“La diferencia entre lo posible y lo imposible
está en la determinación de la persona”.
Tom Lasorda, ex-jugador y manager
de béisbol estadounidense.
Realmente es dificil de entender que a la figura de Silvio García Rendón, uno de los peloteros cubanos más completos en la historia del béisbol nacional, se le use solo para decir que pudo haber sido el primer pelotero negro en llegar a las Grandes Ligas. De Silvio se habló muy poco después de 1960 y las razones pueden ser muchas, pero uno no sabe cuál es. No obstante, este artículo es para recordarle en detalle, y hacer ver el grave error de haberle olvidado en la tierra que lo vio nacer.
El gran pelotero nació el 1 de octubre de 1913 en Limonar, Matanzas, aunque no faltan fuentes que dicen que nació en 1914. Silvio medía 5 pies y 11 pulgadas, con un peso de 190-195 libras, era bateador derecho y lanzaba a la derecha.
Su inicio en el béisbol fue como el de todos los cubanos, jugando las distintas variantes que se tienen hasta llegar a la pelota de manigua. Es precisamente ese juego en condiciones nada favorable que forja a peloteros con buenas manos, fuertes brazos, corredores veloces en las bases y bateadores de tacto y poder. Silvio tenía de todo eso, no lo dude.
El matancero era capaz de jugar posiciones del cuadro, defender en los jardines y lanzar juegos. A la edad de 18 años Miguel Ángel González le contrató para que jugara en el equipo profesional Habana. Silvio entonces alternó jugando la tercera y los jardines ocasionalmente. Al final de esa temporada promedió .258 producto de 17 incogibles en 66 veces al bate. La siguiente temporada, la de 1932-33, no se jugó por razones de la inestabilidad del país, pero en la de 1934-35, Silvio jugó, esta vez para el Marianao, donde bateó para escaso promedio de .187. En 1935-36 y 1936-37 volvió con el mismo equipo, y promedió .275 en la primera temporada mencionada, mientras que en la segunda se dedicó más a lanzar, cuando logró record de 10-2 con 13 juegos completos de 15 iniciados. Su equipo se coronó campeón de la temporada con registro de 38 victorias y 31 derrotas.
Posteriormente, en 1937 se fue a jugar a la liga dominicana, donde el mandamás era el mismo dictador Rafael Leónidas Trujillo, el que creó un conjunto llamado Dragones de Ciudad Trujillo, que era el resultado de la fusión de los tradicionales Licey y Escogido. Los rivales de este “monstruo” beisbolero fueron las Águilas Cibaeñas y las Estrellas Orientales de San Pedro de Macorís. El dictador, con todo el dinero de las arcas dominicanas, se dio el lujo de traer varias estrellas de las Ligas Negro, además de Lázaro Salazar como jugador-manager y Silvio García. Como era de esperar, los Dragones dieron tabla en condiciones. Josh Gibson bateó para .435, Papa “Cool” Bell para .318, Sam Bankhead, .309, Silvio para .297 y Lázaro Salazar (manager/jugador) bateó para .292. Terminado este robo de campeonato, Silvio se marchó a Venezuela para jugar con el Pastora.
En 1938 Silvio firmó para jugar con el Águila de Veracruz, donde también militarían los cubanos Martín Dihigo y Jacinto Roque. Aquí Silvio jugó el campo corto y lanzó igualmente. En esa temporada Dihigo fue el monstruo del bateo y del pitcheo, el también matancero tuvo record de 18 y 2 (.900), PCL de 0.92, y bateó para .387, líder en ambos departamentos, pero Silvio no es que se haya quedado muy atrás. Bateó para .349 y como lanzador ganó 10, perdió 2, con PCL de 1.68. En 1938, Silvio también jugó para el equipo Valdés del campeonato de béisbol de primera división de Venezuela, liga en la que también jugaban los conjuntos de Vargas, Venezuela y Centauros. Con el Valdés, el cubano jugó el campo corto y lanzó también. En el invierno (temporada 1938-39) Silvio jugó para el Almendares, donde si bien no le fue bien como lanzador (1 ganado y 4 perdidos), pudo batear para promedio de .293, aunque su equipo terminó en el sótano, mientras que los Leopardos de Santa Clara se alzaban con el campeonato.
La última temporada de Silvio como lanzador fue en la invernal boricua, donde integraba el equipo de Leones de Ponce en el campeonato de 1939-40, en el que obtuvo 10 victorias y 6 derrotas, liderando el PCL de la liga con 1.32. En lo adelante, el matancero se dedicó a jugar sea el campo corto o la antesala, pero no lanzó más juegos. Poseía excelentes manos y un brazo privilegiado, por lo que su desempeño en esas posiciones estaba más que garantizado. A ello hay que sumar que Silvio era un buen bateador de tacto, con suficiente velocidad para convertir un hit en doble. El zurdo Tom Lasorda le considera como uno de los mejores bateadores a los que se haya enfrentado en su carrera.
