“Supongo que lo que realmente digo es
aquello que escribo para sorprender.”
Ian McEwan, guionista del filme
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El director Richard Eyre nos lleva a situaciones inéditas en el cine, muchas veces evitadas por la mayoría de los cineastas, pero muy reales en la vida.
Tres temas se entrelazan en este filme, por un lado, la posición de una secta religiosa contraria a la transfusión de sangre a aquellos que la necesitan. Por otro, la vida conyugal formal, y en tercer lugar, la vida de personas mayores que tratan de evitar aquello que la sociedad no admite o penaliza, a pesar de ser lo que en realidad desean.
La vida de un hombre, sea quien sea, es algo que se debe preservar a través de prácticas sanas. No obstante, sucede que el genoma humano puede tener sus anormalidades en cada individuo, algo incontrolable, a lo cual la medicina obra de acuerdo a los conocimientos y recursos disponibles. Si arriba de las dificultades materiales y cognoscitivas existentes se unen tabúes sin sentido, entonces no se irá muy lejos a la hora de salvar esa vida.
Uno debe respetar las creencias religiosas ajenas, lo cual no quiere decir que tenga que aceptarlas, como tampoco ninguna religión o creencia se puede ir por encima de la ley vigente en el país, lo cual queda plenamente mostrado en esta película.
El problema de mujer y marido viviendo como buenos hermanos es algo muy normal en las llamadas sociedades desarrolladas. Tú por un lado y yo por el otro, de sexo nada. Se ven en la noche, una se vira para un lado y el otro para el otro. En la sociedad aparecen como mujer y marido, y no cruces las líneas rojas establecidas.
Es por eso que surgen deseos, que se deben reprimir. Una mujer o un hombre pueden en un momento dado desear estar con alguna persona, que no está acorde en cuanto a edad. No se habla de niños, ya que eso es inadmisible y hasta criminal, pero sí de jóvenes que sienten atracción por personas mayores y que éstas últimas caen igualmente en ese sentimiento sin proponérselos. Es algo que sucede y que los directores de cine no gustan abordar. Richard Eyre, por el contrario, lo logra sin dar ninguna solución, pues la misma realmente no existe, a no ser que se crucen las líneas rojas.
El valor de la peli está en la rara trama de entrelazar los tres problemas, cuyo guion fue aportado por el escritor Ian McEwan. La actriz londinense Emma Thompson magistralmente interpreta el papel de jueza y esposa. Stanley Tucci nos ha deleitado con sus actuaciones en comedias, pero no deja de ser un actor convincente en filmes de otros géneros, como es el caso de “El veredicto (La ley del menor) (2017)”.
Escrito por Esteban Hernández, 2 marzo de 2020