“Los caminos nuevos en la ciencia siempre encuentran una resistencia
pasiva considerable por parte de otros especialistas, los cuales, en este caso,
tendrán dificultad para informarse acerca de las teorías y métodos experimentales
que el doctor Gómez ha desarrollado ficazmente.”
Carta de Albert Einstein al presidente de Cuba en 1942
Otra figura grande de las ciencias médicas fue el Dr. Domingo Mauricio Gómez Gimeranez, hombre nacido en Cuba el 22 de setiembre de 1903 en Guaracabuya, un poblado cercano a Placetas en la antigua provincia de Las Villas, hijo de familia campesina. Domingo fue el tercer hijo de una prole de 13 hermanos y en cuanto creció algo, su padre lo obligó a trabajar en el campo, ya que entendía que sus hijos estaban para trabajar y nada de ir a escuela. Fue así como Domingo llegó a su adolescencia analfabeto, pero con deseos de aprender, por lo que escapó una vez de su casa y luego devuelto por la guardia rural. Persistió en sus empeños y volvió a escapar, pero esta vez la guardia rural de Santa Clara lo retuvo en sus filas, donde, al menos, pudo aprender a leer y escribir. Se pasaba la vida leyendo, lo cual era objeto de burla de los ignorantes que le rodeaban. Es probable que la lectura lo distrajera y eso le valió alguna que otra zurra de sus superiores en el ejército. No obstante, Domingo pudo ascender al grado de cabo y desarrolló el aprendizaje de los números, los que se le daban muy bien.
No está claro cómo el joven Domingo pudo llegar a realizar estudios universitarios en la Habana, ni idea si estudió bachillerato en la Habana para luego ingresar en la Universidad. Sea como sea, el joven Domingo logró graduarse, a la edad de 23 años, como médico en la Habana, y un año después en matemáticas en igual institución. Realmente era un genio y en Francia no tardaron en descubrirlo para darle una beca para continuar sus estudios médicos bajo la guía del cardiólogo Henri Vaquez del hospital la Pitie en París. Por su empeño y logros, Vaquez le dio el puesto de asistente.
El Dr. Vaquez introdujo en Clínica la importante noción de presión media dinámica. Él y Gómez descubrieron un síndrome que designaron bajo la denominación de hipertensión media solitaria, el que otros galenos llamaron el síndrome de Vaquez·Gómez.
El Dr. Gómez era toda una inteligencia en las matemáticas, al extremo de ser reconocido en ese campo por el gran Albert Einstein. Esos conocimientos le permitieron comenzar una investigación en 1934 en el Hosptital QuinzeVingt de París, cuyo resultado final fue la escritura de su obra “Hemodynamique et Angiocinetique,” en la que utilizó las matemáticas para explicar la conducta del sistema cardiovascular.
Su colaboración con científicos de la medicina como Vaquez, Langevin, Gley y otros le permitió abordar distintos trabajos en el campo de la cardiología, como fueron:
– La creación de nuevos métodos de exploración del aparato cardiovascular, tanto en el orden clínico como en el campo experimental.
– Dilucidación del origen de ciertas entidades mórbidas, lo que permite desarrollar un tratamiento racional y adecuado. Estas entidades eran desconocidas y solían ser confundidas con otras enfermedades.
– El descubrimiento de nuevas entidades mórbidas desconocidas o confundidas con otras enfermedades.
– Nuevos tratamientos de ciertas afecciones cardíacas mediante procedimientos originales que ha ideado’ y entre los cuales se pueden citar el descubrimiento en la región cortical del riñón, de una sustancia hipotensiva y ureolítica, a la que llamó nefretina.
– La dilucidación de las leyes que rigen los fenómenos de la circulación de la sangre.
El Dr. Gómez fue un asiduo investigador de los trastornos del ritmo cardiaco en el curso de ciertas alteraciones del corazón, estudios muy originales, los que fueron posteriormente publicados en revistas científicas de la época. Con el Prof. Vaque, hizo uso de los diferentes tonicardíacos, especialmente de la cuabaina Arnaua. Por sus logros y méritos, el gobierno francés le concedió el premio de la Legión de Honor.