En 1940 regresó a Venezuela para jugar con el equipo Venezuela en el campeonato de béisbol de primera división de este país. Esta vez fungió como torpedero y antesalista, promediando .324 (24 hits en 74 veces al bate), con 13 impulsadas en los 20 juegos que participó. En la invernal cubana de 1940-41, Silvio integró el conjunto de los Leopardos de Santa Clara, en el que bateó para elevado .314 e integró el Todos Estrellas como segunda base.
Para 1941 Silvio decidió regresar a México, pero esta vez para jugar con los Diablos Rojos de Ciudad México. En la temporada cubana de 1941-42 el matancero inició su larga ruta de juego con el Cienfuegos, donde mostró ser uno de los bateadores más consistentes de Cuba del momento. Logró el título de bateo con .351, igualmente lideró el departamento de hits con 60, el de anotadas con 24 y de jonrones con 4. Así y todo, el Cienfuegos quedó en último lugar de la liga. Al finalizar esta campaña hubo serie americana, los Dodgers de Brooklyn, dirigidos por Leo Durocher, vinieron a Cuba a topar con una selección nacional, la que Silvio integró y bateó 8 hits en 21 veces al bate. Al final los cubanos ganaron 3 desafíos y perdieron 2.
En la temporada de 1942 volvió a jugar con los Diablos Rojos, esta vez promedió .364 al bate y quedó de líder en impulsadas, con 83. Con el Cienfuegos continuó su carrera en 1942-43, temporada en la que no participaron peloteros norteamericanos debido a la II Guerra. Silvio bateó para .303, pero su equipo no pudo hacer mucho debido a su pobre pitcheo.
En 1943 promedió .301 con los Diablos Rojos, pero este conjunto dio poca batalla al no poseer el pitcheo requerido. Cienfuegos mejoró algo su juego en la temporada de 1943-44, mientras que Silvio promedió .329 y por cuarta ocasión consecutiva fue parte del Todos Estrellas del campeonato cubano.
En 1944, poco después de iniciada la temporada, los Diablos Rojos le canjearon a los Azules de Vera Cruz dirigidos por el gran Roger Hornsby, quien al final cedió su puesto de timonel al cubano Ramón Bragaña. Silvio nuevamente bateó bien, registró .314 al bate y robó 31 bases para liderar este departamento en la liga mexicana. Su equipo ganó el campeonato con un Bragaña inmenso, quien además de manager, llegó a ganar 30 juegos, record para la liga mexicana. No obstante, la gloria no les duró en 1945, Silvio bateó para .350 incluido 15 jonrones, pero su equipo cayó al quinto lugar al final de la temporada. En Cuba la temporada profesional invernal de 1945-46 comenzó más tarde de lo esperado, 28 de noviembre, lo que se debió a que el 18 de octubre pasó uno de los ciclones más violentos por la isla, el cual arrasó, entre ellos las gradas y la pizarra del estadio de la Tropical. Esta fue una temporada mediocre para Silvio, pues solo pudo promediar para .254.
En 1945 el cubano-americano Alex Pompez, propietario del equipo New York Cubans, decidió reforzar al equipo para que el mismo fuera competitivo en las Ligas Negro. Para ese propósito se decidió a contratar a Silvio García, el que bateó para elbuen promedio de .326 en la temporada de 1946, ligeramente inferior al logrado por su coterráneo Alejandro Crespo (.336). El juego de Silvio le valió para ser seleccionado al equipo Todos Estrellas de Este-Oeste. Los New York Cubans, de un lugar sotanero ocupado en 1945, pasaron a ser el sub-campeón de la liga. En la invernal cubana de 945-46 las cosas cambiaron para el Cienfuegos, el equipo bateó y contó con el excelente pitcheo del zurdo Adrián Zabala y del “barbero” Sal Maglie. Por su parte, Silvio bateó para .288, que unido al bateo despiadado de Alejandro Crespo, Roland Gladu y Conrado Pérez, ayudó a que el Cienfuegos lograra la victoria con debida anticipación y con ventaja de 6 juegos sobre su más cercano rival. Nuevamente el matancero integró el Todos Estrellas y una selección cubana que fue a disputar algunos partidos en Puerto Rico contra equipos locales.
