y realmente interpretó a cabalidad el papel de Antonio, el padre de la familia. Liana Carell es la intérprete del papel de María, esposa de Antonio y madre de Bruno, e igualmente logró una actuación para recordar. Como curiosidad, el que fuera años después director fílmico, Sergio Leone, tuvo una modesta actuación en el papel de estudiante de seminario.
Con pocos recursos realmente, De Sica logró componer una peli que se sale de la temática acostumbrada de violencia y asesinatos en el cine, y se adentró en el problema italiano del momento. No es de extrañar que este filme haya logrado Oscar honorario, Globo de Oro, premio NBR, BAFTA, premio CEC en España, y premio Kinema Junpo como mejor filme extranjero.
Hay quien no acepta ya ver filmes en blanco y negro, pero bien vale la pena, pues su argumento lo justifica con creces.
Escrito por Esteban Hernández, 20 junio de 2017