“Toda forma de desprecio, si interviene en
política, prepara o instaura al fascismo.”
Albert Camus (Nobel de literatura en 1957)
Se trata de una película dirigida por Ennio de Concini, cuya trama está basada en documentación existente sobre los últimos días del Führer en la Alemania fascista, donde la camarilla gobernante, con Adolfo Hitler a la cabeza, muestra sus verdaderos sentimientos, muy lejos de las penurias que ya sufría entonces el pueblo alemán.
Alec Guinnes interpreta magistralmente el papel del monstruo, alguien a quien por desgracia se le siguen imitando por todos esos líderes populistas en el mundo. Era su voz por encima de todos y su total desprecio a las vidas de soldados y población alemana ya en total peligro. Las vidas no importaban, decía el líder, lo que importa es el Nacional-socialismo, falsamente enarbolado. En realidad él lo que quería decir es que nada importaba más que su persona, a la que él mismo llamaba genio.
En la medida que veía al personaje en la trama de la peli, más a uno le recordaba la cantidad de mandatarios carentes de conocimientos, egocéntricos hasta la médula, arrogantes, autosuficientes, incapaces de hacer el bien, y el poco que hacen lo exageran sin ningún escrúpulo. Hitler y Mussolini fueron maestros de esto en todo, en el desprecio al pueblo, en ignorarlo, y asesinarlo llegado el caso y ante el menor disturbio. Hitler consideraba que las elecciones eran una forma de perder el tiempo, pues a fin de cuentas era el pueblo el que lo había querido a él. A su vez, consideraba que el pueblo no sabía escoger y, por lo tanto, no tenía derecho a votar.
Lo otro aún más interesante es ver como la camarilla de los Goebels, el cobarde Martin Borman y otros tantos altos oficiales nazis con sus esposas, socializaban en fiesta de cumpleaños con el Führer cuando los soviéticos ya estaban a escasos 300 metros del bunker, y los soldados y población aún fanática alemana caían en las calles, a la vez que buena parte de Berlín iba siendo destrozado. El epílogo de la bacanal es patético cuando los regalos incluyen veneno para el suicidio.
Como en toda autocracia, la falsa adulación está a la orden del día, la mentira fluye sola, mientras que decir la verdad puede comportar una sanción incluso la pena capital. Lo de Hitler no ha quedado atrás, el populismo en muchos gobiernos se mueve de igual forma en la actualidad, es el autoritarismo y el querer destrozar la democracia. Por eso, este tipo de cinta debe ser mostrado una y otra vez, para que la población sepa y no se deje engañar por falsos héroes.
Escrito por Esteban Hernández, 1 mayo de 2018