La reciente regulación de no permitir la entrada de ciudadanos cubanos con doble nacionalidad en EE. UU. mediante el llamado Electronic System for Travel Authorization (ESTA) es una prerrogativa del gobierno de ese país. Cada gobierno es libre y soberano de legislar y regular como entienda necesario la entrada de extranjeros en su territorio. No obstante, la Unión Europea no puede mirar para un lado y no abordar este asunto con su aliado de Norteamérica. Dentro de poco la UE establecerá el Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS), por lo que podría tomar igual decisión con los cubanos con ciudadanía estadounidense, algo, que al modesto entender del que suscribe, no sería lógico, por demás, contraproducente.
Es la Unión Europea, con sus ciudadanos cubanos naturalizados como españoles, italianos, franceses y otros, residentes en el territorio europeo, la que debe discutir este asunto con las autoridades norteamericanas. La norma de que Cuba es país terrorista y hay que aplicar esa medida a todos los cubanos no norteamericanos, me parece todo un error, por demás segregacionista, que la UE no debe dejar de discutir e incluso poner sus normas caso de no llegar a acuerdos. En la UE son más de 140 mil ciudadanos nacidos en Cuba con ese estatus, en EE. UU. son diez veces más. Como quiera que sea, no soy partidario ni de una cosa, ni de la otra.
Ahora bien, dicho esto, lo que no resulta coherente es que el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba se meta a criticar a EE. UU. por esta medida y que saque a flote el asunto de la reunificación familiar, tema que no ha sido nunca una prioridad para la administración en la Habana.
Durante 62 años ese tema ha sido manejado de manera coyuntural. No quiero alargarme, pero hay mucha tela por donde cortar e invito a un debate público a los que nieguen lo que aquí afirmo.
No se entiende que se hable de eso ahora cuando la misma constitución actual cubana, la cual no fue ni siquiera votada por más de millón y medio de cubanos residentes en el exterior, derecho que no poseemos, establece que no se acepta la doble ciudadanía.
Las negaciones de visas a cubanos para entrar en su país, llegadas a Cuba con pasaporte en regla y ser devueltos de inmediato a su lugar de origen, el poder solo permanecer tres meses en la tierra que le vio nacer y otras cosas más, además de la carencia casi absoluta de derechos no le dan ninguna autoridad a la Habana a intervenir en este tema.
Como se dijo, hay mucho más, historia se puede hacer con tranquilidad de todo lo sucedido. Que nadie piense que no hay hemerotecas que revelan claramente todo lo dicho, ordenado y estipulado por la administración de la Habana en el tema, así como todo lo sucedido década a década.
Por lo tanto, creo más sabio que los cubanos con doble ciudadanía en Europa soliciten a Bruselas discutir el tema con su aliado de EE. UU., y que la Habana no hable, ni se meta en lo que nunca le ha interesado.
8 agosto de 2021