“¿Dónde va Vicente? A Benidorm cuando hay puente”
Refrán popular español
Hace más de 20 años, cuando por primera vez conducía por la costa Mediterránea española, me llamó la atención una ciudad llena de grandes edificios. Íbamos desde Barcelona rumbo a Granada, la autopista estaba, como siempre, en buen estado, ambiente seco, pero por el camino no se veía mucho de importante, excepto esta ciudad que sí nos llamó poderosamente la atención.
Una década después, ya visitando la comunidad valenciana en verano, pudimos visitar Benidorm, ciudad repleta de turistas de toda Europa, tiendas vendiendo todo lo que haga falta para ir a la playa, para pasarla bien fuera del agua, además de bebidas y alimentos, bares y restoranes. Un ambiente realmente frenético, acompañado de una extensa playa de arena, donde encontrar un sitio donde sentarse, resulta harto difícil.
Viviendo cerca de esta ciudad balneario, no es ningún problema trasladarse cuando a uno se le antoje, aunque existe una limitante y es el pago de casi 30 euros por peaje de autopista. Es cierto que uno puede viajar a Benidorm por una carretera secundaria, pero el viaje le duraría de cuatro a cinco horas, mientras que por la AP7 en menos de hora y media se llega.
Benidorm es un nombre árabe. Beni viene del árabe ني Bani, que siginifica “hijos de…”, mientras que Dorm ha quedado en dudas. Hay quien supone que venga de Torm, que en catalán es sinónimo de “Piedra muy gruesa desprendida del risco”. La ciudad se encuentra muy cerca de Alicante e igualmente de otros lugares turísticos como Albir, Altea, Calpe, Xabea y Denia. Benidorm es la urbe con más rascacielos de España, y la segunda con más rascacielos por metro cuadrado en el mundo, solo superada por Nueva York.

Hotel Sunset Drive y detrás el Edificio In Tempo, el más alto de Benidorm (192 m de h). Foto del autor

Hotel Don Pancho, Benidorm. Foto del autor

En Benidorm no se detienen las construcciones. Foto del autor
El turismo comenzó a crecer a partir del último cuarto del siglo XIX, ya que antes su importancia era por la pesca, actividad que se redujo enormemente desde inicios de la década de los 50 en el siglo XX. Benidorm goza de un microclima, que hace que las temperaturas durante el invierno sean agradables. El litoral se divide en dos partes por la punta rocosa de un antiguo castillo, por sus alrededores están cadenas de elevaciones que evitan la llegada de vientos fríos del Norte.

Playa del Poniente, Benidorm. Foto del autor
Hoy en día, hay muchísimos hoteles, edificios de apartamentos, por lo que la población ha aumentado, sobre todo de residentes extranjeros. El censo de 2017 da una población de 66 831 habitantes, lo que arroja 1792 hab/km². Realmente visitar Benidorm es agradable en invierno, ya que en verano es sofocante, no por las temperaturas sino por la cantidad de turistas que uno encuentra en calles, bares y restoranes.
Escrito por Ricardo Labrada, con información consultada online. Todas las fotos del autor