“¡Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad!”
José Antonio Echeverría
A continuación se dará una descripción de los hechos, siempre basados en la información brindada por la prensa nacional de aquel entonces, dos días después del asalto en cuestión y del ataque al Palacio Presidencial.
En aquel 13 de marzo de 1957, por los alrededores de Radiocentro se movían jóvenes, casi todos tratando de parecerse a los roqueros del momento, liderados por la imagen de Elvis Presley. Así que no faltaban muchos con largas patillas y motas copiosas. El ambiente era relajado, nadie se imaginaba lo que ocurriría. A las 3:17 minutos de la tarde se detuvieron dos automóviles frente a la entrada de CMQ, en cuyo interior viajaban una docena de jóvenes, uno de ellos descendió y se situó en la acera, siempre mirando todo a su alrededor. El miedo se apoderó de aquellos que presenciaron la llegada de los dos autos, ya que el mozo en la acera portaba arma A su lado apareció una figura que ya era conocida en la Habana y en Cuba, hombre de copiosa mota. Todos comentaron, es Echeverría.
Uno de los autos quedó atravesado en mitad de la calle, obstruyendo el tráfico por ambas vías. En cuanto se asomaron algunas pistolas más, los curiosos comenzaron a alejarse del lugar. Echeverría desde allí ordenó: “¡Que nadie se mueva de sus puestos! ¡Aquel grupo, de espaldas a la pared, con las manos en alto!”. Acto seguido se dirigió a sus acompañantes: “¡Uds. quédense aquí vigilando en contacto con las máquinas. Uds. suban conmigo….!
El portero del lugar, Maximiliano Estévez, no ofreció resistencia y les dejó entrar, pero apenas desapareció el pequeño grupo insurgente, este llamó telefónicamente para dar la alarma. Ya el grupo se movía en dirección al ascensor del lugar, cuando se tropezó con el actor Ernesto de Gali, al que le ordenaron: “¡Ud., mano a la cabeza, y de cara a la pared en aquel grupo! ¡Pronto!”.
Los radios de los autos se mantenían a todo volumen para oír las últimas noticias, uno de los atacantes se desesperó: “¿Qué pasa? Todavía no han empezado a hablar”. Uno de sus compañeros le pidió calma, ya que aún estaban subiendo. Finalmente llegó el ascensor a la planta baja, donde José Antonio y sus compañeros ocuparon de inmediato, y no pararon hasta llegar al cuarto piso de la instalación. La secretaria de turno se asustó al ver al grupo armado: “No se asuste, señora, somos revolucionarios”, fue la respuesta inmediata de José Antonio.
En el vestíbulo de ese cuarto piso, había quedado uno de los rebeldes, que mantenía encañonado al encargado del control principal, el resto se encaminó por el pasillo de 15 metros de largo y uno de ancho hasta entrar en la redacción del noticiero.
– No se mueva nadie. Nada les va a pasar. Somos amigos- fue la advertencia de José Antonio.
Tres de los rebeldes ocuparon posiciones estratégicas en la redacción de CMQ. Otro se posesionó de la de Radio Reloj. Un quinto fue hasta la oficina de Jorge C. Bourbakis, mientras que José Antonio entró en la cabina de los locutores, eran las 3:25 de la tarde. A dos kilómetros del lugar, un camión rojo se había detenido en la calle Colón, frente a la mansión ejecutiva.

Camión utilizado el 13 de marzo
José Antonio sin hablar encañonó a los locutores Héctor de Soto y Floreal Chaumont (no deben confundirlo con el atacante Faure Chomón). José Antonio llevaba una parabellum en mano, la que permanecía dirigida a la cabeza de Héctor de Soto, con la otra mano extrajo una carpeta de cartón y ordenó que los locutores la leyeran, de Soto reaccionó y anunció: “Radio Reloj reportando, atacado el Palacio Presidencial. Un grupo de civiles no identificados ha asaltado, hace breves momentos, el Palacio Presidencial usando rifles y ametralladoras. Los atacantes, aprovechando la sorpresa causada, han logrado irrumpir en el interior del Palacio Presidencial, donde el presidente Batista se encontraba despachando.”
Acto seguido, José Antonio le ordenó a Chaumont intercalar una publicidad, nuevamente la señal telegráfica característica de Radio Reloj.
– Radio Reloj reportando…. Muerto el presidente Batista. Un grupo de asaltantes ha logrado alcanzar el tercer piso Palacio Presidencial, donde se encontraba despachando Batista. Seguidamente se oyó un nutrido tiroteo en dicha planta, y tres atacantes se asomaron al balcón del despacho, gritando: Hemos matado a Batista.