En Cuba hubo guerras de ligas, por un lado la profesional y por otro se creó la llamada Federación. Una jugaba en el recién inaugurado Gran Estadio del Cerro y la Federación lo hacía en la Tropical, en ésta última jugaba un equipo llamado Matanzas, el que logró firmar a Silvio para la temporada de 1946-47 como manager-jugador. No le fue mal, ya que su equipo se alzó con la victoria finalmente, además de resultar ser electo como el MVP de la Federación. Igualmente logró jugar por un rato con los Navegantes de Magallanes de la liga invernal venezolana en esa temporada
En 1947 los New York Cubans se alzaron con el campeonato y Silvio fue parte del mismo, y nuevamente escogido para el equipo Todos Estrellas. El matancero regresó a jugar con el Cienfuegos, esta vez dirigido por el ex lanzador de los Yankees, Vernon “Lefty” Gómez, los que no fueron muy lejos, ya que solo alcanzaron el tercer lugar. Silvio bateó para .292 e integró el Todos Estrellas de la justa.
Para la temporada de 1948 Silvio jugó con los Diablos Rojos en México, donde promedió .295 al bate. En la invernal de 1948-49, no le fue nada bien a Silvio, se fracturó una mano y estuvo fuera de juego por buen tiempo. A su regreso solo pudo batear para .250
Ya con 36 años en 1949, Silvio se fue a jugar a la Liga Provincial Canadiense, circuito independiente (clase C), con el equipo de los Atleticos de Sherbrooke, el cual era dirigido por un conocido de la afición cubana, Roland Gladu, y en el mismo también jugaba el slugger de Caibarién, Claro Duany. A pesar que los cubanos rompieron la bola en esta liga, el Sherbrooke tuvo que conformarse con el tercer lugar de la temporada. De ahí Silvio se fue a jugar a Nicaragua para una serie de juegos contra una selección de Panamá. Con el Cienfuegos (1949-50) Silvio jugó la antesala y su rendimiento no fue el acostumbrado, promedió .260. Así y todo, su equipo discutió el título pero se quedó corto con el Almendares.
En 1950 volvió a la liga provincial canadiense, en la que se llevó la triple corona de bateo (.365, con 21 jonrones y 116 empujadas). En la invernal de 1950-51 fue como si Silvio resucitara de un letargo, resultó ser campeón de bateo (.347), conectó 83 hits, incluido 13 dobles, 1 triple y 5 jonrones, con 36 empujadas y líder en robo de bases (17). Lógicamente integró el Todos Estrellas de esta temporada y fue electo como MVP.
Silvio continuó jugando con el Sherbrooke hasta 1951, equipo que logró entonces coronarse campeón de la liga. En 1951-52, la ofensiva de Silvio decayó enormemente en la profesional cubana al promediar escaso .239. Fue esta su última temporada con los Elefantes.
Para la temporada 1952 Silvio firmó con los Havana Cubans de la Liga Internacional de la Florida (Clase B). De hecho, él, el también matancero Ángel Scull y el estadounidense George Handy se convirtieron en los primeros peloteros negros en esta liga, los que debutaron el mismo día, 9 de abril de 1952. Silvio bateó para .283, que si bien no era mucho, era superior al promedio del resto de sus compañeros de equipo. En la invernal de 1952-53 Silvio jugó la antesala del equipo de los Tigres de Marianao, en la cual tuvo un repunte ofensivo, al lograr promedio de .270. Su equipo quedó segundo, pero corto de alcanzar al campeón Habana, conjunto que lograba su tercera corona consecutiva.
Para las temporadas de 1952 y 1953, Silvio Garcia jugó en República Dominicana. Primero para los Tigres de Licey en 1952, y para las Águilas Cibaeñas en 1953, temporada en la que bateó para .393, pero que no le valió para el campeonato de bateo al no tener suficientes veces al bate. En la invernal cubana de 1953-54 Silvio se inició con los Tigres y luego canjeado al Almendares, donde tuvo una función de utility. El campo corto de ese equipo era defendido por Willy Miranda, la antesala por Héctor Rodríguez y la segunda por Forrest Jacobs. A la edad de Silvio y en presencia de esos jugadores, que estaban en su apogeo, era muy poco lo que podía hacer para aspirar a un puesto de regular. Este equipo resultó campeón, pero Silvio poco pudo hacer por su victoria.
En 1956 se creó La Liga Nicaraguense de Beisbol Profesional, en la que Silvio jugó, esta vez con el equipo del dictador Somoza, el Cinco Estrellas, donde también jugaban Claro Duany e Hiram González, mientras que el director del equipo era el ex receptor cubano Emilio Cabrera. Silvio quedó de líder en empujadas con 54 carreras. Esta temporada no llegó al final cuando el dictador fue ajusticiado en un atentado. En la invernal cubana de 1956-57 sirvió de auxiliar en el Almendares dirigido por Emilio Cabrera, equipo que quedó en último lugar. Para 1957 Silvio volvió a jugar en la liga Nica.
La historia del contrato de los Dodgers
La persona que más hablaba sobre este tema en Cuba era el difunto Edel Casas. El resto de los narradores, incluso Rubén Rodríguez, no tocaban el tema. Veamos lo que al parecer sucedió.
