“En Zaragoza por el Pilar y La Seo, se va muy bien de paseo.”
Zaragoza, actual capital de la comunidad de Aragón, fue creada en el siglo VII a. C. Según cuenta la historia, en sus inicios se llamó Salduie o Salduvia, siglos después con la ocupación romana pasó a llamarse Caesaraugusta al ser refundada por Octavio Augusto. En lo sucesivo estuvo en manos de suevos, visigodos, francos hasta que en el 714 los sarracenos la ocuparon, los que estuvieron allí hasta inicios del siglo XII. Fue entonces que Alfonso I conquistó la ciudad con ayuda de occitanos y francos, así surgió el reino de Aragón con Zaragoza como capital.
Zaragoza fue escenario de batallas contra los franceses y algunas partes de la ciudad recuerdan esos enfrentamientos.
Lo que más impresiona de Zaragoza es su casco histórico compuesto por su Catedral- Basílica Nuestra Señora del Pilar o o Santo Templo Metropolitano de Nuestra Señora del Pilar, construcción que posee estilo barroco y neoclásico. Sin embargo, la catedral más antigua es la del Salvador de Zaragoza ubicada en la Plaza de la Seo, fundada en 1119. Ambas están muy cerca una de otra, por lo que caminar en ese entorno resulta interesante y acogedor.
Para llegar al lugar uno debe cruzar un puente de piedra de 225 m. para pasar sobre el río Ebro, el que atraviesa la ciudad. El puente es del siglo XV y a ambos lados del mismo se presentan unas esculturas de leones a la entrada y a la salida.
En el casco histórico hay una infinidad de cafeterías, bares y restoranes, los que ofertan muchos platos a base de embutidos localmente producidos, además del ternasco de Aragón, nombre con el que se designa a los corderos jóvenes. Esa comida gusta al que suscribe, pero por razones de salud no es aconsejable su consumo.
Allí uno encuentra la atractiva calle José Palafox y el famoso arco de Deán, mudéjar de carácter gótico, la Casa Palacio de los Marqueses de Montemuzo, las plazas de San Bruno, de Santa Cruz y la imponente Plaza de Nuestra Señora del Pilar, en la que vemos un monumento a Goya y otras esculturas, además de la Fuente de la Hispanidad, una especie cascada, que se halla en el norte de la Plaza del Pilar de Zaragoza y frente de la iglesia de San Juan de los Panetes.
En la zona Norte al salir de la plaza encontramos la iglesia San Juan de los Panetes construido en 1725, la Plaza César Augusto, el Torreón de la Zuda, antiguo palacio llamado de la Zuda, Azuda o Sudda, en realidad un alcázar. En ese entorno se encuentran las antiguas murallas romanas. No muy lejos está un gran mercado de la ciudad.
Bastante cerca de la Plaza del Pilar encontramos la Plaza de la Justicia, donde está la imponente Iglesia de Santa Isabel de Portugal o Vulgo San Cayetano y que presenta una fachada de alabastros, lugar muy concurrido por los locales durante la semana santa. Allí una bonita fuente, lo cual le da aún más atractivo al lugar.
De regreso al otro lado de la ciudad, nos encaminamos hasta el barrio Arrabal, para poder ver algo singular de Zaragoza, el callejón Lucas, bastante corto y que es la única calle cubierta de la ciudad. En los alrededores uno ve varias viviendas hechas a base de ladrillo, así como murales muy coloridos en las paredes, que dicen que es parte de la arquitectura local del siglo XVIII.
La decepción fue al siguiente día cuando teníamos intención de visitar el Palacio de Aljafería. Debido al covid-19, el aforo estaba limitado, por lo que todas las entradas estaban ya vendidas. El remedio fue conformarnos con pasear en sus alrededores y dejar para otra ocasión la visita a su interior. Este palacio era una fortaleza construida por los árabes en el siglo XI y que sirvió de residencia a los monarcas islámicos y luego aragoneses. Lamentamos esta vez no poder dar una descripción del interior este enorme palacio.
Bastante cerca del Palacio de la Aljafería se halla la Plaza del Portillo y su iglesia Nuestra Señora del Portillo, al igual que la plaza de toros, el monumento a Agustina de Aragón, defensora de Zaragoza durante los Sitios, en la Guerra de la Independencia Española, el Edificio Pignatelli y sede del gobierno de Aragón.
De ahí nos dirigimos al parque de agua Luis Buñuel, el que cubre unas 120 ha en uno de los extremos de la ciudad. Allí uno encuentra hasta playa para los que quieran darse un chapuzón y luego solearse. Posee un atractivo embarcadero para alquilar bicicletas, cisnes y kayak para así recorrer el lugar, además de jardín botánico y acuático. Es realmente un lugar muy bueno para la salud por su vegetación, limpieza, estructura coherente, en fin, nada que criticar. Para llegar al parque hay que pasar por el Puente del Tercer Milenio, igualmente de atractivo.
Escrito por Ricardo Labrada, 30 agosto de 2021