Ya eran las 3:28, de nuevo Héctor de Soto: para informar de la destitución del jefe del Ejército, General Tabernilla, según información proporcionada por el enviado de la radioemisora, Luis Felipe Bryon desde el Campamento de Columbia. Ya para ese momento eran las 3:30 de la tarde, se habían sentido ya los primeros balazos de la acción emprendida por el grupo de revolucionarios en el Palacio Presidencial.
De Soto prosiguió: “atendiendo a la gravedad de los hechos registrados va a dirigirse al pueblo de Cuba el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, José Antonio Echeverría.” El líder alzó la voz más de lo debido en su alocución, por lo que los compresores del audio instalado en la cabina de control, se desconectaron, y solo se le escuchó el primer párrafo pronunciado:
“Pueblo de Cuba, ya el dictador Fulgencio Batista ha recibido su merecido. En su propia madriguera cientos de cubanos honrados y valientes. Ahora, te toca participar a ti, pueblo! Lánzate a la calle para respaldar con tu presencia el triunfo de la revolución. Obrero, abandona inmediatamente tu trabajo y secunda la huelga revolucionaria! Soldado, marino y policía, únete a la lucha junto a tus hermanos, que ya el enemigo común ha sido liquidado! ¡Pueblo, ayuda a la junta revolucionaria civil militar!”
El compañero que se encontraba en el despacho de Bourbakis, escuchaba todo lo que decía José Antonio y al darse cuenta que ya no estaba en el aire, se lo notificó a su líder: “Estás fuera del aire, creo que debemos marcharnos”. José Antonio no lo pensó dos veces y obligó a los locutores a que le siguieran: “Uds. vienen con nosotros.” Y al personal de redacción: “Que no se mueva nadie.”
Echeverría salió al pasillo con los dos locutores delante y con las manos en alto. Cuando se aproximaron al ascensor, una persona, muy indiferente de las armas que portaban, le preguntó al mismo Echeverría:
– Dígame joven, ¿es cierto eso que está dando Radio Reloj?
– Es verdad- le contestó lacónicamente Echeverría.
La orden de Echeverría a la salida fue de destruir el trasmisor de CMQ, por lo que las ametralladoras no cesaron de disparar, para primero destruir los cristales que lo protegían y luego dañar los trasmisores. El encargado del cuidado de estos equipos, Manuel Fernández Morales, alias “Bicicleta”, luego decía que era la cuarta vez que le sucedía algo similar en la CMQ. No obstante, los atacantes no pudieron lograr su objetivo en este caso, ya que el mismo encargado aclaró que para eso era necesario una bomba de alta potencia. En realidad solo hubo rasguños de pintura en esos equipos.
En toda esa balacera, el locutor De Soto logró escapar, no sin chocar en las escaleras con la actriz Violeta Jiménez que iba subiendo. A las 3:42, ya Echeverría y su grupo lograban salir fuera de CMQ-Radio Reloj, los autos estaban arrancados y esperando por ellos. Hubo unos disparos y un cabo de la policía resultó herido. El primer auto en partir fue en el que iba Echeverría, vehículo que bajó por la calle M hasta Jovellar, giró a la derecha rumbo a la Universidad. En esta esquina y L tuvo un enfrentamiento con un auto perseguidora de la policía, que venía en dirección contraria. El chofer del auto de los estudiantes paró, se bajó y soltó una ráfaga sobre el parabrisa de la perseguidora, Echeverría se echó al suelo a la vez que disparaba sobre el mismo objetivo, la policía ripostaba y Echeverría avanzaba en dirección a la perseguidora, y fue alcanzado por un disparo, cayó a unos dos metros del auto pero se levantó de nuevo, soltó la pistola y extrajo otro revolver que llevaba consigo, pero una ráfaga de ametralladora le alcanzó el rostro y el tórax, había caído valientemente el gran líder y estudiante de arquitectura. La perseguidora retrocedió y se marchó por la calle L.
Interesante que la policía no llegó de inmediato a la CMQ, demos la justificación al hecho del fuerte jaque recibido por parte de los atacantes en el Palacio Presidencial. Diez minutos después fue que se restablecieron las trasmisiones radiales. Goar Mestre, dueño de las emisoras, se apareció en el lugar y preguntó si había habido herido, ninguno, “menos mal”, y por regla, preguntó por los daños materiales. Bourbakis se encargó de redactar las primeras notas sobre la toma de Radiocentro y Radio Reloj, y posteriormente informaba sobre la muerte de José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y secretario general del Directorio Revolucionario (DR).