Llegó la segunda guerra mundial y el Dr. Gómez se vio obligado a interrumpir sus investigaciones en Francia, país que estaba por ser ocupado por las tropas nazis. Adolfo Hitler conocía de los logros del científico cubano y no tardó en invitarlo a unirse a su grupo de investigaciones médicas, lo cual fue rechazado por el Dr. Gómez.
Viajó a Nueva York, EE. UU., donde fungió como profesor e investigador de la Universidad de Nueva York de 1941 a 1952. En ese período continuó estudios sobre la terapéutica cardiaca y vascular, ideó múltiples métodos originales, sea utilizando sustancias nuevas o bien haciendo un uso racional de otras ya existentes. En colaboración con Kisthinios, empleó con resultados brillantes la medicación azúcar-insulina en ciertas formas de insuficiencia cardiaca irreductible.
En el curso de sus investigaciones llegó a inventar diferentes aparatos y técnicas, unos destinados a la experimentación solamente, y otros de utilización inmediata en la práctica clínica. Entre esos inventos estaba uno utilizado para la medición de la presión media, además del uso de la piezoelectricidad en muchas de sus investigaciones.
El científico regresó a Cuba en 1952 por invitación del Carlos Prío Socarrás, entonces presidente de la república. En la Habana fundó el primer instituto cardiológico del país, donde se mantuvo trabajando hasta 1959. Cuando supo que el gobierno francés le había concedido la Legión de Honor al presidente Fulgencio Batista, acto seguido renunció al mismo premio que él poseía. Sin embargo, llegado el año 1959 y Fidel Castro al poder, por extrañas razones, el Dr. Gómez fue detenido y luego liberado. Ni Hitler, ni Batista, ni nadie en los países y gobiernos que había vivido jamás habían tocado al gran científico, el que de siempre se había dedicado a sus investigaciones, todas de renombre internacional.
El Dr. Gómez poco después se trasladó definitivamente a los EE. UU., donde nadie le detendría y podría tranquilamente continuar su labor profesional. En ese mismo año de 1959 el Dr. Gómez podría haber recibido el Nobel de la medicina, el cual fue a parar a manos del científico asturiano Severo Ochoa, igualmente radicado en EE. UU. Al respecto, Ochoa reconoció el mérito del cubano, quien merecía bien este premio.
El Dr. Domingo Gómez continuó su trabajo como investigador en el campo cardiovascular en el Instituto de Medicina de Rehabilitación en la Universidad de Nueva York. De hecho, fue el primer ingeniero biomédico cubano. Su experiencia le permitió formular leyes generales regidoras de los fenómenos cardiovasculares, los que siempre pudo verificar con éxito en el examen de hombre sano y enfermo.
Debido a un fallo cardiaco, falleció el 10 de diciembre de 1978 a la edad de 75 años en su casa de Manhattan, Nueva York.
Fuentes
Anon. 1978. Dr. Domingo Gomez‐Girneranez, Cardiovascular Researcher, Dead. NY Times, 13 diciembre, sección A, p. 25
Anon. s/a. Celebrating the Life and Work of Dr. Domingo Gomez de Gimeranez. Florida International University Department of Biomedical Engineering. https://bme.fiu.edu/celebrating-the-life-and-work-of-dr-domingo-gomez-de-gimeranez/
Chelala José. 1941. Domingo G. Gómez, creador de una nueva ciencia. Bohemia, 31 agosto, pp. 32-33, 53-54
Chelala José. 1941. Ambiciones infantiles, adolescencia y emigración. Bohemia, 7 septiembre, pp. 34-35.
De Armas Armando. 2013. El científico cubano que enfrentó a Hitler, Batista y Castro. Arte y Cultura, 11 mayo. https://www.radiotelevisionmarti.com/a/hitler-batista-castro-cuba-cientifico-/22440.html
3 octubre de 2022