El gran naturalista cubano Felipe Poey Aloy

Para el investigador no existe alegría comparable a la
de un descubrimiento, por pequeño que sea
.”
Alexander Fleming (científico británico, 1881-1955)

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Cuba tiene en la figura del Profesor Felipe Poey Aloy a un naturalista de alto prestigio internacional. Este gran exponente de la ciencia nació el 26 de mayo de 1799, en la Habana, en el seno de una familia de padres franceses. A los 3 años de nacido, su familia se trasladó a Francia, por lo que el niño Felipe pasó una parte de su infancia en Pau. Su regreso a su tierra natal tuvo lugar en 1812.

Poco después de su llegada a Cuba, su padre moría. Ya en ese entonces Poey cursaba estudios en el Seminario de San Carlos, donde uno de sus maestros era el ilustre Félix Varela. En dicho centro de estudio se graduó de bachiller en derecho en 1820. Casi de inmediato se marchó a Madrid, donde fue investido como abogado, a la vez que trabajaba como profesor en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

No obstante, su vocación no eran las leyes sino la naturaleza. Es por esa razón que se trasladó a París, Francia, donde presentó sus numerosas observaciones sobre la flora y la fauna cubana. Allí comenzó a trabajar bajo la guía de Jorge Leopoldo Cuvier, considerado padre de la paleontología. Las investigaciones de Poey allí giraron alrededor del mundo de los insectos. Su fecunda labor en entomología le dio el derecho a ser uno de los fundadores de la Sociedad de esta especialidad en Francia, en 1832. Al mismo tiempo se hizo miembro de la Real Sociedad Científica de Londres, Inglaterra, y de la Sociedad de Amigos de la Historia Natural de Berlín, Alemania. Su prestigio es tal que fue recibido como Socio de Honor de la Real Academia de Ciencia, del Museo y de la Sociedad de Historia Natural de Madrid.

Su regreso a Cuba ocurrió en 1833. Inicialmente se dedicó a la docencia de varias asignaturas, entre ellas Geografía de Cuba y Geografía Moderna, lengua francesa y latina en el Colegio de San Cristóbal de Carraguao. Posteriormente, en 1837, la Sociedad Económica de Amigos del País solicitó los servicios de Poey a fin de realizar un reconocimiento geológico de la isla.

En 1839, Poey inauguró su propio gabinete de historia natural en su residencia, el cual en 1842 se convirtió en Museo de la Universidad de la Habana. Lideró entonces la catedra de Zoología y Anatomía Comparada en la Universidad, llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias y fundó una biblioteca de Ictiología y Ciencias naturales. Luego fue designado vice-rector de la Universidad.

Entre sus obras documentadas aparecen:

  • Compendio de geografía de la Isla de Cuba (1836)
  • Curso de zoología (1843)
  • Memorias sobre la Historia Natural de la Isla de Cuba (1851 y 1856-1858), obra que consta de resúmenes en latín y en francés,
  • Curso elemental de Mineralogía (1872)
  • Poissons de l´Ile de Cuba (Peces de la Isla de Cuba, 1874),
  • Tratado Ictiología cubana (1875.1876), -en el que trabajó durante más de cincuenta años-, entre otros.
  • Aportes importantes a la obra “Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba (1876)”, escrita por el humanista español Miguel Rodríguez Ferrer. Poey aportó enormes conocimientos en el tomo dedicado a la Naturaleza.

Igualmente tradujo la obra Historia de los Imperios de Asiria, publicada en La Habana en 1847, y conjuntamente con Rafael Navarro, Las Nociones elementales de Historia Natura (1844 y 1862), de Gregory Delafosse.

El Prof. Poey tuvo una activa participación en la fundación de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, y fue presidente de la Sociedad Antropológica de Cuba. En 1851, recibió reconocimiento del Liceo de Historia Natural de Nueva York al nombrarle como corresponsal, y en 1863 fue nombrado miembro de honor de la Sociedad de Ciencias de Buffalo. Un año más tarde, fue igualmente nombrado miembro de la  Sociedad Entomológica de Filadelfia, y corresponsal de la Sociedad de Historia Natural de Boston y de la Sociedad de Historia Natural y Horticultura de Massachusetts.

El reconocimiento a la obra de Poey es evidente cuando se ve que algunas especies, identificadas en el pasado reciente, reciben su nombre. Son los casos del murciélago cubano Phyllonycteris poeyi, del pez del Atlántico tropical Halichoeres poeyi, y del camarón Micratya poeyi.

El gran sabio murió el 28 de enero de 1891 en la Habana. El Museo de Historia Natural de la Universidad de la Habana lleva con orgullo el nombre de este ilustre científico, cuyos aportes fueron innumerables en la investigación y la docencia.

Fuentes

Brownell Lindsay. 2014. Felipe Poey, Brief life of Cuba’s greatest naturalist: 1799-1891. Harvard Magazine, Jul-Aug. https://harvardmagazine.com/2014/07/vita-felipe-poey.

De la Nuez Daril. Grandes científicos: Felipe Poey Aloy. VIX. https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/5228/grandes-cientificos-felipe-poey-aloy

Iglesias Regueyra Alina. 2015. Felipe Poey Aloy, una vida dedicada a la ciencia cubana. Radio Enciclopedia. http://www.radioenciclopedia.cu/noticias/felipe-poey-aloy-una-vida-dedicada-ciencia-cubana-20150127/

Quiñones Roberto Jesús. 2016. El desconocido Felipe Poey. Cubanet., 28. https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/el-desconocido-felipe-poey/

 

Escrito por Ricardo Labrada, 6 junio de 2018

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