“El orgullo de quienes no pueden edificar es destruir”
Alexandre Dumas
Ricardo Labrada
Las famosas siete maravillas del mundo son la pirámide de Giza, los jardines colgantes de Babilonia, el templo de Artemisa, la estatua de Zeus en Olimpia, el faro de Alejandría, el Mausoleo de Halicarnaso y el coloso de Rodas. Hasta hoy día solo existe la primera mencionada, la Gran Pirámide de Giza, a la cual me referiré en otro artículo.
En el 2011 se hizo una encuesta de antigüedades con el objetivo de elegir las siete maravillas del mundo moderno, entre las escogidas están: Chichen Itzá en Yucatán, El Coliseo en Roma, la estatua Cristo Redentor, en Río de Janeiro (Brasil), la Gran Muralla China, el Macchu Pichu en Cuzco, Perú, Petra en Jordania y el Taj Mahal en la India.
Se consideró que la Gran Pirámide de Giza (Egipto) es la octava maravilla honorífica, excluida de la votación, por ser la más antigua y la única que aún perdura de las siete maravillas del mundo antiguo. No obstante, las autoridades de Egipto se opusieron a este resultado y calificaron a este concurso de pura publicidad.
El que suscribe ha tenido la posibilidad de visitar la mayoría de los lugares mencionados, excepto el Cristo Redentor de Río, y quiero comenzar a escribir sobre estos lugares partiendo con la Gran Muralla China, antigua fortificación de la dinastía de los Ming, construida para evitar los ataques de los nómadas desde Mongolia y Manchuria.
La Gran Muralla China o Changchéng, que significa Larga Fortaleza, se calcula que tuvo 21 196 km de largo, que iban desde la frontera actual con Corea del Norte hasta el borde del río Yalu pasando por el desierto de Gobi y delineando el borde sur de la Mongolia Interior (Inner Mongolia) que es parte integral del territorio chino en el presente.

Vista de la Muralla China
Para la descripción de un poco de historia de la construcción de la Muralla, el que suscribe se ha basado mayormente en la información brindada por la historiadora Borja Pelejero.
Desde el siglo IV a.C., las estepas al norte de China fueron ocupadas por pastores nómadas. Éstos dependían de sus vecinos sedentarios del sur para obtener todo lo que no les proporcionaba la estepa, sobre todo productos agrícolas con los que completar una alimentación basada en la carne y los lácteos. Su población era muy inferior a la de China, pero constituían una grave amenaza. Armados con potentes arcos compuestos y a lomos de sus pequeños ponis esteparios, rápidos y muy resistentes, los guerreros nómadas se apresuraron a lanzar ataques sobre los Estados del norte de China.

Otra vista de la Muralla
Los emperadores ensayaron diferentes estrategias para defenderse de la amenaza de estos nómadas, entre ellas no solo la militar, sino también los sobornos y subsidios, que los nómadas lograban aumentar mediante su presión constante.
El primer emperador, Qin Shihuang di (221-210 a.C.), construyó una línea de fortificaciones que unía las levantadas por Estados anteriores y abarcaba toda la frontera. Durante los siguientes mil años se mantuvo un cierto equilibrio entre chinos y bárbaros, hasta que a principios del siglo XIII un jefe mongol llamado Temujin, famoso por el nombre de Gengis Khan, consiguió unificar la estepa y reanudó el ciclo de ataques al norte de China para obligar a los chinos a enviar subsidios y a comerciar. Gengis Kan se lanzó a la conquista de China, empresa que luego completaría su nieto Kublai Khan, entonces khan de los mongoles y fundador de la nueva dinastía de los Yuan.

Diariamente la Muralla es visitada por cientos de turistas
En el siglo XIV la dinastía fue destronada y los Ming se hicieron del poder, los que igualmente desataron una guerra sin piedad contra cualquier paso de nómadas a las estepas. Fueron los Ming quienes se dieron cuenta que la actividad militar era insuficiente, la derrota en la batalla de Tumu los hizo recapacitar, por lo que nuevamente se vieron obligados a caer en el jueguito de los sobornos, algo sumamente perjudicial para la economía china. Los mongoles no producían nada y lo necesitaban todo, ropas, calzado y comida. El ministro Wang Chung Ku logró convencer al emperador Longqing de cambiar de política. Se enviaron subsidios a la aristocracia mongola y se establecieron mercados en la frontera, que finalmente redujo el número de ataques mongoles y el gasto del dispositivo militar chino en la frontera. Así mismo, los Ming construyeron una nueva Gran Muralla de características más avanzadas que las anteriores. En vez de usar tierra como materia prima, en esta ocasión se usó una combinación de zócalo de piedra y alzado en ladrillo, sistema más caro, pero que resistía mucho mejor las inclemencias del tiempo.
No bastaba con hacer una fortificación sólida, había que mantener soldados todo el año allí, a veces en condiciones adversas de temperatura y de alimentos. Como las autoridades chinas no los abastecían debidamente, los militares chinos comerciaban con los nómadas y se hacían hasta amigos en esos trueques. Muchas veces los chinos veían el movimiento del otro lado de la frontera y fingían no haber visto nada.

Con mi esposa Miriam en la Muralla, junio 2012
La dinastía Ming finalmente se debilitó como consecuencia de dos siglos de enfrentamiento con los nómadas y con los mongoles, pero no previeron el peligro que se cernía sobre la nación de parte de los manchúes, los que al final desataron una rebelión interna. Los manchúes aprovecharon este error para atravesar la la Gran Muralla, y así derrocaron a los Ming en 1644.
Con el tiempo, la Gran Muralla perdió su función de defensa y se convirtió en el símbolo más importante de las obras que China logró hacer en el pasado. Visitar China y no darse una vuelta por la Gran Muralla es un verdadero pecado. Claro con el tiempo ha habido deterioro de esta gran obra y por ahora solo hay accesible unos 4.000 km de muralla. Se han hecho reparaciones y renovaciones, lo que ayuda a mantener buena parte de ese territorio de la Gran Muralla en buen estado. A veces el viento molesta y hasta causa frialdad, por lo que su visita es mejor en épocas cálidas en China. Uno debe estar en forma para poder caminar por la muralla, ya que hay pendientes elevadas en algunos tramos de la misma.
En algo más de una hora uno llega primero al templo de la dinastía Ming y unos 45 minutos después puede ya estar visitando la Gran Muralla.
La muralla fue designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 y esta fortificación es considerada como el mayor cementerio del mundo, donde cerca de . 10 millones de trabajadores murieron durante su construcción. Se les enterró en las inmediaciones de la Muralla.
Bibliografía
– Anon. Historia de la Muralla China. http://www.21wonders.es/historia/historia-muralla-china
– Pelejero Borja. La Gran Muralla china. Historia NG nº 126. http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/9272/gran_muralla_china.html