José Antonio Echavarria yace muerto
En una parte previa a la descripción del asalto a Radio Reloj, Bohemia de marzo de 1957, en su sección En Cuba, escribió sobre José Antonio Echeverría lo siguiente: “JAE se había ganado el respeto de la opinión pública por su coraje. Jamás hurtó el cuerpo al peligro y en cada acto estudiantil, bajo los palos y entre las balas, marchó el primero. En más de una oportunidad le recogieron herido en la zona polémica de Infanta y San Lázaro. A veces, las acusaciones policiales le forzaron a sumergirse en la clandestinidad. Pero siempre, en la tribuna, con la palabra, y en la calle, con el ejemplo, mantuvo su posición de vertical oposición al régimen. Bajo su liderazgo, la causa del estudiantado cubano trasvasó las fronteras nacionales, arrancando acuerdos solidarios en los congresos de Santiago de Chile y Ceylán, en los que participó Echeverría. En el camino de regreso a Cuba, el timonel de la FEU hizo escala en Ciudad México, donde suscribió el famoso pacto insurreccional con el Movimiento 26 de julio, que lidera Fidel Castro. Al decir de sus compañeros de lucha, JAE parecía actuar bajo la convicción fatalista de que su destino no podía ser otro que la muerte a breve plazo. Se recordaba que en ocasión del sepelio de su hermano, Alfredo, víctima de un accidente, se abrazó al féretro.” Era indudable que José Antonio Echeverría era el exponente más vigoroso que hubiera surgido de las aulas universitarias a partir de 1930.
Bohemia también publicó un editorial titulado “¡No más sangre, cubanos!”, donde catalogaba al asalto al palacio presidencial como una acción suicida, loaba la actividad del Dr Pelayo Cuervo a la vez que lamentaba su asesinato, de ahí no pasó.
Esto fue lo que informó Bohemia en su edición semanal del viernes 15 de marzo de 1957 respecto al asalto a Radio Reloj, luego he buscado y leído que, según relato de Otto Hernández Fernández, uno de los asaltantes que lograron sobrevivir aquella gesta, en el primer auto iban José Antonio Echeverría, Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, el mismo Otto, y Carlos Figueredo como chofer, mientras que los tres que subieron a Radio Reloj eran José Antonio, Fructuoso y Westbrook. En el momento de la refriega en Jovellar y L, una vez Echeverría cayó finalmente, el resto de los estudiantes logró esconderse en la Universidad.
En la noche del 13 de marzo era asesinado el entonces presidente del partido ortodoxo, Pelayo Cuervo, con cinco balazos en el abdomen, en el Laguito, en los alrededores del Country Club de la Habana. Se sabe que este dirigente nada tuvo que ver con el ataque al palacio presidencial, muestra clara de la furia de las fuerzas represivas de Batista, que ya no distinguían entre atacantes y opositores.
Al siguiente día de los hechos del 13 de marzo de 1957, aparecía el Ministro de Gobernación, Santiago Rey, hablando que era hora que los cubanos buscaran vías pacíficas de diálogo con el gobierno y no formas violentas de lucha. Interesantes razonamientos que el 10 de marzo de 1952 no se tuvieron en cuenta, cuando su pariente, Fulgencio Batista, diera su golpe de estado al gobierno del presidente Carlos Prío Socarrás, constitucionalmente electo por el pueblo. La burla fue que Rey lamentaba el asesinato de Pelayo Cuervo y prometía una investigación exhaustiva de los hechos, cuyos resultados jamás se supieron. Aquellas declaraciones de Rey fueron menos dirigidas a los atacantes de Palacio y muy críticas con el periodista norteamericano Herbert Mathews por la entrevista que él realizara a Fidel Castro en la Sierra Maestra.
El que suscribe, después de adentrado en todos estos hechos, leídos y releídos en distintas fuentes, desea recalcar que el coraje de estos jóvenes fue algo increíble, no hubo temor alguno a las armas del ejército y policía del dictador, todo el tiempo marcharon en la búsqueda del combate con el enemigo. José Antonio Echeverría mostró un arrojo y valentía muy propio de sus convicciones patrióticas, muy lamentable su pérdida para la Cuba posterior.
Fuentes
Bohemia, 15 de marzo de 1957.
García Pedro Antonio. 2007. 13 de marzo de 1957: asalto a la madriguera. El blog del compañero. http://politicacubana.blogspot.com/2007/10/el-directorio-revolucionario.html
Sifonte Díaz Y.J. Cuba. 2018. 13 de marzo: La historia del último sobreviviente del automóvil de José Antonio Echeverría. Resumen latinoamericano. http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/03/13/cuba-13-de-marzo-la-historia-del-ultimo-sobreviviente-del-automovil-de-jose-antonio-echeverria/
Escrito por Ricardo Labrada, 13 febrero de 2019