Ya desde los inicios de la década de los 40, Branch Rickey tenía en mente acabar el apartheid existente en el béisbol y contratar a peloteros negros que jugaban a la pelota tan bien o mejor que muchos peloteros blancos. A tales efectos, Rickey hizo una lista de posibles candidatos, por supuesto peloteros negros destacados en las Ligas Negro como en la liga mexicana. Silvio fue incluido en la lista, su bateo en la serie americana de 1942 no pasó inadvertido, el matancero sonó 8 hits en 21 veces al bate frente al pitcheo de Liga Nacional de los Dodgers. Leo Durocher fue uno de los más favorables a que Silvio fuera incluido en la lista de candidatos.
En la primavera de 1943 los Dodgers mandaron al cazatalento Tom Greewade a observar el juego de Silvio en la liga mexicana y posible contacto con el cubano. Eso se debería hacer desviando la atención con reuniones con peloteros negros como Theo Smith , Wild Bill Wright y Quincy Trouppe. La realidad fue que el trabajo de Greenwade fue un desastre, no observó bien a Silvio, se fue con una impresión no muy buena del cubano y al final no hizo nada de lo que le habían indicado hacer. Para colmo no habló con ninguno de los peloteros negros mencionados. Lo único que le impresionó a este señor fue el juego de un receptor de piel oscura, hijo de padre italiano, conocido como Roy Campanella.
En 1944 Walter O´Malley, uno de los propietarios de los Dodgers, se fue a Cuba a ver directamente a Silvio, donde se le informó que el cubano estaba siendo reclutado por el ejército de su país, lo cual no era cierto. O´Malley llevaba la orientación de firmar a Silvio por 25 mil dólares, una cifra alta para aquella época.
Después de tantos intentos, le llegó el turno a Branch Rickey de ir a Cuba para hablar directamente con Silvio. Se necesitaba a alguien, que además de ser buen pelotero, fuera capaz de resistir las ofensas de los miles de trogloditas que apoyaban el apartheid deportivo en EE.UU. Rickey le preguntó a Silvio que él haría si era ofendido como negro, el cubano sin pensarlo mucho, le respondió que lo mataría, y no sabía que en ese momento había matado la posibilidad de haber jugado en Grandes Ligas y de haber sido el primer afro en llegar a ese circuito. Silvio desapareció de la lista, en la cual también estaban Jackie Robinson, Orestes Miñoso, Roy Campanella, Lorenzo “Piper” Davis, Josh Gibson, Sam Jethroe, Walter “Buck” Leonard y Satchel Paige.
Al final de su carrera
Después de 1957 ¿qué sucedió con Silvio? Vinieron las Series Nacionales en 1962. Silvio como Alejandro Crespo no aparecieron por ningún lado. Queda la duda de si lo habrían llamado para entrenar a las nuevas figuras o para dirigir/auxiliar equipos o que Silvio no haya querido hacer nada de eso. La combinación de muchas cosas puede estar presente. La realidad es que de Silvio no se volvió a hablar.
En el orden personal, Silvio fue un buen compañero de equipo y muy fiel a las orientaciones de sus managers, según informaba el gran Monte Irvin. No obstante, se sabe que Silvio tuvo un gran altercado con el gran árbitro cubano, de origen chino, Raúl Atán Solis. Los detalles de esa bronca los desconozco, Atán no era árbitro fácil y era muy intransigente con sus decisiones.
El gran Silvio murió el 28 de agosto de 1977 en Matanzas. El que suscribe no se enteró y que sepa nadie dijo nada por radio o televisión en Cuba. No estamos hablando de cualquier mortal, se habla de un pelotero que logró ser octavo de por vida en temporadas jugadas (20), segundo en veces al bate (3328), tercero en carreras anotadas (439), segundo en hits (946), tercero en dobles (128), cuarto en triples (44), sexto en empujadas (376) y sexto en bases robadas (105) en la liga profesional cubana, todo eso contra un pitcheo de altos quilates.
Fuentes
Figueredo, Jorge S. Cuban Baseball: A Statistical History, 1878-1961. McFarland & Company, Inc. Publishers, Jefferson-North Carolina-London. 544 p.
Hughson Callum. Silvio Garcia: Branch Rickey’s pick to break the colour barrier. Mop-up duty. https://mopupduty.com/silvio-garcia-branch-rickeys-pick-to-break-the-colour-barrier/
Layton Revel y Muñoz Luis. 2014. Forgotten heroes: Silvio Garcia. http://www.cnlbr.org/Portals/0/Hero/Silvio-Garcia.pdf
Torres, Ángel. 1997. La leyenda del béisbol cubano: 1878-1991. Angel Torres Publishing Company. 308 p.
Escrito por Esteban Romero, 19 setiembre de 2017