“No hay nada mejor cuando un equipo sale de
la nada y se mete a jugar en la Serie Mundial.”
Tom Glavine (ex-lanzador de 22 temporadas en la MLB)
Las Series Mundiales vienen a ser el evento de otoño más esperado por los aficionados al béisbol. Desde 1884 se vienen efectuando las mismas, con una interrupción en 1892 hasta su regreso en 1903, evento siempre de interés superlativo para los que siguen el mundo del bate y las pelotas a diario.
Los mejores equipos llegan a discutir ese título supremo. Hasta 1969 llegaban a enfrentarse los campeones absolutos de cada liga, luego vinieron los play off o juegos de post temporada, con más juegos entre más de dos contrincantes, y en 1994 se agregó el llamado comodín en cada liga, por lo que los juegos y la rivalidad aumentaron. Llegar a la Serie Mundial se hizo más complicado, ya que había que vencer a dos rivales de liga y luego al campeón del otro circuito.
Naturalmente, cada serie trae sus novedades, algunos peloteros rompen records ofensivos y de pitcheo, suceden hechos inesperados, la del 2019 ha sido algo única y jamás visto.
La calidad de los rivales fue indudable. Los Astros de Houston se presentaron con una ofensiva temible desde el primer bate hasta el noveno, cualquiera de ellos capaz de conectar jonrón o largar un buen extrabase, además de un pitcheo encabezado por tres abridores destacados como Gerrit Cole, Justin Verlander, Zack Greinke, y relevistas de reconocida efectividad. No le faltaba nada al equipo tejano, tan completo era que un cronista latino de uno de los más grandes grupos mediáticos en el área deportiva, twiteaba que los Astros se llevarían el cetro sin dificultad. Olvidaba el ilustre que el papel es una cosa y el terreno es otra, aunque a decir verdad, los Astros maltrataron a los Yankees de Nueva York en la discusión del título de la Liga Americana y no había razón para pensar lo contrario.
El rival de la Liga Nacional fue el comodín del circuito, los Nacionales de Washington, que de forma eléctrica venció a los Dodgers en el juego del empate y el decisivo, para luego aplastar sin piedad a los Cardenales de St Louis. No obstante, posición por posición, los Astros eran muy superiores en el papel.
Los comodines han sido rivales muy incómodos en Series Mundiales, lo que se evidencia con el hecho que en las últimas 25 series, desde 1995, los comodines han logrado ganar en siete ocasiones: Marlins Florida (1997), Angelinos Anaheim (2002), Marlins Miami (2003), Medias Rojas Boston (2004), Cardenales St Louis (2011) y Gigantes San Francisco (2014). Nada extraño que un eléctrico ganase la serie mundial.
Lo que sí es extraño ganar siempre como visitador y perder como anfitrión en casa. Todos sabemos que los deportistas, aparte de sus facultades y en la forma física que se hallen, necesitan inspiración, la que se logra en buena medida con el estímulo de sus aficionados, los que son mayoría cuando juegan en su propio terreno.
La Serie de 2019 mostró algo totalmente nuevo e inesperado, siete victorias, todas fuera de casa. Los Nacionales venían descansados, habían acabado con los Cardenales en 4 juegos, por lo que tenían una racha de 6 victorias consecutivas si añadimos las dos últimas logradas sobre los Dodgers de Los Ángeles. Los Astros no tuvieron descanso realmente, fue terminar con Aroldis Chapman y los Yankees en el sexto juego, para de ahí salir a enfrentar a los Nacionales.
El primer juego, efectuado el 22 de octubre en el Minute Maid Park de Houston, arrancó como era de esperar, 2 carreras de los locales en el inning de apertura frente a los envíos del experimentado Max Scherzer. Por los Astros lanzaba su mejor carta, Gerrit Cole, un lanzador prácticamente imbateable en la temporada de 2019. Los Nacionales no creyeron en rectasm y curvas de Cole, obraron como la hormiga, una en el segundo, otra en el cuarto, ambas por jonrones, y en el quinto fabricaron 3, para poner el marcador 5-1. Los Nacionales no desperdiciaron nada cada vez que lograban una base, todo esto sucedía, mientras los aficionados de Houston no podían entender como su equipo estaba perdiendo con todo lo mejor al campo. Los Astros apretaron el paso para anotar sendas carreras en la séptima y octava entradas, insuficientes para empatar el juego. Primera victoria de los forasteros 5-4.
