“Y por encima de todo esto, revestíos del
amor, que es el vínculo de la perfección.”
San Pablo
A este autor le tocó vivir a apenas dos cuadras de la basílica de referencia durante cinco años, y como la tenía a la mano, no le prestaba mucha atención a su historia. Muchos sábados o domingos por allí pasaba en familia. Cuando aquello la basílica no tenía la entrada principal majestuosa como se presenta hoy.

Estatua de San Pablo. Foto del autor
La basílica se halla fuera de las murallas de Roma y muy cerca de un lugar conocido como “Le Tre Fontane” (las tres fuentes), donde se dice que Saulo de Tarso, más conocido como San Pablo de Tarso, ferviente apóstol del cristianismo y divulgador por excelencia de esta doctrina, fuera torturado y decapitado allá por los años 65 y 67. Más de la mitad de los textos del Nuevo Testamento de la Biblia se le atribuyen a este apóstol.
La edificación del templo comenzó en el siglo IV bajo el reino del emperador Constantino y su consagración llegó en el 324 cuando el Papa de la iglesia era Silvestre I. La basílica tiene una capilla funeraria indicativa de la tumba de Saulo de Tarso o San Pablo. Con el tiempo la presencia interna de esta edificación se fue enriqueciendo.
Hoy día San Pablo es una de las cuatro basílicas mayores de la iglesia católica en Roma. Las otras son la famosa San Pietro o San Pedro, San Giovanni in Laterano o San Juan de Letrán, y Santa Maria Maggiore o Santa María la Mayor. Miles de peregrinos visitan la Basílica de San Pablo anualmente.
La Basílica cuenta con preciosas puertas bizantinas (realizadas en Constantinopla) en su entrada, un arco triunfal y el ábside o lado posterior del altar mayor, que son las partes más antiguas de este templo. El interior de la Basílica se divide en cinco largas naves separadas por filas de columnas. En la nave central, laterales y crucero se encuentran los retratos en mosaico de los papas, los que aparecen en orden cronológico a partir del primer Papa o sea San Pedro. Una de las partes que se construyó mucho después de su edificación fue su campanario.
El 15 o 16 de julio de 1823 ocurrió un gran incendio en la Basílica, el cual fue provocado por negligencia de un trabajador que reparaba plomo en el tejado de la edificación. El templo quedó hecho cenizas y con esto se perdía el carácter inicial que siempre mantuvo desde su consagración. La reconstrucción llevó tiempo y siempre tratando de recuperar la vista que ofrecía desde sus inicios. Le tocó al Papa León XII la tarea de esta reconstrucción.

El autor en la parte lateral de la Basílica y el Campanario. Foto del autor
De la Basílica que visité por primera vez en 1990 a la actual, va un enorme trecho. Por lo que si Ud. viaja a Roma, no debe dejar de visitar esta edificación, uno de los grandes tesoros de la ciudad eterna.
Escrito por Ricardo Labrada, 10 enero de 2017