“La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida.
El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona.”
Severo Catalina (1832-1871, periodista y escritor español)
Por Esteban Hernández
No había pasado ni un año del estreno de “Un hombre y una mujer (1966)” de Claude Lelouch, cuando este director francés emprendió otro proyecto con un éxito casi similar al de la cinta de 1966.
Cuando la vi por primera vez quedé bastante impresionado por la trama y las actuaciones de sus protagonistas, además de otra banda sonora de encanto de Francis Lai. El título en Cuba fue de “Vivir por vivir”. La preposición pour en francés, igual sucede con per en italiano, se puede traducir como por o para. Realmente para este título para es lo más indicado.
Lelouch escogió tres protagonistas, dos muy experimentados, como Annie Girardot e Yves Montand, así como la entonces joven californiana y de belleza exuberante, Candice Bergen. La trama pasa superficialmente por encima de los problemas bélicos que afectaban al mundo en esa época, para lo cual aprovecha el papel que interpreta Montand como el periodista Robert Colomb, el que, además de su trabajo, aprovechaba para sus aventuras románticas con su amante Candice, mientras que la dócil y siempre fiel esposa, Catherine (Annie Girardot), quedaba siempre en casa a la espera de su buen esposo, el que llegaba y a las pocas horas volvía a volar por “trabajo”.
Las infidelidades pueden ocurrir repetidamente y el último en saberlo es el afectado usualmente, pero al final se sabe y queda por ver cómo esa persona reaccionará. Su respuesta puede ser contundente y romper la relación con la amante, como hacer ver que nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde. Es en ese laberinto de descubrimientos y decisiones que se mueve la trama del filme, la que tiene su moraleja indudablemente.
Si hubiera que destacar la actuación de uno de sus protagonistas, no dudo en poner por delante a Annie Girardot, actriz que igualmente convenció con anterioridad con su actuación en el drama de Luchino Visconti, “Rocco y sus hermanos (1960)”. La Girardot interpretó su papel de manera natural y con eficiencia. Cuando una actuación representa cabalmente a un personaje verdadero es porqué lo hizo con la debida profesionalidad. Montand se mostró generalmente muy circunspecto en los diálogos, pero no se quedó muy atrás con su interpretación.
La calidad del filme quedó evidenciada al ser nominado para OSCAR como mejor película extranjera en 1968, premio que en igual categoría obtuvo en los Globos de Oro. La banda sonora de Lai obtuvo varios premios, no era para menos, ya que su calidad es indiscutible. Es un tema que fluye suavemente y no cansa a uno de escucharlo.
11 julio de 2022