El segundo juego puso a toda la afición de Houston a pensar, ¡qué paliza! El estelar Justin Verlander permitió 4 limpias a los Nacionales, los que no conforme marcaron 8 más sobre los lanzamientos de los relevistas. Un marcador así permitió que el derecho Stephen Strasburg caminara la ruta por espacio de 6 entradas y 2 anotaciones permitidas. Los forasteros se llevaron nuevamente la victoria 12-3.
La electricidad de alto voltaje de los Nacionales parecía capaz de aplastar a su adversario en cuatro encuentros. Ahora se trasladaban a Washington DC para jugar en el Nationals Park. El veterano Aníbal Sánchez por los locales contra el experimentado Zack Greinke. Una victoria de los capitalinos pondría al pescao en la sartén, como decía el ilustre narrador y comentarista Bobby Salamanca. Lo esperado no sucedió y los Astros guapearon y ganaron bien su juego con anotación de 4-1. Los Nacionales batearon 9 hits pero sus motores impulsores, el llamado RISP, no funcionaron.
No fue ayer pero será hoy, eso es lo que pensaban los capitalinos, pues no fue ayer y tampoco hoy. Ofensiva de 13 hits y 8 carreras de los Astros empataban la serie a 2 victorias, borrón y cuenta nueva. El joven mexicano José Urquidy lanzó una gran pelota en cinco entradas al permitir sólo 2 hits y propinar 4 ponches, mientras que los lanzadores adversarios, incluyendo su abridor, el zurdo Patrick Corbin, no pudieron contener la furia ofensiva de los tejanos. La anotación final de este juego fue 8-1. Los Nacionales batearon 4 hits y anotaron una. El siguiente día, 24 de octubre, no hubo juego por lluvias, por lo que el quinto partido se efectuó el 25 de octubre, el cual fue casi copia fotostática del juego anterior. Los Astros batearon 10 hits y anotaron 7, mientras esta vez Gerrit Cole supo dominar, permitió 3 hits, 2 bases y una carrera por jonrón del dominicano Juan Soto. Max Scherzer debió abrir ese partido, pero por molestias corporales no pudo lanzar. Su lugar lo ocupó el derecho Joe Ross y otros cuatro relevistas. Los aficionados capitalinos no pudieron entender como su equipo no pudo al menos ganar un juego en estos tres partidos. Les pasó lo mismo que a la afición de Houston en los dos primeros juegos.
Al quedar libre por lluvias el 24 de octubre, los organizadores decidieron no dar más días libres, por lo que era menester que ambos conjuntos tomaran el avión que los llevaría de inmediato a Houston y así enfrentarse el 26 de octubre.
Todo el mundo, incluido el que suscribe, daba por favorito a los Astros. Jugaban en su terreno y no era posible que se volviera a producir el resultado de los dos primeros juegos. La incredulidad era enorme, hay que reconocerlo.
Los Nacionales marcaron una en la misma primera entrada por sencillo bien colocado de Anthony Rendón ante los envíos de Justin Verlander, pero los Astros ripostaron con 2 frente al difícil Stephen Strasburg, donde se incluyeron doble del venezolano José Altuve y jonrón de Alex Bregman. Alegría en todo Houston, pero no más. La fiesta se acabó, Strasburg se compuso y logró colgar escón tras escón. En el quinto inning, Adam Eaton le conectó jonrón a Verlander para empatar el juego y Juan Soto lo imitó para poner el marcador 3-2 a favor de los forasteros. Una carrera no es nada, pero cuando el pitcheo funciona, una carrerita pesa mucho. No obstante, los Nacionales no se conformaron y en el séptimo, el receptor brasileño Yan Gomes disparó sencillo iniciando entrada, cayeron dos outs, uno de ellos dudoso en jugada sobre batazo del torpedero Trea Turner, pero Rendón nuevamente puso la bola a viajar lejos para traer dos más, que si pesaban una tonelada. En el noveno el pitcheo de los Astros se volvió a complicar, dos hombres en base y Rendón al bate, otra vez enorme batazo contra las cercas, bueno para traer dos más. Strasburg dominó al cubano Yulieski Gurriel para el importante out 25 y el relevista Sean Doolittle dominó a los siguientes dos bateadores para consumar la victoria y el empate en la serie.
Vino el séptimo juego, el partido que hay que ganar, ya que después no habrá mañana. Los de Houston confiaban en su victoria, incluso Alex Bregman le pasó mensaje a su abuelo, en el que le afirmaba que él pondría una carrera dedicada a su pariente. Los deseos son muchos a la hora de ganar. Yulieski Gurriel conectó jonrón sobre los envíos del recuperado Max Scherzer en la segunda entrada que puso el marcador 1-0. En la quinta entrada agregaron otra por sencillo impulsor del boricua Carlos Correa que trajo a Gurriel con la segunda de su equipo. Por los Astros lanzaba el experimentado Zack Greinke, un hombre que combina muy bien sus lanzamientos y que mantuvo a los Nacionales en un hit hasta la séptima entrada, en la cual dominó al jardinero Adam Eaton, pero nuevamente Anthony Rendón le enganchó una para marcar la primera de su equipo. Greinke concedió boleto a Juan Soto y el director de los Astros, A.J. Hinch, decidió traer a su relevo Will Harris. Nada es perfecto en la vida, Greinke se equivocó con Rendón, como se han equivocado otros lanzadores en ambos circuitos, cualquier lanzador puede flaquear en un momento, digo esto, pues me lució y me sigue luciendo apresurado ese cambio de Greinke. Se podía haber ido a conversar con el lanzador, darle ánimos pero no sustituirle. Ese mismo error le costó un juego a los Dodgers en la serie mundial de 2018 cuando el director Dave Roberts decidió sacar al zurdo Rich Hill en la séptima entrada por el zurdo Scott Alexander. Los Dodgers ganaban 4-0 en ese momento y sus relevistas no fueron capaces de detener la ofensiva de los Medias Rojas de Boston después de la sustitución de Hill. Cuando estas cosas suceden, son los directores movidos por sus impulsos los que pierden los juegos, y este, el de los Astros y los Nacionales, no era cualquier juego, era el decisivo de la serie mundial.
Harris, el relevista de Greinke, soportó jonrón casi inmediato del veterano Howie Kendrick, el clásico balde de agua fría, que puso el juego 3-2 a favor de los Nacionales. Psicológicamente ese batazo de Kendrick debe haber afectado muchísimo a los peloteros de Houston. Scherzer se mantuvo lanzando hasta la quinta entrada y luego fue relevado por el zurdo Patrick Corbin. Los Nacionales no pararon de anotar, en el octavo Juan Soto trajo con hit la cuarta de su equipo y en el noveno anotaron dos más por tres sencillos y error. Se puede decir que a partir de la segunda mitad de la séptima entrada los bateadores de los Astros se les veían desesperados por dar un batazo grande. Entre el octavo y el noveno, de los bateadores de los Astros se poncharon Carlos Correa, Jake Marisnick, José Altuve y el siempre eficiente Michael Brantley, quien aportó el out 27 del juego y certificó la victoria de los Nacionales 6-2.
Jamás en Serie Mundial los 7 juegos habían sido ganados por los equipos visitantes. En la Serie Mundial de 2016 entre Cachorros de Chicago e Indios de Cleveland, hubo 5 victorias de los equipos visitantes, lo cual constituyó record en ese momento, pero esta vez fueron los 7 juegos.
Independientemente de la victoria de los Nacionales, es de reconocer la hazaña de los capitalinos al enfrentar a un equipo muy completo y con muchos deseos de victoria, como fueron los Astros. Muy pocos les dieron como favoritos y demostraron que cuando hay deseos, el esfuerzo siempre sale premiado.
La Serie Mundial de 2019 fue una grata combinación de peloteros de experiencia como Justin Verlander, Aníbal Sánchez, Max Scherzer, Zack Greinke, Fernando Rodney, Ryan Zimmermann, Kurt Suzuki, Howie Kendrick, Adam Eaton, entre otros, con otras figuras más jóvenes ya establecidas como José Altuve, Carlos Correa, George Springer, Anthony Rendón, Michael Brantley, Stephen Strasburg, Gerrit Cole, Trea Turner, y otras más jóvenes como Alex Bregman, Juan Soto, José Urquidy y Yordan Álvarez.
Las jugadas defensivas de Bregman y Rendón en la antesala fueron maravillosas, otro tanto para lo que fildeó Yulieski Gurriel en la inicial y el dominicano Víctor Robles en el jardín central. En el bateo, sobresaliente lo realizado por José Altuve y Michael Brantley, así como Rendón, Eaton y Soto por la parte de los Nacionales, eso sin olvidar lo oportuno al bate que resultó el experimentado Howie Kendrick. El pitcheo de Strasburg fue de calidad y bien premiado con el MVP de esta serie.
Serie reñida al fin cabo y serie que toda la afición aprecia. Incluso los árbitros, con sus errores como de costumbre, pero estuvieron más acertados esta vez en los conteos. También fueron muy tolerantes con algunas protestas. A Dave Martínez se le expulsó en el sexto juego pues ya no quedaba ninguna alternativa ante su agresividad, inexplicable a entender del que suscribe.
Escrito por Esteban Romero, 2 noviembre de 2019